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  • ¿Quién es su Dios?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1961
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1961
w61 15/4 págs. 227-228

¿Quién es su Dios?

“¿QUIÉN es su Dios?” Esa es la pregunta más importante que se le pudiera hacer. La confusión y contienda que existen en el mundo hoy en todo nivel del esfuerzo humano se deben más a la diversidad de dioses que la gente adora que a cualquier otro factor aislado. El bloc oriental adora al dios de las fuerzas militares, el bloc neutral adora, principalmente, a deidades paganas, mientras que el bloc occidental rinde por lo menos homenaje de boca al Dios de la Biblia. Y los individuos, mediante su proceder, revelan la clase de dios que adoran.

Sí, en la mente de los hombres hay ‘muchos dioses y muchos señores,’ como declaró hace muchos años un apóstol inspirado de Jesucristo. Sin embargo, en vista de lo ordenado del universo sencillamente no puede ser que haya más que un solo Dios verdadero. Si lo hubiera, hallaríamos en el universo inanimado la misma confusión que hallamos en la creación inteligente humana en la Tierra—dioses o gobernantes teniendo leyes distintas y estando en guerra los unos con los otros. Debido al hecho de que todo el universo tiene un solo Legislador los científicos pueden descubrir estas leyes y desarrollar métodos prácticos de usar los principios que gobiernan estas leyes para el bien—y demasiado a menudo para el perjuicio—del hombre.—1 Cor. 8:5, 6.

El Creador dotó al hombre de la facultad de adorar, y para el propio bien del hombre es menester que adore a Dios. Este es un hecho que los psicoterapistas aprecian más cada día. Pero si uno no está adorando al único Dios verdadero, el Creador, está en efecto, adorando al “dios de este sistema de cosas,” Satanás el Diablo. Así como dijo Jesús: “El que no está de parte mía está en mi contra, y el que no recoge conmigo, desparrama.”—2 Cor. 4:4; Efe. 2:2; Mat. 12:30.

¿Quién es su Dios? Tal vez conteste usted que es el Creador, el Dios de la Biblia. Pero, ¿lo es en realidad? Supóngase que un compañero de trabajo se jactara de ser amigo del patrón, y sin embargo no supiera el nombre del patrón, ni qué clase de hombre fuera, ni cuáles fueran sus metas en la vida; al mismo tiempo holgazaneara en su trabajo este trabajador. ¿Qué opinaría usted de su jactancia? Si el patrón realmente fuera su amigo ciertamente sabría el nombre del patrón, sus características, su meta en la vida. Y además, en vez de holgazanear en su trabajo, estaría rindiendo el máximo por estar en el empleo de su amigo. ¿No es así?

De modo que, si el Dios de la Biblia, el Creador, es su Dios, entonces usted debería, ante todo, saber cómo se llama él. ¿Lo sabe usted? ¿Dice usted que él se llama “Dios”? No, eso es solo un título, como lo es “patrón.” ¿Dijo usted “Jesucristo”? No, ése es el nombre del Hijo de Dios. Entonces, ¿cómo se llama Dios? Nos dice en su Palabra: “Yo, soy Jehová. Ese es mi nombre.” “Tú, cuyo nombre es Jehová, tu solo eres el Altísimo.” Sí, el Dios verdadero tiene un nombre que lo distingue de los muchos dioses falsos o de imitación.—Isa. 42:8; Sal. 83:18; 1 Cor. 8:5, 6.

Si el Dios de la Biblia es su Dios, también sabrá usted cuáles son sus características o atributos básicos. ¿Cuáles son? Son cuatro. Primero, la justicia: “Un Dios de fidelidad, con quien no hay injusticia; justo y recto es él.” Segundo, el poder: “Con Dios todo es posible.” Tercero, la sabiduría: “Jehová mismo con sabiduría fundó la Tierra. Afirmó sólidamente los cielos con discernimiento. Mediante su conocimiento . . . los cielos nublados continúan goteando lluvia ligera.” Y cuarto, el amor. “Dios es amor.”—Deu. 32:4; Mat. 19:26; Pro. 3:19, 20; 1 Juan 4:8.

Además, si el Dios suyo es el Dios de la Biblia, usted debería conocer sus propósitos. Entonces cuando otros lo vituperen, debido a ignorancia o malicia, usted podrá defender el buen nombre de él como defendería el de algún amigo terrenal. ¿Hay quiénes acusen al Dios suyo, Jehová, de ser meramente el Dios tribal de los judíos? Se equivocan. Los fieles hombres de la antigüedad desde Abel hasta Jacob no eran judíos. Además, todos los del género humano son recipientes de las bendiciones de Jehová y todavía lo serán. Solo es que en un tiempo Jehová dio a los israelitas, conocidos más tarde como judíos, ciertos privilegios debido a la fe de sus antepasados. Jesús adoró al Dios de Moisés; sus seguidores harán lo mismo.—Rom. 3:29.

O, si alguien censurara al Dios de usted porque él usó los ejércitos de Israel para destruir a ciertos pueblos paganos en tiempos pasados, usted, como cristiano, debería poder absolver el nombre de Dios de este oprobio también. Esos cananeos paganos merecían morir debido a que estaban impregnados en la inmoralidad más vil. Por ser Jehová el legítimo Soberano y Juez de la Tierra, puede escoger los medios que quiera para ejecutar criminales: el Diluvio para los antediluvianos, fuego para los de Sodoma y Gomorra, la espada literal para los cananeos.—Deu. 9:4-6.

Por otra parte, si algunos, debido a que la miseria y la injusticia son la porción del género humano, negaran que Jehová Dios existe, ¿cómo contestaría usted? Muchas personas no podrían contestar. Pero la Biblia sí. En primer lugar, nótese que el género humano solo puede culparse a sí mismo. Es cierto, Dios pudiera haber aniquilado inmediatamente a los principales en la rebelión edénica, pero se le desafió a Dios en cuanto a si podía o no tener criaturas sobre esta Tierra que permanecieran fieles a él bajo prueba. Para responder a ese desafío Dios tuvo que permitir el sufrimiento, así como manifiesta el libro de Job. Una vez que Jehová Dios haya refutado cabalmente estas acusaciones y contestado el desafío de Satanás, él destruirá a todos los malhechores y producirá sobre la Tierra condiciones que no dejarán duda alguna en cuanto a su existencia, su soberanía y sus atributos.

Otro punto pertinente—la conducta de usted. ¿Desmiente ella la afirmación suya de que el Dios de la Biblia es su Dios? Si él es verdaderamente su Dios, usted tratara de agradarle por su modo de vivir. Las acciones hablan—a veces con más vigor que las palabras. Tiene que ‘amar a Jehová con todo su corazón, alma, mente y fuerzas, y a su prójimo como a sí mismo.’—Mar. 12:30, 31.

De modo que, ¿quién es su Dios? Usted tiene uno; aun los que niegan creer en Dios tienen un dios a quien sirven. Si el Dios de usted es el Dios de la Biblia, el Creador, entonces usted sabrá su nombre, sus atributos y sus propósitos. Podrá vindicarle cuando fuere vituperado. Además, vivirá del modo que le agrada a él. Si no, el dios suyo en efecto será “el dios de este sistema de cosas,” el vil personaje que presume de rival del único Dios verdadero Jehová.

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