Miércoles 15 de octubre
Yo soy el Alfa y el Omega (Apoc. 1:8).
Alfa es la primera letra del alfabeto griego, y omega, la última. Al llamarse “el Alfa y el Omega”, Jehová da a entender que, cuando empieza algo, lo termina. Después de crear a Adán y Eva, Dios les dijo: “Tengan muchos hijos, multiplíquense, llenen la tierra y tomen control de ella” (Gén. 1:28). Al revelar su propósito es como si Jehová en ese momento hubiera dicho “Alfa”. Algún día los descendientes obedientes y perfectos de Adán y Eva llenarían la Tierra y la convertirían en un paraíso. Ese día, Jehová, por así decirlo, dirá “Omega”. Cuando terminó de crear “los cielos, la tierra y todo lo que hay en ellos”, Jehová garantizó el cumplimiento de su propósito. Dedicó el séptimo día a hacer que se cumpliera su propósito para la humanidad y para la Tierra. Para el final de ese séptimo día, su propósito se haría realidad por completo (Gén. 2:1-3). w23.11 46:13, 14
Jueves 16 de octubre
¡Despejen el camino de Jehová! Hagan para nuestro Dios un camino recto por el desierto (Is. 40:3).
El viaje de Babilonia a Israel duraría unos cuatro meses, y no sería nada fácil. Pero Jehová prometió que se encargaría de que el camino quedara libre de obstáculos. Para los judíos fieles, los beneficios de volver a Israel superaban por mucho cualquier sacrificio que tuvieran que hacer. La mayor bendición estaba relacionada con su adoración. No había ningún templo para Jehová en Babilonia. Como tampoco había altar ni sacerdocio organizado, los israelitas no podían ofrecer los sacrificios que establecía la Ley de Moisés. Además, quienes respetaban a Jehová y sus normas eran tan solo un puñado en comparación con todos los que adoraban dioses falsos. Por eso, los miles de judíos que temían a Dios ansiaban volver a su tierra y restaurar la adoración pura. w23.05 22:3, 4
Viernes 17 de octubre
Sigan andando como hijos de la luz (Efes. 5:8).
Si queremos seguir “andando como hijos de la luz”, necesitamos la ayuda del espíritu santo de Dios. ¿Por qué? Porque no es nada fácil mantenernos limpios en este mundo tan sucio (1 Tes. 4:3-5, 7, 8). El espíritu santo puede ayudarnos a hacerles frente a las ideas y a las filosofías de este mundo, que van en contra del punto de vista de Dios. También puede ayudarnos a actuar con “bondad, justicia y verdad” (Efes. 5:9). Jesús dijo que Jehová “les dará espíritu santo a quienes se lo piden” (Luc. 11:13). Así que una manera de recibirlo es pidiéndoselo a Jehová en oración. Otra manera de recibirlo es alabando a Jehová en las reuniones junto con nuestros hermanos (Efes. 5:19, 20). La buena influencia que el espíritu santo tiene en nosotros nos ayudará a llevar una vida que le agrade a Dios. w24.03 12:13-15