¿A cuántos puede usted llevar el mensaje?
1 ¿A cuántas personas le pasa usted por el lado durante el día? ¿A cuántas de éstas ha saludado o les ha hablado? ¿Se ha preguntado cuántas de éstas habrán escuchado las buenas nuevas por medio de uno de nuestros hermanos? ¿Y cuántas no las habrán escuchado? Un día un hermano en una zona donde el territorio se trabaja a menudo, y gran parte de éste cada dos o tres semanas, se decidió a hablar a los que estaban en la calle.
2 Al andar, se fijaba en los ojos de los que se le acercaban. Cuando ‘sus ojos se encontraban’ con los de una persona, se sonreía y decía: ‘Con su permiso. ¿Quisiera tener los últimos números de la revista La Atalaya y ¡Despertad!? ¿Las ha leído alguna vez?” Las primeras tres personas a las que abordó dijeron que nunca antes las habían visto. A pesar de que el hermano se sorprendió al oír esto... en un esfuerzo por proseguir la conversación, dijo: ‘Yo puedo entender eso. Nosotros vamos a los hogares de las personas del vecindario con bastante regularidad, pero muchos no están en casa, y puede ser que usted tampoco haya estado en casa cuando lo visitamos. Pero déjeme decirle algo acerca de ellas y de las buenas nuevas que encierran para usted.’
3 Ese día el hermano y su esposa abordaron a las personas de varias maneras. Colocaron literatura con algunos y hablaron con mucha personas. Para ellos fue una experiencia muy placentera, debido a sus conversaciones con las personas con quienes se encontraron.
4 ¿Cuántas personas hay en su territorio que nunca han tenido oportunidad de oír las buenas nuevas? Échele una mirada a las personas que le pasan por el lado cuando sale de su casa. Algunas de ellas están paradas y esperando. Algunas están sentadas en un banco o en un auto. Algunas están caminando y mirando. ¿Puede usted abordarlas? Quizás usted piensa para sí: “Eso me sería difícil. Nunca antes he hecho nada como eso.” Aunque eso pudiera ser cierto, la mayoría de nosotros nunca trabajó de casa en casa antes de aprender la verdad. Pero con la ayuda del espíritu de Jehová y de nuestros hermanos y con buen esfuerzo de nuestra parte aprendimos a hacerlo. Aunque el abordar a la gente en la calle pudiera ser un nuevo campo de servicio para usted, quizás lo encuentre sumamente recompensador. ¿Por qué no se esfuerza y aprende a hablar con la gente en la calle?
NOTE LO QUE DICEN LAS ESCRITURAS
5 Busque ahora Lucas 19:1-10 y observe lo que pasó. Jesús estaba caminando por la ciudad de Jericó. Notó a un hombre que estaba interesado; quizás solamente era un hombre curioso. ¿Pero quién habló primero? Fue Jesús. Y los resultados fueron buenos. El hombre escuchó la verdad con aprecio.
6 Note lo que Pablo hizo, según el relato de Hechos 16:13. Fue a una zona donde pensó que la gente tenía inclinación religiosa. Pero, ¿quién tomó la iniciativa de abordar a estas personas y hablarles? Fue Pablo. ¿Y cuál fue el resultado? Una persona del grupo respondió y el resultado fue que ella y su casa aprendieron la verdad.
7 ¿Recuerda usted lo que dice Hechos 17:17? Tome un momento y busque el versículo. En este caso, ¿a dónde fue Pablo? Él fue a donde sabía que habrían personas con quienes hablar... la plaza de mercado.
CÓMO HACERLO
8 Primero hay que ser amigable. A usted le gusta que las personas sean amigables con usted, ¿no es cierto? Y otros se sienten atraídos a los que son amigables y bondadosos con ellos. Si usted comienza su conversación de manera amigable, afectuosa y atenta, a menudo obtendrá una respuesta excelente.
9 Para empezar considere otro punto, escoja a qué personas hablar. Es más fácil abordar a una persona que está sentada en un banco o esperando que a una que está andando. Por lo menos esto pudiera ser cierto al principio. Quizás sea más fácil para una hermana el abordar a una mujer. Si una señora tiene a su bebé con ella, el que usted muestre interés en el pequeñuelo pudiera ser un modo fácil y eficaz de comenzar una conversación de manera amigable. En algunas zonas, debido a la delincuencia y a otros factores, se debe usar buen juicio al escoger a quién abordar. Por supuesto, ustedes, hermanos, están al tanto de esto.
10 En Proverbios 15:7 recibimos un comentario útil. Dice: “Los labios de los sabios siguen esparciendo conocimiento.” Un granjero no riega toda su semilla en un solo sitio, sino que la esparce. Y un hombre sabio no derrama todo lo que sabe sobre una persona y en una sola ocasión. Solo un poco a la vez es suficiente. Una o dos oraciones pueden ser suficientes, entonces pause a ver qué respuesta consigue. Observe cómo Jesús hizo esto con la mujer samaritana como se registra en Juan 4:7-26.
11 Y no se olvide, el que usted escoja el tema apropiado también le ayudará a que alguien le preste atención. Así que esfuércese por considerar un tema que usted piense que será de interés a la persona con quien está hablando. Puede ser un artículo de actualidad en las noticias o un punto que haya leído en una de las publicaciones o en la Biblia. Después que haya obtenido contacto visual y comience la conversación de manera amigable, ¿qué hace entonces? Podría ofrecer una de las publicaciones. O podría mostrar a la persona un versículo apropiado en la Biblia con relación al tema que están considerando. Si obtiene una respuesta favorable, excelente. Si no, puede poner fin a la conversación. Si muestran interés, podría sugerir el considerar con ellos el asunto más detalladamente en su casa, si lo desean. Si las personas no quieren hablar, puede desearles bien y hacerles saber que fue un placer conocerlas.
12 Sí, ¿a cuántas más personas en su territorio puede usted llevarles el mensaje? A muchos se les lleva el mensaje eficazmente en la actividad de casa en casa. Pero, ¿a cuántos más podría usted llevar el mensaje cuando salen de su casa?