Profundo interés amoroso a favor de parientes incrédulos
1 Tal vez usted recuerde que entre los apóstoles de Jesús hubo tres que evidentemente eran primos... los hijos de Zebedeo y el hijo de Alfeo. Obviamente él les había dado testimonio.
2 Pero quizás usted haya tratado de compartir las buenas nuevas con sus parientes y no ha tenido mucho éxito. De manera similar, aun tres años después de él haberse bautizado, los hermanos de Jesús “no ejercían fe en él.” (Juan 7:5) Sin embargo, Jesús no desistió de tratar de ayudarlos. Evidentemente fue a su medio hermano Santiago que Jesús se le apareció aun después de su resurrección, y obtuvo buenos resultados. (1 Cor. 15:7; Sant. 1:1) Seguramente no todos responderán favorablemente. Pero, ¿existe la posibilidad de que se puedan obtener buenos resultados al hacer esfuerzos adicionales por ayudar a algunos de sus parientes?
3 Hay muchas cosas que se pueden hacer. Se pueden escribir cartas; se pueden hacer visitas personales. Es provechoso el poner a su disposición la literatura de la Sociedad que considere puntos de interés para ellos. Se le pueden enviar suscripciones de regalo a La Atalaya y ¡Despertad! A veces lo que se necesita es el tener consideraciones directamente de la Biblia. Por otro lado, el apóstol Pedro recomendó que, al tratar con un esposo incrédulo, una esposa no debería hacer uso de muchos argumentos para probar que él está equivocado, sino mostrar una conducta excelente junto con “profundo respeto.”—1 Ped. 3:1, 2.
4 Piensen acerca de las posibilidades. Considérenlas con otros. Y oren por la guía de Jehová a medida que se esfuerzan por hallar a otras personas cuyos corazones responderán a las buenas nuevas entre los parientes de los que ya están en la congregación.