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Disipando el espíritu de quejaLa Atalaya 1953 | 15 de marzo
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debe poseer de amor, devoción, paciencia y bondad! Con todo esto y con el espíritu de dar, ¡qué felicidad puede ser suya para toda la eternidad!
26. En vez de las riquezas y la pobreza del mundo, ¿qué queremos y cómo nos esforzamos para obtenerlo?
26 Estemos todos contentos con lo que Jehová nos ha dado y cuidemos bien las responsabilidades que han sido colocadas sobre nosotros. Sirvamos a nuestros hermanos con gozo y regocijo. Fué el escritor de los Proverbios quien dijo, “¡Aleja de mí la vanidad y las mentiras; no me des ni pobreza ni riqueza; aliméntame del pan señalado para mí: no sea que me sacie del bien, y reniegue de ti, y diga: ¿Quién es Jehová? o no sea que empobrezca, y hurte, y use profanamente el nombre de mi Dios!” (Pro. 30:8, 9) Los testigos de Jehová hoy no quieren las riquezas de este mundo ni quieren la pobreza. En vez de eso pedimos como Jesús enseñó a sus discípulos a orar: “Danos hoy nuestro pan para este día.” Todo lo que necesitamos son las necesidades básicas de la vida: abrigo, alimento y ropa. Con esto y con devoción piadosa debemos estar contentos. Dios nos ha prometido todas las cosas necesarias para mantenernos vivos y activos en su servicio, y empleamos esfuerzo diario para obtenerlas para nosotros mismos y para nuestra familia. Pero más que eso, no vivimos de pan solo, sino de toda palabra que procede de la boca de Dios.—Deu. 8:3; Mat. 4:4.
27. Por eso ¿en qué queremos ser ricos, y cómo continuaremos siendo el pueblo más feliz sobre la tierra?
27 De modo que es en la abundancia de conocimiento que queremos ser ricos. Queremos ser alejados de las vanidades y mentiras. Jamás queremos negar a nuestro Dios Jehová. Debido a que no toman el nombre de Jehová en vano, los testigos de Jehová son el pueblo más feliz del mundo. Ellos no tienen la carga o la responsabilidad de tratar de remendar a este viejo mundo y mantenerlo unido. Sin embargo, tienen la respuesta para los problemas de hoy y el mensaje más consolador, alegre y optimista que persona alguna puede oír y el mensaje con los efectos de más alcance. Ellos tienen el mensaje del reino de Dios que traerá bendiciones de prosperidad y felicidad a todos los que aman la justicia. Ellos continuarán dando este mensaje, porque saben que hay más felicidad en dar que en recibir. Entonces, sea usted publicador de compañía, precursor, siervo de circuito, siervo de distrito, misionero, u obrero en una sucursal o en alguna otra parte dentro de la organización de Jehová, persevere fielmente en su puesto. Continúe distribuyendo las buenas nuevas, adorando a Jehová en la hermosura de la santidad.
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Por lo menos tan malos como HitlerLa Atalaya 1953 | 15 de marzo
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Por lo menos tan malos como Hitler
● El Guardián de Mánchester, Inglaterra, tenía la siguiente interesante carta en su número del 29 de agosto de 1952: “Señor.—Su número del 13 de agosto da noticia de ochocientos testigos de Jehová en campos de concentración en la zona soviética. Esto no me sorprende, ya que hace poco llegué a conocer a una persona cuyo hogar estaba en el lado soviético de Berlín. Ella tiene una hermana allí quien está casada con un testigo de Jehová. La hermana escribió que su esposo, hace corto tiempo, asistió a una reunión de estudio bíblico en un hogar. No volvió. Catorce días después las autoridades le informaron que él estaba cumpliendo una pena de nueve años en Siberia. ¡Se le permite escribir quince líneas al mes! Una fotografía de uno de sus dos hijos fué devuelta—no se le permitía verla. Esta información debiera interesar a sus lectores, estén ellos de acuerdo o no con los testigos de Jehová.—Suyo, H. Barlow.”
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