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Nuestro Ministerio del Reino 2001
km 11/01 págs. 3-4

Un nuevo instrumento para comenzar estudios

1 En cierta ocasión, una católica estadounidense muy devota que defendía con firmeza las enseñanzas de la Iglesia —incluso había peregrinado al Vaticano— aceptó estudiar la Biblia cuando un testigo de Jehová llamó a su puerta. ¿Por qué? Porque deseaba saber lo que dicen las Escrituras, y su iglesia no ofrecía clases bíblicas a domicilio. ¿Qué nos enseña esta experiencia? Nunca se sabe quién va a aceptar un estudio de la Palabra de Dios (Ecl. 11:6).

2 ¿Hemos vacilado alguna vez en decirle a la gente que estamos dispuestos a estudiar la Biblia con cualquier persona interesada? ¿Saben todos los vecinos de nuestra comunidad que ofrecemos este servicio gratuito? ¿Cómo podemos asegurarnos de que lo sepan? Utilizando un nuevo instrumento: el atractivo tratado de seis páginas titulado ¿Le gustaría saber más de la Biblia? Familiaricémonos con él repasándolo subtítulo por subtítulo.

3 “¿Por qué leer la Biblia?” Las razones que aporta el tratado despiertan el interés. Para empezar, dice que las Escrituras contienen “los amorosos preceptos de Dios”, que nos enseñan cómo orar en busca de ayuda y cómo recibir el don divino de la vida eterna (1 Tes. 2:13). También menciona que la Biblia posee “verdades esclarecedoras” que explican, por ejemplo, lo que nos sucede cuando morimos y por qué hay tantos problemas en el mundo. Además, señala que la obediencia a “los principios divinos” expuestos en las Santas Escrituras nos reporta beneficios físicos, nos da felicidad y esperanza, y nos ayuda a cultivar buenas cualidades. Por último, añade otra razón para leer la Biblia: las profecías que revelan lo que nos deparará el futuro (Rev. 21:3, 4).

4 “Ayuda para entender la Biblia.” Después de afirmar que “todos necesitamos ayuda para entender la Palabra de Dios”, el tratado expone el método de estudio: “Normalmente es mejor estudiar la Biblia de forma progresiva, empezando con las doctrinas básicas”. Aunque deja claro que “el libro de texto es la Biblia”, menciona que el folleto Exige puede ayudar al estudiante “a entender lo que esta dice sobre distintos temas”. El siguiente subtítulo plantea una pregunta que llama la atención.

5 “¿Está dispuesto a dedicar tiempo semanalmente a estudiar la Biblia?” En este apartado se explica que las clases bíblicas se pueden recibir a la hora y en el lugar que le convenga al estudiante, sea en la intimidad del hogar, o incluso por teléfono. ¿Quiénes pueden participar? El tratado contesta: “Toda su familia y aquellos amigos que desee invitar. O, si lo prefiere, usted solo”. ¿Cuánto duran las clases? “Muchos reservan una hora semanal para el estudio de la Biblia —señala—. Pero, tanto si desea dedicar más tiempo a la semana como si su horario es más limitado, los Testigos harán todo lo posible por ayudarle.” Ahí está la clave: nos adaptamos a las circunstancias de los estudiantes.

6 “Una invitación para aprender.” En la última página del tratado aparece un cupón con el que se puede solicitar el folleto Exige o más información sobre los cursos bíblicos. En dicho cupón aparece la portada del folleto a todo color. ¿Comprende por qué este tratado animará a más personas sinceras a aceptar nuestra ayuda? Ahora bien, ¿cómo podemos sacar el mejor partido de este nuevo instrumento?

7 ¿A quién le ofreceremos el tratado? Podemos dejarlo en manos de la gente o en los hogares donde no haya nadie, y distribuirlo de casa en casa, en la calle y en los territorios de negocios. Entreguémoselo tanto a quienes hayan aceptado nuestras publicaciones como a quienes las hayan rechazado. Introduzcámoslo en las revistas o en cualquier otra información que presentemos, y si damos testimonio por carta, podemos incluirlo en el sobre. No olvidemos ofrecérselo a las personas con las que contactemos por teléfono. Llevemos siempre algunos ejemplares para cuando vayamos de compras, viajemos en el transporte público o prediquemos informalmente. Podemos darlo a todo el que llame a la puerta de nuestro hogar, así como a familiares, vecinos, compañeros de trabajo o escuela y otros conocidos. Intentemos entregárselo a todas las personas con las que conversemos. Y después, ¿qué haremos?

8 Si la respuesta es inmediata. Algunos aceptarán el estudio bíblico al instante. Por eso, hemos de asegurarnos de llevar dos folletos Exige siempre que salgamos a predicar, uno para el estudiante y uno para nosotros. Si la persona así lo desea, empecemos a estudiar con ella en ese mismo momento. Abramos el folleto por la página 2 y leamos la sección “Cómo utilizar este folleto”. Al finalizar, pasemos a la primera lección. ¿Hay algo más sencillo?

9 Si el amo de casa lo quiere pensar. Antes de que pase mucho tiempo, tratemos de visitar de nuevo a la persona. Cuando lo hagamos, llevemos el folleto Exige y mostrémosle el índice que aparece en la segunda página. Pidámosle que escoja la lección que más le interese. Entonces abramos el folleto por la que ha elegido y comencemos a analizarla.

10 Si entregamos el tratado con las revistas. Cuando regresemos, podemos decir algo así: “La última vez que estuve aquí le dejé la revista La Atalaya. Quizá ya se dio cuenta de que el nombre completo de la publicación es La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová. Permítame que le explique qué es ese Reino y lo que hará por usted y su familia”. Entonces abramos el folleto Exige por la lección 6 y comencemos a leerla y analizarla desde el primer párrafo en adelante, según el tiempo de que disponga el amo de casa. Fijemos una cita para terminar la lección.

11 No nos quedemos sin tratados. El superintendente de servicio y los hermanos que se encargan de las publicaciones querrán contar siempre con suficientes existencias del tratado Saber más de la Biblia. Tengamos algunos en el bolsillo o la cartera, el automóvil, el lugar de empleo, el colegio o cerca de la puerta de casa; dondequiera que nos queden a mano. Y por supuesto, en el maletín o bolso de predicar para cuando conversemos con alguien acerca de la Biblia.

12 Que Jehová bendiga nuestro empeño. Todos los cristianos deberíamos ponernos la meta de enseñar la verdad a otra persona (Mat. 28:19, 20). ¿Dirigimos algún estudio bíblico en la actualidad? De ser así, ¿podemos encontrar tiempo para dirigir otro? Si en este momento no conducimos ninguno, seguro que deseamos hacerlo. De modo que pidámosle a Jehová que bendiga nuestro empeño por encontrar a alguien interesado y obremos en armonía con nuestras oraciones (1 Juan 5:14, 15).

13 Tenemos un nuevo instrumento para comenzar estudios. Familiaricémonos con él. Distribuyámoslo libremente. Hagamos lo sumo posible por ‘trabajar en lo bueno, ser ricos en obras excelentes y liberales, listos para compartir’ lo que sabemos de la Palabra de Dios (1 Tim. 6:18).

[Recuadro de la página 4]

DEJEMOS EL TRATADO

◼ Durante las conversaciones cotidianas

◼ Cuando alguien acepte las publicaciones

◼ Cuando no encontremos a nadie en casa

◼ Cuando hagamos revisitas

◼ Cuando prediquemos en la calle

◼ Cuando prediquemos en los negocios

◼ Cuando demos testimonio informal

◼ Cuando escribamos cartas

◼ Cuando vayamos en el transporte público

◼ Cuando alguien llame a la puerta de nuestro hogar

◼ Cuando hablemos con familiares, vecinos, compañeros de trabajo o escuela y demás conocidos

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