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¿Hasta cuándo me olvidará Dios?La Atalaya 1979 | 1 de agosto
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entonces se pregunta por cuánto tiempo dominarían la situación sus enemigos. Después de esa pregunta pasa a suplicar: “Mírame, sí; respóndeme, oh Jehová Dios mío. Haz brillar mis ojos, sí, para que no me duerma en la muerte, para que no diga mi enemigo: ‘¡Le he ganado!’ Para que mis adversarios mismos no estén gozosos porque se me hace bambolear.” (Sal. 13:2-4) Sí, el deseo intenso de David era que el Altísimo contestara su súplica, que acudiera en su ayuda y le levantara el ánimo para que sus ojos pudieran “brillar.” Deseaba continuar vivo para que sus enemigos no concluyeran que realmente habían triunfado y se regocijaran de que él hubiera tambaleado y experimentado una caída de la cual no recobraría.
A pesar de que David se sentía como si Jehová lo hubiese abandonado, su fe permaneció firme. Esto lo evidencian sus palabras de conclusión: “En cuanto a mí, en tu bondad amorosa he confiado; esté gozoso mi corazón en tu salvación. Ciertamente cantaré a Jehová, porque me ha tratado recompensadoramente.” (Sal. 13:5, 6) A pesar de las dificultades a las cuales se enfrentaba, David confiaba en la bondad amorosa o interés activo y compasivo de Jehová y, con esperanza y gozo, esperaba con anhelo que se le libraría de sus pruebas. Recordaba que Jehová había tratado recompensadoramente con él en el pasado, y estaba resuelto a continuar cantando canciones de alabanza.
Al igual que David, nunca debemos olvidar las magníficas cosas que Jehová Dios ha hecho por nosotros. Dio a su Hijo unigénito como expresión de su amor sobrepujante. (Juan 3:16) Desde que llegamos a conocer al Altísimo hemos experimentado personalmente su cuidado amoroso y ayuda en la respuesta que ha dado a nuestras oraciones. Por lo que sabemos acerca de los tratos de nuestro Creador con sus siervos en sentido colectivo e individual, podemos confiar en que nos fortalecerá en los momentos en que necesitemos ayuda. Al experimentar un período de prueba en particular, podemos obtener consuelo de estas palabras inspiradas: ‘Echen sobre él toda su inquietud, porque él se interesa por ustedes.’—1 Ped. 5:7.
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Su oración recibió respuestaLa Atalaya 1979 | 1 de agosto
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Su oración recibió respuesta
CON frecuencia es sorprendente ver cómo Jehová ayuda a las personas de corazón honrado a librarse del cautiverio a este viejo sistema de cosas. A continuación presentamos la experiencia de un joven que vive en un valle remoto entre las montañas de Suiza, cerca de la frontera italiana.
SU HISTORIA
“Debido a circunstancias familiares desagradables tuve una infancia penosa. En los primeros años de mi juventud comencé a buscar un Dios que pudiera ayudarme en mi situación. Mi madre estaba atada a las tradiciones de la Iglesia Católica, y para asegurarse de que yo obedeciera solía decir que Dios enviaba a la gente desobediente al purgatorio o al infierno. Instintivamente, yo buscaba un Dios que mostrase amor a sus hijos. La instrucción religiosa que yo recibía en la escuela también pintaba a Dios severo, indiferente, insensible e inaccesible. Comprendí claramente que este Dios no era el que yo buscaba con anhelo. Para mí, éste era un Dios solo para los curas. Mi asistencia a la iglesia se hizo cada vez menos frecuente.
“Cuando tenía 19 años de edad enfermé seriamente y la dolencia duró más de dos años. Tanto el vacío que había en mí como las muchas preguntas que me hacía, y para las cuales no tenía contestación, perturbaban constantemente mi equilibrio mental. Ahora empecé a buscar a un Dios desconocido que pudiese darme un poco de tranquilidad mental. Comencé a interesarme en la parasicología. Estudié la técnica del hipnotismo y de la autosugestión. Llegué a alcanzar la condición de entrar en trance por un método simple, y unas cuantas veces hasta me pareció que podía leer el futuro, pero cuando utilicé el autohipnotismo con el fin de obtener verdadera ayuda, quedé completamente decepcionado. Hice experimentos similares con el yoga y el péndulo.
“Entonces en 1973 por primera vez hablé con los testigos de Jehová y me suscribí a La Atalaya. Pero no entendí el mensaje. Por algún tiempo leí los primeros números que llegaron, y entonces olvidé por completo la revista.
“Mientras tanto, comencé a leer El manifiesto del partido comunista de Marx y Engels y después La vida de Mao Tse-tung, así como diversos libros acerca de la evolución. Sin embargo, ni en la práctica del espiritismo, ni en las ideas comunistas, y mucho menos en las teorías de la evolución pude hallar la tranquilidad mental ni el conocimiento de Dios que buscaba.
“Un día, al anochecer, mientras estaba en mi habitación, decidí dar una mirada retrospectiva a mi vida, a fin de hallar una manera de salir de la situación en que me encontraba. Mientras repasaba todas las experiencias negativas, en mi mente surgieron todas las ansiedades y pesadillas del pasado. Mi impotencia en cuanto a hallar la solución se hizo tan clara que solo pensé en morir. Comprendí claramente que había llegado a un momento crucial en mi vida. Hice la única cosa que se me ocurrió. Oré: ‘Oh Dios desconocido, tú debes existir, y debes ser un Dios de amor. ¡Ayúdame! Ya no puedo resistir más... ayúdame a encontrar la verdad.’
“Pocos días después un joven y una señora me visitaron. De inmediato me dí cuenta de que eran testigos de Jehová, y les hice muchas preguntas acerca de la religión católica y la Biblia. Ellos hicieron arreglos para visitarme de nuevo. Me sorprendió muchísimo tanto el conocimiento que ambos jóvenes tenían de la Biblia como su amigabilidad. Comprendía que esta visita era la respuesta a mi oración, y decidí comparar con la Biblia todas las declaraciones que hicieran. Si los testigos de Jehová realmente estaban trayéndome la verdad que tanto había anhelado, y que con tanto esfuerzo había buscado por mucho tiempo, entonces quería armonizar mi vida con esa verdad. También me dí cuenta de que tenía que hacer algunos cambios en mi vida para tener más tiempo para el estudio de la Palabra de Dios. Así que interrumpí los estudios preparatorios que hacía para emprender estudios universitarios.
“Después de hacer varios cambios en mi modo de vivir, me sobrevino un período de tormento mental inaudito. Ahora se me hacía imposible dormir. Experimentaba una resistencia increíble en la mente, y puesto que no entendía la razón, mi espanto aumentaba. Literalmente tuve que huir a un bosque cercano para hallar algún alivio para la tensión mental y emocional que me agobiaba.
“Entonces volví a sufrir las agonizantes pesadillas, pesadillas que eran tan reales y espantosas que bien pude haberme infligido una herida o arrancado el cabello. Para evitar caer en el delirio, comencé a orar y a invocar el nombre de Jehová. Me sobrevino un gran consuelo, y las desagradables y repulsivas alucinaciones se atenuaron. Ahora entendí lo que significaba la situación en que me hallaba... estaba pagando las consecuencias de mis prácticas espiritistas. Satanás, el gobernante de este sistema de cosas, usa sus armas. El Testigo que vino a estudiar la Biblia conmigo me aconsejó que destruyera todas las cosas que tuviera que estuvieran relacionadas con el espiritismo. Eso fue lo que hice. Sin embargo, las pesadillas y la presión mental no cesaron de inmediato; pero semanas después la vida se me hizo más soportable.
“Ahora he comenzado a asistir a las reuniones que se celebran en el Salón del Reino, y aunque tengo que viajar 120 kilómetros de ida y vuelta, me reúno con los testigos de Jehová cada semana. Me alegro mucho de haber aprendido a conocer a Jehová y sus maravillosos propósitos para la Tierra y la humanidad.”
Actualmente, bautizado ya, este joven es testigo de Jehová.
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