ARTÍCULO DE ESTUDIO 49
CANCIÓN 44 Una súplica ferviente
Cómo nos ayuda el libro de Job a dar buenos consejos
“Ahora, Job, oye mis palabras, por favor” (JOB 33:1).
TEMA
El libro de Job nos enseña a dar buenos consejos.
1, 2. ¿En qué situación difícil están Elihú y los tres conocidos de Job?
POR toda la región, la noticia corre como la pólvora: Job, un hombre muy rico y famoso, lo ha perdido todo. Cuando tres conocidos suyos —Elifaz, Bildad y Zofar— se enteran, deciden viajar a Uz para consolarlo. Pero lo que encuentran al llegar los deja conmocionados.
2 Imaginemos la escena. Job se ha quedado prácticamente sin nada. Todos sus camellos, ovejas, vacas y burros han muerto o se los han robado. También han asesinado a casi todos sus sirvientes, y todos los hijos de Job han fallecido cuando la casa en la que estaban se derrumbó sobre ellos. Por si esto fuera poco, Job está muy enfermo y tiene el cuerpo lleno de úlceras dolorosas. A medida que se acercan, los tres hombres lo ven sentado entre unas cenizas y completamente desolado. ¿Cómo reaccionan? Se sientan al lado de este hombre que está sufriendo tanto y se quedan siete días enteros totalmente callados, sin decirle una sola palabra (Job 2:12, 13). En algún momento llega un hombre joven llamado Elihú y se sienta por allí cerca. Finalmente, Job rompe el silencio para maldecir el día de su nacimiento y desear la muerte (Job 3:1-3, 11). Está claro que necesita el apoyo de sus amigos. ¿Qué harán estos hombres en esta situación tan difícil? Con sus palabras y sus acciones demostrarán si de verdad son buenos amigos suyos y se preocupan por él. Veamos.
3. ¿Qué vamos a ver en este artículo?
3 Jehová hizo que Moisés pusiera por escrito lo que hicieron y dijeron tanto los tres conocidos de Job como Elihú. Las cosas que dijo Elihú fueron inspiradas por Jehová, pero es interesante que, al parecer, algunas de las cosas que dijo Elifaz fueron inspiradas por un espíritu malvado (Job 4:12-16; 33:24, 25). Esto explica por qué el libro de Job contiene algunos de los mejores consejos de la historia, pero también algunos de los peores. En este artículo vamos a ver cómo nos puede ayudar este relato cuando tengamos que darle un consejo a alguien. Primero analizaremos el mal ejemplo de los tres conocidos de Job y luego el buen ejemplo de Elihú. En cada caso veremos cómo pudieron beneficiarse los israelitas y cómo podemos beneficiarnos nosotros hoy.
LOS CONSEJOS DE ELIFAZ, BILDAD Y ZOFAR
4. ¿Por qué los tres conocidos de Job no consiguieron consolarlo? (Vea también la imagen).
4 La Biblia dice que, cuando los tres conocidos de Job se enteraron de todas sus desgracias, “decidieron ir juntos a compartir el dolor de Job y consolarlo” (Job 2:11). Pero hay al menos tres motivos por los que no consiguieron ese objetivo. Primero, sacaron conclusiones precipitadas. Por ejemplo, dieron por sentado erróneamente que Dios estaba castigando a Job por algún pecado (Job 4:7; 11:14).a Segundo, muchos de sus consejos fueron de poca ayuda, insensibles e incluso hirientes. Por ejemplo, los tres en algún momento le dijeron palabras que sonaban bien pero estaban vacías (Job 13:12). Bildad fue muy desconsiderado y le dijo que hablaba demasiado (Job 8:2). Y Zofar tuvo el descaro de llamarlo disimuladamente “cabeza hueca” (Job 11:12). Tercero, aunque tal vez no le gritaron, muchas veces le hablaron con aires de superioridad y en un tono prepotente, sarcástico y condenatorio (Job 15:7-11). En el fondo, lo que estos hombres buscaban no era consolar a Job ni fortalecer su fe, sino demostrar que estaba equivocado.
Al darle un consejo a alguien, no le hagamos sentir que nos creemos superiores; nuestro objetivo debe ser ayudarlo. (Vea el párrafo 4).
5. ¿Qué consiguieron Elifaz, Bildad y Zofar con sus consejos?
5 No es de extrañar que los consejos que estos tres hombres le dieron a Job no tuvieran buen resultado. De hecho, lo hicieron sentir aplastado (Job 19:2). También es comprensible que él sintiera la necesidad de defender su reputación y que eso lo llevara a perder el equilibrio y decir cosas fuera de lugar (Job 6:3, 26). Elifaz, Bildad y Zofar expresaron ideas que no reflejaban el punto de vista de Dios y trataron a Job sin compasión. Al hacer eso, sin darse cuenta se convirtieron en herramientas en manos de Satanás (Job 2:4, 6). ¿Cómo pudieron beneficiarse los israelitas de este relato y cómo podemos beneficiarnos nosotros?
6. ¿Qué es posible que aprendieran los ancianos de Israel del mal ejemplo de Elifaz, Bildad y Zofar?
6 Posibles beneficios para los israelitas. Cuando se formó la nación de Israel, Jehová eligió a ciertos hombres experimentados para que juzgaran a la nación de acuerdo con sus justas normas (Deut. 1:15-18; 27:1). Estos jueces o ancianos tenían que escuchar con mucha atención antes de dar un consejo o dictar una sentencia (2 Crón. 19:6). También debían investigar bien los asuntos y hacer preguntas sin dar por sentado que ya conocían todos los hechos (Deut. 19:18). Cuando alguien venía a pedirles ayuda, tenían que hablarle con bondad y no con dureza. ¿Por qué? Porque, si le hacían sentir que era una molestia, no se atrevería a abrirles su corazón (Éx. 22:22-24). ¡Qué buenas lecciones podía enseñarles el relato de Job a los ancianos de Israel!
7. Además de los ancianos, ¿quiénes en Israel podían aconsejar a otros, y qué podrían aprender del relato de Job? (Proverbios 27:9).
7 Claro está, aquellos ancianos no eran los únicos que podían dar consejos en Israel. En realidad, cualquier persona —fuera joven o mayor, hombre o mujer— podía darle consejos a alguien que lo necesitara para acercarse más a Jehová o para corregir algún aspecto de su conducta (Sal. 141:5). Eso es lo que se espera de un amigo de verdad (lea Proverbios 27:9). Al pensar en el mal ejemplo de los tres conocidos de Job, los israelitas podrían aprender lo que no debían decir ni hacer al aconsejar a otros.
8. ¿Qué errores debemos evitar al dar un consejo? (Vea también las imágenes).
8 Posibles beneficios para nosotros. Como es natural, cuando nuestros hermanos pasan por situaciones difíciles, queremos ayudarlos. Ahora bien, no debemos caer en los mismos errores que los tres conocidos de Job. Primero, antes de decir nada tenemos que asegurarnos de conocer todos los hechos, y no sacar conclusiones precipitadas. Segundo, tenemos que basarnos siempre en la verdad de la Palabra de Dios y no en nuestra propia opinión o experiencia, como hizo Elifaz muchas veces (Job 4:8; 5:3, 27). Y, tercero, jamás debemos usar un tono duro o crítico. Recordemos que Elifaz y compañía dijeron algunas cosas que sí eran ciertas; de hecho, el apóstol Pablo citó por inspiración algunas de sus palabras (compare Job 5:13 con 1 Corintios 3:19). No obstante, la mayor parte de lo que afirmaron sobre Dios era mentira y le hicieron daño a Job, así que Jehová dijo que no habían dicho la verdad (Job 42:7, 8). Al dar un consejo, nunca debemos darle a entender a la persona que Jehová es irrazonable o que es imposible que la quiera. Veamos ahora qué podemos aprender del ejemplo de Elihú.
Cuando hablemos con alguien, 1) asegurémonos de conocer todos los hechos, 2) usemos la Palabra de Dios y 3) expresémonos con cariño. (Vea el párrafo 8).
LOS CONSEJOS DE ELIHÚ
9. ¿Por qué seguía Job necesitando ayuda, y cómo se la dio Jehová?
9 El debate entre Job y sus tres supuestos amigos fue tan largo que sus palabras ocupan 28 capítulos de la Biblia. Y los ánimos debían de estar bastante caldeados, pues la mayor parte del tiempo se dejaron llevar por el enojo y la frustración. Con razón Job seguía sintiéndose muy desanimado y necesitando consuelo y corrección. ¿Qué hizo Jehová para ayudarlo? Utilizó a Elihú para aconsejarlo. Pero ¿por qué esperó tanto Elihú para intervenir? Él mismo explicó: “Yo soy joven y ustedes son hombres de edad. Así que me quedé callado por respeto” (Job 32:6, 7). Era consciente de que, por lo general, los mayores cuentan con la sabiduría que viene con los años y la experiencia. Pero, después de escuchar con paciencia a Job y sus conocidos, Elihú decidió que no podía seguir callado. Por eso dijo: “La edad por sí misma no hace a alguien sabio ni son solo los hombres de edad los que comprenden lo que es correcto” (Job 32:9). Veamos qué dijo a continuación y cómo lo dijo.
10. ¿Qué hizo Elihú antes de aconsejar a Job? (Job 33:6, 7).
10 Antes de aconsejar a Job, Elihú se aseguró de calmar el ambiente y preparar el terreno. ¿Cómo? En primer lugar, controlando sus propias emociones. A fin de cuentas, la Biblia dice que al principio estaba muy enojado (Job 32:2-5). Pero luego en ningún momento le habló en un tono duro o cruel, sino al contrario, con bondad y cariño. Por ejemplo, le dijo: “Mira, para el Dios verdadero, yo soy igual que tú” (lea Job 33:6, 7). Entonces resumió las ideas principales de seis discursos de Job y así dejó claro que le había estado prestando mucha atención (Job 32:11; 33:8-11). Y volvió a hacer lo mismo cuando más tarde le dio otros consejos (Job 34:5, 6, 9; 35:1-4).
11. ¿Cómo aconsejó Elihú a Job? (Job 33:1).
11 Cuando Elihú empezó a aconsejar a Job, lo hizo con muchísimo respeto y sin humillarlo. Por ejemplo, se dirigió a él por su nombre, cosa que los otros tres por lo visto no hicieron (lea Job 33:1). Además, con mucha bondad le ofreció la oportunidad de responderle, pues seguramente recordaba que él mismo había querido intervenir en varias ocasiones mientras Job y sus conocidos hablaban (Job 32:4; 33:32). También le advirtió que tuviera cuidado con algunos de sus argumentos y le recordó que Jehová es muy sabio, poderoso, justo, leal y amoroso (Job 36:18, 21-26; 37:23, 24). Sin duda, las buenas palabras de Elihú hicieron que Job estuviera dispuesto a recibir más corrección, ahora directamente de Jehová (Job 38:1-3). ¿Cómo pudieron beneficiarse los israelitas del ejemplo de Elihú y cómo podemos beneficiarnos nosotros?
12. ¿Cómo utilizó Jehová a los profetas para ayudar a su pueblo, y qué podrían aprender los israelitas del buen ejemplo de Elihú?
12 Posibles beneficios para los israelitas. A lo largo de la historia de Israel, Jehová muchas veces nombró profetas para enseñar su propósito y corregir a los israelitas. Por ejemplo, durante el periodo de los Jueces, utilizó a la profetisa Débora y a Samuel —incluso siendo muy joven— para que le dieran guía e instrucciones a la nación (Juec. 4:4-7; 5:7; 1 Sam. 3:19, 20). Y, durante el periodo de los reyes, envió a un profeta tras otro para fortalecer espiritualmente al pueblo y corregir a quienes se desviaban de la adoración pura (2 Sam. 12:1-4; Hech. 3:24). Al pensar en el buen ejemplo de Elihú, los hombres y mujeres fieles podrían aprender lo que debían decir y hacer al corregir y aconsejar a otros.
13. ¿Cómo podemos imitar el ejemplo de Elihú al animar a nuestros hermanos?
13 Posibles beneficios para nosotros. Al igual que Elihú y los profetas de Israel, los cristianos damos a conocer la voluntad de Dios y basamos lo que enseñamos en la Biblia. Además, cuando ofrecemos consejos a nuestros hermanos, usamos palabras que los animen y edifiquen (1 Cor. 14:3). Los ancianos en especial tienen que recordar siempre la importancia de hablar de manera cariñosa y reconfortante a todos los hermanos y hermanas, incluso a quienes estén alterados o suelan decir cosas sin pensar al pasar por momentos difíciles (Job 6:3; 1 Tes. 5:14).
14, 15. ¿Cómo puede un anciano imitar a Elihú?
14 Imaginemos esta situación. En una congregación, un anciano se entera de que cierta hermana está deprimida, así que decide visitarla junto con otro hermano para animarla. Durante la visita, la hermana expresa algunas emociones negativas. Cuenta que, aunque asiste a las reuniones y sale a predicar, no se siente feliz. ¿Cómo debe reaccionar un anciano en una situación como esta?
15 En primer lugar, tratará de comprender mejor la situación y los motivos de su tristeza. Para ello tendrá que hacerle preguntas y escuchar con atención. ¿Será que la hermana piensa que no merece el amor de Dios? ¿Se siente tal vez aplastada por “las preocupaciones de la vida”? (Luc. 21:34). En segundo lugar, el anciano buscará cosas positivas por las que animarla. Por ejemplo, puede felicitarla porque está yendo a las reuniones y a predicar a pesar de estar deprimida. Y, por último, una vez que se haya hecho un cuadro completo de lo que le ocurre a la hermana y de por qué se siente desanimada, podrá usar la Biblia para ayudarla a convencerse de que Jehová la quiere (Gál. 2:20).
SIGAMOS APRENDIENDO DEL LIBRO DE JOB
16. ¿Qué debemos hacer para seguir aprendiendo del libro de Job?
16 ¡Cuántas cosas hemos aprendido al analizar el libro de Job! En el artículo anterior vimos que no solo nos enseña por qué permite Dios el sufrimiento, sino también cómo podemos aguantarlo. Y en este hemos visto que podemos dar buenos consejos si evitamos el mal ejemplo de los tres conocidos de Job y copiamos el buen ejemplo de Elihú. La próxima vez que tengamos que darle un consejo a alguien, ¿qué tal si repasamos las lecciones que nos enseña este relato? Y, si hace ya tiempo que no hemos tenido el gusto de leerlo, pongámonos la meta de volver a hacerlo. Seguro que comprobaremos que el maravilloso libro de Job sigue siendo tan valioso hoy como cuando se escribió.
CANCIÓN 125 Felices los misericordiosos
a Según parece, un espíritu malvado convenció a Elifaz de que para Jehová ningún ser humano es justo y por tanto es imposible agradarle. A Elifaz se le quedó tan grabada esta idea retorcida que la repitió en sus tres discursos (Job 4:17; 15:15, 16; 22:2).