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Examinemos las Escrituras todos los días 2022
es22

Junio

Miércoles 1 de junio

Estábamos decididos a darles no solo las buenas noticias de Dios, sino también nuestras vidas (1 Tes. 2:8).

Los maestros deben interesarse de corazón por sus estudiantes. Deben verlos como sus futuros hermanos espirituales. Para ellos no es fácil dejar a sus amigos del mundo y hacer los cambios que necesitan para servir a Jehová. Los buenos maestros les presentan a sus estudiantes a los hermanos de la congregación que pueden ser una buena influencia para ellos. Así los estudiantes pueden recibir el apoyo espiritual y emocional del pueblo de Dios. Queremos que cada estudiante sienta que tiene un lugar en la congregación y que forma parte de nuestra familia espiritual. Si logramos que se sienta atraído a nuestra amorosa hermandad cristiana, se le hará más fácil dejar de tener una amistad estrecha con personas que no lo ayudan a amar a Jehová (Prov. 13:20). Si sus amigos del mundo le dan la espalda, sabrá que puede hacer amigos verdaderos en la organización de Jehová (Mar. 10:29, 30; 1 Ped. 4:4). w20.10 42:10, 11

Jueves 2 de junio

Se me ha dado toda la autoridad en el cielo y en la tierra (Mat. 28:18).

Debemos ser amigos de Jesús para tener una buena relación con Jehová. ¿Por qué decimos esto? Veamos dos motivos. Primero, Jesús les dijo a sus discípulos: “El Padre mismo los quiere, porque me han querido a mí” (Juan 16:27). Y también dijo: “Nadie puede llegar al Padre si no es por medio de mí” (Juan 14:6). Querer ser amigo de Jehová sin ser un buen amigo de Jesús es como querer entrar en un edificio sin pasar por la puerta. Jesús usó un ejemplo parecido cuando dijo que era “la puerta para las ovejas” (Juan 10:7). El segundo motivo es que Jesús reflejó a la perfección las cualidades de su Padre. Les dijo a sus discípulos: “El que me ha visto a mí ha visto al Padre también” (Juan 14:9). Así que una de las maneras principales de conocer a Jehová es conociendo a Jesús. Cuanto más aprendamos de él, más lo amaremos. Y, cuanto más nos acerquemos a Jesús, más amaremos a su Padre. w20.04 17:5, 6

Viernes 3 de junio

Me alegra tener debilidades. Porque, cuando soy débil, entonces soy poderoso (2 Cor. 12:10).

¿Qué hay de quienes están en cama o en silla de ruedas, no tienen fuerzas en las rodillas o no ven bien? ¿Pueden correr con los que están jóvenes y saludables? Claro que sí. Muchos hermanos mayores y otros con salud delicada participan en la carrera por la vida, pero no lo hacen con sus propias fuerzas, sino con las que les da Jehová. Escuchan las reuniones por teléfono o las ven por Internet. Participan en la obra de hacer discípulos dando testimonio a sus familiares, a los doctores y a las enfermeras. Nunca dejemos que las limitaciones físicas nos desanimen y nos hagan pensar que no podemos seguir corriendo en el camino que lleva a la vida. Jehová nos ama porque tenemos fe en él y por nuestro historial de fiel servicio. En estas circunstancias es cuando más lo necesitamos, y él no nos dejará (Sal. 9:10). Al contrario, estará más cerca de nosotros. w20.04 18:16, 17

Sábado 4 de junio

Hago todas las cosas por las buenas noticias, para compartirlas con otros (1 Cor. 9:23).

¿De qué temas podríamos hablar con una persona religiosa? Intentemos buscar un terreno común. Quizás ella adore a un solo Dios, reconozca que Jesús es el Salvador de la humanidad o crea que la maldad que vemos hoy pronto acabará. Usemos las creencias que tengamos en común para presentar el mensaje de la Biblia de manera atractiva. Tengamos en cuenta que tal vez la persona no crea todo lo que enseña su religión. Así que, una vez que sepamos a qué religión pertenece, tratemos de averiguar lo que ella cree. Un misionero explica que algunos que afirman creer en la trinidad en realidad no creen que el Padre, el Hijo y el espíritu santo sean un solo Dios. Y añade: “Saber esto te facilita mucho encontrar un terreno común con la persona”. Por tanto, intentemos averiguar lo que la gente cree en realidad. Entonces, como el apóstol Pablo, llegaremos a ser “de todo con gente de todo tipo” (1 Cor. 9:19-22). w20.04 15:9, 10

Domingo 5 de junio

Durante ese tiempo se salvará tu pueblo, todo el que esté anotado en el libro (Dan. 12:1).

Tanto Daniel como Juan confirman que quienes sirven a Jehová y a Jesús sobrevivirán a este tiempo de angustia sin precedentes. Por tal razón, podemos mirar al futuro con confianza. Daniel dice que el nombre de los sobrevivientes estará “anotado en el libro”. ¿Qué hay que hacer para que nuestro nombre esté allí? Debemos demostrar que tenemos fe en Jesús, el Cordero de Dios (Juan 1:29). Tenemos que dedicarnos a Dios y bautizarnos (1 Ped. 3:21). Además, es necesario que apoyemos el Reino de Dios haciendo todo lo posible por ayudar a otros a conocer a Jehová. Ahora es el momento de fortalecer nuestra confianza en Jehová y en su organización. Ahora es el momento de apoyar el Reino de Dios. Si lo hacemos, nos salvaremos cuando el Reino de Dios acabe con el rey del norte y el rey del sur. w20.05 20:18, 19

Lunes 6 de junio

Oh, Jehová, tu nombre dura para siempre (Sal. 135:13).

Adán y Eva conocían el nombre de Jehová, además de otras verdades muy importantes sobre él, como que era el Creador y que les dio la vida, un hermoso Paraíso en el que vivir y una pareja perfecta (Gén. 1:26-28; 2:18). Sin embargo, ¿continuarían meditando en todo lo que Jehová había hecho por ellos? ¿Seguirían fortaleciendo el amor y el agradecimiento que sentían por él? Las respuestas quedaron patentes cuando el enemigo de Dios los puso a prueba. Valiéndose de una serpiente, Satanás le preguntó a Eva: “¿De veras les dijo Dios que no pueden comer de todos los árboles del jardín?” (Gén. 2:16, 17; 3:1). Él envenenó la pregunta con una mentira sutil. Lo que Dios había dicho era que podían comer de todos los árboles menos uno (Gén. 2:9). Satanás dio a entender que Dios no era generoso. Puede que Eva se preguntara si Dios le estaba negando algo bueno. w20.06 23:8, 9

Martes 7 de junio

Sigan soportándose unos a otros y perdonándose con generosidad (Col. 3:13).

Hay siervos de Jehová que sienten que los ha herido un hermano. El apóstol Pablo reconoció que a veces quizás tendremos una razón válida para quejarnos de otro. Puede que hasta se nos haya tratado injustamente. Pero, si no tenemos cuidado, podríamos quedarnos resentidos y acabar alejándonos del pueblo de Jehová. A un hermano de Sudamérica llamado Pablo lo acusaron falsamente de haber hecho algo malo y, como resultado, perdió una responsabilidad de servicio. ¿Cómo reaccionó? Él dice: “Estaba tan enojado que me fui alejando de la congregación”. También puede ser que quienes cometieron un pecado grave en el pasado sigan sintiéndose culpables e incluso crean que no son dignos del amor de Dios. Incluso si estaban arrepentidos y se les mostró misericordia, tal vez sientan que ya no merecen formar parte de su pueblo. ¿Qué pensamos de los hermanos que se enfrentan a situaciones como las que hemos visto? w20.06 25:6, 7

Miércoles 8 de junio

El prudente ve el peligro y se esconde (Prov. 22:3).

Debemos saber identificar las situaciones que podrían hacernos daño y entonces evitar el peligro (Heb. 5:14). Por ejemplo, debemos escoger bien el entretenimiento. A menudo, los programas de televisión y las películas tienen un contenido inmoral. Los cristianos rechazamos este tipo de entretenimiento porque podría debilitar nuestro amor a Jehová poco a poco. Sabemos que Dios odia la inmoralidad y que las personas que llevan una vida inmoral se hacen daño a sí mismas y a los demás (Efes. 5:5, 6). También debemos entender que la información falsa que difunden los apóstatas es peligrosa, pues con ella intentan sembrar dudas sobre nuestros hermanos y sobre la organización de Jehová (1 Tim. 4:1, 7; 2 Tim. 2:16). Estas mentiras podrían debilitar nuestra fe. No nos dejemos engañar por ellas, pues vienen de “hombres de mente corrupta que no tienen la verdad” y quieren provocar disputas y controversias (1 Tim. 6:4, 5). Ellos quieren que creamos sus engaños y que desconfiemos de nuestros hermanos. w20.09 40:13, 15

Jueves 9 de junio

No busquen su propio beneficio, sino el de los demás (1 Cor. 10:24).

El esposo y la esposa deben tratarse con amor y respeto (Efes. 5:33). La Biblia nos enseña a preocuparnos más de dar que de recibir (Hech. 20:35). Para demostrar amor y respeto, los dos deben ser humildes. Gracias a la humildad, muchos matrimonios cristianos son más felices. Por ejemplo, un hermano llamado Steven dice: “Si se ven como un equipo, se ayudarán el uno al otro, sobre todo cuando surjan problemas. En lugar de pensar ‘¿qué es lo mejor para mí?’, pensarán ‘¿qué es lo mejor para nosotros?’”. Su esposa, Stephanie, piensa de manera parecida. Dice: “A nadie le gusta vivir con un rival. Cuando tenemos un desacuerdo, tratamos de averiguar la causa. Entonces oramos, buscamos información y hablamos. Luchamos los dos contra el problema, no uno contra el otro”. El matrimonio será más feliz si ninguno de los dos se da más importancia de la debida. w20.07 27:5, 6

Viernes 10 de junio

Estaba progresando en el judaísmo más que muchos de mi nación que tenían mi edad (Gál. 1:14).

Al servir a Jehová no debemos confiar en nuestras propias fuerzas o capacidades. El apóstol Pablo contaba con una buena educación, pues su maestro había sido Gamaliel, uno de los líderes judíos más respetados de la época (Hech. 5:34; 22:3). Y, en algún momento, llegó a tener cierta influencia en la comunidad judía (Hech. 26:4). Pero todo eso no hizo que confiara en sí mismo. Él renunció de buena gana a las cosas que lo hacían poderoso desde el punto de vista de este mundo (Filip. 3:8). Eso sí, tuvo que pagar un precio por hacerse seguidor de Cristo. Su propia nación lo llegó a odiar (Hech. 23:12-14). Y los romanos, que eran sus conciudadanos, lo golpearon y lo metieron en la prisión (Hech. 16:19-24, 37). Además, le dolía mucho ser consciente de sus propias limitaciones (Rom. 7:21-25). Pero nunca permitió que sus enemigos o sus debilidades lo detuvieran. Más bien, dijo: “Me alegra tener debilidades”. ¿Por qué? Porque cuando se sentía débil era cuando veía cómo lo ayudaba el poder de Dios (2 Cor. 4:7; 12:10). w20.07 29:7, 8

Sábado 11 de junio

El que demuestre fe en mí hará obras más grandes (Juan 14:12).

En nuestros días, debemos estar muy centrados en predicar las buenas noticias del Reino. Jesús predijo que esta obra se extendería y continuaría mucho después de su muerte. Tras su resurrección, Jesús usó su poder para que algunos de sus discípulos atraparan una gran cantidad de peces. Aprovechó esa ocasión para dejarles claro que pescar hombres era más importante que cualquier otra labor (Juan 21:15-17). Justo antes de volver al cielo, les dijo a sus discípulos que la predicación que él había comenzado se llevaría a cabo más allá de las fronteras de Israel (Hech. 1:6-8). Años más tarde, le mostró al apóstol Juan en una visión lo que ocurriría “en el día del Señor”. En ella, Juan vio algo impresionante: que bajo la guía de los ángeles se anunciaban “buenas noticias eternas [...] a toda nación, tribu, lengua y pueblo” (Apoc. 1:10; 14:6). Está claro que Jehová quiere que participemos hasta el final en esta monumental obra de predicar. w20.09 37:5

Domingo 12 de junio

Por la fe, cuando Abrahán fue puesto a prueba, prácticamente ofreció a Isaac (Heb. 11:17).

La familia de Abrahán pasó por momentos complicados. Su querida esposa, Sara, era estéril. Vivieron con esa amarga pena durante muchos años. Con el tiempo, ella le entregó a Abrahán a su sirvienta Agar como esposa. Así Sara y Abrahán podrían tener hijos por medio de Agar. Pero, cuando esta quedó embarazada de Ismael, empezó a despreciar a Sara. La situación se complicó tanto que Sara hizo que Agar huyera de su casa (Gén. 16:1-6). Por fin, Sara quedó embarazada y le dio a su esposo un hijo, a quien él llamó Isaac. Abrahán quería a sus dos hijos, Ismael e Isaac. Pero, como Ismael no trató bien a Isaac, Abrahán tuvo que despedir a Ismael y Agar (Gén. 21:9-14). Años más tarde, Jehová le pidió a Abrahán que sacrificara a Isaac (Gén. 22:1, 2; Heb. 11:17-19). En ambas ocasiones, Abrahán tuvo que confiar en que Jehová cumpliría lo que le había prometido sobre sus hijos. w20.08 31:9, 10 

Lunes 13 de junio

Pónganse la nueva personalidad que fue creada según la voluntad de Dios, de acuerdo con la justicia y la lealtad verdaderas (Efes. 4:24).

Imaginemos la alegría que sentirán quienes resuciten al quitarse la vieja personalidad y vivir de acuerdo con las justas normas de Dios. Quienes hagan estos cambios tendrán “una resurrección de vida”, mientras que a quienes se rebelen contra Dios no se les permitirá perturbar la paz del Paraíso (Juan 5:28, 29; Is. 65:20). Bajo el Reino, todos los siervos de Dios verán que lo que dice Proverbios 10:22 es cierto: “La bendición de Jehová es lo que enriquece, y con ella él no trae ningún dolor”. Con la ayuda del espíritu de Jehová, se harán ricos en sentido espiritual, es decir, se parecerán más y más a Cristo e irán avanzando hacia la perfección (Juan 13:15-17; Efes. 4:23). Cada día serán mejores personas y su cuerpo se hará más fuerte. ¡Qué felices serán! (Job 33:25). w20.08 33:11, 12

Martes 14 de junio

Pónganse la meta de ocuparse de sus propios asuntos (1 Tes. 4:11).

Debemos recordar que algunos cristianos son solteros por decisión personal. A otros les gustaría casarse, pero no han encontrado a la persona adecuada. Otros tal vez han enviudado. Sea cual sea el caso, no debemos preguntarles por qué no están casados ni ofrecerles ayuda para encontrar pareja. Si no nos piden ayuda, antes de ofrecernos pensemos en cómo los haríamos sentir (1 Tim. 5:13). Nuestros hermanos solteros agradecen que, en vez de juzgarlos por su situación, los valoremos por sus buenas cualidades. No sintamos lástima de ellos. Más bien, valoremos su fidelidad. Si lo hacemos, nunca se sentirán como si les estuviéramos diciendo “No te necesito” (1 Cor. 12:21). Al contrario, sabrán que los respetamos y que valoramos su lugar en la congregación. w20.08 35:10, 14

Miércoles 15 de junio

Cristo se les apareció a más de 500 hermanos a la vez (1 Cor. 15:6).

Tiempo después, Jesús se le apareció al propio apóstol Pablo (1 Cor. 15:8). Pablo, también llamado Saulo, iba de camino a Damasco cuando oyó la voz de Jesús resucitado y lo vio en una visión en el cielo (Hech. 9:3-5). Aquella experiencia fue una prueba más de la resurrección de Jesús (Hech. 26:12-15). Algunas personas encontrarían muy interesante el testimonio de Pablo porque en el pasado él había perseguido a los cristianos. Cuando se convenció de que Jesús había resucitado, se esforzó por convencer a otros de ello. Mientras llevaba el mensaje de que Jesús había vuelto a la vida, soportó palizas, fue encarcelado y sufrió naufragios (1 Cor. 15:9-11; 2 Cor. 11:23-27). Estaba tan seguro de que Jesús había resucitado que estaba dispuesto a morir por defender lo que creía. ¿Verdad que estas pruebas nos convencen también hoy de que Jesús volvió a la vida? ¿Y verdad que fortalecen nuestra creencia en la resurrección? w20.12 49:8-10

Jueves 16 de junio

Si buscan a Jehová, él dejará que lo encuentren (2 Crón. 15:2).

Preguntémonos: “¿Me esfuerzo por ir a todas las reuniones?”. En ellas recibimos el ánimo necesario para seguir sirviendo a Jehová y disfrutamos de la compañía de nuestros hermanos (Mat. 11:28). También podríamos preguntarnos: “¿Tengo un buen estudio personal?”. Si vivimos con nuestra familia, ¿tenemos todas las semanas la adoración en familia? O, si vivimos solos, ¿apartamos tiempo para estudiar, igual que hacen las familias? ¿Hacemos todo lo posible por predicar y enseñar a otros? ¿Por qué debemos hacernos estas preguntas? La Biblia dice que Jehová examina nuestros pensamientos y lo que hay en nuestro corazón. Así que nosotros también deberíamos hacerlo (1 Crón. 28:9). Si vemos que tenemos que cambiar nuestras metas, nuestra actitud o nuestra manera de pensar, pidámosle ayuda a Jehová. El momento de prepararnos para las pruebas que están por llegar es ahora. w20.09 38:19, 20

Viernes 17 de junio

Ninguno de ustedes puede ser mi discípulo si no se despide de todos sus bienes (Luc. 14:33).

Jesús usó un par de ejemplos para enseñar lo que alguien debe hacer para ser su discípulo. Habló de una persona que quiere construir una torre y de un rey que va a salir a guerrear contra otro. Dijo que el que quiere construir la torre debe sentarse antes para “calcular los gastos y ver si tiene suficiente para terminarla”, y que el rey debe sentarse primero y consultar para ver si los soldados pueden lograr su objetivo (Luc. 14:27-32). Jesús sabía que, de manera parecida, todo el que desee ser su discípulo debe pensar con cuidado en lo que debe hacer para lograrlo. Para que la persona pueda hacer lo que dijo Jesús, debemos animarla a estudiar todas las semanas. Es importante que el maestro se prepare bien para cada sesión de estudio de la Biblia. Pensemos en las circunstancias del estudiante y en cómo le explicaremos la información de manera clara y sencilla para que pueda entenderla y ponerla en práctica (Neh. 8:8; Prov. 15:28a). w20.10 41:5, 7

Sábado 18 de junio

Vayan y hagan discípulos. Enséñenles a obedecer todo lo que yo les he mandado (Mat. 28:19, 20).

Jesús dejó claro que debemos enseñarle a la gente lo que él mandó. Ahora bien, es importante no pasar por alto que Jesús no se limitó a decir: “Enséñenles todo lo que yo les he mandado”. Más bien, él dijo: “Enséñenles a obedecer todo lo que yo les he mandado”. Si queremos cumplir con ese detalle, tenemos que enseñarle a nuestro estudiante qué hacer pero también cómo hacerlo (Hech. 8:31). Cuando le damos clases de la Biblia a una persona, le enseñamos lo que Dios espera que hagamos. Pero no basta con eso. Debemos enseñarle a poner en práctica en su vida diaria lo que aprende (Juan 14:15; 1 Juan 2:3). Con nuestro ejemplo podemos mostrarle cómo aplicar los principios bíblicos en la escuela, en el trabajo o al escoger entretenimiento. Y, cuando oremos con el estudiante, podemos pedirle a Jehová que su espíritu santo lo guíe (Juan 16:13). w20.11 45:3-5

Domingo 19 de junio

“Ni con una fuerza militar ni con poder, sino con mi espíritu”, dice Jehová de los ejércitos (Zac. 4:6).

Los discípulos de Jesús se enfrentaron a dificultades. Por ejemplo, había pocas copias disponibles de las Escrituras y no contaban con las ayudas de estudio que tenemos hoy día. Y tenían que predicarles a personas que hablaban muchos otros idiomas. Pese a todo, estos entusiastas discípulos lograron lo que parecía imposible: en unas cuantas décadas, habían llevado las buenas noticias a “toda la creación que está bajo el cielo” (Col. 1:6, 23). En la actualidad, Jehová sigue guiando y dando fuerzas a su pueblo. Por supuesto, esa guía viene principalmente mediante su Palabra inspirada. En ella se registra el ministerio de Jesús y el mandato que dio a sus discípulos de seguir con la obra que él había comenzado (Mat. 28:19, 20). Jehová es imparcial y predijo que las buenas noticias se anunciarían “a toda nación, tribu, lengua y pueblo” (Apoc. 14:6, 7). Él desea que el mensaje del Reino esté al alcance de todas las personas. w20.10 43:6-8 

Lunes 20 de junio

Salvas a los humildes, pero tu mirada desaprueba a los arrogantes (2 Sam. 22:28).

El rey David era un hombre que amaba “la ley de Jehová” (Sal. 1:1-3). David sabía que Jehová salva a los humildes pero se opone a los arrogantes. Por eso permitió que la ley de Dios corrigiera su manera de pensar. Escribió: “Alabaré a Jehová, que me ha dado consejos. Hasta de noche mis pensamientos más íntimos me corrigen” (Sal. 16:7). Si somos humildes, permitiremos que la Biblia corrija nuestros malos pensamientos antes de que se conviertan en malas acciones. La Palabra de Dios será como una voz que nos dice: “Este es el camino. Anda en él”. Nos avisará cuando estemos desviándonos del camino, a la derecha o a la izquierda (Is. 30:21). Escuchar a Jehová nos traerá muchos beneficios (Is. 48:17). Por ejemplo, nos ahorraremos la vergüenza de que alguien nos corrija. Y nos sentiremos cada vez más cerca de Jehová porque veremos que nos trata como a un hijo querido (Heb. 12:7). w20.11 47:6, 7

Martes 21 de junio

Al oír hablar de una resurrección de los muertos, algunos empezaron a burlarse (Hech. 17:32).

Puede que esa manera de pensar se les hubiera contagiado a algunos cristianos de Corinto (1 Cor. 15:12). Puede que otros vieran la resurrección como algo simbólico. Pensaban que, antes de ser cristianos, al ser pecadores era como si estuvieran muertos; pero, al hacerse cristianos, recibían el perdón de los pecados y era como si volvieran a la vida. Fuera por una cosa o por otra, si no creían en la resurrección, su fe no tenía ningún valor. Si Dios no había resucitado a Jesús, el rescate no se había pagado y los pecados de ellos no habían sido perdonados. Así que quienes rechazaban la creencia en la resurrección no podían tener una esperanza real (1 Cor. 15:13-19; Heb. 9:12, 14). Pablo había visto por sí mismo que Cristo había sido “levantado de entre los muertos”. Su resurrección fue mejor que la de quienes resucitaron antes que él, pues ellos volvieron a morir. Pablo también llamó a Jesús “primicias de los que se han dormido en la muerte”. Él fue el primer ser humano que resucitó como ser espiritual y el primero que fue al cielo (1 Cor. 15:20; Hech. 26:23; 1 Ped. 3:18, 22). w20.12 49:11, 12

Miércoles 22 de junio

Les transmitían a los hermanos las decisiones tomadas por los apóstoles y los ancianos (Hech. 16:4).

En el siglo primero, el cuerpo gobernante, que estaba en Jerusalén, trabajaba en unidad para conservar el orden y la paz del pueblo de Dios (Hech. 2:42). Por ejemplo, cuando alrededor del año 49 surgió la cuestión de la circuncisión, el cuerpo gobernante analizó el asunto bajo la guía del espíritu santo. Si la congregación se hubiera quedado dividida, la predicación se habría visto afectada. Aunque los apóstoles y los ancianos eran judíos, no se dejaron influenciar por sus tradiciones o por quienes las enseñaban. Más bien, buscaron la guía de la Palabra y el espíritu de Dios (Hech. 15:1, 2, 5-20, 28). El resultado fue que Jehová bendijo la decisión, la congregación conservó la paz y la unidad, y la predicación siguió adelante (Hech. 15:30, 31; 16:5). En la actualidad, la organización de Jehová se ha esforzado por conservar el orden y la paz del pueblo de Dios. w20.10 43:11, 12

Jueves 23 de junio

Dios ha escogido a mi hijo Salomón (1 Crón. 29:1).

Tal vez deseemos recibir cierta asignación teocrática. Pero hay varias razones por las que quizás no se nos conceda, como por ejemplo la edad, la salud u otros factores. En casos como esos, el ejemplo del rey David puede sernos de mucha ayuda. Su mayor ilusión era construir el templo de Dios; pero, cuando se enteró de que no había sido elegido para ese privilegio, le dio todo su apoyo a la persona a quien Dios había escogido. Incluso aportó una gran cantidad de oro y plata. ¡Qué excelente ejemplo nos puso! (2 Sam. 7:12, 13; 1 Crón. 29:3-5). Debido a los problemas de salud, un hermano de Francia llamado Hugues tuvo que dejar de ser anciano. Ni siquiera podía atender las tareas más sencillas de su casa. Él escribe: “Al principio, me vine abajo y sentía que no servía para nada. Pero con el tiempo aprendí a aceptar mis limitaciones y a ser feliz con lo que sí podía hacer en mi servicio a Jehová. Soy como Gedeón y sus 300 hombres: aunque estoy cansado, seguiré en la lucha” (Juec. 8:4). w20.12 52:14, 15

Viernes 24 de junio

Sigamos amándonos unos a otros (1 Juan 4:7).

En el Evangelio que escribió el apóstol Juan se menciona el amor más veces que en los otros tres Evangelios juntos. Lo que escribió deja claro que el amor debe motivar todo lo que hace el cristiano (1 Juan 4:10, 11). Esa fue una lección que al propio Juan le tomó un tiempo aprender. Siendo joven, Juan no siempre actuó con amor. Por ejemplo, en cierta ocasión, Jesús y sus discípulos iban hacia Jerusalén atravesando Samaria, y en un pueblo samaritano no los recibieron con hospitalidad. Juan propuso mandar que bajara fuego del cielo y destruyera a todos sus habitantes (Luc. 9:52-56). En otra ocasión, él y su hermano Santiago por lo visto convencieron a su madre para que le pidiera a Jesús que les diera puestos importantes a su lado en el Reino. Cuando los demás apóstoles se enteraron, se pusieron furiosos (Mat. 20:20, 21, 24). A pesar de los errores que Juan cometió, Jesús lo amaba (Juan 21:7). w21.01 2:3, 4

Sábado 25 de junio

El Cristo no se agradó a sí mismo (Rom. 15:3).

Jehová toma decisiones pensando en lo que será mejor para los demás. Por ejemplo, él creó la vida no para su propio beneficio, sino para que nosotros también sintiéramos la alegría de vivir. Nadie lo obligó a mandar a su Hijo para que muriera por nuestros pecados. Él hizo ese sacrificio para ayudarnos. Jesús también tomó decisiones para ayudar a los demás. Por ejemplo, cuando estaba muy cansado, decidió enseñarle a una multitud en vez de descansar (Mar. 6:31-34). Un buen cabeza de familia sabe que una de las cosas más difíciles que debe hacer es tomar decisiones sabias que beneficien a su familia, y se toma muy en serio esa responsabilidad. Se esfuerza por no tomar decisiones caprichosas ni impulsivas. Al contrario, permite que Jehová le enseñe a tomar buenas decisiones, y de esa forma piensa en lo que beneficiará más a los demás y no tanto a sí mismo (Prov. 2:6, 7; Filip. 2:4). Si el esposo se esfuerza por seguir el ejemplo de Jehová y de Jesús, será un buen cabeza de familia. w21.02 5:19-21

Domingo 26 de junio

Asá hizo lo que era bueno y correcto a los ojos de Jehová su Dios (2 Crón. 14:2).

De joven, el rey Asá fue humilde y valiente. Por ejemplo, cuando su padre Abías murió y él subió al trono, empezó una campaña para eliminar la idolatría del país. Además, “le dijo a Judá que buscara a Jehová, el Dios de sus antepasados, y que obedeciera la Ley y los mandamientos” (2 Crón. 14:1-7). Y, cuando Zérah el etíope invadió Judá con un millón de soldados, Asá fue sabio y le pidió ayuda a Jehová. Le rogó: “Oh, Jehová, para ti no hay diferencia entre ayudar a los que son fuertes y ayudar a los que son débiles. Ayúdanos, Jehová nuestro Dios, porque confiamos en ti”. Estas hermosas palabras demuestran que Asá tenía mucha fe en que Jehová podía salvarlos a él y a su pueblo. Asá confió en su Padre celestial, y “Jehová derrotó a los etíopes” (2 Crón. 14:8-12). Sin duda, enfrentarse a un millón de soldados no debió de ser nada fácil. Pero Asá confió en Jehová, y por eso tuvo éxito. w21.03 9:12, 13

Lunes 27 de junio

Muéstrense tierno cariño (Rom. 12:10).

La Biblia contiene muchos relatos de seres humanos que se mostraron tierno cariño. Veamos el ejemplo de Jonatán y David. La Biblia dice que “surgió una gran amistad entre Jonatán y David, y Jonatán empezó a quererlo como a sí mismo” (1 Sam. 18:1). Jehová eligió a David para que fuera el siguiente rey después de Saúl, que era el padre de Jonatán. Saúl sintió tantos celos y tanta rabia que intentó matar a David. Pero Jonatán no se unió a su padre en sus esfuerzos por acabar con David. Jonatán y David se prometieron que siempre serían amigos y se apoyarían el uno al otro (1 Sam. 20:42). La amistad entre Jonatán y David llama más la atención si pensamos en todos los factores que podrían haber impedido que surgiera. Por ejemplo, Jonatán tenía unos 30 años más que David. Así que podía haber llegado a la conclusión de que no tenía nada en común con un muchacho tan joven y con tan poca experiencia. Aun así, nunca vio ni trató a David como si fuera alguien inferior. w21.01 4:6, 7

Martes 28 de junio

Hermanos míos, cuando se encuentren con diversas pruebas, considérenlo un motivo de felicidad absoluta (Sant. 1:2).

Jesús les prometió a sus discípulos que serían felices de verdad. Pero también les dijo que quienes lo amaran se enfrentarían a problemas (Mat. 10:22, 23; Luc. 6:20-23). Nos hace felices ser discípulos de Cristo. Aun así, es posible que sintamos ansiedad ante la idea de sufrir oposición familiar, ser perseguidos por los gobiernos o ser presionados por nuestros compañeros de escuela o trabajo para que hagamos cosas que a Jehová no le gustan. En general, a nadie le hace feliz que lo persigan. Sin embargo, justo así nos dice la Palabra de Dios que nos sintamos. Por ejemplo, el discípulo Santiago escribió que los problemas no deberían hacernos sentir abrumados, sino felices (Sant. 1:2, 12). Y Jesús dijo que debemos ser felices hasta cuando nos persigan (Mat. 5:11). Jehová inspiró a Santiago para que escribiera a los cristianos y les diera consejos prácticos que los ayudarían a ser felices a pesar de los problemas. w21.02 8:1, 2, 5

Miércoles 29 de junio

Evita la palabrería inútil que desprecia lo que es santo (1 Tim. 6:20).

En los días de Timoteo, algunos cristianos no valoraron el honor que tenían de colaborar con Dios. Entre ellos estuvieron Demas, Figelo, Hermógenes, Himeneo, Alejandro y Fileto (1 Tim. 1:19, 20; 2 Tim. 1:15; 2:16-18; 4:10). Por lo visto, todas estas personas estuvieron fuertes en sentido espiritual en algún momento, pero dejaron de valorar lo que de verdad era importante. ¿Qué tácticas usa Satanás para que descuidemos los tesoros que Jehová nos ha confiado? Veamos algunas. Se vale del entretenimiento y los medios de comunicación para fomentar valores y maneras de pensar y actuar que pudieran llevarnos a soltar la verdad. También se vale de la presión de grupo o de la persecución para intentar que sintamos miedo y dejemos de predicar. Y trata de engañarnos para que prestemos atención al “falsamente llamado conocimiento” de los apóstatas y abandonemos la verdad. Si no tenemos cuidado, podríamos ir soltando la verdad poco a poco (1 Tim. 6:21). w20.09 40:6-8

Jueves 30 de junio

Jehová oirá mi súplica; Jehová aceptará mi oración (Sal. 6:9).

¿Ha traicionado nuestra confianza un amigo o un miembro de nuestra familia? En ese caso, nos beneficiará repasar el relato de un hijo del rey David llamado Absalón (2 Sam. 15:5-14, 31; 18:6-14). Teniendo presente el relato, contémosle a Jehová cómo nos sentimos por que nos hayan tratado mal (Sal. 6:6-8). A continuación, imaginemos cómo debió sentirse David. Amaba a Absalón y confiaba en Ahitofel. Aun así, los dos lo traicionaron. Le causaron mucho dolor y hasta trataron de matarlo. David podría haber pensado que sus otros amigos también se habían unido a Absalón y haber desconfiado de ellos. Podría haberse centrado en sus sentimientos e intentar huir él solo del país. O, desesperado, podría haberse dado por vencido. Más bien, lo que hizo fue orarle a Jehová para pedirle su ayuda. También les pidió ayuda a sus amigos. Y, cuando tomaba decisiones, las llevaba a la práctica rápidamente, sin posponerlas. Siguió confiando en Jehová y en sus amigos. w21.03 11:7, 8, 11

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