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  • Predicar a los varones: una importante labor que cumplir
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Nuestro Ministerio del Reino 2009
km 8/09 págs. 3-4

Predicar a los varones: una importante labor que cumplir

1. ¿Qué urgente necesidad existe en cuanto a atender los intereses del Reino?

1 La obra del Reino sigue creciendo en estos últimos días, y junto con ella, la necesidad de varones para dirigirla (Mar. 4:30-32; Hech. 20:28; 1 Tim. 3:1-13). No obstante, a veces son más las mujeres que responden al mensaje del Reino que los hombres. Y hay culturas en las que se acostumbra dejar a la mujer los asuntos espirituales y la educación religiosa de los hijos. ¿Qué podemos hacer para que más varones cobren conciencia de su necesidad espiritual y se unan a nosotros en la adoración verdadera?

2. ¿Qué lograron Pablo y Pedro al predicarles a los varones?

2 Hay que buscarlos. Cuando un cabeza de familia acepta la verdad, los demás miembros de su casa suelen hacer lo mismo. Por ejemplo, Pablo y Silas le predicaron a un carcelero mientras estaban encerrados. Como resultado, se bautizaron el hombre y los suyos (Hech. 16:25-34). En Corinto, gracias a la predicación de Pablo, “Crispo, el presidente de la sinagoga, se hizo creyente en el Señor, y también toda su casa” (Hech. 18:8). Por otro lado, Jehová hizo que Pedro le predicara a Cornelio, un oficial del ejército, un “hombre devoto y que temía a Dios”. Tanto Cornelio como todos sus parientes y amigos íntimos se bautizaron (Hech. 10:1-48).

3. Igual que Felipe, ¿le puede usted dar testimonio a alguien “en alto puesto”?

3 Predicarles a hombres “en alto puesto” puede tener efectos trascendentales (1 Tim. 2:1, 2). Siguiendo la instrucción de un ángel, Felipe le predicó en cierta ocasión a un “hombre en poder”, quien estaba a cargo del tesoro de la reina de los etíopes. Felipe oyó al hombre “leer en voz alta a Isaías el profeta” y le explicó las buenas nuevas sobre Jesús. Aquel etíope se hizo discípulo y seguramente esparció las buenas nuevas de regreso a su tierra. Además, es posible que les predicara a la reina y a miembros de la corte, quienes de otra forma habrían tenido poca oportunidad de escuchar las buenas nuevas (Hech. 8:26-39).

4. ¿Cómo podemos darles más oportunidad a los varones de escuchar las buenas nuevas?

4 Dónde y cómo encontrarlos. Puesto que los varones por lo general están trabajando durante el día, ¿podría usted acomodar su horario para dedicar más tiempo a predicar en las tardes, los fines de semana o los días festivos? Si procura predicar con mayor frecuencia en territorio de negocios, tendrá más oportunidades de encontrar a varones que rara vez están en su casa. Los hermanos varones también pueden hacer un esfuerzo especial para dar testimonio informal a sus compañeros de trabajo. Y al ir de puerta en puerta, sobre todo si el territorio se trabaja con frecuencia, pueden preguntar por el señor de la casa.

5. ¿Qué debe hacer una hermana si encuentra a un varón que muestre interés en el mensaje?

5 Si alguna hermana encuentra en el ministerio del campo a un hombre que muestre interés en la verdad, no debe hacer sola la revisita. Debe regresar con su esposo o con otro publicador o publicadora. Si la persona progresa, por lo general es mejor pasar la revisita a un varón capacitado.

6. ¿Cómo podemos imitar al apóstol Pablo a fin de “ganar el mayor número de personas”?

6 Cómo atraerlos. El apóstol Pablo pensó en su público y adaptó su enfoque para “ganar el mayor número de personas” (1 Cor. 9:19-23). De igual modo, tenemos que pensar en los temas que puedan interesarles a los hombres que nos encontremos y prepararnos para hablar de ellos. Por ejemplo, es frecuente que les preocupe la situación económica, contar con un buen gobierno y garantizar la seguridad de su familia. También es posible que se pregunten cuál es el sentido de la vida, qué futuro le espera al planeta y por qué Dios permite el sufrimiento. Nuestra presentación del mensaje del Reino tendrá mejor recepción si incluimos estos asuntos (Pro. 16:23).

7. ¿Cómo pueden los miembros de la congregación producir un efecto positivo en el esposo no creyente que asiste al Salón del Reino?

7 Cómo acercarnos a los esposos no creyentes. Aunque la excelente conducta de nuestras hermanas muchas veces influye en sus esposos no creyentes, los miembros de la congregación también pueden producir un efecto positivo en ellos (1 Ped. 3:1-4). Darles una afectuosa bienvenida cuando asisten al Salón del Reino con su cónyuge será un buen testimonio. Tome en cuenta que al asistir, ellos están demostrando cierto grado de interés en la verdad, y quizás hasta acepten un estudio bíblico.

8. ¿Qué pueden hacer los varones de la congregación para ayudar a los esposos que se han interesado poco en la verdad?

8 Por otro lado, algunos hombres no ponen mucho interés en lo espiritual al principio, pero puede que poco a poco acepten hablar de la Biblia con algún hermano con el que se sientan cómodos. En una congregación había una familia en la que el esposo no era Testigo, y los hermanos se propusieron visitar el hogar de vez en cuando y hablar con el señor sobre asuntos que a él le interesaban. Con el tiempo eso condujo a conversaciones espirituales, y el señor ya está bautizado. En otro caso, un hermano ayudó a un esposo no creyente pero amigable a construir una cerca en su casa. Su interés personal llevó a que se iniciara un estudio bíblico (Gál. 6:10; Fili. 2:4). Hermanos varones, ¿pueden interesarse más en los esposos no creyentes?

9. Si se capacita a los varones de la congregación, ¿qué se puede conseguir?

9 Hay que prepararlos. Si a los varones que responden al mensaje del Reino se les prepara para que alcancen privilegios en el servicio a Jehová, pueden convertirse en “dádivas en hombres”: ancianos cristianos que utilizan sus habilidades y talentos para el beneficio de las congregaciones (Efe. 4:8; Sal. 68:18). Serán hombres que pastoreen al rebaño con alegría y empeño (1 Ped. 5:2, 3). ¡Qué gran bendición pueden llegar a ser para la entera asociación de hermanos!

10. ¿Cómo ha beneficiado a muchas personas la ayuda que Ananías le dio a Pablo?

10 Tenemos el caso de Saulo, quien llegó a ser “apóstol a las naciones” aunque antes había sido perseguidor de los cristianos (Rom. 11:13). Por eso Ananías no quiso predicarle cuando el Señor se lo ordenó. Finalmente lo hizo, y el nuevo discípulo se convirtió después en el apóstol Pablo. Con los años, el ministerio de Pablo benefició a miles de personas. Y aun hoy seguimos sacando provecho de sus cartas, que forman parte de la Palabra inspirada de Dios (Hech. 9:3-19; 2 Tim. 3:16, 17).

11. ¿Por qué debemos hacer todos los cambios que sean necesarios para predicarles a los varones?

11 Por tanto, hagamos cualquier cambio que sea necesario, en cualquier sentido, a fin de cumplir con la responsabilidad de predicarles a los varones. Nuestros esfuerzos tienen garantizada la bendición de Jehová, pues buscamos hacer su voluntad y cuidar bien de los intereses del Reino.

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