Lo que las iglesias no le dicen
COMO persona familiarizada con las iglesias, usted sabe que éstas a menudo hablan a sus miembros acerca de Dios, acerca de Jesucristo, y acerca de la vida después de la muerte. Quizás, también, las haya oído hablar claro sobre diversas cuestiones sociales y políticas, así como sobre la necesidad de cambio mundial.
Pero ¿sabe usted que hay cosas vitales —cosas que afectan su felicidad y bienestar— que las iglesias no le dicen? Un vistazo a ciertas enseñanzas de las iglesias revela cuáles son algunas de estas cosas.
DIOS Y JESUCRISTO
Usted, quizás, haya oído a los clérigos decir que Jesús es el Hijo de Dios. Pero, ¿los ha oído hablar, al mismo tiempo, de “el un solo Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo”? Puesto que esa expresión se incluye en la base para ser miembro del Concilio Mundial de Iglesias, muchos miembros de las iglesias han oído que se habla de Dios en esos términos.
Comúnmente, las iglesias usan la palabra “Trinidad” cuando dan su punto de vista de la relación de Cristo con Dios. La manera en que las iglesias definen la doctrina de la Trinidad puede variar. ¿Por qué no le pregunta a su ministro lo que su iglesia enseña en cuanto a ella? El Credo Atanasiano, del cual se cree que es del quinto siglo E.C., la presenta de esta manera:
“La Divinidad del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo toda es una: la gloria igual, la majestad coeterna. . . . El Padre eterno, el Hijo eterno, y el Espíritu Santo eterno. . . . Así igualmente el Padre es todopoderoso, el Hijo todopoderoso, y el Espíritu Santo todopoderoso.”
¿Es eso lo que usted cree... que Dios, Jesucristo y el Espíritu Santo son iguales en sustancia, poder y eternidad? La mayoría de las iglesias enseñan esto, incluso la Iglesia Católica Romana. John J. Moment escribió lo siguiente acerca del Credo Atanasiano en su libro We Believe: “En cuanto a sus definiciones estereotipadas el protestantismo las ha seguido aceptando, más o menos conscientemente, como la norma de la ortodoxia.”
Probablemente, si usted le pregunta a su ministro, él dirá que su iglesia cree en la Trinidad. Pero, ¿le ha dicho a usted la iglesia alguna vez el origen de esa doctrina? Quizás le sorprenda saberlo.
La New Catholic Encyclopedia dice de la Trinidad: “No es, como ya se ha visto, directa e inmediatamente palabra de Dios.” (Tomo 14, página 304) No, ni la palabra “Trinidad” o siquiera la doctrina de la Trinidad se mencionan en la Biblia. Se concibió mucho tiempo después de la muerte de Jesús y sus apóstoles. ¿Cuándo?
Fue siglos más tarde en concilios eclesiásticos. Los teólogos de las iglesias saben esto. Por ejemplo, el profesor seminarista luterano N. Leroy Norquist, escribiendo en The Lutheran, explicó: “Los hombres que la idearon [la Trinidad] la diseñaron como instrumento que habría de usarse contra los herejes. Al combatir la herejía, experimentaron con palabras, aguzaron frases, hasta que hubieron definido la relación de las tres ‘personas’ de la Trinidad.” ¿Sabía usted eso?
En el concilio eclesiástico de Nicea, en 325 E.C., un apoyador de la creencia de que Jesús había existido eternamente abofeteó a un delegado eclesiástico que no aceptaba este concepto recién ideado. Fue en este concilio que el emperador Constantino falló a favor de este punto de vista, haciendo posible que la Iglesia lo adoptara. ¿Le ha dicho a usted su iglesia alguna vez que Constantino era, en aquel tiempo, un pagano no bautizado que asesinó a su hijo, su segunda esposa y a varios otros parientes suyos? Este es un hecho histórico.
Además, ¿le ha dicho alguna vez su iglesia que cristianos que creían en la Biblia se opusieron a la doctrina de la Trinidad? Estos creyentes primitivos de la Biblia citaban Marcos 13:32, que dice: “Nadie sabe de aquel día o aquella hora, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre.”a Preguntaban: ‘¿Cómo pueden el Padre y el Hijo ser de una sola sustancia y sin embargo el Padre saber cosas que el Hijo ignora?’ Los ideadores de la Trinidad, nos dicen los historiadores, quedaban completamente impotentes cuando se les presentaba este texto.
Pero Marcos 13:32 no es el único texto de esa clase. Jesucristo vez tras vez reconoció que estaba subordinado al Padre. ¿Oye usted alguna vez que estas palabras de él se lean en la iglesia? Por ejemplo, Jesús dijo: “El Padre es mayor que yo.” (Juan 14:28) Y, mostrando más sumisión a su Padre, oró: “Padre, si quieres, quita de mí esta copa; sin embargo que se haga, no mi voluntad, sino la tuya.” (Luc. 22:42) También, la Biblia dice que Dios es “desde la eternidad hasta la eternidad,” pero llama a Jesús “el primogénito de toda la creación” y “el principio de la creación de Dios.”—Sal. 90:2; Col. 1:15; Rev. 3:14.
Los teólogos saben acerca de esos textos, aunque quizás no reciban énfasis en las iglesias. Así, el profesor Martin Werner, de la Universidad de Berna, declara lo siguiente en The Formation of Christian Dogma (1957): “Siempre que en el Nuevo Testamento se considera la relación de Jesús con Dios, el Padre, ya sea con referencia a su aparición como hombre o a su condición de Mesías, se concibe y se representa categóricamente como subordinación.”
‘De modo que las iglesias no nos dicen estas cosas,’ quizás diga usted. ‘¿Qué importa en realidad? ¿Cómo afecta esto mi felicidad y bienestar?’
Los afecta porque Jesús dijo: “Esta es la vida eterna, que te conozcan a ti el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien tú has enviado.” (Juan 17:3) Si usted no conoce al Dios verdadero —que es superior a Jesucristo y separado y distinto de él— usted no puede adorar a Dios de la manera que él aprueba. Y el que ganemos la vida eterna en felicidad en Su nuevo sistema de cosas depende de que conozcamos con exactitud y adoremos apropiadamente al único Dios verdadero.
VIDA DESPUÉS DE LA MUERTE
Considere otra enseñanza de su iglesia. ¿Qué dice acerca de la muerte y la resurrección?
Comúnmente las iglesias enseñan que tenemos un alma inmortal, y que en la muerte del cuerpo el alma parte para llevar una existencia consciente separada. Dicen, pues, que la muerte es “transición,” o, como un clérigo lo expresó: “La muerte simplemente es una continuación ensanchada de la vida.” La resurrección, dicen, acontece cuando el alma separada se reúne finalmente con el cuerpo. Pero si eso es lo que su iglesia enseña, no le ha estado diciendo lo que dice la Biblia.
Por favor vaya y traiga su propio ejemplar de la Biblia. Ábralo ahora en Ezequiel 18:4, que dice: “El alma que peque morirá.” ¿Le ha leído alguna vez su ministro ese texto, o el Eze. 18 versículo 20 del mismo capítulo que dice lo mismo? Ahora diríjase a Eclesiastés 9:5, 10, y lea: “Los muertos no saben nada . . . no hay trabajo ni pensamiento ni conocimiento ni sabiduría en Seol [el sepulcro], al cual vas.” ¿Oyó alguna vez que se leyera esto en la iglesia?
Pero, ¿saben los clérigos que la Biblia enseña que el alma no es inmortal? Sí; muchos lo saben. Por ejemplo, el sacerdote católico Anthony Kosnik explicó: “En la Biblia, nunca se presenta al hombre como una combinación de ‘cuerpo y alma.’ Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, siempre se piensa en el hombre como una totalidad individual. . . . Lo que es más... a esta totalidad de cuerpo-alma se le consideraba esencialmente mortal. . . . No hay alma inmortal que sobreviva o que continúe viviendo.” Sin embargo las iglesias por lo general enseñan la inmortalidad del alma.
La Biblia, por otra parte, ofrece la esperanza confortante de que los que están dentro de la provisión de rescate de Dios que están inconscientes en la muerte serán levantados nuevamente a la vida. “Habrá una resurrección tanto del justo como del injusto,” promete la Biblia. (Hech. 24:15; Juan 5:28, 29) En realidad, el saber la verdad en cuanto a la muerte y la resurrección es vital. Nos puede librar de peligrosos conceptos erróneos.—Juan 8:32.
EL PUNTO DE VISTA CRISTIANO SOBRE LA POLÍTICA
Sin embargo, estas doctrinas bíblicas no son la única zona de interés vital para usted. Como cristiano, ¿cuál debe ser su punto de vista en cuanto a envolverse en los asuntos del mundo?
Muchos sacerdotes y ministros animan a sus congregaciones a envolverse en esos asuntos. Por ejemplo, no hace mucho un sacerdote católico, uno que ocupa un cargo político él mismo, dijo: “Las iglesias deberían ensalzar constantemente el papel de la política.” ¿Es a eso que anima su iglesia? ¿Concuerda usted personalmente con ese punto de vista?
¿Le ha dicho su iglesia acerca del punto de vista de Jesucristo sobre este asunto? ¿Le ha explicado su clérigo, por ejemplo, cómo reaccionó Jesús cuando ciertos hombres, reconociendo las facultades milagrosas de él, trataron de hacer que gobernara sobre ellos? Leemos en la Biblia: “Percibiendo entonces que estaban por venir y tomarlo por la fuerza para hacerlo rey, Jesús se retiró nuevamente a la montaña, solo.”—Juan 6:15.
Interesante, también, es lo que Jesús dijo en oración acerca de sus seguidores verdaderos: “Ellos no son del mundo, así como yo no soy del mundo.” Cuando lo interrogaron en cuanto a su autoridad real, Jesús le contestó al gobernador romano Poncio Pilato: “Mi realeza no es de este mundo; si mi realeza fuera de este mundo, mis siervos pelearían, para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi realeza no procede del mundo.”—Juan 17:16; 18:36.
¿Le ha mostrado a usted su ministro estas declaraciones y ejemplo de Jesús? ¿Ha explicado el principio que se encuentra en Santiago 4:4, que dice: “¡Criaturas infieles! ¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Por lo tanto cualquiera que desea ser amigo del mundo se hace enemigo de Dios”?
¿Cómo consideraban los cristianos primitivos el asunto de mezclar la religión con la política? El libro Christianity and the Roman Government indica lo siguiente:
“Los cristianos eran extranjeros y peregrinos en el mundo que los rodeaba; su ciudadanía estaba en el cielo; el reino que esperaban no era de este mundo. Así, la consecuente falta de interés en los asuntos públicos vino a ser desde el principio un rasgo notable del cristianismo.”
Por consiguiente, si mientras afirma que es cristiana su iglesia lo insta a usted a envolverse en la política, a usted no se le ha dicho la posición de Jesucristo y sus discípulos originales en este respecto. ‘¿Pero cómo pueden resolverse los problemas del hombre si la gente no “se envuelve”?’ quizás pregunte usted.
UN SISTEMA INICUO HABRÁ DE TERMINAR
Quizás su sacerdote o ministro anima a otros a envolverse en cuestiones sociales y políticas porque cree que Dios le ha dejado al hombre el resolver sus propios problemas. Si así es, aquí también hay algo vital que su iglesia no le está diciendo. Considere lo que la Biblia dice en Daniel 2:44:
“El Dios del cielo establecerá un reino que nunca será destruido, ni será dejada su soberanía a otro pueblo. Desmenuzará todos estos reinos y les pondrá fin, y él subsistirá para siempre.”
¿Da eso la impresión de que el hombre va a enderezar sus propios asuntos? Lo que realmente significa es que a todos los sistemas políticos terrestres se les ‘pondrá fin’ por medio de un gobierno real celestial que Dios mismo establece.
Pero, ¿qué sucede después de la remoción de los sistemas políticos humanos? ¿Habrá una destrucción ardiente de la Tierra y de toda la vida sobre ella? Si eso es lo que su iglesia ha hecho que usted crea, hay algo más que no le han dicho. ¿Qué es eso?
UN NUEVO SISTEMA DE COSAS JUSTO
En Daniel 2:34, 35, al reino de Dios que destruye los sistemas políticos terrestres se le representa con el símbolo de una “piedra” que después “llegó a ser una gran montaña y llenó toda la tierra.” Por lo tanto, la Tierra no solo pasará a través de la ejecución de juicio de Dios contra los gobiernos humanos, sino que disfrutará de una extensión del régimen de Dios por todo el globo. Por eso Jesús enseñó a sus discípulos a pedir lo siguiente en el “Padre nuestro”: “Venga tu reino, sea hecha tu voluntad, en la tierra como en el cielo.” (Mat. 6:10) ¿Sabía usted eso? La Biblia, en Revelación 21:3-5, da un vistazo de cómo serán las condiciones cuando ‘la voluntad de Dios se haga en la tierra’:
“Oí una voz fuerte desde el trono que decía: ‘Miren, la morada de Dios está con los hombres. Él morará con ellos, y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos; y él limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni habrá más duelo ni lloro ni dolor, porque las cosas anteriores han pasado.’ Y [Dios] que estaba sentado sobre el trono dijo: ‘Miren, hago nuevas todas las cosas.’”
¿Le gustaría vivir en ese deleitable nuevo sistema de cosas? La profecía bíblica muestra que esto se hará realidad en esta generación. (Mat. 24:3-14, 34; compare con Revelación 6:1-8.) ¿Le ha explicado su iglesia lo que tiene que hacer para pasar vivo a través de la destrucción del sistema inicuo de la actualidad y entrar en ese nuevo sistema? Únicamente en la Biblia se encuentran los requisitos de Dios para esto.
Si usted se interesa genuinamente en lo que la Biblia enseña, los testigos de Jehová con gusto le ayudarán. Harán arreglos para estudiar su propia Biblia con usted, gratuitamente, en su hogar o en otro lugar conveniente. También, se le extiende una invitación a visitar su Salón del Reino, donde hay verdaderas consideraciones de asuntos bíblicos varias veces a la semana. No se hacen colectas en estas reuniones. Lo invitamos a ver por usted mismo si existe entre estas personas el afectuoso compañerismo y amor que Jehová dijo que identificarían a sus seguidores verdaderos. (Juan 13:35) ¡Hágalo pronto!
[Nota]
a The Revised Standard Version Common Bible. Esta edición de la Biblia en inglés, aprobada tanto por autoridades católicas como protestantes, se usa por todo este artículo.
[Recuadro de la página 645]
¿LE HA DICHO SU IGLESIA QUE JESÚS ES DIOS TODOPODEROSO?
Si así es, no le ha dicho la verdad.
La Biblia dice:
“La cabeza de Cristo es Dios.” “El Hijo mismo estará sujeto a [Dios].”—1 Cor. 11:3; 15:28.
Jesús mismo dijo:
“El Padre es mayor que yo.”—Juan 14:28.
¿LE HA DICHO SU IGLESIA QUE EL ALMA NO PUEDE MORIR?
La Palabra de Dios dice: “El alma que peque morirá.”—Eze. 18:4, 20.
Y de Jesucristo las Escrituras dijeron proféticamente: “Él derramó su alma hasta la muerte.”—Isa. 53:12.