Enero
Miércoles 1 de enero
Moisés era con mucho el más manso de todos los hombres que había sobre la superficie del suelo (Núm. 12:3).
Cuando Moisés pertenecía a la familia real de Egipto, no era un hombre manso. De hecho, tenía tan mal carácter que hasta mató a un hombre porque a su parecer estaba actuando de manera injusta. Dio por sentado que Dios aprobaría lo que había hecho. Jehová pasó cuarenta años ayudándolo a comprender que para liderar a Israel no bastaba con que fuera valiente, tenía que ser manso. Y para serlo también debía ser humilde, obediente y apacible. Aprendió bien la lección y llegó a ser un líder excelente (Éx. 2:11, 12; Hech. 7:21-30, 36). Hoy día, los cabezas de familia y los ancianos hacen bien en seguir el ejemplo de Moisés. Si usted es uno de ellos, no se ofenda con facilidad cuando lo traten con falta de respeto. Reconozca con humildad sus errores (Ecl. 7:9, 20). Muestre obediencia y maneje los problemas como Jehová manda, y reaccione siempre con apacibilidad (Prov. 15:1). Los cabezas de familia y los superintendentes que responden así complacen a Jehová, fomentan la paz y dan un buen ejemplo de lo que significa ser manso. w19.02 7:1, 9, 10
Jueves 2 de enero
Se enterneció por ellos (Mar. 6:34).
¿Por qué se enterneció Jesús? Porque vio que aquellas personas “eran como ovejas sin pastor”. Quizá se dio cuenta de que algunas de ellas eran pobres y tenían que trabajar largas jornadas para poner el pan en la mesa. Puede que otras hubieran sufrido la pérdida de un ser querido. Es probable que Jesús comprendiera bien cómo se sentían porque él mismo tal vez pasó por alguna de esas situaciones. Su interés por los demás lo motivó a llevarles un mensaje consolador (Is. 61:1, 2). ¿Cómo podemos imitar el ejemplo de Jesús? Hoy las personas también son “como ovejas sin pastor” y están llenas de problemas. Pero nosotros tenemos lo que necesitan: el mensaje del Reino (Rev. 14:6). Así que hacemos lo mismo que nuestro Maestro y les llevamos las buenas noticias porque le tenemos “lástima al de condición humilde y al pobre” (Sal. 72:13). Nos compadecemos de la gente y queremos hacer algo para ayudarla. w19.03 13:6, 7
Viernes 3 de enero
Bendito sea Jehová, que diariamente nos lleva la carga (Sal. 68:19).
Tenemos muchas razones para amar a Jehová. Además de suministrarnos cosas buenas todos los días, nos enseña la verdad sobre él y su propósito (Juan 8:31, 32). Nos ha dado la congregación cristiana para guiarnos y apoyarnos. Nos ayuda con los problemas que nos cargan en la actualidad y nos ofrece la esperanza de vivir para siempre en condiciones perfectas en el futuro (Rev. 21:3, 4). Cuando meditamos en todo lo que ya ha hecho para demostrarnos su amor, llegamos a quererlo tanto que tememos herirlo. Ese es el tipo de temor que debemos tener. Si siempre recordamos cuánto nos beneficia la guía de Jehová, nuestro amor por él y por sus normas crecerá. Entonces, nada de lo que Satanás nos ofrezca hará que dejemos de servir a Dios. Dentro de mil años, cuando pensemos en nuestro bautismo, diremos: “Fue la mejor decisión de mi vida”. w19.03 10:14, 19
Sábado 4 de enero
Una esposa capaz, ¿quién la puede hallar? Su valor es mucho más que el de los corales (Prov. 31:10).
Toda la familia se beneficia cuando cada uno de sus miembros es agradecido. Cuantas más muestras de agradecimiento se dediquen los cónyuges, más unidos estarán y más fácil se les hará perdonarse sus errores. El esposo que valora a su esposa no solo se fija en las cosas buenas que ella dice y hace, sino que también “se levanta, y la alaba” (Prov. 31:28). Y la esposa sabia le dice a su esposo las cosas concretas que valora de él. Padres, ¿cómo pueden enseñar a sus hijos a ser agradecidos? Recuerden que ellos imitarán lo que ustedes digan y hagan. Por tanto, pónganles un buen ejemplo dándoles las gracias cuando hagan algo por ustedes. Además, enséñenles a dar las gracias cuando otros hagan algo por ellos. Ayúdenlos a comprender que la gratitud sale del corazón y que sus palabras pueden ayudar mucho a los demás. w19.02 8:14, 15
Domingo 5 de enero
¡Hasta que expire no quitaré de mí mi integridad! (Job 27:5).
Con estas importantes palabras, Job dio a entender que estaba decidido a ser íntegro pasara lo que pasara. Se negó a darse por vencido ante el ataque de Satanás, y nosotros podemos hacer lo mismo. ¿Qué relación tiene con cada uno de nosotros la cuestión que hizo surgir Satanás sobre Job? Él alega que no amamos de verdad a Jehová, que dejaremos de servirle con tal de salvar nuestra vida y que en realidad no somos íntegros (Job 2:4, 5; Rev. 12:10). ¿Cómo nos hace sentir esto? ¿No es cierto que nos duele? Pero pensemos en lo siguiente: Jehová confía tanto en nosotros que deja que Satanás nos pruebe para darnos la maravillosa oportunidad de demostrar que somos íntegros y que él es un mentiroso. Además, Dios promete ayudarnos a lograrlo (Heb. 13:6). ¡Qué honor es contar con la confianza del Rey del universo! ¿Vemos por qué es tan importante ser íntegros? Porque así desmentimos las acusaciones de Satanás y defendemos el buen nombre y la forma de gobernar de nuestro Padre celestial. w19.02 6:9, 10
Lunes 6 de enero
Viene la hora en que todo el que los mate se imaginará que ha rendido servicio sagrado a Dios (Juan 16:2).
Jesús les habló a los apóstoles de las pruebas que tendrían que enfrentar. Luego, les dijo que fueran valientes igual que lo era él (Juan 16:1-4a, 33). Muchos años después, sus discípulos continuaban imitando su ejemplo de valentía y su espíritu de sacrificio al estar dispuestos a sufrir por ayudarse unos a otros (Heb. 10:33, 34). Hoy día, también copiamos el ejemplo de valor de Jesús. ¿Cómo? Por ejemplo, ayudando a los hermanos que son perseguidos debido a sus creencias. A veces, a algunos se les encarcela injustamente. En esos casos, debemos hacer todo lo posible por ellos, como orar y defenderlos ante los funcionarios del gobierno e incluso en los tribunales (Filip. 1:14; Heb. 13:19). Otra manera de mostrar que somos valientes es no dejando de predicar “con denuedo” (Hech. 14:3). Al igual que Jesús, estamos decididos a proclamar el mensaje del Reino aunque suframos oposición y persecución. w19.01 4:8, 9
Martes 7 de enero
Considerémonos unos a otros para incitarnos al amor y a las obras excelentes, sin abandonar el reunirnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos unos a otros (Heb. 10:24, 25).
¿Qué nos ayudará a dar comentarios que animen a nuestros hermanos? Lo más importante es que nos preparemos para las reuniones. Tendremos más confianza para comentar si incluimos tiempo en nuestro horario para prepararnos bien (Prov. 21:5). ¿Cómo nos preparamos bien para una reunión? Lo primero que debemos hacer es pedirle a Jehová su espíritu santo (Luc. 11:13; 1 Juan 5:14). Luego, dediquemos unos minutos a hacernos una idea general del artículo. Analicemos el título, los subtítulos, las imágenes y los recuadros. Entonces, empecemos a analizar cada párrafo y leamos tantos textos como podamos. Meditemos en la información, dando atención especial a las ideas sobre las que nos gustaría comentar. Mientras mejor nos preparemos, más nos beneficiaremos y más fácil nos resultará dar comentarios (2 Cor. 9:6). w19.01 2:6, 13-15
Miércoles 8 de enero
Escribe la visión (Hab. 2:2).
El que Jehová inspirara a Habacuc a poner por escrito sus preocupaciones nos enseña una lección importante: no debemos tener miedo de hablarle de nuestras inquietudes o dudas. Es más, Dios nos invita a desahogarnos con él (Sal. 50:15; 62:8). Habacuc confiaba en su Amigo y Padre, Jehová. Por eso tomó la iniciativa en dirigirse a él. En lugar de confiar en su propio entendimiento y dejarse consumir por la inquietud, le contó a Dios lo que sentía y le preocupaba. Así nos dejó un buen ejemplo. Jehová, que escucha nuestras oraciones, nos invita a demostrar nuestra confianza en él diciéndole lo que nos preocupa (Sal. 65:2). Si lo hacemos, sentiremos su cálido abrazo cuando responda nuestras oraciones y nos dé su dirección (Sal. 73:23, 24). Nos ayudará a entender cómo ve él las cosas, sin importar lo que nos aflija. Orar con sinceridad a Jehová es una de las mayores expresiones de confianza en él. w18.11 3:2, 5, 6
Jueves 9 de enero
Los santos que están en la tierra, los majestuosos, son aquellos en quienes tengo todo mi deleite (Sal. 16:3).
David no solo escogió como amigos a personas de su misma edad. ¿Recuerda cómo se llamaba uno de sus mejores amigos? Jonatán. Su amistad es una de las más bonitas que menciona la Biblia. Pero ¿sabía que Jonatán era unos treinta años mayor que David? Entonces, ¿por qué se llevaban tan bien? Porque los dos tenían fe en Dios, se respetaban y admiraban sus buenas cualidades, como el valor que demostraron al pelear con los enemigos de Dios (1 Sam. 13:3; 14:13; 17:48-50; 18:1). Al igual que David y Jonatán, nosotros también sentiremos “deleite” si somos amigos de quienes aman a Jehová y demuestran tener fe en él. Una hermana llamada Kiera, que ha servido a Dios por años, dice: “Tengo amigos de todo el mundo, personas de antecedentes y culturas muy diferentes”. Si hacemos como ella, veremos con claridad cómo nos unen la Palabra de Dios y el espíritu santo. w18.12 4:11-13
Viernes 10 de enero
Cualquiera que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación, y se case con otra, comete adulterio (Mat. 19:9).
La expresión “fornicación”, es decir, inmoralidad sexual, incluye una variedad de pecados sexuales fuera del matrimonio, como el adulterio, la prostitución, las relaciones sexuales entre personas no casadas entre sí, la homosexualidad y el bestialismo. Pongamos por caso que un hombre casado comete inmoralidad sexual. Entonces, su esposa tiene el derecho a decidir si se divorciará o no. Es significativo que Jesús no dijo que en caso de inmoralidad (pornéia) el cónyuge inocente esté obligado a divorciarse. Por ejemplo, una esposa podría decidir conservar el matrimonio aunque su esposo le haya sido infiel. Quizás siga amándolo y esté dispuesta a perdonarlo y a hacer un esfuerzo junto con él por mejorar el matrimonio. Siendo realistas, si se divorcia y no se vuelve a casar, tendrá algunos problemas. ¿Cómo va a satisfacer sus necesidades materiales y sexuales? ¿Qué hay de la soledad? ¿Tienen hijos? (1 Cor. 7:14). Está claro que el cónyuge inocente que se divorcia enfrentará dificultades. w18.12 2:10, 11
Sábado 11 de enero
Oh amadores de Jehová, odien lo que es malo (Sal. 97:10).
Jehová odia la injusticia y la maldad (Is. 61:8). Aunque sabe que tenemos malas inclinaciones porque somos imperfectos, nos manda odiar lo que es malo tal como él lo odia. Meditar en por qué aborrece la maldad nos ayudará a verla como él y nos dará más fuerzas para rechazarla. Llegar a pensar como Jehová sobre lo malo nos ayudará de otra manera. Entenderemos que algunas prácticas son incorrectas aunque no se mencionen directamente en la Biblia. Por ejemplo, en el mundo se está popularizando un tipo de baile obsceno conocido como lap dance. Algunos razonan que no es lo mismo que tener relaciones sexuales y que por eso no es incorrecto. Pero ¿es así como lo ve Jehová? Recordemos que él odia todo tipo de maldad. Por tanto, alejémonos del pecado cultivando autodominio y odio a lo que Jehová odia (Rom. 12:9). w18.11 5:11, 12
Domingo 12 de enero
El justo, por su fidelidad seguirá viviendo (Hab. 2:4).
Esta promesa era tan importante para el apóstol Pablo que citó este versículo en tres ocasiones (Rom. 1:17; Gál. 3:11; Heb. 10:38). Si tenemos fe y confianza en Dios, viviremos para ver el cumplimiento de sus promesas, sean cuales sean las dificultades por las que pasemos. Jehová nos dice que nos concentremos en la esperanza que tenemos para el futuro, no en los sufrimientos presentes. El libro de Habacuc nos da una clara lección a todos los que vivimos en los últimos días. Jehová promete darles vida a las personas justas que confíen en él. Por lo tanto, sigamos fortaleciendo nuestra fe y confianza en Dios, sin importar los problemas y preocupaciones que tengamos. Jehová nos asegura mediante Habacuc que estará de nuestro lado y nos liberará. Nos pide con bondad que confiemos en él y esperemos con paciencia a que llegue el momento que él ha fijado para que su Reino gobierne toda la Tierra. Entonces, nuestro entero planeta estará lleno de personas felices y pacíficas que lo adorarán a él (Mat. 5:5; Heb. 10:36-39). w18.11 3:15-17
Lunes 13 de enero
Sigan andando en la verdad (3 Juan 4).
En el siglo primero, hubo algunos que al principio aceptaron las enseñanzas de Jesús pero luego dejaron de andar en la verdad. Por ejemplo, en cierta ocasión, Jesús hizo un milagro para alimentar a una multitud que lo seguía. Más tarde, la gente cruzó con él a la otra orilla del mar de Galilea. Pero allí Jesús les dijo algo que los dejó perplejos: “A menos que coman la carne del Hijo del hombre y beban su sangre, no tienen vida en ustedes”. En vez de pedirle que les explicara sus palabras, dijeron: “Este discurso es ofensivo; ¿quién puede escucharlo?”. Como resultado, “muchos de sus discípulos se fueron a las cosas de atrás, y ya no andaban con él” (Juan 6:53-66). Por desgracia, hoy día ha habido quienes han dejado la verdad. Algunos han tropezado por algo que hizo o dijo un hermano conocido. Otros se han ofendido porque recibieron algún consejo bíblico o tuvieron un choque de personalidad con un hermano. w18.11 2:3-5
Martes 14 de enero
Su Caudillo es uno, el Cristo (Mat. 23:10).
Cuando no entendemos del todo por qué la organización hace algunos cambios, es bueno que pensemos en cómo ha dirigido Cristo a los siervos de Dios en el pasado. Tanto en los días de Josué como en el siglo primero, en todo momento los ha guiado bien para protegerlos, reforzar su fe y mantenerlos unidos (Heb. 13:8). “El esclavo fiel y discreto” nos da guía al tiempo apropiado (Mat. 24:45). Esto demuestra el amor de Jesús y su interés por nuestro bienestar espiritual. Al percibir la guía de Cristo, nos damos cuenta de que desea ayudarnos a tener una fe fuerte. Cristo no solo atiende nuestras necesidades espirituales. También nos ayuda a estar centrados en la obra más importante de nuestros días, la predicación (Mar. 13:10). w18.10 3:13-16
Miércoles 15 de enero
Anden de una manera digna del llamamiento con el cual fueron llamados, con completa humildad mental (Efes. 4:1, 2).
Un ejemplo notable de cómo controlarnos cuando otros nos provocan lo encontramos en 2 Samuel 16:5-13. David y sus servidores aguantaron insultos y ataques por parte de Simeí, un pariente del rey Saúl. David tenía el poder para acabar con esa situación, pero decidió soportarla. ¿De dónde sacó las fuerzas para controlarse? Según indica su encabezamiento, el Salmo 3 fue compuesto cuando David “huía a causa de Absalón su hijo”. Los versículos 1 y 2 encajan muy bien con lo que se narra en el capítulo 16 de 2 Samuel. Salmo 3:4 destaca la confianza que David tenía. Él dijo: “Con mi voz clamaré a Jehová mismo, y él me responderá”. Nosotros también podemos orar cuando nos atacan. Entonces, Jehová nos dará su espíritu santo para que podamos aguantar. ¿Se nos ocurre alguna situación en la que debamos controlarnos o perdonar a alguien que nos trata mal sin motivo? ¿Confiamos en que Jehová ve nuestro sufrimiento y nos ayudará? w18.09 1:16, 17
Jueves 16 de enero
Somos colaboradores de Dios (1 Cor. 3:9).
Al predicar, siempre debemos ser considerados y respetuosos, y para ello es necesario tener claro cómo son las personas de nuestra zona. Tengamos presente que cuando predicamos de casa en casa, las personas no nos esperan porque no nos han invitado. Así que es muy importante que vayamos a horas en las que es más probable que estén dispuestas a hablar (Mat. 7:12). Por ejemplo, ¿se levantan las personas de nuestro territorio más tarde los fines de semana? Si es así, tal vez podamos empezar predicando en las calles o con los carritos, o revisitando a quienes sabemos que ya están despiertos. La gente está muy ocupada, así que tal vez convenga que nuestras visitas sean breves, al menos las primeras (1 Cor. 9:20-23). Cuando la persona ve que tomamos en cuenta sus circunstancias o su apretado horario, es más probable que nos reciba de nuevo. Si tenemos las cualidades que proceden del espíritu santo, seremos auténticos “colaboradores de Dios”. Hasta puede que Jehová nos utilice para atraer a alguien a la verdad (1 Cor. 3:6, 7). w18.09 5:15-17
Viernes 17 de enero
Felices son los de genio apacible, puesto que ellos heredarán la tierra (Mat. 5:5).
¿Por qué contribuye a la felicidad ser de genio apacible? Algunas personas eran duras, problemáticas y agresivas en el pasado. Pero llegaron a tener un conocimiento exacto de la verdad de la Biblia, cambiaron y se vistieron de “la nueva personalidad”. Ahora son cariñosas, compasivas, amables, humildes, apacibles y pacientes (Col. 3:9-12). Como consecuencia, se llevan bien con los demás y son felices. Lo que es más, la Palabra de Dios promete que estas personas “heredarán la tierra” (Sal. 37:8-10, 29). ¿En qué sentido “heredarán la tierra” los de genio apacible? Los discípulos ungidos de Jesús la heredarán cuando sean sacerdotes y la gobiernen como reyes (Rev. 20:6). Y los millones de personas que no esperan ir al cielo heredarán la Tierra cuando vivan para siempre en ella en perfección, paz y felicidad. w18.09 3:8, 9
Sábado 18 de enero
Todo hombre tiene que ser presto en cuanto a oír (Sant. 1:19).
El mejor ejemplo de esto es Jehová (Gén. 18:32; Jos. 10:14). Veamos lo que nos enseña Éxodo 32:11-14. Jehová no necesitaba para nada la opinión de Moisés, pero dejó que le expresara sus sentimientos. ¿Quién de nosotros escucharía con paciencia a alguien que se ha equivocado y seguiría sus sugerencias? Pues bien, Jehová escucha con paciencia a los seres humanos que le oran con fe. Cada uno de nosotros debería preguntarse: “Si Jehová escucha con humildad a seres humanos como hizo con Abrahán, Raquel, Moisés, Josué, Manóah, Elías y Ezequías, ¿no debería hacer yo lo mismo? ¿Puedo honrar más a los hermanos tratándolos con dignidad, escuchando sus sugerencias e incluso siguiendo sus buenas ideas? ¿Hay alguien en la congregación o en mi familia que necesite que lo escuche con atención? ¿Haré algo al respecto?” (Gén. 30:6; Juec. 13:9; 1 Rey. 17:22; 2 Crón. 30:20). w18.09 1:14, 15
Domingo 19 de enero
El alma generosa será engordada ella misma; y el que liberalmente riega a otros, él mismo también será liberalmente regado (Prov. 11:25).
Vivir rodeados de personas egoístas puede hacer difícil mantener un espíritu generoso. Sin embargo, Jesús dijo que los dos mandamientos más importantes son amar a Jehová con todo el corazón, alma, mente y fuerzas, y amar al prójimo como a nosotros mismos (Mar. 12:28-31). Los que aman a Dios procuran imitarlo. Tanto él como su Hijo son generosos, y los dos nos recomiendan serlo porque nos hará felices de verdad. Nuestros esfuerzos por ser generosos con Dios y el prójimo traerán honra a Jehová y beneficios para nosotros y para los demás. Seguro que ya estamos tratando de ayudar al prójimo, sobre todo a nuestros hermanos (Gál. 6:10). Si no nos cansamos, es muy probable que otras personas nos lo agradezcan y nos amen por ello, y nosotros seremos felices. w18.08 3:19, 20
Lunes 20 de enero
Dejen de juzgar por la apariencia exterior (Juan 7:24).
A Dios no le importan las diferencias de raza, etnia, nación, tribu o idioma. Acepta a todo hombre o mujer que le teme y hace lo que es justo (Gál. 3:26-28; Rev. 7:9, 10). De seguro, todos los cristianos sabemos que esto es cierto y pensamos que somos imparciales. Pero, si nos hemos criado en una cultura o una familia con prejuicios, puede que muy dentro de nosotros tengamos algunos. Incluso Pedro, que tuvo el privilegio de ayudar a otros a ver que Dios es imparcial, tiempo después demostró que todavía tenía ciertos prejuicios (Gál. 2:11-14). Entonces, ¿cómo podemos dejar de juzgar por las apariencias? Para ver si todavía sentimos algún prejuicio, es necesario que comparemos nuestra actitud con lo que aprendemos en la Palabra de Dios (Sal. 119:105). También podemos preguntarle a algún amigo de confianza si ha notado que seguimos teniendo prejuicios (Gál. 2:11, 14). Pueden estar tan arraigados en nosotros que ni siquiera nos demos cuenta de ello. w18.08 2:5, 6
Martes 21 de enero
Resplandezca la luz de ustedes delante de los hombres (Mat. 5:16).
Preguntémonos: “¿Se dan cuenta otras personas que soy completamente leal a Dios? ¿Busco oportunidades para identificarme como testigo de Jehová?”. A Dios le entristecería mucho que aquellos a los que ha escogido para formar parte de su pueblo dudaran en decir a otros que le pertenecen (Sal. 119:46; Mar. 8:38). Es lamentable, pero algunos Testigos imitan “el espíritu del mundo” y por eso no son muy distintos de los que no sirven a Dios (1 Cor. 2:12). Las personas que tienen ese espíritu se centran en sus deseos egoístas (Efes. 2:3). Por ejemplo, a pesar de todos los consejos que se han dado, algunos se visten y se arreglan de forma inmodesta. Se ponen ropa muy apretada y reveladora, incluso cuando van a las reuniones. Otros llevan cortes de pelo o peinados extravagantes (1 Tim. 2:9, 10). Como consecuencia, cuando están con otras personas, es difícil distinguirlos de los que son amigos del mundo (Sant. 4:4). w18.07 4:11, 12
Miércoles 22 de enero
Todos ustedes son hermanos (Mat. 23:8).
¿En qué sentido somos hermanos? Por un lado, claro está, en el sentido de que todos descendemos de Adán (Hech. 17:26). Por otro lado, como explicó Jesús, sus discípulos son hermanos porque ven a Jehová como su Padre celestial (Mat. 12:50). Además, han llegado a ser parte de una gran familia espiritual que está unida por el amor y la fe. Por eso, en sus cartas, los apóstoles a menudo se refirieron a sus compañeros cristianos como hermanos (Rom. 1:13; 1 Ped. 2:17; 1 Juan 3:13). Después de dejar claro que debemos vernos unos a otros como hermanos, Jesús recalcó la importancia de ser humildes (Mat. 23:11, 12). A veces, el orgullo dividió a los apóstoles. Además, en los días de Jesús, la gente se enorgullecía de su raza. Muchos judíos se creían superiores porque eran descendientes de Abrahán. Pero ese no era motivo para sentirse así, pues Juan el Bautista les dijo: “Dios tiene poder para levantar de estas piedras hijos a Abrahán” (Luc. 3:8). w18.06 2:8, 9
Jueves 23 de enero
Cualquiera que retiene sus dichos posee conocimiento (Prov. 17:27).
Cuando enfrentemos situaciones frustrantes o tengamos roces constantemente con alguien, ¿controlaremos nuestras reacciones y lo que digamos? (Prov. 10:19; Mat. 5:22). Si otros nos irritan, debemos aprender a cederle “lugar a la ira”. ¿La ira de quién? La de Jehová (Rom. 12:17-21). Esto lo hacemos si dirigimos los ojos a Dios y esperamos con paciencia a que él actúe cuando lo considere necesario. Hacer lo contrario y vengarnos de alguna forma equivaldría a faltarle el respeto a Jehová. Cuando Jehová nos da nuevas instrucciones mediante su organización, debemos hacer enseguida lo que nos dice. No insistiremos en seguir haciendo las cosas como en el pasado (Heb. 13:17). Al mismo tiempo, tendremos cuidado de no ir “más allá de las cosas que están escritas” (1 Cor. 4:6). Al obrar así, demostraremos que tenemos la vista fija en Jehová. w18.07 2:17, 18
Viernes 24 de enero
Pasemos adelante a la madurez (Heb. 6:1).
Las leyes por lo general sirven para casos muy concretos, mientras que los principios son útiles para todo tipo de situaciones. Por esta razón, al avanzar hacia la madurez, los principios nos van pareciendo cada vez más importantes. Podemos compararlo a lo que les ocurre a los niños. Cuando son pequeños, no comprenden los peligros de tener malas amistades, y sus padres deben ponerles normas para protegerlos (1 Cor. 15:33). Pero, al ir madurando, poco a poco aprenden a razonar teniendo en cuenta los principios de la Biblia y a escoger bien a sus amigos (1 Cor. 13:11; 14:20). De manera parecida, cuando nosotros reflexionamos en los principios divinos, nuestra conciencia se va adaptando al modo de pensar de Dios y se convierte en una guía más y más confiable. Tenemos todo lo que necesitamos para tomar decisiones que agraden a Jehová. ¿Por qué lo decimos? Porque las leyes y los principios que encontramos en la Biblia ayudan al cristiano a ser “enteramente competente” y estar “completamente equipado para toda buena obra” (2 Tim. 3:16, 17). w18.06 3:14, 16, 17
Sábado 25 de enero
¿Quién, verdaderamente, es mi prójimo? (Luc. 10:29).
La parábola de Jesús mostró que un samaritano podía enseñarles a los judíos lo que es el verdadero amor al prójimo. (Luc. 10:25-37) Antes de subir al cielo, Jesús mandó a sus discípulos que predicaran “en toda Judea, y en Samaria, y hasta la parte más distante de la tierra” (Hech. 1:8). Para lograrlo, ellos tendrían que vencer los prejuicios y el orgullo. En ocasiones anteriores, Jesús les había hablado de las buenas cualidades de personas no judías, y así los preparó para predicar a todas las naciones. Por ejemplo, alabó la gran fe de un oficial militar que era extranjero (Mat. 8:5-10). Y en Nazaret explicó que Jehová había favorecido a no judíos, como la viuda de la población fenicia de Sarepta y el leproso sirio Naamán (Luc. 4:25-27). Además, Jesús no solo le predicó a una samaritana, sino que se quedó dos días en Samaria porque la gente mostró interés en su mensaje (Juan 4:21-24, 40). w18.06 2:10, 11
Domingo 26 de enero
Pónganse la armadura completa que proviene de Dios para que puedan estar firmes contra las maquinaciones del Diablo (Efes. 6:11).
El apóstol Pablo dijo que el cristiano es como un soldado que lucha cuerpo a cuerpo. Claro, nuestra guerra no es física, sino espiritual. Nuestros enemigos son Satanás y los demonios. Aunque no podemos verlos, son muy reales y tienen mucha habilidad y experiencia en el combate. La victoria puede parecer imposible, sobre todo en el caso de los jóvenes. Pero ¿es así? ¿Pueden los jóvenes ganar a estos malvados seres sobrenaturales? Claro que sí, y de hecho lo están haciendo. ¿Cómo es posible? Porque siguen “adquiriendo poder en el Señor” Jehová. Además, como buenos soldados que son, se han puesto “la armadura completa que proviene de Dios” (Efes. 6:10-12). Al mencionar esta armadura, Pablo quizás estaba pensando en la que llevaban los legionarios, es decir, los soldados romanos (Hech. 28:16). w18.05 4:1, 2
Lunes 27 de enero
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre (Mat. 6:9).
La razón más importante para predicar es porque así glorificamos a Jehová y santificamos su nombre (Juan 15:1, 8). Es verdad que no podemos hacerlo más sagrado, pues ya lo es en sentido absoluto. Pero veamos lo que dijo el profeta Isaías: “Jehová de los ejércitos... es a él a Quien ustedes deben tratar como santo” (Is. 8:13). Así pues, una de las maneras de santificar el nombre de Dios es considerándolo o tratándolo como especial, separado de todo otro nombre, y ayudando a otras personas a comprender que es santo. Por ejemplo, cuando hablamos sobre las maravillosas cualidades de Jehová y sus fieles promesas para la humanidad, defendemos el nombre de Dios de las mentiras y calumnias de Satanás (Gén. 3:1-5). También santificamos su nombre cuando tratamos de ayudar a las personas del territorio a ver que Jehová merece “recibir la gloria y la honra y el poder” (Rev. 4:11). w18.05 2:3, 4
Martes 28 de enero
Es bueno dar gracias a Jehová. Porque me has regocijado, oh Jehová, a causa de tu actividad; a causa de las obras de tus manos clamo gozosamente (Sal. 92:1, 4).
Joven, la razón más importante por la que debes ponerte metas espirituales es para demostrarle a Jehová cuánto le agradeces su amor y todo lo que ha hecho por ti. Piensa en todo lo que Jehová te ha dado: la vida, la oportunidad de conocerlo a él y su verdad, la Biblia, la congregación y una maravillosa esperanza para el futuro. Si pones las cosas espirituales en primer lugar, no solo le mostrarás a Jehová que estás agradecido, sino que te harás mejor amigo de él. Cuando trabajas para alcanzar metas espirituales, haces buenas obras que Jehová ve. Y esto también fortalece tu amistad con él. El apóstol Pablo aseguró lo siguiente: “Dios no es injusto para olvidar la obra de ustedes y el amor que mostraron para con su nombre” (Heb. 6:10). Nadie es demasiado joven para ponerse metas. ¿Qué tal si piensas en metas que te parezcan importantes y empiezas a trabajar para alcanzarlas? (Filip. 1:10, 11). w18.04 5:5, 6
Miércoles 29 de enero
Donde está el espíritu de Jehová, hay libertad (2 Cor. 3:17).
Los habitantes del Imperio romano estaban orgullosos de ser defensores de la ley, la justicia y la libertad. Sin embargo, el poder y la gloria de este imperio se lograron en gran medida a costa del trabajo de los esclavos. Hubo un momento en que alrededor del 30% de la población estaba esclavizada. No hay duda de que la esclavitud y la libertad eran temas que preocupaban a la gente común, incluidos los cristianos que allí vivían. El apóstol Pablo escribió mucho sobre la libertad. Pero su objetivo no era el mismo que el de la gente de su tiempo, a saber, lograr reformas sociales o políticas. Al contrario, Pablo y los demás cristianos se esforzaban por ayudar a la gente a conocer el mensaje del Reino de Dios y el incomparable valor del rescate de Jesús. El apóstol señaló a sus hermanos cuál es la Fuente de la verdadera libertad. w18.04 2:1, 2
Jueves 30 de enero
Simón, Simón, ¡mira! Satanás ha demandado tenerlos para zarandearlos como a trigo. Mas yo he hecho ruego a favor de ti para que tu fe no desfallezca; y tú, una vez que hayas vuelto, fortalece a tus hermanos (Luc. 22:31, 32).
La noche antes de morir, Jesús le dijo al apóstol Pedro las palabras del texto de hoy. Pedro llegó a ser una columna de la congregación cristiana del siglo primero (Gál. 2:9). El valor que demostró en Pentecostés y en ocasiones posteriores les sirvió de ánimo a sus hermanos. Hacia el final de su larga vida de servicio a Dios, les escribió y les dijo: “Les he escrito en pocas palabras, para dar estímulo y un testimonio sincero de que esta es la verdadera bondad inmerecida de Dios; en la cual, estén firmes” (1 Ped. 5:12). Las cartas de Pedro han sido una fuente de estímulo para los cristianos a lo largo de los siglos. Y hoy día seguimos necesitando ese ánimo mientras esperamos que se cumplan las promesas de Jehová (2 Ped. 3:13). w18.04 3:12, 13
Viernes 31 de enero
El que mira con cuidado en la ley perfecta que pertenece a la libertad, y persiste en ella, será feliz al hacerla (Sant. 1:25).
Todo el mundo quiere libertad. Para conseguirla, se organizan protestas, manifestaciones y hasta rebeliones y revoluciones. Pero, en lugar de alcanzar los objetivos, a menudo las consecuencias son solo sufrimiento e incluso muertes. Una vez más se confirma lo que el rey Salomón escribió por inspiración divina: “El hombre ha dominado al hombre para perjuicio suyo” (Ecl. 8:9). En el texto de hoy, el discípulo Santiago indicó cuál es la clave para vivir realmente felices y satisfechos. Jehová es quien dio esa ley perfecta, y por eso sabe mejor que nadie lo que necesitamos para disfrutar de felicidad y satisfacción completas. Les dio a Adán y Eva todo lo que necesitaban para ser felices, incluida la verdadera libertad. w18.04 1:1-3