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    La Atalaya 1966 | 15 de octubre
    • Preguntas de los lectores

      ● Después del Diluvio, Noé envió del arca una paloma que más tarde regresó con “una hoja de olivo recién arrancada en su pico.” (Gén. 8:10, 11) ¿No habrían sido arruinados los árboles por el Diluvio? ¿De dónde obtuvo la paloma la hoja de olivo?—C. J., EE. UU.

      Aunque las aguas del Diluvio sin duda afectaron adversamente a muchas plantas y árboles, no parece improbable que un olivo les sobreviviera. El olivo es sumamente resistente. Se ha dicho de él que “un tocón viejo continúa brotando nuevos vástagos, como si su vitalidad fuese indestructible.” (The New Schaff-Herzog Encyclopedia of Religious Knowledge, tomo IV, página 404) También es digno de notarse que el filósofo y científico griego Teofrasto y el naturalista romano Plinio el Viejo han expresado que el olivo ha crecido bajo el agua en el mar Rojo, reteniendo allí su verdor. De modo que el olivo bien pudo haber permanecido sumergido bajo el agua por algunos meses durante el Diluvio sin morir. Al retroceder las aguas un olivo que había sido cubierto así otra vez estaría en tierra seca y pudo brotar hojas, de modo que la paloma fácilmente pudiera obtener una hoja. El regreso de la paloma con la hoja de olivo recién arrancada en el pico fue significativo para los ocupantes humanos del arca. Así “Noé se enteró de que se habían ido fluyendo las aguas de sobre la tierra.”—Gén. 8:11.

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    La Atalaya 1966 | 15 de octubre
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      “LAS COSAS QUE HICIERON VAN JUNTO CON ELLOS”

      El 26 de agosto, al caer la tarde, terminó su vida terrenal el hermano A. H. Macmillan, a los 89 años de edad. Desde 1900 había estado activo como siervo dedicado de Jehová Dios, y por los últimos 65 años dedicó su tiempo cabalmente al servicio de Jehová. En 1918 era uno de los ocho miembros principales de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract que fueron sentenciados injustamente a largos términos en la penitenciaría federal de Atlanta, Georgia, solo para ser exonerados y puestos en libertad el año siguiente. Él era el último sobreviviente de aquel grupo de ocho. En años más recientes, durante la II Guerra Mundial, visitó y edificó espiritualmente a otros que habían sido encarcelados por razones semejantes a causa de su posición como cristianos neutrales. El servicio funeral para el hermano Macmillan, que se celebró a las 3 p.m. del 29 de agosto, fue conducido por el presidente de la Sociedad, N. H. Knorr, y luego los restos mortales del hermano Macmillan fueron enterrados en el cementerio privado de la familia Betel de Brooklyn en Woodrow Road, Staten Island, Nueva York. El hermano Macmillan tenía fe firme de que el crédito por el servicio fiel de los ungidos al reino celestial con Cristo ‘iría junto con ellos,’ debido a que continuarían sin interrupción en el servicio de su Amo, pero ahora sería en el reino celestial. (Rev. 14:13) Nos regocijamos con el hermano Macmillan al lograr ese galardón.

      ESTUDIOS DE “LA ATALAYA” PARA LAS SEMANAS

      6 de noviembre: El servicio de Dios—causa de gozo. Página 617.

      13 de noviembre: Hallando gozo en el servicio de Dios hoy en día. Página 623.

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