Un libro para toda la humanidad
¿QUÉ esperaría usted de un libro que es para toda la humanidad? Ciertamente tendría que estar disponible en todos los lenguajes principales. Su mensaje debería ser significativo para usted, haciendo posible que obtenga lo óptimo de la vida aun ahora. ¿Realmente existe un libro como éste?
Sí, lo hay. Es un libro muy antiguo que ha llegado a todo país y aun a las islas lejanas, aisladas. Se puede hallar en chozas sencillas y hogares modernos. El libro mismo se ha traducido, total o parcialmente, en más de 1.525 lenguajes y dialectos, de modo que casi todo el mundo puede leerlo en su propio lenguaje. No hay otro libro cuya circulación siquiera se acerque a la de éste. Cada año se distribuyen internacionalmente millones y millones de ejemplares. Ese libro es la Biblia.
Pero ¿puede este libro realmente ayudarle a usted a obtener lo óptimo de la vida ahora? Hoy millones de personas creen que éste simplemente no podría ser el caso. Juzgan la Biblia por lo que saben acerca de los que profesan seguirla. Quedan aterrados ante el registro vergonzoso que la cristiandad ha hecho en forma de horribles guerras, prejuicios, odios, opresión y explotación. Razonan que, si esto es lo que hacen la gente y las naciones que tienen la Biblia, no quieren tener nada que ver con ella.
Sin embargo, como usted sabe, la simple posesión de un libro no significa que el dueño sostiene los principios que éste manifiesta. Muchas personas tienen libros en sus bibliotecas que abogan por ideas que ellos no apoyan. ¿No podría esto ser cierto también acerca de millones de individuos que tienen la Biblia?
Muchas organizaciones religiosas que dicen representar la Biblia dieron su apoyo pleno a las guerras violentas de este siglo veinte. ¿Tuvieron el apoyo de la Biblia en esto? Algunas quizás traten de justificar su derrotero, señalando a las guerras que se mencionan en la Biblia. Es verdad que Dios usó a ciertos individuos y naciones para guerrear contra otros a fin de ejecutar su juicio contra ellos debido a la iniquidad de ellos. Pero hoy no hay ningún individuo ni nación que pueda alegar que se les ha usado así.
La Biblia condena fuertemente a los que practican el guerrear egoísta. Leemos:
“¿De qué fuente son las guerras y de qué fuente son las peleas entre ustedes? ¿No son de esta fuente, a saber, de sus deseos vehementes de placer sensual que llevan a cabo un conflicto en sus miembros? Ustedes desean, y sin embargo no tienen. Siguen asesinando y codiciando, y sin embargo no pueden obtener. Siguen peleando y guerreando. No tienen porque no piden. Sí piden, y sin embargo no reciben, porque piden con un propósito malo, para gastarlo en los deseos vehementes que tienen de placer sensual.”—Sant. 4:1-3.
En cuanto al guerrear egoísta, a menudo los sentimientos de superioridad racial, nacional o tribual son responsables de ello. ¿Estimula la Biblia tales sentimientos? No, muestra que lo que vale con Dios no es la posición de uno en la vida, la raza de uno ni el origen nacional, sino lo que uno es como persona. Note las siguientes normas claras que expresa la Biblia: “Dios no es parcial, sino que en toda nación el que le teme y obra justicia le es acepto.” (Hech. 10:34, 35) “Hizo de un solo hombre toda nación de hombres.”—Hech. 17:26.
De modo similar, la Biblia no se pone de parte de los que han oprimido y explotado a sus semejantes. Hallamos estas palabras dirigidas a los opresores y explotadores:
“Lloren y griten por las desgracias que van a sufrir ustedes. Sus riquezas están podridas, y sus finas ropas están comidas por la polilla. Su oro y su plata están oxidados, y esto mismo será una prueba contra ustedes y destruirá sus propias carnes como fuego. Han amontonado riquezas en estos días que son los últimos. El pago que ustedes no les dieron a los hombres que trabajaron en su cosecha, está reclamando contra ustedes; y el Señor de los ejércitos ha oído la reclamación de esos trabajadores. Aquí en la tierra ustedes se han dado una vida de lujo y de placeres, engordando como ganado; y ya llega el día de la matanza.”—Sant. 5:1-6, Versión Popular.
El modo de vivir que se recomienda en la Biblia es de amor, un interés altruista en el bienestar de nuestros congéneres. “No le deban nada a nadie,” exhorta, “salvo la obligación del amor mutuo, porque quienquiera que ama a sus congéneres ha satisfecho plenamente la Ley. Pues los mandamientos: ‘No debes cometer adulterio, No debes asesinar, No debes hurtar, No debes codiciar,’ y cualesquier otros mandamientos que haya, todos se resumen en uno que dice: ‘Debes amar a tu prójimo como a ti mismo.’”—Rom. 13:8-10, An American Translation.
Ciertamente le sería provechoso a uno si la gente en su vecindario, población o ciudad hiciera cuanto fuera posible por aplicar esta excelente admonición. ¿No se sentiría uno mucho más tranquilo y más seguro en su hogar? ¿No sería un alivio el poder vivir entre gente que no se entrega a fraude, robo, hurto o vandalismo? Por otra parte, también, los que muestran genuino amor al prójimo se sienten mucho más felices ellos mismos. Están libres de las envidias y celos que brotan de desear lo que otros tienen. No sufren la congoja y el dolor de los solteros y casados que tratan de satisfacer sus pasiones fuera del arreglo matrimonial. Evitan repugnantes enfermedades venéreas, preñeces fuera del matrimonio, y hogares desbaratados.
A pesar de los beneficios obvios que provienen de demostrar la clase de amor que recomienda la Biblia, muchas personas no quieren cambiar su modo de obrar. Esto realmente le puede presentar a usted muchos problemas y puede tentarlo a adoptar la actitud egoísta de ellas. Pero eso no mejoraría los asuntos, ¿verdad?
Sin embargo, quizás algunos razonen: “¿Por qué debería yo estudiar la Biblia? Yo no lastimo a nadie. Trato de hacer lo que es correcto.”
Posiblemente usted haya oído a otras personas expresarse de modo similar. Pero ¿no le sería de valor a usted averiguar si la Biblia podría ayudarlo a hallar mayor gozo en la vida? Millones de hombres y mujeres inteligentes están convencidos de que la Biblia suministra la mejor guía para vivir. ¿Tienen razón? ¿Es la Biblia simplemente el producto de sabios de la antigüedad, o se origina de una fuente superior a los hombres? ¿Puede ayudarle a usted a disfrutar de lo óptimo de la vida ahora y a conseguir un futuro seguro para usted mismo y sus amados?
[Comentario de la página 452]
La Biblia enseña: “Dios no es parcial, sino que en toda nación el que le teme y obra justicia le es acepto.”—Hech. 10:34, 35.