Diciembre
Miércoles 1 de diciembre
Hay un tiempo para quedarse callado (Ecl. 3:1, 7).
Si no controlamos lo que decimos, podemos hacer mucho daño. Por ejemplo, si conocemos a alguien que vive en un lugar donde la obra de los Testigos está prohibida, ¿nos sentimos tentados a pedirle que nos cuente cómo se lleva a cabo nuestra obra allí? Sin duda, nuestros motivos para hacerlo son buenos. Amamos a nuestros hermanos y nos interesa saber cómo les va. Además, queremos ser específicos cuando oramos por ellos. Pero situaciones como esta son “tiempo para quedarse callado”. Presionar a alguien que maneja información confidencial es una falta de amor hacia esa persona y hacia los hermanos que confían en que no dirá nada. Por supuesto, no queremos ponerles las cosas más difíciles a los hermanos que viven en lugares donde nuestra obra está prohibida. Por otro lado, ningún hermano que vive en uno de esos lugares revelaría detalles sobre cómo se predica o cómo se realizan otras actividades. w20.03 12:11-12
Jueves 2 de diciembre
Positivamente no morirán (Gén. 3:4).
Dios no quería que los seres humanos murieran, sino que vivieran por siempre. Para ello, Adán y Eva tenían que obedecer a Jehová, quien les dio este sencillo mandato: “En cuanto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo, no debes comer de él, porque en el día que comas de él, positivamente morirás” (Gén. 2:16, 17). Pero, entonces, Satanás usó una serpiente para decirle a Eva las palabras registradas en el texto de hoy. Por desgracia, ella creyó esa mentira y comió del fruto del árbol. Luego, su esposo también lo hizo (Gén. 3:6). Así, el pecado y la muerte entraron en la humanidad (Rom. 5:12). Tal y como Dios había dicho, Adán y Eva murieron. Pero Satanás no dejó de mentir sobre la muerte. En algún momento, empezó a esparcir otras mentiras, como la enseñanza de que, cuando una persona muere, una parte de ella sigue viviendo, quizás en el mundo de los espíritus. Diferentes versiones de esta misma mentira han engañado a un incontable número de personas hasta nuestros días (1 Tim. 4:1). w19.04 16:3-4
Viernes 3 de diciembre
Cuando yo era pequeñuelo, hablaba como pequeñuelo, pensaba como pequeñuelo, razonaba como pequeñuelo (1 Cor. 13:11).
Los niños no han desarrollado por completo su capacidad de pensar, de razonar y de reconocer y evitar los peligros. Por eso le resulta tan fácil a un abusador engañar a un niño. Le dice mentiras que le harán mucho daño, como que él es el culpable de los abusos, que debe mantenerlos en secreto, que nadie le escuchará ni le creerá si habla de lo que ocurre, o que los actos sexuales entre un adulto y un niño son en realidad expresiones sinceras de amor. Como resultado, durante muchos años la víctima no entenderá que todo esto eran mentiras. Puede que el niño crezca pensando que está sucio, que no sirve para nada y que no merece consideración ni cariño. En vista de todo esto, no nos sorprende que el abuso sexual cause daño durante tanto tiempo. Vivimos en los últimos días, un tiempo en el que muchas personas no tienen “cariño natural” y en el que “los hombres inicuos e impostores” van de mal en peor (2 Tim. 3:1-5, 13). w19.05 20:7-8
Sábado 4 de diciembre
Así cumplan la ley del Cristo (Gál. 6:2).
¿Cómo enseñó Jesús a las personas? Primero, con sus palabras. Estas tenían fuerza porque enseñaban la verdad sobre Dios, el verdadero propósito de la vida y que el Reino de Dios es la única solución para el sufrimiento de la humanidad (Luc. 24:19). Jesús también enseñó con el ejemplo. Su forma de vivir les puso el modelo a sus discípulos (Juan 13:15). ¿Cuándo enseñó Jesús? Durante su ministerio en la Tierra (Mat. 4:23). También enseñó a sus seguidores poco después de haber resucitado. Por ejemplo, se apareció a un grupo de ellos, quizás a más de quinientos, y les dio el mandato de hacer discípulos (Mat. 28:19, 20; 1 Cor. 15:6). En su papel de Cabeza de la congregación, siguió enseñando a sus seguidores después de regresar al cielo. Por ejemplo, hacia el año 96, dio ánimo y consejos a los cristianos ungidos mediante el apóstol Juan (Col. 1:18; Rev. 1:1). w19.05 18:4-5
Domingo 5 de diciembre
Asegurémonos de las cosas más importantes (Filip. 1:10).
Hoy día cuesta mucho ganarse la vida. Gran cantidad de hermanos trabajan de sol a sol para conseguir simplemente lo básico para su familia. Otros muchos dedican varias horas a ir a su lugar de empleo y regresar a casa. Los hay que se ganan la vida con un agotador trabajo físico. Al final del día, estos hermanos están tan cansados que lo último que quieren hacer es ponerse a estudiar. Lo cierto es que debemos sacar tiempo para estudiar la Palabra de Dios y las publicaciones cristianas, pero estudiar de verdad. Nuestra amistad con Jehová y la vida eterna dependen de ello (1 Tim. 4:15). Algunos hermanos se levantan pronto todos los días para estudiar cuando la casa está en silencio y tienen la mente fresca tras una noche de descanso. Otros dedican unos minutos al final del día para estudiar y meditar en un ambiente tranquilo. w19.05 22:1-2
Lunes 6 de diciembre
Cesen de amoldarse a este sistema de cosas; más bien, transfórmense rehaciendo su mente (Rom. 12:2).
Estos cambios no se hacen de la noche a la mañana ni de manera automática. Puede que tengamos que esforzarnos al máximo durante varios años (2 Ped. 1:5). Tenemos que hacer todo lo posible por cambiar lo que somos en el interior. Lo primero que debemos hacer es orar. Debemos pedir lo mismo que el escritor del salmo que dijo: “Crea en mí hasta un corazón puro, oh Dios, y pon en mí un espíritu nuevo, uno que sea constante” (Sal. 51:10). Debemos reconocer que tenemos la necesidad de cambiar la fuerza que impulsa nuestra mente y pedirle ayuda a Jehová. En segundo lugar, es muy importante meditar. Todos los días, es necesario que leamos atentamente la Biblia y dediquemos tiempo a meditar o reflexionar en qué ideas y opiniones debemos cambiar (Sal. 119:59; Heb. 4:12; Sant. 1:25). Identifiquemos los pensamientos en los que hayan influido las filosofías del mundo. Tenemos que reconocer con honradez cuáles son nuestras debilidades y luchar por superarlas. w19.06 24:1, 10-12
Martes 7 de diciembre
Aprovechen el tiempo de la mejor manera (Efes. 5:16).
Cuando tomemos decisiones, fijemos en qué momento vamos a hacer algo y no lo cambiemos. No esperemos a que llegue el momento perfecto, pues es probable que no llegue nunca (Ecl. 11:4). No dejemos que cosas menos importantes nos roben el tiempo y las energías que necesitamos para hacer las más importantes (Filip. 1:10). Si es posible, apartemos un rato en el que tengamos pocas interrupciones. Digamos a los demás que necesitamos tiempo para concentrarnos. Y planteémonos apagar el teléfono y mirar más tarde el correo electrónico o las redes sociales. Podemos comparar los resultados de nuestras decisiones al destino de un viaje. Si queremos llegar a nuestro destino, tenemos que seguir adelante aunque nos encontremos una carretera cerrada y debamos desviarnos. Del mismo modo, si nos centramos en los resultados de nuestras decisiones, no nos daremos fácilmente por vencidos aunque nos encontremos obstáculos (Gál. 6:9). w19.11 48:17-18
Miércoles 8 de diciembre
La palabra de Dios es capaz de revelar los pensamientos y las intenciones del corazón (Heb. 4:12).
¿En qué debe basarse su decisión de bautizarse? Gracias a su estudio cuidadoso de la Biblia, usted ha aprendido muchas cosas sobre Jehová, como su manera de ser y de actuar. Todo eso le ha llegado al corazón y lo ha llevado a amarlo profundamente. Su decisión de bautizarse debe basarse principalmente en el amor que siente por Jehová. Su decisión de bautizarse también se basa en las enseñanzas bíblicas que ha aprendido y aceptado. Piense en lo que dijo Jesús cuando dio el mandato de hacer discípulos (Mat. 28:19, 20). Según sus palabras, quienes se bautizan deben hacerlo “en el nombre del Padre, del Hijo y del espíritu santo”. Esto significa creer de todo corazón lo que enseña la Biblia sobre Jehová, sobre su Hijo, Jesús, y sobre el espíritu santo. Estas verdades tienen mucho poder y pueden llegarle hasta lo más profundo de su ser. w20.03 11:8-9
Jueves 9 de diciembre
Amonesten a los desordenados, den su apoyo a los débiles, tengan gran paciencia para con todos (1 Tes. 5:14).
Jehová envió a unos ángeles no solo para que advirtieran a Lot de la destrucción de Sodoma, sino también para que lo ayudaran a escapar (Gén. 19:12-14, 17). De manera similar, tal vez tengamos que advertir a un hermano si nos damos cuenta de que está haciendo algo que le traerá problemas. Aunque le tome tiempo poner en práctica los consejos de la Biblia, tengamos paciencia. Seamos como aquellos dos ángeles. En vez de darnos por vencidos y apartarnos del hermano, busquemos maneras prácticas de ayudarlo (1 Juan 3:18). Puede que tengamos que agarrarlo de la mano, por así decirlo, y ayudarlo a poner en práctica los sabios consejos de la Biblia. Jehová podía haberse centrado en los defectos de Lot, pero no lo hizo. Tiempo después, inspiró al apóstol Pedro a describir a Lot como un hombre justo (Sal. 130:3). Imitemos su ejemplo y centrémonos en las buenas cualidades de nuestros hermanos. Si lo hacemos, seremos más pacientes con ellos, y es más probable que ellos acepten nuestra ayuda. w19.06 26:6-7
Viernes 10 de diciembre
Cada uno llevará su propia carga de responsabilidad (Gál. 6:5).
En caso de una proscripción, tal vez nos preguntemos si deberíamos mudarnos a un país donde haya libertad para servir a Jehová. Esta es una decisión que nadie puede tomar por nosotros. A algunos hermanos quizás los ayude analizar lo que hicieron los cristianos del siglo primero cuando se les persiguió. Los discípulos de Jerusalén se trasladaron a varios lugares de Judea y Samaria, e incluso se fueron a Fenicia, Chipre y Antioquía (Mat. 10:23; Hech. 8:1; 11:19). En cambio, el apóstol Pablo decidió quedarse en la zona donde se había desatado una oleada de persecución (Hech. 14:19-23). ¿Qué aprendemos de estos relatos? Que cada cabeza de familia debe tomar su propia decisión. Antes de hacerlo, debe orar a Jehová y analizar con cuidado las circunstancias de su familia, así como los efectos buenos y malos de mudarse. No debemos juzgar a nadie por lo que haga. w19.07 28:8-9
Sábado 11 de diciembre
Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo (Juan 17:3).
Jesús nos dijo que fuéramos e hiciéramos “discípulos de gente de todas las naciones” (Mat. 28:19). Y, además de enseñarle a un estudiante qué pide Jesús de sus discípulos, tenemos que ayudarlo a saber cómo ser un cristiano verdadero. Debemos estar a su lado mientras lucha por poner en práctica los principios bíblicos. Algunos estudiantes logran cambiar su manera de pensar y sus hábitos en unos pocos meses, mientras que otros necesitan más tiempo. Lo que le ocurrió a un misionero en Perú pone de relieve las ventajas de ser paciente. Él contó: “Un estudiante de la Biblia llamado Raúl había estudiado ya dos libros. Pero seguía teniendo graves problemas en su vida. Su matrimonio era un desastre, su lenguaje era sucio y a sus hijos se les hacía difícil respetarlo. Pero, como venía a las reuniones con regularidad, seguí visitándolos a él y su familia. Más de tres años después de conocerlo, llenó los requisitos para bautizarse”. w19.07 29:3, 15-17
Domingo 12 de diciembre
Esfuércense vigorosamente (Luc. 13:24).
Veamos en qué situación se encontraba el apóstol Pablo cuando escribió a los filipenses y cómo se esforzaba. Estaba bajo arresto domiciliario en Roma, así que no podía salir a predicar. Aun así, se mantuvo ocupado dando testimonio a quienes lo visitaban y escribiendo cartas a congregaciones lejanas. Sabía que, igual que Cristo, debía esforzarse hasta el mismo fin. Por eso comparó la vida del cristiano a una carrera (1 Cor. 9:24-27). Los corredores se centran en la línea de meta y evitan lo que los distrae. Por ejemplo, en una carrera urbana, los participantes puede que pasen delante de algunos negocios y otras posibles distracciones. ¿Verdad que ningún corredor se pararía a mirar lo que ofrecen las tiendas? Por supuesto que no, pues su deseo es ganar. Igualmente, en la carrera por la vida nosotros debemos evitar distraernos. Si nos centramos en la meta y nos esforzamos al máximo, como hizo Pablo, ganaremos el premio. w19.08 31:4, 7
Lunes 13 de diciembre
Presta constante atención a ti mismo y a tu enseñanza. Haciendo esto te salvarás a ti mismo y también a los que te escuchan (1 Tim. 4:16).
Cuando empezamos a vivir de acuerdo con las normas divinas, a nuestros familiares quizás les cueste acostumbrarse a nuestras creencias y modo de vida. Por lo general, lo primero que ven es que ya no celebramos con ellos las fiestas religiosas y que no nos metemos en política. Al principio, puede que algunos se molesten con nosotros (Mat. 10:35, 36). Pero no debemos darlos por perdidos. Si dejamos de intentar ayudarlos a comprender nuestras creencias, en realidad los hemos juzgado y hemos decidido que no merecen obtener la vida eterna. Pero Jehová ha confiado la labor de juzgar a Jesús, no a nosotros (Juan 5:22). Si somos pacientes, es posible que con el tiempo nuestros familiares estén dispuestos a escuchar el mensaje. Debemos ser amables pero firmes aunque tengamos que pasar por pruebas (1 Cor. 4:12b). Es posible que nuestros familiares tarden en entender por completo que nos tomamos muy en serio el servicio a Jehová. w19.08 33:10, 13-14
Martes 14 de diciembre
Tengo fuerzas para todo gracias a aquel que me da poder (Filip. 4:13).
Tras pasar por una prueba, muchos de nosotros hemos pensado que no hubiéramos podido hacerle frente solos. Tal vez nos hemos expresado así después de reflexionar en cómo logramos sobrellevar una enfermedad grave o la muerte de un ser querido. Sentimos que pudimos salir adelante un día tras otro solo gracias a que el espíritu santo de Jehová nos dio “el poder que va más allá de lo normal” (2 Cor. 4:7-9). También necesitamos la ayuda del espíritu santo para resistir la influencia de este mundo malvado (1 Juan 5:19). Además, tenemos que luchar contra “las fuerzas espirituales malvadas” (Efes. 6:12). El espíritu santo de Jehová nos ayuda dándonos el poder, o las fuerzas, para cumplir con nuestras obligaciones a pesar de los problemas. El apóstol Pablo pensaba que podía seguir sirviendo a Jehová y llevando a cabo su ministerio a pesar de las dificultades gracias al “poder del Cristo” (2 Cor. 12:9). w19.11 45:1-3
Miércoles 15 de diciembre
El que me ha visto a mí ha visto al Padre también (Juan 14:9).
La Biblia es el único libro que explica con exactitud lo que Jesús hizo por usted. Aprenda a amar a Jesús, y esto lo ayudará a amar más a Jehová, pues Jesús refleja a la perfección las cualidades de su Padre. Por tanto, mientras más aprenda de Jesús, mejor comprenderá cómo es Jehová y más lo amará. Piense en la compasión que Jesús les demostró a quienes la gente despreciaba, como los pobres, los enfermos y los débiles. Piense también en los buenos consejos que le da a usted y en cómo mejora su vida cuando los obedece (Mat. 5:1-11; 7:24-27). Su amor por Jesús seguramente se hará más fuerte cuando medite en el sacrificio que hizo para que se nos puedan perdonar los pecados (Mat. 20:28). Cuando comprenda que él estuvo dispuesto a morir por usted, puede sentirse motivado a arrepentirse y a buscar el perdón de Jehová (Hech. 3:19, 20; 1 Juan 1:9). Y, cuanto más ame a Jehová y a Jesús, más querrá estar con quienes sienten lo mismo que usted. w20.03 10:10-12
Jueves 16 de diciembre
Jehová es alto, y, no obstante, al humilde lo ve (Sal. 138:6).
Un cristiano podría empezar a pensar que es el que mejor puede atender una asignación. O una hermana quizás piense que su esposo está mejor capacitado para hacer las cosas que otro hermano. Si somos humildes de verdad, no pensaremos así. Veamos cuál fue la reacción de Moisés cuando otras personas recibieron privilegios y qué lección aprendemos. Para él, su asignación como líder de la nación de Israel era muy valiosa. Pero ¿cómo reaccionó cuando Jehová permitió que otros israelitas lo ayudaran con su trabajo? No se puso celoso (Núm. 11:24-29). Y también demostró humildad cuando dejó que otros lo ayudaran a juzgar al pueblo (Éx. 18:13-24). Al haber más jueces, los casos se atendían con mayor rapidez y los israelitas no tenían que esperar tanto. A Moisés le importaba más el bienestar del pueblo que sus privilegios. ¿Verdad que es un buen ejemplo para nosotros? Recordemos que, si queremos ser verdaderamente útiles para Jehová, es más importante nuestra humildad que nuestra capacidad. w19.09 35:13-14
Viernes 17 de diciembre
Jehová protege al fiel (Sal. 31:23).
No sabemos con qué motivos justificarán las naciones su ataque a Babilonia la Grande. Quizás digan que las religiones son un obstáculo para la paz y que se meten constantemente en la política. O puede ser que digan que han acumulado demasiadas riquezas y propiedades (Apoc. 18:3, 7). Por otro lado, parece razonable pensar que este ataque no signifique que se quite la vida a todos los miembros de estas religiones. Más bien, parece que las naciones acabarán con las organizaciones religiosas. Una vez que estas hayan desaparecido, sus antiguos miembros se darán cuenta de que los caudillos religiosos les han fallado y es probable que traten de distanciarse de esas religiones. La destrucción de Babilonia la Grande durará relativamente poco tiempo (Apoc. 18:10, 21). Jehová ha prometido que “acortará” la tribulación para que sobrevivan los “escogidos” y la religión verdadera (Mar. 13:19, 20). w19.10 41:4-5
Sábado 18 de diciembre
Hagan recobrar el juicio a las mujeres jóvenes para que estas amen a sus hijos (Tito 2:4).
Madres, es posible que sus padres perdieran los estribos fácilmente y hablaran con dureza a sus hijos. Así que ustedes tal vez hayan crecido pensando que esa era la manera de criar a una familia. Incluso después de haber aprendido cómo quiere Jehová que traten a sus hijos, quizás les cueste mantener la calma y ser pacientes, sobre todo cuando están cansadas y ellos se portan mal (Efes. 4:31). En esos casos es cuando más necesitan acudir a Jehová en oración (Sal. 37:5). A algunas madres les resulta difícil demostrarles a sus hijos cuánto los quieren. Esto tal vez se deba a que, cuando eran pequeñas, sus padres no les mostraron cariño. Pero ellas no tienen por qué repetir sus errores. Las madres que se someten a la voluntad de Jehová quizás tengan que aprender a expresarles amor a sus hijos. Es posible que les cueste cambiar, pero pueden lograrlo. Como resultado, tanto ellas como sus familias serán más felices. w19.09 37:19-20
Domingo 19 de diciembre
Nadie puede ser esclavo de dos amos (Mat. 6:24).
Quien adora a Dios y a la vez dedica demasiado tiempo y esfuerzo a hacerse rico está tratando en cierto modo de servir a dos amos. No le da a Jehová devoción exclusiva. Hacia finales del siglo primero, los cristianos de la congregación de la ciudad de Laodicea presumían de que eran ricos, habían conseguido riquezas y no necesitaban absolutamente nada. Pero a la vista de Jehová y Jesús eran desdichados, dignos de lástima, pobres y ciegos, y estaban desnudos. Jesús no los corrigió porque fueran ricos, sino porque su amor a las riquezas estaba dañando su amistad con Jehová (Apoc. 3:14-17). Si nos damos cuenta de que en nuestro interior crece el deseo de tener posesiones, tomemos de inmediato medidas correctivas (1 Tim. 6:7, 8). En caso contrario, nuestro corazón estará dividido y Jehová no aceptará nuestra adoración, pues él “exige devoción exclusiva” (Deut. 4:24). w19.10 43:5-6
Lunes 20 de diciembre
Hombres hablaron de parte de Dios impulsados por espíritu santo (2 Ped. 1:21).
La palabra griega que se traduce “impulsados” significa literalmente “arrastrados”, “llevados”. Lucas, el escritor del libro de Hechos, usó una forma parecida de la misma palabra griega para referirse a un barco que se deja llevar por el viento (Hech. 27:15). Así que, cuando el apóstol Pedro dijo que los escritores de la Biblia fueron “llevados”, utilizó “una fascinante metáfora marítima”, como señaló cierto biblista. En realidad, quiso decir que, tal como el viento impulsa a un barco para que llegue a su destino, el espíritu santo dirigió a los profetas y escritores bíblicos para que cumplieran con su labor. El mismo biblista dijo: “Los profetas alzaron las velas, por decirlo así”. Jehová hizo su parte dándoles “el viento”, es decir, su espíritu. Y los escritores de la Biblia hicieron la suya siguiendo la guía de ese espíritu. Hoy día, tal como los vientos favorables llevan a buen puerto a un barco que se encuentra en medio de un mar agitado, el espíritu santo nos ayuda a superar las tormentas de la vida para que podamos llegar al nuevo mundo que Dios promete. w19.11 45:7-9
Martes 21 de diciembre
Si te desanimas en los momentos difíciles, te faltarán las fuerzas (Prov. 24:10).
En ocasiones, los problemas nos desaniman. Lo que no debemos hacer es pensar constantemente en ellos, pues podríamos perder de vista la maravillosa esperanza que nos ha dado Jehová (Apoc. 21:3, 4). El desánimo puede agotarnos tanto que dejemos de servir a Dios. Veamos lo que hace una hermana de Estados Unidos para conservar su fe en buen estado mientras cuida de su esposo, que está muy enfermo. Escribió: “A veces, la situación nos ha causado mucho estrés y nos ha desanimado, pero nuestra esperanza es fuerte. Me impresiona mucho la información que recibimos para fortalecer la fe y mantener el ánimo. Necesitamos de verdad esos consejos. Nos ayudan a seguir adelante y a aguantar”. Las palabras de esta hermana nos enseñan que podemos vencer el desánimo. ¿Cómo? Viendo lo que nos sucede como una prueba de Satanás, confiando en que Jehová nos consolará y valorando el alimento espiritual que nos da. w19.11 46:9-10
Miércoles 22 de diciembre
La persona confiable sabe guardar una confidencia (Prov. 11:13).
Los ancianos en particular deben seguir este principio. Ellos saben que no deben revelar las “conversaciones confidenciales” de los hermanos de la congregación. Si lo hicieran, perderían la confianza de los demás y dañarían su reputación. Quienes tienen responsabilidades en la congregación no pueden ser “de lengua doble” o “falsos” (1 Tim. 3:8; nota). Es decir, no deben engañar a otros ni ser inclinados al chisme. Si un anciano ama a su esposa, no la cargará con información que no necesita saber. La esposa de un anciano puede contribuir a mantener la buena reputación de su esposo. ¿Cómo? No presionándolo para que le hable de cosas confidenciales. De esta manera, no solo apoya a su esposo, sino que también les muestra respeto a quienes han confiado en él. Y lo más importante es que alegra a Jehová, pues así contribuye a la paz y la unidad de la congregación (Rom. 14:19). w20.03 12:13-14
Jueves 23 de diciembre
Se les aparecerá Jehová (Lev. 9:4).
El año 1512 antes de nuestra era, cuando se erigió el tabernáculo al pie del monte Sinaí, Moisés presidió la ceremonia en la que se nombró sacerdotes a Aarón y sus hijos (Éx. 40:17; Lev. 9:1-5). ¿Cómo demostró Jehová que aprobaba el sacerdocio recién nombrado? Cuando Aarón y Moisés bendijeron a los israelitas, Jehová envió fuego del cielo para que consumiera por completo el sacrificio del altar (Lev. 9:23, 24). De esta manera tan espectacular, Jehová demostró su total apoyo al sacerdocio de Aarón. Cuando los israelitas vieron esta prueba clara de que los sacerdotes contaban con la aprobación divina, comprendieron que también ellos debían darles su total apoyo. Esto es de interés para nosotros, pues el sacerdocio de Israel fue una sombra de un sacerdocio mucho más importante: los 144.000, que servirán en el cielo junto con Cristo (Heb. 4:14; 8:3-5; 10:1). No cabe duda de que Jehová está guiando y bendiciendo con generosidad a su organización. w19.11 47:13-14, 16
Viernes 24 de diciembre
Trabajamos día y noche a fin de no ser una carga económica para ninguno de ustedes (2 Tes. 3:8).
El apóstol Pablo se quedó con Áquila y Priscila en Corinto y “trabajó con ellos”, pues “su oficio era hacer tiendas de campaña”. El que dijera que trabajó “día y noche” no significa que no parara. Por ejemplo, aprovechaba los sábados para predicar a los judíos, que tampoco trabajaban ese día (Hech. 13:14-16, 42-44; 16:13; 18:1-4). A pesar de que tuvo que trabajar, se aseguró de participar con regularidad “en la obra santa de las buenas noticias de Dios” (Rom. 15:16; 2 Cor. 11:23). Animó a los demás a hacer lo mismo que él. Por consiguiente, Áquila y Priscila fueron sus “colaboradores en Cristo Jesús” (Rom. 12:11; 16:3). Pablo aconsejó a los corintios que estuvieran “muy ocupados en la obra del Señor” (1 Cor. 15:58; 2 Cor. 9:8). Y escribió por inspiración: “Si alguien no quiere trabajar, que tampoco coma” (2 Tes. 3:10). w19.12 49:12-13
Sábado 25 de diciembre
Los hijos son una herencia de Jehová (Sal. 127:3).
Jehová creó a Adán y Eva con el deseo de tener hijos. Pero ¿a quién le corresponde decidir si una pareja tendrá hijos y cuándo? En algunas culturas, se espera que los recién casados tengan hijos lo antes posible. Puede que incluso la familia y otras personas los presionen para seguir dicha costumbre. Un Testigo de Asia llamado Jethro explica: “En la congregación, algunos hermanos que tienen hijos presionan a quienes no los tienen para que formen una familia”. Jeffrey, otro hermano de Asia, cuenta: “Algunos les dicen a los matrimonios sin hijos que nadie los cuidará cuando se hagan mayores”. Pero cada pareja debe decidir si tendrá hijos o no. Es su responsabilidad (Gál. 6:5). Claro, los amigos y los familiares de los recién casados quieren que estos sean felices, pero todos deben recordar que la decisión sobre este asunto corresponde a la pareja (1 Tes. 4:11). w19.12 52:1-3
Domingo 26 de diciembre
Ustedes deben orar de esta manera: “Padre nuestro” (Mat. 6:9).
¿Nos cuesta ver a Jehová como nuestro Padre? Puede que algunas personas se sientan insignificantes ante Dios. Dudan que el Todopoderoso se preocupe por cada uno de nosotros. Pero nuestro cariñoso Padre no quiere que nos sintamos así. Nos dio la vida y desea que lo busquemos y lo encontremos. Tras exponer estas verdades, el apóstol Pablo les dijo a sus oyentes en Atenas que Jehová “no está muy lejos de cada uno de nosotros” (Hech. 17:24-29). Dios quiere que todos acudamos a él con la misma naturalidad con la que un niño se dirige a su cariñoso padre. Hay otro posible motivo por el que a algunos les cuesta ver a Jehová como un Padre. ¿Cuál es? Que su propio padre les mostró poco o ningún cariño. Una hermana dice: “Mi papá era grosero conmigo. Cuando empecé a recibir clases de la Biblia, me costaba sentirme cerca de un Padre celestial”. ¿Nos ocurre algo parecido? En tal caso, tengamos por seguro que nosotros también podemos llegar a ver a Jehová como el mejor Padre que existe. w20.02 6:4-5
Lunes 27 de diciembre
Al fallarme las fuerzas, no me abandones (Sal. 71:9).
Jesús nos enseñó que Jehová valora lo que hacemos en su servicio por poco que nos parezca a nosotros o por limitadas que nos parezcan nuestras aptitudes al ir envejeciendo (Sal. 92:12-15; Luc. 21:2-4). Así que centrémonos en lo que podemos hacer. Por ejemplo, podemos hablar sobre Jehová, orar a favor de los hermanos y animar a los demás a ser fieles. Jehová nos considera sus colaboradores no por lo que logramos, sino por nuestra buena disposición a obedecerle (1 Cor. 3:5-9). Qué agradecidos estamos de adorar a Jehová, un Dios que valora de verdad a quienes lo sirven. Él nos creó para hacer su voluntad, y lo que da verdadero sentido a nuestra vida es la adoración verdadera (Apoc. 4:11). Puede que el mundo considere que no servimos para nada, pero Jehová no se avergüenza de nosotros (Heb. 11:16, 38). Cuando nos sintamos hundidos por culpa de la enfermedad, las dificultades económicas o la edad avanzada, recordemos que nada puede separarnos del amor de nuestro Padre celestial (Rom. 8:38, 39). w20.01 3:16, 18-19
Martes 28 de diciembre
Crea en mí un corazón puro, oh, Dios, y pon dentro de mí un espíritu nuevo, un espíritu firme (Sal. 51:10).
Podemos combatir la envidia siendo humildes y estando satisfechos con lo que tenemos. Así no le dejaremos lugar en el corazón donde pueda crecer. Si somos humildes, no tendremos un concepto muy elevado de nosotros mismos y no pensaremos que merecemos más que los demás (Gál. 6:3, 4). Quien se siente conforme con lo que tiene está contento y no se compara con otros (1 Tim. 6:7, 8). El que es humilde y se siente satisfecho se alegra por la persona que recibe algo bueno. Necesitamos el espíritu santo de Jehová para no desarrollar un sentimiento tan perjudicial como la envidia y, por el contrario, ser humildes y sentirnos satisfechos (Gál. 5:16; Filip. 2:3, 4). El espíritu de Dios nos ayuda a examinar nuestros pensamientos más íntimos y nuestros motivos. Con la ayuda divina, podemos sustituir los pensamientos y sentimientos perjudiciales por otros edificantes (Sal. 26:2). w20.02 8:8-9
Miércoles 29 de diciembre
Presta constante atención a tu conducta y a tu enseñanza (1 Tim. 4:16).
La dedicación es un voto, y Jehová espera que usted lo cumpla. Por eso, manténgase cerca de su congregación. Quienes forman parte de ella serán su familia espiritual. Si asiste con regularidad a las reuniones, fortalecerá su amistad con sus hermanos y hermanas. Todos los días, lea la Biblia y dedique tiempo a meditar en ella (Sal. 1:1, 2). Debe detenerse a pensar en lo que ha leído, y así las palabras le llegarán al corazón. También debe hacer lo que dijo Jesús: “Oren constantemente” (Mat. 26:41). Sus oraciones sinceras lo acercarán más a Jehová. Además, siga “buscando primero el Reino” (Mat. 6:33). ¿De qué manera? Haciendo que la predicación sea una prioridad en su vida. Si predica con regularidad, mantendrá fuerte su fe. Las dificultades que enfrente en este viejo mundo “son momentáneas y livianas” (2 Cor. 4:17). En cambio, gracias a su dedicación y bautismo, tendrá una vida más feliz ahora y “la vida que realmente es vida” en el futuro (1 Tim. 6:19). ¿Verdad que el esfuerzo vale la pena? w20.03 11:19-21
Jueves 30 de diciembre
Queda poco tiempo (1 Cor. 7:29).
Si el estudiante no progresa, tendremos que preguntarnos si debemos seguir dándole clases. Preguntémonos: “¿Progresa a un ritmo razonable, teniendo en cuenta sus circunstancias? ¿Ha empezado a poner en práctica lo que aprende?” (Mat. 28:20). Por desgracia, algunos estudiantes de la Biblia son como los israelitas de los días de Ezequiel. Jehová le dijo a este profeta sobre ellos: “Mira, tú eres para ellos como una canción de amor cantada con una voz preciosa y tocada hábilmente con un instrumento de cuerda. Oirán tus palabras, pero nadie las pondrá en práctica” (Ezeq. 33:32). Puede que se nos haga difícil decirle a una persona que pondremos fin a su curso bíblico, pero “queda poco tiempo”. Así que, en lugar de dedicar más tiempo a dar clases a alguien que no progresa, es mejor buscar a quien da prueba de que tiene “la actitud correcta para obtener vida eterna” (Hech. 13:48). w20.01 1:17, 20
Viernes 31 de diciembre
Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra (Mat. 6:10).
Por lo general, la cristiandad no enseña que la Biblia dice que los seres humanos obedientes vivirán para siempre en la Tierra (2 Cor. 4:3, 4). Hoy día, la mayoría de las religiones que afirman ser cristianas enseñan que todos los buenos van al cielo cuando mueren. En cambio, a finales del siglo diecinueve, el pequeño grupo de cristianos que estudiaban la Biblia y publicaban la revista hoy llamada La Atalaya ya creían algo diferente. Entendían que Dios hará de la Tierra un paraíso y que millones de personas obedientes vivirán aquí en la Tierra, no en el cielo. Pese a ello, tardaron en comprender con claridad quiénes serán estas personas obedientes. Por supuesto, los Estudiantes de la Biblia también entendieron que las Escrituras enseñan que algunos serían “comprados de la tierra” para gobernar con Jesús en los cielos (Rev. 14:3). Ese grupo estaría formado por 144.000 cristianos entusiastas y dedicados que habían servido fielmente a Dios en la Tierra. w19.09 39:4-5