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  • Dios nos ayuda a prepararnos para su gran día
    Vivamos muy pendientes del día de Jehová
    • Ilustración de la página 4

      SECCIÓN 1

      Dios nos ayuda a prepararnos para su gran día

      “El gran día de Jehová está cerca”, dijo un profeta de Dios (Sofonías 1:14). Dado que ese día se aproxima con rapidez, nuestro modo de vida debe reflejar que lo tenemos muy presente. ¿Sabía usted que los llamados “profetas menores” nos dejaron un mensaje muy importante sobre ese gran día? En los capítulos 1 a 3 de este libro conoceremos mejor a estos doce profetas y los temas de sus respectivos libros. Así aprenderemos lecciones muy provechosas para todos nosotros.

  • Conozcamos a Jehová y sirvámosle
    Vivamos muy pendientes del día de Jehová
    • Ilustración de la página 42

      SECCIÓN 2

      Conozcamos a Jehová y sirvámosle

      ¿Qué enseñanzas de los doce profetas nos impulsan a conocer mejor a Jehová? ¿Por qué resultan tan útiles para nuestros tiempos los mensajes divinos que ellos proclamaron? Al examinar los capítulos 4 a 7 de este libro, encontraremos indicaciones sobre cómo adorar a Dios y cumplir con sus normas. Por ejemplo, ¿de qué maneras espera él que demostremos justicia en nuestras relaciones con el prójimo? En efecto, veremos que estos doce libros proféticos pueden mejorar nuestra vida.

  • Agrademos a Dios con nuestra conducta
    Vivamos muy pendientes del día de Jehová
    • Ilustración de la página 96

      SECCIÓN 3

      Agrademos a Dios con nuestra conducta

      “¿Y qué es lo que Jehová está pidiendo de vuelta de ti [...]?” (Miqueas 6:8.) Si nos hicieran esta pregunta, ¿qué contestaríamos? Pues bien, los doce profetas nos ayudan a responderla. Como veremos en los capítulos 8 a 10 de este libro, sus escritos nos iluminan en diversos campos. Por ejemplo, nos enseñan a decir siempre la verdad y a evitar la violencia. Y también nos brindan consejos para la vida de familia que seguramente encontraremos muy prácticos.

  • Esperemos con gozo el día de Jehová
    Vivamos muy pendientes del día de Jehová
    • Ilustración de la página 139

      SECCIÓN 4

      Esperemos con gozo el día de Jehová

      Por medio de sus profetas, Jehová anunció que derramaría su cólera. Sin embargo, no es un Dios colérico. Más bien, está “gozoso [...] con gritos felices” a causa de su pueblo. Mientras aguardamos con ansias su gran día, cada uno de nosotros tiene sobradas razones para obedecer esta exhortación: “Regocíjate y alborózate con todo el corazón” (Sofonías 3:14, 17). ¿Cómo reflejamos esa dicha en nuestra conducta y actitud? ¿Qué motivos hay para agradecer las lecciones que hallamos en los doce libros proféticos?

  • Los mensajes de Jehová: ayer y hoy
    Vivamos muy pendientes del día de Jehová
    • CAPÍTULO UNO

      Los mensajes de Jehová: ayer y hoy

      1, 2. ¿Qué tesoros ha buscado la gente, y qué nos ayudará a vivir más satisfechos?

      A LO largo de los siglos, mucha gente ha soñado con descubrir tesoros ocultos, como lo muestran numerosas historias de exploradores, arqueólogos y otros personajes. Ahora bien, aunque usted, lector, no ande a la caza de un tesoro, imagínese por un momento que lo encuentra. Sería extraordinario, sobre todo si le permitiera disfrutar de una vida más plena y feliz.

      2 Es cierto que la mayoría de las personas no salen a realizar excavaciones para encontrar fortunas enterradas. Pero buscando la felicidad tratan de hallar otro tipo de tesoros, como la estabilidad económica, la buena salud y el éxito en el matrimonio. Claro, estos tesoros no aparecen indicados en ningún mapa y son difíciles de conseguir. Por esta razón, somos muchos los que agradecemos recibir consejos que nos ayuden a alcanzar nuestras metas y vivir más satisfechos.

      3, 4. ¿Dónde encontramos consejos prácticos para vivir mejor?

      3 Tenemos a nuestra disposición recomendaciones que ya han demostrado claramente su eficacia, pues han hecho muy feliz a la gente. Son insuperables, como han comprobado muchas personas, y se encuentran en las Santas Escrituras. Con referencia a la Biblia, cabe destacar lo que dijo el famoso escritor inglés Charles Dickens: “Es el libro más extraordinario que ha visto y verá el mundo, pues enseña las mejores lecciones que puede aprovechar el ser humano”.

      4 Este comentario no nos sorprende a quienes creemos que Dios ha inspirado la Biblia. Seguramente, usted acepta la siguiente afirmación de 2 Timoteo 3:16: “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia”. Dicho de otro modo, la Biblia contiene información muy útil que nos enseña a afrontar los problemas del mundo actual. De hecho, los que se guían por ella consiguen llevar una vida más plena y feliz.

      Ilustración de la página 12

      5-7. ¿En qué libros de la Biblia podemos encontrar consejos útiles?

      5 Ahora bien, ¿en qué parte de la Biblia buscaría usted tales consejos? Algunos acudirían al Sermón del Monte, donde Jesús dio sabias recomendaciones sobre varios aspectos del diario vivir. Otros recurrirían a las cartas del apóstol Pablo. Y siempre encontraríamos buenas pautas en Salmos y Proverbios, que tanta sabiduría reflejan. Dependiendo de nuestras circunstancias y problemas, nos resultarían más útiles unos libros que otros. Pero todos ellos son prácticos, hasta los de carácter más histórico, como los que van de Josué a Ester, cuyos relatos contienen importantes lecciones para ser felices sirviendo a Dios (1 Corintios 10:11). Así es, todos los libros bíblicos pueden orientar nuestros pasos para que nos vaya bien en la vida. Recordemos esta verdad: “Todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción, para que mediante nuestro aguante y mediante el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza” (Romanos 15:4; Josué 1:8; 1 Crónicas 28:8, 9).

      6 No obstante, hay una sección de la Biblia que para muchos es casi un territorio virgen lleno de tesoros por descubrir. Se trata del grupo de doce libros conocidos generalmente como los “profetas menores”. En la mayoría de las traducciones aparecen después de Ezequiel y Daniel —que son más extensos— y antes del Evangelio de Mateo, y también suelen ir en este orden: Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías. Como ya hemos visto, la Biblia está inspirada por Dios y es muy provechosa, pues nos enseña el mejor modo de vivir. Pero ¿de verdad es así en el caso de estos libros?

      7 ¡Claro que sí! De hecho, los “profetas menores” contienen tesoros muy útiles, tesoros que nos enseñan a vivir sabiamente en estos tiempos. Para entender mejor por qué algunas personas subestiman estos libros, fijémonos nuevamente en el nombre que reciben en muchos idiomas: “profetas menores”. ¿Pudiera influir esta manera de llamarlos en lo que opina la gente acerca de ellos? Aunque sea solo un poco, ¿habrá influido también en la opinión que tiene usted?

      ¿SON DE MENOR IMPORTANCIA LOS “PROFETAS MENORES”?

      8. a) ¿Qué importantes instrumentos ha usado Dios para guiarnos? b) ¿Qué nombre suelen recibir los doce libros en cuestión, y qué indica esa expresión?

      8 El apóstol Pablo inició así su carta a los Hebreos: “Dios, que hace mucho habló en muchas ocasiones y de muchas maneras a nuestros antepasados por medio de los profetas, al fin de estos días nos ha hablado por medio de un Hijo” (Hebreos 1:1, 2). Dado que estos profetas humanos fueron instrumentos que Dios usó para transmitir Sus mensajes, no podemos considerar de “menor” importancia a ninguno de ellos ni a sus libros. Sin embargo, dejándose llevar por el nombre “profetas menores”, hay quienes subestiman sus escritos o les conceden menor autoridad que a otros libros bíblicos. Pero lo cierto es que la expresión “profetas menores” —empleada en numerosos idiomas para esos doce libros— solo indica que, en comparación con otros escritos, son más breves.a

      9. ¿Qué ejemplos muestran que el valor de un libro bíblico no depende de su tamaño?

      9 Un libro bíblico no va a tener menor importancia o valor para el lector por el hecho de ser breve. Así, aunque la narración de Rut ocupa muchas menos páginas que los escritos precedentes y los posteriores, ¿verdad que es conmovedora? Este corto relato destaca cuánto debemos amar la adoración verdadera, subraya el gran valor que Dios concede a las mujeres y aporta detalles fundamentales sobre los antepasados de Jesús (Rut 4:17-22). Veamos otro caso. La carta de Judas, que está hacia el final de la Biblia, es tan corta que en algunas versiones ocupa menos de una página. Aun así, ofrece información y consejos valiosísimos. Por ejemplo, indica qué hizo Jehová con los ángeles malos, previene contra los hombres corruptos que se infiltran en la congregación y exhorta a luchar tenazmente por la fe. En definitiva, podemos estar seguros de que los libros de los “profetas menores” no tienen menor importancia y valor para nosotros porque sean breves.

      ¿EN QUÉ SENTIDO SON PROFÉTICOS?

      10, 11. a) ¿Qué es para muchas personas un profeta? b) En el contexto bíblico, ¿quiénes eran los profetas, y qué hacían?

      10 Hay otro aspecto que debe tenerse en cuenta: ¿qué sentido tienen los términos profeta y profético? Tal vez los relacionemos con la predicción del futuro. Para muchas personas, el profeta es el hombre que anuncia el porvenir, a menudo con palabras misteriosas que se prestan a muchas interpretaciones. Dicha idea influye en la opinión que algunos tienen acerca de estos doce libros.

      11 Cuando leemos estos libros, vemos enseguida que, efectivamente, sus escritores hicieron gran número de predicciones, muchas de ellas sobre la venida del gran día de Jehová. Y este hecho coincide con el sentido básico de la palabra profeta: alguien con quien Dios mantenía una relación muy estrecha y a quien utilizaba para revelar lo que iba a suceder. Comenzando por Enoc, la Biblia menciona numerosos profetas que predijeron el futuro (1 Samuel 3:1, 11-14; 1 Reyes 17:1; Jeremías 23:18; Hechos 3:18; Judas 14, 15).

      12. ¿Qué ejemplos hay de que la función de los profetas abarcaba más que predecir el futuro?

      12 Sin embargo, hay que tener presente que la función de estos profetas abarcaba más que proclamar lo que Jehová anunciaba para el futuro. En muchas ocasiones, servían de portavoces suyos y daban a conocer Su voluntad. Ese fue el caso de Abrahán, Isaac y Jacob. Aunque nosotros no los asociemos con las predicciones, Salmo 105:9-15 se refiere a ellos como profetas. A veces, Dios utilizó a estos patriarcas para revelar sucesos venideros, como cuando Jacob bendijo a sus hijos. Pero los tres fueron también profetas en otro sentido: todos ellos comunicaron a sus familias qué papel tendrían en el propósito de Jehová, de acuerdo con lo que él les había revelado (Génesis 20:7; 49:1-28). Veamos otra indicación del amplio significado que tiene en la Biblia el término profeta. Las Escrituras dicen que Aarón era el profeta de Moisés, ya que él sirvió de “boca”, o vocero, de su hermano (Éxodo 4:16; 7:1, 2; Lucas 1:17, 76).

      13, 14. a) Muestre con ejemplos que los profetas no se limitaban a predecir el futuro. b) ¿Por qué conviene recordar que los profetas no solo nos dejaron predicciones?

      13 Pensemos también en los profetas Samuel y Natán (2 Samuel 12:25; Hechos 3:24; 13:20). Aunque Jehová los utilizó para anunciar el futuro, su misión profética abarcó más. Por ejemplo, Samuel animó a los israelitas a abandonar la idolatría y regresar a la adoración pura. Además, proclamó la condena divina contra el rey Saúl, dejando clara esta lección: Jehová valora más la obediencia que los sacrificios materiales. Así pues, una de las funciones que realizó Samuel como profeta fue explicar cómo quería Dios que viviera la gente (1 Samuel 7:3, 4; 15:22). Natán, por su parte, predijo que Dios afianzaría el reino de Salomón y que este edificaría el templo (2 Samuel 7:2, 11-16). Pero también actuó como profeta cuando puso al descubierto el pecado que había cometido David con Bat-seba y contra Urías. ¿Quién podría olvidar la forma en que reveló el adulterio de David? Sí, ¿quién no recuerda la parábola que usó acerca del rico que despojó a un pobre de su amada corderita, la única que poseía? Además, Natán ayudó a organizar la adoración verdadera en el santuario de Dios (2 Samuel 12:1-7; 2 Crónicas 29:25).

      14 En resumen, no debemos pensar que estos libros, como son proféticos, se limitaron a predecir el futuro. Conviene recordar que contienen expresiones divinas sobre muchos otros asuntos. Así aprenderemos, por ejemplo, cómo quería Dios que se comportara su pueblo en aquel entonces y cómo quiere que se comporte hoy. De modo que podemos afirmar con seguridad que todos los libros de la Biblia, incluidos estos doce, resultan muy prácticos, pues nos enseñan el mejor modo de vida. En efecto, los doce libros inspirados nos ofrecen consejos valiosos para “vivir con buen juicio y justicia y devoción piadosa en medio de este sistema de cosas actual” (Tito 2:12).

      CÓMO PODEMOS BENEFICIARNOS

      15, 16. a) ¿Qué símbolos encontramos en los “profetas menores”? b) ¿Qué otras representaciones proféticas contienen estos libros?

      15 Cuando leemos la Palabra inspirada de Dios, obtenemos muchos beneficios. Todos los libros que la componen tienen un valor único. Algunos de ellos son históricos; otros, poéticos, y otros —entre ellos los que escribieron los doce profetas— son de marcado carácter simbólico. Por ejemplo, Jesús se refirió a sucesos narrados en el libro de Jonás cuando dijo: “Una generación inicua y adúltera sigue buscando una señal, mas no se le dará ninguna señal, sino la señal de Jonás el profeta. Porque así como Jonás estuvo en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así el Hijo del hombre estará en el corazón de la tierra tres días y tres noches. Varones de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron por lo que Jonás predicó, pero, ¡miren!, algo más que Jonás está aquí” (Mateo 12:39-41).

      16 Obviamente, Jesús consideraba que el libro de Jonás no era solo historia. No lo veía como un simple relato que narraba la manera como trató Dios a Jonás, la labor que realizó este profeta en la ciudad de Nínive y la reacción que hubo allí cuando proclamó la advertencia divina. Jesús comprendía que Jonás había desempeñado un papel simbólico. En efecto, había prefigurado a Cristo en lo que se refiere a su muerte y a su resurrección al tercer día. Además, hubo un marcado contraste entre la respuesta de los ninivitas y la de la mayoría de los judíos que fueron testigos de la predicación y las obras de Jesús (Mateo 16:4). Por otro lado, en estos doce libros también descubrimos representaciones proféticas de cómo ha tratado Jehová a su pueblo en tiempos modernos. Estudiar estas correspondencias resulta muy interesante y provechoso.b

      17. ¿En qué información de los doce libros se centra esta obra?

      17 Ahora bien, la obra que usted tiene en sus manos no pretende explicar el significado simbólico del libro de Jonás ni de los otros once libros, ni tampoco analizarlos versículo por versículo. Más bien, se centra en la información que podemos aplicar en nuestra vida diaria. Hágase las siguientes preguntas: “¿Qué consejos prácticos me da Jehová en estos doce libros? ¿Cómo me ayudan estos escritos a ‘vivir con buen juicio y justicia y devoción piadosa en medio de este sistema de cosas actual’? ¿Qué me enseñan sobre la conducta cristiana, la moralidad, la vida familiar y las actitudes dominantes en estos días críticos, ahora que ‘viene el día de Jehová, porque está cerca’?” (Tito 2:12; Joel 2:1; 2 Timoteo 3:1). En este libro hallará respuestas satisfactorias y, probablemente, versículos que nunca había utilizado para ayudar a otras personas y que le parecerán auténticos tesoros. Así aumentará su caudal de valiosos pasajes bíblicos (Lucas 24:45).

      18. ¿Qué características tiene este libro, y cómo se beneficiará usted de ellas?

      18 Los capítulos de este libro están agrupados en cuatro secciones. Cada vez que inicie una sección, trate de hacerse una idea general de su contenido. En cada uno de los siguientes trece capítulos encontrará dos recuadros que le ayudarán a grabar en la memoria lo que aprenda. Las preguntas que contienen le permitirán repasar lo que ha leído y meditar en su valor y aplicación. El primer recuadro aparece hacia la mitad del capítulo. Cuando llegue a él, analice las preguntas que plantea. De ese modo, la información echará raíces en su corazón (Mateo 13:8, 9, 23; 15:10; Lucas 2:19; 8:15). Con el segundo recuadro podrá reflexionar en lo que ha leído en la segunda mitad del capítulo y grabarlo en su mente. Así pues, dedique algún tiempo a esos recuadros. Le mostrarán los beneficios prácticos de lo que está estudiando.

      19. ¿Qué datos de los doce libros conviene analizar en primer lugar?

      19 A fin de preparar el terreno para lo que sigue, conviene que nos preguntemos cuánto sabemos sobre cada uno de estos doce libros. ¿A quiénes utilizó Dios para transmitir dichos mensajes, y qué clase de hombres fueron? ¿En qué períodos vivieron estos profetas, y qué situaciones afrontaron? (La línea cronológica de las páginas 20 y 21 le resultará muy útil; hará bien en consultarla con frecuencia cuando estudie los siguientes capítulos.) ¿Qué mensaje o aplicación ofrecieron para su época, y cómo le ayudarán a usted estos datos a ver la información en su contexto? En el siguiente capítulo encontraremos las respuestas a las preguntas clave que acabamos de mencionar.

      a “[El nombre] procede, al parecer, de la designación latina empleada en la Vulgata (Prophetae Minores). El adjetivo menores no indica que los doce profetas tengan menor importancia que Isaías, Jeremías o Ezequiel, sino más bien que sus libros tienen una extensión mucho menor.” (Encyclopaedia Judaica, vol. 12, pág. 49.)

      b Véase, por ejemplo, el análisis de Ageo y Zacarías que ofrece el libro El Paraíso restaurado a la humanidad... ¡por la Teocracia!, editado por los testigos de Jehová y en la actualidad agotado.

      BENEFICIOS PARA USTED

      • ¿Qué ideas equivocadas acerca de los “profetas menores” debe descartar? (Romanos 15:4.)

      • ¿Por qué le resultará provechoso estudiar los doce libros proféticos? (2 Timoteo 3: 16.)

      • ¿Qué podrá aprender usted de estos libros? (1 Tesalonicenses 2:13.)

  • Profetas con mensajes para nosotros
    Vivamos muy pendientes del día de Jehová
    • CAPÍTULO DOS

      Profetas con mensajes para nosotros

      1. ¿Por qué es importante que conozcamos bien a los doce profetas que escribieron los últimos libros de las Escrituras Hebreas?

      ¿LE GUSTARÍA conocer a doce mensajeros de Dios? Nos referimos a doce hombres que existieron antes de que Jesús viniera a la Tierra, de modo que es imposible tratarlos en persona. Lo que sí podemos hacer es familiarizarnos con ellos y ver cómo demostraron que vivían muy pendientes del “gran día de Jehová”. En vista de que los cristianos tenemos que esforzarnos por mantener esa misma actitud, es importante que los conozcamos bien (Sofonías 1:14; 2 Pedro 3:12).

      2, 3. ¿Por qué podemos sentirnos identificados con los doce profetas?

      2 Las Escrituras mencionan a muchos profetas y, de hecho, bastantes libros bíblicos llevan sus nombres. Pues bien, entre estos siervos de Dios que dejaron un modelo de fidelidad y valentía figuran los doce en quienes vamos a centrarnos. Varios de ellos tuvieron la dicha de que su mensaje calara en el corazón y la mente de sus oyentes y los moviera a regresar a Dios. Sin embargo, otros sufrieron amargas decepciones al ver la terquedad con que se pasaban por alto los mandamientos y la voluntad de Jehová. Y algunos observaron con tristeza que entre quienes decían servir a Dios había muchos entregados a una vida de excesos y despreocupación.

      Tabla de las páginas 20, 21

      3 Como nosotros, los doce profetas vivieron en tiempos de decadencia religiosa y de agitación política y social. Sin duda afrontaron sus propios miedos y dificultades, pues tenían “sentimientos semejantes a los nuestros” (Santiago 5:17). Con todo, nos dejaron un buen ejemplo, así como mensajes que vale la pena recordar, pues figuran en “las escrituras proféticas”, las cuales nos benefician a todos nosotros, “a quienes los fines de los sistemas de cosas han llegado” (Romanos 15:4; 16:26; 1 Corintios 10:11).

      LOS DOCE PROFETAS EN SU CONTEXTO HISTÓRICO

      Mapa de la página 19

      4. ¿Qué notamos acerca del orden en que aparecen los doce profetas y la época en que vivieron? ¿Quiénes fueron los primeros que utilizó Jehová para advertir y animar a su pueblo?

      4 Cabría pensar que los libros de Oseas a Malaquías aparecen en la Biblia en orden cronológico, según la época en que vivió cada escritor; pero no es así. Los primeros profetas fueron Jonás, Joel, Amós, Oseas y Miqueas, que vivieron en los siglos IX y VIII antes de nuestra era.a Durante ese período, muchos monarcas de Judá (el reino del sur) e Israel (el reino del norte) fueron infieles a Dios, quien por eso derramó su cólera sobre ellos así como sobre los súbditos que los imitaron. Fue una época en la que primero Asiria y más tarde Babilonia aspiraron a dominar el mundo. ¡Poco se imaginaban entonces los israelitas que Jehová usaría a estos dos imperios para castigarlos! Sabemos, claro está, que todo el tiempo él estuvo alertando a Israel y Judá mediante sus fieles profetas.

      5. ¿Qué grupo de profetas proclamó los juicios de Jehová cuando se acercaba la desolación de Judá y Jerusalén?

      5 Al acercarse el tiempo de dar su merecido a Judá y Jerusalén, Jehová levantó a un segundo grupo de enérgicos voceros. ¿Quiénes lo componían? Sofonías, Nahúm, Habacuc y Abdías, los cuales cumplieron su misión profética en el siglo VII antes de nuestra era. Los acontecimientos más trágicos de ese período fueron la destrucción de Jerusalén a manos de los babilonios en el año 607 y la deportación de los judíos. Nuevamente, se cumplieron al pie de la letra los anuncios que Dios había hecho mediante algunos de estos profetas que hablaron en su nombre. Ellos habían exhortado a sus oyentes a que abandonaran las borracheras, los actos violentos y otras malas prácticas, pero estos se negaron a cambiar (Habacuc 1:2, 5-7; 2:15-17; Sofonías 1:12, 13).

      6. ¿Cómo dio Jehová al resto la motivación que necesitaba al regresar del exilio?

      6 A su regreso del exilio, el pueblo de Dios tenía que centrarse en la adoración verdadera, y para ello debía recibir dirección competente, consuelo y orientación. Esta necesidad la llenó el tercer grupo de profetas: Ageo, Zacarías y Malaquías, quienes desarrollaron su labor en los siglos VI y V antes de nuestra era. Sigamos familiarizándonos con estos doce defensores incondicionales de la soberanía de Jehová y con la obra que efectuaron; así aprenderemos importantes lecciones aplicables a nuestro ministerio en estos tiempos peligrosos. Hablemos ahora de estos profetas uno por uno, en orden cronológico, según el tiempo en que prestaron su servicio.

      PROCURAN RESCATAR A NACIONES TERCAS

      Ilustración de la página 17

      7, 8. ¿Cómo nos animan las experiencias de Jonás si pasamos por una crisis de confianza?

      7 ¿Ha tenido usted alguna vez una crisis de confianza? Por ejemplo, ¿le pareció que estaba perdiendo la fe? Si así es, encontrará muy valiosas las experiencias de Jonás, quien vivió en el siglo IX antes de nuestra era. Como seguramente sabrá, Dios le ordenó que fuera a Nínive —la capital de un imperio en ascenso, Asiria— para denunciar la maldad de sus habitantes. Pero en vez de dirigirse a aquella ciudad, situada a 900 kilómetros al nordeste de Jerusalén, se embarcó rumbo a un puerto que probablemente estaba en la actual España. En efecto, se fue en dirección contraria, hacia un punto que quedaba a 3.500 kilómetros de allí. ¿Qué cree usted? ¿Sería que a Jonás le entró miedo? ¿Tendría una momentánea debilidad en la fe? ¿O tal vez le inquietaba la posibilidad de que los ninivitas se arrepintieran y, al no ser destruidos, atacaran luego a Israel? La Biblia no lo aclara. Sin embargo, este ejemplo destaca la necesidad de no dejarnos llevar por razonamientos engañosos.

      Ilustración de la página 18

      8 Ya sabemos cómo respondió Jonás cuando Dios lo reprendió. Mientras se encontraba en el vientre del “gran pez” que lo había engullido, reconoció un hecho esencial: “La salvación pertenece a Jehová” (Jonás 1:17; 2:1, 2, 9). Después de su liberación milagrosa cumplió su misión. Sin embargo, se sintió muy decepcionado cuando Dios decidió que ya no iba a destruir a los ninivitas, en vista de que habían escuchado su mensaje y se habían arrepentido. La actitud del profeta era muy egoísta, y por ello Jehová tuvo que volver a corregirlo con cariño. No olvidemos, sin embargo, que por más que algunas personas se centren en las faltas de Jonás, Dios lo consideró un siervo fiel y obediente (Lucas 11:29).

      9. ¿Qué beneficios nos aporta el mensaje profético de Joel?

      9 ¿Le molesta que la gente diga que el mensaje bíblico que usted lleva es alarmista? Pues bien, en el caso de Joel —nombre que significa “Jehová Es Dios”—, sus compatriotas le hacían la misma acusación. Al parecer, él puso por escrito sus profecías en Judá alrededor del año 820 antes de nuestra era, durante el reinado de Uzías. Por lo tanto, su ministerio coincidió en algún momento con el de Jonás. Joel anunció que la tierra sería desolada por oleadas de langostas. En efecto, el temible día de Jehová estaba muy cerca. Pero, como podremos comprobar, este profeta no solo proclamó condenación. Entre otros aspectos positivos, mencionó que habría “escapados”, es decir, personas fieles que se salvarían (Joel 2:32). Como vemos, el arrepentimiento permite obtener la bendición y el perdón de Jehová. Es reconfortante saber que esta verdad también forma parte del mensaje que nosotros llevamos a la gente. Además, el profeta anunció que Dios derramaría su fuerza activa, el espíritu santo, “sobre toda clase de carne”. ¿Se da cuenta del papel que desempeña usted en el cumplimiento de esta profecía? Asimismo, Joel destacó la única forma de salvarse: “Todo el que invoque el nombre de Jehová escapará salvo” (Joel 2:28, 32).

      Ilustración de la página 18

      10. ¿Cómo utilizó Jehová a un simple trabajador temporero?

      10 ¿Le infunde respeto tener que proclamar algo de tanto peso como el mensaje divino, a menudo a quienes no demuestran interés? Entonces entenderá muy bien a Amós. Él no era hijo de un profeta ni pertenecía a una comunidad profética; tan solo era pastor de ovejas y trabajador temporero. Llevó a cabo su misión durante el reinado de Uzías de Judá, hacia finales del siglo IX antes de nuestra era. Aunque de familia humilde, Amós (nombre que significa “Que Es una Carga; Que Lleva una Carga”) transmitió mensajes de peso a Judá, Israel y las naciones vecinas. ¡Cuánto nos anima saber que Jehová puede capacitar a cualquier persona para que lleve a cabo una obra tan importante!

      Ilustración de la página 21

      11. ¿Qué sacrificio llegó a hacer Oseas para cumplir la voluntad de Jehová?

      11 ¿Se ha planteado usted qué sacrificios estaría dispuesto a hacer para cumplir la voluntad de Jehová? Si así es, piense en Oseas, contemporáneo de Isaías y Miqueas, y profeta durante unos sesenta años. Él recibió la orden divina de casarse con Gómer, “una esposa de fornicación” (Oseas 1:2). Esta daría a luz tres hijos, de los que al parecer solo uno fue de Oseas. ¿Por qué iba a pedir Jehová a alguien que tolerara la deshonra de la infidelidad conyugal? Porque iba a valerse de esa situación para dar una lección de lealtad y perdón. Tal como una mujer adúltera engaña a su marido, el reino del norte había traicionado a Dios. Pero Jehová mostraría cuánto amaba a su pueblo invitándolo a arrepentirse. Sin duda, nos sentimos reconfortados al observar su manera de actuar.

      Ilustración de la página 22

      12. ¿Cómo nos beneficia examinar el ejemplo de Miqueas y los resultados de su actividad profética?

      12 En estos tiempos críticos, ¿verdad que cuesta trabajo demostrar valor y confianza absoluta en Jehová? Pues bien, si usted se esfuerza por manifestar esas cualidades, logrará ser como Miqueas. Este contemporáneo de Oseas y de Isaías pronunció mensajes contra las naciones de Judá e Israel durante los reinados de Jotán, Acaz y Ezequías, quienes ocuparon el trono de Judá en el siglo VIII antes de nuestra era. Al norte, la corrupción moral y la idolatría habían alcanzado su punto máximo, de modo que el reino de Israel fue destruido por los asirios, quienes conquistaron la capital, Samaria, en el año 740. Por su parte, Judá vivía en una constante indecisión, obedeciendo unas veces a Jehová y otras siéndole infiel. Pese a las amenazas que se divisaban en el horizonte, a Miqueas le consolaba saber que el mensaje divino que proclamaba había dado fruto. En efecto, ese mensaje había frenado temporalmente la degradación espiritual que conducía a la nación al desastre. ¿Qué puede decirse de nuestros días? Sin duda, nos anima mucho ver las reacciones positivas de algunas personas ante el mensaje de salvación que llevamos.

      ANUNCIOS DE CRISIS INMINENTE

      13, 14. a) ¿Cómo nos ayuda el ejemplo de Sofonías en nuestro servicio a Dios? b) ¿Qué reforma espiritual tuvo lugar gracias a la predicación de Sofonías?

      13 Con el tiempo, las potencias mundiales de Egipto y Asiria fueron debilitándose, mientras que Babilonia inició un ascenso que resultaría trágico para la nación de Judá. Pero los siervos de Jehová contaban con profetas que estaban listos para advertirlos y aconsejarlos. Repasemos información sobre algunos de ellos, teniendo presente que los cristianos también predicamos un mensaje de advertencia.

      Mapa de la página 22
      Ilustración de la página 23

      14 Para hacer la voluntad de Dios, ¿ha tenido usted que romper con algunas tradiciones familiares? Si así es, entenderá muy bien a Sofonías. Es posible que este profeta fuera tataranieto del rey Ezequías y pariente del rey Josías. De ser este el caso, pertenecía a la realeza de Judá. Aun así, demostró obediencia a las instrucciones divinas al proclamar denuncias contra los dirigentes corruptos de su nación. En armonía con el significado de su nombre, “Jehová Ha Ocultado”, Sofonías destacó que la misericordia divina es lo único que permitirá que a los fieles “se les oculte en el día de la cólera de Jehová” (Sofonías 2:3). Felizmente, su valerosa predicación dio fruto. El joven rey Josías encabezó una reforma espiritual en la que eliminó los ídolos, reparó el templo y restableció la adoración pura (2 Reyes, capítulos 22, 23). Junto a sus compañeros Nahúm y Jeremías, el profeta Sofonías tiene que haber desempeñado un papel clave al apoyar y asesorar a este monarca. Por desgracia, el arrepentimiento de la mayoría de los judíos fue superficial. Tras la muerte de Josías en combate, recayeron en la idolatría, y no muchos años después fueron llevados cautivos a Babilonia.

      Ilustración de la página 24

      15. a) ¿Por qué se merecía Nínive que Nahúm profetizara contra ella? b) ¿Qué aprendemos de lo que le sucedió a Nínive?

      15 Tal vez usted se considere alguien del montón, uno de tantos. Pero aunque la mayoría de los cristianos no seamos figuras destacadas, tenemos un privilegio extraordinario: ser “colaboradores de Dios” (1 Corintios 3:9). Sucede algo similar en el caso del profeta Nahúm, del que tan solo sabemos que procedía de la pequeña población de Elqós, situada probablemente en Judá. Aunque él pareciera insignificante, su mensaje era importantísimo. ¿Por qué? Porque iba dirigido contra Nínive, la capital del Imperio asirio. Aunque sus habitantes habían respondido bien a la predicación de Jonás, terminaron volviendo a las andadas. Las excavaciones arqueológicas han sacado a la luz relieves en piedra que corroboran que Nínive era, como la llamó Nahúm, una “ciudad de derramamiento de sangre” (Nahúm 3:1). Dichos grabados muestran con cuánta crueldad se trataba a los prisioneros de guerra. Con lenguaje descriptivo y muy dramático, Nahúm predijo que aquella ciudad sería arrasada. Su mensaje se cumplió, y lo mismo ocurrirá con el nuestro.

      Ilustración de la página 25

      16, 17. ¿Qué podemos aprender de Habacuc si nuestras expectativas acerca del fin aún no se han cumplido por completo?

      16 En el transcurso de los siglos, algunos lectores de la Biblia han visto que sus expectativas acerca del día de Jehová han quedado sin cumplirse. A otros tal vez los haya decepcionado la aparente tardanza en la ejecución de los juicios divinos. Ahora bien, ¿cómo se siente usted? Probablemente comprenda la inquietud de Habacuc, quien preguntó: “¿Hasta cuándo, oh Jehová, tengo que gritar por ayuda, sin que tú oigas? [...] ¿Y por qué hay expoliación y violencia enfrente de mí[?]” (Habacuc 1:2, 3).

      17 Habacuc profetizó durante una etapa muy agitada de la historia de Judá: después de la muerte del buen rey Josías y antes de la destrucción de Jerusalén en el año 607 antes de nuestra era. Las injusticias y los actos violentos estaban a la orden del día. El profeta advirtió a Judá que las alianzas con Egipto no la librarían de los sanguinarios babilonios. Su mensaje, escrito con gran energía y dramatismo, incluyó esta alentadora promesa: “En cuanto al justo, por su fidelidad seguirá viviendo” (Habacuc 2:4). Estas palabras deben ser muy importantes para nosotros, ya que el apóstol Pablo las citó en tres libros de las Escrituras Griegas Cristianas (Romanos 1:17; Gálatas 3:11; Hebreos 10:38). De igual modo, también es Habacuc quien nos transmite la siguiente garantía de Jehová: “La visión es todavía para el tiempo señalado [...]. No llegará tarde” (Habacuc 2:3).

      Ilustración de la página 25

      18. ¿Por qué ordenó Jehová a Abdías que profetizara contra Edom?

      18 El profeta Abdías se distingue por haber compuesto el libro más breve de las Escrituras Hebreas: solo veintiún versículos. Lo único que sabemos de él es que profetizó contra el pueblo de Edom, el cual descendía del hermano de Jacob y era, por tanto, “hermano” de los israelitas (Deuteronomio 23:7). Pero los edomitas habían tratado al pueblo de Dios de modo muy poco fraternal. Así, en el año 607 —más o menos para cuando Abdías escribió su libro— bloquearon los caminos a los judíos que huían y los entregaron a sus enemigos, los babilonios. Jehová predijo la total desolación de Edom, y la profecía se cumplió. Como en el caso de Nahúm, sabemos muy poco de Abdías. Sin embargo, es un ejemplo alentador de que Dios puede utilizar como mensajeros suyos a personas que el mundo considera insignificantes (1 Corintios 1:26-29).

      ESTÍMULO, CONSUELO Y ADVERTENCIA

      Ilustración de la página 26

      19. ¿Cómo fortaleció Ageo al pueblo de Dios?

      19 Ageo es el primero de los tres profetas que predicaron tras el regreso del resto fiel en el año 537 antes de nuestra era. Es posible que él formara parte del primer grupo de repatriados de Babilonia. Junto con el gobernador Zorobabel y el sumo sacerdote Josué, y en colaboración con el profeta Zacarías, Ageo procuró estimular a los judíos a que superaran la oposición del exterior y a que abandonaran su propia actitud indiferente y materialista. Tenían que cumplir con el propósito de su regreso: la reedificación del templo de Jehová. Para ello, en el año 520 pronunció cuatro mensajes directos que pusieron de relieve el nombre y la soberanía de Dios. De hecho, en su libro aparece catorce veces la expresión “Jehová de los ejércitos”. Sus enérgicas proclamaciones motivaron al pueblo a reanudar la construcción del santuario. ¿Verdad que a nosotros también nos fortalece saber que Jehová, el Rey Soberano, posee poder infinito y comanda enormes batallones de ángeles? (Isaías 1:24; Jeremías 32:17, 18.)

      Ilustración de la página 27

      20. ¿Qué actitud generalizada combatió Zacarías?

      20 A veces pudiera desalentarnos la falta de entusiasmo de algunas personas que han servido a Dios. En tales casos es fácil sentirse identificado con el profeta Zacarías. Al igual que su contemporáneo Ageo, tenía ante sí una difícil tarea: animar a sus propios hermanos de religión a proseguir las obras del templo hasta terminarlo. Por ello, se dedicó con empeño a fortalecerlos a fin de que emprendieran esa gigantesca labor. Luchando contra la actitud cómoda que manifestaban, Zacarías los alentó a tener fe firme y demostrarla con obras, y de hecho lo logró. Además, puso por escrito muchas profecías acerca del Mesías. A nosotros también nos fortalece el mensaje de que “Jehová de los ejércitos” no olvidará a quienes buscan su favor (Zacarías 1:3).

      A LA ESPERA DEL MESÍAS

      Ilustración de la página 27

      21. a) ¿Por qué era tan necesario el mensaje de Malaquías? b) ¿Con qué promesa animadora cierra Malaquías las Escrituras Hebreas?

      21 El último de los doce profetas, Malaquías, vivió a la altura de su nombre, que significa “Mi Mensajero”. Aunque sabemos poco sobre este personaje de mediados del siglo V antes de nuestra era, su libro muestra que era un intrépido vocero que censuró al pueblo de Dios por sus pecados e hipocresía. Describió una situación muy semejante a la que expuso Nehemías, probablemente contemporáneo suyo. ¿Por qué era tan necesario el mensaje de Malaquías? Porque se habían apagado el celo y el entusiasmo que habían generado décadas atrás los profetas Ageo y Zacarías, y la espiritualidad de los judíos se encontraba en pésimo estado. Armándose de valor, Malaquías denunció a los hipócritas y altivos sacerdotes, y criticó al pueblo por el poco interés con que adoraban a Jehová y le ofrecían sacrificios. Sin embargo, en armonía con el resto de las Escrituras, que ofrecen un brillante porvenir, Malaquías predijo la venida del precursor del Mesías, Juan el Bautista, así como la de Cristo mismo. El profeta cierra las Escrituras Hebreas con una promesa animadora: “el sol de la justicia ciertamente brillará” para quienes reverencian el nombre de Dios (Malaquías 4:2, 5, 6).

      22. ¿Qué ha notado usted sobre el carácter y el mensaje de los doce profetas?

      22 Como habrá notado, quienes compusieron los últimos doce libros de las Escrituras Hebreas eran hombres de fe y convicción (Hebreos 11:32; 12:1). Su ejemplo y su mensaje nos enseñan útiles lecciones a todos los que anhelamos que llegue “el día de Jehová” (2 Pedro 3:10). Veamos ahora qué influencia pueden tener estos mensajes proféticos en nuestro futuro eterno.

      a En las páginas 20 y 21 encontrará un esquema que le permitirá hacer comparaciones cronológicas. Verá, por ejemplo, que hubo un momento en que la labor profética de Miqueas y Oseas coincidió con la que realizó Isaías en Jerusalén.

      BENEFICIOS PARA USTED

      • ¿Qué ha observado acerca del orden en que aparecen en la Biblia los doce profetas?

      • ¿Qué beneficios obtiene de las experiencias de los profetas Jonás y Amós? (Hebreos 11:32, 33, 39, 40.)

      • ¿Qué sacrificio llegó a hacer Oseas para cumplir la voluntad de Jehová? (Mateo 16:24.)

      PUNTOS QUE PUEDE USAR

      • Según vemos en el caso de Sofonías, ¿qué influencia pueden ejercer los siervos de Dios en otras personas?

      • ¿Por qué tiene hoy especial importancia el mensaje de Habacuc? (2 Pedro 3:12.)

      • ¿Cómo demuestran las experiencias de varios profetas que Jehová es benévolo con las personas de origen humilde? (Salmo 113:1, 6, 7; Isaías 57:15.)

  • El día de Jehová: un tema importantísimo
    Vivamos muy pendientes del día de Jehová
    • CAPÍTULO TRES

      El día de Jehová: un tema importantísimo

      1, 2. a) ¿Qué importantísimo tema tocaron los doce profetas? b) ¿Qué menciones directas al día de Jehová hicieron algunos de ellos?

      “EL GRAN día de Jehová está cerca. Está cerca, y [procede a] apresurarse muchísimo.” (Sofonías 1:14.) En múltiples ocasiones, los profetas de Dios anunciaron que se avecinaba ese día, y por lo general indicaron las consecuencias que debería tener este hecho en la vida, los principios y la conducta de la gente. En todas sus proclamaciones se manifestaba un tono de urgencia. Si usted hubiera vivido en aquel tiempo y las hubiera escuchado, ¿cuál habría sido su reacción?

      2 Al leer los libros de los doce profetas, verá que todos hablaron directa o indirectamente del día de Jehová.a Por esta razón, antes de examinar en los próximos capítulos el valioso legado que nos dejaron, repasemos primero el tema que aparece vez tras vez en sus escritos: el día de Jehová. Seis de los doce utilizaron esta misma expresión u otra muy semejante. Así, Joel pintó con mucha viveza el “día de Jehová, grande e inspirador de temor” (Joel 1:15; 2:1, 2, 30-32). Amós pidió a los israelitas que se prepararan para encontrarse con su Dios, pues el día de Jehová sería tenebroso (Amós 4:12; 5:18). Años después, Sofonías pronunció las palabras citadas en el párrafo anterior. Y cuando se aproximaba la destrucción de Jerusalén, Abdías dio esta advertencia: “El día de Jehová contra todas las naciones está cerca” (Abdías 15).

      Ilustración de la página 30

      “El gran día de Jehová está cerca”, como una tempestad amenazante

      3. ¿Qué ejemplos hay de que los profetas posteriores al exilio tocaron el tema del día de Jehová?

      3 También observará que los dos profetas que Jehová envió a los judíos que regresaron del exilio utilizaron expresiones parecidas. Así, Zacarías habló del día en que serían aniquiladas las naciones que se lanzaran contra Jerusalén y describió de forma muy gráfica lo que ocurriría en el “día que es conocido como perteneciente a Jehová” (Zacarías 12:9; 14:7, 12-15). Y Malaquías, por su parte, alertó al pueblo de Dios sobre la venida del “día de Jehová, grande e inspirador de temor” (Malaquías 4:1-5).

      4. ¿Qué alusiones al día de Jehová hicieron los restantes de los doce profetas?

      4 Los restantes de los doce profetas también hicieron varias alusiones al “día de Jehová”, aunque no usaron dicha expresión. Por ejemplo, Oseas dijo que el Altísimo ajustaría cuentas primero con Israel y luego con Judá (Oseas 8:13, 14; 9:9; 12:2). Por lo general, estos mensajes se referían a ocasiones en las que Dios intervendría en aquella misma época. Así, Jonás proclamó la sentencia contra Nínive, y Miqueas indicó lo que sucedería cuando Dios tomara medidas contra varios pueblos rebeldes (Jonás 3:4; Miqueas 1:2-5). Por su parte, Nahúm prometió que Jehová se vengaría de Sus adversarios (Nahúm 1:2, 3). Y Habacuc clamó por justicia y describió “el día de la angustia” (Habacuc 1:1-4, 7; 3:16). Algunos de estos libros apuntaron claramente a sucesos en que estarían implicados los cristianos verdaderos. Este es el caso de Ageo, uno de los profetas posteriores al exilio, quien predijo que las naciones serían mecidas (Ageo 2:6, 7). Pues bien, el apóstol Pablo citó Ageo 2:6 para animar a los cristianos a estar espiritualmente sanos cuando Dios elimine los perversos cielos simbólicos (Hebreos 12:25-29; Revelación [Apocalipsis] 21:1).

      ¿QUÉ ES EL DÍA DE JEHOVÁ?

      5, 6. Según indicaron los profetas, ¿cómo será el día de Jehová?

      5 Hay buenas razones para plantearse cómo será el día de Jehová. De hecho, quizás nos preguntemos: “¿Tendrá algo que ver con mi vida, sea en la actualidad o en el futuro?”. Según indicaron los profetas, es un día de batalla, un período en el que Jehová ejecuta la sentencia que ha dictado contra sus enemigos. En aquel temible día es probable que haya fenómenos celestes: “El sol y la luna mismos ciertamente se oscurecerán, y las estrellas mismas realmente retirarán su resplandor” (Joel 2:2, 11, 30, 31; 3:15; Amós 5:18; 8:9). ¿Y qué sucederá con nuestro planeta? Miqueas responde: “Las montañas tienen que derretirse bajo [Jehová], y las llanuras bajas mismas se henderán, como cera debido al fuego, como aguas que se derraman por un lugar empinado” (Miqueas 1:4). Aunque este pasaje tal vez emplee lenguaje figurado, indica que la intervención divina tendrá consecuencias catastróficas para la Tierra y sus habitantes. Pero no para todos, pues los profetas señalan que algunos sobrevivirán y recibirán abundantes bendiciones por haber obedecido esta exhortación: “Busquen lo que es bueno” (Amós 5:14; Joel 3:17, 18; Miqueas 4:3, 4).

      6 Otros integrantes del grupo de doce profetas plasmaron imágenes más dramáticas del día de Jehová. Por ejemplo, Habacuc dijo de forma muy gráfica que Jehová desmenuzará “las montañas eternas” y aplastará “las colinas de duración indefinida”. Tales montañas y colinas son símbolos adecuados de las organizaciones humanas, que pudieran dar la apariencia de ser perdurables (Habacuc 3:6-12). En efecto, será un “día de furor, día de angustia y de zozobra, día de tempestad y de desolación, día de oscuridad y de tenebrosidad, día de nubes y de densas tinieblas” (Sofonías 1:14-17).

      7. ¿Qué plaga se predice, y qué cumplimientos pudiera tener esta profecía?

      7 Imagínese la plaga que sufrirán quienes luchen contra Dios: “Se pudrirá su carne estando ellos aún de pie, y se pudrirán sus ojos en sus cuencas, y su lengua se pudrirá en su boca” (Zacarías 14:12, La Biblia de las Américas). Sea que esta visión tenga o no un cumplimiento literal, anuncia calamidad para muchas personas. Como mínimo, las lenguas de los enemigos de Jehová se “pudrirán” en el sentido de que sus desafiantes palabras serán acalladas. Además, si contemplaban la posibilidad de lanzar un ataque conjunto contra el pueblo de Dios, verán desvanecerse ante sus mismos ojos tal perspectiva.

      ¿POR QUÉ ACTÚA ASÍ UN DIOS DE AMOR?

      8, 9. a) ¿Qué hecho conviene tener claro para entender por qué va a castigar Jehová a los malvados? b) ¿Qué relación hay entre la lealtad en nuestra vida diaria y las medidas que Jehová tomará contra sus enemigos?

      8 Probablemente haya oído preguntar: “Si Dios es amor, ¿cómo es posible que vaya a enviar semejante catástrofe contra sus enemigos? ¿Es necesario que cause esos estragos en la Tierra? ¿Acaso no nos mandó Jesús que amáramos a nuestros enemigos y demostráramos así que somos hijos de nuestro Padre celestial?” (Mateo 5:44, 45). Para responder estas preguntas, conviene tener claro el origen de los problemas del hombre. Fueron nuestros primeros padres —pese a ser perfectos y estar hechos a la imagen y semejanza de Dios— los que introdujeron el pecado y la muerte en la familia humana, sí, en nuestra vida. Así, en la disputa sobre quién tiene el derecho supremo a gobernar a la humanidad, ellos tomaron partido por Satanás (Génesis 1:26; 3:1-19). En el transcurso de los siglos, el Diablo ha intentado demostrar que, dándoles el incentivo adecuado, logrará que los seres humanos dejen de servir a Jehová. Como bien sabemos, Satanás ha fracasado en su intento, pues Jesucristo y muchos otros se han mantenido fieles a Dios y han dado prueba de que le obedecen por amor (Hebreos 12:1-3). ¿Verdad que puede mencionar por nombre a muchas personas que sirven leales a Dios?

      9 Lo que es más, cada uno de nosotros está implicado en esta disputa que llevará a que Jehová acabe con la maldad. Por ejemplo, al leer los escritos de los doce profetas, observará que varios de ellos denuncian las actitudes de algunos siervos de Dios que descuidan la adoración de Jehová y viven entregados al lujo. Además, los invitan a transformar sus vidas y les exhortan: “Pongan su corazón en sus caminos” (Ageo 1:2-5; 2:15, 18; Amós 3:14, 15; 5:4-6). En efecto, muestran a sus oyentes el camino que deben seguir en la vida. Todos los que acepten su invitación reconocerán a Jehová como su Soberano y de esta manera probarán que Satanás es un mentiroso. Jehová corresponderá a la lealtad que demuestran tomando medidas contra Sus enemigos, a los cuales aniquilará (2 Samuel 22:26).

      10. Según pudo ver Miqueas, ¿qué otra razón tiene Jehová para intervenir?

      10 Dios tiene otra razón para intervenir. Para saber cuál es, retrocedamos al siglo VIII antes de nuestra era, cuando Miqueas profetizó en Judá. Hablando como si él fuera la nación, dijo que era como una viña o un huerto tras la cosecha, cuando ya no tiene uvas ni higos. Así le ocurría a Judá: apenas le quedaban personas justas. Los israelitas andaban a la caza unos de otros, siempre al acecho para derramar sangre. Y sus dirigentes y jueces solo pensaban en su propio provecho (Miqueas 7:1-4). Si usted hubiera vivido en aquella sociedad, ¿cómo se habría sentido? Seguramente se habría compadecido de las víctimas inocentes. Pues bien, mucho más dolor siente Jehová cada vez que ve a los oprimidos. Hoy, cuando él examina a la humanidad, ¿qué cree usted que ve? Que los opresores se aprovechan sin piedad de la gente, atacándola con violencia. También ve que, en comparación con la población del mundo, son pocos los leales. Pero no perdamos la esperanza. Por amor a las víctimas, Jehová hará justicia (Ezequiel 9:4-7).

      11. a) ¿Qué significa el día de Jehová para quienes temen a Dios? b) ¿Qué efecto tuvieron en los ninivitas las advertencias de Jonás?

      11 Es patente que el día de Jehová significa destrucción para los enemigos de Dios y liberación para las personas que temen a Jehová y le sirven.b Miqueas predijo además que las naciones acudirían a la montaña de la casa de Jehová, lo que traería paz y unidad al mundo (Miqueas 4:1-4). Ahora bien, ¿qué hay de la gente que oyó a los profetas proclamar el día de Jehová? ¿Tuvo este hecho algún efecto en su vida? En el caso de algunas personas, sí. Recordemos lo que pasó cuando Jonás anunció que Nínive sería castigada: los habitantes de la ciudad “empezaron a poner fe en Dios” y se volvieron “de su mal camino”, dejando atrás toda su violencia y maldad. Como consecuencia, Jehová decidió no enviarles la calamidad predicha (Jonás 3:5, 10). Ciertamente, el mensaje sobre el inminente día de juicio de Jehová influyó en la vida de los ninivitas.

      Ilustración de la página 34

      ¿Por qué nos anima la reacción de los ninivitas ante el mensaje de Jonás?

      ¿QUÉ TIENE QUE VER ESE DÍA CON USTED?

      12, 13. a) ¿Sobre quiénes profetizaron los doce? b) ¿Qué indicación tenemos de que sus profecías apuntaban a un tiempo muy posterior?

      12 “Pero esos profetas vivieron hace siglos —quizás replique alguien—. ¿Qué tienen que ver conmigo sus mensajes del día de Jehová?” Es cierto que ellos pertenecen a una época antigua, anterior incluso al nacimiento de Jesús. Sin embargo, si analizamos bien sus palabras sobre el gran día de Jehová, veremos por qué son muy oportunas en el siglo XXI. ¿Qué beneficios reales nos ofrecen? Para entender su importancia y sacarles provecho, es fundamental recordar algo: cuando repasamos todos los anuncios de que el día de Jehová vendría sobre Israel, Judá, las naciones vecinas y ciertas potencias mundiales de la época, ¿qué vemos?c Que todas aquellas profecías se cumplieron sin falta. Así es: los asirios invadieron Samaria, Judá fue desolada en 607 antes de nuestra era, y las naciones vecinas hostiles fueron destruidas; hasta las potencias de Asiria y Babilonia terminaron cayendo. Y todo en cumplimiento de cada una de las profecías bíblicas que lo había anunciado.

      Ilustración de la página 39

      En el Pentecostés del año 33, Pedro indicó que la profecía de Joel se cumplía ese día, pero también se está cumpliendo en nuestros tiempos

      13 Ahora centrémonos en el Pentecostés del año 33 de nuestra era, un tiempo muy posterior al cumplimiento inicial de muchas de estas profecías. Aquel día, el apóstol Pedro aplicó un pasaje de Joel al derramamiento del espíritu santo de Dios. Luego, prosiguió con estas palabras del profeta: “El sol será convertido en oscuridad y la luna en sangre antes que llegue el grande e ilustre día de Jehová” (Hechos 2:20). Así dio una indicación de que las profecías del día de Jehová tendrían otros cumplimientos. La predicción de Joel, por ejemplo, se cumplió por segunda vez en el año 70, con la destrucción de Jerusalén a manos de los romanos, sin duda un suceso tenebroso y sangriento.

      14, 15. a) ¿Por qué decimos que las profecías sobre el día de Jehová nos atañen a nosotros? b) ¿Cuándo podemos esperar que venga el día de Jehová?

      14 Pero los anuncios sobre el día de Jehová que hicieron Joel y otros profetas aún no han tenido su cumplimiento definitivo. Y este cumplimiento está relacionado con nosotros, que vivimos en el siglo XXI. ¿Por qué decimos esto? Porque Pedro animó a los cristianos a vivir muy pendientes de “la presencia del día de Jehová”. Y agregó: “Hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos según su promesa, y en estos la justicia habrá de morar” (2 Pedro 3:12, 13). Pues bien, sabemos que tras la destrucción de Jerusalén en el año 70 no se establecieron inmediatamente los nuevos cielos (el nuevo gobierno teocrático) sobre la nueva tierra (la sociedad de personas justas sometidas a dicho gobierno). Por lo tanto, las palabras proféticas acerca del día de Jehová han de tener otro cumplimiento. En realidad, nos atañen a nosotros, es decir, a quienes vivimos en estos “tiempos críticos” (2 Timoteo 3:1).

      15 Además, estos doce libros bíblicos ofrecen un cuadro conjunto del día de Jehová, un cuadro que recuerda lo que dijo Jesucristo: “Habrá gran tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder”. Luego él explicó lo que ocurriría “inmediatamente después” de que empezara la gran tribulación: “El sol será oscurecido, y la luna no dará su luz, y las estrellas caerán del cielo, y los poderes de los cielos serán sacudidos” (Mateo 24:21, 29). Estas palabras nos ayudan a determinar cuándo vendrá el día de Jehová, que tan cerca está. Las Escrituras indican que en la gran tribulación se destruirá a “Babilonia la Grande”, es decir, al imperio mundial de la religión falsa. Y como punto culminante de la gran tribulación, el día de Jehová eliminará de la faz de la Tierra a los enemigos de Dios (Revelación 17:5, 12-18; 19:11-21).

      16. ¿Qué cumplimiento principal tendrán las profecías del día de Jehová?

      16 Los testigos de Jehová han llegado a entender cómo se cumplen en líneas generales las profecías del día de Jehová. Los diversos elementos de la religión falsa aparecen prefigurados por la Jerusalén apóstata, la infiel Samaria, los edomitas hostiles, los violentos asirios y los babilonios. Dichos elementos serán destruidos en la etapa inicial de la gran tribulación. Luego vendrá el “día de Jehová, grande e inspirador de temor”, en el que encontrarán su fin los amantes políticos y comerciales de la religión falsa (Joel 2:31).

      ESTEMOS LISTOS

      17, 18. a) ¿Por qué dijo Amós: “¡Ay de los que desean con vehemencia el día de Jehová!”? b) ¿Qué les sucedería a quienes no estuvieran listos para ese día?

      17 Los mensajes de juicio se cumplen mayormente en la religión falsa. Por eso, algunos cristianos pudieran creer que la realización de estas profecías no tiene que ver con ellos. Sin embargo, la siguiente advertencia de Amós a los israelitas es útil para todos: “¡Ay de los que desean con vehemencia el día de Jehová!”. ¿Por qué tenían tantos deseos de que llegara ese día algunos israelitas de la época de Amós? Porque creían que ese día tan solo iba a traerles bendiciones, convencidos de que Dios intervendría a favor de su pueblo. Pero ¿qué iba a ser el día de Jehová para la gente satisfecha de sí misma? “Será oscuridad, y no luz”, contestó el profeta. Así que aquellos israelitas iban a recibir de lleno la cólera divina (Amós 5:18).

      18 Amós pasó a ilustrar qué les sucedería a aquellas personas que anhelaban el día de Jehová. Imagínese la escena: un hombre logra escapar de las garras de un león pero se encuentra enseguida con un oso. Huyendo de esta fiera, entra en una casa a refugiarse. Casi sin aliento, cierra la puerta y se apoya en la pared, pero entonces lo muerde una serpiente. Pues bien, en cierto sentido, eso es lo que les espera a quienes en realidad no están listos para el día de Jehová (Amós 5:19).

      Ilustración de la página 40

      Como Miqueas, nuestra actitud es la de esperar en el Dios de nuestra salvación

      19. ¿De qué formas debemos prepararnos para el día de Jehová?

      19 ¿Le encuentra usted el valor práctico a esa comparación? Recuerde que Amós dirigía sus palabras a un pueblo dedicado a Dios. Sin embargo, era necesario que corrigieran algunas acciones y actitudes. De igual modo, vale la pena que cada uno de nosotros examine su propia vida, ¿no es cierto? El objetivo es determinar si estamos listos para ese día trascendental o si, por el contrario, debemos hacer cambios. ¿Cómo puede uno saber si está preparado? Como es obvio, no es cuestión de imitar a los llamados “supervivencialistas”, que en su afán de sobrevivir a toda costa construyen refugios, almacenan provisiones, aprenden a depurar agua o acumulan monedas de oro. Notemos la advertencia que hace Sofonías: “Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día del furor de Jehová”. Es evidente, por lo tanto, que la preparación no consiste en acumular bienes materiales (Sofonías 1:18; Proverbios 11:4; Ezequiel 7:19). Más bien, se trata de mantenernos alerta espiritualmente y vivir cada día siempre listos, adoptando la debida actitud y obrando en consonancia. Así lo indicó Miqueas al decir: “En cuanto a mí, por Jehová me mantendré vigilante. Ciertamente mostraré una actitud de espera por el Dios de mi salvación” (Miqueas 7:7).

      20. ¿Qué factores no perturban nuestra actitud de espera?

      20 Si tenemos esta actitud de espera, demostraremos que estamos listos y que vivimos muy pendientes del día de Jehová. No nos perturbarán factores como la fecha en que vaya a venir o el tiempo que llevemos aguardándolo. Todas las profecías sobre ese día se cumplirán sin retrasos al llegar el momento fijado por Jehová. Así se lo indicó él a Habacuc: “La visión es todavía para el tiempo señalado, y sigue jadeando hasta el fin, y no dirá mentira. Aun si [al hombre le pareciera que] tardara, manténte en expectación de ella; porque sin falta se realizará. No llegará tarde [según el criterio de Jehová]” (Habacuc 2:3).

      21. ¿De qué maneras nos beneficiarán los siguientes capítulos de este libro?

      21 Además de enseñarnos a esperar en el Dios de la salvación, ¿de qué otras maneras nos beneficiarán los siguientes capítulos de este libro? Ciertamente nos ofrecen información interesantísima, pues se centran en una parte de la Biblia que pudiera resultarnos poco familiar: los “profetas menores”. Examinemos algunos ejemplos. La sección 2 nos explica cómo podemos “bus[car] a Jehová” y seguir viviendo (Amós 5:4, 6). Veremos cómo nos ayudan estos doce libros a conocer mejor a Dios y las características de su personalidad. También podremos apreciar con más claridad lo que implica servirle y las oportunidades de hacerlo a mayor grado. La sección 3 nos invita a examinar con detalle qué comportamiento espera Jehová que tengamos con nuestra familia y con otras personas, lo que contribuirá a que estemos listos para Su gran día. Por último, la sección 4 plantea qué actitud recomiendan los profetas que tengamos al irse acercando el día de Jehová y cómo debe influir dicha actitud en nuestro ministerio cristiano. Y sin duda nos emocionará saber qué dicen ellos sobre lo que nos depara el futuro.

      22. ¿Cómo piensa usted reaccionar a los consejos de los doce profetas?

      22 ¿Recuerda usted las palabras de Sofonías con que comienza este capítulo? (Sofonías 1:14.) El apremiante mensaje del profeta cambió la vida del joven rey Josías, quien se puso a buscar a Jehová cuando contaba solo 16 años. A la edad de 20 años, hizo caso de las exhortaciones que pronunció Sofonías en Jerusalén y el resto de Judá, e inició una campaña contra la idolatría (2 Crónicas 34:1-8; Sofonías 1:3-6). Obviamente, las advertencias sobre el día de Jehová marcaron su vida. Pero ¿puede decirse lo mismo en nuestro caso? Veamos cómo nos ayudan en este particular los doce profetas.

      a Tanto Isaías, contemporáneo del primer grupo de los doce profetas, como Ezequiel, contemporáneo del segundo grupo, advirtieron también del día de Jehová (Isaías 13:6, 9; Ezequiel 7:19; 13:5; véase el cap. 2 de este libro, párrs. 4-6).

      b Hallará más ejemplos de este resultado positivo en Oseas 6:1; Joel 2:32; Abdías 17; Nahúm 1:15; Habacuc 3:18, 19; Sofonías 2:2, 3; Ageo 2:7; Zacarías 12:8, 9, y Malaquías 4:2.

      c Algunos de los doce no profetizaron solo contra una nación, sino contra varias.

      ¿QUÉ HA APRENDIDO?

      • ¿Qué importantísimo tema tocan los doce profetas? (Joel 1:15; Sofonías 1:7, 14.)

      • ¿Cómo será el día de Jehová? (Joel 2:30, 31; Zacarías 14:12.)

      • Si Dios es amor, ¿por qué fija un “día” para castigar a los malvados? (Miqueas 7:2-4; Hebreos 12:1-3.)

      BENEFICIOS PARA USTED

      • ¿Qué puede significar para usted el día de Jehová? (Hechos 2:19, 20; 2 Pedro 3:13.)

      • ¿Cuándo podemos esperar que llegue el día de Jehová? (Mateo 24:21, 29.)

      • ¿De qué manera puede prepararse para el día de Jehová? (Amós 5:4, 6; Habacuc 2:3.)

  • Jehová, el Dios que predice y cumple
    Vivamos muy pendientes del día de Jehová
    • CAPÍTULO CUATRO

      Jehová, el Dios que predice y cumple

      1, 2. a) ¿Por qué les parece a muchas personas que nadie es capaz de controlar la situación actual? b) ¿Qué imagen de la personalidad de Jehová ofrecen los doce profetas?

      MUCHAS personas tienen la sensación de estar perdiendo el control de su vida. Al leer la prensa, se convencen de que la humanidad va de mal en peor y de que los intentos de arreglar los problemas del mundo solo consiguen agravar una situación irremediable. Cabe señalar que algunos de los doce profetas tuvieron inquietudes parecidas. Con todo, dejaron mensajes de esperanza que nos ayudan y que podemos usar para consolar al prójimo (Miqueas 3:1-3; Habacuc 1:1-4).

      2 Estos doce libros exponen una idea clave: Jehová, el Soberano del universo, tiene pleno control sobre los asuntos del hombre y se interesa mucho por su bienestar. De hecho, cada uno de nosotros puede decir: “Él se preocupa por mí”. Los doce profetas ofrecen una imagen muy atrayente de “Jehová de los ejércitos”. Es cierto que muestran que, si él lo desea, “toca la tierra” y esta “se derrite”; pero también señalan que Dios da la siguiente garantía a sus siervos: “El que los toca a ustedes está tocando el globo de mi ojo” (Zacarías 2:8; Amós 4:13; 9:5). Cuando leemos pasajes en donde vemos que Dios se rige por el amor y que es misericordioso y perdonador, ¿verdad que nos conmovemos? (Oseas 6:1-3; Joel 2:12-14.) Claro, los escritos de estos profetas no exploran todos los detalles de la personalidad de Jehová; eso es algo que realizan los 66 libros de la Biblia en conjunto. Sin embargo, los doce que estamos estudiando son como una ventana que nos permite contemplar la atrayente manera de ser y actuar de nuestro Dios.

      3. ¿Cómo confirman los doce profetas que Jehová es un Dios que cumple su propósito?

      3 Los doce profetas nos dan más razones para confiar en Jehová como Pronosticador del futuro y Realizador infalible de su propósito. En efecto, nos confirman que él convertirá la Tierra en un paraíso administrado por su Reino (Miqueas 4:1-4). Algunos de estos profetas mencionan los preparativos que hizo para que el Mesías viniera al mundo y rescatara a la humanidad del pecado y la muerte (Malaquías 3:1; 4:5). ¿Por qué es tan necesario examinar esta información?

      EL AMOROSO SOBERANO CON PLENO CONTROL DE TODO

      4, 5. a) ¿Qué verdad esencial acerca de Dios destacaron los doce profetas? b) ¿Cómo influye en usted saber que Jehová es todopoderoso?

      4 Recuerde que, como vimos en el capítulo anterior, Satanás cuestionó el derecho que Dios tiene de gobernar. Además, algunos ángeles manifestaron rebeldía contra Jehová y desconfianza en Sus motivos. Tales sentimientos los llevaron a desobedecerle y hacer estragos en la Tierra. Pues bien, es esencial que se respete y acate la soberanía de Dios, porque solo así reinarán el orden y la armonía en el universo, lo que incluye la paz entre los hombres. Con toda razón, Jehová está decidido a vindicar su soberanía. Veamos cómo aclaran este punto los doce libros proféticos.

      5 Dado que los profetas eran mensajeros de Jehová, destacaron la posición sublime que él ocupa. Por ejemplo, Amós ensalza el nombre y la soberanía del Todopoderoso llamándolo veintiuna veces “Señor Soberano”. Este título indica que el Dios verdadero posee una grandeza inmensa y que nada escapa a su control (Amós 9:2-5; véase el recuadro “Jehová, el Todopoderoso”). Es, sin duda, el único Soberano legítimo del universo, infinitamente superior a las imágenes sin vida que idolatra la gente (Miqueas 1:7; Habacuc 2:18-20; Sofonías 2:11). Como Jehová es el Creador de todas las cosas, posee el derecho natural de ejercer el poder soberano sobre todas ellas (Amós 4:13; 5:8, 9; 9:6). ¿Por qué es importante que tengamos presente este hecho?

      6. ¿Por qué puede decirse que el propósito de Dios incluye a todo tipo de personas?

      6 ¿Ha sido usted víctima de la discriminación, la injusticia o el prejuicio? Si así es, le animará saber que nuestro amoroso Soberano se interesa por todo el mundo. Aunque en la antigüedad mantuvo una relación especial con una nación, anunció su propósito de beneficiar a gente de cualquier país e idioma. En efecto, Jehová es el “Señor verdadero de toda la tierra” (Miqueas 4:13). Y promete que su nombre “será grande entre las naciones” (Malaquías 1:11). Nuestro Padre celestial se da a conocer sin favoritismos, lo que permite que “hombres de todos los lenguajes de las naciones” acepten gustosos Su invitación a adorarlo (Zacarías 8:23).

      7. ¿Por qué es importante el significado del nombre Jehová?

      7 Conocer el nombre divino tiene mucho que ver con conocer las cualidades de Jehová y los actos que él realizará (Salmo 9:10). En tiempos de Miqueas se difamaba este nombre porque muchos de quienes lo llevaban eran muy rebeldes. Debido a este hecho, el profeta inspirado puso de relieve “la superioridad del nombre de Jehová” y señaló que “la persona [dotada] de sabiduría práctica temerá [dicho] nombre” (Miqueas 5:4; 6:9). ¿Por qué destacó eso? Porque existe tan solo una esperanza realista de que el ser humano alcance un futuro perdurable, y esa esperanza está relacionada con el rico significado del nombre divino, a saber: “Él Hace que Llegue a Ser”. Lea Joel 2:26 y piense en lo satisfecho que puede sentirse de portar ese nombre y de hablarle a la gente acerca de Jehová, el Dios que llega a ser lo que haga falta para provecho de sus criaturas. Ciertamente, él ha demostrado que cuenta con la capacidad infinita de lograr lo que se proponga, y prueba de ello es que ha cumplido multitud de profecías proclamadas por los doce profetas.

      JEHOVÁ, EL TODOPODEROSO

      El término hebreo Schad·dái, “Todopoderoso” —que algunas obras derivan de una raíz que significa “ser fuerte” u “obrar con fuerza”—, aparece en los doce libros proféticos tan solo una vez: en Joel 1:15. Sin embargo, los doce libros emplean un total de ciento siete veces un título que transmite una idea semejante: “Jehová de los ejércitos” (a veces “Jehová el Dios de los ejércitos”). El poder es la capacidad o facultad de lograr un objetivo, incluso superando obstáculos y oposición. En el caso de Jehová, el Todopoderoso, su fuerza invencible le permite realizar su propósito y cumplir lo que predice.

      8. ¿Qué beneficios recibimos al conocer el nombre de Jehová?

      8 Millones de personas se han beneficiado al aprender que Jehová siempre hace que se realice o cumpla lo que decide. Joel aludió a este hecho en las conocidas palabras que más tarde se citaron en las Escrituras Cristianas: “Todo el que invoque el nombre de Jehová escapará salvo” (Joel 2:32; Hechos 2:21; Romanos 10:13). En otra línea, Miqueas dijo: “Nosotros, por nuestra parte, andaremos en el nombre de Jehová nuestro Dios hasta tiempo indefinido, aun para siempre” (Miqueas 4:5). ¿Nos vemos incluidos en esas palabras? Si así es, estaremos entre los que, con toda confianza, “se refugiarán en el nombre de Jehová” cada vez que afronten persecución u otros problemas (Sofonías 3:9, 12; Nahúm 1:7).

      9. ¿Hasta qué punto controla Jehová a los gobernantes humanos?

      9 Al leer estos libros proféticos, aumentará nuestra convicción de que Jehová tiene el control hasta sobre los gobernantes y demás personajes que toman las grandes decisiones. En realidad, él puede impulsarlos a actuar de acuerdo con su divina voluntad (Proverbios 21:1). Pensemos en Darío el Grande, rey de Persia. Aunque los enemigos de la adoración verdadera le pidieron que detuviera la reconstrucción del templo de Jehová en Jerusalén, él hizo todo lo contrario. Alrededor del año 520 antes de nuestra era, Darío volvió a poner en vigor el edicto de Ciro y respaldó la reedificación que llevaban a cabo los judíos. Más adelante, al presentarse otros obstáculos a esta obra, el gobernador judío Zorobabel recibió el siguiente mensaje divino: “‘No [se logrará] por una fuerza militar, ni por poder, sino por mi espíritu’, ha dicho Jehová de los ejércitos. ¿Quién eres tú, oh gran montaña? Delante de Zorobabel llegarás a ser una tierra llana” (Zacarías 4:6, 7). De igual modo, nada impedirá que Jehová destruya este sistema de cosas malvado y prepare un paraíso para el disfrute de sus siervos (Isaías 65:21-23).

      10. ¿Qué controla también Dios, y por qué es notable este hecho?

      10 Jehová también controla las fuerzas de la naturaleza. Este hecho es notable, pues si él lo desea, puede emplearlas para aniquilar a sus enemigos (Nahúm 1:3-6). Pero al mismo tiempo, puede proteger a sus siervos, como indica la siguiente descripción simbólica que hizo Zacarías: “Sobre ellos Jehová mismo será visto, y su flecha ciertamente saldrá [...] como el relámpago. Y el cuerno el Señor Soberano Jehová mismo tocará, y ciertamente irá con las tempestades de viento del sur” (Zacarías 9:14). Entonces, ¿tendrá él dificultades para demostrar que es muy superior a las naciones impías de la actualidad? ¡Ni mucho menos! (Amós 1:3-5; 2:1-3.)

      FIEL CUMPLIDOR DE SUS PROMESAS

      11, 12. a) ¿Por qué creían muchos que era imposible conquistar Nínive? b) En cumplimiento de la palabra profética de Dios, ¿qué le ocurrió a Nínive?

      11 Imagínese que usted vive en el siglo IX antes de nuestra era, en lo que hoy conocemos como Oriente Medio. ¿De qué gran ciudad habrá oído hablar? Seguramente, de Nínive, ciudad asiria situada en la ribera oriental del río Tigris, a 900 kilómetros al nordeste de Jerusalén. Tal vez le hayan contado que es gigantesca, con un perímetro de 100 kilómetros. De hecho, quienes la han visitado afirman que compite con Babilonia en esplendor y que cuenta con palacios reales, templos, amplias calles, parques públicos y una imponente biblioteca. Además, algunos estrategas militares mencionan que sus murallas exteriores e interiores son enormes e impenetrables.

      12 “¡Es imposible conquistarla!”, tuvo que decir mucha gente acerca de Nínive. Pero varios profetas de la diminuta nación de Judá reiteraron que Jehová había decretado la destrucción de aquella “ciudad de derramamiento de sangre”. Es cierto que se libró por un tiempo del castigo divino, pues sus habitantes respondieron al mensaje de Jonás. Sin embargo, volvieron a descarriarse, de modo que Nahúm dirigió las siguientes palabras proféticas a Nínive: “Una espada te cortará. [...] No hay alivio para tu catástrofe” (Nahúm 3:1, 7, 15, 19; Jonás 3:5-10). Por aquellos años, Dios predijo por boca de Sofonías que la ciudad quedaría arrasada (Sofonías 2:13). ¿Se cumpliría la palabra de Jehová? ¿Sería derrocada la potencia invencible de aquella época? La respuesta llegó hacia el año 632 antes de nuestra era, cuando los ejércitos babilonios, escitas y medos sitiaron Nínive y lograron entrar, aprovechando que unas inundaciones repentinas socavaron los muros (Nahúm 2:6-8). La poderosa capital se convirtió enseguida en un montón de ruinas, y hasta el día de hoy permanece deshabitada.a “La ciudad de tanto alborozo” fue incapaz de impedir que se cumpliera la palabra de Dios (Sofonías 2:15).

      13. ¿Qué ejemplos hay del cumplimiento de las palabras de los doce profetas?

      13 La devastación de Nínive no es más que una de tantas profecías bíblicas cumplidas. Si consultamos un mapa actual del Oriente Medio, ¿encontramos los nombres Ammón, Asiria, Babilonia, Edom o Moab? ¡Ni uno solo! Pues bien, los doce profetas anunciaron la caída de aquellos países que tan notables eran en su época (Amós 2:1-3; Abdías 1, 8; Nahúm 3:18; Sofonías 2:8-11; Zacarías 2:7-9). Uno tras otro, todos ellos fueron desapareciendo como naciones. Jehová anunció que se esfumarían, y así fue. Igualmente, aquellos profetas predijeron que un resto de los judíos cautivos volvería de Babilonia, y sus predicciones también se hicieron realidad.

      14. ¿Qué buenas razones tenemos para centrar nuestra vida en torno a las promesas divinas?

      14 Sin duda, los anteriores cumplimientos demuestran que Dios posee la capacidad de anunciar el futuro. Ahora bien, ¿qué efecto tiene este hecho en nuestra confianza en Jehová? Indudablemente, nos deja más seguros de que él es fiel a sus promesas y “que no puede mentir” (Tito 1:2). Además, Dios nos explica en su Palabra todo lo que necesitamos saber. Estas son buenas razones para centrar nuestra vida en torno a la obediencia a la voluntad de Dios y el estudio de sus infalibles palabras proféticas. Los doce libros no contienen tan solo predicciones que se materializaron en el pasado. Muchas de sus profecías se están realizando en la actualidad o lo harán en breve. Por lo tanto, los doce libros fortalecen nuestra confianza en las profecías referentes a nuestro tiempo y al futuro. Hacemos bien en tomarlas muy en serio.

      Ilustración de la página 48

      ¿Cómo se cumplió la profecía sobre Nínive, ciudad que parecía imposible de conquistar?

      PADRE AMOROSO

      15. ¿Cómo nos ayudan las experiencias de Miqueas a enfrentarnos a nuestros propios problemas?

      15 Dios no solo demuestra que es confiable por sus profecías sobre las naciones y el mundo en general, sino también por otras predicciones, predicciones que cumple de formas que nos benefician individualmente. ¿Cómo? Pues bien, a veces nos enfrentamos a nuestros propios problemas. Sabemos que no nos basta con encontrar quien nos comprenda; necesitamos alguien confiable y capaz de ayudarnos. Ese fue el caso de Miqueas, en el siglo VIII antes de nuestra era, quien debió de sentirse muy solo al encararse a los orgullosos habitantes de Judá. Quizás le pareciera que era la última persona fiel sobre la faz de la Tierra y que no podía confiar ni siquiera en su familia. Dondequiera que miraba, no veía más que gente sanguinaria, mentirosa y corrupta. Pero las promesas divinas le infundieron la seguridad de que, sin importar qué hagan los demás, Jehová cuida de sus fieles. Esta garantía también nos consuela a sus siervos hoy en día, sobre todo si somos minoría o estamos solos, rodeados de personas que no honran a Dios (Miqueas 7:2-9).

      16. ¿Por qué podemos estar seguros de que Dios toma nota de los actos de corrupción y opresión, y de que liberará a las personas justas?

      16 A los ricos y poderosos de Israel y Judá les pasó lo mismo que a muchos de la actualidad: se hicieron codiciosos y abusivos. Así, aceptaban ilegalmente como esclavos a personas arruinadas por los impuestos excesivos o por la apropiación de tierras, y trataban a los pobres con indiferencia o, peor aún, con crueldad (Amós 2:6; 5:11, 12; Miqueas 2:1, 2; 3:9-12; Habacuc 1:4). Por ello, Dios dejó bien claro mediante sus mensajeros que no toleraría la corrupción ni la opresión, sino que castigaría a quienes persistieran en ese mal camino (Habacuc 2:3, 6-16). Además, en su Palabra promete que “enderezará los asuntos respecto a poderosas naciones” y que sus siervos amados “se sentarán, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá nadie que los haga temblar” (Miqueas 4:3, 4). Imagínese, ¡qué alivio! Dado que Dios ha hecho muchas otras promesas y las ha cumplido, ¿verdad que podemos estar seguros de que también cumplirá esta?

      17, 18. a) ¿Qué motivos para tener esperanza da Dios a los seres humanos? b) ¿Cómo debemos ver la disciplina de Jehová?

      17 Cuando Jehová cumple sus promesas, no lo hace sencillamente para exhibir su capacidad de predecir el futuro, como si pretendiera impresionar a los seres humanos. La razón de todos sus actos es muy distinta: actúa movido por un amor regido por principios, pues “Dios es amor” (1 Juan 4:8). Recordemos el caso de Oseas, del siglo VIII antes de nuestra era. Tal como este profeta fue víctima de la infidelidad de su esposa Gómer, Jehová sufrió la traición de los israelitas, cuya idolatría era comparable al adulterio. Así es: ellos habían adulterado la adoración pura de Jehová mezclándola con el culto a Baal; además, habían “cometido fornicación”, por así decirlo, con Asiria y Egipto. ¿Cuál sería la reacción del Altísimo? Del mismo modo que Oseas tendría que buscar a su esposa infiel y traerla de vuelta consigo, Jehová buscaría a su pueblo. Y lo haría movido por el amor: “Con las sogas del hombre terrestre seguí atrayéndolos, con las cuerdas del amor, [...] y con dulzura llevé alimento a cada uno” (Oseas 2:5; 11:4). Dios los perdonaría y restablecería su relación con ellos si demostraban arrepentimiento sincero (Oseas 1:3, 4; 2:16, 23; 6:1-3; 14:4). ¡Qué cariño tan conmovedor! Pues bien, uno debería preguntarse: “Si Jehová demostró tanto afecto en el pasado, ¿tengo motivos para dudar de que sienta por mí un cariño eterno, un amor leal y constante, una ternura inagotable?” (Oseas 11:8).

      Ilustración de la página 52

      18 Los doce libros proféticos también nos permiten ver la disciplina de Jehová como una demostración de su amor. Así, él avisó a su pueblo descarriado de que iba a corregirlo, pero le hizo esta promesa: “No [te] aniquilaré completamente” (Amós 9:8). Cuando fue necesario castigarlo, no se contuvo; sin embargo, tuvo que ser muy tranquilizador saber que se trataba de una medida temporal. Malaquías 1:6 compara a Jehová a un padre afectuoso, y sabemos que los padres disciplinan a sus hijos queridos para corregirlos (Nahúm 1:3; Hebreos 12:6). No obstante, nuestro Padre celestial es amoroso, y por ello es lento para la cólera; además, recompensa con generosidad a sus siervos, como vemos confirmado en Malaquías 3:10, 16.

      19. ¿Qué examen deberíamos hacernos?

      19 Malaquías inicia su libro con estas alentadoras palabras dirigidas a los israelitas: “‘Los he amado’, ha dicho Jehová” (Malaquías 1:2). Reflexionemos sobre esta garantía divina y preguntémonos: “¿Estoy yo haciendo algo que me impida disfrutar del amor de Dios? ¿Qué aspectos de su amor me gustaría conocer mejor y experimentar más de lleno?”. Si logramos percibir claramente esta cualidad de Jehová, cada vez estaremos más seguros del eterno cariño que nos tiene.

      EL PERDÓN ABRE EL CAMINO A LA SALVACIÓN

      20. ¿Cómo se destaca en los doce libros que Jehová perdona y así abre el camino a la salvación?

      20 Al leer los doce libros proféticos observaremos que en ocasiones Jehová predice calamidades. ¿Por qué? Muchas veces, para animar a su pueblo a arrepentirse. Por ejemplo, ese fue el motivo por el que permitió que extranjeros destruyeran Samaria y Jerusalén en 740 y 607 antes de nuestra era, respectivamente. Una vez cumplidas sus predicciones, permitió que los judíos arrepentidos regresaran a su tierra. De modo que en estos libros se destaca que Jehová, en su gran bondad, perdona y recibe a todo el que abandona el pecado y vuelve a Él (Habacuc 3:13; Sofonías 2:2, 3). Miqueas se sintió impulsado a proclamar: “¿Quién es un Dios como tú, [...] que perdona el error y pasa por alto la transgresión del resto de su herencia?”. Y añadió: “[Jehová] no [mantendrá] su cólera para siempre, porque se deleita en la bondad amorosa” (Miqueas 7:18; Joel 2:13; Zacarías 1:4). El cumplimiento de las profecías confirma esa descripción.

      21. a) ¿Qué señalaron los doce profetas acerca del Mesías? b) ¿Qué profecías mesiánicas le resultan más interesantes?

      21 Jehová también predijo la base legal para recibir perdón duradero. Sí, anunció la llegada del Mesías, quien sacrificaría su vida humana como “rescate correspondiente” a favor de la humanidad pecadora (1 Timoteo 2:6). Por ejemplo, Amós señaló que el Mesías, el hijo de David, llevaría a cabo una restauración (Amós 9:11, 12; Hechos 15:15-19). Y Miqueas indicó incluso dónde nacería Jesús, el cual ofrecería vida eterna a quienes mostraran fe en su sacrificio (Miqueas 5:2). Asimismo, Zacarías dijo que el “Brote” (es decir, Jesús) llegaría a “sentarse y gobernar en su trono” (Zacarías 3:8; 6:12, 13; Lucas 1:32, 33). Sin lugar a dudas, nuestra fe crecerá si examinamos más de estas profecías (véase el recuadro “Importantes profecías acerca del Mesías”).

      22. Al repasar lo que revelan los doce profetas acerca de Jehová, ¿por qué se fortalece nuestra confianza en él?

      22 Al ir leyendo los mensajes de los doce profetas, aumentará nuestra confianza en el triunfo final de nuestro Defensor, Jehová, quien implantará la verdadera justicia. Veremos que su palabra perdura para siempre y que él no olvida los compromisos que tiene con su pueblo, sino que cuida de sus siervos y los libra de todos los opresores (Miqueas 7:8-10; Sofonías 2:6, 7). Además, Jehová no ha cambiado (Malaquías 3:6). Por eso, ¡cuánto nos tranquiliza saber que no hay problemas ni barreras que impidan el cumplimiento de su propósito! Él ha prometido que vendrá su día de juicio, y vendrá sin falta. Por lo tanto, sigamos viviendo muy pendientes de su gran día. “Jehová tiene que llegar a ser rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová resultará ser uno solo, y su nombre uno solo.” (Zacarías 14:9.) Lo ha predicho y sin duda lo cumplirá.

      IMPORTANTES PROFECÍAS ACERCA DEL MESÍAS

      Profecía

      Hecho

      Cumplimiento

      Nace en Belén

      Miqueas 5:2

      Lucas 2:4-11; Juan 7:42

      Dios lo llama de su refugio en Egipto

      Oseas 11:1

      Mateo 2:14, 15

      Entra en Jerusalén montando un asno

      Zacarías 9:9

      Mateo 21:1-9; Juan 12:12-15

      Lo traicionan por 30 piezas de plata

      Zacarías 11:12

      Mateo 26:15; 27:3-10

      El pastor es herido, y las ovejas esparcidas

      Zacarías 13:7

      Mateo 26:31, 56

      Lo traspasan mientras está en el madero

      Zacarías 12:10

      Mateo 27:49; Juan 19:34, 37

      Resucita tras estar sepultado parte de tres días

      Jonás 1:17; 2:10

      Mateo 12:39, 40; 16:21; 1 Corintios 15:3-8

      a En noviembre de 2002, antes del estallido de la guerra en Irak, el profesor Dan Cruickshank visitó la región e hizo estos comentarios en un programa televisado de la BBC: “Cerca de Mosul se encuentran las extensas ruinas de la ciudad de Nínive, la cual, al igual que Nimrud, [...] fue excavada frenéticamente por arqueólogos británicos a partir de la década de 1840. [...] La exploración de estas localidades asirias significó todo un descubrimiento: el hallazgo de una civilización perdida, casi mítica, conocida tan solo por las breves, enigmáticas y nada halagüeñas descripciones de la Biblia”.

      ¿CÓMO SE FORTALECE SU FE AL SABER...

      • ... que Jehová es todopoderoso? (Joel 1:15.)

      • ... que no muestra favoritismo? (Zacarías 8:23.)

      • ... el rico significado del nombre divino? (Miqueas 5:4.)

      ¿CÓMO SE FORTALECE SU RELACIÓN CON DIOS...

      • ... al meditar en Su capacidad de cumplir lo que promete? (Joel 2:11.)

      • ... al reflexionar en el cariño que muestra? (Oseas 11:4; 14:4; Sofonías 3:17.)

      • ... al pensar en lo misericordioso y perdonador que es? (Oseas 2:23; Miqueas 7:18.)

  • “Busquen a Jehová” adorándolo como él desea
    Vivamos muy pendientes del día de Jehová
    • CAPÍTULO CINCO

      “Busquen a Jehová” adorándolo como él desea

      1. ¿De qué bendiciones disfrutamos los siervos de Jehová?

      CONOCER al Dios que cumple las profecías es un auténtico privilegio. Es la maravillosa experiencia que él ofrece a cada uno de nosotros mediante Oseas: “Me comprometo contigo y te seré fiel, y [me] conocerás de verdad”. Estas palabras del profeta forman parte de una descripción sobre la seguridad que reinaría entre los siervos de Dios que volvieran del cautiverio en Babilonia; por así decirlo, vivirían en un paraíso. Y hoy ocurre igual: el pueblo de Jehová disfruta de prosperidad y seguridad espirituales, de condiciones paradisíacas (Oseas 2:18-20, La Palabra de Dios para Todos). Además, como testigos de Jehová, dedicados a su servicio, tenemos el honor de portar su nombre, un honor que no deseamos perder (Isaías 43:10, 12; Hechos 15:14).

      Ilustración de la página 57

      Amós

      2, 3. a) ¿Por qué llegó a odiar Jehová la adoración de su pueblo en la antigüedad? b) ¿Por qué debemos examinar los mensajes que proclamaron los profetas?

      2 El antiguo Israel era una nación dedicada a Jehová que se diferenciaba de las demás por el conjunto de mandatos divinos que había recibido (Deuteronomio 4:33-35). Sin embargo, hacia finales del siglo IX antes de nuestra era, la situación de los israelitas había cambiado radicalmente, por lo que Dios les dijo por boca del profeta Amós: “He odiado, he rechazado sus fiestas [...;] si ustedes me ofrecen holocaustos, ni siquiera en sus ofrendas de dádivas me complaceré” (Amós 5:21, 22). Es cierto que Dios no le dice hoy nada semejante a su congregación mundial. Con todo, imaginémonos por un momento cómo nos habríamos sentido si él hubiera evaluado así la adoración que le rendimos. ¿Encierra este pasaje alguna lección para cada uno de nosotros?

      3 En los días de Amós, los israelitas afirmaban adorar a Jehová como él quería. Sin embargo, muchos daban culto a divinidades paganas, como al dios cananeo Baal y a las estatuas de becerros, y ofrecían sacrificios en los lugares altos. Hacían juramentos a Jehová, pero al mismo tiempo se inclinaban ante el ejército de los cielos. Por ello, el Dios verdadero les envió profetas para animarlos a volver a él y a la adoración pura (2 Reyes 17:7-17; 21:3; Amós 5:26). Hoy en día, también pudiera ocurrirnos igual. Es posible que incluso los siervos dedicados de Dios tengamos que mejorar en ciertos aspectos, y para hacerlo quizá debamos examinar nuestras acciones y actitudes, a fin de asegurarnos de que estén en conformidad con la adoración que Jehová aprueba.

      “EL CONOCIMIENTO DE DIOS”

      4. ¿Cómo es la situación durante el reinado de Jeroboán II?

      4 Hagamos un viaje al pasado. Aunque los primeros de los doce profetas están anunciando que el día de Jehová se abatirá sobre Israel (el reino de diez tribus), la situación parece próspera. En cumplimiento de la profecía de Jonás, Jeroboán II ha restablecido las fronteras de su dominio desde las cercanías de Damasco, al norte, hasta el mar Muerto, al sur (2 Reyes 14:24-27). A pesar de las malas acciones de este monarca, Jehová es muy paciente, pues no quiere exterminar a los israelitas. Por ello, les da tiempo para arrepentirse y aceptar esta invitación: “Busquen a Jehová, y sigan viviendo” (Amós 5:6).

      5. ¿Qué carencia de los israelitas llevó a que Jehová los rechazara?

      5 Los acaudalados israelitas podrían haber aprovechado la oportunidad para conocer mejor a Jehová y hacer su divina voluntad; de este modo habrían regresado a él. Sin embargo, se creen muy seguros, pues piensan: “La calamidad no se acercará ni llegará hasta nosotros” (Amós 9:10). La razón de que se olvidaran de Jehová fue la siguiente: “Llegaron a estar satisfechos y su corazón empezó a ensalzarse” (Oseas 13:6). Pero no pensemos que eso es historia pasada y no guarda relación con nuestra vida. Veamos por qué tenía Jehová un litigio con Israel: “Porque el conocimiento es lo que tú mismo has rechazado, yo también te rechazaré de servirme como sacerdote”. Como vemos, aunque los israelitas y sus familias estaban dedicados a Jehová, a nivel individual manifestaban una carencia: les faltaba el verdadero “conocimiento de Dios” (Oseas 4:1, 6).

      6. ¿Qué problema había con el conocimiento divino que tenían los israelitas?

      6 ¿Sería que nunca habían oído las palabras de Dios? No, pues los israelitas tenían la obligación de enseñárselas a sus hijos. Así, la mayoría de ellos seguramente conocerían historias bíblicas, sea que las hubieran escuchado a sus padres, a otras personas o en las asambleas (Éxodo 20:4, 5; Deuteronomio 6:6-9; 31:11-13). Por ejemplo, sabrían qué sucedió cuando Aarón hizo el becerro de oro mientras Moisés se encontraba en el monte Sinaí recibiendo los Diez Mandamientos (Éxodo 31:18–32:9). Por consiguiente, los israelitas del tiempo de aquellos profetas poseían cierto conocimiento de la Ley y de los relatos históricos. Pero había un problema: ese conocimiento no tenía vida, ya que no los impulsaba a adorar a Dios como él quería.

      Ilustración de la página 58

      ¿Cómo podría uno comenzar a olvidarse de Jehová?

      7. a) ¿Cómo es posible que los israelitas cayeran tan fácilmente en la desobediencia? b) ¿De qué maneras podría el cristiano “empez[ar] a olvidar a su Hacedor”?

      7 Quizás nos preguntemos: “¿Cómo es posible que los israelitas cayeran tan fácilmente en la desobediencia?”. Oseas describió así el proceso: “Israel empezó a olvidar a su Hacedor” (Oseas 8:14). La expresión “empezó a olvidar” transmite con exactitud el sentido de la forma verbal hebrea utilizada en el texto original. Es obvio que no sufrieron un ataque de amnesia que les borrara a Jehová de la memoria. Más bien, de forma gradual fueron perdiendo de vista la importancia de adorarlo como él quería. ¿Qué hay del cristiano de nuestros días? ¿No es cierto que podría caer en esa misma trampa? Por ejemplo, pensemos en el esposo que se preocupa por mantener a su familia (1 Timoteo 5:8). Como es lógico, se toma en serio su trabajo. Sin embargo, pudieran surgirle problemas, y quizás crea que tenga que faltar a algunas reuniones cristianas por cuestiones laborales. Cada vez le duele menos perdérselas y se va acostumbrando a hacerlo con más frecuencia. Poco a poco se debilita su relación con Dios. Sin darse cuenta, ya ha “empez[ado] a olvidar a su Hacedor”. Lo mismo podría ocurrirle a quien tenga padres u otros familiares no creyentes si no decide sabiamente cuánto tiempo les dedicará y cuándo lo hará (Éxodo 20:12; Mateo 10:37). Además, ¿verdad que podría suceder igual si uno no decidiera bien cuánto tiempo y atención va a dedicar a viajes, aficiones y otras diversiones?

      8. En los días de Amós, ¿qué significaba tener “limpieza de dientes”?

      8 ¿Qué más podemos analizar todos los que hemos estudiado la Palabra de Dios y la ponemos en práctica? Conviene que nos fijemos en una frase que emplea el libro de Amós: “limpieza de dientes”. Mediante este profeta, Dios advirtió a su pueblo: “Yo también, por mi parte, les di a ustedes limpieza de dientes en todas sus ciudades y falta de pan en todos sus lugares” (Amós 4:6). No tenían los dientes limpios por habérselos cepillado, sino porque había escasez de alimentos y no habían comido nada. Esa situación les avisaba además de que iba a enviarles “un hambre, no de pan, y una sed, no de agua, sino de oír las palabras de Jehová” (Amós 8:11).

      Ilustración de la página 60

      ¿Podría el cristiano morirse de hambre con tanto alimento espiritual a su alcance?

      9, 10. a) ¿Qué podría llevar al cristiano a la desnutrición espiritual? b) ¿Por qué debemos tener siempre presente el peligro de sufrir hambre espiritual?

      9 Espiritualmente hablando, la descripción de Amós se cumple en el lamentable estado de la cristiandad. A diferencia de ella, el pueblo internacional de Dios tiene abiertas “las compuertas de los cielos” y disfruta de abundantes provisiones espirituales (Malaquías 3:10; Isaías 65:13, 14). Sin embargo, cada cristiano hace bien en preguntarse: “¿Hasta qué grado participo de tales manjares?”. A este respecto, es interesante señalar lo que se ha descubierto sobre el centro del apetito. En investigaciones realizadas en laboratorio se vio que si los animales tienen dañado el centro del apetito, pierden las ganas de comer, y acaban muriendo de hambre aunque los rodeen alimentos de sobra. Pues bien, ¿qué hay del “centro del apetito” espiritual del cristiano? ¿Podría deteriorarse tanto que lo llevara a morir desnutrido pese a tener ante sí un banquete espiritual?

      10 Pensemos en nuestra situación individual al analizar el siguiente hecho: los israelitas habían recibido abundante sustento espiritual de Jehová. Para empezar, contaban con la Ley, que podía fortalecer su relación con Dios; asimismo, disponían de un programa educativo con el que inculcaban a sus hijos el conocimiento del Creador; por último, tenían profetas que les explicaban la voluntad divina. Con todo, comenzaron a olvidar a Jehová. La Biblia indica lo que ocurrió en los días de Oseas: “Llegaron a estar satisfechos [materialmente] y su corazón empezó a ensalzarse” (Oseas 13:6; Deuteronomio 8:11; 31:20). Como vemos, la prosperidad material puede llevarnos a poner en segundo plano nuestra relación con Dios. Porque no queremos que eso ocurra, debemos tener siempre presente ese peligro (Sofonías 2:3).

      PRESTEMOS ATENCIÓN A LO MÁS IMPORTANTE

      11, 12. a) Durante el reinado de Uzías, ¿por qué tuvieron que animar los profetas al pueblo a que regresara a Jehová? b) ¿Qué problema destacó Joel?

      11 Durante el reinado de Jeroboán II de Israel, el trono de Judá lo ocupó Uzías (también llamado Azarías). Este monarca extendió sus dominios y reforzó las defensas de Jerusalén. Además, “exhibió fuerza hasta un grado extraordinario” porque “el Dios verdadero continuó ayudándole”. Aunque él “siguió haciendo lo que era recto a los ojos de Jehová” y “tendió a buscar a Dios”, muchos habitantes de Judá no dejaron de ofrecer humo de sacrificio en los lugares altos (2 Crónicas 26:4-9).

      12 Este pasaje nos enseña que los habitantes de Judá e Israel, a pesar de llevar el nombre de Dios, solían participar en prácticas religiosas que él no aprobaba. Por esta razón, los profetas se esforzaron por mostrar con claridad la diferencia entre la adoración verdadera y la falsa. Por ejemplo, Joel transmitió esta súplica de Jehová: “Vuelvan a mí con todo su corazón, y con ayuno y con lloro y con plañido” (Joel 2:12). Observamos que Dios deseaba que su pueblo acudiera a él “con todo su corazón”. No hay duda: tenían un problema con sus corazones (Deuteronomio 6:5). Servían a Jehová mecánicamente, sin implicar todo su ser interior. Ante esta situación, Dios subrayó mediante los profetas la necesidad de mostrar bondad amorosa, justicia y mansedumbre, cualidades que nacen del corazón (Mateo 23:23).

      13. ¿En qué asuntos debían centrarse quienes habían vuelto del cautiverio en Babilonia?

      13 A continuación, veamos qué sucedió después del regreso de los judíos a su tierra. Aunque se había restablecido la adoración verdadera —la adoración que estipulaba la Ley—, no todo iba bien. Por poner un caso, los judíos ayunaban ciertos días para conmemorar sucesos ocurridos cuando Jerusalén fue destruida. Ante eso, Jehová les preguntó: “¿Ayunaron realmente para mí, [sí,] para mí?”. Dado que la ruina de la ciudad había sido una expresión de la justicia divina, no había que lamentarla. En vez de fijar la vista en el pasado y privarse de comer en expresión de duelo, deberían haber estado saltando de alegría en sus temporadas festivas, gozando con las bendiciones de la adoración verdadera (Zacarías 7:3-7; 8:16, 19). Era preciso que se centraran en asuntos como los siguientes: “Con verdadera justicia hagan su [labor de] juzgar; y efectúen unos con otros bondad amorosa y misericordias; [...] y no tramen nada malo unos contra otros en sus corazones” (Zacarías 7:9, 10). Estos profetas explicaron al pueblo de Dios qué implica adorar a Jehová con todo el corazón, y hoy nosotros podemos sacar gran provecho de sus explicaciones.

      14. a) ¿Qué cosas debía incluir la adoración de los judíos que habían regresado del cautiverio? b) ¿Qué declaraciones de los profetas destacan los aspectos más importantes de la adoración verdadera?

      14 Pues bien, ¿qué implica adorar a Jehová con todo el corazón? Pensemos en lo que él esperaba de sus siervos tanto antes como después del cautiverio. Sabemos que tenían que respetar los mandatos divinos de carácter moral y realizar ciertos actos exigidos por la Ley, como reunirse para aprender la voluntad de Jehová. Además, él les había enviado profetas que recalcaron la necesidad de esforzarse por mostrar bondad amorosa, justicia, mansedumbre, misericordia y modestia. Observemos cuánta importancia dio él a estas cualidades: “En bondad amorosa me he deleitado, y no en sacrificio; y en el conocimiento de Dios más bien que en holocaustos”. “Siembren semilla para ustedes en justicia; sieguen de acuerdo con bondad amorosa.” (Oseas 6:6; 10:12; 12:6.) “¿Y qué es lo que Jehová está pidiendo de vuelta de ti —dijo Miqueas al pueblo— sino ejercer justicia y amar la bondad y ser modesto al andar con tu Dios?” (Miqueas 6:6-8.) “Busquen a Jehová —exhortó Sofonías—, todos ustedes los mansos de la tierra [...]. Busquen justicia, busquen mansedumbre.” (Sofonías 2:3.) Si queremos que Dios apruebe nuestra adoración, es esencial manifestar estas actitudes.

      Ilustración de la página 64

      ¿Procura usted llevar las buenas nuevas a todo tipo de personas?

      15. De acuerdo con las exhortaciones de los profetas, ¿qué deben hacer los cristianos como parte de su adoración?

      15 ¿Cuánta importancia tienen estas actitudes en nuestra adoración? Sabemos que la predicación de las buenas nuevas es vital (Mateo 24:14; Hechos 1:8). Pero preguntémonos: “¿Me inclino a ver la predicación como una carga inevitable? ¿O la considero una oportunidad de ayudar a quienes tanto necesitan el vivificante mensaje de la Biblia? ¿Soy misericordioso con ellos?”. Sin duda, tanto la misericordia como la bondad amorosa deberían movernos a advertirles del día de Jehová. Y la justicia también entra en juego cuando nos esforzamos por llevar este mensaje a todo tipo de personas (1 Timoteo 2:4).

      16, 17. ¿Por qué son esenciales en nuestra adoración la mansedumbre y la modestia?

      16 Otro ejemplo es la asistencia a las reuniones, que, como sabemos, es un deber esencial (Hebreos 10:24, 25). Pero ¿hemos analizado la relación entre este deber y la mansedumbre o la modestia? Pues bien, el manso tiene la humildad necesaria para dejarse enseñar y poner por obra lo que aprende, practicando así las decisiones judiciales de Jehová. Igualmente, el modesto reconoce sus limitaciones, de modo que sabe que precisa el ánimo y el conocimiento que le brindan las reuniones.

      17 Los anteriores aspectos no son más que una muestra de los beneficios de examinar las enseñanzas de los profetas. Ahora bien, al hacer este examen tal vez veamos la necesidad de realizar cambios en uno de los campos mencionados, o en más de uno. ¿Qué podemos hacer en ese caso? ¿Y si hemos cometido errores graves que nos perturben de vez en cuando? Nuevamente, los doce profetas nos ofrecen consuelo y ayuda.

      VOLVER A JEHOVÁ

      18. a) ¿A quiénes transmiten los doce profetas un mensaje muy consolador? b) ¿Cómo se siente usted al saber que Jehová suplica a la gente que regrese a él?

      18 Como vemos, la labor de los doce profetas abarcó mucho más que lanzar denuncias y condenas. La imagen que dieron de Jehová es la de un Dios que anima a su pueblo a volver a su lado. Pensemos en los sentimientos que se traslucen en la invitación de Oseas: “Vengan, y regresemos de veras a Jehová, porque él mismo ha despedazado, pero él nos sanará. Él siguió golpeando, pero nos vendará. [...] Y ciertamente conoceremos, ciertamente seguiremos tras el conocer a Jehová” (Oseas 6:1-3). En efecto, Jehová es un Dios justo que castigó primero a Israel y luego a Judá. Sin embargo, su pueblo debió haber considerado que aquellos azotes tenían como objetivo su recuperación espiritual (Hebreos 12:7-13). El mensaje que Dios hace llegar a su pueblo descarriado es que, si regresa, él lo “sanará” y “vendará”. Imagínese a un hombre arrodillándose para vendar las heridas de su prójimo. Pues bien, aplique el cuadro a Jehová. ¡Qué Dios tan misericordioso, que venda a quienes aceptan regresar! ¿Verdad que es un aliciente para volver a su lado si llegamos a pecar contra él? (Joel 2:13.)

      19. ¿Qué implica conocer a Jehová?

      19 ¿Qué implica regresar a Dios? Oseas nos recuerda que no bastaría con “conocer[lo]”; sus siervos “seguir[ían] tras el conocer a Jehová”. Con referencia a Oseas 6:3, un comentarista bíblico moderno explica: “Hay una clara diferencia entre conocer de Dios y conocer a Dios, tal como no es lo mismo leer acerca del amor que enamorarse”. Así pues, no es suficiente con tener un conocimiento superficial de Jehová. Él tiene que ser real para nosotros, un amigo de confianza al que podemos acudir con libertad (Jeremías 3:4). Si nuestra relación con Dios es así de estrecha, entenderemos cómo se siente él cuando actuamos de cierta manera, y eso nos ayudará mucho a adorarlo de acuerdo con su voluntad.

      20, 21. ¿De qué manera demostró el rey Josías que tenía el conocimiento de Dios en su corazón?

      20 El rey Josías fue un siervo de Dios ejemplar. Veamos cuál fue su experiencia. Cuando subió al trono, se encontró con una nación echada a perder por la idolatría, la violencia y el engaño que habían caracterizado los reinados de Manasés y Amón (2 Reyes 21:1-6, 19-21). La exhortación de Sofonías “busquen a Jehová” tuvo que surtir efecto en Josías, ya que él “comenzó a buscar al Dios de David” y, con objeto de erradicar la idolatría, emprendió una campaña en Judá e incluso en regiones que habían pertenecido al reino del norte (Sofonías 1:1, 14-18; 2:1-3; 3:1-4; 2 Crónicas 34:3-7).

      Ilustración de la página 66

      Josías no puso excusas cuando hubo que hacer una reforma

      21 Tras esta limpieza espiritual, Josías siguió buscando a Jehová. Dispuso que se efectuaran reparaciones en el templo, durante las cuales salió a la luz “el libro de la ley de Jehová por la mano de Moisés”, al parecer el manuscrito original. ¿Cómo reaccionó Josías cuando se dio lectura a este libro? “En cuanto el rey oyó las palabras de la ley, inmediatamente rasgó sus prendas de vestir” —y de hecho “su [propio] corazón”— y las aplicó sin demora. No intentó justificarse, pensando que era suficiente con todo lo que ya había hecho. ¿Recuerda usted las consecuencias de esta reforma? “Durante todos los días de él, [los israelitas] no se desviaron de seguir a Jehová el Dios de sus antepasados.” (2 Crónicas 34:8, 14, 19, 21, 30-33; Joel 2:13.)

      Ilustración de la página 67

      ¿Haremos los cambios que sean necesarios para obedecer los mandatos bíblicos?

      22. ¿Cómo nos beneficia el ejemplo de Josías?

      22 “¿Cuál habría sido mi reacción? —quizás nos preguntemos—. ¿Habría hecho igual que Josías? ¿Habría escuchado a los profetas y realizado los cambios debidos en mi manera de pensar y actuar?” Aunque los cristianos no vivimos en tiempos de Sofonías y Josías, notamos que es urgente hacer caso de los mensajes y consejos de Dios. Si percibimos que debemos modificar nuestra vida o nuestro servicio a Dios, haremos bien en estudiar estos doce libros proféticos, pues quizá sean lo que nos haga falta para despertarnos espiritualmente (Hebreos 2:1).

      23. Si nos damos cuenta de que debemos mejorar en algún aspecto, ¿qué podemos hacer?

      23 Puede que uno se sienta a veces como Jonás en el vientre del gran pez cuando le decía a Jehová: “¡Se me ha expulsado de enfrente de tus ojos! ¿Cómo volveré a contemplar tu santo templo?” (Jonás 2:4). A los seres humanos imperfectos, propensos como somos a los errores, nos tranquilizan mucho las siguientes palabras de Jehová: “Vuelvan a mí, y yo ciertamente volveré a ustedes” (Malaquías 3:7). Si nos damos cuenta de que debemos fortalecer nuestra relación con Jehová, podemos acudir a los ancianos de la congregación, quienes nos ayudarán con mucho gusto. Es cierto que al principio nuestra situación pudiera ser comparable a la conducción de un vehículo: empezamos lentamente, y de forma gradual alcanzamos la velocidad deseada. Pero una vez en marcha, nos será más fácil progresar. Si este es su caso, no lo piense dos veces: Jehová lo recibirá y le ayudará, pues es “benévolo y misericordioso, tardo para la cólera y abundante en bondad amorosa” (Joel 2:12-14). Sin duda, los mensajes de los profetas infunden mucho ánimo a todos cuantos quieran adorar a Dios como él desea.

      Ilustración de la página 68

      Es preciso que algunos “busquen a Jehová” y vuelvan junto a él

      A MODO DE REPASO

      • Según indicaron los doce profetas, ¿qué debía hacer el pueblo de Dios? (Sofonías 2:3.)

      • En la antigüedad, ¿cómo fue posible que el pueblo se olvidara de Dios? (Oseas 8:14.)

      • ¿Por qué debe estar alerta el cristiano aunque disfrute de abundancia espiritual? (Amós 4:6; 8:11.)

      ¿QUÉ OPINA?

      • Según establece Jehová, ¿qué está implicado en adorarlo con todo el corazón? (Oseas 6:6; Miqueas 6:8.)

      • Si uno llega a sentirse lejos de Jehová, ¿cómo puede regresar a él? (Oseas 6:1-3.)

      • Al igual que Josías, ¿cómo podemos buscar a Jehová? (2 Crónicas 34:19-21; Joel 2:13.)

  • Demostremos que conocemos a Dios haciendo “que la justicia fluya”
    Vivamos muy pendientes del día de Jehová
    • CAPÍTULO SEIS

      Demostremos que conocemos a Dios haciendo “que la justicia fluya”

      1. ¿Por qué estamos dotados del sentido de la justicia?

      EN EL transcurso de la historia ha habido famosos defensores de la justicia. Sin lugar a dudas, esta cualidad nos resulta muy atrayente. ¿Por qué razón? Porque estamos hechos a la imagen y semejanza de Dios. En efecto, todos estamos dotados del sentido de la justicia y queremos recibir un trato equitativo. Jehová nos creó para reflejar su manera de ser, y él dice: “En [la justicia] de veras me deleito” (Jeremías 9:24; Génesis 1:27; Isaías 40:14).

      2, 3. ¿Por qué deberíamos examinar los libros de los doce profetas para entender mejor la justicia de Jehová?

      2 Entenderemos mejor la justicia de Jehová si leemos las páginas de la Biblia, y en particular los libros de los doce profetas. Tanto destacan ellos esta virtud divina que un folleto con el texto de Oseas, Amós y Miqueas, publicado por una sociedad bíblica, se titula Justicia ¡y ahora! Tomemos como ejemplo esta exhortación de Amós: “Hagan que la justicia fluya como el agua, y la honestidad, como una fuente inagotable”. Fijémonos también en un deber esencial que nos recuerda Miqueas: “¿Y qué es lo que Jehová está pidiendo de vuelta de ti sino ejercer justicia y amar la bondad y ser modesto al andar con tu Dios?” (Amós 5:24, La Palabra de Dios para Todos; Miqueas 6:8).

      3 Por lo tanto, si queremos conocer mejor a Jehová e imitarlo, hemos de apreciar debidamente su justicia, la cual es parte esencial de su personalidad. Quien no entienda bien esta cualidad tampoco podrá decir que conoce a Dios, pues desde muy antiguo sus siervos saben que “Jehová es amador de la justicia” (Salmo 33:5; 37:28).

      Ilustración de la página 71

      Habacuc

      4. Dé un ejemplo de que los escritos de los doce profetas pueden fortalecer nuestra confianza en la justicia de Dios.

      4 Unos años antes de que Jerusalén recibiera el castigo divino, Habacuc clamó a Dios: “¿Hasta cuándo, oh Jehová, tengo que gritar por ayuda[?]”. Luego se lamentó: “La ley se entumece, y la justicia nunca sale. Porque el inicuo cerca al justo, por esa razón la justicia sale torcida” (Habacuc 1:2, 4). Este fiel profeta había llegado a conocer a Jehová tanto por su lectura de los libros bíblicos existentes como por experiencia propia. Por ello, sabía que el Altísimo era defensor y promotor de la justicia. Aun así, se preguntaba por qué permitía la maldad. Habacuc recibió la confirmación divina de que los fieles serían tratados con equidad (Habacuc 2:4). Ahora bien, si este profeta y otros siervos de Dios tenían razones para estar seguros de ello, nosotros más. ¿Por qué? Porque tenemos la Biblia completa, con una crónica más amplia de los actos de Jehová y de las manifestaciones de su personalidad, entre ellas la justicia. Así que contamos con mejores medios para conocerlo y convencernos de que él muestra esa cualidad a la perfección.

      5. ¿Qué aspecto de la justicia nos interesa especialmente ahora?

      5 A través de los mensajeros que envió a Israel, Jehová destacó la importancia de actuar con justicia (Isaías 1:17; 10:1, 2; Jeremías 7:5-7; Ezequiel 45:9). Y en particular puso de relieve esta cualidad mediante los doce profetas (Amós 5:7, 12; Miqueas 3:9; Zacarías 8:16, 17). El lector actual notará que hay un aspecto que ellos recalcan en sus libros: la necesidad de ser rectos en la vida diaria. Claro, sus lecciones tienen muchas aplicaciones; pero centrémonos en dos campos que ellos relacionan especialmente con la justicia y fijémonos en cómo poner en práctica lo que aprendamos.

      JUSTICIA EN LAS ACTIVIDADES ECONÓMICAS Y LABORALES

      6, 7. ¿Por qué debe interesarnos la justicia en las actividades económicas y laborales?

      6 Cuando Jesús dijo: “No de pan solamente debe vivir el hombre”, dio por sentado que necesitamos alimentarnos (Lucas 4:4; Deuteronomio 8:3). En la mayoría de los casos, esto implica que uno mismo, o alguien de la familia, tiene que trabajar para conseguir el sustento. Así sucedía entre los siervos de Dios de la antigüedad. Algunos trabajaban por cuenta propia, como los agricultores, los tejedores, los ebanistas o los alfareros. Otros, sin embargo, eran patronos, y contrataban obreros cuando llegaba la cosecha y cuando había que elaborar harina, aceite de oliva o vino. También había comerciantes, dedicados a la compraventa de bienes, y otros prestaban distintos servicios, como los techadores y los músicos (Éxodo 35:35; Deuteronomio 24:14, 15; 2 Reyes 3:15; 22:6; Mateo 20:1-8; Lucas 15:25).

      7 ¿Observa usted semejanzas con su propia situación o la de sus amigos y parientes? Es cierto que los procedimientos técnicos pudieran ser distintos, pero el criterio de Jehová sobre las actividades que realizamos debe de ser el mismo, ¿verdad? En los mensajes que transmitió por boca de los doce profetas, Dios indicó que espera que su pueblo se comporte con rectitud en tales facetas de la vida. Examinemos algunas indicaciones sobre este tema y pensemos en formas de demostrar la justicia divina (Salmo 25:4, 5).

      8, 9. a) ¿Por qué era muy seria la condenación expresada en Malaquías 3:5? b) ¿Qué actitud equilibrada recomiendan las Escrituras en asuntos laborales?

      8 Dios declaró mediante Malaquías: “Me acercaré a ustedes para [ejecutar] el juicio, y ciertamente llegaré a ser testigo veloz contra los hechiceros, y contra los adúlteros, y contra los que juran falsamente, y contra los que actúan fraudulentamente con el salario del trabajador [...], [los cuales] no me han temido” (Malaquías 3:5). Así es: Jehová censuró a quienes trataban injustamente a sus empleados o asalariados. ¿Era muy grave aquel pecado? Pues bien, Dios lo puso al mismo nivel que el espiritismo, el adulterio y la mentira, y los cristianos sabemos que él condenará a los “fornicadores y los que practican espiritismo [...] y todos los mentirosos” (Revelación [Apocalipsis] 21:8).

      9 Lo que ocurría en el trabajo no era una simple cuestión de ética humana; estaba implicada la justicia de Jehová. Por ello, a las personas traidoras que “act[uaban] fraudulentamente con el salario del trabajador”, Dios les dirigió la siguiente advertencia: “Me acercaré a ustedes para [ejecutar] el juicio”. Es cierto que no dijo en ningún momento que el patrono tuviera que satisfacer los caprichos de alguno o de todos sus empleados. En su parábola sobre los jornaleros de una viña, Jesucristo reconoció que el propietario tenía el derecho de fijar la retribución y las condiciones laborales (Mateo 20:1-7, 13-15). Al mismo tiempo, hay otro detalle significativo en esa parábola: todos los obreros recibieron un denario, es decir, la paga diaria convenida, sin importar que hubieran trabajado la jornada completa o no. También observamos que el dueño no se aprovechó de los jornaleros para aumentar sus propias ganancias (Jeremías 22:13).

      10. Si contratamos a una persona, ¿por qué debemos preocuparnos de que reciba el trato debido?

      10 Pues bien, si poseemos un negocio y tenemos empleados, o incluso si contratamos los servicios de alguien, ¿qué puede decirse del salario, las exigencias y las transacciones económicas? ¿Se ajustan a lo que indica Malaquías 3:5? Es bueno planteárselo, pues las Escrituras Griegas Cristianas también condenan a quienes defraudan a los asalariados. El discípulo Santiago les dice: “¿No se les opone [Jehová]?” (Santiago 5:1, 4, 6). Por ello, se puede afirmar con toda razón que la persona injusta en el pago del “salario del trabajador” no conoce de verdad a Jehová, pues no imita la justicia divina.

      11, 12. a) ¿A qué práctica injusta se refiere Oseas 5:10? b) ¿Cómo podemos aplicar el principio de Oseas 5:10?

      11 Ahora veamos por qué estaba Jehová en contra de ciertos hombres influyentes del tiempo de Oseas: “Los príncipes de Judá han llegado a ser [...] como los que echan atrás un lindero. Sobre ellos derramaré mi furor [...] como si fuera agua” (Oseas 5:10). ¿Qué abuso denunciaba Oseas? Pues bien, las parcelas donde se ganaban el sustento los agricultores de Judá tenían los linderos, o límites, marcados con piedras o estacas. Por ello, quienes “echa[ba]n atrás un lindero” achicaban el terreno y así privaban al labrador de parte de su medio de vida; en realidad, le estaban robando. Por consiguiente, Oseas comparó a los príncipes de Judá, que deberían haber sido defensores de la justicia, a ladrones de tierra que movían los límites (Deuteronomio 19:14; 27:17; Job 24:2; Proverbios 22:28).

      Ilustración de la página 76

      ¿Nos guía la justicia en nuestras actividades laborales y comerciales?

      12 Hoy, algunos agentes inmobiliarios tal vez sientan la tentación de engañar al comprador con el truco de quienes “echan atrás un lindero”. Pero el principio es válido para comerciantes, patronos, empleados y clientes, sí, para todos los que intervienen en contratos o acuerdos. Como sabemos, algunos negociantes no quieren poner las cosas por escrito, pues creen que así les será más fácil incumplir lo prometido o exigir más de lo acordado. Otros sí firman contratos, pero con cláusulas en letra pequeña preparadas para manipular la situación en beneficio propio, aunque perjudiquen a la otra parte. ¿Qué opina usted de quien recurre a prácticas semejantes, sea comerciante o cliente, patrono o empleado? ¿Conoce realmente esa persona al Dios de la justicia? En su Palabra, Jehová advierte: “No muevas hacia atrás el lindero [...] de los huérfanos de padre. Porque su Redentor es fuerte; él mismo defenderá la causa [judicial] que ellos tienen contigo” (Proverbios 23:10, 11; Habacuc 2:9).

      13. Según Miqueas 6:10-12, ¿qué injusticias se cometían en el pueblo de Dios?

      13 Miqueas 6:10-12 aclara otros aspectos de la justicia: “¿Existen todavía en la casa de un inicuo los tesoros de la iniquidad, y la acortada medida de efá que se denuncia? ¿Puedo ser moralmente limpio con balanzas inicuas y con una bolsa de pesas de piedra engañosas? Porque sus [...] habitantes han hablado falsedad, y su lengua es mañosa”. Hoy en día no medimos los productos en efás, sino en litros, y no los pesamos en unidades antiguas, con pesas de piedra, sino en kilos. Pero el punto que transmite Miqueas sigue estando claro. Los mercaderes y negociantes de su época eran tramposos: estafaban a sus clientes con pesas y medidas alteradas. Dios llama “inicuo” al hombre cuya “lengua es mañosa”, sea al hablar o al hacer transacciones comerciales (Deuteronomio 25:13-16; Proverbios 20:10; Amós 8:5).

      Picture on page 74

      14. En vista de la advertencia de Miqueas, ¿qué injusticias debemos evitar?

      14 ¿Qué puede decirse hoy de la advertencia de Miqueas sobre pesas y medidas alteradas? ¿Influye en la forma en que conducimos nuestros negocios o nos comportamos como empleados? Desde luego, debería darnos en qué pensar, pues existen muchas maneras de defraudar a la clientela. Veamos algunas. Hay contratistas deshonestos que preparan el hormigón con menos cemento de lo habitual o de lo estipulado por ley. Otros profesionales usan en las zonas ocultas materiales de una calidad que no corresponde al precio abonado. Y hay comerciantes que hacen pasar por nuevos artículos usados. Seguramente hemos oído hablar de estos y otros “trucos del oficio” utilizados para aumentar las ganancias. ¿Sentimos la tentación de emplearlos? Un libro reciente sobre la protección del derecho a la intimidad señala que los testigos de Jehová “creen que el Creador los observa, y la mayoría preferiría morir antes que robar”. Y añade: “Están muy solicitados en los negocios que manejan grandes sumas de dinero”. ¿Por qué? Porque los cristianos verdaderos viven conscientes de que Jehová les “está pidiendo [...] ejercer justicia” en todo, incluidos los negocios y las finanzas (Miqueas 6:8).

      GOBIERNAN “PRÍNCIPES PARA DERECHO MISMO”

      15, 16. En tiempos de Miqueas, ¿cómo trataban los dirigentes al pueblo?

      15 Los libros de los doce profetas nos indican que hubo épocas en que la justicia sufría constantes atropellos. De hecho, las autoridades no daban el ejemplo debido (Éxodo 18:21; 23:6-8; Deuteronomio 1:17; 16:18). Por ello, Miqueas tuvo que recriminarles: “Oigan, por favor, cabezas de Jacob y ustedes los comandantes de la casa de Israel. ¿No es [deber] de ustedes el conocer la justicia? Odiadores de lo que es bueno y amadores de la maldad, que arrancan la piel de la gente y [la carne] de sus huesos” (Miqueas 3:1-3; Isaías 1:17).

      16 Aquellas palabras tuvieron que dejar atónitos a quienes conocían bien la vida del campo. Era común que el pastor esquilara cada cierto tiempo las ovejas que cuidaba y protegía (Génesis 38:12, 13; 1 Samuel 25:4). Pero “los comandantes de la casa de Israel”, que no cumplían con su obligación de “conocer la justicia”, explotaban a quienes Dios llamaba “el pueblo de su apacentamiento”; por así decirlo, los israelitas eran como ovejas a las que les arrancaban la piel y la carne, y les quebraban los huesos (Salmo 95:7). Luego Miqueas usó otra imagen de la vida rural. Dijo que los príncipes que estaban “juzgando [...] por la recompensa” eran como abrojos o setos de espinos (Miqueas 7:3, 4). Imaginémonos lo que nos sucedería si pasáramos entre zarzas y setos espinosos. Lo más seguro es que nos llenaríamos de arañazos y desgarrones. Pues bien, eso ilustra el efecto que tenían aquellos dirigentes en el pueblo de Dios. En vez de tratar a sus hermanos con rectitud, eran traidores y corruptos (Miqueas 3:9, 11).

      17. Según Sofonías 3:3, ¿qué actitud tenían los dirigentes?

      17 Sofonías destacó algo parecido: “Sus príncipes en medio de ella eran leones rugientes. Sus jueces eran lobos nocturnos que no roían huesos hasta la mañana” (Sofonías 3:3). ¿Se lo imagina? Los dirigentes del pueblo de Dios despreciaban el derecho y se comportaban como leones voraces y fieros. Los jueces eran como lobos insaciables que engullían todo cuanto encontraban y, a la mañana siguiente, solo habían dejado los huesos. En esas condiciones, la justicia no podía triunfar, pues acababa hecha trizas por las autoridades que atacaban al pueblo en vez de cuidarlo.

      Ilustración de la página 79

      Los príncipes del tiempo de Miqueas y Sofonías no conocían a Jehová

      18. ¿Cómo deberían haber tratado al pueblo de Dios los jueces de Israel?

      18 Era obvio que los cabezas de aquella nación dedicada no conocían a Dios. Si lo hubieran conocido, habrían seguido las indicaciones de Zacarías 8:16: “Estas son las cosas que ustedes deben hacer: Hablen verazmente unos con otros. Con verdad y el juicio de la paz hagan su [labor de] juzgar en sus puertas”. Los ancianos de Israel se reunían a la entrada de la ciudad, y allí atendían las causas judiciales. Para ello, no podían basarse en la primera impresión ni en sus preferencias personales, sino en el criterio de Jehová (Deuteronomio 22:15). Él les había advertido que no tuvieran favoritismos con nadie, sin importar lo rico o importante que fuera (Levítico 19:15; Deuteronomio 1:16, 17). El objetivo de los jueces era lograr que las partes en disputa se reconciliaran; de este modo dictarían “el juicio de la paz”.

      19, 20. a) ¿Por qué estamos seguros de que los doce profetas pueden enseñar mucho a los superintendentes cristianos? b) ¿Cómo muestran los ancianos que conocen a Jehová y la justicia divina?

      19 El apóstol Pablo citó parcialmente Zacarías 8:16 en una carta a un grupo de cristianos (Efesios 4:15, 25). Por lo tanto, de algo podemos estar seguros: las advertencias y recomendaciones que dieron los doce profetas acerca de la justicia son aplicables en la congregación cristiana actual. Sus ancianos, o superintendentes, deben mostrar con el ejemplo que conocen a Jehová e imitan su justicia. ¡Cuánto nos anima leer en Isaías 32:1 que son “príncipes [que gobiernan] para derecho mismo”! ¿Qué aspectos prácticos aprenden ellos de los avisos y consejos de los doce profetas?

      20 Los superintendentes cristianos tienen que guiarse por la Biblia, es decir, por las verdades que contiene y por las pautas que indican cuál es el punto de vista de Jehová. Deben decidir basándose en la Palabra de Dios, y no en sus propias opiniones ni en su “instinto”. Las Escrituras admiten que hay casos difíciles, cuya preparación toma más tiempo. Para ello, los ancianos no solo deben investigar sobre tales asuntos en la Biblia, sino también en las publicaciones cristianas, en las cuales encontrarán los sabios consejos de la clase del esclavo fiel y discreto (Éxodo 18:26; Mateo 24:45). Si actúan así, será más probable que odien lo que Dios ve mal y amen lo que ve bien. Esto permitirá que “den a la justicia un lugar en la puerta” y que “con verdadera justicia hagan su [labor de] juzgar” (Amós 5:15; Zacarías 7:9).

      21. ¿Por qué deben evitar los superintendentes el favoritismo, y qué podría llevarlos a caer en ese error?

      21 Incluso si tienen conocimiento de la Biblia, los responsables de juzgar pueden caer hasta cierto punto en el favoritismo. En la antigüedad, Malaquías indicó con gran pesar que los sacerdotes —quienes deberían haber sido fuentes de conocimiento— “estaban mostrando parcialidad en la ley” (Malaquías 2:7-9). ¿Cómo era posible? Miqueas dijo lo siguiente acerca de algunas autoridades: “Juzgan meramente por un soborno, y sus propios sacerdotes instruyen solo por precio” (Miqueas 3:11). ¿De qué modo puede verse afectada igualmente la actitud de un superintendente cristiano? Pues bien, ¿cómo actuará él si tiene que atender asuntos relacionados con alguien que ha sido generoso con él en el pasado, o que puede brindarle beneficios futuros? ¿Y si es un familiar de él o de su esposa? ¿A qué dará más importancia? ¿A los lazos de sangre, o a los principios espirituales? Imaginemos que una de estas personas comete un pecado o que se está evaluando si reúne los requisitos bíblicos para recibir privilegios de servicio adicionales en la congregación. Si el superintendente en cuestión interviene en esos casos, puede que se enfrente a la tentación del favoritismo (1 Samuel 2:22-25, 33; Hechos 8:18-20; 1 Pedro 5:2).

      Ilustración de la página 81

      Es preciso que los ancianos siempre “den a la justicia un lugar en la puerta”

      22. a) ¿Cómo deben velar por la justicia los ancianos? b) ¿Qué otras cualidades de Dios deben reflejar los ancianos al juzgar a quien comete un error?

      22 Cuando alguien comete un pecado grave, los pastores espirituales tratan de proteger a la congregación de influencias peligrosas y corruptoras (Hechos 20:28-30; Tito 3:10, 11). Claro, si hay arrepentimiento sincero, los ancianos procurarán “reajustar a tal hombre con espíritu de apacibilidad” (Gálatas 6:1). No lo tratarán con severidad y frialdad, sino que seguirán estas instrucciones: “Con verdadera justicia hagan su [labor de] juzgar; y efectúen unos con otros bondad amorosa y misericordias” (Zacarías 7:9). La justicia y la misericordia de Jehová se destacan en las instrucciones que él dio para atender asuntos judiciales en el antiguo Israel. Los encargados de juzgar tenían cierto margen a la hora de decidir; si las circunstancias y la actitud del pecador lo justificaban, podían ser misericordiosos con él. Igualmente, los superintendentes cristianos procuran juzgar con “verdadera justicia”, con “bondad amorosa y misericordias”. De este modo demuestran que conocen a Jehová.

      23, 24. a) ¿De qué forma promueven los ancianos “el juicio de la paz”? b) ¿Qué aspectos referentes a la justicia nos han ayudado a entender los doce profetas?

      23 Recordemos lo que dice Zacarías 8:16: “Con verdad y el juicio de la paz hagan su [labor de] juzgar en sus puertas”. Notemos cuál es el objetivo: “el juicio de la paz”. El hecho es que, incluso cuando los apóstoles estaban vivos, había diferencias personales y conflictos entre algunos cristianos. Al igual que Pablo brindó su ayuda a Evodia y Síntique, lo mismo han de hacer los ancianos de la actualidad (Filipenses 4:2, 3). Ciertamente, deben esforzarse por conseguir “el juicio de la paz”, o sea, por lograr que las partes en desacuerdo hagan las paces. Los consejos bíblicos que ofrezcan y la actitud con que los den promoverán la paz en la congregación y con Dios. Al actuar así, demostrarán que de verdad conocen a Jehová y la justicia divina.

      24 Las dos áreas que se han mencionado en este capítulo muestran la importancia de seguir en nuestra vida los consejos sobre la justicia que se encuentran en los libros de los doce profetas. ¡Sin duda, todos salimos muy beneficiados al dejar “que la justicia fluya”!

      ¿QUÉ HEMOS APRENDIDO?

      • ¿Quién es nuestro modelo de justicia? (Salmo 37:28; Oseas 2:19, 20.)

      • ¿Por qué debemos cultivar y aplicar la justicia? (Amós 5:6, 7; Sofonías 2:3.)

      • ¿Cómo demostramos justicia en las actividades económicas y laborales? (Oseas 5:10; 12:6, 7; Amós 8:5; Miqueas 2:1, 2; Malaquías 3:5.)

      ¿QUÉ APLICACIÓN TIENE EN LA ACTUALIDAD?

      • ¿Por qué deben los ancianos cristianos ser firmes defensores de la justicia? (Miqueas 3:9.)

      • ¿Qué indicaciones ofrece Zacarías 8:16 a los ancianos y otras personas?

      • ¿Qué muestras de favoritismo debemos esforzarnos por evitar, y por qué razón? (Malaquías 2:7-9; 1 Timoteo 5:21, 22.)

  • Sirvamos a Jehová de acuerdo con sus elevadas normas
    Vivamos muy pendientes del día de Jehová
    • CAPÍTULO SIETE

      Sirvamos a Jehová de acuerdo con sus elevadas normas

      1. En tiempos de Sofonías, ¿qué opinaban los habitantes de Jerusalén acerca de las normas de Jehová?

      “EL Señor no va a hacer nada, ni para bien ni para mal.” Así es como razonan muchos habitantes de Jerusalén en tiempos de Sofonías. Creen que Jehová no espera que cumplan con ningún tipo de normas. Por eso, el profeta dice que ellos “reposan tranquilos como vino en su sedimento”, es decir, sobre las partículas asentadas en el recipiente donde se almacena. Con tales palabras indica que estos judíos desean llevar una vida cómoda, sin que los perturben con anuncios de que Dios va a intervenir en su existencia. No obstante, Jehová hace esta advertencia a quienes pasan por alto sus normas: “Registraré Jerusalén con lámparas para castigar[los]”. Así es, él tiene normas y se preocupa por la actitud que adopta su pueblo ante ellas (Sofonías 1:12, Nueva Versión Internacional).

      2. En su localidad, ¿cuál es la actitud de la gente en general ante las normas de conducta?

      2 Hoy día pasa igual. A muchos les incomoda pensar que deban ajustarse a unas normas determinadas. Quizás le digan a uno: “¡Haz lo que quieras!”. Otros razonan así: “Si no me alcanza el dinero o no puedo cumplir mis deseos, tengo derecho a hacer lo que sea para mejorar la situación”. Les preocupa poco qué opina Dios o cómo espera que se comporten. Pero ¿y a usted? ¿Le agrada saber que el Creador fija normas?

      3, 4. ¿Por qué estamos agradecidos de contar con normas?

      3 Muchos rechazan la idea de que deban obedecer los preceptos divinos, pero aceptan sin dificultad las normas humanas en distintos campos de la vida. Tomemos como ejemplo la calidad del agua, que la mayoría de los gobiernos tiene regulada. ¿Qué ocurriría si los criterios oficiales fueran deficientes? El agua causaría diarreas y transmitiría otras enfermedades, y los más afectados serían los niños. Pero es muy probable que estemos beneficiándonos de rigurosas estipulaciones para el agua potable. “Si no existieran las normas, pronto lo notaríamos —dice la Organización Internacional de Normalización—. [...] Por lo general, no nos percatamos de cuánto contribuyen las normas a elevar los niveles de calidad, seguridad, eficiencia e intercambiabilidad, y a que estas ventajas se consigan a precios accesibles.”

      4 Si aceptamos que es útil que el hombre establezca normas en diversos campos, ¿verdad que es lógico esperar que Dios fije normas elevadas para el pueblo que lleva su nombre? (Hechos 15:14.)

      ¿SON RAZONABLES LAS NORMAS DIVINAS?

      Ilustración de la página 85

      5. ¿Cómo indicó Jehová mediante Amós que es necesario cumplir sus normas?

      5 Al construir una casa hay que satisfacer normas de calidad. Por ejemplo, si una pared no es vertical, tal vez acabe inclinado el edificio. O si hay huecos entre un muro y otro, quizás sea inhabitable la vivienda. Pues bien, ese es el punto que se destaca en una visión de Amós, quien profetizó en el siglo IX antes de nuestra era. En esa visión, referente al estado en que se encuentra Israel (el reino de diez tribus), el profeta ve a Jehová junto a un muro con “una plomada en su mano” y diciendo: “Voy a colocar una plomada en medio de mi pueblo Israel. Ya no volveré a excusarlo” (Amós 7:7, 8). Amós ve a Jehová junto a un muro simbólico “hecho con plomada”, es decir, con una pesa colgada de un cordel con la cual se mide la exactitud vertical de una pared. Cuando aquel muro se construyó, estaba a plomo, o sea, derecho. Sin embargo, para la época de Amós se encontraba torcido: espiritualmente hablando, los israelitas son como una pared desnivelada que debe demolerse antes de que se derrumbe.

      6. a) ¿Qué idea fundamental se repite en los libros de los doce profetas? b) ¿Qué hecho demuestra que las normas divinas son razonables?

      6 Al estudiar los libros de los doce profetas, veremos que vez tras vez se repite la misma idea: es esencial cumplir con las normas divinas. Pero los mensajes de estos escritos no son siempre condenas contra un pueblo que no alcanzaba el elevado nivel exigido por Dios. Hubo veces en que Jehová examinó a su pueblo y vio que satisfacía sus requisitos. Este hecho demuestra que las normas divinas son razonables y que los seres humanos imperfectos somos capaces de obedecerlas. Veamos un ejemplo.

      7. ¿Cómo nos ayuda Zacarías a entender que el ser humano imperfecto es capaz de satisfacer las normas de Jehová?

      7 Los judíos repatriados colocaron los cimientos del templo, pero luego abandonaron las obras. Por ello, Dios envió a los profetas Ageo y Zacarías para que los animaran a reanudarlas. Así, le concedió una visión a Zacarías donde aparecía el gobernador de Judá, Zorobabel, con una “plomada en la mano” colocando la piedra que remataba el templo. De ese modo indicó que la edificación del santuario satisfacía las exigencias divinas (Zacarías 4:10). Pero notemos un interesante detalle incluido al hablar de la construcción ya finalizada: “Estos siete son los ojos de Jehová. Discurren por toda la tierra”. Esa afirmación muestra que Dios, que todo lo ve, había contemplado a Zorobabel poniendo la piedra de remate. Sí, había observado que el templo restaurado cumplía con sus estipulaciones y pasaba la inspección. La idea que se desprende es que el ser humano es capaz de satisfacer las normas de Jehová, aunque estas sean elevadas. Así lo habían hecho Zorobabel y su pueblo, con el respaldo de Ageo y Zacarías. La lección es clara: al igual que Zorobabel, cada uno de nosotros puede estar a la altura de lo que Dios espera. ¡Cuánto nos tranquiliza saberlo!

      RAZONES PARA ACEPTAR LAS NORMAS DE JEHOVÁ

      8, 9. a) ¿Por qué tiene Jehová el derecho de fijarnos normas a los seres humanos? b) ¿Por qué podía Jehová exigir a los israelitas que guardaran sus mandamientos?

      8 Como Dios es el Creador, tiene el derecho de fijarnos normas a los seres humanos y esperar que las cumplamos (Revelación [Apocalipsis] 4:11). Pero no tiene que especificarlo todo, pues nos ha dado una valiosa guía: la conciencia (Romanos 2:14, 15). Jehová ordenó a nuestros primeros padres que no comieran del “árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo”, árbol que representaba el derecho de Dios a establecer las normas sobre el bien y el mal. Es bien sabido lo que ocurrió (Génesis 2:17; 3:1-19). Aludiendo a la mala elección que hizo el primer hombre, Oseas señala que los israelitas, “como el hombre terrestre [Adán], han traspasado el pacto” (Oseas 6:7). Al hacer esta comparación, el profeta subraya que los israelitas pecan porque quieren.

      9 Jehová indica en qué consiste su pecado: “No han cumplido con mi pacto”, es decir, el pacto de la Ley (Traducción en lenguaje actual). Cuando Dios rescató de Egipto a su pueblo, se convirtió en su dueño, lo que claramente le dio el derecho de fijarles normas. De hecho, los israelitas aceptaron el pacto con él y se comprometieron así a guardar sus mandamientos (Éxodo 24:3; Isaías 54:5). Sin embargo, muchos de ellos no lo hicieron; por el contrario, se volvieron culpables de fornicación y derramamiento de sangre (Oseas 6:8-10).

      10. ¿Qué hizo Jehová para ayudar a quienes no cumplían con sus normas?

      10 Jehová envió a Oseas y otros profetas para ayudar a su pueblo dedicado. En la conclusión de su libro profético, Oseas dijo: “¿Quién es sabio, para que entienda estas cosas? ¿Discreto, para que las sepa? Porque los caminos de Jehová son rectos, y los justos son los que andarán en ellos; pero los transgresores son los que tropezarán en ellos” (Oseas 14:9). Antes de este versículo, en el mismo capítulo 14, Oseas había destacado la necesidad de regresar a Jehová. Por consiguiente, lo que todo sabio entendería es que Jehová había trazado caminos rectos por los que debía transitar su pueblo. ¿Qué hay de usted, lector? Si es un siervo dedicado de Dios, seguramente desea de todo corazón mantenerse fiel en el servicio a Jehová, y así seguir andando en sus sendas.

      Ilustración de la página 87

      ¿Por qué seguimos las normas y recomendaciones del fabricante?

      11. ¿Por qué queremos obedecer los mandamientos de Dios?

      11 Oseas 14:9 también destaca las ventajas de seguir el camino de la justicia. Sin duda, cumplir los preceptos divinos nos ofrece muchos beneficios. Dado que Jehová es el Creador, sabe cómo estamos hechos y solo nos pide que hagamos lo que contribuye a nuestro bien. Podríamos ilustrar el conocimiento que tiene Dios acerca de nosotros con lo que sabe el fabricante acerca del automóvil que produce. En efecto, conoce a la perfección su diseño y estructura. Además, tiene presente que hay que darle mantenimiento y por ello hace recomendaciones, como cambiar el aceite cada cierto tiempo. ¿Qué ocurre si pasamos por alto esa indicación, razonando que el vehículo va bien? El motor se deteriora prematuramente y termina averiado. Pues bien, igual sucede con los seres humanos. Somos nosotros los que nos beneficiamos al guardar las disposiciones del Creador (Isaías 48:17, 18). Por eso, si comprendemos los beneficios innegables que recibimos, tendremos una razón más para satisfacer las normas de Dios, sí, para obedecer sus mandamientos (Salmo 112:1).

      12. ¿Por qué se estrechan los lazos con Jehová al andar en su nombre?

      12 La primera y principal recompensa por observar los mandamientos divinos es que así estrechamos los lazos con Jehová. Sin duda, cuando cumplimos con las normas divinas y vemos lo razonables y útiles que son, crece el cariño que sentimos por su Autor. El profeta Miqueas pintó un bello cuadro de esa unión: “Todos los pueblos, por su parte, andarán cada cual en el nombre de su dios; pero nosotros, por nuestra parte, andaremos en el nombre de Jehová nuestro Dios hasta tiempo indefinido, aun para siempre” (Miqueas 4:5). Tenemos el privilegio de andar en el nombre de Dios, sí, el gran honor de defender su buen nombre y aceptar su autoridad en nuestra vida. Como consecuencia lógica, deseamos imitar sus cualidades. Ciertamente, cada uno de nosotros debe esforzarse por fortalecer su relación con Jehová (Salmo 9:10).

      13. ¿Por qué no es negativo ni perjudicial temer el nombre de Dios?

      13 La Biblia dice algo más sobre quienes cumplen las normas divinas y andan en el nombre de Jehová: indica que esas personas temen el nombre de Dios. Pero el temor que sienten no es negativo ni perjudicial. De hecho, Jehová les da esta garantía: “A ustedes los que están en temor de mi nombre el sol de la justicia ciertamente brillará, con curación en sus alas; y realmente saldrán y escarbarán el suelo como becerros engordados” (Malaquías 4:2). Esa profecía la cumple Jesús, “el sol de la justicia” (Revelación 1:16). Gracias al brillo con que él nos ilumina, los seres humanos tenemos hoy curación espiritual, y en el futuro recibiremos curación física. El gozo de quedar sanos se compara a la alegría y excitación que sienten los becerros cebados cuando los sueltan, los cuales “sal[en] y escarb[an] el suelo”. ¿Verdad que ya experimentamos a buen grado esa liberación? (Juan 8:32.)

      14, 15. ¿Qué otras recompensas obtenemos por ser fieles a las normas divinas?

      14 Si somos fieles a las normas de Dios, tendremos una segunda recompensa: mejores relaciones personales. Veamos por qué. Habacuc pronunció cinco ayes, o expresiones de condena: contra los codiciosos, los que procuraban ganancias ilícitas, los que derramaban sangre inocente, los que cometían pecados sexuales premeditadamente y los idólatras (Habacuc 2:6-19). Con esos cinco ayes, Jehová muestra a las claras que ha fijado normas de conducta para nosotros. No obstante, centrémonos en un detalle: cuatro de los pecados que Dios señala se refieren al trato indebido al prójimo. Por ello, si vemos a nuestros semejantes de acuerdo con el criterio de Jehová, no los perjudicaremos, lo que en la mayoría de los casos se traducirá en mejores relaciones personales.

      15 La tercera recompensa es una mejor vida de familia. Hoy, mucha gente cree que el divorcio es la solución a los desacuerdos matrimoniales. No obstante, por boca del profeta Malaquías, Jehová dice que “ha odiado [la acción de] divorciarse” (Malaquías 2:16). Aunque luego examinaremos Malaquías 2:16 con más detalle, observemos un hecho: este pasaje muestra que Dios sabiamente fija normas para los miembros del hogar; cuanto mejor las sigan, más paz tendrán (Efesios 5:28, 33; 6:1-4). Es cierto que siempre habrá dificultades, pues todos somos imperfectos. Aun así, el Padre “a quien toda familia en el cielo y en la tierra debe su nombre” nos da en el libro de Oseas una perfecta demostración de cómo solucionar hasta los problemas conyugales más graves (Efesios 3:15). De esto también hablaremos en un capítulo posterior. Veamos ahora qué más está implicado en someterse a las normas divinas.

      “ODIEN LO QUE ES MALO, Y AMEN LO QUE ES BUENO”

      16. ¿Cómo indica Amós 5:15 que Dios tiene normas?

      16 Al tener que decidir cuáles eran las mejores normas sobre el bien y el mal, el primer hombre, Adán, fue un insensato. ¿Seremos más sabios nosotros? Amós nos invita a ser firmes en este particular, pues dice: “Odien lo que es malo, y amen lo que es bueno” (Amós 5:15). El difunto William Rainey Harper, profesor de Lenguas y Literatura Semíticas de la Universidad de Chicago, comentó lo siguiente sobre dicho versículo: “En la mente [de este profeta], lo que determina si algo es bueno o malo es el hecho de que se ajuste o no a la voluntad de Yavé”. Esa es una idea clave que destacan los doce profetas. Así pues, ¿estamos nosotros dispuestos a aceptar las elevadas normas de Jehová sobre el bien y el mal? Dichas normas aparecen reveladas en la Biblia y se entienden mejor gracias a las explicaciones de los cristianos maduros y experimentados que forman “el esclavo fiel y discreto” (Mateo 24:45-47).

      Ilustración de la página 90

      ¿Cómo nos ayudan a huir de la pornografía los consejos de los doce profetas?

      17, 18. a) ¿Por qué es vital que odiemos el mal? b) Dé un ejemplo de cómo podemos cultivar intenso odio hacia el mal.

      17 Odiar el mal nos ayudará a no cometer actos que desagradan a Dios. Por ejemplo, alguien tal vez tenga muy claro lo peligrosa que es la pornografía difundida por Internet y por ello procure evitarla. Pero ¿qué hay del “hombre que [es] en el interior”? ¿Cuáles son sus sentimientos hacia los contenidos pornográficos? (Efesios 3:16.) Si obedece la exhortación divina de Amós 5:15, le será más fácil cultivar odio por el mal, y así salir victorioso en su lucha espiritual.

      18 Veamos otro ejemplo. ¿Se imagina usted inclinándose ante ídolos, dando culto al sexo? ¡Qué idea tan repugnante!, ¿verdad? Pues bien, como indicó Oseas, eso fue lo que hicieron los antepasados de los israelitas al cometer actos inmorales frente al Baal de Peor (Números 25:1-3; Oseas 9:10). Parece ser que la razón por la que el profeta se refirió a este incidente era porque la adoración de Baal constituía en sus días un grave problema en Israel, el reino de diez tribus (2 Reyes 17:16-18; Oseas 2:8, 13). Imagínese la espantosa escena: los israelitas postrándose ante ídolos en medio de orgías sexuales. Tener presente que Dios condenó aquellos actos nos ayudará a combatir las trampas que Satanás coloca valiéndose de Internet. Por otro lado, la gente de hoy suele idolatrar a los hombres y mujeres más atractivos del mundo del espectáculo. Pero ¡qué diferente es el comportamiento de quienes escuchamos a los profetas y sus advertencias contra la idolatría!

      GRABEMOS LA PALABRA DE DIOS EN LA MENTE

      19. ¿Qué aprendemos de lo que hizo Jonás desde el vientre del gran pez?

      19 A veces, cuando luchamos por ser fieles a las elevadas normas divinas, pudiéramos sentirnos incapaces de enfrentarnos a las tentaciones y dificultades, o inseguros de qué camino tomar. Si andamos escasos de energía mental o emocional, ¿cómo vamos a superar esas situaciones graves? (Proverbios 24:10.) Pues bien, veamos la lección que nos dio Jonás, quien, como sabemos, era imperfecto y cometió errores. Recordemos qué hizo desde el vientre del gran pez: elevó una oración a Jehová. Repasémosla.

      20. ¿Qué nos ayudará a estar preparados como Jonás?

      20 En la oración que hizo Jonás “desde el vientre del Seol”, empleó muchos términos y expresiones de los salmos, que conocía bien (Jonás 2:2). Aunque estaba absorto implorando el perdón de Jehová y sumido en la angustia, le vinieron a los labios las palabras de David, como puede verse al comparar pasajes tales como Jonás 2:3, 5 y Salmo 69:1, 2.a Es evidente que el profeta estaba familiarizado con los salmos de David que tenía a su disposición. Los términos y frases de estos cánticos inspirados brotaban de su interior. Por así decirlo, Jonás llevaba “dentro de [sus] entrañas” la palabra revelada por Dios (Salmo 40:8). De igual modo, cuando usted se enfrenta a una situación que lo agota emocionalmente, ¿logra recordar dichos divinos que vengan al caso? Si ahora profundiza en el estudio de la Palabra de Dios, estará mejor preparado para el futuro, pues contará con un conocimiento que le será muy útil para ajustarse a las normas de Jehová cuando tenga que tomar ciertas decisiones y resolver problemas.

      DEMOSTREMOS SANO TEMOR DE DIOS

      21. ¿Qué debemos cultivar para ser fieles a las normas divinas?

      21 Claro, para ser fieles a las normas divinas no basta con atesorar conocimiento bíblico. El profeta Miqueas nos aclara qué se necesita para poner por obra la Palabra de Jehová: “La persona [dotada] de sabiduría práctica temerá tu nombre” (Miqueas 6:9). Así pues, para demostrar sabiduría práctica —o sea, la capacidad de aplicar los conocimientos a la vida diaria— debemos cultivar el temor por el nombre de Dios.

      22, 23. a) ¿Por qué dispuso Jehová que Ageo predicara a los judíos repatriados? b) ¿Qué razón tenemos para confiar en que seremos capaces de cumplir con las normas de Dios?

      22 ¿Cómo se aprende a temer el nombre de Dios? Pues bien, acudamos a Ageo, profeta posterior al exilio. En su brevísimo libro (38 versículos), Ageo usa el nombre Jehová treinta y cinco veces. En el año 520 antes de nuestra era, cuando él recibió su comisión divina, el pueblo de Dios ya llevaba dieciséis años en Jerusalén, y la reedificación del templo apenas había avanzado. Los judíos estaban desanimados por la oposición de sus enemigos y creían que aún no era el momento de reconstruirlo (Esdras 4:4, 5). Por ello, Jehová los animó así: “Pongan su corazón en sus caminos. [...] Y edifiquen la casa, para que yo me complazca en ella y sea glorificado” (Ageo 1:2-8).

      23 El gobernador Zorobabel, el sumo sacerdote Josué y “todos los restantes del pueblo empezaron a escuchar la voz de Jehová su Dios, [...] y el pueblo empezó a temer debido a Jehová”. Por consiguiente, Dios respondió: “Yo estoy con ustedes”. ¡Qué tranquilizador! Con la ayuda del espíritu santo, ellos “empezaron a entrar y a hacer la obra en la casa de Jehová” (Ageo 1:12-14). Motivados por un sano temor a desagradar a Dios, el pueblo superó sus miedos y reanudó los trabajos pese a la oposición.

      24, 25. Dé ejemplos de cómo aplicar a situaciones concretas los principios analizados en este capítulo.

      24 Ahora pensemos en nuestro caso personal. Si uno conoce las normas divinas aplicables a la situación que deba afrontar, ¿tendrá el valor de temer a Jehová, y no a los hombres? Pongamos el siguiente ejemplo. Una joven trabaja con un compañero de oficina que no comparte sus principios cristianos, pero que es especialmente atento con ella. ¿Le vendrá a la mente algún pasaje bíblico, algún recordatorio sobre las normas de Jehová y los peligros de pasarlas por alto? Uno muy adecuado sería Oseas 4:11: “Fornicación y vino y vino dulce son lo que quitan el buen motivo”. Teniendo en cuenta esa advertencia, ¿la moverá el temor de Dios a ser fiel a las normas cristianas y rechazar sus invitaciones a actividades sociales? Y si él le viene con coqueteos, ¿“ech[ará] a huir” y demostrará así que teme desagradar a nuestro amoroso Dios? (Génesis 39:12; Jeremías 17:9.)

      Ilustración de la página 95

      ¿Cómo nos protege el temor de Dios en una situación así?

      25 Ahora volvamos al caso del cristiano que lucha contra la atracción de la pornografía en Internet. Salmo 119:37, que forma parte de una oración, dice: “Haz que mis ojos pasen adelante para que no vean lo que es inútil”. ¿Vendrán a su mente esas palabras? De igual modo, Jesús dijo en el Sermón del Monte: “Todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella en su corazón” (Mateo 5:28). ¿Repasará mentalmente esa advertencia dicha persona? El temor de Jehová y el deseo de acatar sus normas deben impulsar al cristiano a apartarse de todo lo que pueda corromperlo. Cada vez que nos veamos tentados a pensar o actuar de forma contraria a las normas divinas, esforcémonos por fortalecer el temor de Jehová. Tengamos presente la garantía que él nos ofrece por boca de Ageo: “Estoy con ustedes”.

      26. ¿Qué analizará la próxima sección?

      26 No hay duda: todos podemos servir a Jehová de acuerdo con sus elevadas normas y cosechar muchos beneficios. Sigamos examinando los doce libros proféticos y veremos cómo nos resultan cada vez más claras las normas de Dios, sí, lo que él nos pide. La próxima sección analizará tres campos para los cuales Jehová ha dado normas admirables: la conducta, las relaciones con el prójimo y la vida familiar.

      a Compárese también Jonás 2:2, 4-9 con Salmo 18:6; 31:22; 30:3; 142:3; 31:6 y 3:8. Los pasajes están citados en el orden en que los empleó el profeta.

      ¿QUÉ RESPONDERÍAMOS?

      • ¿Qué efecto tiene en Jehová el que cumplamos o no con sus normas? (Amós 7:7-9.)

      • ¿Por qué decimos que las normas de Jehová son razonables? (Zacarías 4:10.)

      • ¿Qué razones tenemos para aceptar las normas divinas? (Miqueas 4:5; Malaquías 4:2; 2 Corintios 5:15; Revelación 4:11.)

      ¿CÓMO NOS AYUDA LO SIGUIENTE A CUMPLIR LAS NORMAS DIVINAS?

      • Odiar el mal (Amós 5:15).

      • Atesorar conocimiento de la Palabra de Dios (Jonás 2:4-9).

      • Cultivar el temor de Jehová (Ageo 1:12-14).

  • ¿Qué pide Jehová de usted?
    Vivamos muy pendientes del día de Jehová
    • CAPÍTULO OCHO

      ¿Qué pide Jehová de usted?

      1, 2. ¿Por qué es animador repasar el trato que dio Jehová a su pueblo, aunque este se encontraba en una lamentable situación moral?

      IMAGINEMOS la escena: la joven se sobresalta cuando aporrean la puerta. Teme que sea el mercader corrupto que viene a reclamar el dinero que le deben. Con sus pesas alteradas y el cobro ilegal de intereses, él se ha aprovechado de muchos clientes. Pero siempre escapa del castigo, ya que tiene sobornadas a las autoridades de la ciudad para que no escuchen las protestas de las víctimas. La muchacha se siente desamparada, pues su padre ha dejado el hogar para irse con una mujer más joven. Abandonadas, madre e hija quizás acaben vendidas como esclavas.

      2 Este cuadro combina varios abusos que condenaron los doce profetas (Amós 5:12; 8:4-6; Miqueas 6:10-12; Sofonías 3:3; Malaquías 2:13-16; 3:5). De haber vivido en aquel entonces, ¿cómo habríamos reaccionado? Aunque la situación en tiempos de aquellos profetas era lamentable, el trato que dio Jehová a su pueblo nos enseña lecciones positivas y animadoras. En efecto, en los doce libros vemos que Dios destacó cualidades y actitudes ciertamente admirables. Además, brindó palabras de aliento que fortalecen nuestros principios morales y nos impulsan a hacer el bien y alabar a Jehová. Dado que su día de juicio se acerca con rapidez, debemos analizar el mensaje positivo de estos libros. Así comprenderemos lo que pide Dios de cada uno de nosotros. Comencemos por los días de Miqueas, en el siglo VIII antes de nuestra era.

      Ilustración de la página 98

      Jehová no está ciego a la corrupción y la injusticia

      ¿QUÉ PIDE JEHOVÁ DE CADA UNO DE NOSOTROS?

      3, 4. a) ¿Qué atrayente ruego incluye el libro de Miqueas? b) ¿Qué tiene que ver con usted la pregunta de Miqueas 6:8?

      3 La primera impresión que pudiéramos recibir al leer el libro de Miqueas es que no es más que una larga lista de acusaciones contra los rebeldes israelitas. Y es cierto que Jehová no estaba ciego a la decadencia moral de su pueblo dedicado, donde no faltaban los “odiadores de lo que es bueno y amadores de la maldad” (Miqueas 3:2; 6:12). Sin embargo, además de denuncias, este libro contiene una de las exhortaciones bíblicas más atrayentes y motivadoras. El profeta se centra en el Autor de las normas justas y plantea una pregunta que nos invita a la reflexión: “¿Y qué es lo que Jehová está pidiendo de vuelta de ti sino ejercer justicia y amar la bondad y ser modesto al andar con tu Dios?” (Miqueas 6:8).

      4 ¿Se ha fijado? Con esas palabras el Creador nos hace un ruego. Sí, nos recuerda con amor las buenas actitudes que podemos adoptar en vez de dejarnos influir por la maldad que nos rodea. Jehová sabe que sus siervos leales queremos imitar sus cualidades y no pierde la fe en nosotros. Imagínese que le preguntaran directamente: “¿Qué pide Jehová de usted?”. ¿Qué diría? ¿Lograría señalar aspectos de su vida donde se nota —o debería notarse— que es distinto a la mayoría de la gente por seguir las normas morales de Dios? En efecto, seguir continuamente sus normas mejora mucho la relación que tenemos con él y nuestra calidad de vida. Mientras esperamos el Paraíso mundial que se avecina, nos infunde ánimo esta exhortación: “Siembren semilla para ustedes en justicia; sieguen de acuerdo con bondad amorosa. Labren para ustedes tierra cultivable, cuando hay tiempo para buscar a Jehová, hasta que él venga y les dé instrucción en justicia” (Oseas 10:12). Veamos ahora algunos puntos claves del excelente consejo de Miqueas 6:8.

      “SER MODESTO”

      5. ¿Por qué es importante “ser modesto” al andar con Dios?

      5 Miqueas destaca un aspecto fundamental: Jehová desea que uno sea “modesto al andar con” él. Es muy provechoso ser así, pues “la sabiduría está con los modestos” (Proverbios 11:2). La modestia exige reconocer las limitaciones que tenemos por haber heredado el pecado de Adán. Es esencial admitir que nacemos en pecado, pues eso nos ayuda a luchar para no pecar voluntariamente (Romanos 7:24, 25).

      6. ¿Cómo nos beneficia ser modestos y reconocer los efectos del pecado?

      6 ¿Por qué es vital que uno sea modesto y humilde si desea evitar el pecado voluntario? Porque así reconocerá cuánto poder tiene el pecado (Salmo 51:3). Oseas nos ayuda a entender lo atrayente que puede resultar el mal y lo destructivo que termina siendo. Por ejemplo, en aquel entonces, Jehová prometió que iba a “pedir cuentas” a su pueblo por haberle desobedecido. Cuando leemos esas palabras, ¿vemos alguna indicación de que fueran a librarse del castigo aquellos pecadores, que obraban sin modestia? No. Eso es lo que quizás creyeran ellos, pues el pecado suele engañar y esclavizar a quienes lo practican. Pero tiene un efecto aún peor: los separa de Jehová, tal vez hasta el extremo de que sus propios “tratos”, o acciones, “no [les] permiten [...] regresar a su Dios”. El pecado voluntario los corroe moralmente, los convierte en “practicantes de lo que es dañino”. Además, hace que su vida sea un fracaso absoluto. Tal vez parezca que les va bien por ahora, pero a menos que se arrepientan, no pueden esperar que Dios los apruebe (Oseas 1:4; 4:11-13; 5:4; 6:8).

      7. ¿Con qué actitud reciben la instrucción de Jehová las personas modestas?

      7 El modesto también admite que necesita que Dios lo guíe para evitar las tristes consecuencias del pecado. Miqueas habló de un tiempo —el actual— durante el cual muchísimas personas tendrían gran interés en que Jehová las “instru[yera] acerca de sus caminos” y en “[andar] en sus sendas”. Sería gente mansa que buscaría la “ley” y “la palabra de Jehová”. Seguramente usted ya se encuentra a gusto entre quienes desean “[andar] en el nombre de Jehová” cumpliendo sus normas. Aun así, puede que le ocurra como al profeta, es decir, que desee saber otras maneras de mantenerse “moralmente limpio” (Miqueas 4:1-5; 6:11). Verá cuánto le ayuda examinar con modestia lo que desea Jehová que uno haga.

      EJEMPLO DE MODESTIA Y FRANQUEZA

      Jonás demostró una modestia y franqueza que no vemos en ninguno de los escritores extrabíblicos. Dejó un relato sincero de su desobediencia y de las ocasiones en que no tuvo confianza en Jehová. No trató de ocultar la mala actitud que manifestó al recibir su comisión ni al ver que Dios perdonaba a los ninivitas. Sin duda, es un extraordinario ejemplo de modestia que hacemos bien en imitar.

      MANTENER ELEVADAS NORMAS MORALES

      8. ¿Cómo está la moralidad en el mundo actual?

      8 Por nuestro propio bien, tanto espiritual como físico, Jehová nos manda mantener la pureza moral en este mundo depravado (Malaquías 2:15). Cada día recibimos una avalancha de mensajes de alto contenido erótico. Muchas personas consideran normales las imágenes y películas pornográficas, las lecturas lascivas y las canciones sensuales. Hay quienes llegan a degradar a las mujeres, viéndolas como poco más que objetos sexuales. Y un buen número de colegiales cuentan chistes groseros y hacen insinuaciones obscenas. ¿Cómo resistiremos esas malas influencias?

      9. En tiempos de los doce profetas, ¿de qué maneras desobedecían muchas personas las normas de Jehová?

      9 Los doce profetas nos ofrecen armas eficaces. Aunque vivieron siglos antes de la era de los multicines y los videoclubes, los rodeaban símbolos fálicos, prostitución “sagrada” y promiscuidad descarada (1 Reyes 14:24; Isaías 57:3, 4; Habacuc 2:15). Así lo atestiguan estas palabras de los profetas: “En cuanto a los hombres, es con las rameras con quienes se apartan, y con las prostitutas de templo con quienes hacen sacrificio”. “Un hombre y su propio padre han ido a la misma muchacha, con el propósito de profanar mi santo nombre.” Algunos llegaban a pagar regularmente el “salario de prostitutas”, con las que participaban en ritos de fertilidad.a El adulterio estaba a la orden del día, pues muchos cónyuges infieles estaban “yendo tras sus amantes apasionados” (Oseas 2:13; 4:2, 13, 14; Amós 2:7; Miqueas 1:7, La Nueva Biblia Latinoamérica).

      10. a) ¿Cuál es el origen principal de la inmoralidad sexual? b) En la antigüedad, ¿de qué modo cometió el pueblo de Dios fornicación espiritual?

      10 Seguramente comprendemos que la inmoralidad sexual tiene su origen principal en la actitud y los motivos de la persona (Marcos 7:20-22). Refiriéndose a su pueblo inmoral, Jehová dice que “el espíritu mismo de fornicación [o sea, su “fuerte [...] deseo sexual”, según la Traducción en lenguaje actual] ha hecho que se vayan vagando [descarriados]”; también afirma que “no se han ocupado en cosa alguna sino en conducta relajada” (Oseas 4:12; 6:9).b De igual modo, Zacarías menciona “el espíritu de inmundicia” (Zacarías 13:2). Aquel comportamiento reflejaba insolencia, falta de respeto y hasta desprecio hacia las normas y la autoridad de Jehová. Era preciso que adoptaran una nueva motivación, para lo cual tenían que efectuar cambios radicales en la mente y el corazón. Al reflexionar en este hecho, ¿verdad que agradecemos aún más la ayuda que recibimos los cristianos para evitar la inmoralidad y sus lamentables consecuencias?

      MANTENER UNA CONDUCTA PURA

      11. ¿Cuáles son algunas consecuencias de la inmoralidad sexual?

      11 Probablemente hayamos visto en repetidas ocasiones que la conducta disoluta es destructiva, pues desintegra familias, priva a los hijos de la guía de sus padres, difunde terribles enfermedades y lleva a la eliminación de muchas vidas mediante el aborto. Además, quienes pasan por alto las normas del Creador en materia de sexualidad sufren por lo general destrozos de todo tipo, tanto físicos como emocionales. Como indicó Miqueas, cuando una persona “se ha hecho inmunda”, se produce “un destrozar; y la obra de destrozar es dolorosa” (Miqueas 2:10). Al reflexionar sobre este hecho, las personas que aman a Dios quedan más decididas que nunca a no entregarse a pensamientos impuros que les contaminarían la mente y el corazón (Mateo 12:34; 15:18).

      12. ¿Cómo nos beneficia aceptar el criterio de Jehová sobre la moralidad sexual?

      12 Pero los cristianos no adoptan esta postura solo por miedo a contraer enfermedades o a procrear hijos ilegítimos. Comprenden el valor de cultivar apego a la ley de Dios y de aceptar el criterio divino sobre la moralidad sexual. Jehová implantó en nuestros primeros padres el deseo normal de tener relaciones sexuales, expresión del amor mutuo entre los cónyuges. Era parte de su propósito al crear a los seres humanos. Por ello, cuando las relaciones íntimas se limitan al marco debido —el matrimonio—, son positivas, pues unen a los esposos y les permiten ser padres. Sin embargo, fuera de la unión conyugal son muy destructivas, como bien indicaron los doce profetas. En efecto, la gente que cometió actos inmorales en la antigüedad pagó un alto precio: la desaprobación de Dios. ¡Qué terrible sería que hoy nos pasara eso a nosotros!

      13. ¿Cómo ‘apartamos la fornicación’, por así decirlo, y evitamos la tentación?

      13 Oseas le ruega al pueblo que “aparte sus fornicaciones de su presencia”, es decir, que tome medidas concretas para proteger su moralidad (Oseas 2:2, Versión Moderna). Hoy aplicamos este consejo cuando actuamos con prudencia y nos alejamos del peligro. Por poner un caso, tal vez afrontemos una tentación constante en el centro de estudios o en el vecindario. Aunque nos resulte imposible cambiar de escuela o de casa, podemos dar otros pasos para huir de la tentación y, por así decirlo, ‘apartar de nuestra presencia la fornicación’. Uno de estos pasos es decirles a los demás que somos cristianos verdaderos, testigos de Jehová, y explicarles con respeto y claridad nuestros valores y creencias. Debemos dejarles muy claro que estamos firmemente decididos a seguir las elevadas normas de Jehová (Amós 5:15). Otra manera de ‘apartar la fornicación’ es evitando la pornografía y el entretenimiento poco recomendable. Para ello, quizás haya que tirar alguna revista o buscar nuevas amistades que amen a Jehová y que reconozcan como nosotros que debemos hacer lo que Dios pide (Miqueas 7:5). Así es: con la ayuda de Jehová evitaremos que nos contamine la inmoralidad del mundo.

      Ilustración de la página 104

      Dar a conocer nuestras creencias cristianas nos protege

      “AMAR LA BONDAD”

      14, 15. a) ¿Qué implica “amar la bondad”? b) ¿Cómo nos ayuda el amor a la bondad a ser personas irreprochables?

      14 Miqueas destacó que Jehová nos manda “amar la bondad”. Esta cualidad, que nos lleva a realizar acciones buenas y evitar las perjudiciales, está muy relacionada con la benignidad y la excelencia moral. Exige ser honrado y justo tanto en las relaciones con nuestro semejante como en otras cuestiones personales. En el capítulo 6 de este libro vimos varios campos importantes, como las actividades económicas y laborales, donde son esenciales la rectitud y la integridad. Pero hay otras facetas de la vida en las que debemos ser justos, honestos y bondadosos.

      15 Quienes aman la bondad y desean hacer el bien al prójimo procuran ser personas irreprochables. Jehová les dijo lo siguiente a los israelitas que no daban el debido apoyo material a la adoración pura: “Ustedes me están robando” (Malaquías 3:8). ¿Vemos alguna manera en la que alguien podría estar “robando” a Dios en la actualidad? Supongamos, por ejemplo, que un cristiano tiene acceso a fondos donados para fomentar los intereses del Reino, sea en la congregación o en otro lugar. ¿A quién le pertenece ese dinero? En última instancia, a Jehová, pues se entregó para promover su adoración (2 Corintios 9:7). ¿Debería uno creer que tiene el derecho de tomarlo “prestado” para una emergencia personal o de usarlo de otro modo sin la debida autorización? De ninguna manera. Eso equivaldría a robar a Dios y ciertamente no sería bondadoso ni justo hacia quienes contribuyeron dichos fondos para la obra de Jehová (Proverbios 6:30, 31; Zacarías 5:3).

      16, 17. a) ¿Qué muestras de codicia eran comunes en el tiempo de Amós y en el de Miqueas? b) ¿Cómo ve Dios la avidez?

      16 La bondad y la benignidad también mueven a los cristianos a evitar la avidez. En tiempos de Amós era común la codicia más extrema. Algunos individuos eran depredadores insaciables dispuestos a “vend[er] a alguien justo” —a su propio hermano en la fe— “por simple plata” (Amós 2:6). En la época de Miqueas ocurría más o menos igual, pues los ricos de Judá arrebataban a la gente indefensa sus posesiones, tomándolas por la fuerza si hacía falta (Miqueas 2:2; 3:10). Al apoderarse de los campos de sus vecinos, esos saqueadores violaban la Ley de Jehová. Sí, incumplían el último de los Diez Mandamientos y las normas que prohibían la venta a perpetuidad de las tierras de la familia (Éxodo 20:13, 15, 17; Levítico 25:23-28).

      17 Vender y esclavizar seres humanos quizás no sea tan frecuente hoy como en tiempos de los profetas. Pero ¿qué diremos de lucrarse a costa del prójimo o explotarlo? El cristiano que ama la bondad nunca se aprovecha de sus hermanos en la fe. Por ejemplo, comprende que no sería justo ni bondadoso emprender un negocio o promover una inversión donde ellos fueran los principales clientes. En la Biblia, Dios nos advierte contra la avidez, y ciertamente sería una muestra de avidez hacer planes para enriquecerse a corto plazo a costa de otros cristianos (Efesios 5:3; Colosenses 3:5; Santiago 4:1-5). Pero la avidez no solo se manifiesta en el amor al dinero, sino también en el afán de poder e incluso en el deseo descontrolado de comida, bebida, sexo u otras cosas. Miqueas dirigió estas palabras a la persona interesada e insaciable: “No te satisfarás”. Igual les ocurrirá a quienes hoy tienen esa actitud (Miqueas 6:14).

      Ilustración de la página 106

      Muchos cristianos atienden con amor las necesidades espirituales de los extranjeros

      18, 19. a) ¿Qué afirmaciones de algunos de los doce profetas revelan que Jehová se interesa por el “residente forastero”? b) ¿Cómo mejorarán nuestras relaciones con el prójimo si demostramos amor e interés?

      18 Jehová dio este mandato a sus siervos: “No defrauden [...] a ningún residente forastero”. Y mediante Malaquías les dijo: “Me acercaré a ustedes para el juicio [...] contra [...] los que apartan al residente forastero” (Zacarías 7:10; Malaquías 3:5). Pensemos en el lugar donde vivimos. ¿Ha cambiado por la llegada de inmigrantes de nacionalidad, raza u otras circunstancias distintas a las nuestras? Quizás se hayan mudado buscando seguridad, trabajo o una mejor calidad de vida. ¿Cómo vemos a quienes hablan otra lengua y llevan una vida diferente? Cuando examinamos nuestro corazón, ¿descubrimos prejuicio? Esa tendencia sería todo lo contrario de la bondad.

      19 Ahora bien, al realizar nuestra obra debemos demostrar que todas las personas, incluidas las de otros lugares o antecedentes, tienen derecho a conocer la verdad cristiana. Si así lo hacemos, la reacción de la gente sin duda será buena. Además, la bondad nos ayudará a combatir la idea de que esos recién llegados se están adueñando del Salón del Reino o de otros recursos. El apóstol Pablo escribió una carta a algunos cristianos del siglo primero que, siendo judíos, sentían ciertos prejuicios hacia quienes no tenían el mismo origen. Les dijo que en realidad nadie merecía la salvación y que la única razón por la que puede recibirla cualquier ser humano es por bondad inmerecida de Dios (Romanos 3:9-12, 23, 24). Si somos bondadosos, nos alegraremos de que el amor de Dios esté llegando a mucha gente que hasta ahora no había tenido oportunidad de oír las buenas nuevas (1 Timoteo 2:4). Las personas procedentes de otros lugares o culturas suelen estar en desventaja. Por eso, debemos interesarnos por ellas, mostrarles bondad y acogerlas entre nosotros, tratando a cada una de ellas “como natural” del país donde vivimos (Levítico 19:34).

      ANDAR CON EL DIOS VERDADERO

      20. ¿A quiénes recurrieron algunos israelitas en busca de dirección?

      20 Miqueas también puso el acento en la necesidad de andar con Jehová, confiar en él como el Dios verdadero y pedirle que nos guíe (Proverbios 3:5, 6; Oseas 7:10). Sin embargo, a su regreso del exilio, algunos judíos recurrieron a adivinos, clarividentes y dioses falsos. Tal vez buscaban ayuda en algún momento difícil, como una sequía, pero en realidad estaban invocando a fuerzas malignas, y eso a pesar de que Jehová había condenado expresamente todas esas prácticas (Deuteronomio 18:9-14; Miqueas 3:6, 11; 5:12; Ageo 1:10, 11; Zacarías 10:1, 2). Lo cierto era que aquellos judíos se estaban relacionando con espíritus que son enemigos del Dios verdadero.

      21, 22. a) ¿Qué prácticas espiritistas son comunes donde usted vive? b) ¿Por qué no tienen nada que ver con el ocultismo los verdaderos siervos de Jehová?

      21 Hay quienes piensan que los espíritus malignos mencionados en las Escrituras son únicamente símbolos del mal como concepto. Sin embargo, la Biblia revela que los demonios son seres reales y que están detrás de la astrología, la brujería y demás artes mágicas (Hechos 16:16-18; 2 Pedro 2:4; Judas 6). Pues bien, los peligros del espiritismo son tan reales como ellos. En numerosas culturas no es raro consultar a chamanes, a hechiceros o a curanderos que afirman tener poderes misteriosos. Otras personas intentan guiarse con horóscopos, cartas del tarot, varitas de zahorí, tableros ouija y cristales especiales. Y muchos hasta tratan de comunicarse con los espíritus de los muertos. Según informes de prensa, ciertos políticos solicitan los servicios de astrólogos y espiritistas antes de tomar decisiones. Todas las citadas prácticas están en contra de la exhortación de Miqueas a que andemos con el Dios verdadero y nos dejemos guiar por él.

      22 Todos los siervos verdaderos de Jehová debemos huir del espiritismo. Podemos estar seguros de que Dios nunca usa la magia ni el ocultismo para manifestar su voluntad o ejercer su poder. Más bien, como garantiza Amós 3:7, Jehová siempre ha “revelado su asunto confidencial a sus siervos los profetas”. Además, la persona que juega con las artes ocultas se expone a caer en las garras de Satanás, el príncipe de los demonios, quien es mentiroso y experto en el engaño. Tanto él como sus secuaces solo piensan en hacer daño, pues siempre se han distinguido por sus actos crueles e incluso homicidas (Job 1:7-19; 2:7; Marcos 5:5). Se comprende, por tanto, que la invitación de Miqueas a andar con el Dios verdadero va de la mano con la condena de la adivinación y la brujería.

      Ilustraciones de la página 109

      Los siervos de Dios deben huir del ocultismo

      23. ¿Quién es el único que puede contestar nuestras peticiones de ayuda?

      23 La auténtica espiritualidad se cultiva únicamente acudiendo a Jehová y su adoración pura (Juan 4:24). Por ello, el profeta Zacarías escribe: “Hagan sus solicitudes a Jehová” (Zacarías 10:1). Si se diera el caso de que experimentáramos ataques o tentaciones de espíritus malignos, no olvidemos que “todo el que invoque el nombre de Jehová escapará salvo” (Joel 2:32). Esta tranquilizadora promesa es una importante ayuda para estar muy pendientes de Su gran día.

      24. ¿Qué lecciones ha sacado de Miqueas 6:8?

      24 Es evidente que las palabras de Miqueas 6:8 nos dan mucho en que pensar. Si queremos fortalecer nuestra moralidad, debemos tener buenos motivos y las cualidades que agradan a Dios. Oseas nos da ánimos a todos los que vivimos en “la parte final de los días”. Dijo que en nuestro tiempo las personas que reverencian a Dios buscarían la bondad de Jehová (Oseas 3:5). Y Amós confirmó que Dios nos invita a hacer eso mismo: “Busquen lo que es bueno [...] a fin de que sigan viviendo”. También transmitió la siguiente exhortación: “Amen lo que es bueno” (Amós 5:14, 15). Si actuamos de ese modo, disfrutaremos mucho haciendo lo que Dios pide de nosotros.

      a El traductor bíblico Joseph Rotherham hizo este comentario sobre la conducta que seguían las naciones de Canaán y que luego imitaron los israelitas: “Hasta el culto estaba cargado de sensualidad y de terrible salvajismo. En honor de sus dioses, las mujeres entregaban su virginidad. Los santuarios eran prostíbulos. Los órganos genitales se representaban abiertamente con símbolos repugnantes. Aquellos pueblos tenían prostitutos sagrados (!) de ambos sexos”.

      b El pueblo de Dios también cometió fornicación espiritual, pues hizo alianzas ilícitas con naciones paganas y mezcló el culto a Baal con la adoración verdadera.

      ¿QUÉ APRENDEMOS...

      • ... de la invitación que nos hace Jehová a vivir de acuerdo con sus normas? (Zacarías 6:15; Malaquías 3:16, 18.)

      • ... al meditar en las características y las malas consecuencias del pecado? (Malaquías 4:1; Romanos 6:12-14; 1 Corintios 6:18.)

      • ... al examinar la decadencia moral del pueblo de Dios en la antigüedad? (Oseas 8:7; 10:12; 14:9.)

      ¿QUÉ BENEFICIOS OBTENEMOS...

      • ... al adoptar el criterio de Jehová sobre la moralidad sexual? (Oseas 3:3; 4:11.)

      • ... al hacer caso de las advertencias de los doce profetas contra la codicia y el egoísmo? (Miqueas 7:5-7; Filipenses 2:4.)

      • ... al huir del espiritismo y el ocultismo? (Miqueas 5:12; Nahúm 3:4; Malaquías 3:5.)

  • Tratemos a los demás como Dios quiere
    Vivamos muy pendientes del día de Jehová
    • CAPÍTULO NUEVE

      Tratemos a los demás como Dios quiere

      1-3. a) ¿Qué recuerdan muchos cristianos al oír hablar de la antigua Tiro? b) Mencione qué relaciones hubo entre el rey Hiram y la nación de Israel. c) ¿Qué lección aprendemos de lo que le sucedió a Tiro?

      AL OÍR hablar de la antigua Tiro, ¿qué le viene a la memoria? Muchos cristianos recordarán la profecía que anunciaba su destrucción. La cumplió Alejandro Magno cuando arrancó los escombros del barrio continental de la ciudad, construyó con ellos un dique y así logró arrasar la nueva sección insular (Ezequiel 26:4, 12; Zacarías 9:3, 4). Ahora bien, al ver el nombre Tiro, ¿piensa usted en lo que debemos hacer y en lo que debemos evitar en el trato con nuestros hermanos espirituales y con otras personas?

      2 Pues bien, ¿por qué fue destruida aquella ciudad? “Debido a tres sublevaciones de Tiro, [...] debido a que entregaron a un cuerpo completo de desterrados a Edom, y porque no recordaron el pacto de hermanos. Y ciertamente enviaré un fuego sobre el muro de Tiro.” (Amós 1:9, 10.) Siglos antes, Hiram, uno de sus reyes, tuvo un gesto de buena voluntad con el rey David al proporcionarle materiales para la construcción del templo salomónico. A cambio, Salomón hizo un pacto con Hiram y le dio varias ciudades de Galilea. De hecho, el propio Hiram llamó al rey “hermano mío” (1 Reyes 5:1-18; 9:10-13, 26-28; 2 Samuel 5:11). Por eso, cuando los tirios “no recordaron el pacto de hermanos” y vendieron algunos siervos de Dios como esclavos, Jehová tomó buena nota de lo sucedido.

      3 Cuando vemos que los cananeos de Tiro sufrieron el castigo divino por maltratar al pueblo de Jehová, ¿qué aprendemos? Una importante lección es que debemos portarnos bien con nuestros hermanos espirituales. En capítulos anteriores de este libro hemos examinado diversos consejos de los doce profetas acerca del trato al prójimo. Vimos, por ejemplo, que debemos practicar la justicia en asuntos como el manejo de dinero y la pureza moral. Pero estos doce libros ofrecen más indicaciones de cómo quiere Dios que obremos con los demás.

      NO NOS ALEGREMOS DE LAS DESGRACIAS AJENAS

      4. ¿En qué sentido eran los edomitas “hermanos” de los israelitas y, sin embargo, cómo los trataron?

      4 Cuando meditamos en la condena divina que recibió Edom, nación vecina de Israel, aprendemos otra lección: “No debiste mirar el espectáculo en el día de tu hermano, en el día de su desventura; y no debiste regocijarte por [el sufrimiento de] los hijos de Judá en el día en que perecían” (Abdías 12). Si los tirios eran “hermanos” de Israel por sus relaciones comerciales, los edomitas lo eran en sentido mucho más literal, pues descendían de Esaú, el gemelo de Jacob. De hecho, el propio Jehová los había llamado “hermanos” de Israel (Deuteronomio 2:1-4). Por eso, era una vergüenza que se alegraran de la calamidad que sufrieron los judíos a manos de los babilonios (Ezequiel 25:12-14).

      5. ¿En qué situaciones podría ser nuestra actitud como la de los edomitas?

      5 Es obvio que Dios no aprobó la conducta de los edomitas con sus hermanos judíos. Ahora preguntémonos: “¿Cómo considera Jehová el trato que doy a mis hermanos en la fe?”. Un aspecto en el que debemos interesarnos es la manera de ver y tratar a un hermano con quien hemos tenido un roce. Imaginemos, por ejemplo, que un cristiano nos ofende o tiene un problema con un familiar nuestro. En el caso de que haya “causa de queja”, ¿nos quedaremos dolidos y nos negaremos a olvidarlo o a tomar la iniciativa para arreglar las cosas? (Colosenses 3:13; Josué 22:9-30; Mateo 5:23, 24.) Esa actitud podría reflejarse en nuestro comportamiento; quizás le demostremos frialdad, evitemos su compañía o incluso lo critiquemos. Siguiendo con el ejemplo, ese mismo hermano pudiera terminar cometiendo un error y tal vez necesite el consejo o la corrección de los ancianos de la congregación (Gálatas 6:1). Al verlo en dificultades, ¿nos alegraremos como los edomitas? ¿Qué actitud quiere Dios que adoptemos?

      6. Explique qué actitud digna de imitar vemos en Miqueas 7:18 y qué actitud opuesta se condena en Zacarías 7:10.

      6 Por boca de Zacarías, Jehová expresa el deseo de que sus siervos “no tramen nada malo unos contra otros en sus corazones” (Zacarías 7:9, 10; 8:17). Esta advertencia es pertinente sobre todo cuando creen que un hermano les ha hecho daño, sea a ellos mismos o a un familiar suyo. En tal caso es fácil que “tramen [algo] malo [...] en sus corazones” y luego lo realicen. Sin embargo, Dios da a sus siervos un buen ejemplo y desea que lo imitemos. Recordemos que Miqueas escribió que Jehová “perdona el error y pasa por alto la transgresión” (Miqueas 7:18).a ¿De qué formas podemos copiar esta actitud en la vida diaria?

      7. ¿Por qué pudiéramos optar sencillamente por olvidar una ofensa?

      7 Tal vez estemos molestos por alguna ofensa cometida contra nosotros o contra un familiar. Pero ¿será tan grave como creemos? La Biblia indica qué pasos deben darse si alguien tiene una diferencia con un hermano, incluso si hay implicado algún pecado. No obstante, en muchos casos, uno seguirá el mejor camino si “pasa por alto la transgresión”, o, en otras palabras, si disculpa el error o la ofensa. Preguntémonos: “¿Será esta una de las setenta y siete veces que debo perdonarlo? ¿Por qué no lo olvido sin más?” (Mateo 18:15-17, 21, 22). Aunque la ofensa parezca importante ahora, ¿lo será tanto dentro de mil años? Eclesiastés 5:20 nos enseña una valiosa lección. Dice que cuando un trabajador disfruta de lo que come y bebe, “no se [acuerda] frecuentemente de los días de su vida, porque el Dios verdadero lo tiene absorto en el regocijo de su corazón”. En efecto, ese hombre es feliz concentrándose en las alegrías del momento, lo cual le hace olvidar los problemas cotidianos. ¿Podríamos imitar su actitud? Si meditamos en los gozos que nos brinda nuestra hermandad cristiana, tal vez logremos olvidar asuntos que a la larga no tienen importancia y que no recordaremos en el nuevo mundo. Esa actitud es la opuesta a alegrarse del mal ajeno o a mantener vivas las ofensas en la memoria.

      Ilustración de la página 113

      Si alguien nos ofende, ¿qué debemos evitar?

      DIGAMOS LA VERDAD SIEMPRE

      8. ¿En qué conversaciones suele costar más trabajo decir la verdad?

      8 Los doce libros proféticos también destacan cuánto desea Dios que seamos fieles a la verdad en toda circunstancia. Es cierto que nos esforzamos por llevar “la verdad de [las] buenas nuevas” a nuestros semejantes (Colosenses 1:5; 2 Corintios 4:2; 1 Timoteo 2:4, 7). Pero tal vez nos cueste más trabajo decir la verdad en las conversaciones cotidianas con la familia o con nuestros hermanos espirituales, conversaciones que cubren múltiples temas y situaciones. ¿Por qué resulta más difícil?

      9. ¿En qué circunstancias pudiéramos vernos tentados a no decir toda la verdad, y qué deberíamos preguntarnos?

      9 ¿No es cierto que todos hemos hecho o dicho algo poco bondadoso y luego nos lo han recriminado? Seguramente nos sentimos avergonzados o un tanto culpables. Pues bien, eso pudiera llevarnos a negar el error o recurrir a “explicaciones” manipuladoras para excusar la mala conducta y hasta lograr que parezca buena. O si nos encontramos en una situación embarazosa, tal vez nos veamos tentados a mencionar los detalles que nos convienen y callarnos los que no. En tal caso, lo que decimos es técnicamente cierto, pero transmite una imagen muy deformada de la realidad. Aunque así no estemos diciendo mentiras descaradas, tan comunes en el mundo de hoy, ¿estaríamos aplicando con nuestro hermano esta exhortación: “Hable verdad cada uno de ustedes con su prójimo”? (Efesios 4:15, 25; 1 Timoteo 4:1, 2.) Cuando un cristiano se expresa de cierto modo con la intención de que su hermano saque conclusiones equivocadas, o de que crea algo que en realidad es falso o inexacto, ¿qué le parece a usted que pensará Dios?

      10. ¿Qué dijeron los profetas sobre cierta conducta habitual en los antiguos reinos de Israel y Judá?

      10 Los profetas sabían que, a veces, hasta algunos hombres y mujeres dedicados a Jehová pasan por alto sus mandamientos. Así ocurría en tiempos de Oseas, profeta que expresó lo indignado que estaba Jehová con algunos de sus contemporáneos: “¡Despojo violento para ellos, porque han transgredido contra mí! Y yo mismo procedí a redimirlos, pero ellos mismos han hablado mentiras hasta contra mí”. Además de difamar a Jehová clara e innegablemente, algunos incurrían en otros pecados, como “la pronunciación de maldiciones y [la] práctica de engaño”, quizás distorsionando los hechos para inducir a error a su prójimo (Oseas 4:1, 2; 7:1-3, 13; 10:4; 12:1). Oseas escribió lo anterior en Samaria, el reino del norte. Pero ¿iban mejor las cosas en Judá? Miqueas responde: “Sus propios ricos se han llenado de violencia, y sus propios habitantes han hablado falsedad, y su lengua es mañosa en su boca” (Miqueas 6:12). Conviene recordar que aquellos profetas condenaron tanto la “práctica de engaño” como la “lengua [...] mañosa”. Por esta razón, hasta el cristiano —que jamás contaría mentiras intencionadas— debe preguntarse: “¿Recurro a veces al engaño o a la lengua ‘mañosa’? ¿Cómo quiere Dios que me comporte al comunicarme con los demás?”.

      11. Según indican los profetas, ¿cómo quiere Dios que hablemos?

      11 Por otro lado, Dios también se valió de los profetas para destacar las buenas acciones que espera de nosotros. Por ejemplo, Zacarías 8:16 dice: “Estas son las cosas que ustedes deben hacer: Hablen verazmente unos con otros. Con verdad y el juicio de la paz hagan su [labor de] juzgar en sus puertas”. En tiempos de Zacarías, las puertas de la ciudad eran lugares públicos donde los ancianos atendían casos judiciales (Rut 4:1; Nehemías 8:1). Pero Zacarías no dijo que aquella fuera la única circunstancia que exigía hablar sin engaño. Vemos que, junto con la exhortación a ser honrados en situaciones formales, también hizo esta otra: “Hablen verazmente unos con otros”. Esto incluye la intimidad del hogar, cuando conversamos con nuestro cónyuge o con nuestra familia inmediata. También abarca la comunicación cotidiana con nuestros hermanos, sea en persona, por teléfono o por cualquier otro medio. Ellos tienen todo el derecho de esperar que digamos la verdad. Los padres cristianos deben recalcar a sus hijos la importancia de evitar las falsedades. De este modo irán aprendiendo desde pequeños lo que Dios espera de ellos: que su lengua no sea “mañosa” y que demuestren honradez absoluta cuando hablan (Sofonías 3:13).

      12. ¿Qué valiosas lecciones nos enseñan los libros proféticos?

      12 Sin importar su edad, las personas veraces siguen siempre la lección que se desprende de esta exhortación de Zacarías: “Amen la verdad y la paz” (Zacarías 8:19). Podemos aprender, además, de la conducta ejemplar que vio Jehová en su Hijo, según la describe Malaquías: “La ley misma de la verdad resultó estar en su boca, y no se halló injusticia en sus labios. En paz y rectitud anduvo conmigo” (Malaquías 2:6). ¿Esperará menos Jehová de nosotros? Recordemos que contamos con su Palabra completa, incluidos los libros de los doce profetas con todas las lecciones que nos enseñan.

      NO TRATEMOS A NADIE CON VIOLENCIA

      13. ¿Qué otro problema se señala en Miqueas 6:12?

      13 Como hemos visto en Miqueas 6:12, algunos miembros del pueblo de Dios trataban mal a su prójimo porque “habla[ban] falsedad, y su lengua [era] mañosa”. Pero ese mismo versículo señala otro grave problema: los ricos se habían “llenado de violencia”. ¿A qué se refieren estas palabras, y qué lección extraemos de ellas?

      14, 15. ¿Qué historial de violencia tenían las naciones vecinas del pueblo de Dios?

      14 Pensemos en la fama de algunas naciones vecinas del pueblo de Dios. Al nordeste estaba Asiria, de cuya capital, Nínive, escribió Nahúm las siguientes palabras: “¡Ay de la ciudad de derramamiento de sangre! Está toda llena de engaño y de robo. ¡De allí la presa no parte!” (Nahúm 3:1). Los asirios eran notorios por su agresividad en el combate y su crueldad con los prisioneros de guerra, a quienes acostumbraban quemar o desollar vivos, sacarles los ojos o cortarles la nariz, las orejas o los dedos. El libro Dioses, tumbas y sabios señala: “El recuerdo y la fama de Nínive se grabó en la conciencia de los hombres por las monstruosidades cometidas: asesinatos, pillaje, sumisión de pueblos y opresión de los débiles. La guerra y el terror fueron las únicas normas”. De hecho, contamos con un testigo que observó —y posiblemente cometió— tales actos violentos: el rey de Nínive. En efecto, cuando él escuchó el mensaje de Jonás, dio este mandato al pueblo: “Que se cubran de saco, hombre y animal doméstico; y que clamen a Dios con fuerza y se vuelvan, cada uno, de su mal camino y de la violencia que había en sus manos” (Jonás 3:6-8).b

      Ilustración de la página 119

      15 Pero la brutalidad no se limitaba a Asiria. Edom, al sudeste de Judá, también iba a ser castigada por ello. ¿Qué había hecho? “En lo que respecta a Edom, un desierto de yermo desolado llegará a ser, debido a la violencia hecha a los hijos de Judá, en cuya tierra derramaron sangre inocente.” (Joel 3:19.) ¿Tomaron en serio esta advertencia los edomitas y abandonaron su agresividad? No, pues dos siglos después Abdías escribió: “Tus hombres poderosos tendrán que aterrarse, oh [lugar edomita de] Temán [...]. Por la violencia [con que trataste] a tu hermano Jacob, [...] tendrás que ser cortado hasta tiempo indefinido” (Abdías 9, 10). Ahora bien, ¿qué hay del pueblo de Dios?

      16. Según indicaron Amós y Habacuc, ¿qué problema había en sus tiempos?

      16 Amós denunció así la situación de Samaria, la capital del reino del norte: “Vean los muchos desórdenes que hay en medio de ella, y casos de defraudación dentro de ella. Y ellos no han sabido hacer lo que tiene derechura —es la expresión de Jehová—, aquellos que están almacenando violencia y despojo” (Amós 3:9, 10). Cabría esperar que Judá —el reino que albergaba el templo de Jehová— fuera diferente. Pero Habacuc, que vivía allí, preguntó a Dios: “¿Hasta cuándo clamaré a ti por socorro contra la violencia, sin que tú salves? ¿Por qué me haces ver lo que es perjudicial, y sigues mirando simple penoso afán? ¿Y por qué hay expoliación y violencia enfrente de mí[?]” (Habacuc 1:2, 3; 2:12).

      17. ¿Por qué razón se volvió violento el pueblo de Dios?

      17 ¿Por qué se volvió tan violento el pueblo de Dios? ¿Sería por imitar la agresividad de naciones como Asiria y Edom? Esa era una posibilidad contra la que había advertido Salomón: “No tengas envidia del hombre de violencia, ni escojas ninguno de sus caminos” (Proverbios 3:31; 24:1). Y más tarde, Jeremías fue directamente al grano: “Esto es lo que ha dicho Jehová: ‘No aprendan de ninguna manera el camino de las naciones’” (Jeremías 10:2; Deuteronomio 18:9).

      Ilustración de la página 121

      Muchos dibujos animados y videojuegos hacen creer a los jóvenes que el uso de la violencia es aceptable

      18, 19. a) Si Habacuc viviera hoy, ¿qué opinaría de las manifestaciones de violencia actuales? b) ¿Qué opina usted de la violencia que existe en nuestros tiempos?

      18 Si estuviera vivo Habacuc, ¿verdad que se espantaría al ver la violencia que reina en la actualidad? Muchas personas respiran una atmósfera de agresividad desde muy pequeños. Así, niños y niñas por igual se quedan extasiados viendo dibujos animados de gran brutalidad, en los que cada personaje trata de aniquilar a su adversario, sea aplastándolo, con explosivos o con cualquier otro medio. Y los chicos no tardan en pasar a videojuegos en los que tienen que disparar, hacer volar por los aires o abatir a sus oponentes si quieren resultar vencedores. “Pero no son más que juegos...”, tal vez protesten algunos. Aun así, entretenerse con el salvajismo, sea en la computadora de casa o en un salón recreativo, sumerge al jugador en la violencia y moldea sus actitudes y reacciones. Por eso, esta advertencia inspirada da justo en el clavo: “El hombre de violencia seduce a su prójimo, y ciertamente lo hace ir por un camino que no es bueno” (Proverbios 16:29).

      19 Aunque a Habacuc no le quedaba más remedio que ver el “penoso afán” del pueblo y la “violencia [que tenía] enfrente”, se sentía muy triste por lo que observaba. Ahora podríamos preguntarnos: “¿Habría estado él a gusto acompañándome mientras miro mis programas de televisión habituales? ¿Sacaría tiempo él para ser espectador de encuentros ‘deportivos’ de naturaleza violenta, donde los jugadores llevan un equipo protector que recuerda al de los antiguos gladiadores?”. Para muchas personas, la emoción de algunas competiciones actuales está en las peleas que se forman en la cancha o el terreno de juego, o entre los aficionados enfurecidos. Y en ciertas culturas es frecuente ver películas y videos de guerra y artes marciales que hacen todo un despliegue de brutalidad. Tal vez se disculpe la violencia por ser parte de la historia o de la herencia cultural de una nación, pero ¿será por eso más aceptable? (Proverbios 4:17.)

      20. ¿Qué tipo de violencia condena Jehová mediante Malaquías?

      20 Malaquías menciona otro aspecto relacionado con los anteriores al hablar de cómo considera Jehová la traición de algunos judíos contra sus esposas. “Él ha odiado [la acción de] divorciarse [...] y al que con violencia ha cubierto su prenda de vestir.” (Malaquías 2:16.) La expresión hebrea traducida “con violencia ha cubierto su prenda de vestir” recibe varias interpretaciones. Algunos entendidos creen que se refiere al hecho de mancharse la ropa de sangre al agredir a alguien. En todo caso, es obvio que Malaquías rechaza con firmeza el maltrato conyugal. En efecto, el profeta habla de las agresiones cuando está tocando el tema del matrimonio, y señala que Dios condena la violencia.

      21. ¿En qué situaciones tampoco deben emplear la violencia los cristianos?

      21 Los abusos que tienen lugar en el hogar —sean verbales o físicos— no son más tolerables que los cometidos en público, y Dios está pendiente de ambos (Eclesiastés 5:8). Aunque Malaquías habló de las agresiones a la esposa, la Biblia nunca indica que la violencia sea menos censurable si las víctimas del marido son los hijos o los padres ancianos. Ni tampoco es más admisible si es la mujer quien ataca a su cónyuge, a sus hijos o a sus propios padres. Es cierto que, como somos imperfectos, en todas las familias se producen tensiones que nos irritan o incluso nos enojan. Sin embargo, la Biblia advierte: “Estén airados, y, no obstante, no pequen; que no se ponga el sol estando [irritados] ustedes” (Efesios 4:26; 6:4; Salmo 4:4; Colosenses 3:19).

      22. ¿Qué ejemplo muestra que es posible no recurrir a la violencia aunque muchos lo hagan?

      22 Hay quienes tratan de excusar su conducta agresiva. Dicen: “Soy así porque mi familia era violenta”. O: “Los de mi país (o mi cultura) somos de sangre caliente, más impetuosos”. Pero cuando Miqueas condena a los “ricos [porque] se han llenado de violencia”, no indica que les sea imposible evitarlo por haber crecido entre tanta brutalidad (Miqueas 6:12). Noé vivió en una época en que la Tierra “se llenó de violencia”, y sus hijos se criaron en ese ambiente. Pero ¿se volvieron agresivos? De ningún modo, pues “Noé halló favor a los ojos de Jehová”. Por ello, tanto él como sus hijos, que copiaron su ejemplo, sobrevivieron al Diluvio (Génesis 6:8, 11-13; Salmo 11:5).

      23, 24. a) ¿Qué factores contribuyen a que seamos conocidos por nuestra actitud no violenta? b) ¿Cómo ve Jehová a quienes tratan a los demás como él quiere?

      23 En todo el mundo, los testigos de Jehová son conocidos por su actitud pacífica y no violenta. Respetan y cumplen las leyes del César que prohíben las agresiones (Romanos 13:1-4). Por así decirlo, convierten “sus espadas en rejas de arado” y persiguen la paz (Isaías 2:4). Procuran vestirse de “la nueva personalidad”, la cual los ayuda a evitar la violencia (Efesios 4:22-26). Y todos imitan el buen ejemplo que pone cada superintendente cristiano, quien no puede ser “golpeador” ni con sus palabras ni con sus actos (1 Timoteo 3:3; Tito 1:7).

      24 Es evidente que podemos —y debemos— tratar a los demás como Dios quiere. Así serán aplicables a nuestro caso estas palabras de Oseas: “¿Quién es sabio, para que entienda estas cosas? ¿Discreto, para que las sepa? Porque los caminos de Jehová son rectos, y los justos son los que andarán en ellos” (Oseas 14:9).

      a Un especialista da la siguiente explicación sobre la frase “pasa por alto la transgresión”: “[La metáfora hebrea] se ha tomado de lo que hace un viajero que pasa de largo sin prestar atención a un objeto en el que no quiere fijarse. La idea que comunica no es que Dios no vea el pecado, [...] sino que, en casos particulares, no toma nota de él para sancionarlo; que no castiga, sino que perdona”.

      b A unos 35 kilómetros al sudeste de Nínive se encontraba la ciudad de Cálah (Nimrud), reconstruida por Asurnasirpal. En el Museo Británico se exhiben losas esculpidas de los muros de Cálah, cuyos relieves dan pie a este comentario: “Asurnasirpal no escatimó detalles de la ferocidad y salvajismo con que llevó a cabo sus campañas. A los prisioneros los colgaban de postes o los empalaban en estacas en los muros de las ciudades asediadas [...]; hombres y mujeres jóvenes eran desollados vivos” (Archaeology of the Bible).

      ¿QUÉ DESEA JEHOVÁ?

      • Cuando nos ha ofendido un hermano, ¿cómo nos ayuda recordar el ejemplo de Jehová? (Oseas 14:2; Miqueas 7:18; Malaquías 2:10, 11.)

      • Si comparamos Oseas 4:1 con Zacarías 8:16, ¿qué aprendemos sobre la manera como quiere Jehová que nos comportemos?

      • ¿En qué aspecto de su relación con el prójimo le gustaría mejorar?

      A DIFERENCIA DEL MUNDO

      • ¿Qué indicaciones ha visto de que la “violencia es lo que beben” muchas personas del mundo? (Proverbios 4:17; Sofonías 1:9; Malaquías 2:17.)

      • ¿Cómo aplicaría Miqueas 4:3 dentro de la congregación y en su familia?

      • ¿Cómo le ha ayudado este capítulo a entender que podemos sacar buenas lecciones de libros de la Biblia que no analizamos con frecuencia?

  • Esforcémonos para que nuestra familia honre a Dios
    Vivamos muy pendientes del día de Jehová
    • CAPÍTULO DIEZ

      Esforcémonos para que nuestra familia honre a Dios

      1. ¿Por qué son felices la mayoría de las familias de los testigos de Jehová?

      ES BIEN sabido que las familias de los testigos de Jehová son felices. A este respecto, reviste interés el siguiente comentario de Bryan Wilson, profesor de la Universidad de Oxford: “Los Testigos ofrecen una amplia gama de consejos útiles [...] sobre el matrimonio, las cuestiones morales, la crianza de los hijos y otros aspectos prácticos. [...] Pueden hacer una contribución significativa con sus firmes consejos fundados en la Sagrada Escritura e integrados en una filosofía de vida coherente”. Sin duda, todos hemos aprendido muchas lecciones de la Palabra de Dios que nos permiten llevar una vida familiar equilibrada.

      2. a) ¿Qué situación observamos en las familias del mundo actual? b) ¿A qué libros de la Biblia acudiremos en busca de orientación para la vida familiar?

      2 Al irse acercando el día de Jehová, Satanás ha centrado sus ataques en las familias. Tanto éxito ha tenido que muchas personas desconfían incluso de sus parientes más cercanos. Hoy ocurre como en tiempos de Miqueas, quien escribió: “No pongan su fe en un compañero. [...] De la que se reclina en tu seno guarda las aperturas de tu boca. Porque hijo desprecia a padre; hija se levanta contra su madre; nuera contra su suegra; los enemigos de un hombre son los hombres de su casa” (Miqueas 7:5, 6). En un mundo donde se debilitan los lazos familiares, nosotros luchamos para que eso no nos ocurra. Hemos logrado tener una vida de familia mejor, tanto a nuestros ojos como a los de Dios. Seguramente ponemos en práctica los consejos de pasajes como Deuteronomio 6:5-9, Efesios 5:22–6:4 y Colosenses 3:18-21. Ahora bien, ¿acudimos a los libros de los doce profetas en busca de orientación para tener un hogar feliz? En este capítulo veremos recomendaciones sobre este tema sacadas de dichos libros. Pero en vez de limitarnos a examinar las sugerencias concretas, las tomaremos como pautas para extraer más lecciones de estos libros. Con objeto de acostumbrarnos a hacerlo, al final del capítulo se citan otros textos de los doce profetas para que los analicemos personalmente.

      “ÉL HA ODIADO [LA ACCIÓN DE] DIVORCIARSE”

      3, 4. a) ¿Qué salida suele buscarse hoy a los problemas matrimoniales? b) ¿Qué lamentable actitud hacia el matrimonio existía en la época de Malaquías?

      3 Como es lógico, conviene interesarse primero por la unión existente entre marido y mujer. El divorcio no comenzó a verse como salida fácil a los problemas matrimoniales sino hasta en fechas recientes. Antes solía ser difícil de obtener; por ejemplo, en la Inglaterra del siglo XIX estaba sujeto a la aprobación del Parlamento. Ese rechazo contribuía a evitar la desintegración de las familias. Sin embargo, hoy las cosas son muy diferentes. La Encyclopædia Britannica señala: “Desde la II Guerra Mundial, los índices de divorcio se han disparado en muchas naciones [...]. Las actitudes ante el divorcio han cambiado drásticamente [...], y se ha generalizado su tolerancia”. En efecto, el divorcio está convirtiéndose en todo un fenómeno social hasta en naciones como Corea, donde hace solo un decenio se veía con muy malos ojos. Hoy se considera en muchos países una opción viable para salir de un matrimonio problemático.

      4 En la época de Malaquías (siglo V antes de nuestra era), el divorcio se había convertido en una plaga entre los judíos. Por eso, aquel profeta dijo a cada uno de los varones implicados: “Jehová mismo ha dado testimonio entre ti y la esposa de tu juventud, con la cual tú mismo has tratado traidoramente”. El “lloro y suspiro” de las mujeres traicionadas dejaba el altar de Jehová cubierto de lágrimas. Y hasta los sacerdotes se habían corrompido tanto que justificaban semejante crueldad (Malaquías 2:13, 14).

      5. a) ¿Cómo ve Jehová el divorcio? b) ¿Por qué es tan grave traicionar al cónyuge?

      5 ¿Cómo veía Jehová la lamentable actitud hacia el matrimonio que tenían los contemporáneos de Malaquías? Con referencia a “Jehová el Dios de Israel”, el profeta señaló: “Él ha odiado [la acción de] divorciarse”. Luego indicó que Jehová “no [había] cambiado” (Malaquías 2:16; 3:6). ¿Captamos la idea? Dios ya se había pronunciado contra el divorcio siglos antes (Génesis 2:18, 24). En tiempos de Malaquías tenía el mismo criterio, y hoy aún lo tiene. Hay quienes deciden romper con su cónyuge sencillamente porque no están contentos con él. Pero Jehová lee los corazones y sabe si son traicioneros (Jeremías 17:9, 10). Sabe si el divorcio se ha planeado con engaño o malicia, sin importar qué justificaciones se busquen. De hecho, “todas las cosas están desnudas y abiertamente expuestas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta” (Hebreos 4:13).

      6. a) ¿Cómo nos beneficia tener el mismo punto de vista que Jehová sobre el divorcio? b) ¿Qué se destaca en el consejo que dio Jesús sobre el divorcio?

      6 Aunque uno no esté al borde del divorcio, es sabio recordar el punto de vista de Jehová. Nadie es perfecto, por lo que es de esperar que surjan dificultades y desacuerdos entre los cónyuges. Ahora bien, ¿vemos el divorcio como una opción, como una salida fácil? Cuando los ánimos están caldeados, ¿lo mencionamos como una posibilidad? Muchos lo hacen, pero todo el que tenga el criterio divino sobre el vínculo marital pondrá el máximo empeño para lograr que su matrimonio funcione. Es cierto que Jesucristo indicó que existe una base legítima para divorciarse: la fornicación, o sea, todo tipo de relación sexual fuera del matrimonio. Pero hecha esta excepción, ¿qué lección se destaca en el consejo de Jesús? Él dijo: “Lo que Dios ha unido bajo un yugo, no lo separe ningún hombre”. Como vemos, Jesús respaldó la misma norma inmutable de Jehová, la cual había mencionado Malaquías cuatrocientos cincuenta años antes (Mateo 19:3-9).

      Ilustración de la página 127

      ¿Vemos el divorcio como una opción si hay desacuerdos matrimoniales?

      7. ¿Cómo podemos aplicar el consejo del libro de Malaquías para mantener fuerte el matrimonio?

      7 ¿Cómo pueden los matrimonios cristianos mantenerse fuertes? Malaquías indica una clave: “Tienen que guardarse respecto a su espíritu, y no deben tratar traidoramente” (Malaquías 2:16). Por eso, han de estar muy pendientes de su interior, de las tendencias que los mueven a actuar. Como quieren “guardarse respecto a su espíritu”, luchan contra la tentación de dar más de la debida atención a alguien que no sea su cónyuge (Mateo 5:28). Por ejemplo, ¿qué hay si en el fondo nos gustan los coqueteos y halagos de una persona del sexo opuesto? Si así es, no estaríamos vigilando nuestro espíritu. Como vemos, los doce profetas nos muestran una clave para mantener fuerte el matrimonio: cada uno debe prestar atención a “su espíritu”.

      Ilustración de la página 128

      Cuando Oseas aceptó de nuevo a Gómer, ¿qué nos enseñó acerca de Jehová?

      8, 9. ¿Por qué aparece en la Biblia la historia de Oseas y Gómer?

      8 Sin duda, estamos decididos a mantener fuerte nuestro matrimonio. No obstante, ninguna pareja es inmune a los problemas de la vida de casados. ¿Cuál es la mejor manera de solucionarlos, sobre todo si uno cree que el culpable es el otro? En los capítulos 2 y 4 de este libro hablamos de Oseas. Su mujer, Gómer, se convirtió en “una esposa de fornicación” y anduvo “corr[iendo] tras sus apasionados amantes”. Pero estos la abandonaron, y ella cayó en la pobreza y la esclavitud. Oseas tuvo que pagar dinero para recuperarla, y Dios lo exhortó a amarla. ¿Por qué razón? Para representar lo que estaba ocurriendo entre Jehová, el “dueño marital”, y la nación de Israel, que estaba unida a él como una esposa (Oseas 1:2-9; 2:5-7; 3:1-5; Jeremías 3:14; Isaías 62:4, 5).

      9 Desde muy antiguo, el pueblo de Israel había herido a Jehová al servir a otros dioses (Éxodo 32:7-10; Jueces 8:33; 10:6; Salmo 78:40, 41; Isaías 63:10). Sin embargo, en aquel tiempo, el reino de diez tribus del norte, con su culto a becerros, se había hecho especialmente culpable (1 Reyes 12:28-30). Además, aquellos israelitas no confiaron en Jehová, su Dueño Marital, sino en sus amantes políticos. Hasta recurrieron a Asiria, como si fueran una terca cebra en celo (Oseas 8:9). ¿Cómo se sentiría uno si su cónyuge lo traicionara con tanto descaro?

      10, 11. ¿Cómo puede uno imitar a Jehová si se enfrenta a un problema matrimonial aparentemente causado por su cónyuge?

      10 En los días de Oseas ya habían transcurrido más de setecientos años desde que los israelitas entraron en un pacto con Jehová. Sin embargo, Dios estaba dispuesto a perdonarlos, siempre que volvieran a él. Por lo visto, Oseas ya estaba realizando su labor profética para el año 803 antes de nuestra era. Así pues, la paciencia de Jehová se extendió durante unos sesenta años más en el caso de Israel y casi doscientos en el de Judá. Empleando la situación familiar de Oseas a modo de ilustración, Jehová siguió invitando al pueblo del pacto a que se arrepintiera. La verdad es que tenía razones legítimas para dar por terminado su matrimonio con Israel. Pero, en vez de eso, no dejó de enviar profetas. Quería que ayudaran a su esposa simbólica a regresar a su lado, aunque él tuviera que pagar un precio a cambio (Oseas 14:1, 2; Amós 2:11).

      11 Supongamos que uno se enfrenta a algún problema matrimonial aparentemente causado por su cónyuge. ¿Reaccionará como Jehová? ¿Dará el primer paso para que el matrimonio recobre la armonía? (Colosenses 3:12, 13.) Para hacerlo se necesita humildad, una humildad que Jehová ejemplificó de modo maravilloso en su relación con los israelitas (Salmo 18:35; 113:5-8). En efecto, él les “habla[ba] a su corazón” e incluso les rogaba. Dado que somos humanos imperfectos, ¿verdad que tenemos mayores razones para apelar al corazón de nuestro cónyuge, tratando de resolver los problemas y de pasar por alto los errores? Cabe destacar que los esfuerzos de Jehová dieron su fruto. Un resto de la nación le abrió el corazón cuando estaba en “el desierto”, es decir, en el destierro en Babilonia, y luego regresó a su tierra llamando a Jehová “Mi esposo” (Oseas 2:14-16).a

      Ilustración de la página 130

      Imitemos a Jehová tomando la iniciativa para resolver los problemas

      12. ¿Cómo nos ayuda en el matrimonio meditar en el trato que dio Jehová a su esposa simbólica?

      12 En el caso de que uno tenga graves problemas con su cónyuge, muy posiblemente logre restablecer la armonía si se esfuerza con empeño. Dios estuvo dispuesto a perdonar a su esposa simbólica el gravísimo pecado de la fornicación espiritual. Pero la mayoría de las dificultades matrimoniales entre cristianos verdaderos no llegan al punto de la infidelidad. A menudo comienzan con palabras duras o hirientes. Si los comentarios de nuestro cónyuge nos lastiman, conviene pensar en lo que aguantaron Oseas y el propio Jehová (Proverbios 12:18). Seguramente, eso nos ayudará a perdonar.

      13. ¿Qué nos enseña el hecho de que Jehová exigiera a su pueblo descarriado que se arrepintiera?

      13 Este relato histórico encierra otra lección. ¿Estaba dispuesto Dios a reanudar la relación con los israelitas si seguían con su fornicación? No, pues mediante Oseas mandó a la nación adúltera que “apart[ara] sus fornicaciones de su presencia, y sus adulterios de entre sus pechos” (Oseas 2:2, Versión Moderna). En efecto, su pueblo tenía que arrepentirse y dar “fruto propio del arrepentimiento” (Mateo 3:8). ¿Qué enseña esto a los casados? Que cada uno debe centrarse en sus propios defectos y no en los del otro. Por consiguiente, si hemos lastimado a nuestro cónyuge, tratemos de arreglar las cosas disculpándonos con sinceridad y modificando nuestra conducta. Así, tal vez nos conceda el perdón.

      “LAS CUERDAS DEL AMOR” SON LA BASE DE LA DISCIPLINA

      14, 15. a) En vista de lo que dice Malaquías 4:1, ¿por qué debemos tomar muy en serio la responsabilidad de educar a los hijos? b) ¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos a conocer a Jehová?

      14 Los libros de los doce profetas nos enseñan cómo trató Jehová a los israelitas, y de este modo nos ofrecen más lecciones para la vida familiar. En particular, contienen indicaciones sobre cómo educar a los hijos. Decir que hoy en día no es fácil criarlos es quedarse corto. Sin duda, es una responsabilidad que los padres deben tomar muy en serio. Por ejemplo, fijémonos en las siguientes palabras: “El día que viene ciertamente los devorará [a los malvados] —ha dicho Jehová de los ejércitos—, de modo que no les dejará raíz ni rama” (Malaquías 4:1). En ese día de ajuste de cuentas, los niños pequeños (las ramas) recibirán un trato justo que dependerá de la evaluación que haga Jehová de sus padres (las raíces), quienes son responsables por ellos (Isaías 37:31). Así es: la vida que llevan los padres pudiera determinar el futuro de tales hijos, sea para bien o para mal (Oseas 13:16). Padres, si ustedes (las raíces) no tienen una buena relación con Jehová, ¿qué les ocurrirá a sus niños (las ramas) en el día de la furia divina? (Sofonías 1:14-18; Efesios 6:4; Filipenses 2:12.) Por el contrario, si se esfuerzan con lealtad por tener la aprobación de Dios, sus hijos podrán resultar beneficiados (1 Corintios 7:14).

      15 Después de citar la profecía de Joel sobre la necesidad de invocar el nombre de Jehová, el apóstol Pablo escribió: “¿Cómo invocarán a aquel en quien no han puesto fe? ¿Cómo, a su vez, pondrán fe en aquel de quien no han oído?” (Romanos 10:14-17; Joel 2:32). Aunque Pablo hablaba de nuestro ministerio público, podemos aplicar el mismo principio a la enseñanza de los hijos. ¿Cómo van a poner fe en Jehová si antes no oyen hablar de él? Por eso, padres, ¿dedican suficiente tiempo todos los días a enseñarles lo bueno que es Jehová, así como a ayudarles a quererlo con todo su corazón y apreciar la dirección que nos brinda? Si siempre oyen hablar de Jehová en la casa, es muy probable que progresen espiritualmente (Deuteronomio 6:7-9).

      16. Teniendo presente el ejemplo de Miqueas 6:3-5, ¿cómo pueden los padres imitar a Jehová cuando disciplinan a sus hijos?

      16 Cuando los niños son pequeños, tal vez sea relativamente fácil llevarlos a las reuniones cristianas. Sin embargo, al ir creciendo, se vuelven cada día más independientes. Padres, si de vez en cuando observan en sus hijos actitudes rebeldes, ¿qué pueden hacer? Esfuércense por aprender de los doce profetas, y en particular de la manera como trató Jehová a Israel y Judá (Zacarías 7:11, 12). Por ejemplo, lean Miqueas 6:3-5 y fíjense en el tono que adoptó Dios. Aunque los israelitas habían pecado, él los llamó “pueblo mío”. Les hizo este ruego: “Oh pueblo mío, recuerda, por favor”. En vez de acusarlos con dureza, trató de llegarles al corazón. ¿Podrían ustedes imitar a Jehová cuando disciplinen a sus hijos? Sin importar los errores que cometan ellos, trátenlos como parte integral de la familia y no les dirijan palabras humillantes. En vez de condenarlos, ruéguenles con ternura. Plantéenles preguntas para ver lo que piensan. Procuren llegarles al corazón para que se abran a ustedes (Proverbios 20:5).

      17, 18. a) ¿Qué cualidad debería impulsar a los padres a disciplinar a sus hijos? b) ¿Cómo pueden los padres sostener “las cuerdas del amor” al tratar a sus hijos?

      17 ¿Por qué disciplinan los padres a sus hijos? Algunos, porque no quieren que manchen la reputación de la familia. Pues bien, ¿qué cualidad impulsaba a Jehová a corregir a su pueblo? Él reveló cuál era cuando dijo: “Enseñé a Efraín a andar, tomándolos sobre mis brazos [...]. Con las sogas del hombre terrestre seguí atrayéndolos, con las cuerdas del amor” (Oseas 11:3, 4). En esta ocasión, Oseas asemeja la relación entre Jehová e Israel a la que existe entre un padre y un hijo. Imagínese la escena: lleno de amor, un padre sostiene cuerdas en su mano para que el niño pequeño se apoye en ellas y, con pasos inseguros, aprenda a caminar. Esas sogas le sirven de guía y para agarrarse si tropieza (Jeremías 31:1-3).

      Ilustración de la página 133

      Padres, ¿imitan a Jehová mostrando amor a sus hijos?

      18 ¿Y nosotros? ¿Imitaremos el amor que demostró Dios a Israel? Aunque su pueblo le dio la espalda en incontables ocasiones, él no se apresuró a soltar las cuerdas del amor. En el caso de los jóvenes, a veces pudieran parecer propensos a apartarse del buen camino y tropezar por pequeñeces. Aun así, tratemos de mantener fuertes los lazos de amor que nos unen a ellos. Recordemos, además, que Jehová no se dejó llevar por el favoritismo hacia su pueblo; no cerró los ojos cuando este pecaba. Por el contrario, lo disciplinó con firmeza y amor, y dedicó tiempo para darle la ayuda que necesitaba. Igualmente, si usted ve señales de que su hijo o hija está alejándose de la verdad, no las pase por alto. Trate de que vuelva, empleando —por así decirlo— las cuerdas que lo encaminen y dándole la ayuda afectuosa que requiere en esa etapa problemática. Dedíquele tiempo. Sí, nunca está de más insistir en ello: ¡dedíquele tiempo!

      19. ¿Por qué no debemos darnos por vencidos con los hijos?

      19 Oseas predijo que un resto de los israelitas aceptaría la disciplina: “Los hijos de Israel volverán y ciertamente buscarán a Jehová su Dios, y a David su rey; y ciertamente vendrán retemblando a Jehová y a su bondad en la parte final de los días” (Oseas 3:5). Así es: la corrección de Dios funcionó con un resto de su pueblo. Por eso, padres, sean optimistas y piensen que con sus hijos va a ocurrir igual. Traten de verles sus buenas cualidades. Háblenles con bondad, pero sin transigir en los principios bíblicos. Hasta si el hijo rebelde no responde como debería, quién sabe si luego recapacitará.

      EVITEMOS LAS MALAS COMPAÑÍAS

      20. Al estudiar los libros de los doce profetas, ¿qué pregunta sobre las malas compañías lograrán contestar los jóvenes?

      20 Ustedes, los jóvenes, ¿qué pueden aprender de los doce profetas? Seguramente, uno de los textos que más les citan sus padres es 1 Corintios 15:33, que habla de evitar las malas compañías. Ahora bien, algunos muchachos tal vez se pregunten: “¿Será de verdad tan malo tener amistad con personas que no adoran a Jehová?”. Bueno, busquemos la respuesta en los doce libros.

      21-23. a) ¿Qué pueden aprender los jóvenes de lo que hicieron los edomitas? b) ¿Quiénes son tus verdaderos amigos?

      21 Aunque los libros de los doce profetas se dirigieron mayormente al pueblo de Dios, el de Abdías tenía por destinatarios a los edomitas, a quienes se les había llamado hermanos de los israelitas (Deuteronomio 2:4).b Por consiguiente, este libro presenta un detalle que lo distingue de casi todas las demás obras de los doce profetas: cuando habla en segunda persona —es decir, cuando habla de tú—, se dirige a la nación de Edom. Pensemos ahora en este pueblo. La fecha es alrededor del año 607 antes de nuestra era, y Jerusalén está bajo sitio. Aunque los edomitas provienen de la misma familia que Jacob, colaboran con los babilonios y los incitan a atacar la ciudad, gritando: “¡Arrásenla! ¡Arrásenla[!]” (Salmo 137:7; Abdías 10, 12). De hecho, planean apoderarse del país de Judá. Hasta comen junto con los babilonios, lo que en Oriente suele significar que ambas partes han celebrado un pacto.

      22 Observemos la predicción que dirige Abdías contra Edom: “[Los babilonios,] los hombres mismos que están en pacto contigo, todos te han engañado. Los hombres que están en paz contigo han prevalecido contra ti. Los que comen alimento contigo colocarán una red debajo de ti como uno en quien no hay discernimiento” (Abdías 7). Debido a que los edomitas abandonaron a su hermano Jacob y eligieron como compañeros a los babilonios, ¿qué terminó ocurriéndoles? Fueron destruidos por los ejércitos de Babilonia, encabezados por Nabonido. Para el tiempo de Malaquías, Dios había convertido las montañas de Edom en una tierra desolada y había entregado su herencia a los chacales (Malaquías 1:3).

      23 ¿Y tú, joven? ¿Consideras amigos tuyos a algunas personas que no adoran a Jehová? Si así es, fíjate en los chicos o chicas “que están en pacto”, o sea, que han entablado amistad entre sí. ¿Verdad que en muchos casos se engañarán unos a otros y “colocarán una red debajo” de sus “amigos”? Y si se descubre el engaño, ¿qué dirán? Puede que hasta se burlen de los amigos a quienes engañaron y los consideren unos ingenuos, pues no fueron capaces de descubrir la trampa. ¡Qué parecido al trato que dieron los babilonios a sus compañeros edomitas! ¿Qué hay de tu caso? ¿Crees que unos “amigos” así realmente se preocuparán por ti cuando tengas problemas? (Abdías 13-16.) Por otro lado, piensa en Jehová Dios y en el pueblo que le sirve en la actualidad. Jehová siempre estará a tu lado para ayudarte, para fortalecerte en los momentos difíciles. Y cada cristiano es “un compañero verdadero [que] ama en todo tiempo”, así como “un hermano [fiel] nacido para cuando hay angustia” (Proverbios 17:17).

      Ilustración de la página 136

      ¿“Colocarán una red debajo de ti” quienes dicen ser amigos tuyos?

      APRECIEMOS LA RELACIÓN MÁS IMPORTANTE QUE EXISTE

      24, 25. ¿Qué debe ser lo más importante en nuestra vida?

      24 Como hemos visto, los lazos familiares son importantes y vale la pena fortalecerlos. Podemos extraer numerosas lecciones sobre este punto en las obras de los doce profetas. Haremos bien en examinar dichos libros siguiendo el mismo método que hemos utilizado en el presente capítulo. De este modo lograremos encontrar más lecciones que nos permitirán mejorar nuestra vida familiar. Ahora bien, ¿será la felicidad en el hogar lo más importante para los siervos de Dios de la actualidad?

      25 Cabe señalar que Joel profetizó lo siguiente acerca del día de Jehová: “Reúnan al pueblo. Santifiquen una congregación. [...] Que salga el novio de su cuarto interior, y la novia de su cámara nupcial” (Joel 2:15, 16). En efecto, todos los miembros de la casa tendrían que reunirse para adorar a Jehová. No se haría excepciones con nadie, ni siquiera con los recién casados, que como es natural estarían absortos en su nueva vida. Nada debe tener preferencia sobre nuestro servicio a Dios. Al acercarse rápidamente el día de Jehová, lo más importante en nuestra vida debe ser disfrutar de una buena relación con él. En la última sección de este libro veremos qué labor deberíamos estar realizando con alegría en la actualidad.

      a Si el cónyuge de un cristiano fuera culpable de adulterio, la parte inocente tendría que decidir si va a perdonarlo o no (Mateo 19:9).

      b La otra excepción es el libro de Nahúm, que va dirigido a los ninivitas.

      A MODO DE REPASO

      • ¿Qué lecciones de Malaquías 2:16 nos ayudan a fortalecer a nuestra familia?

      • ¿Qué hizo Jehová cuando su esposa simbólica lo traicionó? (Oseas 3:1-5.)

      • ¿Qué pasos pueden darse para restablecer la armonía en el matrimonio si se ha cometido una grave falta? (Oseas 2:2.)

      ¿CÓMO NOS AYUDAN?

      • ¿Cómo nos ayudan los siguientes pasajes?

        Oseas 11:3, 4;

        Abdías 7;

        Miqueas 6:3-5;

        Malaquías 4:1

      • Teniendo presentes los ejemplos de este capítulo, ¿cómo podemos usar los siguientes pasajes para mejorar nuestra vida familiar?

        Oseas 14:4;

        Joel 1:3;

        Malaquías 2:11, 12

  • ¿Deseamos como Jehová que la gente se salve?
    Vivamos muy pendientes del día de Jehová
    • CAPÍTULO ONCE

      ¿Deseamos como Jehová que la gente se salve?

      1, 2. a) ¿Qué nos enseña la reacción de Jonás cuando Jehová decidió no destruir a Nínive? b) ¿Por qué deberíamos analizar la misericordia de Dios y la importancia que él da a la vida de las personas?

      JEHOVÁ se sentía feliz, pero Jonás estaba deprimido. Mientras que Dios había tomado la misericordiosa decisión de perdonar la vida a miles de personas —que habían sido enemigas de su pueblo—, el profeta habría preferido verlas muertas.

      Ilustración de la página 143

      A veces, ni siquiera los siervos de Jehová captan todo el alcance de la misericordia divina

      2 La reacción de Jonás nos enseña que a los seres humanos a veces nos cuesta comprender hasta dónde llega la paciencia divina. También se nos hace difícil demostrar que, al igual que Jehová, deseamos que la gente se salve. A Jonás “le desagradó sumamente” que Jehová perdonara a los ninivitas, por lo que “llegó a estar enardecido de cólera”. ¿Por qué se sintió así? ¿Sería porque estaba más preocupado por sus propios sentimientos que por la misericordia y por la supervivencia de tantas personas? Tal vez pensara que si los ninivitas se libraban del castigo, él quedaría en ridículo (Jonás 4:1, 10, 11). ¿Qué podemos decir del momento actual? Dado que está tan cerca el día de Jehová, preguntémonos: “¿Cómo podría yo apreciar mejor el perdón de Dios? ¿Cómo podría ayudar a los pecadores arrepentidos a beneficiarse a mayor grado del tierno amor de Jehová? Sí, ¿cómo demostraré que comparto el deseo de Dios de que la gente se salve?”.

      SU JUSTICIA Y SU MISERICORDIA SALVAN VIDAS

      3. Explique si se contradicen la justicia de Dios y su misericordia.

      3 Es la opinión de algunos que los doce libros proféticos no hacen otra cosa que indicar, página tras página, que Dios se encoleriza, juzga y castiga. Quizás se pregunten: “¿Y dónde queda la misericordia de Jehová? ¿Es que a él no le preocupa salvar a la gente?”. Pero lo cierto es que su justicia no contradice su misericordia. Más bien, ambas cualidades cooperan para salvar vidas. La justicia y la misericordia son dos facetas de la personalidad divina, la cual demuestra un equilibrio perfecto (Salmo 103:6; 112:4; 116:5). Al reparar los daños ocasionados por los malvados, Dios muestra misericordia a quienes aman el bien. De este modo pone de manifiesto su justicia sin igual. Por otro lado, Jehová, el Dios de justicia absoluta, actúa con misericordia al tener en cuenta las limitaciones de los seres humanos imperfectos. En resumen, podríamos decir que Dios aplica el castigo siempre que es preciso y muestra misericordia siempre que es posible. En los mensajes de los profetas encontramos muchas frases que atestiguan este perfecto equilibrio y que indican además cuánto desea Dios que la gente se salve. Examinemos este hecho, al tiempo que vemos lecciones aplicables a la vida actual.

      4. ¿Qué indicaciones ha dado Dios de que quiere que la gente se salve?

      4 El profeta Joel transmitió un mensaje de condena; pero al mismo tiempo confirmó que Dios “es benévolo y misericordioso, tardo para la cólera y abundante en bondad amorosa” (Joel 2:13). Unos cien años más tarde, en el siglo VIII antes de nuestra era, Miqueas destacó cuánto necesitamos el perdón de Jehová. Primero exclamó: “¿Quién es un Dios como tú[?]”. Y luego dijo lo siguiente de Jehová: “Ciertamente no tendrá asida su cólera para siempre, porque se deleita en la bondad amorosa. Volverá a mostrarnos misericordia” (Miqueas 7:18, 19). Como vimos en el relato de Jonás sobre los ninivitas, cuando alguien provoca la cólera de Dios, él está dispuesto a replantearse el castigo; siempre, eso sí, que esa persona se arrepienta y lo demuestre con obras.

      5. ¿Qué aspectos de la misericordia de Dios y su interés por salvar vidas le parecen más conmovedores? (Véase también el recuadro “Sirvieron de buena gana”.)

      5 Aunque no vivimos en tiempos de los doce profetas, ¿verdad que nos emocionan las pruebas que dio Jehová de que es misericordioso y se interesa por salvar vidas? Al conmovernos de ese modo, nos sentimos más apegados a Dios y nos preocupamos más por ayudar al prójimo a obtener la vida. Pese a que la mayoría de los hombres y mujeres de hoy van por mal camino, Dios nos asegura que “no desea que ninguno sea destruido; más bien, desea que todos alcancen el arrepentimiento” (2 Pedro 3:9). Ese deseo de Jehová se refleja en las cariñosas palabras que Oseas pronunció al recibir de vuelta a su esposa adúltera. De igual modo, Jehová se dirigió a su pueblo y le habló “a su corazón”. No estaba obligado a perdonarlo; lo hizo por voluntad propia, de su “propio albedrío” (Oseas 1:2; 2:13, 14; 3:1-5; 14:4). ¿Sabe usted por qué son tan importantes la actitud y los actos de perdón de Dios? Porque hay vidas en juego. Otra prueba de que él es misericordioso y quiere salvar a la gente es la existencia de la congregación cristiana, la cual realiza una obra en la que usted está implicado.

      SIRVIERON DE BUENA GANA

      Los doce profetas son ejemplos excepcionales de interés por la salvación del prójimo. Con toda lealtad proclamaron mensajes que beneficiaron al pueblo de Dios y a otras personas. Y lo hicieron sin reparar en sacrificios, peligros ni amenazas. En la actualidad, la parte terrestre de la organización de Jehová no deja de crecer, por lo que cada vez hay más necesidad de hombres maduros dispuestos a servir de ancianos y siervos ministeriales en las congregaciones de todo el mundo. También hacen falta urgentemente más evangelizadores de tiempo completo. ¿Le sería posible a usted imitar el ejemplo de los profetas? Puede hacerlo ofreciéndose de buena gana y usando sus dotes en el servicio a Dios, tanto dentro como fuera de la congregación. Sin duda, esa es una de las mejores maneras de imitar a Jehová a fin de lograr que otros se salven.

      AYUDEMOS A LA GENTE A OBTENER LA VIDA

      6. ¿Qué hecho fundamental revela que Dios desea que la gente se salve?

      6 ¿Por qué participamos en el ministerio público? Una de las principales razones es para dar a conocer al único Dios verdadero. Pues bien, hay que destacar un hecho fundamental: antes de castigar, Jehová siempre da advertencias claras. Así muestra su misericordia y su interés en que las personas no sean destruidas, sino que obtengan la vida. Los doce profetas avisaron a los pecadores de que Dios los invitaba a corregirse y librarse de su justa cólera. Y hoy los cristianos realizamos una obra similar. Tenemos el honor de proclamar la advertencia de que se acerca el día de la venganza divina. Al hacerlo, procuramos no asumir actitudes vengativas, como desear que quienes rechazan el mensaje “reciban su merecido”. Recordamos que, en gran medida, predicamos para que algunos entren en el camino a la vida (Joel 3:9-12; Sofonías 2:3; Mateo 7:13, 14).

      7. a) ¿Por qué es tan necesario dar testimonio? b) ¿Cómo nos ayuda a soportar la apatía pensar en la actitud de Jehová?

      7 Cada vez que damos testimonio de la verdad bíblica —sea en las puertas, en la escuela, en el trabajo o en cualquier otro lugar—, ofrecemos ayuda a alguien que necesita con urgencia la misericordia y el perdón de Dios (Oseas 11:3, 4). Es cierto que encontraremos indiferencia y apatía. Pero al no dejar que esas actitudes nos desanimen, imitamos a nuestro misericordioso Dios, quien mediante Zacarías rogó a su pueblo descarriado: “Vuélvanse, por favor, de sus malos caminos y de sus malos tratos” (Zacarías 1:4). Ninguno de nosotros sabemos cuántas personas más responderán cuando les hablemos de la misericordia de Dios y les indiquemos el camino de la vida. Nuevamente, no debemos olvidar que predicamos porque Jehová quiere que la gente se salve, y porque nosotros también lo queremos.

      8. ¿Cómo nos anima recordar que casi siempre hay alguien que responde a la misericordia de Dios?

      8 Seguramente nos animará recordar este hecho: casi siempre hay alguien que responde a los mensajes de Dios. Por ejemplo, Oseas pudo hablar de personas que comprendían que “los caminos de Jehová son rectos”, y luego añadió: “Los justos son los que andarán en ellos” (Oseas 14:9). En el transcurso de los siglos, muchas personas han aceptado la siguiente invitación de Dios: “Vuelvan a mí con todo su corazón” (Joel 2:12). Aunque estas palabras de Jehová van dirigidas al pueblo que lo había conocido, demuestran que él se interesa por quienes están empezando a conocerlo. En efecto, Dios no ha perdido la confianza en la capacidad del hombre de sentir pesar por sus malas acciones, arrepentirse y comenzar a hacer lo correcto. Los seres humanos que actúan así entran en el camino que los llevará a sobrevivir (1 Timoteo 4:16).

      9. Tal como indica el caso de los ninivitas, ¿qué es necesario para sobrevivir?

      9 El hecho de que Jehová perdonara a los ninivitas nos enseña otra lección. Leemos que tomaron en serio el anuncio de su inminente castigo y “empezaron a poner fe en Dios” (Jonás 3:5). En efecto, para sobrevivir fue necesario demostrar fe, y no solo temer el castigo. Pues bien, Jehová anhela que las personas se arrepientan y demuestren fe. Por ello, nos permite ser predicadores para ayudarlas a tomar una decisión. ¿Con qué resultados? En el caso de los ninivitas, la Biblia dice que “el Dios verdadero llegó a ver las obras de ellos, que se habían vuelto de su mal camino; y por eso el Dios verdadero sintió pesar en cuanto a la calamidad de que había hablado que les causaría; y no la causó” (Jonás 3:10). Puesto que es imposible engañar a Jehová con palabras o gestos fingidos, el remordimiento de los ninivitas y las obras con que lo evidenciaron tuvieron que ser auténticos. Él vio que habían cambiado de verdad y que su arrepentimiento y su fe eran sinceros.

      10. ¿En qué situaciones brindó Jehová la salvación a distintos grupos de personas?

      10 Pero no creamos que los ninivitas fueron los únicos en beneficiarse del interés de Jehová por salvar vidas. En el año 607 antes de nuestra era, cuando ya habían terminado su ministerio Abdías, Nahúm y Habacuc, Jerusalén fue destruida. No obstante, Jehová conservó vivos al obediente Jeremías y a un grupo de fieles compañeros suyos (Jeremías 39:16-18). Asimismo, los profetas de Dios predijeron que un resto arrepentido regresaría de Babilonia a restaurar la adoración pura (Miqueas 7:8-10; Sofonías 3:10-20). Pues bien, estas profecías han tenido un gran cumplimiento en tiempos modernos. Tras la I Guerra Mundial, Jehová se encargó de que los cristianos ungidos —muchos de los cuales habían descuidado la adoración verdadera— volvieran a participar con celo en el ministerio y recuperaran su favor, lo que les permitiría obtener la vida. Hoy, igualmente, hay personas de “muchas naciones” que se están “uni[endo] a Jehová” (Zacarías 2:11). Él les brinda la oportunidad de sobrevivir al fin de este sistema de cosas en el futuro cercano. Por eso, los cristianos no participamos en el ministerio público tan solo por obedecer a Dios ni tampoco por cumplir las profecías (Mateo 24:14; 28:19, 20). Lo hacemos, sobre todo, para que la gente conozca a Jehová, demuestre fe y obtenga la vida.

      QUIENES VUELVAN A JEHOVÁ SE SALVARÁN

      11, 12. ¿Cómo pueden beneficiarse de la misericordia de Dios las personas que han dejado de adorarlo?

      11 Jehová se preocupa por las personas recién interesadas en la verdad y quiere que se salven. Al mismo tiempo, no olvida a quienes le han servido por años. Por eso, nosotros también debemos preocuparnos por ellos y tratar de ayudarlos a continuar en el camino de la vida. ¿De qué formas prácticas demostramos ese interés?

      12 Tal vez conozcamos a alguien que en su día aprendió la verdad sobre Jehová, demostró fe en él y se hizo adorador activo, pero que hoy ya no le sirve. Los mensajes que transmitió Jehová mediante los doce profetas revelan algo: él estaba dispuesto a tener misericordia de aquellos que habían formado parte de su pueblo pero no perseveraron en la adoración verdadera. En la actualidad sucede igual tanto con quienes se han ido alejando como con quienes han caído en el pecado y deben arrepentirse (Hebreos 2:1; 3:12). Aunque no sean felices lejos de Jehová, tal vez les cueste regresar. Pues bien, él los invita a hacerlo, como muestran las siguientes palabras de uno de los profetas: “Esto es lo que ha dicho Jehová de los ejércitos: ‘Vuelvan a mí [...], y yo volveré a ustedes’” (Zacarías 1:3). De igual modo, es muy alentadora esta exhortación de Oseas: “Vuelve, sí, oh Israel, a Jehová tu Dios, porque has tropezado en tu error. Tomen con ustedes palabras y vuelvan a Jehová. Díganle todos: ‘Dígnate perdonar el error; y acepta lo que es bueno [...]’”. En efecto, hasta los que han cometido graves pecados pueden recibir el perdón de Dios y recuperarse espiritualmente si retornan a él arrepentidos de corazón (Oseas 6:1; 14:1, 2; Salmo 103:8-10). Las puertas estaban abiertas en tiempos de los profetas, y lo siguen estando en la actualidad.

      Ilustración de la página 146

      ¿Cómo podríamos ayudar a volver a Jehová a algunos cristianos que han perdido el celo?

      13. ¿Qué razones hay para mostrar misericordia a quienes Dios ha perdonado?

      13 Ahora bien, ¿cómo debe influir lo anterior en los cristianos que nos hemos mantenido en el camino a la vida? Sí, ¿cómo demostraremos que compartimos el criterio de Jehová sobre la gente? Pues bien, él espera que seamos misericordiosos tanto con los recién llegados a la congregación como con quienes hayan dejado de servirle. Mediante Oseas, nos indica qué espera de nosotros: “En bondad amorosa me he deleitado, y no en sacrificio”. Jesucristo se basó en estas palabras y expresó así la idea: “Vayan, pues, y aprendan lo que esto significa: ‘Quiero misericordia, y no sacrificio’” (Oseas 6:6; Mateo 9:13). Para mantener viva nuestra amistad con Dios, es esencial que demostremos tal misericordia. Observemos la relación que establece el apóstol Pablo entre ser perdonadores e imitar a Jehová: “Háganse bondadosos unos con otros, tiernamente compasivos, y perdónense liberalmente unos a otros, así como Dios también por Cristo liberalmente los perdonó a ustedes. Por lo tanto, háganse imitadores de Dios, como hijos amados, y sigan andando en amor” (Efesios 4:32–5:2). ¿Qué puede decirse de nosotros? ¿Estamos imitando a Dios en este particular?

      14, 15. ¿Qué circunstancias podrían poner a prueba nuestra actitud ante el perdón de Jehová?

      14 ¿Y si un hermano peca gravemente, no se arrepiente y hay que expulsarlo? Así sucedía en el siglo primero: el cristiano que se volvía pecador y no se arrepentía tenía que ser echado de la congregación. Si esa situación se daba estando aún vivos los apóstoles de Jesús, no es de extrañar que hoy ocurra de vez en cuando. En tales casos, los hermanos leales siguen la norma bíblica de no tener ningún trato con el expulsado. Esta demostración de lealtad a Jehová tal vez lo ayude a darse cuenta de la gravedad de su conducta y lo mueva a arrepentirse. La Biblia habla de un hombre de Corinto que fue expulsado, pero que luego cambió y fue readmitido en la congregación (1 Corintios 5:11-13; 2 Corintios 2:5-8). Cuando esto pasa en la actualidad, ¿cómo nos sentimos, y cómo mostramos interés en que se salve quien ha regresado?

      15 El pecador arrepentido tal vez sienta vergüenza y desconsuelo. Quizás necesite que le confirmen que Dios y sus hermanos lo quieren y desean que se salve. Notemos con cuánta ternura tranquilizó Dios en la antigüedad a cada miembro de su pueblo que estuvo dispuesto a arrepentirse: “Me comprometo contigo y te seré fiel, y [me] conocerás de verdad” (Oseas 2:20, La Palabra de Dios para Todos). Nosotros hacemos bien en imitar estos sentimientos de Jehová, el Dios que, según indicó Zacarías, nos promete: “Les mostraré misericordia” (Zacarías 10:6).

      16. ¿Cómo debemos reaccionar si alguien es readmitido en la congregación?

      16 Dios desea que la gente se salve. Por eso se alegra cuando se arrepiente un pecador o cuando recupera el celo un siervo suyo que ha caído en la inactividad (Lucas 5:32).a En el caso del corintio que ya hemos mencionado, Pablo exhortó a la congregación a perdonarlo, animarlo y expresarle su cariño más sincero: “Esta reprensión dada por la mayoría es suficiente para tal hombre, de modo que [...] deben perdonarlo bondadosamente y consolarlo, para que de un modo u otro tal hombre no sea tragado por hallarse demasiado triste. Por lo tanto, los exhorto a que confirmen su amor para con él” (2 Corintios 2:6-8). Recordemos que, como indicó Oseas, Jehová dijo lo siguiente acerca de los pecadores arrepentidos: “Sanaré la infidelidad de ellos. Los amaré de mi propio albedrío” (Oseas 14:4). ¿Imitaremos nosotros a Jehová y nos sentiremos felices de contribuir a que los enfermos espirituales se sanen y retomen el camino a la vida eterna?

      17, 18. ¿Qué ayuda amorosa podemos dar a quienes regresan a Jehová, así como a los familiares de los expulsados?

      17 Jehová deja muy claro que respeta la dignidad de quienes regresan a él y que estos pueden contar con todo su amor. En este sentido es igual que Oseas, que aceptó de buena gana a su esposa, la cual le había sido infiel. Además, Jehová explica el trato que dio a sus siervos: “Llegué a ser para ellos como los que alzan un yugo de sus quijadas, y con dulzura llevé alimento a cada uno” (Oseas 11:4). ¿Verdad que es alentador notar con cuánto cariño atrae Jehová a quienes vuelven a él? Pues bien, nosotros podemos imitarlo no siendo rígidos ni fríos con la persona que manifieste tristeza piadosa y arrepentimiento de corazón. Y cuando sea readmitida en la congregación, no le mostraremos rencor por sus errores del pasado, sino que le brindaremos palabras de consuelo siempre que lo necesite (1 Tesalonicenses 5:14).

      18 ¿Se nos ocurren más maneras de imitar a Jehová cuando alguien tiene que ser expulsado de la congregación? Por ejemplo, ¿sería posible ayudar a los familiares del expulsado —como el cónyuge o los hijos— para que sigan fieles a la verdad? Quizás ahora se les haga más difícil asistir a las reuniones y salir al ministerio. ¿Les daremos el apoyo especial que requieran? Otra forma de tratarlos con ternura y compasión es entablando con ellos conversaciones animadoras, con “palabras buenas, palabras consoladoras” (Zacarías 1:13). Tenemos muchas oportunidades para hacerlo: antes y después de las reuniones, en el ministerio y en otras ocasiones. No olvidemos que son nuestros queridos compañeros en la congregación, por lo que no deberían sentirse ni excluidos ni aislados. A veces, los hijos de la persona expulsada son los únicos de la familia que luchan por servir a Jehová. Sin duda queremos ayudarlos a salvarse. ¿Cómo demostramos ese deseo?

      “A UN HUÉRFANO DE PADRE SE MUESTRA MISERICORDIA”

      19. ¿Qué ayuda espiritual brindó Sofonías a un huérfano?

      19 El ministerio de Sofonías (mediados del siglo VII antes de nuestra era) es toda una lección de lo que implica ayudar al prójimo. Este profeta tal vez fuera primo lejano del rey Josías y, por tanto, miembro de la casa real de Judá. Cuando Josías tenía solo ocho años, se vio obligado a subir al trono, ya que habían asesinado a su padre. La situación que le esperaba no era nada fácil: el país estaba hundido en la idolatría y en otras prácticas detestables (Sofonías 3:1-7). Joven y huérfano, Josías necesitaba buenos consejos para dirigir aquella nación rebelde. Como vimos en capítulos anteriores de este libro, Jehová le dio sabias instrucciones a través de Sofonías y otros profetas. Cabe destacar que aunque Jehová denunció mediante este último a “los príncipes” de Judá, al rey no lo censuró (Sofonías 1:8; 3:3). Este hecho tal vez indique que el joven Josías ya había manifestado su inclinación hacia la adoración pura. La exhortación del profeta sin duda lo fortaleció en su decisión de eliminar de Judá la religión impura.

      20. ¿Cómo puede beneficiarse el joven “huérfano” de la ayuda de un “tutor” espiritual de la congregación?

      20 El interés de Sofonías por aquel joven rey ilustra cuánto se preocupa Jehová por los jóvenes vulnerables y necesitados, como los hijos de los expulsados. Oseas señaló que “a un huérfano de padre [Dios le] muestra misericordia” (Oseas 14:3). ¿Conoce usted a algún “huérfano” (o “huérfana”) que necesite ayuda espiritual o de orden práctico? Tal vez sean huérfanos espirituales, como los jóvenes que viven con solo uno de sus padres o los que sirven a Jehová sin el respaldo de su familia. Muy a menudo, su apego a la congregación y su crecimiento en la verdad se verán influidos por la presencia o ausencia de algún “tutor” espiritual. Más de un “huérfano” de este tipo es ahora un adulto espiritual porque se benefició en su día del interés amoroso de algunos cristianos maduros de la congregación (Salmo 82:3).

      Ilustración de la página 151

      ¿Podríamos ser amorosos “tutores” espirituales de un joven “huérfano”?

      21. ¿Qué apoyo pueden dar los cristianos maduros a los jóvenes?

      21 Por ejemplo, para las madres sin cónyuge representa una gran ayuda que los cristianos maduros se interesen por sus hijos (Santiago 1:27). Claro, siempre han de hacerlo con el debido respeto a su autoridad materna y con decoro. Tanto los superintendentes como otros cristianos se encuentran en condiciones de dar apoyo espiritual a los miembros de las familias que lo precisen. Quizás usted mismo o su cónyuge, o incluso toda su familia, puedan dedicarle tiempo a algún huérfano o huérfana. ¿Le sería posible dar atención a un joven que se sienta solo? Puede que él necesite un oyente comprensivo, un confidente, y usted pudiera cumplir esa función mientras lo acompaña en el ministerio público. Como vivimos muy ocupados, darle esa ayuda constante durante cierto tiempo puede “poner a prueba lo genuino de su amor” (2 Corintios 8:8). En efecto, con tales esfuerzos, usted evidenciará que se preocupa por la salvación de los demás.

      22. ¿Cómo nos sentimos al meditar en el interés que Dios tiene en que la gente alcance la vida?

      22 ¡Cuánto nos reconforta meditar en el interés que Dios muestra por los seres humanos y en su deseo de que alcancen la vida eterna! Él no se complace en expresar su desagrado a quienes deciden ser pecadores irreformables e indignos de vivir para siempre; más bien, prefiere brindar su cariño, así como la vida, a las personas justas que lo aman. Mientras aguardamos con ansias el día de Jehová, imitemos a Dios ayudando al prójimo a recorrer el camino a la vida.

      a Hay tres animadoras parábolas que muestran cuánto se preocupa Dios por sus siervos que se han apartado de la congregación: las parábolas de la oveja perdida, de la moneda perdida y del hijo pródigo (Lucas 15:2-32).

      ¿LO HEMOS CAPTADO?

      • ¿Por qué es beneficioso examinar individualmente nuestra actitud ante la misericordia y la compasión? (Jonás 4:1, 10, 11.)

      • ¿De qué forma cooperan la misericordia y la justicia de Jehová? (Oseas 2:19; Miqueas 7:9.)

      • ¿Qué aspectos del perdón divino vemos ilustrados en el trato que Jehová dio a los ninivitas? (Jonás 3:5, 9, 10; 4:2.)

      ¿CÓMO PODEMOS BENEFICIARNOS?

      • ¿Cómo pueden beneficiarse de la misericordia divina las personas que han cometido pecados graves? (Oseas 3:3; 4:2; 14:4.)

      • ¿De qué formas concretas podemos demostrar bondad amorosa en la congregación? (Oseas 11:4; Zacarías 1:13.)

      • ¿Por qué es esencial la compasión para ayudar a los necesitados? (Sofonías 3:16, 17.)

  • “Manténte en expectación”
    Vivamos muy pendientes del día de Jehová
    • CAPÍTULO DOCE

      “Manténte en expectación”

      1, 2. a) ¿Qué preguntas pudiera uno plantearse? b) ¿Cuándo vivieron muchos de los doce profetas, y qué actitud mostró Miqueas?

      ¿CUÁNTO tiempo lleva usted aguardando a que el día de Jehová elimine la maldad de la Tierra? ¿Cuánto más está dispuesto a esperar? Entretanto, ¿cuál es su actitud y cómo influye en su vida? Sin duda, no va a contestar estas preguntas con el mismo criterio que muchas personas de la cristiandad que se limitan a esperar ir al cielo a la vez que viven la vida a su antojo.

      2 Mientras esperamos el gran día de Jehová, contamos con una ayuda inapreciable: los libros de los doce profetas. Muchos de estos hombres vivieron cuando era inminente la intervención judicial de Dios. Por ejemplo, Miqueas comenzó su ministerio algunos años antes de que Samaria recibiera su merecido a manos de los asirios en el 740 antes de nuestra era (véase el esquema de las páginas 20 y 21). Décadas después, pero con igual seguridad, llegaría el día de Jehová contra Judá. Miqueas no sabía con exactitud cuándo iba a actuar Dios. ¿Entendió que eso le daba licencia para quedarse de brazos cruzados, aguardando a que Dios interviniera pronto? Dejemos que el propio Miqueas nos conteste: “En cuanto a mí, por Jehová me mantendré vigilante. Ciertamente mostraré una actitud de espera por el Dios de mi salvación. Mi Dios me oirá” (Miqueas 7:7). Como vemos, Miqueas estaba seguro de que aquel día iba a venir, y en el intervalo se mantuvo activo, como un vigía en su torre (2 Samuel 18:24-27; Miqueas 1:3, 4).

      Ilustración de la página 153

      Sofonías

      3. Cuando faltaban pocos años para la destrucción de Jerusalén, ¿qué actitud recomendaron Sofonías y Habacuc?

      3 Andando el tiempo, nos encontramos con Sofonías y Habacuc. Observemos que ambos cumplieron su comisión en una época más próxima al 607 antes de nuestra era, año de la destrucción de Jerusalén. Aun así, ninguno de los dos tenía manera de saber si el castigo divino vendría en un plazo corto o décadas después (Habacuc 1:2; Sofonías 1:7, 14-18). Sofonías escribió: “Manténganse en expectación de mí —es la expresión de Jehová— hasta el día en que me levante al botín, porque mi decisión judicial es [...] derramar sobre ellos mi denunciación, toda mi cólera ardiente” (Sofonías 3:8). Poco después de Sofonías vivió Habacuc. ¿Qué dijo este profeta? Él escribió: “La visión es todavía para el tiempo señalado, y sigue jadeando hasta el fin, y no dirá mentira. Aun si tardara, manténte en expectación de ella; porque sin falta se realizará. No llegará tarde” (Habacuc 2:3).

      4. ¿En qué circunstancias profetizaron Sofonías y Habacuc, y qué actitud mantuvieron ellos?

      4 Entenderemos mucho mejor Sofonías 3:8 y Habacuc 2:3 si examinamos las circunstancias en que hicieron estas declaraciones los dos profetas. En aquel entonces había judíos que decían: “Jehová no hará bien, y no hará mal”. Sin embargo, Sofonías proclamó “el día de la cólera de Jehová”, es decir, el día en que Dios castigaría a las naciones enemigas y a los judíos rebeldes (Sofonías 1:4, 12; 2:2, 4, 13; 3:3, 4). ¿Cree usted que a Sofonías lo asustaban los castigos que anunciaba Jehová? No, sino que, como se le había ordenado, se mantuvo “en expectación” de su cumplimiento. ¿Y qué puede decirse de Habacuc? También mantuvo la debida actitud. Todo indica que Sofonías y Habacuc no vivían despreocupados por el futuro ni se comportaban como si nada fuera a cambiar nunca (Habacuc 3:16; 2 Pedro 3:4). Vemos que los dos tenían en común algo muy importante: ambos habían tenido que estar “en expectación”. Y, como bien sabemos, en el año 607 se realizó lo que habían esperado. Está claro que hicieron bien manteniéndose “en expectación”.

      Ilustración de la página 154

      “Manténganse en expectación de mí —es la expresión de Jehová—.” (Sofonías 3:8)

      5, 6. En vista del punto al que hemos llegado en la realización del propósito de Dios, ¿qué actitud debemos tener?

      5 Igual de seguros podemos estar nosotros de que “el día de la cólera de Jehová” vendrá contra este mundo. No nos cabe duda de que es un hecho, una realidad inevitable. Como Sofonías y Habacuc, desconocemos cuándo vendrá exactamente (Marcos 13:32). Pero vendrá, y el cumplimiento de las profecías bíblicas indica que será pronto. Por consiguiente, la exhortación que Jehová dirigió a estos profetas —“manténganse en expectación”— también es aplicable a cada uno de nosotros. Y no debemos olvidar esta verdad absoluta: servimos al único Dios que obra “a favor del que se mantiene en expectación de él” (Isaías 64:4).

      6 Todos podemos demostrar la debida actitud manteniéndonos en expectación del “día de la cólera de Jehová”, probando con nuestra conducta que estamos seguros de que llegará justo a tiempo. Cuando tenemos esa convicción y lo demostramos con obras, actuamos en armonía con el siguiente consejo de Jesús a los apóstoles y a todos los cristianos ungidos: “Estén ceñidos sus lomos y encendidas sus lámparas, y sean ustedes mismos como hombres que esperan a su amo [...]. ¡Felices son aquellos esclavos a quienes el amo al llegar halle vigilando! Verdaderamente les digo: Él se ceñirá y hará que se reclinen a la mesa, y vendrá a su lado y les servirá” (Lucas 12:35-37). Así es, mantener la debida actitud de espera revela confianza en que el gran día de Jehová no vendrá ni un instante más tarde de lo que él ha decretado.

      “EN EXPECTACIÓN” Y “LISTOS”

      7, 8. a) ¿Qué beneficios ha traído la paciencia de Dios? b) ¿Qué actitud nos anima a demostrar Pedro?

      7 En tiempos modernos, los siervos de Dios ya estaban en expectación antes de 1914, año en que se estableció el Reino de Dios en los cielos, y después de ese año han conservado esa misma actitud. Pero ellos no se han limitado a esperar ociosamente. Por el contrario, han estado muy activos dando testimonio, cumpliendo así el mandato divino (Hechos 1:8). Piense por un momento en este hecho: si el gran día de Jehová hubiera ocurrido en 1914, ¿se habría beneficiado usted? ¿Y si hubiera sido hace cuarenta años? ¿Era usted en ese entonces una persona que realizaba “actos santos de conducta y hechos de devoción piadosa”? (2 Pedro 3:11.) ¿Y qué beneficios ha traído este período de espera para sus familiares Testigos o sus mejores amigos de la congregación? Es evidente que ha abierto el camino de la salvación para usted y para muchos en su misma situación, según indica 2 Pedro 3:9. El hecho de que Jehová no destruyera este sistema malvado tan pronto como se estableció el Reino ha permitido que muchísimas personas se hayan arrepentido, igual que hicieron los ninivitas que fueron perdonados. Sin duda concordamos con las palabras del apóstol Pedro: “Consideren la paciencia de nuestro Señor como salvación” (2 Pedro 3:15). Y el actual período aún permite a las personas arrepentirse y cambiar de actitud y conducta.

      8 Puede que algunos cristianos miren con cierto desinterés la situación existente en tiempos de Miqueas, Sofonías y Habacuc. Tal vez digan: “Es que todo eso ocurrió hace tanto tiempo...”. Ahora bien, ¿qué lecciones encierran para nosotros aquellos sucesos? Ya hemos visto que Pedro nos anima a los cristianos a distinguirnos por nuestros “actos santos de conducta y hechos de devoción piadosa”. A renglón seguido, el apóstol subraya algo más: la necesidad de estar “esperando y teniendo muy presente” el día de Jehová (2 Pedro 3:11, 12). Por eso, es preciso que vivamos “teniendo muy presente” ese día, sí, “en expectación” de su llegada.

      9. ¿Por qué conviene mantener un espíritu vigilante?

      9 Sea que uno lleve sirviendo a Jehová algunos años o muchas décadas, debe preguntarse: “¿Mantengo un espíritu ‘vigilante’ y ‘una actitud de espera’ como la de Miqueas?” (Romanos 13:11). Cierto, somos humanos y nos gustaría conocer cuándo vendrá el fin, cuánto tiempo falta para que llegue. Pero no hay manera de averiguarlo. Recordemos lo que dijo Jesús: “Si el amo de casa hubiera sabido en qué vigilia habría de venir el ladrón, se habría quedado despierto y no habría permitido que forzaran su casa. Por este motivo, ustedes también demuestren estar listos, porque a una hora que no piensan que es, viene el Hijo del hombre” (Mateo 24:43, 44).

      10. ¿Qué lecciones nos enseña la vida y actitud del apóstol Juan?

      10 Las palabras de Jesús recuerdan a las que escribieron Miqueas, Sofonías y Habacuc. Y no olvidemos que Jesús, claro está, no hablaba a sus antepasados, sino a todos sus discípulos, entre los que estamos nosotros. Muchos cristianos fieles han tomado en serio el consejo de Cristo y han demostrado “estar listos” manteniéndose en expectación. Un ejemplo destacado es Juan. En el año 33, este apóstol es uno de los cuatro que están con Jesús en el monte de los Olivos y le preguntan por la conclusión del sistema de cosas (Mateo 24:3; Marcos 13:3, 4). En este momento, Juan no tiene forma de saber cuánto tardará en cumplirse la profecía con que les responde Jesús. Pero si nos trasladamos con la imaginación sesenta años más tarde, ¿qué vemos? El apóstol es ya anciano, pero no se ha cansado de esperar. Todo lo contrario; al oír a Jesús que le dice: “Sí; vengo pronto”, él le responde: “¡Amén! Ven, Señor Jesús”. Juan no lamenta la forma en que ha vivido todos esos años. Está convencido de que, cuando llegue el juicio divino, Jehová también recompensará a cada uno según sus obras (Revelación [Apocalipsis] 22:12, 20). Cuando venga ese juicio, quiere contarse entre los que han decidido “estar listos”, tal como en su día aconsejó el Señor. ¿Son nuestros sentimientos los mismos que los del apóstol?

      ¿VIVIMOS “EN EXPECTACIÓN”, O DESPREOCUPADAMENTE “SATISFECHOS”?

      11. A diferencia de Miqueas y Oseas, ¿qué actitud tuvieron sus contemporáneos?

      11 Los profetas que vivieron cuando se acercaba la ejecución de los juicios de Jehová —primero contra Israel y luego contra Judá— nos dejaron otra lección. Aunque Miqueas se mantuvo “vigilante” y en “actitud de espera”, muchos de sus contemporáneos revelaron con su comportamiento una disposición diferente. Se volvieron “odiadores de lo que es bueno y amadores de la maldad”. El profeta les advirtió de lo que iba a sucederles a menos que cambiaran: “Clamarán a Jehová por socorro, pero él no les responderá” (Miqueas 3:2, 4; 7:7). El profeta Oseas, que vivió también en esa época, se valió del lenguaje agrícola para tratar de animar a los habitantes de Israel (es decir, el reino del norte): “Siembren semilla para ustedes en justicia; sieguen de acuerdo con bondad amorosa. Labren para ustedes tierra cultivable, cuando hay tiempo para buscar a Jehová”. Pero la mayoría de ellos no le hicieron caso. Habían “arado iniquidad”, así que iban a cosechar injusticia (Oseas 10:12, 13). Toleraban la corrupción e incluso la practicaban. Al actuar así, mostraban que habían “confiado en [su] camino” y no en el de Jehová. Hoy alguien tal vez pregunte: “¿Cómo es posible que cayeran en ese error algunos siervos del Dios verdadero, que disfrutaban de vivir en la Tierra Prometida?”. Oseas mostró en qué consistía el problema: se sentían despreocupados y “satisfechos”. Sin duda, se trata de una mala actitud que debemos evitar si queremos mantenernos en expectación del gran día de Jehová.

      12. a) Según indica Oseas, ¿qué mala actitud adoptaron los israelitas con anterioridad a la destrucción del año 740 antes de nuestra era? b) ¿Qué detalles muestran que habían llegado a “estar satisfechos”?

      12 Una vez afincado en la Tierra Prometida, tierra que manaba leche y miel, el pueblo de Dios gozó de gran prosperidad. ¿Cómo asimilaron los israelitas tanta abundancia? Oseas lo indica al reproducir las siguientes palabras de Jehová: “Según su apacentamiento ellos también llegaron a estar satisfechos. Llegaron a estar satisfechos y su corazón empezó a ensalzarse. Por eso me olvidaron” (Oseas 13:6). Siglos antes, Dios les había prevenido de este peligro (Deuteronomio 8:11-14; 32:15). Pese a todo, los israelitas de tiempos de Oseas y Amós habían caído en la trampa, pues “llegaron a estar satisfechos”. Amós aporta más detalles significativos, como que muchas familias poseían muebles lujosos, y algunas hasta una segunda residencia. Además, dice que consumían los más sabrosos manjares, bebían buen vino en finas copas y se aplicaban “los más selectos aceites”, probablemente cosméticos perfumados (Amós 3:12, 15; 6:4-6). Como vemos, ninguna de estas cosas era censurable en sí misma; lo malo era la importancia que les daban.

      13. ¿En qué grave error habían caído los israelitas, fueran ricos o pobres?

      13 Claro, en el reino del norte no todos vivían en la abundancia y “satisfechos”. Había pobres que a duras penas lograban ganarse la vida y alimentar a su familia (Amós 2:6; 4:1; 8:4-6). Hoy ocurre igual en muchas regiones del planeta. ¿Ha sido útil la advertencia de Oseas 13:6 para las personas pobres, tanto las del antiguo Israel como las de la actualidad? ¡Sin duda! Con dicha advertencia, Jehová mostró que sus siervos verdaderos —tuvieran pocas o muchas posesiones— no deberían caer en el error de preocuparse tanto por los aspectos materiales de la vida que se “olvidar[an]” de Dios (Lucas 12:22-30).

      14. ¿Por qué nos conviene reflexionar sobre la expectación que sentimos?

      14 Ha pasado el tiempo y se han cumplido muchas profecías bíblicas. Por eso, nuestra perspectiva de los asuntos es más clara que en el pasado, razón de más para mantenernos vigilantes, listos y en expectación. Pero ¿y si llevamos esperando el día de Jehová bastantes años o incluso décadas? Puede que en su momento demostráramos lo convencidos que estábamos de su cercanía tomando ciertas decisiones y trabajando con empeño en el ministerio. Sin embargo, ese día aún no ha llegado. ¿Mantenemos la misma expectación que antes? Planteémonos la pregunta de forma más personal: “¿Sigue viva mi expectación, o se ha apagado considerablemente?” (Revelación 2:4).

      15. ¿Qué podría indicar que nuestra expectación está menos viva?

      15 Podríamos emplear varios métodos a fin de evaluar la intensidad de nuestra expectación. Pero ¿por qué no nos centramos en los mismos aspectos que mencionó Amós al describir a los israelitas de su día? Sí, fijémonos en si demostramos la más mínima tendencia a adoptar su actitud de estar indebidamente “satisfechos”. Bien pudiera ser que un cristiano o una cristiana revelara por años con su actitud y sus acciones que está en expectación, pero luego comenzara a preocuparse por poseer un hogar o un automóvil más lujoso, ropa de última moda, joyas y cosméticos caros o vino y manjares selectos. Es cierto que la Biblia no dice en ningún pasaje que debamos vivir como ascetas, renunciando a todos los placeres sanos. Es natural esperar que quien se afana en su oficio disfrute de sus logros, es decir, “coma y realmente beba y vea el bien por todo su duro trabajo” (Eclesiastés 3:13). Ahora bien, existe el peligro de que el cristiano se preocupe cada día más por la comida, la bebida y la apariencia personal (1 Pedro 3:3). Jesús vio que ese cambio de prioridades se había dado entre algunos cristianos ungidos de Asia Menor, lo que prueba que es un peligro muy real para los siervos de Dios (Revelación 3:14-17). ¿Ha ocurrido algo parecido en nuestro caso? ¿Vivimos indebidamente “satisfechos” y quizás hasta demasiado preocupados por lo material? ¿Estará menos viva nuestra expectación? (Romanos 8:5-8.)

      16. ¿Por qué no saldrían beneficiados nuestros hijos si los animáramos a tener un estilo de vida que los dejara materialmente “satisfechos”?

      16 Los consejos que damos a nuestros hijos y a otras personas pudieran indicar que nuestra expectación del gran día de Jehová ha perdido intensidad. Por ejemplo, un cristiano quizás piense: “Decidí renunciar a ciertos estudios académicos y oportunidades profesionales porque creía que el fin venía enseguida. Ahora quiero asegurarme de que mis hijos reciban la formación necesaria para vivir sin aprietos económicos”. Tal vez algunos padres del tiempo de Oseas razonaran más o menos así. Pero ¿iban a salir beneficiados sus hijos si los animaban a tener un estilo de vida que los dejara materialmente “satisfechos”? Pues bien, si los hijos se entregaban a una vida cómoda, ¿en qué situación estarían cuando llegara el año 740 antes de nuestra era y los asirios tomaran Samaria? (Oseas 13:16; Sofonías 1:12, 13.)

      Ilustraciones de la página 160

      ¿Qué estilo de vida anima a sus hijos a seguir?

      VIVAMOS CON EXPECTATIVAS SEGURAS

      17. ¿En qué aspectos deberíamos imitar a Miqueas?

      17 Al igual que los fieles siervos de Dios de la antigüedad, podemos confiar en que Jehová cumplirá sus promesas en su momento, al tiempo designado (Josué 23:14). El profeta Miqueas fue sabio al mantener su actitud de espera en el Dios de su salvación. Hoy, desde nuestra ventajosa perspectiva histórica, sabemos lo cerca que vivió de la conquista de Samaria aquel profeta. Ahora bien, ¿qué puede decirse de nosotros y de nuestra época? Cuando pase el tiempo y miremos atrás, ¿estará claro que elegimos bien en cuestiones como el empleo, el estilo de vida y el ministerio de tiempo completo? Es cierto que no sabemos ni el “día” ni la “hora” (Mateo 24:36-42). Pero no hay duda de que lo más sabio es adoptar la misma actitud que Miqueas y actuar en consecuencia. Cuando este profeta reciba su recompensa una vez que se restaure el Paraíso terrestre, ¡qué contento estará de saber que nos ayudó con sus mensajes proféticos y su fiel ejemplo! En ese entonces nosotros seremos prueba viva de que Jehová es el Dios de la salvación.

      18, 19. a) ¿Qué destrucción predijo Abdías? b) ¿Qué esperanzadora promesa transmitió Abdías a Israel?

      18 Nuestra confianza está bien fundada. Pensemos, por ejemplo, en un libro profético muy breve: Abdías. Este libro se centró en el antiguo pueblo de Edom y señaló que Jehová lo condenaba a la destrucción por maltratar a su “hermano” Israel (Abdías 12). Como vimos en el capítulo 10 de esta obra, aquella sentencia se ejecutó a mediados del siglo VI antes de nuestra era, cuando los babilonios, dirigidos por Nabonido, conquistaron Edom, que nunca más volvió a ser nación. Pero el mensaje de Abdías encierra otra idea clave, relacionada con la expectación del gran día de Jehová.

      19 Sabemos que Dios utilizó a Babilonia —la misma nación que asoló a Edom— para castigar al infiel pueblo de Judá. En el año 607 antes de nuestra era, los babilonios arrasaron Jerusalén y se llevaron cautivos a los judíos, dejando el país desolado. ¿Terminaría todo allí? No, pues Jehová predijo mediante Abdías que los israelitas recuperarían su tierra. En Abdías 17 vemos esta esperanzadora promesa: “En el monte Sión es donde resultarán estar los que escapen, y tendrá que llegar a ser algo santo; y la casa de Jacob tendrá que tomar posesión de las cosas que han de poseer”.

      20, 21. ¿Qué alentadora confirmación encontramos en Abdías 17?

      20 La historia confirma que todo lo que Jehová había anunciado mediante Abdías se hizo realidad. Lo había predicho Dios, y se cumplió. Miles de desterrados de Judá e Israel regresaron a su tierra en el año 537 antes de nuestra era. Con la ayuda divina transformaron aquel yermo en un auténtico paraíso, produciéndose así el maravilloso cambio anunciado en profecías como Isaías 11:6-9 y 35:1-7. Pero lo más importante fue la restauración de la verdadera adoración de Jehová, cuyo centro era el templo reconstruido. De modo que en Abdías 17 encontramos una confirmación más de que las promesas de Jehová son confiables y siempre se cumplen.

      21 Abdías concluyó su profecía con estas rotundas palabras: “La gobernación real tendrá que llegar a ser de Jehová” (Abdías 21). Confiados en esta promesa, aguardamos el glorioso día en que, ya sin oponentes, Jehová gobierne mediante Jesucristo nuestro planeta y el resto del universo. Sea que llevemos poco tiempo o muchas décadas a la espera del gran día de Jehová, podemos tener la certeza absoluta de que nuestras expectativas basadas en la Biblia se harán realidad.

      Ilustración de la página 163

      Servimos alegres a Jehová con la eternidad en mira

      22. ¿Por qué deberíamos mostrar la misma actitud que se expresa en Habacuc 2:3 y Miqueas 4:5?

      22 Por lo tanto, es muy apropiado repetir la garantía que dio Habacuc y que sin duda es aplicable hoy: “La visión es todavía para el tiempo señalado, y sigue jadeando hasta el fin, y no dirá mentira. Aun si tardara, manténte en expectación de ella; porque sin falta se realizará. No llegará tarde” (Habacuc 2:3). Humanamente hablando, quizás parezca que el gran día de Jehová tarda, pero vendrá sin falta, en su momento justo. Nos lo promete Jehová. Así que todos —llevemos muchos o pocos años en su servicio— podemos seguir adelante con la confianza que se expresa en Miqueas 4:5: “Nosotros, por nuestra parte, andaremos en el nombre de Jehová nuestro Dios hasta tiempo indefinido, aun para siempre”.

      PUNTOS PARA REFLEXIONAR

      • ¿Qué idea clave sobre la actitud que uno debe manifestar se desprende de Miqueas 7:7, Habacuc 2:3 y Sofonías 3:8?

      • ¿Por qué es importante y útil para usted el consejo de Santiago 5:10, 11?

      • ¿Qué beneficios obtendrá al meditar sobre 2 Pedro 3:9, 11, 12, 14?

      ¿CÓMO SE BENEFICIARÁ USTED?

      • Seamos ricos o pobres, ¿qué lecciones nos enseñan Amós 3:15; 5:11, y Ageo 1:4-7?

      • ¿Por qué no es posible estar despreocupadamente satisfecho y al mismo tiempo mantenerse en expectación? (Habacuc 3:17, 18.)

      • ¿Por qué es esencial mantener muy viva nuestra expectación? (Sofonías 1:12-15.)

  • “Proclamen esto entre las naciones”
    Vivamos muy pendientes del día de Jehová
    • CAPÍTULO TRECE

      “Proclamen esto entre las naciones”

      Ilustración de la página 165

      ¿Cómo reaccionaríamos al oír el rugido de un león?

      1. ¿Qué semejanza hay entre la reacción de la gente cuando ruge un león y la de un profeta cuando habla Jehová?

      ¿HA OÍDO alguna vez el rugido de un león? Dicen que suena más fuerte que un martillo neumático. ¿Qué haría si lo oyera cerca de usted en el silencio de la noche? Seguramente reaccionaría de inmediato. Pues bien, Amós —uno de los doce profetas cuyos escritos estamos estudiando— empleó la siguiente comparación: “¡Hay un león que ha rugido! ¿Quién no tendrá miedo? ¡El Señor Soberano Jehová mismo ha hablado! ¿Quién no profetizará?” (Amós 3:3-8). No hay duda: si uno oyera al propio Jehová hablando, ¿verdad que reaccionaría igual que Amós? En efecto, él comenzó sin demora a profetizar contra Israel, es decir, el reino de diez tribus.

      2. a) ¿Qué disposición de Amós debemos imitar nosotros al cumplir la comisión de profetizar? b) ¿Qué preguntas vamos a examinar en este capítulo?

      2 Pero tal vez diga usted: “¡Es que yo no soy ningún profeta!”. Quizás no se sienta capacitado para serlo, pues no ha recibido una formación que lo acredite como tal. En ese caso, recuerde lo que dijo Amós cuando se encaró con él Amasías, el sacerdote del culto a los becerros: “Yo no era profeta, ni era hijo de profeta; sino que era guarda de ganado y punzador de higos de sicómoros” (Amós 7:14). Aunque venía de familia humilde, Amós tuvo la disposición de aceptar la comisión de Jehová y ser profeta suyo. ¿Qué hay de usted? ¿Comprende que ha recibido un encargo que en algunos aspectos es semejante al de los doce profetas? Así es: tiene que declarar el mensaje de Dios para nuestros días, además de enseñar a la gente y hacer discípulos. ¿Cómo ve esa labor tan importante? ¿Qué abarca el mensaje que debe proclamarse entre las naciones? ¿Se esfuerza usted por cumplir su misión exhaustivamente? ¿Qué determinará si la está llevando a cabo con éxito? Veamos las respuestas.

      “LOS TOROS JÓVENES DE NUESTROS LABIOS”

      3. ¿Por qué podemos decir que realizamos una obra como la de los profetas que escribieron los libros que estamos estudiando?

      3 ¿Será cierto que realizamos una obra como la de los antiguos profetas? Bueno, no hemos recibido inspiración directa de Jehová, así que no es en ese sentido que hemos oído el “rugido del león”. Más bien, lo hemos percibido a través de la Palabra de Dios, al prestar atención a su urgente mensaje sobre el inminente día de Jehová. Como vimos en el capítulo 1 de este libro, los términos profeta y profético se usan de varias formas. En nuestro caso, no somos profetas en el mismo sentido que Amós y otros fieles de la antigüedad, pero sí anunciamos el futuro. ¿De qué manera? Declarando los mensajes proféticos que aprendemos en las Santas Escrituras, que incluyen los libros de los doce profetas. Esa obra es justo la que debe hacerse ahora.

      Ilustración de las páginas 166 y 167

      Desde las primeras décadas del siglo XX, el pueblo de Dios ha estado “profetizando”

      4. ¿Cómo se está cumpliendo en la actualidad la profecía de Joel 2:28-32?

      4 Veamos el asunto desde otro ángulo. Jehová Dios le habló al profeta Joel del tiempo en que gente de toda clase profetizaría en el sentido más amplio de la palabra: “Después de eso tiene que ocurrir que derramaré mi espíritu sobre toda clase de carne, y sus hijos y sus hijas ciertamente profetizarán. En cuanto a sus viejos, sueños soñarán. En cuanto a sus jóvenes, visiones verán” (Joel 2:28-32). El día de Pentecostés del año 33, el apóstol Pedro aplicó el anterior pasaje al derramamiento del espíritu santo sobre los discípulos reunidos en un aposento alto de Jerusalén, así como a la predicación de “las cosas magníficas de Dios” que efectuaron a continuación (Hechos 1:12-14; 2:1-4, 11, 14-21). ¿Qué puede decirse de nuestro tiempo? La profecía de Joel ha tenido su cumplimiento mayor a partir de las primeras décadas del siglo XX. En efecto, fue entonces cuando los cristianos ungidos por espíritu —hombres y mujeres, jóvenes y ancianos— comenzaron a “profetizar”, o sea, a declarar “las cosas magníficas de Dios”, entre ellas las buenas nuevas del Reino ya establecido en el cielo.

      5. a) ¿Qué privilegio tenemos todos los cristianos? b) ¿Qué significa ofrecer “los toros jóvenes de nuestros labios”, y por qué es un honor hacerlo?

      5 ¿Y qué puede decirse sobre los miembros de la “gran muchedumbre” de “otras ovejas”? Ellos no han sido engendrados por el espíritu santo para ser hijos de Dios. No obstante, les dicen a los seguidores ungidos de Jesucristo: “Iremos con ustedes, porque hemos oído que Dios está con ustedes” (Revelación [Apocalipsis] 7:9; Juan 10:16; Zacarías 8:23). Prescindiendo de que nuestra esperanza sea vivir eternamente en el cielo o en la Tierra, todos tenemos el privilegio de ofrecer “los toros jóvenes de nuestros labios” (Oseas 14:2). ¿Qué quiere decir esa expresión de Oseas? “Los novillos [...] eran los mejores animales para las ofrendas de acción de gracias”, señala el biblista C. F. Keil. El apóstol Pablo aludió a Oseas 14:2 al escribir: “Ofrezcamos siempre a Dios sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de labios que hacen declaración pública de su nombre” (Hebreos 13:15). Como vemos, la expresión “los toros jóvenes de nuestros labios” se refiere al mejor uso que pueden recibir los labios: pronunciar palabras de alabanza a Jehová.

      6. ¿Para qué debemos examinar la calidad de nuestros sacrificios de alabanza?

      6 Los sacrificios de alabanza a Jehová se realizan al orarle con sinceridad, al hacer comentarios en las reuniones cristianas que reflejen la gratitud que le tenemos y al hablar con entusiasmo en el ministerio público. Cada uno de nosotros debe preguntarse: “¿Qué calidad tienen las ofrendas que hago cuando participo en tales actividades?”. Al estudiar las Escrituras, sin duda nos ha indignado ver el descaro con que los sacerdotes del tiempo de Malaquías llevaban al altar de Dios animales con defectos. Ellos no creían que al ofrecerlos estuvieran despreciando la mesa de Jehová, y por eso Jehová tuvo que valerse de este profeta para destacar que dichos sacrificios eran inaceptables (Malaquías 1:8). Por esta razón, debemos examinar nuestros sacrificios para cerciorarnos de que sean de la mejor calidad y de que no presenten defectos de ningún tipo.

      EL MENSAJE QUE DEBEMOS PROCLAMAR

      7. ¿Qué aspecto del mensaje que anunciamos requiere valentía?

      7 Hace falta valentía para ofrecer “los toros jóvenes de nuestros labios” en el ministerio, ¿no es cierto? Así es, ya que el mensaje que anunciamos abarca dos aspectos, el primero de los cuales es una advertencia que suele desagradar a la gente. El profeta Joel dio esta orden al pueblo de Dios: “Proclamen esto entre las naciones: ‘¡Santifiquen guerra! ¡Despierten a los hombres poderosos! ¡Que se acerquen! ¡Que suban, todos los hombres de guerra!’” (Joel 3:9). En su cumplimiento actual, estas palabras son un impresionante reto a las naciones. En realidad, constituyen una declaración de guerra, la guerra justa de Jehová contra quienes lo desafían. Mientras que a sus siervos les manda convertir “sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas”, a las naciones enemigas Dios les ordena lo contrario: convertir “sus rejas de arado en espadas, y sus podaderas en lanzas” (Miqueas 4:3; Joel 3:10). De este modo, los adversarios del Creador del universo reciben la advertencia de que se preparen para enfrentarse en combate con él. Como vemos, este primer aspecto del mensaje que predicamos no es nada tranquilizador.

      8. ¿Por qué se compara a “los restantes de Jacob” con un león?

      8 En la profecía de Miqueas, quienes ofrecen “los toros jóvenes de [sus] labios” se asemejan a un león. El profeta escribió: “Los restantes de Jacob tienen que llegar a ser entre las naciones [...] como un león entre las bestias de un bosque, como un leoncillo crinado entre hatos de ovejas, el cual, cuando realmente pasa a través, ciertamente huella así como también despedaza; y no hay libertador” (Miqueas 5:8). ¿Por qué se los compara con un león? Porque el pueblo de Dios, con el resto ungido al frente, debe ser hoy tan valiente como este animal al proclamar la advertencia a las naciones.a

      Ilustración de la página 169

      ¿Proclama usted con valor el día de Jehová?

      9. a) ¿En qué circunstancias tal vez necesite mostrar la valentía del león? b) ¿Cómo puede armarse de valor frente a la oposición o la apatía?

      9 Cuando usted proclama la advertencia divina —el primer aspecto del mensaje—, ¿muestra la valentía del león? Tal vez la necesite no solo al comparecer ante alguna autoridad, sino también al hablar con sus compañeros de estudios o trabajo, o con sus familiares no creyentes (Miqueas 7:5-7; Mateo 10:17-21). ¿Cómo puede armarse de valor frente a la oposición o la apatía? Fíjese en qué fue lo que permitió a Miqueas cumplir con su intimidante comisión de anunciar la destrucción de Samaria y Jerusalén: “He llegado a estar lleno de poder, con el espíritu de Jehová, y de justicia y poderío, para informar a Jacob su sublevación y a Israel su pecado” (Miqueas 1:1, 6; 3:8). Usted también puede estar “lleno de poder”, pues se le brinda en abundancia el fortalecedor espíritu de Dios (Zacarías 4:6). Si ora a Jehová y se apoya en él, logrará pronunciar palabras que resonarán con fuerza en muchos oídos (2 Reyes 21:10-15).

      10. ¿Cómo podemos imitar a Sofonías al anunciar el mensaje del “día de Jehová”?

      10 Al proclamar la advertencia hay que demostrar valentía, pero también tacto. Uno debe ser “amable [o estar “lleno de tacto”] para con todos”, aunque el mensaje se centre en el inminente “día de Jehová” (2 Timoteo 2:24, nota; Joel 2:1, 11; Sofonías 1:14). Con relación a esto, los doce profetas nos dan, nuevamente, una valiosa lección. Anunciaban los juicios de Jehová con intrepidez, pero eran considerados con sus oyentes. Sofonías, por ejemplo, habló sin rodeos contra los insensibles príncipes (o nobles) de su época, pero no incluyó en sus críticas al fiel rey Josías (Sofonías 1:8). Algo que nos permitirá ayudar a las personas cuando declaramos la advertencia es verlas como posibles ovejas y no adoptar una actitud negativa (Mateo 25:32-34).

      11. a) ¿Cuál es el segundo aspecto de nuestro mensaje? b) ¿Cómo podemos imitar a los doce profetas cuando anunciamos el día de Jehová?

      11 ¿Cuál es el segundo aspecto de nuestro mensaje? Veámoslo en el capítulo 5 de Miqueas: “Los restantes de Jacob tienen que llegar a ser en medio de muchos pueblos como rocío de Jehová, como chaparrones copiosos sobre vegetación, que no espera en el hombre ni aguarda a los hijos del hombre terrestre” (Miqueas 4:1; 5:7). Hoy, “los restantes” de Jacob (es decir, del Israel espiritual), con el apoyo de sus compañeros, anuncian a “muchos pueblos” las buenas nuevas. De este modo, son como refrescante “rocío de Jehová” y “chaparrones copiosos sobre vegetación”. Tenemos motivos para esperar que los últimos doce libros de las Escrituras Hebreas nos enseñen mucho sobre este segundo aspecto de nuestro mensaje. ¿Por qué? Porque sus escritores no solo anunciaron destrucción, sino también restauración. Cuando proclamamos el día de Jehová, ¿destacamos como ellos este aspecto positivo del mensaje?

      ¿CÓMO PROCLAMA USTED ESTE MENSAJE?

      12, 13. a) ¿Por qué se dice que el pueblo de Dios se parece a enjambres de insectos? b) ¿Qué opina usted de lo que ha leído en Joel 2:7, 8?

      12 ¿Cómo proclama usted este mensaje, con sus dos aspectos? El profeta Joel asemejó la obra del pueblo de Dios a una serie de plagas de insectos, entre ellos la langosta (Joel 1:4). Pero ¿por qué decimos que el pueblo de Jehová se parece a enjambres de insectos, una comparación que pudiera resultar un tanto extraña? Porque, como vemos en Joel 2:11, Dios identifica a estas criaturas como “su fuerza militar”. (Las langostas también representan al pueblo de Dios en el último libro de la Biblia. Véase Revelación 9:3, 4.) La acción de los insectos que menciona Joel recuerda a la de un fuego voraz: a su paso, lo que había sido como “el jardín de Edén” quedaba convertido en “desierto desolado” (Joel 2:2, 3). ¿De qué forma demostramos hoy que comprendemos el sentido de la profecía de Joel?

      13 Pensemos en la exhaustiva labor de estos insectos. Joel lo expresó del siguiente modo: “Como hombres poderosos corren. Como hombres de guerra suben un muro. Y van cada cual en sus propios caminos, y no alteran sus sendas. Y uno al otro no se empujan. Como hombre físicamente capacitado en su derrotero, siguen yendo; y si algunos caen hasta entre los proyectiles, los demás no se apartan del derrotero” (Joel 2:7, 8). Así es: no hay “muro” de oposición capaz de detener ni su avance ni la plaga que causan. “Y si algunos caen hasta entre los proyectiles” —como les ha ocurrido a algunos cristianos leales, ejecutados por enemigos tiránicos—, otros asumen la misión que Jehová tiene para ellos. Pero ¿y usted? ¿Está decidido a seguir con la labor de proclamar el día de Jehová hasta que Dios determine que ya se ha completado? Bien pudiera ser que al efectuar la obra, usted esté actuando en sustitución de algún cristiano fiel que ha fallecido.

      Ilustraciones de las páginas 172 y 173

      Nuestro éxito en el ministerio no depende de la reacción de la gente

      14. ¿De qué formas contribuimos a que la predicación sea exhaustiva?

      14 En efecto, la clave está en realizar una labor exhaustiva. ¿De qué formas contribuimos a que la predicación sea tan exhaustiva como indica la profecía de Joel? Para empezar, participando en el ministerio de casa en casa y luego regresando a enseñar a quienes manifiestan interés. También hay que volver en otra ocasión para hablar con quienes estaban ausentes. De esta manera mostramos que de verdad entendemos el cuadro profético. Además, la predicación en las calles nos permite hablar con personas que de otro modo no habríamos encontrado. Otra de las posibilidades que tenemos es ayudar a los inmigrantes extranjeros que vivan en el vecindario.b ¿Aprovechamos todas estas oportunidades para efectuar la predicación de forma exhaustiva?

      ¿EN QUÉ CONSISTE EL ÉXITO?

      15. ¿Qué podemos decir acerca de la respuesta que recibieron los doce profetas al proclamar sus mensajes?

      15 ¿Cómo reacciona la gente ante el mensaje sobre el temible día de Jehová? No debería sorprendernos que muestren hostilidad o indiferencia. Cabe destacar que esa fue la respuesta que recibieron muchos profetas de Dios, la mayoría de los cuales transmitieron enérgicas advertencias (Jeremías 1:17-19; 7:27; 29:19). Con todo, varios de los doce profetas tuvieron buenos resultados. Por lo menos cinco —Jonás, Miqueas, Sofonías, Ageo y Zacarías— lograron tocar el corazón de algunos oyentes, quienes se arrepintieron de sus pecados y cambiaron su modo de vivir.

      16. ¿Qué fruto dio la labor del profeta Miqueas?

      16 Parece que la labor profética de Sofonías impulsó al rey Josías a emprender una campaña para reavivar la adoración pura. De igual modo, cuando Miqueas proclamó valerosamente los juicios de Dios contra los cabezas de Judá, el rey Ezequías adoptó medidas que armonizaban muy bien con las palabras del profeta (Miqueas 3:1-3). Hay que añadir que, en tiempos de Jeremías, algunos ancianos se refirieron al buen ejemplo de Ezequías, quien —según indicaron— “temió [...] a Jehová y procedió a ablandar el rostro de Jehová” (Jeremías 26:18, 19; 2 Reyes 18:1-4). De la mano de este monarca, el pueblo de Judá y algunos fieles del reino del norte celebraron la Pascua y la fiesta de las Tortas no Fermentadas. De hecho, las celebraciones se prolongaron una semana más. ¿Qué efecto tuvo el regreso de todos ellos a la adoración verdadera? “Llegó a haber gran regocijo en Jerusalén.” (2 Crónicas 30:23-26.) Es de interés notar que Miqueas había empezado a proclamar la condena divina contra la nación apóstata durante el reinado de Acaz. Sin embargo, la labor del profeta dio fruto más tarde, cuando Ezequías, el hijo de Acaz, subió al trono y respondió bien a su mensaje.

      17. ¿Qué se consiguió gracias a la predicación de Ageo y Zacarías?

      17 Pensemos también en Ageo y Zacarías, quienes ayudaron a los judíos que habían regresado del cautiverio a combatir la actitud indiferente y egoísta que habían asumido (Ageo 1:1, 2; Zacarías 1:1-3). Para cuando estos dos profetas recibieron su comisión, ya habían pasado dieciséis años de la colocación de los cimientos del templo. Los judíos andaban “de prisa, cada uno a favor de su propia casa”, mientras que la casa de Jehová estaba “desechada”. Ageo les dirigió las siguientes palabras de ánimo: “Sean fuertes, todos ustedes, gente de la tierra —es la expresión de Jehová—, y trabajen”. ¿Qué sucedió entonces? Jehová procedió a “despertar el espíritu” del gobernador Zorobabel, del sumo sacerdote Josué y de “todos los restantes del pueblo”. De este modo se consiguió finalizar las obras del templo (Ageo 1:9, 12, 14; 2:4).

      18, 19. a) En algunos países, ¿cómo responden muchas personas a la proclamación del día de Jehová? b) ¿Cuál será su respuesta ante la necesidad de declarar la advertencia a personas de todo el mundo?

      18 La mayoría de los doce profetas dirigieron sus mensajes a una nación que en sus orígenes se había dedicado a Jehová, y su labor dio frutos. De ello aprendemos lecciones importantes, aunque a diferencia de estos profetas nosotros estemos predicando a quienes nunca han conocido al Dios verdadero. Hoy, en bastantes lugares, también hay numerosas personas que responden bien al urgente mensaje sobre el día de Jehová. Vemos resultados como los que predijo Zacarías: “Muchas naciones ciertamente se unirán a Jehová en aquel día, y realmente llegarán a ser mi pueblo; y ciertamente residiré en medio de ti” (Zacarías 2:11). Podemos decir, sin exageración alguna, que el mensaje del pueblo de Dios está teniendo buena acogida en “muchas naciones” (Revelación 7:9). Zacarías predijo además: “Muchos pueblos y poderosas naciones realmente vendrán a buscar a Jehová de los ejércitos en Jerusalén, y a ablandar el rostro de Jehová”. A estas personas se las representa como “diez hombres de todos los lenguajes de las naciones” que se aferrarían a las faldas de un israelita espiritual y dirían: “Iremos con ustedes, porque hemos oído que Dios está con ustedes” (Zacarías 8:20-23).

      19 Notamos que menciona “todos los lenguajes de las naciones”. Pues bien, las Santas Escrituras y las publicaciones bíblicas se traducen ahora a multitud de idiomas, y los testigos de Jehová preparan ministros para que enseñen a gente de “todos los lenguajes de las naciones” (Mateo 28:19, 20; Hechos 1:8). Bien pudiera ser que usted mismo haya estudiado otra lengua para servir mejor a quienes la hablan en su territorio. Y un buen número de siervos de Dios han estado dispuestos a aprender un idioma o dos y trasladarse a países donde están abrazando las buenas nuevas grandes cantidades de personas. ¿Le sería posible a usted mudarse a lugares más productivos y así “proclam[ar] esto entre las naciones”? Le animamos a analizar dicha pregunta con la ayuda de la oración. Y si está criando familia, hablen a menudo de esa meta y propóngasela a sus hijos según vayan creciendo.

      20. Según indicó Jehová, ¿qué actitud tenía él hacia la gente de Nínive?

      20 Otro profeta que encontró oídos receptivos fue Jonás, y eso que sus oyentes no daban la impresión de que fueran a cambiar. Lo cierto es que los hombres de Nínive, incluido el rey, aceptaron bien su mensaje y pusieron fe en Jehová. En este caso, Dios mismo preguntó: “¿No debería yo sentir lástima por Nínive la gran ciudad, en la cual existen más de ciento veinte mil hombres que de ningún modo saben la diferencia entre su mano derecha y su izquierda[?]” (Jonás 4:11). Pensemos en estas palabras al analizar las razones por las que anunciamos el temible día de Jehová. Seguramente lo hacemos porque estamos en deuda con él, pues nos ha salvado mediante el rescate. También nos mueve el sentido del deber, ya que somos sus siervos dedicados (1 Corintios 9:16, 17). Pues bien, aunque estas son razones válidas para proclamar ese día, deberíamos preguntarnos si, a imitación de nuestro misericordioso Dios, “senti[mos] lástima” por las personas a quienes se lo anunciamos. Si así es, obtendremos sin duda un gozo incomparable.

      21. ¿Qué nos enseña el ejemplo de Amós ante las amenazas de Amasías?

      21 No disponemos de muchos detalles sobre las reacciones a los mensajes de Joel, Abdías, Nahúm, Habacuc y Malaquías. Lo que sí sabemos es cómo respondió a la predicación de Amós una persona en particular. Nos referimos a Amasías, quien lanzó graves amenazas contra el profeta, lo acusó de conspirar contra el rey y trató de conseguir que le prohibieran predicar en Betel (Amós 7:10-13). Pero Amós fue muy valiente y se encaró con su adversario. De igual modo, hoy los líderes religiosos intentan que los políticos persigan al pueblo de Jehová o incluso que proscriban su beneficioso ministerio. ¿Imitaremos nosotros el ejemplo de Amós y proclamaremos con intrepidez las buenas nuevas a pesar de la oposición?

      22. ¿Por qué podemos decir que el ministerio está teniendo éxito en nuestro territorio?

      22 Aunque es cierto que los doce profetas se encontraron con reacciones diferentes cuando predicaban, todos cumplieron su comisión. Lo más importante no es cómo responde la gente a nuestro mensaje de esperanza y advertencia, sino el hecho de que, al proclamarlo, estamos ofreciendo a Jehová “los toros jóvenes de nuestros labios”, o en otras palabras, el mejor “sacrificio de alabanza” que podemos (Oseas 14:2; Hebreos 13:15). Dejemos los resultados en manos de Dios, quien sin duda atraerá a todas sus verdaderas ovejas (Juan 6:44). El éxito que tenemos como proclamadores del mensaje divino en nuestro territorio no lo determina la respuesta de los oyentes. Podemos estar seguros de que “los pies de [quien] trae buenas nuevas” y “publica la paz” son hermosos para las personas que abrazan la verdad y, sobre todo, para Jehová (Nahúm 1:15; Isaías 52:7). Puesto que su gran día está tan cerca, mantengámonos firmes en nuestra resolución de seguir realizando la labor que Joel predijo para nuestros días: “Proclamen esto entre las naciones: ‘¡Santifiquen guerra! ¡Despierten a los hombres poderosos!’”. Así es: anunciamos una guerra, la guerra de Dios contra las naciones (Joel 3:9).

      a El primer cumplimiento de esta profecía tal vez tuviera lugar durante el período en el que los judíos, encabezados por los Macabeos, expulsaron de Judá a sus enemigos y volvieron a dedicar el templo. Este hecho permitiría que un resto de los judíos aceptara al Mesías cuando apareciera (Daniel 9:25; Lucas 3:15-22).

      b El folleto Buenas nuevas para gente de todas las naciones, editado por los testigos de Jehová, es muy útil para ayudar a quienes no hablen la lengua local.

      ¿HA CAPTADO LA IDEA?

      • ¿De qué maneras ofrecemos hoy “los toros jóvenes de nuestros labios”? (2 Reyes 20:3; Malaquías 1:11.)

      • ¿Qué dos aspectos abarca el mensaje que proclamamos? (Isaías 61:2; Miqueas 5:7, 8.)

      • ¿Por qué necesitamos la valentía del león para declarar el día de Jehová? (Jeremías 1:19; Joel 3:9-12.)

      ¿QUÉ RESPUESTA DARÍA?

      • ¿Qué aprendemos de que se compare al pueblo de Dios con enjambres de insectos? (Joel 1:4; 2:3; Hechos 20:24.)

      • ¿Cómo demostramos que comprendemos la necesidad de realizar el ministerio de forma exhaustiva? (Amós 7:14, 15; Miqueas 1:1-4; Hechos 10:42.)

      • ¿Por qué podemos estar seguros de que nuestra predicación del día de Jehová está teniendo éxito a los ojos de Dios? (Malaquías 3:10.)

  • “Una bendición hasta que no haya más carencia”
    Vivamos muy pendientes del día de Jehová
    • CAPÍTULO CATORCE

      “Una bendición hasta que no haya más carencia”

      1, 2. a) ¿Qué sabia elección podemos hacer? b) Mencione una profecía cuyo cumplimiento guarda relación con las bendiciones que podemos recibir.

      VIVIMOS en un tiempo tanto de juicio como de bendiciones, tanto de decadencia religiosa como de restauración espiritual. Obviamente, lo más sabio es optar por las bendiciones y por la restauración espiritual. Ahora bien, ¿cómo puede uno asegurarse de recibir los beneficios presentes y futuros de dicha restauración? La respuesta a esta pregunta guarda relación con una profecía cuyo cumplimiento principal se produjo poco después de 1914, año en que comenzaron “los últimos días” (2 Timoteo 3:1). Se trata de una predicción de Malaquías que se inicia con las siguientes palabras: “‘Vendrá a Su templo el Señor verdadero [Jehová], a quien ustedes buscan, y el mensajero del pacto en quien se deleitan. ¡Miren! Ciertamente vendrá’, ha dicho Jehová de los ejércitos” (Malaquías 3:1).

      2 Esta importantísima predicción se halla en el último de los doce libros. Al concluir su estudio, las palabras de Malaquías son de especial interés. La razón es que nos brindan enseñanzas que permiten que todos los siervos de Jehová —entre ellos usted— reciban “una bendición hasta que no haya más carencia” (Malaquías 3:10). Así pues, veamos con más detenimiento el capítulo 3 de este libro profético.

      EL TIEMPO DE PURIFICACIÓN ESPIRITUAL

      3. ¿En qué estado encontró Jehová a su antiguo pueblo, lo cual lo llevó a elegir al “Israel de Dios”?

      3 Unos cinco siglos después de Malaquías, Jehová utilizó a Cristo (su “mensajero del pacto [abrahámico]”) como representante suyo. Valiéndose de él, fue al templo de Jerusalén para dictar juicio y, al ver que, en conjunto, el pueblo del pacto ya no era digno de su favor, lo rechazó (Mateo 23:37, 38). Los sucesos del año 70 de nuestra era nos confirman que así lo hizo. Y podemos estar igual de seguros de que sustituyó a ese pueblo por “el Israel de Dios”, una nación espiritual formada por 144.000 personas de todas las naciones (Gálatas 6:16; Romanos 3:25, 26). Pero ese no fue el cumplimiento final de la profecía de Malaquías. Aquella predicción se refiere también a tiempos modernos. De hecho, tiene relación directa con nuestras perspectivas de disfrutar en el futuro de “una bendición hasta que no haya más carencia”.

      4. ¿A quiénes identificaría Jesús tras su coronación en 1914?

      4 El cumplimiento de las profecías bíblicas confirma que en 1914 tuvo lugar la coronación de Jesús como Rey del Reino celestial de Jehová. Más tarde llegaría el momento en que Jesús tendría que identificar al grupo de cristianos que merecía la aprobación divina por su pureza espiritual. ¿Quién superaría la prueba? Para verlo, sigamos examinando las palabras de Malaquías: “¿Quién estará soportando el día de su venida, y quién será el que se mantendrá en pie cuando él aparezca? Porque él será como el fuego de un refinador” (Malaquías 3:2). Pues bien, ¿cuándo y cómo vino Jehová a su “templo” a dictar juicio?

      5, 6. a) Cuando Jehová fue a inspeccionar su templo espiritual, ¿en qué condición encontró a la mayoría de las personas que afirmaban adorarlo? b) ¿Qué necesitaban los cristianos ungidos por espíritu?

      5 Es obvio que Dios no se presentó en un templo de piedra y argamasa, ya que el último santuario material de la adoración verdadera había sido destruido en el año 70. Más bien, inspeccionó su templo espiritual, el sistema para que los seres humanos se acerquen a Dios y lo adoren gracias al sacrificio redentor de Cristo (Hebreos 9:2-10, 23-28). Las iglesias de la cristiandad no podían ser el templo espiritual, pues pertenecían a una organización religiosa culpable de derramamiento de sangre y prostitución espiritual, una organización que promovía doctrinas falsas en vez de la adoración pura. Antes bien, Jehová fue “testigo veloz contra” aquellas iglesias y dictó una condena que, como sabemos, tenían bien merecida (Malaquías 3:5). Sin embargo, después del establecimiento del Reino había un grupo de cristianos verdaderos que sí servían a Dios en los patios de su templo espiritual y seguían fieles a él en medio de duras pruebas. Con todo, hasta estos cristianos ungidos por espíritu tenían que ser purificados en cierta medida. De ello nos hablan los escritos de los doce profetas, con sus alentadoras promesas de restauración física y espiritual para los siervos de Dios. Así, Malaquías predijo que Dios iba a “clarificarlos como oro y como plata”, de forma que llegaran “a ser para Jehová personas que presenten una ofrenda de dádiva en justicia” (Malaquías 3:3).

      6 Hay razones sólidas para creer que Jehová inició en 1918 la purificación que necesitaban los cristianos ungidos, una purificación que abarcaba la adoración, la conducta y las doctrinas.a De este modo han recibido muchos beneficios ellos mismos y también la “gran muchedumbre” que se les unió posteriormente (Revelación [Apocalipsis] 7:9). En unidad, ellos siguen presentando “una ofrenda de dádiva en justicia” que resulta “agradable a Jehová” (Malaquías 3:3, 4).

      Ilustración de las páginas 180 y 181

      ¿Será necesario que uno refine su conducta, tal como Jehová refinó a su pueblo como colectividad?

      7. ¿Qué preguntas debe hacerse cada uno de nosotros sobre el estado en que se encuentra a los ojos de Dios?

      7 Aunque hoy el pueblo de Dios, como colectividad, se encuentra ya en un estado de pureza, ¿qué hay de cada uno de nosotros? Hacemos bien en preguntarnos: “¿Tendré yo que corregir determinados aspectos de mi modo de pensar y comportarme? ¿Será necesario que refine mi conducta, tal como Jehová refinó a los ungidos?”. Ya hemos visto que los doce profetas señalaron algunas actitudes y acciones positivas, así como otras de carácter negativo. De esta manera nos ayudan a contestar debidamente esta pregunta: “¿Y qué es lo que Jehová está pidiendo de vuelta de ti[?]” (Miqueas 6:8). Notamos que dice “de ti”. Con estas palabras se destaca que le toca a uno mismo analizar si debe purificarse o refinarse aún más.

      “PRUÉBENME, POR FAVOR”

      8. ¿Qué invitación dirige Jehová a su pueblo?

      8 A continuación, valiéndose de Malaquías, Jehová dirige una cordial invitación a su pueblo. Leámosla en el capítulo 3, versículo 10: “Traigan todas las décimas partes al almacén, para que llegue a haber alimento en mi casa; y pruébenme, por favor, en cuanto a esto —ha dicho Jehová de los ejércitos—, a ver si no les abro las compuertas de los cielos y realmente vacío sobre ustedes una bendición hasta que no haya más carencia”. Aunque Dios hace este ofrecimiento a su pueblo como grupo, ¿lo acepta usted también como una invitación personal?

      9. ¿Qué tipo de ofrendas y diezmos podemos entregar a Jehová?

      9 ¿De qué manera se entregan “las décimas partes” a Jehová? Sabemos que ya no estamos obligados a presentarle ofrendas y diezmos literales, como ordenaba la Ley; más bien, tenemos que ofrecerle sacrificios espirituales. Como vimos en el capítulo anterior, el apóstol Pablo indicó que nuestra obra de dar testimonio es una de tales ofrendas (Oseas 14:2). Y también mencionó otro tipo de sacrificio: “No olviden el hacer bien y el compartir cosas [materiales] con otros, porque dichos sacrificios le son de mucho agrado a Dios” (Hebreos 13:15, 16). Por lo tanto, es obvio que “las décimas partes” mencionadas en Malaquías 3:10 representan ofrendas tanto espirituales como materiales. Si bien es cierto que los cristianos bautizados estamos dedicados a Jehová por entero, también es verdad que le ofrecemos diezmos, o sea, la porción de nuestros bienes que podemos entregarle a él o usar en su obra. Entre tales bienes figuran el tiempo, las energías, los recursos y las contribuciones materiales que podemos aportar para el servicio de Jehová.

      10. ¿En qué sentido es correcto poner a prueba a Jehová?

      10 Jehová merece que cuando le entreguemos los diezmos simbólicos, lo hagamos con devoción y amor, así como con sentido de urgencia. En efecto, vemos que su gran día se acerca con rapidez y es “muy inspirador de temor” (Joel 2:1, 2, 11). Además, hay vidas en juego. Jehová nos hace una invitación que podemos aceptar individualmente. A todos sus siervos —entre ellos usted—, nos dice: “Pruébenme”. Claro, somos simples humanos, por lo que ninguno debería atreverse a ponerlo a prueba en el sentido de verificar si es confiable (Hebreos 3:8-10). Pero sí es correcto hacerlo en otro sentido. ¿En cuál? Pues bien, él promete una bendición. Cuando obedecemos a Dios, lo ponemos a prueba, pues es como si le preguntáramos: “¿Vas a bendecirme?”. Él, por su parte, se compromete a cumplir su palabra. Así, al permitir que lo probemos, nos da aún más razones para confiar en que va a bendecirnos a manos llenas.

      11, 12. ¿Qué pruebas ha visto usted de que Jehová bendice a su pueblo?

      11 Sabemos que el pueblo de Jehová ha sido generoso al hacerle ofrendas materiales y espirituales, y que él ha correspondido derramando “una bendición hasta que no [ha habido] más carencia”. Sí, vemos pruebas claras de que nos bendice como pueblo. Por ejemplo, los testigos de Jehová tenemos un gran crecimiento numérico desde principios del siglo XX. Además, entendemos mucho mejor “las cosas profundas de Dios” (1 Corintios 2:10; Proverbios 4:18). Pero ahora analicemos este asunto desde un ángulo más personal: ¿cómo se ha beneficiado usted?

      12 Recuerde cuál era su situación hace unos años: puede que usted perteneciera a una iglesia o que estuviera comenzando a asistir a las reuniones de los testigos de Jehová. En aquellos días, ¿cuántas verdades bíblicas fundamentales entendía usted? Ahora piense en todo lo que ha aprendido desde entonces, sí, en todo lo que puede probar con las Escrituras y en las enseñanzas profundas que ha llegado a comprender, entre ellas las profecías que se están cumpliendo en la actualidad. Y no se olvide de que ahora aplica mucho mejor los pasajes bíblicos en su vida. ¡Cuánto ha adelantado! En su caso, puede hacerse eco de las palabras del apóstol Pedro: “Tenemos la palabra profética hecha más segura” (2 Pedro 1:19). El punto que queremos destacar es que usted figura entre las personas “enseñadas por Jehová” y forma parte de un pueblo que vive el cristianismo verdadero y quiere servir a Jehová eternamente (Isaías 54:13). Sin duda, tiene sobradas razones para afirmar que él lo ha colmado de bendiciones.

      SU NOMBRE EN EL LIBRO DE LA VIDA

      13. ¿Qué debemos hacer para que nuestro nombre sea inscrito en el libro de recuerdo de Dios?

      13 Otra bendición de Jehová se indica en Malaquías 3:16: “En aquel tiempo los que estaban en temor de Jehová hablaron unos con otros, cada uno con su compañero, y Jehová siguió prestando atención y escuchando. Y un libro de recuerdo empezó a ser escrito delante de él para los que estaban en temor de Jehová y para los que pensaban en su nombre”. En efecto, todos los cristianos, sean ungidos o de la gran muchedumbre, demuestran el reverente “temor de Jehová”. ¿No es cierto que es un privilegio ser testigo de Jehová y formar parte de un pueblo feliz que piensa en su nombre y lo glorifica en todo el mundo? ¡Qué contentos podemos estar cada uno de nosotros al saber que Jehová recuerda la fidelidad con que le estamos sirviendo! (Hebreos 6:10.)

      14. ¿Cómo le han ayudado los doce profetas a ver qué actitudes y prácticas detesta Jehová?

      14 Ahora bien, ¿cómo logrará usted que su nombre sea incluido en el “libro de recuerdo” que hasta el día de hoy se escribe delante de Jehová? Repasemos algunos sabios consejos transmitidos por los doce profetas. Gracias a sus escritos, entendemos mejor qué acciones, cualidades y actitudes desagradan a Jehová. Por ejemplo, los profetas nos advirtieron de cosas como la “conducta relajada” y el “espíritu [...] de fornicación”, cosas que no solo violan las justas normas divinas, sino que pueden arruinarnos la vida (Oseas 4:12; 6:9). Además, dejaron muy claro que Dios detesta a quienes traicionan a su cónyuge o, por extensión, a otros familiares (Malaquías 2:15, 16). Jehová también los inspiró para que mostraran cuánto le desagrada la violencia en todas sus formas (Amós 3:10). Igualmente, les hizo destacar la necesidad de evitar la injusticia y la deshonestidad en las actividades económicas y laborales (Amós 5:24; Malaquías 3:5). Asimismo, los doce profetas recalcaron en sus libros que los hombres con autoridad no deben dejarse cegar por el favoritismo o el interés (Miqueas 7:3, 4).

      15. ¿Qué grandes beneficios recibimos al hacer caso a los doce profetas?

      15 Pero aparte de decirnos qué evitar, los profetas subrayaron los beneficios que recibimos al cumplir con las normas divinas. Para empezar, estrechamos nuestra relación con Jehová (Miqueas 4:5). También formamos parte de una congregación que, al regirse por la justicia, es más estable y activa. Asimismo, tenemos matrimonios más sólidos, y familias más unidas y más centradas en lo espiritual (Oseas 2:19; 11:4). Además, por ser justos y honrados, nos ganamos el respeto de nuestros semejantes. Y al imitar la misericordia de Jehová, mostramos compasión y bondad, y recibimos a cambio el mismo trato de los hermanos (Miqueas 7:18, 19). En efecto, vivimos rodeados de personas espirituales que aman la verdad y la paz y, sobre todo, gozamos de la amistad con Jehová (Zacarías 8:16, 19). ¿Verdad que usted ya disfruta ahora de estas bendiciones?

      16. ¿Qué distinción resulta hoy más clara que nunca, y qué consecuencias tendrá cuando llegue el gran día de Jehová?

      16 En vista de lo que hemos analizado, es innegable que hoy resulta más clara que nunca “la distinción entre [un hombre] justo y uno inicuo”, entre los cristianos verdaderos y los falsos (Malaquías 3:18). Mientras nosotros nos esforzamos por cumplir con las normas de Jehová, el mundo en general se hunde cada día más en el fango de la impiedad. Y como usted bien sabe, esta diferencia tendrá serias consecuencias cuando llegue “el gran día de Jehová” (Sofonías 1:14; Mateo 25:46).

      17. ¿Cómo podremos usar en el futuro la información de este libro?

      17 Es evidente que los consejos de los doce profetas nunca pierden vigencia. Por eso, cuando nos enfrentemos a dificultades o tengamos que tomar decisiones, haremos bien en repasar la útil información que hemos visto en los capítulos de este libro. Así demostraremos que nuestro deseo sigue siendo recibir la instrucción de Jehová y andar “en sus sendas” (Miqueas 4:2). Pero no queremos hacerlo tan solo ahora. Cada uno de nosotros quiere que su nombre esté inscrito para siempre en el libro de recuerdo de Jehová, ¿verdad? Pues bien, los escritos de los doce profetas nos ayudan a lograrlo.

      LA FE CONDUCE A LA SALVACIÓN

      18. ¿Qué condición esencial expone Joel 2:32, y qué otro aspecto relacionado añadió el apóstol Pablo?

      18 Joel subrayó una condición esencial para gozar siempre de la aprobación de Dios: “Todo el que invoque el nombre de Jehová escapará salvo” (Joel 2:32). Dicha condición la citaron dos apóstoles: Pedro y Pablo (Hechos 2:21; Romanos 10:13). Este último añadió otro aspecto relacionado al preguntar: “¿Cómo invocarán a aquel en quien no han puesto fe?” (Romanos 10:14). No hay duda: todos queremos invocar el nombre de Jehová y demostrar fe en él, tanto ahora como por toda la eternidad.

      Ilustración de las páginas 187

      Joel

      19. ¿Qué implica invocar el nombre de Jehová?

      19 Invocar el nombre de Jehová es algo más que conocer y usar el nombre propio de Dios (Isaías 1:15). El contexto de Joel 2:32 destaca el arrepentimiento sincero y la confianza en el perdón de Jehová (Joel 2:12, 13). Por lo tanto, invocar el nombre de Dios implica conocer de verdad a Jehová, confiar en él, obedecer sus mandatos y ponerlo en primer lugar en nuestra vida. Así es, significa dar la máxima prioridad a su adoración. Como consecuencia, disfrutamos de una vida feliz y perdurable, una auténtica bendición divina (Mateo 6:33).

      20. ¿Qué emocionante recompensa podemos tener si demostramos fe?

      20 A través de Habacuc, Jehová señaló un hecho que debemos grabar con firmeza en nuestra mente y corazón: “En cuanto al justo, por su fidelidad seguirá viviendo” (Habacuc 2:4). Esta es una de las verdades más importantes de la Biblia. De hecho, se menciona tres veces en los escritos inspirados de Pablo (Romanos 1:16, 17; Gálatas 3:11, 14; Hebreos 10:38).b En realidad, esta verdad exige demostrar fe en el sacrificio redentor de Jesús. Es como el propio Cristo explicó: “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él [...] tenga vida eterna”. Y la misma idea se expresa en estas otras palabras: “El que ejerce fe en el Hijo tiene vida eterna” (Juan 3:16, 36). El sacrificio de Cristo hace posible una curación singular, pues solo puede brindárnosla nuestro Redentor. Así lo indicó Malaquías, quien tras poner por escrito el anuncio de Jehová de que su gran día destruiría el mundo malvado de Satanás, añadió esta promesa divina: “[Para] ustedes los que están en temor de mi nombre el sol de la justicia ciertamente brillará, con curación en sus alas”. Como vemos, Jesús brilla con una curación que hoy nos sana espiritualmente y que en el nuevo mundo nos sanará por completo en sentido físico. ¡Qué emocionante perspectiva! (Malaquías 4:2.)

      21. ¿Por qué podemos tener fe en la capacidad de Jehová para cumplir su voluntad?

      21 También es esencial demostrar fe en la capacidad de Dios para cumplir su voluntad. En tiempos de Miqueas no abundaban las personas confiables. Por ello, el profeta advirtió: “No pongan su fe en un compañero. No cifren su confianza en un amigo íntimo”. Sin embargo, a Miqueas no le costaba trabajo confiar en Jehová, y así debe ser en el caso de todos nosotros. El profeta afirmó: “En cuanto a mí, por Jehová me mantendré vigilante” (Miqueas 7:5, 7). A diferencia de los impredecibles seres humanos, Jehová tiene la voluntad y el poder necesarios para cumplir su propósito, que abarca vindicar su soberanía y garantizar el bienestar eterno de las personas de fe.

      22. ¿Qué podemos esperar si invocamos con fe el nombre de Jehová?

      22 Con confianza absoluta, hagamos nuestras las siguientes palabras de Habacuc: “Me alborozaré en Jehová mismo; ciertamente estaré gozoso en el Dios de mi salvación” (Habacuc 3:18). El profeta Joel indica otra razón para estar gozosos: quien invoque con fe el nombre de Jehová “escapará salvo” o, como lo expresó Pablo, “será salvo” (Joel 2:32; Romanos 10:13). ¿En qué sentido resultamos salvos? Para empezar, al demostrar fe, nos libramos de las artimañas de Satanás y de los muchos sufrimientos que plagan a los malvados (1 Pedro 1:18). Además, podemos esperar con confianza sobrevivir al fin catastrófico de este sistema de cosas perverso. Y eso nos abrirá las puertas a las múltiples bendiciones anunciadas por los doce profetas.

      UN CUADRO DEL PARAÍSO

      23, 24. a) Mencione algunas de las descripciones del Paraíso que hicieron los doce profetas. b) ¿Cómo influyen los escritos de los doce profetas en la actitud con que usted afronta el futuro?

      23 A todos los que manifestamos “temor de Jehová” nos aguardan bendiciones eternas (Malaquías 3:16). Algunos de los doce profetas ofrecieron un cuadro muy gráfico del Paraíso terrestre que se avecina. En efecto, hicieron descripciones que nos llenan de alegría y anhelo. Por ejemplo, Miqueas escribió: “Realmente se sentarán, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá nadie que los haga temblar” (Miqueas 4:4). Así es: bajo el Reino de Dios disfrutaremos de seguridad y veremos los frutos de nuestro trabajo.

      24 Cuando usted anhela el fin de las enfermedades, el dolor e incluso la muerte, no está soñando con imposibles. Imagínese, además, la alegría que sentirán las personas que resuciten y tengan la oportunidad de alcanzar la perfección humana en la Tierra. A ellas les serán aplicables las palabras de Oseas 13:14: “De la mano del Seol los redimiré; de la muerte los recobraré. ¿Dónde están tus aguijones, oh Muerte? ¿Dónde está tu poder destructor, oh Seol?”. En realidad, esta es una aplicación por extensión, pues Pablo citó el versículo para referirse a la resurrección celestial (1 Corintios 15:55-57).

      25. ¿Qué sentimientos tendrá usted en el nuevo mundo?

      25 La promesa de que habrá una resurrección terrenal no debería parecer demasiado difícil de creer (Zacarías 8:6). En su día, también tuvo que ser difícil de creer el anuncio que hicieron Amós y Miqueas de que el pueblo de Dios regresaría del exilio. Pero sabemos que se cumplió (Amós 9:14, 15; Miqueas 2:12; 4:1-7). A su regreso, los judíos dijeron: “Nos pusimos como los que estaban soñando. En aquel tiempo nuestra boca se llenó de risa, y nuestra lengua de clamor gozoso. [...] Jehová ha hecho una cosa grande en lo que ha hecho con nosotros. Nos hemos puesto gozosos” (Salmo 126:1-3). Esos mismos son los sentimientos que usted tendrá en el nuevo mundo cuando reciba “una bendición hasta que no haya más carencia”.

      Los siervos de Jehová viven rodeados por personas que aman la verdad y la justicia

      26. ¿Qué futuro les aguarda a quienes viven muy pendientes del día de Jehová?

      26 Cuando “el día de Jehová” erradique la maldad de la Tierra, “la gobernación real tendrá que llegar a ser de Jehová” en el sentido más pleno (Abdías 15, 21). ¡Qué bendición para sus súbditos terrestres! Usted podrá contarse entre los mencionados en el capítulo 3 de Malaquías: “Ciertamente llegarán a ser míos —ha dicho Jehová de los ejércitos— [...]. Y ciertamente les mostraré compasión, tal como un hombre muestra compasión a su hijo que le sirve” (Malaquías 3:17). Como vemos, la fidelidad que usted está demostrando le permitirá salvarse y disfrutar de “una bendición hasta que no haya más carencia”. ¡Qué futuro tan maravilloso!

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