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Examinemos las Escrituras todos los días 2021
es21

Noviembre

Lunes 1 de noviembre

Consideren que los demás son superiores a ustedes (Filip. 2:3).

Muchas personas que este mundo considera sabias se burlan de lo que la Biblia dice sobre el orgullo. Afirman que pensar que los demás son superiores nos hará vulnerables y que la gente se aprovechará de nosotros. Pero ¿cuál ha sido el resultado de la actitud egoísta que fomenta el mundo de Satanás? ¿Son felices las personas egoístas? ¿Tienen familias felices y amigos verdaderos? ¿Tienen una amistad estrecha con Dios? ¿Qué diría usted que produce mejores resultados: la sabiduría del mundo, o la sabiduría de la Palabra de Dios? (1 Cor. 3:19). Quienes siguen los consejos de los “sabios” de este mundo son como un turista que le pregunta cómo llegar a un lugar a otro turista que está tan perdido como él. Respecto a los “sabios” de sus días, Jesús dijo: “Guías ciegos es lo que son. Por eso, si un ciego guía a un ciego, ambos caerán en un hoyo” (Mat. 15:14). Sin duda, la sabiduría del mundo es una necedad para Dios. w19.05 21:14-16

Martes 2 de noviembre

Reunirán a sus escogidos (Mat. 24:31).

En los últimos años, el número de los que participan del pan y del vino en la Conmemoración no ha dejado de aumentar. ¿Debería preocuparnos esto? No. “Jehová conoce a los que le pertenecen” (2 Tim. 2:19). Jehová sabe quiénes son verdaderamente ungidos, pero los hermanos que durante la Conmemoración cuentan a los que comen del pan y beben del vino no lo saben. Por eso, la cifra total incluye a los que creen que son ungidos pero en realidad no lo son. Algunos que solían participar ya no lo hacen. Y otros creen que gobernarán con Cristo en el cielo debido a problemas emocionales o mentales. Así que no sabemos con exactitud cuántos ungidos quedan en la Tierra. Habrá ungidos en muchas partes de la Tierra cuando Jesús venga para llevárselos al cielo. Es cierto que la Biblia da a entender que en los últimos días todavía habrá un pequeño número de ungidos en la Tierra (Apoc. 12:17). Pero no dice cuántos quedarán cuando empiece la gran tribulación. w20.01 5:11-13

Miércoles 3 de noviembre

Dios amó tanto al mundo que entregó a su Hijo unigénito (Juan 3:16).

Con la parábola del hijo perdido, Jesús mostró cuánto nos ama Jehová (Luc. 15:11-32). El padre de la parábola nunca perdió la esperanza de que su hijo volvería. Y, cuando este lo hizo, el padre lo recibió con los brazos abiertos. Si nos hemos apartado de Jehová y nos hemos arrepentido, podemos tener la certeza de que nuestro Padre desea acogernos. Nuestro Padre reparará todos los daños que provocó Adán. Cuando este se rebeló, Jehová decidió adoptar a 144.000 personas que serían reyes y sacerdotes en los cielos con su Hijo. Jesús y estos gobernantes ayudarán a los seres humanos obedientes a llegar a ser perfectos en el nuevo mundo. Tras superar una prueba final de obediencia, Dios les dará vida eterna. Nuestro Padre sentirá entonces la satisfacción de ver que la Tierra está llena de sus hijos perfectos. ¿Verdad que será maravilloso? w20.02 6:17-19

Jueves 4 de noviembre

Deben ser hechos nuevos en la fuerza que impulsa su mente (Efes. 4:23).

Todos debemos preguntarnos: “¿Cómo son los cambios que estoy haciendo para imitar a Cristo? ¿Son solo superficiales? ¿O me estoy convirtiendo en un cristiano en lo más profundo de mi ser?”. Esta es una diferencia importante. En Mateo 12:43-45, encontramos un ejemplo que puso Jesús y que indica lo que debemos hacer. Este ejemplo pone de relieve una verdad fundamental: no es suficiente con eliminar los malos pensamientos; debemos llenar el vacío con pensamientos que agraden a Dios. ¿Es posible cambiar lo que de verdad somos en el interior? La Palabra de Dios responde: “Deben vestirse de la nueva personalidad que fue creada conforme a la voluntad de Dios en verdadera justicia y lealtad” (Efes. 4:24). Como vemos, es posible hacer este cambio, pero no es fácil. No basta con reprimir los malos deseos y acciones. Tenemos que modificar “la fuerza que impulsa” nuestra mente. Esto quiere decir cambiar nuestros deseos, tendencias y motivaciones. Para ello, es necesario hacer un esfuerzo constante. w19.06 24:6-7

Viernes 5 de noviembre

Vamos a arruinar este lugar (Gén. 19:13).

Jehová les mostró compasión a Lot y a su familia, y envió a unos ángeles para rescatarlos. Sin embargo, Lot “siguió demorándose”. Los ángeles tuvieron que tomarlos de la mano a él, a su esposa y a sus dos hijas, y ayudarlos a escapar (Gén. 19:15, 16). Entonces, los ángeles les dijeron que huyeran a la región montañosa. Pero, en lugar de obedecer, Lot le pidió a Dios que los dejara ir a una ciudad que estaba cerca (Gén. 19:17-20). Jehová lo escuchó con paciencia y le concedió su petición. Más tarde, a Lot le dio miedo quedarse allí y se mudó a las montañas, justo donde Jehová le había dicho al principio que fuera (Gén. 19:30). Sin duda, Jehová demostró una paciencia extraordinaria. Igual que Lot, es posible que algún hermano de la congregación tome malas decisiones y sufra graves problemas como resultado. Si eso sucede, ¿qué haremos? Tal vez nos sintamos tentados a decirle que está recogiendo lo que sembró, cosa que es verdad (Gál. 6:7). Pero podemos hacer algo mejor: imitemos la manera en que Jehová ayudó a Lot. w19.06 26:3-5

Sábado 6 de noviembre

Jehová es mi ayudante; no tendré miedo (Heb. 13:6).

Cuando nuestros enemigos prohíben la obra, quieren que nos dé miedo servir a Jehová. Es posible que difundan historias falsas, envíen agentes a registrar nuestra casa, nos fuercen a ir a los tribunales o hasta nos encarcelen a algunos de nosotros. Esperan que nos invada el temor al ver que encierran en prisión a unos pocos hermanos. Si dejáramos que sus acciones nos asustaran, sería como si nosotros mismos nos estuviéramos imponiendo una proscripción. Pero no queremos ser como las personas a las que describe Levítico 26:36, 37. No permitiremos que el temor nos haga bajar el ritmo en el servicio a Jehová o incluso abandonarlo. Confiamos por completo en él y nos negamos a ser presa del pánico (Is. 28:16). Le pedimos a Jehová que nos guíe. Sabemos que con su apoyo ni los gobiernos más poderosos nos impedirán servir fielmente a nuestro Dios. En lugar de intimidarnos, la oposición puede motivarnos a servir más a Jehová. w19.07 28:6-7

Domingo 7 de noviembre

Predica la palabra (2 Tim. 4:2).

Aunque parezca que nuestra predicación no da fruto, no renunciemos a la esperanza de encontrar a posibles discípulos. Recordemos que Jesús comparó esta obra a la pesca. Los pescadores pueden estar muchas horas trabajando sin capturar un solo pez. A menudo trabajan durante la noche o de madrugada, y a veces tienen que navegar largas distancias (Luc. 5:5). De manera similar, algunos Testigos pasan muchas horas “pescando” con paciencia a horas y en lugares diferentes. Lo hacen para tener mayores posibilidades de encontrar a más personas. Quienes realizan este esfuerzo especial por lo general logran hablar con personas que se interesan en nuestro mensaje. ¿Podríamos predicar en un momento del día o en un lugar en el que sea más probable encontrar a la gente? ¿Por qué hace falta paciencia al dirigir cursos bíblicos? Una razón es que no solo tenemos que ayudar al estudiante a conocer y amar las enseñanzas de la Biblia. También debemos ayudarlo a conocer y amar a su Autor, Jehová. w19.07 29:14-15

Lunes 8 de noviembre

Estoy olvidando las cosas que quedan atrás (Filip. 3:13).

Puede que algunos tengamos que vencer el sentimiento de culpa por pecados que cometimos en el pasado. En tal caso, ¿por qué no dedicamos tiempo a investigar sobre el rescate? Estudiar, meditar y orar sobre este tema animador nos ayudará a librarnos de los sentimientos de culpa innecesarios, pues comprenderemos y aceptaremos que Jehová ha perdonado nuestros pecados. Veamos otra lección que aprendemos de Pablo. Algunos Testigos han renunciado a trabajos muy bien pagados a fin de hacer más por el Reino. Si ese es nuestro caso, olvidar las cosas que quedan atrás implica no anhelar las oportunidades que dejamos pasar (Núm. 11:4-6; Ecl. 7:10). Entre “las cosas que quedan atrás” podrían estar también nuestros logros en el servicio a Jehová o las pruebas que hemos afrontado. Claro, recordar cómo nos ha bendecido y apoyado nuestro Padre a lo largo de los años puede acercarnos más a él. Sin embargo, no queremos dormirnos en los laureles y pensar que ya hemos hecho suficiente (1 Cor. 15:58). w19.08 31:5-6

Martes 9 de noviembre

Oren constantemente (1 Tes. 5:17).

Podemos dirigirnos a Jehová con respeto en cualquier momento y en cualquier lugar. Y nunca está demasiado ocupado para escucharnos; siempre nos da su atención. Cuando entendemos que él escucha nuestras oraciones, nos sentimos atraídos a él. El escritor de un salmo dijo: “Amo a Jehová porque él oye mi voz” (Sal. 116:1). Nuestro Padre no solo escucha nuestras oraciones, sino que también las responde. El apóstol Juan nos da la siguiente seguridad: “Le podemos pedir cualquier cosa que esté de acuerdo con su voluntad y él nos escucha” (1 Juan 5:14, 15). Claro, puede que Jehová nos responda de formas que no esperamos. Como sabe lo que más nos conviene, a veces su respuesta es no o a veces su respuesta es que esperemos un tiempo (2 Cor. 12:7-9). Jehová nos da lo necesario. Él hace lo mismo que les manda hacer a los padres de familia (1 Tim. 5:8). Se ocupa de las necesidades materiales de sus hijos. No quiere que nos preocupemos por el alimento, la ropa o la vivienda (Mat. 6:32, 33; 7:11). Como nos ama, hasta se ha encargado de que en el futuro también tengamos todo lo que necesitemos. w20.02 6:10-12

Miércoles 10 de noviembre

Formarán un solo rebaño con un solo pastor (Juan 10:16).

No todos los que tienen la esperanza de vivir en el cielo son parte del “esclavo fiel y prudente” (Mat. 24:45-47). Al igual que en el siglo primero, hoy día Jehová y Jesús se valen de unos pocos para alimentar, o enseñar, a muchos. En el siglo primero, se utilizó solo a unos pocos ungidos para escribir las Escrituras Griegas Cristianas. Hoy día, solo unos pocos ungidos tienen la responsabilidad de darle al pueblo de Dios “alimento al tiempo debido”. Jehová ha decidido darles vida eterna en la Tierra a la inmensa mayoría de sus siervos y vida en el cielo a los pocos que gobernarán con Jesús. Dios premia a todos sus siervos —tanto al “judío” como a los “10 hombres”— y les pide a todos que obedezcan las mismas leyes y que sean fieles (Zac. 8:23). Todos deben ser humildes y servirle en unidad. Y todos deben esforzarse por mantener la paz en la congregación. Estamos cada vez más cerca del fin, así que continuemos sirviendo a Jehová y siguiendo a Cristo como “un solo rebaño”. w20.01 5:15-16

Jueves 11 de noviembre

Si algunos no son obedientes a la palabra, sean ganados sin una palabra por haber sido ellos testigos oculares de su conducta casta junto con profundo respeto (1 Ped. 3:1, 2).

No podemos obligar a nuestros familiares a aceptar la verdad. Pero sí podemos ayudarlos a ser más receptivos al mensaje de la Biblia (2 Tim. 3:14, 15). Dejemos que nuestra conducta hable por nosotros. Muchas veces, nuestros familiares se fijan más en lo que hacemos que en lo que decimos. No nos demos por vencidos. Jehová nos pone el ejemplo. Una y otra vez da a la gente la oportunidad de aceptar las buenas nuevas y recibir la vida (Jer. 44:4). Y el apóstol Pablo le dijo a Timoteo que no dejara de ayudar a los demás porque de ese modo se salvaría a sí mismo y también salvaría a los que lo escucharan (1 Tim. 4:16). Como queremos a nuestros familiares, deseamos que conozcan las verdades de la Biblia. w19.08 33:2, 8-9

Viernes 12 de noviembre

Mejor es la censura revelada que el amor oculto (Prov. 27:5).

Debemos recordar que, si alguien ha dedicado tiempo para corregirnos, quizás sea porque nuestro error es mayor de lo que pensamos. En tales circunstancias, puede que nuestra reacción inicial sea rechazar la ayuda. Tal vez critiquemos a la persona que nos la ofrece o cómo nos ha hablado. Pero si somos humildes procuraremos corregir nuestra actitud. La persona humilde agradece los consejos. Pensemos en un ejemplo. Imaginemos que estamos en el Salón del Reino hablando con algunos hermanos. Entonces, uno de ellos nos lleva aparte y nos dice con discreción que tenemos algo de comida entre los dientes. Claro, nos da vergüenza. Pero agradecemos que nos lo diga. Es más, desearíamos que alguien nos lo hubiera dicho antes. Del mismo modo, deberíamos agradecer con humildad que un hermano tenga el valor de darnos un consejo cuando lo necesitamos. No lo veamos como un enemigo, como alguien que nos odia, sino como un amigo que nos ama (Prov. 27:6; Gál. 4:16). w19.09 35:11-12

Sábado 13 de noviembre

Observa, oh hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no abandones la ley de tu madre (Prov. 6:20).

Jehová les ha dado a las madres un papel importante dentro de la familia y cierta autoridad sobre sus hijos. De hecho, pueden ejercer una profunda influencia sobre ellos que dure toda su vida (Prov. 22:6). Veamos las lecciones que las madres pueden aprender de María, la madre de Jesús. María conocía muy bien las Escrituras. Tenía un profundo respeto a Jehová y una estrecha amistad con él. Estuvo dispuesta a someterse a su guía aunque eso implicó un cambio total en su vida (Luc. 1:35-38, 46-55). ¿Qué pueden hacer ustedes, madres, para imitar su ejemplo? Primero, estudien la Biblia y oren personalmente para conservar su amistad con Jehová. Segundo, estén dispuestas a hacer cambios en su vida con el fin de agradarle. w19.09 37:17-19

Domingo 14 de noviembre

¡Miren!, una gran muchedumbre (Rev. 7:9).

El apóstol Juan tuvo una emocionante visión. En ella, unos ángeles reciben la orden de sujetar los vientos destructores de la gran tribulación hasta el sellado final de un grupo de esclavos (Rev. 7:1-3). Ese grupo está formado por los 144.000 cristianos que reinarán con Jesús en los cielos (Luc. 12:32; Rev. 7:4). A continuación, Juan mencionó otro grupo, tan grande que exclamó “¡miren!”. Esta expresión quizás revele su sorpresa al ver algo inesperado. ¿De qué se trata? De “una gran muchedumbre, que ningún hombre podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero” (Rev. 7:9-14). Seguro que se sintió muy feliz al ver que en el futuro habría miles y miles de personas adorando a Jehová. No cabe duda de que esta visión fortaleció la fe de Juan. Y debe fortalecer la nuestra mucho más, pues la visión se está cumpliendo en nuestros días. Hemos sido testigos de la entrada en el pueblo de Dios de millones de personas que tienen la esperanza de sobrevivir a la gran tribulación y vivir para siempre en la Tierra. w19.09 39:2-3

Lunes 15 de noviembre

Vendrá sobre ellos destrucción repentina, y de ninguna manera escaparán (1 Tes. 5:3).

Imaginemos que las naciones acaban de hacer el predicho anuncio de “paz y seguridad”. Puede que presuman de que nunca ha habido tanta seguridad en el mundo. Y querrán hacernos creer que tienen todo bajo control. Pero en realidad no tendrán ningún control sobre lo que ocurrirá a continuación. “Babilonia la Grande” será destruida (Apoc. 17:5, 15-18). Dios pondrá “en sus corazones llevar a cabo el pensamiento de él”. ¿Cuál es este? Acabar con todas las religiones falsas, incluida la cristiandad. Dios pondrá este pensamiento en el corazón de “los 10 cuernos” de la “bestia salvaje de color rojo escarlata”. Los 10 cuernos representan a todos los gobiernos políticos que apoyan a “la bestia salvaje”, es decir, las Naciones Unidas (Apoc. 17:3, 11-13; 18:8). El ataque de estos gobiernos contra la religión falsa significará el inicio de la gran tribulación. Será un suceso mundial repentino y aterrador. w19.10 41:1, 3

Martes 16 de noviembre

Diótrefes, a quien le gusta ser el primero entre ellos, no acepta nada de nosotros con respeto (3 Juan 9).

En el siglo primero, Diótrefes envidiaba a los que dirigían la congregación cristiana. Quería “ser el primero” entre los hermanos, así que difundió comentarios malintencionados para desacreditar al apóstol Juan y a otros superintendentes (3 Juan 10). Aunque no lleguemos a comportarnos como él, podemos empezar a sentir envidia de un hermano que recibe una asignación que nosotros deseábamos, sobre todo si nos parece que podemos realizarla tan bien como él. La envidia es como una planta venenosa. Una vez que echa raíces en el corazón, es difícil acabar con ella. Se alimenta de otras emociones negativas, como los celos, el orgullo y el egoísmo. La envidia puede impedir que crezcan las buenas cualidades, como el amor, la compasión y la amabilidad. Tenemos que arrancarla del corazón tan pronto como empiece a brotar. w20.02 8:6-7

Miércoles 17 de noviembre

Recibí una espina en la carne (2 Cor. 12:7).

El apóstol Pablo quiso decir que estaba sufriendo por culpa de una prueba de carácter personal. La llamó “un ángel de Satanás”, que seguía abofeteándolo (o golpeándolo, según la nota). Puede que Satanás y sus demonios no le hubieran clavado esa espina, es decir, que ellos no le hubieran provocado su angustia. Pero, cuando esos espíritus malvados vieron que Pablo tenía esa “espina”, tal vez intentaran clavársela más, por decirlo así, para causarle más sufrimiento. ¿Qué hizo el apóstol? Al principio, Pablo quiso librarse de la “espina”. Dijo: “Le supliqué tres veces al Señor [Jehová] que me la quitara”. Pese a sus ruegos, la espina en la carne no desapareció. ¿Significa esto que Jehová no respondió sus oraciones? Claro que no. Él sí las contestó. Aunque no le quitó el problema, le dio las fuerzas para soportarlo. Y le dijo: “Mi poder se demuestra plenamente en la debilidad” (2 Cor. 12:8, 9). Gracias a la ayuda divina, Pablo logró mantenerse feliz y en paz (Filip. 4:4-7). w19.11 45:4-5

Jueves 18 de noviembre

Jehová es un Dios que exige devoción exclusiva (Nah. 1:2).

Jehová merece que le demos devoción exclusiva porque nos creó y nos dio la vida (Apoc. 4:11). Pero, aunque amamos y respetamos a Jehová, hay cosas que pueden atraernos e impedir que le demos la devoción que merece. La Biblia relaciona el amor intenso que sentimos por Jehová con la devoción a él. Y darle devoción exclusiva significa que lo adoramos solo a él. No dejamos que nada ni nadie ocupe su lugar en nuestro corazón (Éx. 34:14). Nuestra devoción a Jehová se basa en lo que hemos aprendido sobre él. Hemos llegado a admirar sus hermosas cualidades. Sabemos lo que le gusta y lo que no, y estamos de acuerdo con ello. Comprendemos cuál es su propósito para nosotros y le damos nuestro apoyo viviendo de acuerdo con sus normas. Nos sentimos honrados de que nos dé la oportunidad de ser sus amigos (Sal. 25:14). Todo lo que aprendemos sobre nuestro Creador nos acerca más a él (Sant. 4:8). w19.10 43:1-3

Viernes 19 de noviembre

El verdadero amigo ama en todo momento y es un hermano en tiempos de angustia (Prov. 17:17).

Hoy día, nuestros hermanos afrontan un sinnúmero de dificultades. Por ejemplo, muchos sufren los efectos de desastres naturales o desastres causados por el hombre. En esos casos, quizás algunos podamos recibir a estos hermanos en nuestro hogar. Otros tal vez puedan ayudar económicamente. Pero lo que todos podemos hacer es pedirle a Jehová que los ayude. Si nos enteramos de que un hermano está desanimado, quizás no sepamos qué decirle o cómo reaccionar. Pero todos podemos hacer mucho. Por ejemplo, podemos pasar tiempo con él, escucharlo con atención cuando nos habla y mencionarle un texto que a nosotros nos consuela (Is. 50:4). Lo más importante es que estemos al lado de nuestros amigos cuando nos necesiten. Debemos estar decididos a hacer y mantener amistades fuertes con nuestros hermanos ahora. Estas amistades durarán no solo hasta el fin de este mundo, sino toda la eternidad. w19.11 44:18-19

Sábado 20 de noviembre

Esta es la ley del sacrificio de paz que alguien puede presentarle a Jehová (Lev. 7:11).

Esta era una ofrenda voluntaria que los israelitas hacían por amor a su Dios, Jehová. Quien hacía la ofrenda, su familia y los sacerdotes comían la carne del animal sacrificado. Pero ciertas partes del animal eran solo para Jehová. ¿Cuáles? Jehová consideraba que la grasa era la mejor parte del animal. También especificó que algunos órganos vitales, como los riñones, tenían un valor especial (Lev. 3:6, 12, 14-16). Así que a Jehová le hacía particularmente feliz que un israelita le ofreciera de manera voluntaria los órganos vitales y la grasa. El israelita que hacía esa ofrenda demostraba su profundo deseo de darle a Jehová lo mejor. De modo parecido, Jesús le ofreció lo mejor a su Padre sirviéndole de toda alma por el amor que le tenía (Juan 14:31). Para Jesús, era un placer hacer la voluntad de Dios (Sal. 40:8). ¡Cuánto debió agradarle a Jehová ver con qué disposición le servía su Hijo! w19.11 47:9-10

Domingo 21 de noviembre

El séptimo día es un sábado de descanso completo. Es santo para Jehová (Éx. 31:15).

La Palabra de Dios dice que después de seis “días” Jehová dejó de hacer obras creativas en la Tierra (Gén. 2:2). No obstante, a Jehová le gusta trabajar, así que ha seguido haciéndolo en otros aspectos (Juan 5:17). La ley del sábado seguía un modelo parecido al descrito en Génesis, es decir, trabajar seis días y descansar el séptimo. Dios dijo que el sábado era una señal entre él e Israel (Éx. 31:12-14). Todo el mundo tenía prohibido trabajar, incluidos los niños y los esclavos. Ni siquiera podían trabajar los animales domésticos (Éx. 20:10). Esto les permitía a los israelitas dar más atención a los asuntos espirituales. Muchos líderes religiosos de los días de Jesús impusieron normas muy rígidas sobre cómo guardar el sábado. Decían que no estaba permitido ni siquiera arrancar unas espigas o curar a un enfermo (Mar. 2:23-27; 3:2-5). Estas ideas no reflejaban el modo de pensar de Jehová, y Jesús lo dejó claro a quienes lo escuchaban. w19.12 49:8-9

Lunes 22 de noviembre

Imiten a Dios como hijos amados (Efes. 5:1).

Cuanto más sabemos sobre la personalidad de Jehová, más podemos parecernos a él. David trataba a otras personas como lo haría su Padre celestial porque lo conocía bien. Como David fue muy amigo de Jehová, llegó a ser uno de los reyes más queridos y aquel con quien Dios comparaba a los demás reyes de Israel (1 Rey. 15:11; 2 Rey. 14:1-3). ¿La lección? Debemos imitar a Dios. Cuando procuramos que nuestra personalidad refleje la de Dios, demostramos que somos sus hijos (Efes. 4:24). Nunca dejaremos de aprender sobre Jehová (Ecl. 3:11). Pero lo importante no es cuánto sabemos sobre él, sino qué hacemos con lo que sabemos. Si ponemos en práctica lo que aprendemos y tratamos de imitar a nuestro cariñoso Dios, él seguirá acercándose a nosotros (Sant. 4:8). En su Palabra, nos asegura que nunca dejará a los que lo buscan. w19.12 51:20-21, 23

Martes 23 de noviembre

El corazón es más traicionero que cualquier otra cosa (Jer. 17:9).

Jacob amaba a todos sus hijos, pero sentía un cariño especial por José, de 17 años. ¿Cómo reaccionaron el resto de sus hijos? Tuvieron envidia de José y como consecuencia lo odiaron. Lo vendieron como esclavo y le dijeron a su padre que un animal salvaje había matado a su hijo predilecto. La envidia resultó en que quebrantaran la paz familiar y le rompieran el corazón a su padre (Gén. 37:3, 4, 27-34). La envidia aparece entre las peligrosas “obras de la carne”, que pueden impedir que una persona herede el Reino de Dios (Gál. 5:19-21). Por regla general, este sentimiento perjudicial es la raíz de las enemistades, las peleas y los arrebatos de ira. El caso de los hermanos de José muestra el daño que la envidia causa en las relaciones y cómo altera la paz de una familia. Aunque nosotros nunca nos comportaríamos como los hermanos de José, no debemos olvidar que todos tenemos un corazón imperfecto y traicionero. Así que con razón algunas veces sentimos envidia. w20.02 8:1-3

Miércoles 24 de noviembre

Humildemente piensen que los demás son superiores a ustedes (Filip. 2:3).

En una ocasión, Jehová le quitó parte de su espíritu a Moisés y se lo dio a un grupo de ancianos israelitas que estaban cerca de la tienda de reunión. Poco después, Moisés se enteró de que dos ancianos que no habían ido a la tienda de reunión también habían recibido el espíritu santo y habían comenzado a portarse como profetas. ¿Cómo reaccionó cuando Josué le pidió que los detuviera? No sintió envidia de que Jehová se hubiera fijado en estos dos hombres, sino que se alegró de que hubieran recibido el honor de profetizar (Núm. 11:24-29). ¿Qué aprendemos de Moisés? Pensemos en un anciano que está muy encariñado con cierta responsabilidad que tiene en la congregación. Entonces, se le pide que prepare a otro hermano para que más adelante atienda dicha responsabilidad. Si es humilde como Moisés, no se sentirá amenazado. Al contrario, se alegrará de hacerlo. w20.02 8:9-11

Jueves 25 de noviembre

La ansiedad aplasta el corazón del hombre, pero una buena palabra lo reanima (Prov. 12:25).

Las enfermedades pueden desgastarnos emocionalmente. Quizás nos sintamos avergonzados de que las personas se den cuenta de nuestras limitaciones o de que necesitamos ayuda. Y, aunque los demás no sepan que estamos enfermos, tal vez sintamos vergüenza porque no podemos hacer lo mismo que antes. En esos momentos de angustia, Jehová nos anima. ¿Cómo lo hace? Él ha recogido en la Biblia buenas palabras que nos recuerdan que le importamos aunque tengamos una enfermedad (Sal. 31:19; 41:3). Mediante estas palabras inspiradas, Dios nos ayudará a afrontar los sentimientos negativos ocasionados por la enfermedad. Podemos estar seguros de que Jehová sabe por lo que estamos pasando. Roguémosle que nos ayude a ver la situación de una manera apropiada. Acudamos a la Biblia para encontrar las buenas palabras que Dios ha puesto en ella para nosotros. Centrémonos en los pasajes que muestran cuánto valora Jehová a sus siervos. Al hacerlo, veremos que es bueno con todos los que le sirven fielmente (Sal. 84:11). w20.01 3:9-10, 12

Viernes 26 de noviembre

No imites lo malo, sino lo bueno (3 Juan 11).

Isaac era un hombre rico, y los filisteos envidiaban su prosperidad (Gén. 26:12-14). Llegaron al extremo de tapar con tierra los pozos que Isaac usaba para dar agua a sus ganados (Gén. 26:15, 16, 27). Algunas personas hoy son como los filisteos y sienten envidia de los que tienen más posesiones que ellas. No solo desean lo que tienen, sino que también desean que no lo tengan. Los líderes religiosos judíos sintieron envidia de Jesús porque era muy apreciado por la gente común (Mat. 7:28, 29). Jesús era el representante de Dios y enseñaba la verdad. Pese a ello, los guías religiosos difundieron calumnias sobre él para arruinar su buena reputación (Mar. 15:10; Juan 11:47, 48; 12:12, 13, 19). ¿Qué aprendemos de este relato? Que debemos luchar contra la inclinación a envidiar a los que tienen cualidades por las que son apreciados en la congregación. Al contrario, debemos tratar de imitarlos (1 Cor. 11:1). w20.02 8:4-5

Sábado 27 de noviembre

Tiene que morir (Est. 4:11).

Imaginemos que vivimos hace unos dos mil quinientos años en Persia y que deseamos hablar con el rey. Ni se nos ocurriría presentarnos delante de él sin haber recibido su permiso, pues hacerlo podría costarnos la vida. Sin duda, estamos muy agradecidos de que Jehová no sea como los reyes de Persia. Podemos dirigirnos a él en cualquier momento. Dios desea que nos sintamos libres de hablar con él. Es verdad que tiene títulos imponentes como Gran Creador, Todopoderoso y Señor Soberano. Sin embargo, quiere que utilicemos un término más familiar: “Padre” (Mat. 6:9). ¿No nos conmueve que Jehová desee que tengamos una relación tan estrecha y afectuosa con él? Podemos llamar “Padre” a Jehová con toda razón porque nos ha dado la vida (Sal. 36:9). Como es nuestro Padre, tenemos la obligación de obedecerlo. Si hacemos lo que nos manda, disfrutaremos de maravillosas bendiciones (Heb. 12:9). Una de ellas es la vida eterna, sea en el cielo o en la Tierra. w20.02 6:1-3

Domingo 28 de noviembre

Hagan discípulos (Mat. 28:19).

Nuestro objetivo es ayudar al estudiante a crecer en sentido espiritual (Efes. 4:13). Cuando alguien acepta un curso bíblico, su principal interés quizás sea el beneficio personal que pueda obtener. Pero, cuando sienta más amor por Jehová, probablemente empiece a pensar en cómo ayudar a los demás, entre ellos quienes ya forman parte de la congregación (Mat. 22:37-39). Además, no dejemos de hablarle en el momento conveniente del honor que tenemos de hacer donaciones para la obra del Reino. Enseñemos al estudiante a afrontar los problemas. Pongamos un ejemplo. Un estudiante de la Biblia que es publicador no bautizado nos dice que un hermano de la congregación lo ha ofendido. ¿Cómo actuaremos? En vez de tomar partido, analicemos con el estudiante qué dice la Biblia. Podemos explicarle que tiene dos opciones: perdonar al hermano o, si no puede olvidar lo ocurrido, hablar cariñosamente con él a fin de recuperarlo (compare con Mateo 18:15). Ayudemos al estudiante a preparar lo que va a decir. w20.01 1:14-15

Lunes 29 de noviembre

Te confesé mi pecado; no oculté mi error. Y tú perdonaste mi error y mis pecados (Sal. 32:5).

Demostramos que agradecemos el perdón de Jehová cuando se lo pedimos en oración, aceptamos la disciplina y nos esforzamos por no repetir los errores. Cuando hacemos esto, recuperamos la paz interior. Cómo nos anima saber que “Jehová está cerca de los que tienen el corazón destrozado” y “salva a los que están hundidos en el desánimo” (Sal. 34:18). Al acercarse el fin de los últimos días, es probable que aumenten los motivos de inquietud. Cuando nos invadan las preocupaciones, no tardemos en buscar la ayuda de Jehová. Estudiemos la Biblia con diligencia. Aprendamos de los ejemplos de Ana, el apóstol Pablo y el rey David. Pidámosle a Jehová que nos ayude a saber qué nos causa preocupación (Sal. 139:23). Dejemos que nos lleve las cargas, en especial aquellas sobre las que tenemos poco o ningún control. Si lo hacemos, nos sentiremos como el salmista que le cantó a Jehová: “Cuando las preocupaciones me abrumaban, tú me consolabas y me tranquilizabas” (Sal. 94:19). w20.02 9:17, 20-21

Martes 30 de noviembre

Toda la Escritura está inspirada por Dios (2 Tim. 3:16).

El término griego que se traduce “inspirada por Dios” significa literalmente “insuflada por Dios” o “soplada por Dios”. Jehová usó su espíritu para “insuflar” o poner sus ideas en la mente de los escritores de la Biblia. Cuando leemos la Palabra de Dios y meditamos en ella, las enseñanzas divinas entran en nuestra mente y corazón. Esas ideas inspiradas nos motivan a vivir de acuerdo con lo que Dios desea (Heb. 4:12). Pero, para beneficiarnos por completo del espíritu santo, debemos dedicar tiempo regularmente a estudiar la Biblia y a pensar con detenimiento en lo que leemos. De ese modo, la Palabra de Dios influirá en todo lo que digamos y hagamos. También debemos adorar a Dios con sus siervos (Sal. 22:22). El espíritu de Jehová está presente en las reuniones (Apoc. 2:29). Cuando nos reunimos, pedimos en oración el espíritu santo, cantamos canciones basadas en la Palabra de Dios y escuchamos instrucción bíblica presentada por hermanos que han sido nombrados por espíritu santo. Ahora bien, si queremos beneficiarnos plenamente de este espíritu, tenemos que ir a las reuniones preparados para participar. w19.11 45:13-14

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