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Fracasa rebelión unida contra DiosLa Atalaya 1964 | 1 de octubre
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la superficie de la tierra.” De modo que en vez de hacer un nombre para Dios harían un nombre para ellos mismos, considerándose como honrados al ser conocidos como ciudadanos de esta ciudad. Harían un nombre para hombres y tendrían héroes, notablemente Nemrod, cuyo nombre exaltarían ellos.—Gén. 11:3, 4.
DIOS JUZGA
9. (a) En la edificación de su torre, ¿por qué no tenían que considerar el asunto de proveer un refugio contra otra inundación como el Diluvio los edificadores? (b) ¿Qué propósito tenía la torre, y, según la evidencia arqueológica, cómo se construyó?
9 ¿Cuál era el verdadero propósito de edificar esta torre? Ciertamente no había necesidad de un refugio contra un diluvio, porque Dios había prometido a Noé y a sus hijos: “Nunca más llegarán las aguas a ser un diluvio para arruinar toda carne.” (Gén. 9:15) Además, en la llanura baja de Sinar no podían esperar edificar una torre que fuera lo suficientemente alta como para escaparse de tal diluvio como el que había cubierto a una profundidad de seis metros setenta y un centímetros las montañas más elevadas que existían entonces. No, el propósito de esta torre era otra cosa. Sería una torre de adoración religiosa, un ziggurat. La evidencia arqueológica indica que ésta no iba a ser una torre circular con una escalera de caracol, sino, más bien, una torre piramidal cuadrada o rectangular con una serie de terraplenes. Debido a su gran altura la torre dominaría la ciudad y daría a la religión la prominencia mayor. Llamaría la atención al dios principal de la ciudad. Sería una ciudad religiosa.
10. (a) ¿Qué punto de vista tuvo el Creador para con esta maquinación? (b) ¿Por qué razones era esto una obra mala?
10 ¿Cuál fue el punto de vista y actitud de Dios el Creador para con esta maquinación? Las Escrituras pasan a decir: “Y Jehová procedió a bajar para ver la ciudad y la torre que los hijos de los hombres habían construido. Después de eso Jehová dijo: ‘¡Mira!’ Ellos son un solo pueblo y hay un solo lenguaje para todos ellos, y esto es lo que comienzan a hacer. Pues, ahora no hay nada que ellos tramen hacer que no puedan lograr.’” Dios no había autorizado la edificación de una ciudad para que llegara a ser la sede de un gobernante terrestre. Tampoco tomó a la ligera este esfuerzo unido, o como una cosa de poca importancia el que estuvieran edificando una torre para la adoración falsa. Esto era rebelión, un acto de traición contra su soberanía universal, una apostasía, una renegación de la adoración del Dios de Noé. También era desobediencia al mandato divino de llenar la Tierra con adoradores de Jehová como Dios. Era una obra mala.—Gén. 11:5, 6.
11. ¿Cómo podemos nosotros comprender hoy lo correcto de la expresión de Jehová: “Ahora no hay nada que ellos tramen hacer que no puedan lograr”?
11 ¿Hasta dónde llegarían en sus esfuerzos organizados en esta obra mala? Eso solo sería un comienzo. Ambiciosamente pensarían una cosa tras otra que se lograra de manera incorrecta, en una dirección incorrecta, por esfuerzo unificado, organizado. En la declaración de Jehová concerniente a esto podemos comprender cuán correctamente habló en su habilidad para prever el futuro. Ahora mismo, estando los dos grandes bloques mundiales alineados uno contra el otro, la carrera de armamentos entre ellos ha sido elevada mucho más que la torre-templo allá en las riberas del Éufrates, mucho más que el nivel del agua del diluvio del día de Noé, sí, hasta las altitudes superiores del espacio exterior, con la explosión de un artefacto termonuclear a 400 kilómetros por encima de la superficie de la Tierra, sin considerar el efecto que esto tenga sobre la salud y el bienestar de toda la humanidad. Por eso, podemos ver que el ambicioso comienzo organizado de manera egoísta en la Babilonia original no fue de poca importancia. En aquel entonces, Jehová Dios, el Creador del hombre, bien lo sabía.
12. (a) ¿Sobre qué principios se edificaron Babilonia y su torre? (b) ¿Qué acción adoptó Jehová en cuanto a aquellos edificadores y su proyecto?
12 ¿Sobre qué principios se edificaron Babilonia y su torre? Estos rebeldes se proponían establecer una religión falsa unida a un gobierno que desafiaba la soberanía real de Dios. También habría de obstruir el mandato de Jehová de llenar la Tierra y dar a conocer su nombre a través de la Tierra. Habría de hacer un nombre para hombres, fundándose esto en los principios injustos de la ambición, el egoísmo y la desobediencia a su Creador. Habían actuado por su propia cuenta, sin la autorización de Jehová y, de hecho, en contra de su mandato. Ahora tenían que habérselas con él. El obró rápidamente, diciendo: “‘¡Ven! Descendamos y confundamos allí su lenguaje para que no pueda oír uno el lenguaje de otro.’ Por consiguiente Jehová los dispersó de allí sobre toda la superficie de la tierra, y poco a poco dejaron de construir la ciudad. Por eso se le dio el nombre de Babel, porque allí Jehová había confundido el lenguaje de toda la tierra.”—Gén. 11:7-9.
13. ¿Cómo detuvo Jehová la obra de construcción, y de qué manera resultó esto en bien para la humanidad?
13 La mismísima cosa contra la cual trataban de edificar, la realizó Jehová, a saber, el dispersarlos. El causó en su inteligencia mental algún cambio que borró la memoria de su idioma original anterior. Comenzaron a hablar idiomas enteramente nuevos, un grupo este idioma y otro aquél, sin que nadie hubiera sido dotado de la habilidad para interpretar un idioma en otro. Este no fue ningún derramamiento pentecostés de espíritu santo—un don de lenguas con la bendición de Dios. No, Dios sí les dio nuevas lenguas, pero ciertamente no para bendecir sus esfuerzos incorrectos. Sin embargo, esto resultó en bien para la humanidad porque desbarató los propósitos impíos de ellos y obligó a que se llevara a cabo el propósito de él. No entendiendo ya a sus colaboradores en el proyecto de la torre, hallaron desconcertante el tratar de trabajar juntos. Poco a poco dejaron la construcción de la ciudad. Se dispersaron, cada uno a su propio grupo de idiomas. Fracasó su unidad en la rebelión contra Dios.
BABILONIA—UN NOMBRE DE INFAMIA
14. ¿Cómo consiguió su nombre la ciudad, y qué significa ese nombre?
14 Entonces la ciudad recibió un nombre que ha llegado a ser famoso hasta el día presente. No era el nombre por el cual los primeros edificadores querían hacerse un nombre como ciudadanos. El idioma de Noé y su hijo fiel Sem no fue confundido. Ellos todavía hablaban el idioma que Adán habló originalmente, que más tarde llegó a conocerse como hebreo. El nombre que le pusieron a la ciudad indica la ejecución de juicio de Dios sobre ella. El nombre se deriva del verbo balal, que significa “confundir.” El nombre fue abreviado de Balbel a Babel, que significa “Confusión.”
15. (a) Según Josefo, ¿qué le sucedió a Nemrod después de la confusión de las lenguas? (b) ¿Cómo trató de explicar el origen del nombre de la ciudad la tradición local babilónica?
15 Josefo describe el fracaso de la rebelión. Dice: “Después de esto fueron dispersados por causa de la diferencia de sus idiomas, y se fueron por colonias a todas partes; y cada colonia tomó posesión de aquella tierra a la cual Dios la condujo, de modo que todo el continente se llenó con ellos, tanto los países interiores como los marítimos. . . . Pero Nemrod, el hijo de Cus, se quedó y tiranizó en Babilonia, como ya hemos observado.”a A los ciudadanos de Babilonia no les gustaba el verdadero significado atribuido a este nombre, y por eso se desarrolló una tradición local que alegaba que el nombre de la ciudad se tomó de las dos palabras Bab, que significa “Puerta,” y El, que significa “Dios,” para hacerlo un nombre santo. En tiempos antiguos la audiencia judicial solía celebrarse en la amplia puerta de la ciudad. Por lo tanto, Bab, que significa “Puerta,” es la designación que se le da a una sede de gobierno en el Cercano Oriente. Por lo tanto, para sus ciudadanos, Babilonia fue llamada la sede de gobierno de Dios, no queriendo decir, por supuesto, la sede de Jehová.
16. De este registro concerniente a la Torre de Babel, ¿qué deberíamos aprender?
16 En este ejemplo de la Torre de Babel podemos ver la falacia de confiar en reinos humanos. A los que confían en los esfuerzos humanos para un mundo unido se les lleva a la trampa de considerar a hombres como héroes. Realmente entran en una rebelión semejante a la de Babel contra Dios y ciertamente no recibirán su bendición. Este ejemplo histórico verdadero establece para nosotros una norma de guía. Nos ayuda a discernir que el camino de la paz, no solo con nuestro semejante sino, y esto es más importante, con nuestro Creador, que tiene un motivo y propósito específicos para nuestra Tierra, no es por medio de seguir las maquinaciones de los hombres para la dominación mundial, sino por medio del reino de Dios. Su Palabra la Biblia da amplia información, señalando el derrotero que ha de emprenderse ahora para apoyar su reino bajo Cristo.
17. ¿Afecta a los que viven hoy en día el fracaso del hombre en Babel?
17 La rebelión unida contra la soberanía de Dios fracasó y Babilonia no pudo en aquel tiempo llegar a ser una potencia mundial. No solo es éste un ejemplo histórico de un esfuerzo malo, sino que hoy en día sus efectos subsisten de manera muy mala, lo cual consideraremos en el siguiente número de La Atalaya.
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Una búsqueda de la verdadLa Atalaya 1964 | 1 de octubre
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Una búsqueda de la verdad
✔ En el Japón los médicos le dijeron a un hombre que había estado enfermo por mucho tiempo que no podían hacer nada por él. Los amigos le aconsejaron que se uniera a la organización “PL” (Perfecta Libertad), asegurándole que esto le curaría sus males. Pero no pudo hallar satisfacción allí. Cuando le preguntó a uno de los maestros quién es Dios, se le dijo que la persona que se atreve a hacer semejante pregunta piensa demasiado profundamente. Desde entonces dejó de concurrir a esa organización.
Luego se dirigió a Tenrikyo (Enseñanzas sobre la Sabiduría de los Cielos). Tuvo que pagar una cuota de ingreso de 15,000 yen (42 dólares). Cada día estudió sus lecciones y aprendió a hacer su danza ceremonial. Aunque vivía en la casa matriz, no pudo recibir respuestas satisfactorias a la pregunta: ¿Quién es el Dios verdadero?
Abandonando esa organización, seguidamente se asoció con una de las iglesias de la cristiandad. Pensó que la Biblia era un libro maravilloso en comparación con otros libros religiosos, y quedó convencido que procedía de Dios. No tardó mucho, sin embargo, en comenzar a hallar contradicciones en la iglesia. No se le aclaró la pregunta concerniente al Dios verdadero. Siguió yendo a la iglesia, aunque no completamente satisfecho.
Un domingo por la mañana estuvo por casualidad en casa. Fue entonces que un testigo de Jehová lo visitó. Este Testigo le explicó cabalmente acerca del Dios verdadero, Jehová, y de sus propósitos. El hombre solicitó toda la literatura publicada por la Sociedad. Fue al Salón del Reino para conseguir esta literatura. Desde entonces no ha faltado a las reuniones.
Su esposa, que había sido tan obediente e ido a cualquier organización que él había elegido, esta vez estuvo inexplicablemente opuesta. Un día lo abandonó. Sin embargo, él le escribió una carta, diciéndole que había hallado la verdad y que quería servir al Dios verdadero. Después se le informó que su esposa había tratado de suicidarse. Corrió al hospital y le imploró que volviera a casa con él. Ella le dijo que regresaría solamente a condición que él no la hiciera unirse a su religión.
Un día algunas Testigos fueron a su hogar, y como iba a celebrarse una reunión esa noche en el Salón del Reino, estas mujeres bondadosamente animaron a la esposa a concurrir. Lo hizo. Desde entonces toda su familia ha estado concurriendo a las reuniones. Ahora todos ellos están dedicados al Dios verdadero, Jehová; y el esposo no solamente ha hallado las respuestas a sus preguntas, sino que recientemente llegó a ser el ministro presidente de una congregación local.
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