Agosto
Domingo 1 de agosto
El que me ha enviado está conmigo; no me ha dejado solo (Juan 8:29).
Jesús sintió paz interior incluso cuando lo persiguieron. ¿Por qué? Porque sabía que estaba haciendo feliz a su Padre. Fue obediente hasta en las circunstancias más difíciles. Como amaba a Jehová, toda su vida estaba centrada en servirle. Antes de venir a la Tierra, fue el “obrero maestro” de Dios (Prov. 8:30). Y, cuando vino, enseñó con entusiasmo la verdad sobre su Padre (Mat. 6:9; Juan 5:17). Esta obra lo hizo muy feliz (Juan 4:34-36). Imitamos a Jesús obedeciendo a Jehová y “siempre teniendo mucho que hacer en la obra del Señor” (1 Cor. 15:58). El cristiano que está “intensamente ocupado” en la predicación ve sus problemas con otros ojos (Hech. 18:5). Un motivo es que las personas a las que predicamos suelen tener vidas más complicadas que las nuestras. Pero, cuando llegan a amar a Jehová y aprenden a hacer lo que dice, su vida mejora y son más felices. Cada vez que eso sucede, crece nuestra confianza en que Dios nos cuidará. w19.04 15:8-9
Lunes 2 de agosto
Buen número de los que habían practicado artes mágicas juntaron sus libros y los quemaron delante de todos (Hech. 19:19).
Estas personas se tomaron muy en serio la lucha contra los espíritus malvados. Aunque aquellos libros de magia eran carísimos, los destruyeron en vez de regalarlos o venderlos. Les preocupaba mucho más agradar a Jehová que el valor de los libros. ¿Cómo podemos copiar su ejemplo? Si tenemos cualquier objeto relacionado con el ocultismo, como amuletos, talismanes u otras cosas que se usen para protegerse de los peligros y de los malos espíritus, es aconsejable que nos deshagamos de ello (1 Cor. 10:21). Analicemos con cuidado nuestro entretenimiento. Preguntémonos: “¿Tiene mi entretenimiento alguna relación con el ocultismo?”. Asegurémonos de que nuestras decisiones nos mantengan muy lejos de todo lo que Dios odia. Queremos hacer lo posible por conservar la conciencia limpia ante Jehová (Hech. 24:16). w19.04 17:10-12
Martes 3 de agosto
Que llame a los ancianos (Sant. 5:14).
Cuando se informa a los ancianos que alguien ha cometido un pecado grave, se preocupan de varias cosas. Su interés principal es mantener la santidad del nombre de Dios (Lev. 22:31, 32; Mat. 6:9). También se interesan mucho en cuidar de la espiritualidad de los hermanos y en ayudar a quien ha sido víctima de un pecado. Además, tratan de ayudar a quien ha cometido un pecado grave a recuperar la salud espiritual, si es posible (Sant. 5:14, 15). El cristiano que cede a los malos deseos y comete un pecado grave está enfermo espiritualmente. Esto significa que se ha dañado su amistad con Jehová. Los ancianos son como médicos espirituales que se esfuerzan por sanar al enfermo, en este caso el pecador. Sus consejos basados en la Biblia pueden ayudarlo a reparar su amistad con Dios. Pero esto solo es posible si está arrepentido de verdad (Hech. 3:19; 2 Cor. 2:5-10). w19.05 19:10-11
Miércoles 4 de agosto
Dios los llena de energías dándoles tanto el deseo como las fuerzas para actuar (Filip. 2:13).
Jehová puede darnos el deseo de actuar. Puede que nos enteremos de que hay cierta necesidad en nuestra congregación o en otro lugar. Tal vez entonces nos preguntemos qué podemos hacer para ayudar. O quizás se nos haya ofrecido una asignación difícil y nos preguntemos si estaríamos a la altura. Puede ocurrir también que, tras leer una porción de la Biblia, pensemos en cómo usarla para ayudar a los demás. Si Jehová ve que estamos dispuestos a hacer más, nos dará el deseo de actuar. Además, puede darnos las fuerzas para actuar (Is. 40:29). Con su espíritu santo, puede potenciar nuestras habilidades naturales (Éx. 35:30-35). Y mediante su organización puede enseñarnos a efectuar algunas tareas. Si no sabemos cómo cumplir con cierta asignación, pidamos ayuda. También acerquémonos con libertad a nuestro generoso Padre celestial y pidámosle “el poder que va más allá de lo normal” (2 Cor. 4:7; Luc. 11:13). w19.10 42:3-4
Jueves 5 de agosto
Los hombres serán amadores de sí mismos (2 Tim. 3:2).
El mundo anima a la gente a tener una opinión muy elevada de sí misma. Una enciclopedia dice que en los años setenta “se hicieron muy comunes los libros de autoayuda”. Algunos “animaban a los lectores a conocerse a sí mismos, a aceptarse como son y a celebrar su identidad”. Por ejemplo, uno de estos libros le dice al lector que debe ponerse como meta enamorarse de sí mismo, pues es “la persona más hermosa, más valiosa, más estimulante y atractiva que haya existido jamás”. Esta misma obra defiende “la religión del ser verdadero, en la cual el individuo determina su propia conducta basada en su propia conciencia y en las leyes de su medio ambiente que funcionan para él”. ¿Nos suena familiar esta idea? Satanás animó a Eva a que hiciera algo parecido. Le dijo que ella podría “ser como Dios, conociendo lo bueno y lo malo” (Gén. 3:5). Hoy día, muchas personas tienen una opinión tan elevada de sí mismas que piensan que nadie puede decirles lo que está bien y lo que está mal, ni siquiera Dios. Esta actitud ha influido mucho, por ejemplo, en lo que la gente piensa sobre el matrimonio. w19.05 21:10-11
Viernes 6 de agosto
Me he desconcertado, me he inclinado hasta grado extremo; todo el día he andado triste (Sal. 38:6).
El rey David vivió momentos muy duros. Veamos algunos de ellos. Se sintió aplastado por la culpa debido a los muchos errores que había cometido (Sal. 40:12). Tuvo que enfrentarse a la rebelión de su querido hijo Absalón, que acabó muriendo como consecuencia de ella (2 Sam. 15:13, 14; 18:33). Además, uno de sus mejores amigos lo traicionó (2 Sam. 16:23-17:2; Sal. 55:12-14). Muchos de los salmos que escribió reflejan el desánimo que sentía, pero también expresan su absoluta confianza en Jehová (Sal. 38:5-10; 94:17-19). Tiempo después, un salmista que tal vez era descendiente del levita Asaf y servía en “el magnífico santuario de Dios” se desanimó mucho. Empezó a envidiar la vida de los malvados, y eso hizo que se sintiera infeliz y descontento. Incluso comenzó a dudar del valor de las bendiciones que reciben los siervos de Dios (Sal. 73:2-5, 7, 12-14, 16, 17, 21). w19.06 25:12-13
Sábado 7 de agosto
No estamos en ignorancia de los designios de Satanás (2 Cor. 2:11).
Satanás se aprovecha de los deseos naturales. Es normal que deseemos conseguir el sustento para nosotros y nuestra familia. Y queremos conseguir la preparación necesaria para ello (1 Tim. 5:8). ¿Cómo lo hacemos? Por regla general, yendo a la escuela y siendo buenos estudiantes. Pero debemos tener cuidado. En muchos países, el sistema educativo no solo enseña a los alumnos cosas útiles para su vida, sino también filosofías humanas. Se les anima a poner en duda la existencia de Dios y a despreciar la Biblia. Se les dice que la teoría de la evolución es la única explicación inteligente sobre el origen de la vida (Rom. 1:21-23). Estas ideas están en contra de “la sabiduría de Dios” (1 Cor. 1:19-21; 3:18-20). Que nuestra resolución sea no dejar nunca que se nos atrape “mediante la filosofía y el vano engaño” del mundo de Satanás (Col. 2:8). Protejámonos sin cesar de sus tácticas (1 Cor. 3:18). No permitamos jamás que él nos haga olvidar quién es Jehová y cómo quiere que le sirvamos. Obedezcamos sus elevadas normas morales. Y no dejemos que el Diablo logre que pasemos por alto los consejos divinos. w19.06 23:13, 17
Domingo 8 de agosto
Enséñenles a observar todas las cosas que yo les he mandado (Mat. 28:20).
Sea cual sea el tema que escojamos, pensemos en las personas con las que vamos a hablar. Imaginemos cómo las beneficiará aprender lo que la Biblia enseña de verdad. Cuando hablemos con ellas, es importante que las escuchemos y que respetemos su opinión. De este modo, las comprenderemos mejor y será más probable que nos escuchen. Antes de que una persona decida estudiar la Biblia, quizás tengamos que dedicar tiempo y esfuerzo a volver a visitarla varias veces. ¿Por qué? En primer lugar, porque es posible que no esté en casa cuando volvamos o que no pueda atendernos. Además, tal vez hagan falta varias visitas para que se sienta a gusto con nosotros y acepte el curso bíblico. Recordemos que es más probable que una planta crezca si la regamos a menudo. Del mismo modo, es más probable que crezca el amor de una persona por Jehová y Cristo si hablamos con ella con frecuencia de la Palabra de Dios. w19.07 29:1, 7-8
Lunes 9 de agosto
Felices son ustedes cuando los hombres los odien, y cuando los excluyan y los vituperen y desechen su nombre como inicuo por causa del Hijo del hombre (Luc. 6:22).
¿Qué significan estas palabras? Jesús no quiso decir que a sus discípulos nos gustaría que nos odiaran, sino que era realista. Somos víctimas del odio porque no somos parte del mundo, vivimos en conformidad con las enseñanzas de Jesús y predicamos su mensaje (Juan 15:18-21). Deseamos agradar a Jehová. Si la gente nos odia porque amamos a nuestro Padre, ese es su problema. No cometamos el error de pensar que no valemos nada si no somos populares. No sabemos cuándo seremos perseguidos o cuándo los gobiernos prohibirán nuestra obra. Lo que sí sabemos es que podemos prepararnos ahora si hacemos más sólida nuestra amistad con Jehová, si trabajamos por tener más valor y si aprendemos a actuar cuando somos víctimas del odio. Prepararnos ahora nos ayudará a mantenernos firmes en el futuro. w19.07 27:17-18, 21
Martes 10 de agosto
El que se acerca a Dios tiene que creer que él existe (Heb. 11:6).
Cuando dirigimos cursos bíblicos con personas que no son religiosas, debemos seguir fortaleciendo su fe en que Dios existe. También tenemos que ayudarlas a confiar en la Biblia. Para ello, tal vez sea necesario repetir ciertas enseñanzas muchas veces. En cada sesión de estudio, quizás tengamos que examinar pruebas de que la Biblia es la Palabra de Dios, como algunas profecías que se han cumplido, su exactitud científica e histórica o sus sabios consejos. Cuando demostramos amor a las personas, sean religiosas o no, las ayudamos a seguir a Cristo (1 Cor. 13:1). Nuestra meta al enseñarles la verdad de la Biblia es que entiendan que Dios nos ama y que desea que lo amemos. Todos los años, se bautizan miles de personas que antes no se interesaban nada o casi nada por la religión pero que han llegado a amar a Dios. Así que seamos positivos y demostremos amor e interés sincero en toda clase de personas. Escuchémoslas y tratemos de comprenderlas. Enseñémosles con nuestro ejemplo a seguir los pasos de Cristo. w19.07 30:16-17
Miércoles 11 de agosto
No se olviden de hacer el bien ni de compartir lo que tienen con los demás, porque estos sacrificios le agradan mucho a Dios (Heb. 13:16).
Las hijas de Salum estuvieron entre aquellos a quienes Jehová utilizó para reconstruir la muralla de Jerusalén (Neh. 2:20; 3:12). Aunque Salum era un príncipe, sus hijas estuvieron dispuestas a hacer aquella labor difícil y peligrosa (Neh. 4:15-18). En la actualidad, hay hermanas que están encantadas de participar en un rasgo especial de servicio sagrado: la construcción y el mantenimiento de edificios dedicados a Jehová. Sus habilidades, entusiasmo y lealtad desempeñan un papel clave en el éxito de esta labor. Jehová motivó a Tabita a hacer “muchas obras buenas” y ayudar “a los necesitados”, en especial a las viudas (Hech. 9:36). Debido a su extraordinaria generosidad y bondad, muchos lloraron su muerte. Pero sintieron una gran alegría cuando el apóstol Pedro la resucitó (Hech. 9:39-41). ¿Qué aprendemos de Tabita? Que, seamos jóvenes o mayores, hombres o mujeres, todos podemos hacer cosas prácticas para ayudar a nuestros hermanos. w19.10 42:11-12
Jueves 12 de agosto
Asegúrense de las cosas más importantes, para que estén exentos de defectos y no hagan tropezar a otros (Filip. 1:10).
¿Cómo podríamos hacer tropezar a alguien? Imaginemos que un estudiante de la Biblia logra vencer su adicción al alcohol. Se da cuenta de que no debe beber nada en absoluto, hace muchos cambios y se bautiza. Un día, un hermano los invita a él y a otros cristianos a su casa. Sin ninguna mala intención, le ofrece una bebida alcohólica y le dice: “Si te controlas, podrás beber con moderación”. No hace falta decir cuáles serían las consecuencias si el nuevo hermano hiciera caso de este mal consejo. Las reuniones nos ayudan a seguir los consejos del texto de hoy. Nos recuerdan qué es lo que Jehová considera más importante y nos enseñan a aplicar lo que aprendemos para así no tener defectos. También nos animan a amar a Dios y a los hermanos. Si los amamos con todo el corazón, intentaremos por todos los medios no hacer tropezar a ningún hermano. w19.08 32:9, 13-14
Viernes 13 de agosto
Yo soy el más pequeño de los apóstoles, y no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la congregación de Dios (1 Cor. 15:9).
Las personas que parecen seguras de sí mismas o que son directas no son necesariamente orgullosas (Juan 1:46, 47). Aun así, prescindiendo de la personalidad que tengamos, todos debemos esforzarnos por ser humildes de corazón. Veamos el ejemplo del apóstol Pablo. Jehová lo utilizó para fundar congregaciones en un lugar tras otro. Hasta puede que ningún otro apóstol de Jesucristo hiciera tanto como él en el ministerio. Pese a todo ello, Pablo no se consideró superior a sus hermanos. Señaló con razón que, si era un buen amigo de Jehová, no se debía a que fuera especial o a que hubiera alcanzado grandes logros, sino solo a que Dios le había mostrado bondad inmerecida (1 Cor. 15:10). Sin duda, dio una excelente lección de humildad cuando escribió a los corintios, teniendo en cuenta sobre todo que algunos de ellos lo criticaban (2 Cor. 10:10). w19.09 35:5-6
Sábado 14 de agosto
¿No hemos de sujetarnos mucho más al Padre? (Heb. 12:9).
Un motivo por el que a veces nos cuesta someternos a Jehová es que hemos heredado el pecado y somos imperfectos. Por eso, tenemos la tendencia a desobedecer. Cuando Adán y Eva se rebelaron contra Dios y comieron el fruto que les había prohibido, fijaron sus propias normas (Gén. 3:22). Como ellos, la mayoría de las personas hoy día prefieren no tener en cuenta a Dios y decidir por sí mismas lo que está bien y lo que está mal. Hasta quienes conocemos y amamos a Jehová tal vez luchemos por someternos a él por completo. Eso es lo que le sucedió al apóstol Pablo (Rom. 7:21-23). Igual que él, queremos hacer lo que Dios considera correcto. Pero debemos luchar constantemente contra la inclinación a hacer lo malo. También puede resultarnos difícil someternos a Jehová por culpa de la influencia de la cultura en la que nos hemos criado. Muchas ideas humanas chocan con lo que Dios dice, y tal vez tengamos una lucha constante para desprendernos de modos de pensar que son comunes hoy. w19.09 37:4-6
Domingo 15 de agosto
Ve, vende las cosas que tienes, y da a los pobres, y ven, sé mi seguidor (Mar. 10:21).
Debemos ser realistas y reconocer que nuestras energías tienen un límite. Así que debemos pensar con cuidado en qué las gastamos. Por ejemplo, podríamos desperdiciarlas tratando de acumular cosas materiales. Veamos lo que Jesús le dijo a un joven rico que le preguntó qué debía hacer para heredar la vida eterna. Seguro que era una buena persona, porque el Evangelio de Marcos dice específicamente que Jesús sintió cariño por él. Así que le hizo la invitación del texto de hoy. A este joven no le resultó fácil tomar una decisión, pero por lo visto su deseo de seguir a Jesús no era tan intenso como para dejar sus “muchas posesiones” (Mar. 10:17-22). Como consecuencia, rechazó el yugo que le ofreció Jesús y siguió siendo esclavo de “las Riquezas” (Mat. 6:24). ¿Qué decisión habríamos tomado nosotros? Es bueno que de vez en cuando evaluemos cuáles son nuestras prioridades. ¿Por qué? Porque así nos aseguraremos de que utilizamos bien nuestras energías. w19.09 38:17-18
Lunes 16 de agosto
Primero se tienen que predicar las buenas noticias en todas las naciones (Mar. 13:10).
Seguiremos predicando hasta que Jehová diga que esta obra ha terminado. ¿Cuánto tiempo le queda a la gente para conocer a Jehová y a Jesucristo? (Juan 17:3). No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que, mientras no comience la gran tribulación, toda persona con “la actitud correcta para obtener vida eterna” tiene la oportunidad de prestar atención a las buenas noticias (Hech. 13:48). ¿Cómo ayudaremos a estas personas antes de que sea demasiado tarde? Jehová nos está dando mediante su organización todo lo necesario para enseñar la verdad a la gente. Por ejemplo, todas las semanas nos capacita mediante la reunión de entre semana, donde aprendemos qué decir en la primera visita y en las revisitas. Y, si tenemos una conversación agradable con alguien que muestra interés y le dejamos un tratado o una revista, la persona podrá leer más sobre el tema hasta que volvamos a hablar con ella. Cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de mantenerse ocupado en la predicación todos los meses. w19.10 40:7, 9-10
Martes 17 de agosto
No se olviden de hacer el bien ni de compartir lo que tienen con los demás, porque estos sacrificios le agradan mucho a Dios (Heb. 13:16).
Simeón era un anciano leal de Jerusalén al que Jehová le prometió que antes de morir vería al Mesías. Esta promesa debió animarlo muchísimo, pues había estado esperando su llegada durante años. Jehová lo recompensó por su fe y aguante. Cierto día, “guiado por el espíritu”, Simeón fue al templo, y allí vio a Jesús. Entonces, Jehová lo usó para pronunciar una profecía sobre este niño, que llegaría a ser el Cristo (Luc. 2:25-35). Aunque Simeón probablemente no vivió para ver el ministerio de Jesús, agradeció el honor que se le concedió. Y a este hombre fiel le espera lo mejor cuando vea en el nuevo mundo que el gobierno de Jesús bendecirá a todas las familias de la Tierra (Gén. 22:18). Nosotros también podemos sentirnos agradecidos por lo que Jehová nos permita hacer al servirle. w19.10 42:7, 12
Miércoles 18 de agosto
Más que cualquier otra cosa, protege tu corazón (Prov. 4:23).
Tengamos poco o mucho en sentido material, debemos proteger el corazón. ¿Cómo? Evitando el amor a las riquezas y no permitiendo que nuestro empleo sea más importante que nuestro servicio a Jehová. Para saber si eso nos está pasando, preguntémonos: “¿Pienso a menudo en el trabajo mientras estoy en las reuniones o predicando? ¿Me preocupo constantemente por mi seguridad económica en el futuro? ¿Tengo problemas en mi matrimonio por culpa del dinero y las cosas materiales? ¿Estaría dispuesto a aceptar un trabajo que otros menosprecian si de este modo pudiera servir más a Jehová?” (1 Tim. 6:9-12). Cuando nos hagamos este autoexamen, recordemos que Jehová nos ama y les hace esta promesa a quienes le sirven de corazón: “Nunca te dejaré y jamás te abandonaré”. Por esa razón, el apóstol Pablo dio este consejo: “Que su modo de vivir esté libre del amor al dinero” (Heb. 13:5, 6). w19.10 43:10
Jueves 19 de agosto
Así como el hierro afila el hierro, un hombre hace mejor a su amigo (Prov. 27:17).
Cuando predicamos con nuestros hermanos y observamos sus buenas cualidades, aprendemos de ellos y nuestra amistad se hace más estrecha. Por ejemplo, si salimos al ministerio con un hermano y lo escuchamos defender con valentía su fe o hablar con total convicción de Jehová y sus promesas, es probable que sintamos más cariño por él. Adeline es una hermana de 23 años que le pidió a su amiga Candice que se fueran juntas a un territorio donde rara vez se predica. Adeline cuenta: “Queríamos sentirnos más motivadas y disfrutar más de la predicación. Las dos necesitábamos recargar nuestras baterías espirituales”. ¿Cómo las benefició predicar juntas? Adeline responde: “Al final del día, hablábamos de cómo nos sentíamos, cómo nos habían animado las conversaciones que habíamos tenido con la gente y cómo habíamos visto la guía de Jehová. A las dos nos encantaba tener estas conversaciones profundas, y llegamos a conocernos aún mejor”. w19.11 44:10-11
Viernes 20 de agosto
Agarren el escudo grande de la fe (Efes. 6:16).
En la antigüedad, era una humillación para un soldado regresar sin el escudo. El historiador romano Tácito escribió: “Dejar abandonado el escudo es su mayor vergüenza”. Esta era una razón por la que los soldados procuraban llevarlo agarrado con fuerza. Para llevar agarrado con fuerza el escudo de la fe, debemos asistir con regularidad a las reuniones y hablar a la gente sobre el nombre de Jehová y sobre su Reino (Heb. 10:23-25). Además, tenemos que leer la Biblia a diario y pedirle en oración a Jehová que nos ayude a poner en práctica su guía y sus consejos en todo lo que hacemos (2 Tim. 3:16, 17). Así, ningún arma de Satanás nos causará daño permanente (Is. 54:17). El “escudo grande de la fe” nos protegerá. Estaremos firmes, sirviendo a Jehová hombro a hombro con nuestros hermanos. Y no solo ganaremos las batallas diarias, sino que tendremos el honor de estar del lado de Jesús cuando consiga la victoria sobre Satanás y los suyos (Apoc. 17:14; 20:10). w19.11 46:18-19
Sábado 21 de agosto
No peleo dándole golpes al aire (1 Cor. 9:26).
Poner por escrito nuestro plan de acción nos ayudará a convertir nuestras decisiones en acciones (1 Cor. 14:40). Por ejemplo, a los cuerpos de ancianos se les dice que designen a un anciano para anotar las decisiones que toman, así como quién las ejecutará y cuándo sugieren que las termine. Los ancianos que siguen esta instrucción tienen más probabilidades de lograr sus objetivos. Nosotros podemos hacer algo parecido. Por ejemplo, podemos elaborar una lista diaria de tareas pendientes y ponerlas en el orden en que pensamos realizarlas. Esto no solo nos ayudará a terminar lo que empezamos, sino a hacer más cosas en menos tiempo. Pero tendremos que esforzarnos. Apegarse a un plan y terminar lo que se empieza requiere esfuerzo (Rom. 12:11). El apóstol Pablo le dijo a Timoteo que siguiera aplicándose en ser un mejor maestro y que no dejara de hacerlo. Ese consejo es válido para cualquier otra meta espiritual (1 Tim. 4:13, 16). w19.11 48:15-16
Domingo 22 de agosto
Jehová le hablaba a Moisés cara a cara, tal como le hablaría un hombre a otro (Éx. 33:11).
Cuando Jehová le pidió que liberara a la nación de Israel, a Moisés le faltó confianza en sí mismo y le dijo varias veces que no se sentía capacitado para esa misión. En respuesta, Dios le mostró gran compasión y lo ayudó (Éx. 4:10-16). Como resultado, Moisés pudo dar al faraón unos fuertes mensajes de condenación. Después, vio a Jehová utilizar su poder cuando salvó a los israelitas y acabó con el faraón y sus ejércitos en el mar Rojo (Éx. 14:26-31; Sal. 136:15). Después que Moisés sacó a los israelitas de Egipto, ellos se quejaban constantemente. Durante todo ese tiempo, Moisés observó la enorme paciencia con la que Jehová trató al pueblo que había librado de la esclavitud (Sal. 78:40-43). También fue testigo de su extraordinaria humildad, pues Jehová cambió de opinión cuando Moisés se lo pidió (Éx. 32:9-14). Tras el éxodo, Moisés llegó a tener una relación tan estrecha con Jehová que era como si viera a su Padre celestial (Heb. 11:27). w19.12 51:7-9
Lunes 23 de agosto
Va delante de ustedes camino a Galilea; allí lo verán (Mat. 28:7).
La mayoría de los discípulos de Jesús eran galileos. Por lo tanto, un buen lugar para reunir a un grupo grande de personas sería una montaña de Galilea, y no una casa particular de Jerusalén. Además, Jesús ya se había reunido con los 11 apóstoles en una casa de Jerusalén después de resucitar. Si su intención hubiera sido dar el mandato de predicar y hacer discípulos solo a los apóstoles, podía haberlo hecho en Jerusalén en vez de pedirles a ellos, a las mujeres y a otros discípulos que se reunieran con él en Galilea (Luc. 24:33, 36). Jesús no dio el mandato de hacer discípulos solo a los once apóstoles fieles. ¿Cómo lo sabemos? Lo último que les dijo Jesús a sus seguidores fue esto: “Estaré con ustedes todos los días hasta la conclusión del sistema” (Mat. 28:19, 20). Hoy, la labor de hacer discípulos está en pleno apogeo, como lo muestra el siguiente dato sorprendente. Todos los años, casi 300.000 nuevos discípulos de Jesús se bautizan como testigos de Jehová. w20.01 1:1, 5-6
Martes 24 de agosto
Se acordó de nosotros cuando estábamos hundidos (Sal. 136:23).
A un hermano joven le diagnostican una enfermedad debilitante. Un hermano que va entrando en años pierde el empleo y no encuentra otro por mucho que lo intenta. Una fiel hermana mayor siente que cada vez puede hacer menos en el servicio a Jehová. Si tenemos alguno de estos problemas, es posible que nos parezca que ya no servimos para nada. Estas situaciones pueden robarnos la felicidad, destruir nuestro amor propio y perjudicar nuestra relación con los demás. Este mundo refleja cómo ve Satanás la vida de los seres humanos. Él siempre nos ha tratado como si no valiéramos nada. Con crueldad, le ofreció a Eva el camino a la libertad cuando sabía muy bien que el castigo por desobedecer a Dios era la muerte. Siempre ha controlado este mundo. Así que no sorprende que muchos de sus líderes demuestren su misma falta de respeto a la vida y la dignidad del hombre. En cambio, Jehová quiere que nos sintamos bien con nosotros mismos y nos apoya cuando pasamos por situaciones que pudieran hacernos creer que somos inútiles (Rom. 12:3). w20.01 3:1-4
Miércoles 25 de agosto
No profetices en el nombre de Jehová o morirás a manos nuestras (Jer. 11:21).
Al menos durante cuarenta años, Jeremías vivió rodeado de personas desleales, entre ellas sus vecinos y quizás algunos familiares de su ciudad natal, Anatot (Jer. 12:6). Pero no se aisló. De hecho, le confió a su leal secretario, Baruc, sus sentimientos, los cuales quedaron registrados y han llegado hasta nosotros (Jer. 8:21; 9:1; 20:14-18; 45:1). Seguro que los momentos que pasaron juntos mientras Baruc ponía por escrito todo lo que le había pasado a Jeremías hicieron que llegaran a sentir un gran cariño y respeto el uno por el otro (Jer. 20:1, 2; 26:7-11). Jeremías había advertido con valentía a los israelitas de lo que le sucedería a Jerusalén (Jer. 25:3). En un intento más por motivar a la gente a que se arrepintiera, Jehová le dijo a Jeremías que escribiera sus advertencias en un rollo (Jer. 36:1-4). Él y Baruc colaboraron hombro a hombro probablemente durante varios meses para realizar esta labor que Dios les había encomendado. Sin duda, durante ese tiempo mantuvieron conversaciones que fortalecieron su fe. w19.11 44:3-4
Jueves 26 de agosto
El que se engrandece será humillado, pero el que actúa con humildad será engrandecido (Mat. 23:12).
¿Cómo debemos tratar a los hermanos y hermanas ungidos? Está mal admirar demasiado a alguien, aunque sea ungido, un hermano de Cristo (Mat. 23:8-11). Al hablar de los ancianos, la Biblia dice: “Imiten su fe”, pero no dice que nos convirtamos en seguidores de algún ser humano (Heb. 13:7). Es cierto que también dice que algunos cristianos son “dignos de doble honra”. Pero no es porque sean ungidos, sino porque “dirigen bien la congregación” y “trabajan duro hablando y enseñando” (1 Tim. 5:17). Si les dedicamos demasiados elogios o atenciones a los ungidos, podríamos incomodarlos o, peor todavía, hacer que el hecho de ser ungidos se les suba a la cabeza (Rom. 12:3). ¿Y verdad que no queremos contribuir a que un ungido cometa un error tan grave? (Luc. 17:2). w20.01 5:8
Viernes 27 de agosto
Además de esas cosas externas, está la preocupación por todas las congregaciones (2 Cor. 11:28).
El apóstol Pablo tenía muchas razones para sentir preocupación. Los problemas de los hermanos lo angustiaban (2 Cor. 2:4). Hubo opositores que lo golpearon y lo encarcelaron. También le causaba inquietud tener que “vivir con poco” (Filip. 4:12). Y, tomando en cuenta que naufragó al menos en tres ocasiones, podemos imaginar el miedo que sentía cada vez que viajaba en barco (2 Cor. 11:23-27). ¿Qué lo ayudó? Pablo no dejaba de pensar en los problemas de sus hermanos, pero, como era modesto, no trató de arreglarlos él solo. Les pidió a otros cristianos confiables, como Timoteo y Tito, que lo ayudaran a cuidar de la congregación. No hay duda de que la labor de estos hermanos contribuyó a que Pablo se sintiera más tranquilo (Filip. 2:19, 20; Tito 1:1, 4, 5). w20.02 9:11-12
Sábado 28 de agosto
Hijos, sean obedientes a sus padres (Efes. 6:1).
Jehová también desea que nosotros lo obedezcamos a él. Lo merece porque él nos creó, nos mantiene con vida y es el Padre más sabio que existe. Pero la razón principal por la que obedecemos a Jehová es que lo amamos (1 Juan 5:3). Es verdad que sobran los motivos para obedecerlo, pero no nos obliga. Nos ha dado libertad de elección, así que se alegra cuando decidimos obedecerlo por amor. Los padres desean que a sus hijos les vaya bien, y por eso fijan normas de conducta. Los niños que las obedecen demuestran que confían en sus padres y que los respetan. Pues bien, de mucha mayor importancia es que nosotros conozcamos las normas de nuestro Padre celestial y vivamos de acuerdo con ellas. Así le demostramos a Jehová que lo amamos y lo respetamos. Y como resultado nos va bien en la vida (Is. 48:17, 18). Por el contrario, los que rechazan a Dios y sus normas terminan haciéndose daño a sí mismos (Gál. 6:7, 8). w20.02 7:8-9
Domingo 29 de agosto
Te ruego que me permitas hablarte. Escucha las palabras de tu sierva (1 Sam. 25:24).
Como Abigaíl, debemos tener el valor para hablar si vemos que alguien va a cometer un error grave (Sal. 141:5). Debemos ser respetuosos, pero también decididos. Cuando aconsejamos con cariño a alguien que lo necesita, demostramos que somos buenos amigos (Prov. 27:17). Es especialmente importante que los ancianos tengan el valor para hablar con quienes dan un paso en falso (Gál. 6:1). Ellos son humildes y saben que, como también son imperfectos, puede que algún día necesiten que los aconsejen. Pero no permiten que esto les impida corregir a quienes lo necesitan (2 Tim. 4:2; Tito 1:9). Cuando aconsejan a alguien, se esfuerzan por enseñarle con habilidad y paciencia. Aman a sus hermanos y por eso quieren ayudarlos (Prov. 13:24). Pero su interés principal es honrar a Jehová defendiendo sus normas y protegiendo a la congregación de cualquier daño (Hech. 20:28). w20.03 12:8-9
Lunes 30 de agosto
Tengo fuerzas para todo gracias a aquel que me da poder (Filip. 4:13).
Jehová hizo que Moisés llegara a ser el libertador de la nación de Israel. Pero ¿cuándo lo utilizó Jehová? ¿Fue cuando Moisés creyó que estaba preparado porque había sido “educado en toda la sabiduría de los egipcios”? (Hech. 7:22-25). No, Jehová lo utilizó después de enseñarle a ser manso y humilde (Hech. 7:30, 34-36). Y le dio el valor para presentarse ante el gobernante más poderoso de Egipto (Éx. 9:13-19). Como vemos, Jehová usa a quienes muestran cualidades espirituales y confían en las fuerzas que él les da. A lo largo de la historia, Jehová ha utilizado a sus siervos de muchas maneras. En nuestro caso, ¿qué hará que lleguemos a ser? Mucho depende de cuánto deseemos esforzarnos (Col. 1:29). Si tenemos una actitud dispuesta, Jehová puede hacer que prediquemos con entusiasmo, que seamos buenos maestros, que sepamos consolar a los demás, que seamos trabajadores hábiles, amigos comprensivos o cualquier otra cosa que sea necesaria para cumplir su propósito. w19.10 42:5, 14
Martes 31 de agosto
Los he llamado amigos (Juan 15:15).
Los buenos amigos nos ayudarán a ser leales a Jehová. Y la mejor manera de hacer amigos es siéndolo nosotros (Mat. 7:12). Por ejemplo, la Biblia nos dice que nos gastemos por los demás, en especial por los que pasan necesidad (Efes. 4:28). Si nos centramos en ayudar a los demás, es más probable que nos sintamos felices (Hech. 20:35). Los amigos que hagamos nos apoyarán cuando afrontemos dificultades y nos ayudarán a conservar la paz. Igual que Elihú escuchó a Job desahogarse, nuestros amigos nos escucharán con paciencia cuando les contemos nuestras preocupaciones (Job 32:4). Claro, no debemos esperar que ellos tomen decisiones por nosotros, pero seremos prudentes si escuchamos los consejos bíblicos que nos den (Prov. 15:22). Y, cuando pasemos por momentos de necesidad, seamos como el rey David, que no permitió que el orgullo le impidiera aceptar la ayuda de sus amigos (2 Sam. 17:27-29). Sin lugar a dudas, esta clase de amigos son un regalo de Jehová (Sant. 1:17). w19.04 15:12, 14-15