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  • ‘Ahondando por sonido’ la verdad en la mente y corazón de estudiantes

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  • ‘Ahondando por sonido’ la verdad en la mente y corazón de estudiantes
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1969
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1969
w69 1/8 págs. 462-470

‘Ahondando por sonido’ la verdad en la mente y corazón de estudiantes

1. ¿Qué triste experiencia tienen a veces los ministros cristianos?

¡QUÉ triste es cuando nace un niño y entonces, después de unos meses o un año, cuando apenas comienza a vivir, súbitamente enferma y muere! Lo que sienten en el corazón los padres afligidos a quienes les acontece tal tragedia es semejante a lo que sienten en el corazón los ministros cristianos que pasan meses y quizás años ayudando a alguna persona a que llegue a tener conocimiento de la Biblia, alimentándola con la “leche” de la Palabra de Dios, enseñándole la verdad, viéndola ponerse de parte de la justicia, hasta participar en el ministerio de la Palabra misma... y entonces, súbitamente, debilitarse espiritualmente y entrar en inactividad semejante a muerte. (Gál. 4:19; 1 Cor. 3:2; 1 Tes. 2:7, 8) Por desgracia esto sucede, a veces a tal grado que por cada dos personas que se inician en el ministerio activo, una persona cesa de participar en él. ¿Por qué sucede esto? ¿Puede hacerse algo en cuanto a la situación?

2. ¿Qué debilidad se nota en muchos que abandonan el camino a la vida, y qué preguntas hace surgir esto?

2 Historias auténticas indican que a menudo ha habido una falta de entendimiento genuino de la Palabra de Dios de parte de muchas personas que comienzan a andar en la senda que conduce a la vida y luego se desvían. Durante 1968, los testigos de Jehová en todo el mundo estuvieron conduciendo un promedio de 977.503 estudios bíblicos de casa gratuitamente. Como resultado, 82.842 individuos indicaron que estaban edificando sobre el fundamento de roca de obediencia sometiéndose al bautismo en agua, simbolizando así su dedicación para hacer la voluntad de Dios como su Hijo puso el ejemplo. ¿Seguirán éstos? ¿O se retirarán algunos de ellos como lo han hecho otros en el pasado? Puesto que hay centenares de miles más que ahora mismo están estudiando, los que participamos en dar dicha educación bíblica a los que buscan la verdad podemos preguntarnos seriamente: ¿Están estas personas, que posiblemente lleguen a ser los nuevos proclamadores del Reino del mañana, entendiendo en realidad el mensaje de la Biblia y lo que sus principios significan para ellas en su vida diaria? La respuesta a esa pregunta depende en gran manera de cómo nosotros respondamos a otras preguntas: ¿Por qué estamos estudiando con estas personas? ¿Cuán profundamente nos interesamos en ellas? (2 Cor. 12:15; Fili. 2:17; 1 Tes. 2:8) ¿Cuán eficazmente estamos ‘ahondando por sonido’ la verdad en su mente y corazón?

3. ¿Cuál debe ser nuestra mira al tener un estudio bíblico con personas interesadas?

3 Debemos desear, y es probable que deseemos para estas personas recién interesadas lo mismo que el apóstol Pablo deseó para los que creyeron la verdad en Éfeso. Lo que él pidió en oración para ellos fue que “el Cristo more en sus corazones con amor; para que estén arraigados y establecidos sobre el fundamento, a fin de que sean enteramente capaces de comprender con todos los santos cuál es la anchura y longitud y altura y profundidad, y de conocer el amor del Cristo que sobrepuja al conocimiento.” (Efe. 3:17-19) Pablo, por supuesto, no se interesaba en simplemente poder ‘informar un estudio bíblico de casa para lograr una meta.’ Tampoco estaba satisfecho con que las personas a quienes ayudaba simplemente lograran ver de modo superficial la voluntad de Dios. Quería que vieran la verdad en sus dimensiones completas: anchura, longitud, altura y profundidad. Quería ayudarlas a ser personas de fe; a hacer que Cristo morara, no solo en la mente de ellas, sino en su corazón, con amor. Ciertamente nosotros deseamos lo mismo para las personas semejantes a ovejas de nuestro día, ¿no es verdad? Nosotros, también, queremos ayudarlas a ensanchar la vista que obtienen de los propósitos de Dios, a profundizar su entendimiento, a desarrollar un punto de vista de largo alcance en cuanto al futuro y elevar su mente y modos de obrar a las normas de Dios a medida que aviven su aprecio a las provisiones de él. Por supuesto, no pueden hacer esto de la noche a la mañana; primero necesitan nuestra ayuda para comenzar a estar ‘arraigadas y establecidas sobre el fundamento.’ ¿Cómo podemos ayudarlas eficazmente?

4. ¿Por qué no es aconsejable insistir en una rutina fija al conducir estudios bíblicos?

4 Jamás debemos olvidar que cada persona es un individuo; de modo que necesita atención y ayuda individuales conforme a sus propias necesidades particulares y situación personal. (Compare con Romanos 14:1-8; 1 Corintios 9:20-23.) Por eso entre los testigos de Jehová no hay rutina fija por medio de la cual tengan que conducir sus estudios bíblicos de casa con las personas interesadas. Su enseñanza “catequística” no es estereotipada. Su reciente publicación intitulada “Tu palabra es una lámpara para mi pie” (página 91) dice: “No hay regla arbitraria en cuanto a cómo debe conducirse el estudio, pero asegúrese de que el estudiante de veras entiende los puntos que se consideran.” Donde existe el motivo apropiado uno ciertamente no necesita numerosas reglas a fin de ayudar a otro a llegar a tener entendimiento de la Palabra de Dios.

5. (a) ¿Cómo se ha demostrado lo práctico que son las sugerencias dadas por medio de la organización de Dios? (b) ¿Cuál es la fuente más excelente de dirección en este asunto?

5 Al mismo tiempo, a los testigos de Jehová se les suministran muchas y muy excelentes sugerencias prácticas sobre enseñar y sobre educación bíblica en sus asambleas, y por medio de su publicación mensual Ministerio del Reino. Estas sugerencias han ayudado mucho a equiparlos para la obra espléndida que han efectuado al ayudar a más de 650.000 personas en los pasados diez años a progresar y al fin dedicar su vida a Dios, simbolizando esto por inmersión en agua. Pero además de estas sugerencias útiles y prácticas, tenemos verdaderos ejemplos y consejo bíblicos para guiarnos. ¿Cuánto tiempo y esfuerzo hemos dedicado a considerar éstos? ¿Cuán profundo es nuestro interés en aplicarlos para el mayor provecho tomando en cuenta el hecho de que hay vidas envueltas en ello?—1 Tim. 4:16.

EL MAESTRO SUPERLATIVO

6. ¿En qué aspectos fue notable la enseñanza de Jesús?

6 ¿Qué mejor ejemplo pudiéramos tener que el de Cristo Jesús, el propio Hijo de Dios y el Maestro perfecto de las personas semejantes a ovejas? Sus métodos docentes fueron registrados en la Biblia, ciertamente por una buena razón. Cuando usted lee el registro de su ministerio, ¿qué le impresiona? Quizás la simplicidad de su enseñanza. Sus métodos no eran complicados; más bien él siempre manifestó un interés intenso en la gente, un deseo amoroso de enseñarle la verdad acerca de los propósitos de su Padre. (Mat. 9:35, 36; Mar. 6:34) Esta es la primera cosa esencial; sin ella ninguna otra cosa sería de valor. (1 Cor. 13:1, 8) Este interés amoroso hacía confiable a Jesús en su obra educativa. Cuando le dijo a Zaqueo que ‘bajara de aquel árbol, porque hoy iba a estar en su casa,’ Zaqueo podía estar seguro de que Jesús estaría allí sin falta.—Luc. 19:1-6.

7. ¿Qué otra cosa siempre mantuvo enfocada Jesús al enseñar?

7 Sobresaliente también es el interés genuino que Jesús manifestó en la gente como individuos. Aunque a menudo enseñaba a grupos grandes, sabía que cada persona tenía sus propios problemas y necesidades. Cada uno, también, tendría que rendir cuenta por sí mismo delante de Dios. (Rom. 14:12) Por eso, fuera Nicodemo, la samaritana junto al pozo, María, Marta o uno de los apóstoles, Jesús los consideró cuidadosamente como individuos. (Juan 3:1-21; 4:7-26; Luc. 10:38-42; 22:31-34; Juan 20:24-29) Su enseñanza no era rutina automática ni estereotipada. No solo se interesaba en la mente de ellos, sino en su corazón. Nosotros, también, debemos considerar seriamente cómo podemos ayudar mejor a los individuos particulares con quienes estudiamos.

‘AHONDANDO POR SONIDO’ LA VERDAD CON DISCERNIMIENTO

8. ¿En qué dos cosas consiste básicamente el habla, y cuál de éstas necesita a menudo más atención al dar instrucción?

8 ¿Se ha detenido usted alguna vez a pensar que, básicamente, solo hay dos cosas que puede hacer cuando le habla a otra persona? Una es: usted puede dar información. La otra es: usted puede hacer preguntas. Aunque hay toda clase de información y muchas clases de preguntas, toda habla se reduce básicamente a estas dos cosas. Ahora bien, en los estudios bíblicos de casa que conducimos la información realmente importante se encuentra en la Biblia y también en las ayudas que usamos para el estudio de la Biblia. Pero gran parte del éxito que tenemos al ayudar a que esa información bíblica se profundice en la mente y corazón del estudiante depende del uso que hacemos de preguntas. Hay verdadero valor en las preguntas, quizás más del que generalmente reconocemos.

9, 10. (a) ¿Cómo difieren los adultos de los niños al recibir instrucción? (b) ¿Qué necesidad se recalca por esto al enseñar?

9 Los niños, por naturaleza, generalmente preguntan “por qué” cada vez que no entienden algo, como de ello puede testificar cualquier padre. Pero a menudo los adultos son diferentes; algunos se expresan libremente, pero muchos se retraen de hacer preguntas que tienen en la mente. Quizás parezca que concuerdan con los puntos que están considerando en cierta ayuda para el estudio de la Biblia o en lo que nosotros mismos les explicamos o hasta en lo que personalmente leen en sus propias Biblias. Quizás hasta digan: “Sí, entiendo.” Pero es posible que en realidad no entiendan. (Juan 11:11-14) Es posible que tal falta de entendimiento no se haga evidente sino hasta mucho tiempo después. Entonces, cuando puntos más avanzados se consideran, el que la persona no pueda entender éstos hace muy evidente que no se obtuvo entendimiento correcto en los estudios más tempranos cuando se consideraron las cosas más básicas de la Palabra de Dios.—1 Cor. 3:1, 2.

10 ¿Qué manifiesta esto? Da énfasis a la importancia de animar a los estudiantes a que ellos mismos se expresen, a la importancia de hacerles comentar por medio de preguntas adicionales además de las que están en el libro de texto. Se le ayuda mucho más al estudiante al hacerle preguntas bien expresadas que dirijan su mente a la respuesta bíblica en vez de simplemente decirle la respuesta. (Compare con el método de Pablo en Gálatas 3:1-6.) Tampoco le ayuda mucho al estudiante en realidad el simplemente dirigirlo al lugar donde se halla la respuesta en el libro de texto y luego hacer que él lea palabra por palabra como si fuera su respuesta. Puede leerla, pero, ¿entiende lo que lee? ¿Y lo cree? ¿Qué manifiesta Mateo 24:15 que es la cosa importante que debe hacerse cuando se lee la Palabra de Dios?—Vea también Hechos 8:30-35.

11, 12. (a) ¿Con qué incapacidad ha dejado a sus miembros la “catequística” falsa de la cristiandad? (b) ¿De qué manera puede ayudar a vencer esto el uso prudente de preguntas?

11 Como lo expresó el apóstol Pedro, queremos ‘despertar las facultades de raciocinio claro del estudiante.’ (2 Ped. 3:1) En la actualidad hay millones de personas en la Tierra que afirman ser cristianas y que no obstante tienen poco o ningún entendimiento de la Biblia. A la mayor parte de ellas les sería difícil hasta explicar los principios básicos de su religión particular. Cualquier enseñanza “catequística” que hayan recibido no ha sido de la clase verdadera; más bien, fue religión aprendida de memoria. La religión falsa nunca le ha enseñado a la gente a pensar, a razonar sobre principios correctos. (Mat. 15:7-9; Luc. 11:52) Los cristianos verdaderos necesitan ayudar a las personas de corazón sincero y honrado a aprender a usar su mente en armonía con la Palabra de Dios para “conocer . . . sabiduría y disciplina, para discernir los dichos de entendimiento, para recibir la disciplina que da perspicacia, justicia y juicio y rectitud, para dar a los inexpertos sagacidad, . . . conocimiento y habilidad para pensar.”—Pro. 1:2-5; 2:10, 11.

12 Las preguntas útiles estimulan y entrenan el pensamiento de una persona. Pueden guiar la mente de uno en un camino ordenado de un punto a otro para llegar a una conclusión. (Compare las preguntas de Jesús en Mateo 16:5-12 y las diecisiete preguntas de Pablo en 1 Corintios 9:1-14.) Tales preguntas ayudan a ‘arar el terreno’ para que las semillas de la verdad bíblica se puedan profundizar y empiecen a llegar al corazón de la persona. También, al terminar un período de estudio, el usar preguntas para repasar las principales verdades bíblicas que se aprendieron es semejante a la práctica de golpear ligeramente con un martillo los remaches de la estructura de acero de un edificio para probar si están sólidos o no.

13, 14. (a) Dé ejemplos que muestren que Jesús reconoció el valor de las preguntas. (b) ¿Qué nos anima a hacer este ejemplo?

13 Jesús utilizó de modo notable las preguntas. De modo notable no solo en cuanto a la frecuencia con que usaba las preguntas, sino por la manera en que enseñaba mediante ellas, haciéndolo cuando pudiera haber parecido mucho más fácil y menos consumidor de tiempo el simplemente decirle el punto a la persona. Note, por ejemplo, la ocasión en que los recaudadores de impuestos vinieron a Pedro, preguntándole si su maestro pagaba el impuesto del templo. (Mat. 17:24-27) Pedro, a menudo impulsivo, contestó: “Sí.” Luego entró en la casa, quizás para inquirir de Jesús acerca del asunto o para obtener el dinero para pagar. Sin embargo, “cuando entró en la casa, se le anticipó Jesús diciendo: ‘¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes reciben los reyes de la tierra contribuciones o la capitación? ¿De sus hijos o de los extraños?’ Cuando dijo: ‘De los extraños,’ Jesús le dijo: ‘Entonces, realmente, los hijos son libres de impuestos.’” Es verdad, Jesús entonces ayudó a Pedro a salir de su dilema y se pagó el impuesto; pero, ¿vemos el punto de las preguntas de Jesús? Ciertamente hicieron que Pedro pensara, razonara y recordara.

14 Considere la noche en que Jesús fue, arrestado. En medio de aquellas condiciones turbulentas, Pedro impetuosamente usó su espada. Entonces Jesús le hizo tres preguntas a Pedro: “La copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber?” “¿Crees que no puedo apelar a mi Padre para que me suministre en este momento más de doce legiones de ángeles? En tal caso, ¿cómo se cumplirían las Escrituras de que tiene que suceder de esta manera?” (Juan 18:11; Mat. 26:52-54) Piense en ello: Jesús estaba allí ante una chusma, bajo tremenda tensión, sabiendo que su arresto era inminente y que antes de que terminara el día estaría agonizando en un madero de tormento... no obstante dedicó tiempo a grabar esas verdades en la mente de Pedro mediante preguntas. (Mar. 14:33; Luc. 22:44) ¿No debería su ejemplo hacernos pausar y reconsiderar cuando empezamos a pensar que estamos demasiado ocupados para prepararnos apropiadamente para conducir un estudio bíblico de casa, o nos parezca que tenemos que apresurarnos a abarcar la materia de estudio, o quizás salir abruptamente después debido a que hay otros asuntos que deseamos atender?

15. ¿Qué se requiere para usar eficazmente preguntas en un estudio, y a qué problemas nos enfrentamos a menudo?

15 El enseñar, por supuesto, no simplemente es asunto de hacer preguntas solo para estar haciéndolas. Un maestro primero tiene que saber bien su materia y luego usar preguntas con un propósito, esforzándose por llegar, no solo a la mente del estudiante, sino también a su corazón. Comúnmente nos enfrentamos a ciertos problemas a medida que nos esforzamos por ayudar a personas semejantes a ovejas a estar arraigadas en el fundamento de la verdad bíblica y sobre la masa de roca de obediencia a las enseñanzas y ejemplo de Cristo. El estudiante tiene ideas preconcebidas, probablemente enseñanzas falsas de su previa asociación religiosa. Es una gran ventaja el saber cuáles son éstas para dar la ayuda que se necesita. Aunque algunas personas se expresan abiertamente, otras no lo hacen. Las preguntas prudentes pueden ayudar en este último caso.

16, 17. En el relato de Lucas 24:17-27, ¿qué lograron las preguntas de Jesús?

16 Considere Lucas 24:17-27. Como quizás recuerde usted, dos discípulos caminaban a Emaus, hablando de la muerte de Jesús y del informe de su resurrección. Jesús se acercó. ¿Qué hizo primero? Hizo una pregunta: “¿Qué asuntos son éstos que consideran entre ustedes mientras van andando?” Cleopas respondió con la pregunta: “¿Moras tú solo como forastero en Jerusalén y por eso no sabes las cosas que han ocurrido en ella en estos días?” Jesús, a su vez, preguntó: “¿Qué cosas?”

17 Ahora bien, ¿hizo Jesús estas preguntas porque no sabía las respuestas? Obviamente no, porque él era la mismísima persona de quien estos discípulos habían estado hablando; le habían sucedido personalmente a él las cosas que consideraban. Pero las preguntas que les dirigió hicieron que expresaran lo que pensaban y su modo de ver los asuntos. Hablaron de la muerte de Jesús, la culpa de los caudillos religiosos, y que ellos, estos discípulos, habían estado ‘esperando que éste fuese el que estaba destinado a librar a Israel,’ y también el informe de ciertas mujeres de que Jesús había sido resucitado. Manifestaron no solo cómo la mente de ellos estaba funcionando, sino, más importante, lo que tenían en su corazón. Tenían algunas dudas en cuanto a la resurrección de Jesús, pues habían estado ‘considerando’ el asunto. Ahora Jesús dijo: “‘¡Oh insensatos y lentos de corazón para creer en todas las cosas que hablaron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo sufriese estas cosas y entrase en su gloria?’ Y comenzando desde Moisés y todos los Profetas les interpretó cosas tocantes a él mismo en todas las Escrituras.”

18, 19. (a) ¿Cómo pueden ayudarnos preguntas semejantes a dar mejor ayuda a los estudiantes? (b) Dé un ejemplo práctico.

18 El ser “insensatos” está relacionado con la mente, pero también eran “lentos de corazón,” como lo revelaron sus respuestas a las preguntas de Jesús. Es verdad que Jesús podía leer los corazones de los hombres sin hacer preguntas; pero nosotros no podemos. (Juan 1:47-50; 2:25) Por eso, preguntas semejantes a éstas pueden ayudamos a averiguar algo de lo que piensa un estudiante acerca de determinado tema bíblico y al mismo tiempo quizás a conseguir alguna idea de la actitud de su corazón. Entonces podemos dar mejor ayuda conforme a las necesidades de esa persona.

19 La manera en que hagamos esto, por supuesto, variará según la persona y el tema. Pero, como ejemplo práctico, es posible que usted esté por considerar el tema de la “trinidad” en el hogar de una persona, quizás usando la publicación ‘Cosas en las cuales es imposible que Dios mienta,’ con su capítulo doce, intitulado “Dios una Persona—o tres Personas en un solo Dios, ¿cuál?” Aun antes de entrar en materia, usted podría preguntar primero: “De lo que usted ha oído acerca de la ‘trinidad,’ ¿qué significa?” Después que el estudiante exprese su punto de vista, usted podría añadir preguntas como: “¿Le parece a usted razonable eso? ¿Le parece entendible?” Sea que responda de una manera u otra, usted simplemente puede decir: “Bueno, veamos lo que la Biblia realmente enseña acerca de esto.” Usted ya ha conseguido su objetivo inicial, el de aprender algo acerca del conocimiento, puntos de vista y actitud de aquella persona sobre este tema y por eso está en una posición mucho mejor para ayudarla a conseguir entendimiento verdadero.

20, 21. (a) Muestre cómo se puede usar el método que Jesús usó en Mateo 16:13-16 al tratar otro problema común en la educación bíblica. (b) ¿Cómo podríamos tratar de modo parecido este problema?

20 Otro problema es ayudar a las personas con quienes uno estudia a discernir la verdadera diferencia, el fuerte contraste, entre la verdad bíblica y el error religioso. Parece que algunos no disciernen esto con rapidez, o se tardan en llegar a conclusiones en cuanto a lo que es verdadero, y por eso la llamada de ‘salirse de Babilonia la Grande’ no tiene significado alguno; la vida de estas personas continúa en peligro. (Rev. 18:4) Más bien que la brusquedad o la rudeza, las preguntas prudentes pueden ayudarles a discernir ese contraste y también servir para probar su entendimiento. Diríjase ahora al bien conocido relato de Mateo 16:13-16. Jesús, en Cesarea de Filipo, “preguntaba a sus discípulos: ‘¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?’” Quizás uno por uno, contestaron: “Algunos dicen Juan el Bautista, otros Elías, todavía otros Jeremías o uno de los profetas.” Habiendo hecho que ellos expresaran las ideas que entonces eran populares entre el público, Jesús entonces preguntó: “Pero ustedes, ¿quién dicen que soy?” Simón Pedro contestó: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo.” Ahora bien, ¿qué lograron las preguntas de Jesús? Por medio de primero preguntar lo que pensaba el público, hizo posible contrastar agudamente el punto de vista incorrecto con el punto de vista correcto. También probó el progreso del entendimiento de sus discípulos y el desarrollo de ellos de la fe verdadera.

21 De modo semejante, es posible que hayamos terminado el estudio de algún tema, como “Su ‘alma’ es usted,” en la publicación que se mencionó antes. Al terminarse el estudio, usted pudiera preguntarle a la persona con quien estudia: “¿Qué cree hoy la mayoría de las personas que le sucede a uno que muere?” Después que responda el estudiante, usted puede preguntar: “Ahora bien, de lo que hemos leído en la Biblia, ¿qué diría usted que sucede? ¿Por qué dice usted eso?” Preguntas como éstas pueden ayudar a la persona no solo a ver el contraste sino también a rehacer su mente en cuanto a lo que ella realmente cree sobre algún tema bíblico en particular. Por supuesto, en algunos casos su respuesta puede manifestar que no ha entendido apropiadamente el significado de los puntos estudiados antes, y eso hace necesario repasar estos puntos o hasta volver a estudiarlos para que el estudiante tenga una base sólida y pueda adelantar a otras verdades.

22. ¿Por qué no basta con que los estudiantes entiendan bien en un estudio bíblico?

22 Pero el creer no basta; también se requiere acción. (Rom. 10:10) Para ser discípulo verdadero de Jesús el estudiante tiene que comenzar a edificar sobre el fundamento de roca, haciéndolo por medio de poner a trabajar en su vida las verdades que ha aprendido. (Juan 13:17) Parece que algunas personas pueden entender rápidamente lo que estudian; sus respuestas en el estudio son buenas y correctas. Pero parece que no llegan a ninguna decisión tocante a lo que van a hacer respecto a las verdades que han aprendido. (Sant. 1:6-8) Las preguntas, combinadas con una ilustración, pueden ayudar.

23-25. (a) ¿Cómo muestra la ilustración que dio Jesús del “buen samaritano” una manera en que podemos animar a los estudiantes a comenzar a edificar sobre la masa de roca de la obediencia? (b) Muestre cómo podemos hacer esto hoy y explique por qué es provechoso este método.

23 Se conoce bien la ilustración que dio Jesús del “buen samaritano.” (Luc. 10:29-37) La dio en respuesta a un hombre que deseaba probarse justo y que preguntó: “¿Quién verdaderamente es mi prójimo?” Entonces Jesús habló de tres hombres diferentes: un sacerdote, un levita y un samaritano, y la reacción de cada uno ante su oportunidad individual de ayudar a un hombre golpeado por salteadores, y que el samaritano fue el único que suministró ayuda verdadera. Jesús concluyó haciendo esta pregunta a su inquiridor: “¿Quién de estos tres te parece haberse hecho prójimo del que cayó entre los salteadores?” El hombre contestó: “El que actuó misericordiosamente para con él.” Entonces le dijo Jesús: “Vete y haz tú lo mismo.”

24 La respuesta a la pregunta de Jesús fue bastante obvia, ¿no es verdad? No obstante, Jesús había llevado la mente del hombre a cierta conclusión, le hizo escudriñar sus propios motivos, ayudándole así a tomar una decisión en cuanto a acción futura. En lo que toca a nosotros, pongamos por caso que en un estudio nos encontramos en las páginas 211, 212 del libro Vida eterna, en libertad de los hijos de Dios. En estas páginas se considera la oposición y trato severo que sufrieron los apóstoles debido a la presión oficial que se ejerció para hacer que cesaran de predicar. Aquí pudiéramos introducir en la discusión Mateo 24:14, hacer que el estudiante leyera el versículo, y luego aclarar que ésta es la obra indicada para nuestro día. Entonces pudiéramos usar una ilustración, quizás la de tres individuos que vivieran en un país donde se impone una proscripción oficial a tal predicación de las buenas nuevas del reino de Dios. De las tres personas, una cesa inmediatamente su predicación. La segunda es arrestada y después conviene en cesar toda predicación. La tercera también es arrestada, pero cuando finalmente la ponen en libertad sigue predicando por cualesquier medios que puede. “Ahora bien,” pudiéramos preguntar al estudiante, “¿cuál diría usted que está demostrando que es cristiano verdadero, uno como lo que los apóstoles fueron?” La respuesta, por supuesto, es el último; pero después de tal respuesta pudiéramos inquirir: “¿Por qué dice usted eso?”

25 Es verdad, la respuesta a la pregunta que se basa en esta ilustración es bastante obvia; no obstante, puede hacer que la persona escudriñe su propia mente y su propio corazón en cuanto al asunto, pensando en lo que ella haría en medio de circunstancias semejantes. El plantear un problema de la vida real es muy útil. Ayuda a las personas a considerar seriamente la manera en que aplicarían los principios bíblicos en su vida y cuál será su proceder futuro. (Sal. 119:33-37) También, es característica humana el que las personas estén más dispuestas a aceptar conclusiones que ellas mismas expresan, más bien que una conclusión que otra persona exprese por ellas.

26. ¿Qué atención debe darse a la conciencia de los estudiantes?

26 Relacionado con lo antedicho está el asunto de ayudar a educar la conciencia de las personas con quienes estudiamos, de ayudarlas a pensar seriamente en términos de lo correcto y lo incorrecto. Queremos ayudarlas a que lleguen a amar lo que es correcto y odiar lo que es incorrecto. (Heb. 1:9; Sal. 119:101-104) Jesús hizo surgir preguntas, preguntas escrutadoras, que debieron haber ayudado a las personas a pensar seriamente en términos de lo correcto o lo incorrecto, aunque la falta de interés de ellas a veces hizo que él sintiera indignación, “estando cabalmente contristado por la insensibilidad [no de sus mentes, sino] de sus corazones.”—Mat. 12:10-12; Mar. 3:1-5.

27. (a) ¿Con qué propósito se han suministrado las preguntas de la página 106 del libro “Tu palabra es una lámpara para mi pie”? (b) ¿Cómo puede el que conduce un estudio bíblico llegar a tener la respuesta a estas preguntas?

27 La reciente publicación “Tu palabra es una lámpara para mi pie” (página 106) contiene una lista de diez preguntas y se insta al conductor de un estudio bíblico a que las considere antes de invitar a un estudiante a participar en el ministerio. Entre éstas hay preguntas como: ¿Cree esa persona que la Biblia es la Palabra inspirada de Dios? (2 Tim. 3:16) ¿Aplica en su vida lo que la Biblia dice acerca de la honradez? (Efe. 4:25, 28) ¿Sabe lo que la Biblia dice acerca de la fornicación y el adulterio, y vive en armonía con ello? (Heb. 13:4; Mat. 19:9) Sin embargo, note que no se espera que el estudiante dé una respuesta directa a estas preguntas; el que está conduciendo el estudio y extendiendo la invitación para que participe en el ministerio es quien debe contestar estas preguntas acerca del estudiante. Esto significa que no se tiene la intención de que el conductor investigue osadamente la vida personal del estudiante con preguntas directas. ¿Cómo, entonces, puede contestar el conductor las preguntas a su propia satisfacción? El simplemente hacer que el estudiante lea los textos bíblicos y luego comente sobre lo que entiende que significan a menudo hará posible que uno vea si comprende o no lo que se requiere de la persona que participa en el ministerio de la Palabra de Dios. También, el uso de ilustraciones seguidas de preguntas basadas en la ilustración ayudarán igualmente al estudiante a discernir el punto sin hacerlo incómodo con preguntas directas.

28. ¿Cómo podemos manifestar discernimiento genuino al usar estos métodos docentes?

28 Una pregunta más, la última y una que hizo Jesús en Mateo 13:51: “¿Captaron ustedes el sentido de todas estas cosas?” Ciertamente no queremos bombardear a los estudiantes con una andanada constante de preguntas, sino usarlas atinadamente donde ayuden más y realmente sirvan para ahondar por sonido los puntos claves de la verdad bíblica en la mente y el corazón de ellos. Tampoco debemos insistir en que conteste la persona si indica renuencia a expresarse sobre ciertos puntos. Cuando una pregunta produce una respuesta negativa o alguna ilustración no parece ‘caerle bien’ a la persona, en vez de tratar de convencerla al punto, bien podríamos simplemente decir: “Bueno, eso nos da algo en que pensar, ¿no es verdad?” y luego seguir con el estudio. Jesús, también, ejercía paciencia.—Juan 16:12.

29. En resumidas cuentas, ¿quién tiene que edificar sobre la masa de roca figurada, pero qué debemos tener presente siempre que ‘ahondamos por sonido’ la verdad en nuestros estudios bíblicos?

29 Nosotros solo podemos ayudar a las personas con quienes estudiamos a oír y entender los dichos y el ejemplo de Jesús; la persona misma tiene que poner un fundamento y edificar sobre éste llegando a ser hacedora de la Palabra. Sea que usted use preguntas, ilustraciones u otros métodos, jamás deje de enfocar el corazón del individuo; porque aunque su mente pueda mostrarle la necesidad, la sabiduría, la urgencia de edificar sobre la masa de roca de obediencia a las enseñanzas y ejemplo de Cristo, solo su corazón puede motivarlo a hacerlo. Ayude a los de disposición semejante a oveja a oír al Padre de Jesucristo, Jehová Dios, decir: “Hijo mío, . . . que inclines tu corazón al discernimiento.” (Pro. 2:1, 2; 3:1-4) ‘Presta constante atención a ti mismo y a tu enseñanza. Persiste en estas cosas, pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y también a los que te escuchan.”—1 Tim. 4:16.

[Ilustración de la página 465]

Jesús usó preguntas para estimular y entrenar el razonamiento de Pedro

[Ilustraciones de la página 468]

Jesús terminó su parábola del “buen samaritano” con una pregunta, haciendo que el hombre llegara a la conclusión correcta

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