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  • Levantando el tabernáculo caído de David
    La Atalaya 1950 | 1 de febrero
    • 12, 13. ¿De qué modo sigue aumentando su gobierno, nacido en 1914 d. de J. C.?

      12 Jehová está cabalmente dedicado a su pacto. Fielmente se encargará de ver que se cumpla hasta el límite. Su gobierno en manos del Heredero Permanente del pacto nació en 1914. A pesar de toda la persecución y oposición que se ha colmado sobre el resto ungido de sus coherederos, el Gobierno Teocrático del Hijo amado de Dios sigue aumentando entre tanto que este resto ungido predica este evangelio del Reino establecido en todo el mundo para testimonio a todas las naciones.

      13 La prueba de este aumento es patente porque centenares de miles de hombres y mujeres de buena voluntad que han oído estas buenas nuevas del Reino las han aceptado como verdad. En esta luz sus ojos de entendimiento ven a Cristo Jesús reinando en gloria y poder celestiales como el Vindicador de Jehová. Ellos le ven caminar irresistiblemente a la batalla y a la victoria en el Armagedón. Le reconocen como la gran Simiente de David que ha heredado el pacto real y que murió por los pecados de ellos para que pudieran vivir para siempre bajo su reinado. Siendo que él los ha redimido ellos reconocen que pertenecen a él y que han de rendirle a él su completa y firme lealtad. Gustosamente se entregan como sus súbditos leales y devotos. Las Naciones Unidas no les engañan, ni tampoco podrá hacerlo cualquier forma futura de convenios internacionales para el dominio global. Ellos ven claramente que el pacto de Jehová para el Reino ha designado a su Hijo amado como el nuevo Gobernante del mundo, y ellos le escogen y rehusan tener a cualquier otro aparte del escogido de Dios como su Rey personal y Gobernante del Mundo. Han hecho su decisión. Con firmeza la sostendrán y apoyarán la soberanía de Jehová según se expresa en su pacto. Hasta la muerte, si se hace necesario, sostendrán su escogimiento de Cristo Jesús. Ellos saben que el aumento del Gobierno del gran Hijo de David no será únicamente sobre los que ahora viven y que le aceptan y obedecen sino que también será sobre los muertos en los sepulcros a quienes él resucitará durante su reinado venidero de mil años.

      14. ¿Cómo habrá paz, y ningún fin de su aumento?

      14 En un tiempo no muy futuro Cristo Jesús resucitará también a su antepasado ilustre con quien se hizo el pacto para el Reino hace tres mil años. Entonces conocerá David que el Dios Altísimo es fiel y que no ha quebrantado su pacto sino que lo ha cumplido gloriosamente, puesto que ya está reinando el Heredero legítimo. Entonces David junto con otros fieles hombres de la antigüedad gozosamente servirá al Rey de Jehová como uno de sus príncipes visibles en toda la tierra. (Sal. 45:16) En el Armagedón el gran Hijo de David luchará por la paz del nuevo mundo. Después de la destrucción de todos sus enemigos en esa guerra universal, nunca habrá fin del aumento de la paz del “Príncipe de Paz”. ¡Aclamad a Jehová, cuyo celo y fidelidad cumplen su pacto real! Aclamad a Cristo Jesús, que reina en vindicación del pacto. “Gloria a Dios en las alturas, y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.”—Luc. 2:14, Nácar-Colunga.

  • Del Paraguay a Surinam
    La Atalaya 1950 | 1 de febrero
    • Del Paraguay a Surinam

      EL HIDROAVIÓN gigantesco zumbaba en su progreso hacia el norte de Buenos Aires. Entre sus pasajeros estaba el presidente de la Watch Tówer Bible and Tract Socíety, N. H. Knorr, su secretario, M. G. Hénschel, y el siervo de distrito que servía junto con los hermanos en la Argentina, G. Hughes. Fué interesante el vuelo; siempre teníamos a la vista el imponente río Paraná y sus tributarios. El terreno abajo estaba bien poblado y muy verde. Bastantes laguitos se veían en este territorio campestre. Aparentemente esta parte de la Argentina estaba recibiendo mucha lluvia y una parte considerable del terreno se veía pantanoso. Nos bajamos en el río cerca de Rosario, una de las ciudades principales de la Argentina. Tenía el aspecto de una ciudad moderna, pues había grandes edificios blancos que se levantaban en el centro de la ciudad y la ribera del río estaba equipada con facilidades modernas de puerto. Muchas embarcaciones extranjeras de carga se estaban cargando. El avión fué asegurado en medio del río por unos diez minutos. Una lancha de motor trajo a los pasajeros con sus equipajes, y también un poco de carga y correo, y cuando regresó llevó a unos pasajeros que se desembarcaron en Rosario. Se hicieron paradas por el estilo en Corrientes y Formosa. Después de partir de Formosa el vuelo se agitó y muchos de los pasajeros se enfermaron.

      Un poco después del mediodía del 4 de abril llegamos a nuestro destino, Asunción, capital del Paraguay. El lugar que se escogió para fundar la ciudad era un morro dominando el río Paraguay, una de las arterias vitales para la transportación de la República del Paraguay, que carece de costa marítima. Nos bajamos en la superficie del río y mientras la tripulación atracaba el avión cerca del lado opuesto del río se acercó velozmente una lancha de motor del otro lado, procedente de los muelles municipales, para llevarnos. Al salir de la puertecita del lado del avión para ir abordo de la lancha, una brisa cálida anunció que no sentiríamos frío en el Paraguay. Al acercarnos a los muelles, ellos a prueba de fuego, pudimos ver a algunos graduados de Galaad, la escuela de la Wátchtower, que nos estaban esperando. Los cinco misioneros se regocijaron porque el avión llegó a tiempo, y manifestaron gusto al vernos. Iba a haber una asamblea en Asunción el día siguiente, de modo que hubo hermanos de otros puntos del país en la capital, y ellos también nos dieron la bienvenida. Duró poco la revisión para entrar al país y pronto estuvimos en un taxímetro dirigiéndonos al hogar misionero y la oficina de Sucursal de la Sociedad, ubicada en la esquina de Río de Janeiro y Mary Lyons, una buena sección de la ciudad.

      Asunción hace mucho contraste con Buenos Aires. Por supuesto es una ciudad mucho más pequeña. A los caminos

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