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Examinando las Escrituras diariamente 2020
es20

Noviembre

Domingo 1 de noviembre

El que se alimenta de este pan vivirá para siempre (Juan 6:58).

Cuando servimos a Jehová, tenemos la posibilidad de que él nos conceda todo lo que Adán y Eva perdieron, como la oportunidad de vivir para siempre. Adán y Eva decidieron no servir a Jehová porque no llegaron a sentir un intenso amor por él. A pesar de todo, Dios permitió que vivieran lo suficiente como para tener hijos y que decidieran por sí mismos cómo criarlos. Los resultados de que se independizaran de Jehová no tardaron en demostrar que Adán y Eva habían sido muy insensatos. Su hijo mayor asesinó a su hermano y, con el tiempo, la humanidad se volvió violenta y egoísta (Gén. 4:8; 6:11-13). No obstante, Jehová contaba con un medio para salvar a todos los descendientes de Adán y Eva que desearan servirle (Juan 6:38-40, 57). Qué paciente y amoroso es Jehová, ¿verdad? Al ir aprendiendo más sobre ello, es probable que lo amemos cada vez más. No queremos cometer el mismo error que Adán y Eva, sino que deseamos dedicarle nuestra vida a Dios. w19.03 10:3, 9

Lunes 2 de noviembre

Todos ustedes compartan sentimientos como compañeros (1 Ped. 3:8).

Podemos mostrar empatía al tratar de comprender los problemas por los que están pasando nuestros familiares y hermanos cristianos. Interesémonos en los jóvenes, los enfermos, los de edad avanzada y los que han sufrido la pérdida de un ser querido. Preguntémosles cómo están y prestemos atención a lo que nos respondan. Hagamos que sientan que de verdad comprendemos por lo que están pasando. Y ofrezcámonos a ayudarlos en lo que esté en nuestra mano. Cuando hacemos esto, demostramos amor de verdad (1 Juan 3:18). Cuando tratemos de ayudar a otros, tenemos que ser flexibles, pues no todas las personas reaccionan igual ante los problemas. A algunos no les cuesta nada hablar, mientras que otros son más reservados. Así pues, aunque deseamos ayudarlos, no les haremos preguntas que los incomoden (1 Tes. 4:11). Incluso cuando alguien nos cuenta sus sentimientos, puede ocurrir que no estemos de acuerdo con lo que dice. Pero tenemos que entender que así es como él se siente. Por lo tanto, debemos ser prestos para escuchar y lentos para hablar (Mat. 7:1; Sant. 1:19). w19.03 12:18, 19

Martes 3 de noviembre

Me dio muchísimo miedo (Neh. 2:2).

¿Nos da miedo hablar de la verdad en público? Recordemos a Nehemías, quien servía en la corte de un poderoso rey. Al oír que las murallas y puertas de Jerusalén estaban en ruinas, se entristeció (Neh. 1:1-4). Podemos imaginarnos el nudo que se le hizo en el estómago cuando el rey le pidió que explicara por qué estaba tan decaído. Antes de responder, Nehemías hizo una rápida oración. Gracias a eso, el rey ayudó mucho al pueblo de Dios (Neh. 2:1-8). El ejemplo de Nehemías nos enseña la importancia de orar antes de contestar. Pensemos también en el caso de Jonás. Cuando Jehová le pidió que les hablara a los habitantes de Nínive, se asustó tanto que huyó en dirección contraria (Jon. 1:1-3). Pero, con la ayuda de Dios, llevó a cabo su labor y sus palabras beneficiaron mucho a los habitantes de aquella ciudad (Jon. 3:5-10). El ejemplo de Jonás nos enseña que Jehová puede ayudarnos a servirle sin importar cuánto miedo tengamos. w19.01 2:12

Miércoles 4 de noviembre

Nadie ha dejado casa o familia por causa de mí y por causa de las buenas nuevas, que no reciba el céntuplo ahora, y en el sistema de cosas venidero vida eterna (Mar. 10:29, 30).

Cuando decidimos poner en práctica las normas de la Biblia, nuestros lazos con amigos y familiares pueden cambiar. ¿Por qué? Refiriéndose a sus seguidores, Jesús le pidió a Jehová: “Santifícalos por medio de la verdad; tu palabra es la verdad” (Juan 17:17). “Santifícalos” también puede significar “ponlos aparte” o “sepáralos”. Cuando aceptamos la verdad, se nos separa del mundo porque ya no encajamos en él. La gente nos ve de manera diferente porque nuestros valores han cambiado y nos guiamos por la verdad de la Biblia. No queremos causar divisiones, pero algunos amigos o familiares cercanos tal vez se distancien de nosotros o incluso se opongan a nuestras nuevas creencias. Esto no nos sorprende, pues Jesús dijo: “Los enemigos del hombre serán personas de su propia casa” (Mat. 10:36). Pero nos aseguró que las recompensas que recibimos por comprar la verdad son muy superiores a cualquier cosa a la que tengamos que renunciar. w18.11 1:11

Jueves 5 de noviembre

Todas las congregaciones de las naciones dan gracias (Rom. 16:4).

El apóstol Pablo valoraba a sus hermanos y lo demostraba en lo que decía sobre ellos. Por ejemplo, siempre le daba las gracias a Dios por ellos en sus oraciones personales. Y en las cartas que les envió puso por escrito cuánto los apreciaba. Veamos un caso. En Romanos 16:1-15, mencionó por nombre a 27 cristianos. Recordó, por ejemplo, que Prisca y Áquila habían arriesgado “su propio cuello” por él y dijo que Febe fue “defensora de muchos”, entre los que se encontraba él mismo. De modo que Pablo les dedicó palabras de elogio a aquellos queridos hermanos que tanto se esforzaban. Él sabía que sus hermanos eran imperfectos. Aun así, se centró en sus buenas cualidades. Así que, cuando la carta se leyó a la congregación, aquellos hermanos debieron sentirse muy felices al escuchar lo que Pablo decía sobre ellos. Y seguro que su amistad con él se fortaleció. ¿Somos nosotros como Pablo y les damos con frecuencia las gracias a los hermanos de la congregación por lo que dicen y hacen? w19.02 8:8, 9

Viernes 6 de noviembre

¡No quitaré de mí mi integridad! (Job 27:5).

Como sabemos que somos imperfectos y que cometemos muchos errores, puede que nos preguntemos: “¿Debemos ser perfectos para ser íntegros?”. Claro que no. Jehová no se concentra en nuestras faltas. Su Palabra nos dice: “Si errores fuera lo que tú vigilas, oh Jah, oh Jehová, ¿quién podría estar de pie?” (Sal. 130:3). Él sabe que somos imperfectos y pecadores, y nos perdona con generosidad (Sal. 86:5). Además, Jehová conoce nuestras limitaciones y no espera de nosotros más de lo que podemos dar (Sal. 103:12-14). La clave para que seamos íntegros es el amor. El amor y la lealtad que le mostramos a Jehová por ser nuestro Padre celestial deben ser completos. Si nuestro amor se mantiene intacto pese a las pruebas, entonces somos íntegros (1 Crón. 28:9; Mat. 22:37). Sabemos que las normas divinas son justas y lo que más nos importa es agradar a nuestro Padre celestial. El amor a Jehová nos mueve a poner su criterio por encima de todo al tomar decisiones. Así demostramos que somos íntegros. w19.02 6:4, 5

Sábado 7 de noviembre

Salvaguarda tu corazón (Prov. 4:23).

Cada vez que vemos los beneficios de hacer lo correcto, nuestra fe se fortalece (Sant. 1:2, 3). Nos sentimos bien por hacer que Jehová esté orgulloso de llamarnos hijos suyos, y nuestro deseo de agradarlo se hace más fuerte (Prov. 27:11). Cada prueba que enfrentamos es una oportunidad para demostrar que nuestro corazón no está dividido (Sal. 119:113). Al contrario, amamos a Jehová de todo corazón y estamos totalmente decididos a obedecer sus mandamientos y hacer su voluntad (1 Rey. 8:61). Por supuesto, todos cometeremos errores, porque somos imperfectos. Cuando eso suceda, recordemos el ejemplo del rey Ezequías. Él cometió errores, pero se arrepintió y siguió sirviendo a Jehová “con corazón completo” (Is. 38:3-6; 2 Crón. 29:1, 2; 32:25, 26). Así pues, rechacemos los intentos de Satanás por contaminarnos la mente. Pidamos a Jehová que nos ayude a tener “un corazón obediente” y a serle fieles (1 Rey. 3:9; Sal. 139:23, 24). w19.01 3:17, 18

Domingo 8 de noviembre

Ofrezcamos siempre a Dios sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de labios que hacen declaración pública de su nombre (Heb. 13:15).

Comentar en las reuniones nos beneficia (Is. 48:17). ¿De qué maneras? Primero, si nos proponemos levantar la mano, nos prepararemos mejor para la reunión, entenderemos mejor la Palabra de Dios y pondremos más cosas en práctica en nuestra vida. Segundo, es probable que disfrutemos más de la reunión, porque estaremos más implicados en ella. Y, tercero, como dar comentarios exige un esfuerzo, las ideas que mencionemos se nos quedarán más grabadas en la mente. Además, a Jehová le agrada que expresemos nuestra fe. Podemos estar seguros de que él nos escucha y valora mucho los esfuerzos que hacemos por comentar en las reuniones (Mal. 3:16). Y nos demuestra ese aprecio bendiciéndonos (Mal. 3:10). Está claro que tenemos buenos motivos para comentar. w19.01 2:3, 7-9

Lunes 9 de noviembre

Aborrezcan lo que es inicuo; adhiéranse a lo que es bueno (Rom. 12:9).

La sabiduría de Jehová se ve en cómo nos trata. En lugar de darnos un sinnúmero de leyes, nos enseña con paciencia a seguir la ley del amor. Desea que nos guiemos por sus principios y que odiemos lo malo. Encontramos un buen ejemplo de esta manera de enseñar en el Sermón del Monte, donde Jesús habla de las cosas que nos pueden llevar a pecar (Mat. 5:27, 28). Como Rey del Reino de Dios, seguirá educándonos en el nuevo mundo para que veamos lo bueno y lo malo como él lo ve (Heb. 1:9). También nos ayudará a tener perfección física y mental. Imaginemos lo siguiente: no volveremos a sentir la tentación de pecar ni sufriremos las terribles consecuencias de la imperfección. Por fin tendremos “la gloriosa libertad” que Jehová nos prometió (Rom. 8:21). Por supuesto, nunca tendremos libertad absoluta. Solo seremos libres de verdad si imitamos a Dios (1 Juan 4:7, 8). w18.12 3:19, 20

Martes 10 de noviembre

Él tendrá que escribirle un certificado de divorcio y despedirla de su casa (Deut. 24:1).

En Israel se permitía el divorcio si el esposo hallaba “algo indecente de parte de ella”. ¿Qué se consideraba “indecente”? La Ley no lo decía. Pero debía ser algo vergonzoso o grave, no algo sin importancia (Deut. 23:14). Lamentablemente, en los días de Jesús muchos judíos ponían cualquier excusa para divorciarse (Mat. 19:3). Desde luego, no queremos ser como ellos. En tiempos del profeta Malaquías, era muy común que los hombres traicionaran a su esposa divorciándose de ella, quizá para luego casarse con una mujer más joven que no adoraba a Dios. Malaquías indicó lo que pensaba Jehová al respecto. Escribió: “Él ha odiado un divorciarse” (Mal. 2:14-16). Esto concordaba con lo que dice la Palabra de Dios sobre el primer matrimonio: que el hombre “tiene que adherirse a su esposa, y tienen que llegar a ser una sola carne” (Gén. 2:24). Jesús demostró su apoyo a lo que su Padre pensaba al decir: “Lo que Dios ha unido bajo un yugo, no lo separe ningún hombre” (Mat. 19:6). w18.12 2:7, 8

Miércoles 11 de noviembre

La mies es mucha, pero los obreros son pocos (Mat. 9:37).

Las circunstancias de algunos hermanos les permiten mudarse lejos para servir a Jehová. Su actitud es la misma que la del profeta Isaías. Jehová preguntó: “¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?”, a lo que él contestó: “¡Aquí estoy yo! Envíame a mí” (Is. 6:8). ¿Tenemos el deseo de dar esa misma respuesta cuando surjan la oportunidad y las circunstancias para hacerlo? Hablando sobre la obra de predicar y hacer discípulos, Jesús dijo: “Por lo tanto, rueguen al Amo de la mies que envíe obreros a su siega” (Mat. 9:38). ¿Podemos servir de precursores donde hay necesidad de predicar más? O ¿podemos ayudar a otra persona a hacerlo? Para muchos hermanos, la mejor manera de demostrar su amor a Dios y al prójimo es sirviendo de precursores en lugares donde hacen falta más obreros. ¿Se nos ocurren otras oportunidades de ampliar nuestro servicio a Dios? Si las aprovechamos, seremos muy felices. w18.08 4:14, 15

Jueves 12 de noviembre

Que su modo de vivir esté exento del amor al dinero, y estén contentos con las cosas presentes (Heb. 13:5).

Los Evangelios dejan muy claro qué piensa Jehová sobre las cosas materiales. Él escogió con cuidado a los padres que criarían a su Hijo en la Tierra, un matrimonio con pocos medios económicos (Lev. 12:8; Luc. 2:24). La Biblia dice que, cuando Jesús nació, María “lo acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en el lugar de alojamiento” (Luc. 2:7). Si lo hubiera deseado, Jehová no habría tenido ningún problema en suministrar un lugar mejor para el nacimiento de su Hijo. Pero lo que en realidad le importaba era que creciera en una familia que pusiera en primer lugar las cosas espirituales. Al analizar este relato, nos damos cuenta de cómo ve Jehová las cosas materiales. Algunos padres se empeñan en darles lo mejor a sus hijos, aunque la salud espiritual de estos sufra las consecuencias. Sin embargo, es obvio que para Jehová lo más importante es lo espiritual. ¿Y nosotros? ¿Hemos llegado a pensar como él? ¿Qué revelan nuestras acciones? w18.11 5:7, 8

Viernes 13 de noviembre

¡Feliz es el pueblo cuyo Dios es Jehová! (Sal. 144:15).

Dios es la fuente de la felicidad, y por eso desea que seamos felices y nos da muchas razones para serlo (Deut. 12:7; Ecl. 3:12, 13). Sin embargo, alcanzar la felicidad en el mundo actual puede que no sea fácil. ¿Por qué? Hay distintas circunstancias que podrían robarnos la felicidad, como la pérdida del empleo, un divorcio o la expulsión o la muerte de un ser querido. Los conflictos familiares, las burlas de los compañeros de trabajo o de escuela, la persecución religiosa o el encarcelamiento también pueden estorbar nuestra felicidad. Y lo mismo puede ocurrir si nuestra salud va deteriorándose o tenemos una enfermedad crónica o depresión. Pero Jesucristo, “el feliz y único Potentado” o gobernante, desea consolar y hacer felices a las personas (1 Tim. 6:15; Mat. 11:28-30). En el Sermón del Monte, mencionó varias cosas que pueden contribuir a que seamos felices aunque pasemos por situaciones dolorosas en el mundo de Satanás. w18.09 3:1-3

Sábado 14 de noviembre

No deben hacerse cortaduras ni imponer calvicie sobre sus frentes por una persona muerta (Deut. 14:1).

Para algunos, es bastante fácil abandonar ciertas costumbres y tradiciones una vez que aprenden que estas desagradan a Dios (Prov. 23:23). Para otros, en cambio, puede ser uno de los precios más altos que tienen que pagar por la verdad. Tal vez duden en dejar esas costumbres debido a la presión de sus familiares, compañeros de trabajo y amigos cercanos. Y la situación puede volverse aún más delicada si se trata de ritos para honrar a parientes que han fallecido. El ejemplo de valor de otros hermanos puede ayudarnos a hacer los cambios necesarios. ¿Qué hicieron para renunciar a las artes mágicas y conseguir la verdad los efesios que se convirtieron al cristianismo? La Biblia explica: “Juntaron sus libros y los quemaron delante de todos. Y calcularon en conjunto los precios de ellos y hallaron que valían cincuenta mil piezas de plata” (Hech. 19:19, 20). Aquellos fieles cristianos estuvieron dispuestos a deshacerse de esos libros tan caros, pero obtuvieron bendiciones de valor incalculable. w18.11 1:15, 16

Domingo 15 de noviembre

Cuando hubieron acabado de circuncidar a toda la nación, se quedaron sentados en su lugar en el campamento hasta que revivieron (Jos. 5:8).

Poco después de que Israel cruzó el río Jordán, Josué vio a un hombre que llevaba una espada en la mano. Era nada menos que el “jefe del ejército de Jehová”, que estaba listo para defender al pueblo de Dios (Jos. 5:13-15; nota). Josué ya había recibido instrucciones claras sobre cómo tomar la ciudad de Jericó. Puede que al principio algunas de ellas no parecieran muy lógicas. Por ejemplo, Dios mandó que se circuncidara a todos los hombres. Como consecuencia, los soldados no estarían en condiciones de luchar durante varios días (Gén. 34:24, 25; Jos. 5:2). Es probable que aquellos soldados indefensos se preguntaran cómo protegerían a sus familias si el enemigo los atacaba. Pero los hombres de Jericó no los atacaron, sino que, asustados, actuaron de manera inesperada. La Biblia dice: “Jericó estaba bien cerrada a causa de los hijos de Israel; nadie salía y nadie entraba” (Jos. 6:1). No hay duda de que este inesperado suceso fortaleció la confianza de los israelitas en la guía de Jehová. w18.10 3:5-7

Lunes 16 de noviembre

¿Por qué hacen estas cosas? Nosotros también somos humanos que tenemos sufrimientos igual que ustedes (Hech. 14:15).

¿Cómo podemos imitar la humildad de Pablo? Una forma es resistiendo cualquier deseo de recibir adulación por lo que logramos con la ayuda de Jehová. Debemos preguntarnos: “¿Cómo veo a la gente a la que predico? ¿Se me ha contagiado algún prejuicio común en la zona donde vivo?”. Es digno de notar que los testigos de Jehová continúan buscando a personas que acepten la verdad. A veces, esto implica que algunos cristianos aprendan el idioma y las costumbres de personas marginadas por la sociedad. Estos hermanos no se consideran superiores a ellas. Al contrario, tratan de comprender a cada persona a fin de saber cómo ayudarla a aceptar el mensaje del Reino. w18.09 1:9, 11

Martes 17 de noviembre

Se levantó Judas el galileo, y atrajo gente en pos de sí (Hech. 5:37).

Los romanos ejecutaron a Judas. Además de él y otros extremistas, los judíos en general estaban deseando que llegara el Mesías, pues esperaban que fuera un líder político que los liberara del yugo de Roma y devolviera el esplendor a la nación judía (Luc. 2:38; 3:15). Muchos creían que el Mesías fundaría un reino terrestre en Israel. Cuando eso ocurriera, los millones de judíos que vivían dispersados por otros lugares regresarían a su patria. De hecho, Juan el Bautista le preguntó una vez a Jesús: “¿Eres tú Aquel Que Viene, o hemos de esperar a uno diferente?” (Mat. 11:2, 3). Es posible que él quisiera saber si sería otra persona la que hiciera realidad los sueños de los judíos. Tras la resurrección de Jesús, dos discípulos se lo encontraron de camino a Emaús y le dijeron que el Mesías no había hecho lo que ellos esperaban (Luc. 24:21). Y, poco después, los apóstoles le preguntaron a Jesús: “Señor, ¿estás restaurando el reino a Israel en este tiempo?” (Hech. 1:6). w18.06 1:3, 4

Miércoles 18 de noviembre

Cualquiera que es inexperto pone fe en toda palabra (Prov. 14:15).

Debemos tener especial cuidado cuando oímos noticias negativas sobre el pueblo de Jehová. No olvidemos que Satanás se dedica a acusar a los siervos fieles de Dios (Rev. 12:10). Por eso, Jesús nos advirtió que nuestros enemigos dirían toda clase de mentiras sobre nosotros (Mat. 5:11). Si tomamos en serio esta advertencia, no nos sorprenderemos al escuchar noticias alarmantes sobre el pueblo de Dios. ¿Nos gusta enviar correos electrónicos y mensajes de texto a nuestros amigos y conocidos? Cuando vemos una noticia interesante o escuchamos una experiencia llamativa, ¿somos como el reportero que quiere ser el primero en publicarla? Antes de enviar un mensaje o correo electrónico, debemos preguntarnos: “¿Estoy seguro de que la información es cierta? ¿Tengo todos los datos?”. Si no estamos seguros, podríamos difundir sin querer información falsa entre los hermanos. Así que será mejor que presionemos el botón de borrar, y no el de enviar. w18.08 1:3, 6, 7

Jueves 19 de noviembre

Practiquen el dar, y se les dará (Luc. 6:38).

Jesús quiere que seamos felices siendo generosos. Muchas personas reaccionan bien a la generosidad. Claro, no todos responden favorablemente, pero la gratitud de quienes sí lo hacen puede motivarlos a ser generosos ellos mismos e iniciar una reacción en cadena. Por lo tanto, debemos seguir siendo generosos incluso cuando parezca que la gente no lo valora. No sabemos cuánto logrará un simple acto de generosidad. Quien es generoso de verdad no espera recibir nada a cambio. Jesús tenía esto presente al decir: “Cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; y serás feliz, porque ellos no tienen con qué pagártelo” (Luc. 14:13, 14). La Biblia dice que el generoso será bendecido y que “cualquiera que obra con consideración para con el de condición humilde” es feliz (Prov. 22:9; Sal. 41:1). En efecto, somos generosos porque ayudar a los demás es un placer. w18.08 3:15, 16

Viernes 20 de noviembre

Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. En todos tus caminos tómalo en cuenta, y él mismo hará derechas tus sendas (Prov. 3:5, 6).

Hoy día no es fácil obtener todos los datos en una situación y evaluarlos bien. Gran parte de la información que nos llega es incompleta, muchas cosas son falsas y somos imperfectos. ¿Qué puede ayudarnos? Debemos seguir varios principios bíblicos. Uno de ellos dice que opinar sobre algo antes de escuchar todos los detalles es una tontedad y una humillación (Prov. 18:13). Otro principio nos recuerda que no debemos creer todo lo que oímos sin comprobar si es cierto (Prov. 14:15). Por último, sin importar cuántos años llevemos sirviendo a Jehová, no debemos apoyarnos en nuestro propio entendimiento. Los principios bíblicos nos protegen ayudándonos a usar datos seguros y consultar fuentes confiables para sacar conclusiones acertadas y tomar buenas decisiones. w18.08 1:19

Sábado 21 de noviembre

¿No hemos de sujetarnos al Padre de nuestra vida espiritual? (Heb. 12:9).

Al bautizarnos, reconocemos formalmente delante de otros que le pertenecemos a Jehová y que estamos dispuestos a obedecerle. Jesús hizo algo parecido cuando se bautizó, pues era como si le dijera a su Padre: “En hacer tu voluntad, oh Dios mío, me he deleitado” (Sal. 40:7, 8). ¿Cómo se sintió Jehová cuando Jesús se bautizó? La Biblia dice: “Después que Jesús fue bautizado, inmediatamente salió del agua; y, ¡mire!, los cielos se abrieron, y él vio descender como paloma el espíritu de Dios que venía sobre él. ¡Mire! También hubo una voz desde los cielos que decía: ‘Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado’” (Mat. 3:16, 17). A Jehová le hizo muy feliz ver que su Hijo, que ya le pertenecía, estaba dispuesto a servirle solo a él. Del mismo modo, a Jehová le hace muy feliz aceptar nuestra dedicación, y nos bendecirá (Sal. 149:4). w18.07 4:4, 5

Domingo 22 de noviembre

¿Es de este peñasco de donde les sacaremos agua? (Núm. 20:10).

Al decir “sacaremos”, Moisés probablemente se refería a él y a Aarón. Sus palabras indicaron una grave falta de respeto a Jehová, que fue en realidad quien hizo el milagro. Esta posibilidad parece confirmarla lo que dice Salmo 106:32, 33: “Causaron provocación [a Jehová] en las aguas de Meribá, de modo que a Moisés le fue mal por causa de ellos. Porque le amargaron el espíritu y él empezó a hablar imprudentemente con sus labios” (Núm. 27:14). En todo caso, lo que hizo Moisés no dio la honra debida a Jehová. Él les dijo a Moisés y Aarón: “Ustedes se rebelaron contra mi orden” (Núm. 20:24). No hay duda de que cometieron un grave pecado. Anteriormente, Jehová le había negado la entrada en la tierra de Canaán a toda una generación de israelitas rebeldes (Núm. 14:26-30, 34). Así que era apropiado y lógico que dictara la misma sentencia contra Moisés debido a su rebelión: no entraría en la Tierra Prometida. w18.07 2:9, 12, 13

Lunes 23 de noviembre

Es bueno no comer carne, ni beber vino, ni hacer cosa alguna por la cual tu hermano tropiece (Rom. 14:21).

Si un hermano no bebe por motivos de conciencia, ¿verdad que renunciaríamos de buena gana a nuestro derecho a beber alcohol para no hacerlo tropezar? Claro que sí. Hay hermanos que bebían demasiado antes de ser Testigos, pero ahora están resueltos a no tomar nada de alcohol. Es obvio que no deseamos contribuir a que recaigan y sufran graves consecuencias (1 Cor. 6:9, 10). Por lo tanto, si le ofrecemos una copa a un hermano y la rechaza, no le mostraríamos amor si insistiéramos en que bebiera. Veamos el ejemplo de Timoteo. Cuando tenía unos 20 años, estuvo dispuesto a circuncidarse, que era una operación dolorosa, para no hacer tropezar a los judíos a los que iba a predicar. Así imitó la actitud del apóstol Pablo (Hech. 16:3; 1 Cor. 9:19-23). ¿Y nosotros? ¿Estamos también dispuestos a sacrificarnos por el bien de los demás? w18.06 3:12, 13

Martes 24 de noviembre

Daré a pueblos el cambio a un lenguaje puro (Sof. 3:9).

Cuando conocemos a alguien que no es Testigo, ¿cuánto sabemos de él? No mucho. Tal vez sepamos cómo se llama, qué aspecto tiene y poco más. Qué diferente es cuando conocemos a un Testigo. Sabemos que ama a Jehová y también que Dios vio algo bueno en él y lo invitó a formar parte de su pueblo (Juan 6:44). Incluso si es de otro país, cultura o raza, ya sabemos mucho sobre él, y él sobre nosotros. Por ejemplo, enseguida nos damos cuenta de que habla el mismo “idioma” que nosotros: el “lenguaje puro” de la verdad. En otras palabras, los dos sabemos que compartimos las mismas creencias sobre Dios, las normas morales y la esperanza para el futuro, entre otras cosas. Y esto es lo más importante que podemos saber sobre otra persona, porque es lo que hace que confiemos en ella y es la base para tener una amistad duradera. w18.12 3:9, 10

Miércoles 25 de noviembre

A menos que se circunciden, no pueden ser salvos (Hech. 15:1).

Bajo la guía de Cristo, el cuerpo gobernante dejó claro que los cristianos de origen no judío no estaban obligados a circuncidarse (Hech. 15:19, 20). Pero años después muchos cristianos judíos seguían circuncidando a sus hijos. Ahora bien, quizá preguntemos: “Si la muerte de Jesús abolió la Ley, ¿por qué permitió él que este asunto siguiera sin resolverse durante tanto tiempo?” (Col. 2:13, 14). A algunos les lleva tiempo adaptarse a la nueva explicación de una creencia. Los cristianos judíos necesitaron bastante tiempo para cambiar su manera de ver la circuncisión (Juan 16:12). Para algunos era difícil aceptar que esta ya no era una señal de su relación especial con Dios (Gén. 17:9-12). Otros temían que los persiguieran en sus comunidades por ser diferentes (Gál. 6:12). Pero con el tiempo Cristo dio más guía mediante las cartas inspiradas de Pablo (Rom. 2:28, 29; Gál. 3:23-25). w18.10 3:10-12

Jueves 26 de noviembre

Caifás había aconsejado a los judíos que era en provecho de ellos el que un hombre muriera en el interés del pueblo (Juan 18:14).

Caifás envió soldados para que detuvieran a Jesús al amparo de la noche. Jesús era consciente de este acto tan cobarde. Por eso, durante la última cena con sus apóstoles, les pidió que buscaran unas espadas. Con dos sería suficiente para enseñarles una lección fundamental (Luc. 22:36-38). Esa misma noche, Pedro se indignó tanto por lo injusto de la situación que atacó con una espada a uno de los que llegaron para detener a Jesús (Juan 18:10). Pero Cristo le dijo a Pedro: “Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que toman la espada perecerán por la espada” (Mat. 26:52, 53). Aquella clara lección concordaba con lo que Jesús había dicho en oración un poco antes: que sus discípulos no debían ser parte del mundo (Juan 17:16). Tenían que dejar que fuera Dios quien luchara contra las injusticias. Por eso, nosotros mantenemos la paz y la unidad. Sin duda, a Jehová le alegra ver el contraste que existe entre la división de este mundo y la unidad de su pueblo (Sof. 3:17). w18.06 1:13, 14, 16

Viernes 27 de noviembre

El dragón se airó contra la mujer, y se fue para hacer guerra contra los restantes de la descendencia de ella (Rev. 12:17).

Satanás nos presiona para que dejemos de ser leales a Jehová. Por ejemplo, puede influir en los gobiernos para que prohíban nuestra predicación. De manera parecida, puede hacer que los compañeros de trabajo o de clase se burlen de nosotros porque queremos obedecer las normas morales de Dios (1 Ped. 4:4). También puede influir en nuestros parientes para que nos desanimen de ir a las reuniones, aunque sea con buena intención (Mat. 10:36). ¿Cómo podemos resistir estas presiones? Primero, reconozcamos que estas cosas van a ocurrir, pues Satanás está en guerra con nosotros (Rev. 2:10). Segundo, no dejemos que estos problemas nos hagan perder de vista la cuestión más importante: que Satanás afirma que solo servimos a Dios cuando nos conviene y que le daremos la espalda si se nos presiona (Job 1:9-11; 2:4, 5). Y, en tercer lugar, pidamos a Jehová que nos dé fuerzas para aguantar. Recordemos que nunca nos abandonará (Heb. 13:5). w18.05 3:14

Sábado 28 de noviembre

No sabes dónde tendrá éxito (Ecl. 11:6).

Aunque a veces nos parezca que el mensaje que predicamos no echa raíces en el corazón de la gente, no debemos quitarle importancia al efecto que tiene nuestra obra de sembrar la semilla. Es verdad que muchas personas no nos escuchan, pero sí se fijan en nosotros. Ven que vamos bien vestidos, que somos educados y que siempre llevamos una sonrisa en la cara. Es posible que con el tiempo nuestra conducta haga que algunos se replanteen la mala opinión que tienen sobre nosotros. Eso fue lo que notaron los precursores Sergio y Olinda. Ellos cuentan: “No fuimos a la plaza durante cierto tiempo porque estuvimos enfermos. Cuando regresamos, las personas nos preguntaban qué nos había pasado y nos decían que nos habían extrañado”. La Biblia dice: “No dejes descansar la mano”. Así es, mientras sigamos sembrando la semilla del Reino, aportaremos nuestro valioso granito de arena a la obra de dar “testimonio a todas las naciones” (Mat. 24:14). Sobre todo, sentiremos la gran alegría de saber que tenemos la aprobación de Jehová, pues él ama a todos los que “llevan fruto con aguante” (Luc. 8:15). w18.05 1:16-18

Domingo 29 de noviembre

Bendito sea el Dios que nos consuela en toda nuestra tribulación (2 Cor. 1:3, 4).

Desde que la humanidad cayó en el pecado y la imperfección, Jehová ha demostrado que es el Dios que da ánimo. Justo después de la rebelión de Edén, dio una profecía que daría ánimo y esperanza a los futuros descendientes de Adán. Esta profecía está en Génesis 3:15 y promete que con el tiempo se acabará con Satanás y todas sus malvadas obras (1 Juan 3:8; Rev. 12:9). Noé vivió en un mundo alejado de Dios, en el que los únicos que adoraban a Jehová eran él y su familia. Al ver que por todas partes había violencia y degradación sexual, podía haberse deprimido (Gén. 6:4, 5, 9, 11; Jud. 6). Pero Jehová le informó que iba a acabar con aquel mundo malo y le dijo qué hacer para que su familia sobreviviera (Gén. 6:13-18). Aquello debió animarlo mucho. w18.04 3:1, 2

Lunes 30 de noviembre

Sigan consolándose unos a otros y edificándose unos a otros, así como de hecho lo están haciendo (1 Tes. 5:11).

Si somos tímidos o de pocas palabras, no debemos pensar que no podemos animar a otros. En realidad, no es tan difícil hacerlo. Por ejemplo, cuando saludamos a un hermano, podemos intentar sonreírle. Si no nos devuelve la sonrisa, quizás sea porque tiene algún problema y necesita hablar con alguien. Puede que con tan solo escucharlo lo ayudemos a sentirse mejor (Sant. 1:19). Todos podemos ayudar a quienes necesitan ánimo. El rey Salomón escribió: “Una palabra a su tiempo apropiado, ¡oh, cuán buena es!”. Y también dijo que “el brillo de los ojos regocija el corazón” y que “un informe que es bueno engorda los huesos” (Prov. 15:23, 30). Pablo mostró que hasta cantar juntos canciones del Reino también puede hacernos sentir mejor (Hech. 16:25; Col. 3:16). Mientras más se acerque el día de Jehová, más importante será que nos animemos unos a otros (Heb. 10:25). w18.04 4:16, 18, 19

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