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Examinemos las Escrituras todos los días 2022
es22

Octubre

Sábado 1 de octubre

“¿Quién ha llegado a conocer la mente de Jehová para que pueda instruirlo?”. Pero nosotros sí tenemos la mente de Cristo (1 Cor. 2:16).

Cuando conocemos a Jesús, pensamos y actuamos como él. Y, cuanto mejor conozcamos e imitemos su forma de pensar, más fuerte será nuestra amistad con él. ¿Cómo podemos imitarlo? Veamos un ejemplo. Para él era más importante ayudar a otros que complacerse a sí mismo (Mat. 20:28; Rom. 15:1-3). Como pensaba de este modo, se sacrificaba por ellos y los perdonaba. No se ofendía con facilidad por lo que dijeran de él (Juan 1:46, 47). Y no “congelaba” a la gente en el tiempo recordando sus errores una y otra vez (1 Tim. 1:12-14). Es importante seguir su ejemplo, pues dijo: “De este modo todos sabrán que ustedes son mis discípulos: si se tienen amor unos a otros” (Juan 13:35). Por eso, preguntémonos: “Igual que Jesús, ¿hago todo lo posible por estar en paz con mis hermanos?”. w20.04 17:11

Domingo 2 de octubre

Santificarán mi nombre (Is. 29:23).

Aunque en este mundo estamos rodeados de personas que blasfeman y que calumnian el nombre de Jehová, tenemos la oportunidad de defender la verdad: que Jehová es santo, justo, bueno y amoroso. Podemos demostrar que queremos que sea nuestro Gobernante y decirle a la gente que su gobierno es el único realmente justo y que traerá paz y felicidad a toda la creación (Sal. 37:9, 37; 146:5, 6, 10). Cuando damos clases de la Biblia, a menudo enfatizamos la soberanía de Dios. Y es cierto que Jehová tiene derecho a gobernar el universo. Ahora bien, aunque es importante hablar de las leyes de Dios, nuestro principal objetivo es ayudar a la gente a amar y ser leales a nuestro Padre. Por eso, debemos destacar las atractivas cualidades de Jehová y la personalidad que hay detrás de su nombre (Is. 63:7). Si hacemos esto, las personas amarán a Jehová y lo obedecerán porque querrán ser leales a él. w20.06 23:16, 19

Lunes 3 de octubre

¿Quién le dio la boca al hombre? ¿No soy yo, Jehová? (Éx. 4:11).

El cerebro humano es una maravilla de la ingeniería. Cuando estábamos en la matriz de nuestra madre, nuestro cerebro se fue formando siguiendo un diseño predefinido. ¡Y cada minuto aparecían miles de nuevas células cerebrales! Los investigadores calculan que el cerebro de un adulto tiene cerca de 100.000 millones de neuronas, que son un tipo especial de células, empaquetadas en un órgano que solo pesa 1,5 kilos (3,3 libras). Una de las sorprendentes facultades que posee nuestro cerebro es la capacidad para hablar. Para pronunciar una sola palabra, el cerebro tiene que coordinar los movimientos de unos cien músculos de la lengua, la garganta, los labios, la mandíbula y el pecho. Todos estos músculos tienen que moverse en un orden específico para que las palabras se entiendan. Un estudio publicado en el 2019 reveló que los recién nacidos ya pueden distinguir palabras sueltas. Este descubrimiento confirma lo que muchos investigadores opinan: que nacemos con la capacidad de identificar y aprender idiomas. Sin duda, nuestra capacidad para hablar es un regalo de Dios. w20.05 21:8, 9

Martes 4 de octubre

Él esperaba la ciudad que tiene fundamentos verdaderos, de la que Dios es diseñador y constructor (Heb. 11:10).

Abrahán estuvo dispuesto a dejar todas las comodidades que le ofrecía la ciudad de Ur. ¿Por qué? Porque esperaba “la ciudad que tiene fundamentos verdaderos” (Heb. 11:8-10, 16). La ciudad que Abrahán esperaba es el Reino de Dios, que está formado por Jesucristo y los 144.000 cristianos ungidos. Pablo llama a este Reino la “ciudad del Dios vivo —la Jerusalén celestial—” (Heb. 12:22; Apoc. 5:8-10; 14:1). Jesús enseñó a sus discípulos a pedir que viniera este Reino para que se hiciera la voluntad de Dios, “como en el cielo, también en la tierra” (Mat. 6:10). Abrahán no sabía con exactitud cómo estaría organizado el Reino de Dios. Por siglos, eso fue un “secreto sagrado” (Efes. 1:8-10; Col. 1:26, 27). Pero sí sabía que algunos de sus descendientes llegarían a ser reyes, pues Jehová se lo había prometido (Gén. 17:1, 2, 6). w20.08 31:2-4

Miércoles 5 de octubre

Sigan andando en unión con el Señor, siendo arraigados en él, edificados sobre él y estabilizados en la fe (Col. 2:6, 7).

Debemos rechazar lo que dicen los apóstatas. Desde que se formó la congregación cristiana, el Diablo se ha valido de muchos individuos para sembrar dudas en la mente de los siervos fieles de Dios. Por tal razón, debemos saber distinguir entre una verdad y una mentira. Nuestros enemigos pueden usar Internet y las redes sociales para intentar debilitar nuestra confianza en Jehová y el amor que les tenemos a los hermanos. Rechacemos esas mentiras, pues vienen de Satanás (1 Juan 4:1, 6; Apoc. 12:9). Si queremos resistir los ataques del Diablo, debemos fortalecer nuestra confianza en Jesús y en la función que cumple en el propósito de Dios. También debemos confiar en el esclavo fiel y prudente, el único canal que Jehová usa hoy para dirigir su organización (Mat. 24:45-47). Con el estudio regular de la Palabra de Dios, esa confianza se fortalecerá y nuestra fe llegará a ser como un árbol con raíces profundas. El apóstol Pablo mencionó esta idea cuando escribió las palabras del texto de hoy. w20.07 30:11, 12

Jueves 6 de octubre

El hombre ve lo que tiene ante los ojos, pero Jehová ve el corazón (1 Sam. 16:7).

Debido a la imperfección, todos tendemos a juzgar a los demás por las apariencias (Juan 7:24). Pero podemos saber muy poco de una persona basándonos solo en lo que vemos. Pongamos un ejemplo. Por más experimentado e inteligente que sea un doctor, sabrá muy poco sobre su paciente si solo se limita a mirarlo. Debe escucharlo con atención si quiere conocer los problemas de salud que ha tenido, su personalidad o los síntomas que presenta. Puede que hasta le indique que se haga una radiografía para ver su interior. Si el doctor no hace todo esto, podría emitir un diagnóstico equivocado. De modo parecido, no podemos comprender por completo a nuestros hermanos solo fijándonos en su aspecto exterior. Debemos esforzarnos por ver la clase de persona que son en su interior. Nosotros no podemos leer el corazón de los demás, pero sí podemos esforzarnos por seguir el ejemplo de Jehová. Él escucha a sus siervos, toma en cuenta su pasado y sus circunstancias, y les muestra compasión. w20.04 16:1-3

Viernes 7 de octubre

Piensen de un modo que demuestre buen juicio (Rom. 12:3).

Debemos cultivar humildad, pues los orgullosos no demuestran tener “buen juicio”. Son conflictivos y egocéntricos. Además, su manera de pensar y sus acciones a menudo les hacen daño a ellos y a otras personas. Si no cambian su forma de pensar, Satanás les cegará y corromperá la mente (2 Cor. 4:4; 11:3). Las personas humildes tienen buen juicio. Se ven a sí mismas de manera razonable y equilibrada, y comprenden que otros son superiores a ellas en muchos aspectos (Filip. 2:3). Además, saben que “Dios se opone a los arrogantes pero les muestra bondad inmerecida a los humildes” (1 Ped. 5:5). Quienes tienen buen juicio no quieren que Dios se oponga a ellos. Si queremos seguir siendo humildes, debemos poner en práctica este consejo bíblico: “Quítense la vieja personalidad y sus prácticas, y vístanse con la nueva personalidad”. Esto requiere que estudiemos el ejemplo de Jesús y tratemos de imitarlo lo más fielmente posible (Col. 3:9, 10; 1 Ped. 2:21). w20.07 27:16, 17

Sábado 8 de octubre

El cuerpo es uno pero tiene muchos miembros (1 Cor. 12:12).

Es un gran honor formar parte de la congregación de Jehová. Todos disfrutamos de paz y felicidad en nuestro paraíso espiritual. Pero ¿qué lugar ocupa cada uno de nosotros en la congregación? El apóstol Pablo dijo que la congregación es como el cuerpo humano y los que la componen son como las partes de ese cuerpo (Rom. 12:4-8; 1 Cor. 12:12-27; Efes. 4:16). Una lección que aprendemos del ejemplo que puso es que cada uno ocupa un lugar importante en la familia de Jehová. Él empezó su ejemplo diciendo: “Tal como en un solo cuerpo hay muchos miembros pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo en unión con Cristo, pero individualmente somos miembros que nos pertenecemos unos a otros” (Rom. 12:4, 5). Lo que Pablo quiso decir es que cada uno tiene una función diferente en la congregación, pero todos somos valiosos. w20.08 34:1, 2, 4

Domingo 9 de octubre

Jehová le preguntó: “¿Cómo lo vas a hacer?” (1 Rey. 22:21).

¿Cómo pueden los padres copiar la humildad de Jehová? Cuando sea apropiado, preguntándoles a sus hijos cómo creen que se debe realizar cierta tarea. Y, si es posible, pueden aceptar sus sugerencias. Jehová también dio un ejemplo de paciencia cuando algunos de sus siervos cuestionaron sus decisiones. Recordemos cómo escuchó a Abrahán cuando este le expresó sus dudas sobre la decisión de destruir Sodoma y Gomorra (Gén. 18:22-33). Y no olvidemos cómo reaccionó cuando la esposa de Abrahán, Sara, se rio al escuchar que se quedaría embarazada siendo tan mayor. En vez de ofenderse o enojarse, la trató con dignidad (Gén. 18:10-14). Si usted es padre o anciano, ¿qué puede aprender del ejemplo de Jehová? Piense en cómo reacciona cuando alguien que está bajo su autoridad cuestiona sus decisiones. ¿Se apresura a corregirlo? ¿O trata de comprender su punto de vista? Está claro que a las familias y a las congregaciones las beneficia que quienes tienen autoridad imiten a Dios. w20.08 32:7-9

Lunes 10 de octubre

Mi poder se demuestra plenamente en la debilidad (2 Cor. 12:9).

Cuando empezamos a estudiar la Biblia, tal vez aceptábamos con gusto que otros nos ayudaran, pues comprendíamos que en sentido espiritual éramos como niños y teníamos mucho que aprender (1 Cor. 3:1, 2). Pero ¿y ahora? Si llevamos años sirviendo a Jehová y tenemos mucha experiencia, quizás no estemos tan dispuestos a aceptar ayuda, sobre todo si nos la ofrece alguien que no lleva tanto tiempo en la verdad. Sin embargo, Jehová se vale a menudo de hermanos y hermanas para fortalecernos (Rom. 1:11, 12). Esta es una realidad que debemos asumir si queremos beneficiarnos del poder que nos da Jehová. El secreto del éxito no está en la fuerza física, la educación, las riquezas o la posición social, sino en la humildad y la confianza en Jehová. Por eso, sigamos adelante confiando en Jehová, aprendiendo lecciones de los personajes bíblicos y aceptando la ayuda de nuestros hermanos. Entonces, aunque nos sintamos débiles, Jehová nos hará fuertes. w20.07 29:2, 18, 19

Martes 11 de octubre

Demuestren esa misma diligencia a fin de que no se vuelvan perezosos, sino que imiten a los que por su fe y paciencia heredan las promesas (Heb. 6:11, 12).

Un campo en el que se nos puede hacer difícil ser pacientes es cuando les predicamos a nuestros familiares. En Eclesiastés 3:1, 7, encontramos un principio que nos puede ayudar. Allí dice: “Hay [...] un tiempo para quedarse callado y un tiempo para hablar”. Aunque con nuestra buena conducta damos testimonio, siempre estamos pendientes de cualquier oportunidad para hablar de la verdad (1 Ped. 3:1, 2). Predicamos y enseñamos con entusiasmo, pero somos pacientes con todo el mundo, incluida nuestra familia. Hallamos buenos ejemplos de paciencia en los siervos fieles del pasado y de nuestros días. Habacuc deseaba ver el fin de la maldad, pero dijo con confianza: “Me mantendré de pie en mi puesto de guardia” (Hab. 2:1). El apóstol Pablo dijo que deseaba de corazón terminar su ministerio. Aun así, con paciencia siguió dando “un testimonio completo de las buenas noticias” (Hech. 20:24). w20.09 37:12-14

Miércoles 12 de octubre

Jesús no pensó en quitarle el lugar a Dios y hacerse igual a él (Filip. 2:6).

Jesús es la persona más poderosa después de Jehová. Aun así, no piensa de sí mismo más de lo debido. Siguiendo su ejemplo, cuando los siervos de Jehová somos humildes, demostramos el amor que identifica al pueblo de Dios (Luc. 9:48; Juan 13:35). ¿Qué deberíamos hacer si nos parece que hay problemas en la congregación y pensamos que no se están atendiendo bien? En vez de quejarnos, seamos humildes y apoyemos a los que nos dirigen (Heb. 13:17). ¿Qué nos ayudará a lograrlo? Preguntémonos: “¿De verdad son tan graves los problemas que veo? Si hace falta corregirlos, ¿es este el momento de hacerlo? ¿Me corresponde a mí corregirlos? Siendo honesto, ¿qué es lo que busco: la unidad de la congregación o mi gloria personal?”. Para Jehová es más importante la humildad que las capacidades y la unidad que la eficacia. Por tal razón, esforcémonos por ser humildes al servir a Jehová. Así promoveremos la unidad dentro de la congregación (Efes. 4:2, 3). w20.07 27:9-11

Jueves 13 de octubre

Jesús les dijo: “No tengan miedo. Vayan, avisen a mis hermanos” (Mat. 28:10).

Jesús valoró la ayuda que le prestaban algunas mujeres fieles que “usaban sus bienes” para atenderlo (Luc. 8:1-3). Además, les reveló profundas verdades espirituales. Por ejemplo, les reveló que iba a morir y a resucitar (Luc. 24:5-8). Al igual que había hecho con los apóstoles, preparó a estas mujeres para los momentos difíciles que afrontarían al verlo sufrir y morir (Mar. 9:30-32; 10:32-34). Y llama la atención que, cuando arrestaron a Jesús y los apóstoles huyeron, algunas de ellas no lo abandonaron mientras agonizaba en el madero (Mat. 26:56; Mar. 15:40, 41). Las primeras personas que fueron testigos de su resurrección fueron mujeres fieles. Les encargó que les dijeran a los apóstoles que había resucitado (Mat. 28:5, 9, 10). Y, en el Pentecostés del año 33, cuando se derramó el espíritu santo, lo más probable es que hubiera mujeres presentes, y allí pudieron recibir el don milagroso de “hablar de las cosas magníficas de Dios” en diferentes idiomas (Hech. 1:14; 2:2-4, 11). w20.09 39:11, 12

Viernes 14 de octubre

Presta constante atención a tu conducta y a tu enseñanza (1 Tim. 4:16).

La labor de hacer discípulos es una obra que salva vidas. ¿Por qué decimos esto? Recordemos que en Mateo 28:19, 20 Jesús mandó “vayan”, “hagan discípulos” y “bautícenlos”. Y sabemos que el bautismo es muy importante, pues es un requisito para los que quieren salvarse. La persona que desea bautizarse debe tener fe en que solo puede salvarse gracias a que Jesús murió por nosotros y fue resucitado. Por eso, el apóstol Pedro les dijo a los cristianos: “El bautismo [...] ahora también los está salvando a ustedes [...] mediante la resurrección de Jesucristo” (1 Ped. 3:21). Así pues, desde el momento en que alguien se bautiza, puede tener la esperanza de vivir para siempre. Para hacer discípulos, necesitamos cultivar el “arte de enseñar” (2 Tim. 4:1, 2). ¿Por qué? Porque Jesús nos mandó “vayan”, “hagan discípulos” y “enséñenles”. El apóstol Pablo le dijo a Timoteo que no dejara de esforzarse en esa obra y añadió: “Así te salvarás a ti mismo y también a los que te escuchan”. w20.10 42:1, 2

Sábado 15 de octubre

A partir de ahora estarás pescando hombres (Luc. 5:10).

El discípulo Pedro aprendió a amar la labor de pescar hombres. Con la ayuda de Jehová, llegó a ser muy hábil (Hech. 2:14, 41). Nuestro motivo principal para predicar es el amor a Jehová. Si tenemos sentimientos de inseguridad, este amor puede ayudarnos a superarlos. Cuando Jesús invitó a Pedro a hacerse pescador de hombres, le dijo: “Ya no tengas miedo” (Luc. 5:8-11). No es que Pedro tuviera miedo de lo que pudiera pasar si se hacía discípulo. Pero Jesús acababa de usar su poder para hacer que pescaran una gran cantidad de peces, y Pedro estaba tan asombrado que se sentía indigno de trabajar con Jesús. ¿Y usted? ¿Se siente abrumado cuando piensa en todo lo que implica ser discípulo de Cristo? En ese caso, fortalezca su amor a Jehová, a Jesús y al prójimo, y así se sentirá motivado a aceptar la invitación de Jesús de hacerse pescador de hombres (Mat. 22:37, 39; Juan 14:15). w20.09 36:4, 5

Domingo 16 de octubre

Vayan y hagan discípulos. Enséñenles (Mat. 28:19, 20).

Con gusto usamos nuestro tiempo, energías y recursos para buscar a los que tienen “la actitud correcta para obtener vida eterna” (Hech. 13:48). Así seguimos el ejemplo de Jesús, que dijo: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y completar su obra” (Juan 4:34; 17:4). Nuestro más sincero deseo también es completar la obra que se nos ha encargado (Juan 20:21). Y queremos que todos nuestros hermanos, incluidos los inactivos, sigan trabajando a nuestro lado hasta el final (Mat. 24:13). Hay que reconocer que Jesús no nos encargó una tarea sencilla. Pero no estamos solos, pues él nos prometió que estaría a nuestro lado. Obedecemos el mandato de hacer discípulos como “colaboradores de Dios” y “en compañía de Cristo” (1 Cor. 3:9; 2 Cor. 2:17). Así que podemos lograrlo. Es un enorme placer y un gran privilegio cumplir con nuestra misión y ayudar a otros a hacer lo mismo (Filip. 4:13). w20.11 45:19, 20

Lunes 17 de octubre

Jesús siguió creciendo, llenándose de sabiduría y ganándose la aprobación de Dios y de la gente (Luc. 2:52).

A menudo, las decisiones de los padres afectan a los hijos durante mucho tiempo. Si son malas, les acarrearán problemas a los hijos. Pero si son buenas los ayudarán a ser felices. Claro, los hijos también deben tomar buenas decisiones. La mejor decisión que podemos tomar es la de servir a nuestro amoroso Padre celestial, Jehová (Sal. 73:28). Los padres de Jesús deseaban ayudar a sus hijos a servir a Jehová, y sus decisiones demostraron que eso era lo más importante en su vida (Luc. 2:40, 41, 52). Jesús también tomó buenas decisiones que lo ayudaron a cumplir su cometido en el propósito de Jehová (Mat. 4:1-10). Llegó a ser un hombre bueno, leal y valiente, la clase de hijo que cualquier padre que ama a Jehová estaría orgulloso y feliz de tener. w20.10 44:1, 2

Martes 18 de octubre

Tus ojos deben mirar al frente (Prov. 4:25).

Imaginemos los siguientes tres casos. Una hermana de edad avanzada repasa en su mente algunos buenos momentos de su vida. Ahora las cosas son más complicadas para ella, pero sigue haciendo todo lo que puede por Jehová (1 Cor. 15:58). Todos los días se imagina viviendo en el Paraíso junto con sus seres queridos. Otra hermana recuerda una ocasión en que alguien de la congregación la hirió, pero decide no guardarle rencor (Col. 3:13). Y un hermano no olvida los errores que cometió en el pasado, pero se concentra en permanecer fiel de ahora en adelante (Sal. 51:10). ¿Qué tienen en común estos tres hermanos? Que todos ellos tienen muy presente su pasado pero no viven en él. Más bien, miran al frente, es decir, hacia el futuro. ¿Por qué es importante que mantengamos la vista fija en el futuro? Porque, tal como una persona no puede caminar en línea recta si siempre está mirando hacia atrás, nosotros no podremos avanzar en nuestro servicio a Jehová si siempre estamos mirando al pasado (Luc. 9:62). w20.11 48:1-3

Miércoles 19 de octubre

Empezó a burlarse de él con desprecio (1 Sam. 17:42).

Cuando el poderoso guerrero Goliat vio a David, le pareció débil. A fin de cuentas, Goliat era mucho más grande y estaba mejor equipado y entrenado para la guerra. David no era más que un joven inexperto que no parecía estar listo para la batalla. Pero confiaba en el poder de Jehová, y al final derrotó a su enemigo (1 Sam. 17:41-45, 50). David se enfrentó a otro problema que pudo haberlo hecho sentirse débil e indefenso. Él era un siervo leal de Saúl, el rey que Jehová había nombrado en Israel. Al principio, Saúl lo respetaba. Pero, con el tiempo, el orgullo hizo que le tuviera envidia a David. Empezó a tratarlo mal y hasta intentó matarlo (1 Sam. 18:6-9, 29; 19:9-11). Aunque Saúl lo trataba de manera injusta, David no le perdió el respeto, pues sabía que era el rey que Jehová había nombrado (1 Sam. 24:6). Confió en que Jehová le daría las fuerzas para soportar esta prueba tan difícil (Sal. 18:1, encabezamiento). w20.07 29:11-13

Jueves 20 de octubre

En el tiempo del fin, el rey del sur se envolverá en un conflicto con el rey del norte (Dan. 11:40).

Gran parte de la profecía del rey del norte y el rey del sur ya se ha cumplido, así que podemos estar seguros de que el resto también se hará realidad. Para entender la profecía del capítulo 11 de Daniel, debemos tener en cuenta que solo se refiere a gobernantes y gobiernos que han tenido una influencia directa sobre el pueblo de Jehová. Y, aunque los siervos de Dios son apenas una pequeña parte de los habitantes de la Tierra, con frecuencia son el centro de acontecimientos de importancia mundial. ¿Por qué razón? Porque el objetivo principal de Satanás y todo su sistema es eliminar a los que sirven a Jehová y a Jesús (Gén. 3:15; Apoc. 11:7; 12:17). La interpretación de la predicción de Daniel debe estar de acuerdo con otras profecías de la Palabra de Dios. De hecho, es necesario estudiar otras partes de la Biblia para comprender bien la profecía de Daniel. w20.05 19:1, 2

Viernes 21 de octubre

¿Cómo van a resucitar los muertos? Sí, ¿con qué clase de cuerpo vendrán? (1 Cor. 15:35).

Muchas personas tienen sus propias ideas acerca de lo que sucede después de la muerte. Ahora bien, ¿qué enseña la Biblia? Cuando alguien muere, su cuerpo se descompone. Pero Jehová, que creó el universo de la nada, puede resucitar a esa persona y darle el cuerpo que necesite (Gén. 1:1; 2:7). El apóstol Pablo usó un ejemplo para explicar que Dios no le da el mismo cuerpo, sino que puede darle a cada uno “el cuerpo que quiere”. Él habló de “un simple grano” o una “semilla” que se planta en la tierra y se convierte en una nueva planta. Esa planta es muy diferente a aquella pequeña semilla. Pablo también dijo que “hay cuerpos celestiales y cuerpos terrenales”. ¿Qué quiso decir? Quienes vivimos en la Tierra tenemos cuerpos físicos, pero quienes viven en el cielo tienen cuerpos espirituales, como por ejemplo los ángeles (1 Cor. 15:36-41). w20.12 50:7-9

Sábado 22 de octubre

¿Hasta cuándo tendré ansiedad y preocupaciones, tristeza en mi corazón día tras día? (Sal. 13:2).

Todos queremos vivir tranquilos y en paz. Pero, aunque no nos guste, en ocasiones todos tenemos que hacer frente a situaciones difíciles. Puede que nos preguntemos lo mismo que el rey David en el texto de hoy. Hay cosas que nos pueden inquietar y sobre las que tenemos poco o ningún control. Por ejemplo, no podemos impedir que el costo de los alimentos, la ropa y la vivienda aumente cada año. Tampoco podemos controlar cuándo nuestros compañeros de trabajo o escuela nos propondrán hacer algo inmoral o poco honrado. Y está claro que nosotros no podemos acabar con la delincuencia en el lugar donde vivimos. Todo esto es un reflejo del mundo actual, en el que la mayoría de la gente no se guía por los principios bíblicos. Satanás, el dios de este mundo, sabe que algunas personas permitirán que “las preocupaciones de este sistema” les impidan servir a Jehová (Mat. 13:22; 1 Juan 5:19). Con razón el mundo está tan lleno de problemas que estresan a la gente. w21.01 1:1, 3

Domingo 23 de octubre

Todo el que odia a su hermano es un asesino, y ustedes saben que en ningún asesino permanece la vida eterna (1 Juan 3:15).

El apóstol Juan nos advirtió que no debemos odiar a nuestros hermanos. Si no hacemos caso, nos exponemos a que Satanás nos manipule (1 Juan 2:11). Eso mismo les sucedió a algunos a finales del siglo primero. Satanás hacía todo lo que podía por fomentar el odio y la división entre los siervos de Dios. Para cuando Juan les escribió, en la congregación se habían colado algunos que tenían ese mismo espíritu satánico. Uno de ellos era Diótrefes, que estaba provocando graves divisiones en una congregación. No les tenía ningún respeto a los superintendentes viajantes que enviaba el cuerpo gobernante. Era tan arrogante que hasta intentó echar de la congregación a quienes querían tratar con hospitalidad a los hermanos que a él no le caían bien (3 Juan 9, 10). Hoy día, Satanás sigue tratando por todos los medios de usar la táctica del “divide y vencerás”. Nunca permitamos que el odio nos divida. w21.01 2:14

Lunes 24 de octubre

Cuando hayan terminado de dar su testimonio, la bestia salvaje guerreará contra ellos, los vencerá y los matará (Apoc. 11:7).

En la Primera Guerra Mundial, tanto el gobierno alemán como el británico persiguieron a los siervos de Dios que se negaron a combatir. Y, en cumplimiento de la profecía de Apocalipsis 11:7-10, el gobierno de Estados Unidos encarceló a los que dirigían la predicación. Después, en la década de 1930 y sobre todo durante la Segunda Guerra Mundial, el rey del norte atacó al pueblo de Dios sin compasión. Hitler y quienes lo apoyaban prohibieron nuestra obra. Estos enemigos mataron a cientos de siervos de Jehová y enviaron a miles más a los campos de concentración. El rey del norte profanó “el santuario” y quitó “el sacrificio constante” al prohibir la predicación (Dan. 11:30b, 31a). Su líder, Hitler, hasta juró que exterminaría al pueblo de Dios en Alemania. w20.05 19:12, 13

Martes 25 de octubre

Con amor fraternal, muéstrense tierno cariño. Tomen la iniciativa de honrarse unos a otros (Rom. 12:10).

El tierno cariño impedirá que en la congregación surja un espíritu competitivo. Recordemos que Jonatán no intentó competir con David ni lo vio como un rival por el trono (1 Sam. 20:42). Sigamos su ejemplo y no veamos a nuestros hermanos como rivales por las habilidades que tienen. Más bien, hagamos lo que dijo Pablo: “Humildemente piensen que los demás son superiores a ustedes” (Filip. 2:3). Tengamos presente que todos los hermanos aportan algo a la congregación. Si somos humildes, nos fijaremos en las buenas cualidades de nuestros hermanos y nos beneficiaremos de su fiel ejemplo (1 Cor. 12:21-25). Cuando nos mostramos tierno cariño unos a otros, fortalecemos la unidad del pueblo de Dios. Además, demostramos que somos verdaderos discípulos de Jesús, y eso hace que más personas sinceras quieran servir a Jehová. Pero lo más importante es que le damos gloria a Jehová, “el Padre de tiernas misericordias y el Dios de todo consuelo” (2 Cor. 1:3). w21.01 4:14, 16

Miércoles 26 de octubre

Como no son parte del mundo, el mundo los odia (Juan 15:19).

Hoy día, hay personas que nos desprecian, se burlan de nosotros y nos consideran ignorantes e inferiores. ¿Por qué? Porque no tenemos la misma actitud que la gente que nos rodea. El mundo admira a los que son orgullosos, arrogantes y rebeldes. Pero nosotros nos esforzamos por ser humildes, apacibles y obedientes. Además, no nos metemos en política ni nos alistamos en el ejército de ningún país. Como nos negamos a encajar en el molde de este mundo, se nos considera inferiores (Rom. 12:2). Pese a lo que el mundo opina de nosotros, Jehová está usándonos para lograr cosas extraordinarias. Por ejemplo, está llevando a cabo la mayor campaña de predicación de la historia. Sus siervos publicamos las revistas más traducidas y distribuidas del mundo, y usamos la Biblia para ayudar a millones de personas a mejorar sus vidas. Y todo es gracias a Jehová. w20.07 29:5, 6

Jueves 27 de octubre

Hago exactamente lo que el Padre me ha mandado (Juan 14:31).

Jesús respeta la autoridad de Jehová. ¿Lo hace por falta de inteligencia o habilidad? No, pues solo una persona muy inteligente podría enseñar de una manera tan sencilla y clara como lo hizo Jesús (Juan 7:45, 46). Jehová siente tanto respeto por las capacidades de Jesús que le permitió trabajar junto a él cuando creó el universo (Prov. 8:30; Heb. 1:2-4). Y, desde que Jesús fue resucitado, Jehová le ha dado “toda la autoridad en el cielo y en la tierra” (Mat. 28:18). A pesar de tener tantas habilidades, Jesús todavía busca la guía de Jehová, y lo hace porque ama a su Padre. Los esposos deben tener presente que Jehová no estableció el principio de autoridad porque piense que las mujeres sean inferiores a los hombres. Lo ha dejado claro al elegir tanto a mujeres como a hombres para que gobiernen con Jesús (Gál. 3:26-29). Así como Jehová ha demostrado que confía en su Hijo dándole autoridad, el esposo sabio también le dará a su esposa cierta medida de autoridad. w21.02 6:13, 14

Viernes 28 de octubre

Consideramos felices a los que han aguantado (Sant. 5:11).

La Palabra de Dios actúa como un espejo y nos ayuda a identificar qué tenemos que cambiar y cómo hacerlo (Sant. 1:23-25). Por ejemplo, después de estudiar la Palabra de Dios, tal vez nos demos cuenta de que tenemos que controlar nuestro genio. Con la ayuda de Jehová, aprendemos a ser apacibles cuando tratamos con personas o con problemas que nos sacan de quicio. Entonces podemos pensar con más claridad y tomar mejores decisiones (Sant. 3:13). ¡Qué importante es que conozcamos bien la Biblia! Algunas lecciones solo las aprendemos a fuerza de cometer errores. Pero es mejor aprender de los aciertos y fracasos de otros. Por eso Santiago nos anima a analizar ejemplos bíblicos como los de Abrahán, Rahab, Job y Elías (Sant. 2:21-26; 5:10, 11, 17, 18). Estos siervos leales de Jehová aguantaron pruebas que podrían haberles robado la felicidad. Sus ejemplos nos demuestran que nosotros también podemos aguantar con la ayuda de Jehová. w21.02 8:12, 13

Sábado 29 de octubre

Cuando hay comunicación, los planes salen bien; haz tu guerra con orientación experta (Prov. 20:18).

En un curso bíblico, el maestro es el principal responsable de ayudar al estudiante a entender la Palabra de Dios. Si el maestro nos invita a acompañarlo, recordemos que estamos allí para apoyarlo (Ecl. 4:9, 10). Entonces, ¿qué podemos hacer para cumplir bien con nuestro papel? Preparémonos bien. Primero, pidamos al maestro que nos hable un poquito sobre el estudiante. Podemos preguntarle cuáles son las circunstancias del estudiante, qué lección analizarán y qué objetivos concretos tiene para esa clase en particular. También podríamos preguntarle si hay algo que deberíamos o no deberíamos decir o hacer, y cómo podemos animar al estudiante a progresar. Claro, el maestro no nos dará detalles de su vida privada, pero lo que sí nos cuente nos puede ser útil. Una misionera llamada Joy cuenta: “Hablar de estas cosas ayuda a mi acompañante a interesarse en la persona y a saber qué decir durante la clase”. w21.03 10:5, 6

Domingo 30 de octubre

Si el mundo los odia, ya saben que a mí me odió antes que a ustedes (Juan 15:18).

El mundo a veces nos odia porque seguimos las normas de Dios en nuestra vida, que chocan de frente con su falta de valores. Por ejemplo, hoy día muchas personas ven con buenos ojos las mismas prácticas inmorales por las que Dios destruyó a Sodoma y Gomorra (Jud. 7). Muchas personas se burlan de nosotros y nos llaman intolerantes porque seguimos las normas de la Biblia sobre este asunto (1 Ped. 4:3, 4). ¿Qué cualidades nos ayudarán a aguantar el odio y los insultos de la gente? Necesitamos tener una fe fuerte en que Jehová nos ayudará. La fe es como un escudo que nos permite “apagar todas las flechas encendidas del Maligno” (Efes. 6:16). Pero, además de fe, necesitamos amor. ¿Por qué? Porque el amor “no se irrita con facilidad” y soporta y aguanta todo lo que nos hace sufrir (1 Cor. 13:4-7, 13). El amor a Jehová, a nuestros hermanos e incluso a nuestros enemigos nos ayuda a aguantar el odio. w21.03 12:3, 4

Lunes 31 de octubre

No te enojes fácilmente, porque enojarse está en el corazón de los tontos (Ecl. 7:9).

Podemos demostrarles nuestro amor a los hermanos al no hacer ciertas cosas. Por ejemplo, no debemos ofendernos con facilidad por lo que digan. Pensemos en lo que pasó un tiempo antes de la muerte de Jesús. Él les dijo a sus discípulos que para tener la vida eterna debían comer su carne y beber su sangre (Juan 6:53-57). Muchos se escandalizaron y lo abandonaron. Pero sus verdaderos amigos fueron leales y se quedaron con él. No entendían a qué se refería y seguramente estaban desconcertados, pero no se ofendieron ni dieron por sentado que estaba equivocado. Al contrario, confiaron en él porque sabían que siempre decía la verdad (Juan 6:60, 66-69). Qué importante es que no nos ofendamos con facilidad por lo que digan nuestros hermanos, sino que les concedamos el beneficio de la duda (Prov. 18:13). w21.01 2:13

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