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  • ¡Huya por su vida!
    La Atalaya 1955 | 1 de febrero
    • viven según los justos principios del nuevo mundo de Jehová, formando así una sociedad de gente del Nuevo Mundo, el núcleo de un justo dominio terrenal por venir, bajo la jefatura de su Rey reinante celestial, Cristo Jesús. Como testigos dedicados de Jehová ellos seriamente suplican a toda persona de buena voluntad hacia Dios: “¡Tomad con vosotros palabras, y volveos a Jehová! decidle: ¡Quita toda nuestra iniquidad, y acéptanos bondadosamente!” Al colocarse así bajo la sombra de protección de Jehová, ellos serán perdonados para recibir vida eterna en su nuevo mundo sin fin.—Sant. 4:4; Ose. 14:2, 7.

      Sí, “El león rugió ya, ¿quién no temerá? Jehová el Señor ha hablado ¿quién puede dejar de profetizar?” (Amós 3:8) ¡La amonestación se ha dado! ¡Hay muerte súbita inminente! ¡Huya por su vida!

  • Secuela al ataque en Solana
    La Atalaya 1955 | 1 de febrero
    • Secuela al ataque en Solana

      Informe por el siervo de sucursal de la Sociedad Watch Tówer en las Filipinas

      EN EL número del 1 de marzo de 1953 de La Atalaya, en la página 156, se publicó el informe del ataque que se hizo contra una asamblea cristiana de los testigos de Jehová en Solana, Cagayán, por funcionarios de la ciudad, la policía y otras personas. Uno de los testigos de Jehová fué muerto y treinta y dos fueron heridos y requirieron tratamiento en un hospital, según el informe. La llegada temprana de la Guardia Civil de las Filipinas desde Tuguegarao, Cagayán, puso fin al ataque salvaje y sin duda impidió el que se matara a más personas o que se les hiriera gravemente. Un oficial de la Guardia Civil de las Filipinas presentó numerosas acusaciones contra los atacantes, incluyendo asesinato, asesinato frustrado, posesión ilegal de armas de fuego, disparo ilegal de armas de fuego y desorden tumultuoso. Como tres meses más tarde la policía y funcionarios de Solana presentaron recriminaciones contra los testigos de Jehová, incluyendo asalto directo contra una persona de autoridad y posesión ilegal de armas de fuego y municiones.

      Casi dos años pasaron antes de que estas acusaciones fueran oídas en la corte de primera instancia de Tuguegarao, Cagayán. El juez B. Quitoriano condujo el juicio y rindió el fallo. El fiscal provincial hizo las veces de acusador en todos los juicios y los testigos de Jehová fueron defendidos contra las recriminaciones por el procurador K. V. Faylona, consejero sobre asuntos legales para la Sociedad Watch Tówer Bible and Tract en las Filipinas. Los juicios ya han llegado a su conclusión y la corte ha dado su fallo. Los lectores de esta revista se interesarán en saber en qué forma se administró la justicia.

      ACUSACIONES Y RECRIMINACIONES

      A algunas de las acusaciones más triviales se les declaró sin lugar en la corte del juez de paz, pero casos de más peso recibieron la atención de la corte de primera instancia. La primera persona que había de ser sometida a juicio era un policía de Solana que se llamaba Luis Carag. Se le acusó del crimen de asesinato frustrado contra la persona de Santos Tabios. La evidencia sacada a luz en el

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