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Beneficiándonos de la jefatura de CristoLa Atalaya 1978 | 1 de febrero
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dando a la congregación. Estarían diciendo, de hecho, que sus puntos de vista personales se necesitan para complementar las enseñanzas de Jesucristo.—Compare con 1 Corintios 3:4-11.
¿Qué hay si de ese modo un anciano no reconociera la jefatura de Cabeza de Cristo? Entonces sería responsabilidad de los otros ancianos ayudarle a obtener una estimación apropiada de sí con relación a Jesucristo y sus hermanos. (Fili. 2:2-5) El anciano que hubiera cometido tal error sin duda querría prestar atención al consejo que le dieran sus compañeros ancianos fundándose en la Biblia, y dar evidencia de que de veras reconoce la jefatura de Cristo. ¿Descalificaría ese error a tal anciano de continuar sirviendo en esa capacidad? Solo si continuara pasando por alto la corrección que con fundamento bíblico le han dado sus compañeros ancianos.
El hecho de que un grave error de juicio no descalificaría automáticamente a uno de servir como anciano lo ilustra bien el caso del apóstol Pedro (Cefas). Cuando se retiró incorrectamente de asociarse con los cristianos gentiles, el apóstol Pablo lo censuró. Con referencia a esto, escribió Pablo: “Cuando Cefas vino a Antioquía, lo resistí cara a cara, porque se hallaba condenado. Porque antes que llegaran ciertos hombres de parte de Santiago, comía con la gente de las naciones; mas cuando éstos llegaron, se puso a retirarse y a separarse, por temor a los de la clase circuncisa. Los demás de los judíos también se unieron a él en hacer esta simulación, de modo que hasta Bernabé fue llevado con ellos en su simulación. Mas cuando yo vi que no estaban andando rectamente conforme a la verdad de las buenas nuevas, le dije a Cefas delante de todos ellos: ‘Si tú, aunque eres judío, vives como las naciones, y no como los judíos, ¿cómo es que obligas a la gente de las naciones a vivir conforme a la práctica judía?’” (Gál. 2:11-14) Pedro aceptó esta disciplina, la aplicó y, por lo tanto, continuó sirviendo de anciano y apóstol fiel.
Pero ¿qué hay si usted no es anciano y le parece que uno o más de los ancianos de su congregación están empezando a imponer en otros sus puntos de vista personales? Considere en oración si usted realmente está considerando los asuntos bíblicamente. Si verdaderamente hay un problema, tenga confianza en que Jesucristo no permitirá que la congregación sufra ningún verdadero daño espiritual. Él sabe lo que está sucediendo. (Compare con 2 Timoteo 2:18, 19 y Revelación 2:2-7.) Si su conciencia continúa perturbándole, podría hablar con uno de los ancianos en cuanto a ello con la mira de sosegar su corazón y mente. Siga orando que pueda seguir comportándose como discípulo leal de Jesucristo y así beneficiarse de Su ejercicio de jefatura como Cabeza.
No puede haber duda del hecho de que la jefatura de Jesús para con la congregación cristiana es real, verdadera. (Col. 1:13, 14, 18) Con nuestro reconocimiento de esto vienen maravillosos beneficios en forma de protección, guía y otras clases de ayudas. (1 Cor. 11:3) Por lo tanto, sometámonos a nuestro Amo y continuemos siendo recibidores de las bendiciones que vienen de su ejercicio de la jefatura.—Juan 14:23.
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“Estar donde se supone que uno esté”La Atalaya 1978 | 1 de febrero
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“Estar donde se supone que uno esté”
EN LA tarde del 15 de julio de 1976 unos testigos de Jehová estaban en un programa especial para los jóvenes en su Asamblea de Distrito “Servicio Sagrado” en Oakland, California. A esa misma hora un autobús con veintiséis estudiantes de escuela de verano y su conductor fueron secuestrados en uno de los casos más fantásticos que llegaron a la atención del público en años.
Dos de los niños que asistieron a la asamblea habrían estado en ese autobús si no se hubieran ausentado de la escuela para asistir a la asamblea. El padre de los muchachos dijo: “Para mí es gran motivo de gratitud el que estuviéramos en la asamblea. Estar donde se supone que uno esté es lo correcto.”
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