Manifestando hospitalidad a otras personas
1 El practicar la hospitalidad es remunerador tanto para el que la despliega como para el que la recibe. Es una obligación cristiana (Heb. 13:2). Algunos hermanos están ahora en la verdad debido, en parte, a la buena influencia que ejerció en ellos la hospitalidad cristiana que se les mostró. ¿Manifiesta usted verdadera hospitalidad? ¿Busca maneras de mejorar en esto?
2 Se ha definido la palabra hospitalidad como, “el recibir cordial y generosamente a invitados o a extraños y el agasajarlos”. La palabra “cordial” tiene su raíz en una palabra latina que se relaciona con el corazón. Así, para que la hospitalidad sea verdadera y remuneradora es preciso que brote del corazón. Como Lidia, una persona que en verdad es hospitalaria, sencillamente ‘obliga a los invitados o visitantes a aceptar’ (Hech. 16:14, 15). Las personas que en verdad son hospitalarias buscan oportunidades para mostrarse amables para con otras personas.
CÓMO SE DEMUESTRA
3 ¿Cómo podemos mostrar hospitalidad? ¿A quién se puede mostrarla? En tiempos pasados se mostró hospitalidad a los profetas y a siervos especiales de Dios. Debido a que manifestaron el espíritu de hospitalidad, algunos hasta agasajaron a ángeles (Gén. 18:3, 8). ¡Imagínese las recompensas que recibieron Zaqueo, Marta, María y Lázaro debido a ser humanitarios para con Jesús (Luc. 19:5-10; 10:38-42)! De igual manera, en nuestro día muchos cristianos han sido bendecidos por ser hospitalarios con superintendentes viajeros, discursantes que visitan la congregación, precursores y misioneros. (Rom. 1:11.)
4 Los nuevos en la congregación también se pueden beneficiar de nuestra hospitalidad. Pudiera ser que algunos de los publicadores en la congregación sean tímidos. Quizás otros sean personas de pocos recursos, mientras que todavía otros son de edad avanzada o enfermizos. Algunos jóvenes no tienen a sus padres en la verdad. ¿Qué efecto pudiera tener en ellos si los invitáramos a cenar en nuestro hogar, a disfrutar de alguna forma de recreación sana o a participar con nosotros en nuestros períodos de estudio? Recuerde el sabio consejo de Jesús registrado en Lucas 14:12-14.
5 No debemos ser hospitalarios solamente con aquellos que se asocian con nosotros en la congregación. ¿Respondemos hospitalariamente cuando nuestros vecinos están en necesidad debido a un accidente, enfermedad o a la muerte de un pariente? ¿Nos valemos de las oportunidades para ser hospitalarios con nuestros parientes? Debemos ser equilibrados y usar buen juicio en este asunto de dedicar tiempo valioso a estas cosas, pero quizás pudiéramos utilizar dichas oportunidades para testificarles informalmente o para ofrecer algunas palabras de estímulo, además de ayudarlos en sus necesidades físicas.
LAS RECOMPENSAS
6 El mostrar hospitalidad cristiana requiere tiempo y esfuerzo. Pero este dar de nosotros mismos nos identifica como discípulos de Cristo (Juan 13:35). Jehová quiere que seamos dadivosos. Derivamos mayor satisfacción y felicidad de dar que de recibir (Hech. 20:35). Aunque esto exige trabajo adicional, queremos recordar que el trabajo es un don de Dios (Ecl. 3:13). El alma generosa puede esperar recibir una recompensa por su cordial dar. (Pro. 11:25; Luc. 6:38.)
7 Sentimos un gozo profundo cuando vemos que nuestra manifestación de hospitalidad cristiana ha influido en otros hermanos, y que, como resultado, éstos participan en medida más plena en la obra más importante de dar, a saber, en la predicación del Reino. ¡Qué satisfacción sentiremos cuando veamos a aquellos a quienes hemos mostrado hospitalidad participando de las provisiones eternas de Jehová en el Nuevo Orden! Sí, el manifestar hospitalidad a otras personas puede ser eternamente remunerador, tanto para los que la practican como para los que la reciben. (Mat. 25:34-40.)