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El estar separado del mundo puede salvar la vidaLa Atalaya 1976 | 1 de octubre
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El estar separado del mundo puede salvar la vida
“El mundo los ha odiado,” dijo Jesucristo de sus seguidores, “porque ellos no son parte del mundo.” (Juan 17:14) Al mantenerse separados del mundo —su política, costumbres y actitudes— a menudo los cristianos verdaderos se hacen blanco de mofa y odio franco. Pero esa separación también puede servir de protección en tiempos de trastorno político.
Esto fue cierto en el caso de un hombre que vivía en una ciudad universitaria de la América del Sur. Él era muy activo en la dirección de actividades políticas en la universidad. Entonces, su interés casual en las Escrituras, despertado por una conversación que tuvo con un testigo de Jehová, se desarrolló en un estudio serio de la Biblia. Al aprender el punto de vista cristiano de no envolverse en la política, gradualmente se fue retirando de su círculo de amigos y de las ideologías de ellos.
Sus antiguos amigos y asociados políticos se burlaban y mofaban de lo que llamaban la “nueva ignorancia” de él. Vez tras vez él les explicó su posición basada en la Biblia. Entonces, a principios de los años setenta, un giro súbito de los acontecimientos en la escena política produjo un cambio de actitud para con las ideologías que este hombre había apoyado en otro tiempo. Los que habían sido sus asociados fueron enviados al exilio, encarcelados o muertos. ¡Cuánto se alegra de hallarse vivo y libre hoy debido a que se declaró discípulo de Jesucristo!
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1976 | 1 de octubre
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Preguntas de los lectores
● ¿Qué significa Hechos 12:15 cuando, con respecto al apóstol Pedro, dice: “Es su ángel”?
No podemos estar seguros, puesto que el relato no pasa a explicar lo que se quiso decir. Pero la persona que habló posiblemente estaba pensando en un ángel santo que estuviera representando a Pedro, lo que algunos llamarían un “ángel de la guarda.”
Herodes Agripa I hizo que Pedro fuera arrestado y encarcelado. El apóstol estaba allí “atado con dos cadenas entre dos soldados, y guardas delante de la puerta.” Por la noche el ángel de Jehová libró a Pedro y éste se dirigió a la casa de María, la madre de Juan Marcos.—Hech. 12:3-12.
“Cuando tocó a la puerta de la entrada, una sirvienta de nombre Rode vino a atender la llamada, y, al reconocer la voz de Pedro, de gozo no abrió la puerta, sino que corrió adentro e informó que Pedro estaba de pie delante de la entrada. Ellos le dijeron: ‘Estás loca.’ Pero siguió afirmando vigorosamente que era así. Decían ellos: ‘Es su ángel.’”—Hech. 12:13-15.
Rode, evidentemente cristiana, conocía a Pedro. ¿A qué conclusión pudieran haber llegado los discípulos al oír el asombroso informe que, llena de emoción, ella les trajo?
La palabra griega que usaron, aggelos, literalmente significa “mensajero.” Aunque a veces se aplica a un mensajero humano, es la palabra que se usa en la Biblia para un mensajero de espíritu procedente del cielo, un ángel. (Sant. 2:25; Gál. 1:8) En vista de las dos posibles aplicaciones de esta palabra, algunos comentaristas han dicho que los discípulos quisieron decir que a la entrada estaba un hombre que había sido enviado por Pedro desde la prisión con un mensaje, un mensajero humano. Sin embargo, esto parece dudoso, pues si Pedro estaba bajo tan fuerte guardia, ¿cómo hubiera podido enviar un mensajero? Y este punto de vista no explicaría el que Rode reconociera la voz de Pedro en la voz que oyó.
Otros comentaristas de la cristiandad han sugerido que quizás los discípulos hayan pensado que Pedro había muerto y su “espíritu incorpóreo” estaba allí. Esto, sin embargo, no puede ser la explicación verdadera, porque aquellos discípulos sabían que la persona humana no posee un alma inmortal que pueda sobrevivir al cuerpo; ella es un alma.—1 Cor. 15:45.
¿Qué hay de un mensajero de la región de los espíritus, un ángel? Dios a menudo había usado a ángeles al tratar con sus adoradores y al guiarlos. Por ejemplo, Jacob mencionó el “ángel que ha estado recobrándome de toda calamidad.” (Gén. 48:16) Los judíos sabían esto. También, parece que existía la creencia general aunque no basada directamente en la Biblia, de que cada israelita tenía un ángel asignado a vigilarlo, una especie de ángel de la guarda.
No podemos decir a qué grado estos judíos cristianos que estaban en el hogar de María sabían o aceptaban esto. Pero definitivamente sabían lo que Jesús había dicho acerca de sus seguidores: “Miren que no desprecien ustedes a uno de estos pequeños; porque les digo que sus ángeles en el cielo siempre contemplan el rostro de mi Padre.” (Mat. 18:10) De modo que, después de reponerse de este asombro inicial, los discípulos quizás hayan concluido
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