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Examinemos las Escrituras todos los días 2025
es25

Enero

Miércoles 1 de enero

Estaban sacando a un muerto, el único hijo de una mujer. Además, ella era viuda (Luc. 7:12).

Jesús “vio a la mujer” y después “se conmovió profundamente” (Luc. 7:13). Pero no solo sintió compasión por ella, sino que lo demostró con acciones. Seguro que dijo con voz suave: “No llores más”. Pero no se limitó a hablar con ella; resucitó a su hijo y “se lo entregó” (Luc. 7:14, 15). ¿Qué aprendemos de este milagro de Jesús? Una lección sobre cómo mostrar compasión a los que están de duelo. Tal como hizo Jesús, podemos aprender a ser compasivos con los que han perdido a un ser querido. Primero hay que ser observadores y después tomar la iniciativa para decir y hacer algo que los ayude y los consuele (Prov. 17:17; 2 Cor. 1:3, 4; 1 Ped. 3:8). Unas pocas palabras y un gesto bondadoso pueden hacer mucho bien. w23.04 15:13-15

Jueves 2 de enero

Esta enfermedad no tiene como finalidad la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios (Juan 11:4).

Aunque Jesús sabe que su amigo Lázaro acaba de morir, decide quedarse donde está dos días más antes de ir a Betania. Así que, cuando llega, Lázaro ya lleva cuatro días muerto. La intención de Jesús es hacer algo que beneficiará a sus amigos y le dará gloria a Dios (Juan 11:6, 11, 17). ¿Qué lección sobre la amistad podemos aprender de este relato? Cuando María y Marta le enviaron el mensaje a Jesús, no le pidieron que fuera a Betania. Simplemente le dijeron que su querido amigo estaba enfermo (Juan 11:3). Cuando Lázaro murió, Jesús podía haberlo resucitado desde la distancia. Pero decidió ir a Betania para estar con María y Marta, que eran sus amigas. ¿Tiene usted un amigo que esté dispuesto a ayudarlo sin que usted se lo pida? Si es así, sabe que puede contar con él “en tiempos de angustia” (Prov. 17:17). Si imitamos a Jesús, seremos esa clase de amigo. w23.04 16:10, 11

Viernes 3 de enero

El que hizo la promesa es fiel (Heb. 10:23).

Cuando estamos pasando por una prueba, pudiéramos llegar a sentir que Jehová nunca traerá el nuevo mundo. ¿Será que nuestra fe es débil si pensamos así? No necesariamente. Pongamos un ejemplo. Cuando estamos pasando un invierno muy frío, quizás pensemos que el verano nunca llegará. Pero el verano siempre llega. De la misma manera, cuando estamos muy desanimados, pudiéramos sentir que el nuevo mundo nunca llegará. Pero, si nuestra fe es fuerte, sabemos que las promesas de Jehová se cumplirán (Sal. 94:3, 14, 15; Heb. 6:17-19). Esa confianza nos ayudará a seguir poniendo nuestra adoración a Jehová en primer lugar. También necesitamos tener una fe fuerte para predicar. Cuando hablamos del nuevo mundo que Dios pronto traerá, muchas personas piensan que esas buenas noticias son demasiado bonitas para ser ciertas (Mat. 24:14; Ezeq. 33:32). Pero nunca dejemos que se nos pegue esa actitud escéptica o incrédula. Para que eso no nos pase, debemos seguir fortaleciendo nuestra fe. w23.04 15:6, 7, 14

Sábado 4 de enero

Sabemos que tendremos lo que pedimos porque se lo hemos pedido a él (1 Juan 5:15).

¿Se ha preguntado alguna vez si Jehová responde sus oraciones? Si es así, no es el único. Muchos hermanos reconocen que se han hecho esa misma pregunta, sobre todo al pasar por problemas. Puede que a nosotros también nos cueste ver cómo Jehová contesta nuestras oraciones si estamos sufriendo. ¿Por qué podemos estar seguros de que Dios responde las oraciones de sus siervos? La Biblia nos asegura que Jehová nos quiere muchísimo y que para él somos muy valiosos (Ageo 2:7; 1 Juan 4:10). Por esa razón nos invita a que le oremos y le pidamos ayuda (1 Ped. 5:6, 7). Desea ayudarnos para que nos mantengamos cerca de él y para que aguantemos todos nuestros problemas. En la Biblia, encontramos muchos relatos en los que Jehová respondió las oraciones de sus siervos. ¿Le viene a la mente algún ejemplo? w23.05 21:1-4

Domingo 5 de enero

María dijo: “Mi alma engrandece a Jehová” (Luc. 1:46).

María era amiga de Jehová. Su amistad con él y su fe no dependían de José. Ella conocía muy bien las Escrituras. Además, sacaba tiempo para meditar (Luc. 2:19, 51). Como María era una mujer espiritual, era una excelente esposa. Muchas cristianas de la actualidad se esfuerzan por ser como María. Veamos el ejemplo de Émiko. Ella cuenta: “Cuando era soltera, tenía mi propia rutina espiritual. Pero, después de casarme, mi esposo oraba por los dos y se encargaba de la espiritualidad de la familia. Me di cuenta de que mi fe dependía de lo que hacía mi esposo. Sabía que tenía que poner de mi parte. Era mi responsabilidad fortalecer mi amistad con Jehová. Por eso ahora saco tiempo para estar a solas y así poder orarle a Jehová, leer las Escrituras y meditar” (Gál. 6:5). Esposas, si siguen esforzándose por fortalecer su amistad con Jehová, sus esposos tendrán más razones para amarlas y felicitarlas (Prov. 31:30). w23.05 23:6

Lunes 6 de enero

Les enseñaré el temor de Jehová (Sal. 34:11).

El temor de Jehová no es una cualidad con la que nacemos; tenemos que cultivarla. Una manera de hacerlo es observando la creación. Al percibir en “las cosas creadas” la sabiduría de Jehová, su poder y lo mucho que nos ama, crecen el respeto y el amor que sentimos por él (Rom. 1:20). Otra cosa que nos ayudará a temer a Jehová es tener la costumbre de orarle. Cuanto más hablamos con nuestro Dios, más real es para nosotros. Cada vez que le pedimos fuerzas para aguantar una prueba, pensamos en su inmenso poder. Cuando le damos las gracias por haber dado a su Hijo por nosotros, recordamos cuánto nos ama. Y, cuando le suplicamos su guía para enfrentar un problema, grabamos en nuestro corazón lo sabio que es. Esas oraciones nos ayudan a respetarlo más y a estar más decididos a evitar cualquier cosa que pueda dañar nuestra amistad con él. w23.06 27:6, 7

Martes 7 de enero

Jehová es nuestro Legislador (Is. 33:22).

Jehová siempre le ha dado a su pueblo normas muy claras. Por ejemplo, el cuerpo gobernante del siglo primero señaló tres campos en los que los cristianos tenemos que mantenernos firmes. Indicó que debemos 1) rechazar la idolatría y adorar solo a Jehová, 2) respetar la sangre como algo sagrado y 3) cumplir fielmente las altas normas de moralidad sexual que están en la Biblia (Hech. 15:28, 29). ¿Cómo podemos hoy en día mantener una postura firme en estos tres campos? Adorando y obedeciendo a Jehová. Él les mandó a los israelitas que le dieran devoción exclusiva (Deut. 5:6-10). Y, cuando Jesús fue tentado por el Diablo, dejó claro que debemos adorar solo a Jehová (Mat. 4:8-10). Por eso, no veneramos imágenes religiosas. Tampoco idolatramos a ningún ser humano; no tratamos como si fueran dioses a los líderes religiosos, a los políticos o a las estrellas del deporte y del entretenimiento. Adoramos únicamente al Creador de todas las cosas (Apoc. 4:11). w23.07 31:3, 4

Miércoles 8 de enero

Temiendo a Jehová uno se aleja del mal (Prov. 16:6).

El mundo de Satanás está obsesionado con el sexo y la pornografía (Efes. 4:19). Por eso es imprescindible que temamos a Jehová y que nos alejemos del mal. El capítulo 9 de Proverbios habla de dos mujeres simbólicas. Una representa la sabiduría y la otra, la insensatez. Las dos se dirigen a los inexpertos, “a los que les falta sensatez”. Es como si los invitaran a entrar en su casa y a disfrutar de una comida (Prov. 9:1, 4-6). Pero las dos invitaciones tienen resultados muy distintos. Hablemos de la invitación de “la mujer insensata” (Prov. 9:13-18). Con descaro grita: “¡Todo el que sea inexperto, que venga acá!”. Así invita a los inexpertos a disfrutar de una buena comida. ¿Y cómo acaban los que entran en su casa? “Allí se hallan los que están impotentes en la muerte”. El libro de Proverbios nos advierte de los peligros de la “mujer descarriada” y de la “mujer inmoral”. Nos dice: “Su casa se hunde en la muerte” (Prov. 2:11-19). Proverbios 5:3-10 también nos dice que tengamos cuidado con otra “mujer descarriada”. De ella cuenta: “Sus pies bajan a la muerte”. w23.06 28:6, 7

Jueves 9 de enero

Que todos sepan que ustedes son personas razonables (Filip. 4:5).

Los ancianos deben poner el ejemplo y ser razonables (1 Tim. 3:2, 3). Por ejemplo, un anciano no espera que siempre se acepte su opinión solo por el hecho de que es mayor que los demás. Sabe que el espíritu de Jehová puede impulsar a cualquier miembro del cuerpo de ancianos a decir algo que lleve a una buena decisión. Y, si no se viola ningún principio bíblico, los ancianos razonables apoyan con gusto la decisión de la mayoría, aunque vean las cosas de otra manera. Si somos razonables, recibimos muchas bendiciones. Por ejemplo, nos llevamos mejor con los hermanos y hay paz en la congregación. También sentimos que la variedad de personalidades y costumbres que hay dentro del pueblo unido de Jehová nos enriquece. Y lo más importante es que somos felices porque sabemos que estamos imitando a Jehová, que es un Dios razonable. w23.07 32:16, 17

Viernes 10 de enero

Solo los perspicaces entenderán (Dan. 12:10).

Daniel estudiaba las profecías con el motivo correcto: quería saber la verdad. También lo ayudó ser humilde. Reconocía que Jehová les da entendimiento a los que lo conocen y obedecen sus normas justas y puras (Dan. 2:27, 28). Daniel demostró su humildad al acudir a Jehová por ayuda (Dan. 2:18). Además, estudiaba con detenimiento las Escrituras. Investigaba a fondo los escritos sagrados que existían en su tiempo (Jer. 25:11, 12; Dan. 9:2). ¿Cómo puede seguir su ejemplo? Analice sus motivos. ¿Por qué estudia las profecías de la Biblia? ¿Es porque desea realmente conocer la verdad? Si es así, Jehová lo ayudará (Juan 4:23, 24; 14:16, 17). Algunas personas estudian la Biblia con la intención de hallar pruebas de que no viene de Dios. Tratan de buscar una excusa para decidir por ellas mismas lo que está bien y lo que está mal, y así hacer con su vida lo que quieren. Pero, al estudiar las profecías, debemos tener el motivo correcto. w23.08 34:7, 8

Sábado 11 de enero

Si te desanimas, te faltarán las fuerzas (Prov. 24:10).

Una manera de cargarnos con expectativas poco realistas es comparándonos con los demás (Gál. 6:4). Si lo hacemos, puede que acabemos fomentando competencias y envidiando a otros (Gál. 5:26). Cuando tratamos de hacer lo mismo que hacen los demás, es posible que nos exijamos más de lo que en realidad podemos dar. Piense en esto: la Biblia dice que “las expectativas que tardan en cumplirse enferman el corazón” (Prov. 13:12). Así que será todavía más frustrante esperar algo que jamás lograremos. Eso podría quitarnos las energías y hacer que bajemos el ritmo en nuestra carrera por la vida. No se exija más de lo que Jehová le pide, y es que él nunca le va a pedir que le dé lo que no tiene (2 Cor. 8:12). Puede estar tranquilo, Jehová no lo compara con nadie (Mat. 25:20-23). Él valora lo que usted hace: su servicio de todo corazón, su fidelidad, su aguante. w23.08 36:10, 11

Domingo 12 de enero

¿Tengo que morirme de sed? (Juec. 15:18).

¿Cómo respondió Jehová a Sansón? De manera milagrosa hizo que brotara agua. Cuando Sansón bebió, “recuperó las fuerzas y revivió” (Juec. 15:19). Por lo visto, esta nueva fuente natural de agua seguía existiendo años después, cuando Jehová inspiró al profeta Samuel para que escribiera el libro de Jueces. Es posible que al ver esa fuente los israelitas recordaran que, si se apoyaban en Jehová, él los ayudaría en los momentos difíciles. Al igual que Sansón, todos tenemos que acudir a Jehová. Necesitamos su ayuda, sin importar qué habilidades tengamos o qué hayamos logrado sirviéndole. Debemos ser modestos y admitir que solo nos irá bien si nos apoyamos en él. Sansón recuperó las energías cuando bebió del agua que Jehová le dio. De la misma manera, estaremos espiritualmente fuertes si aprovechamos todas las ayudas que Jehová nos da (Mat. 11:28). w23.09 37:8-10

Lunes 13 de enero

Una respuesta amable aparta la furia, pero una palabra hiriente provoca la ira (Prov. 15:1).

Imagínese en una situación muy tensa. Por ejemplo, alguien dice cosas desagradables sobre Jehová o se burla de lo que enseña la Biblia. ¿Qué nos puede ayudar? Pedirle a Jehová que nos dé su espíritu y sabiduría para responder de una manera apacible. ¿Y qué podemos hacer si nos damos cuenta de que teníamos que haber respondido mejor? Hablar de nuevo con Jehová y pensar en cómo podríamos manejar la situación la próxima vez. Si hacemos eso, él nos dará su espíritu santo para que logremos controlarnos y mostrar apacibilidad. Algunos textos bíblicos nos pueden ayudar a hablar con apacibilidad cuando surgen situaciones tensas o difíciles. El espíritu santo puede hacer que recordemos esos versículos (Juan 14:26). Por ejemplo, el libro de Proverbios contiene principios que nos ayudan a ser apacibles (Prov. 15:18). También nos muestra las ventajas de controlarnos en circunstancias estresantes (Prov. 10:19; 17:27; 21:23; 25:15). w23.09 39:6, 7

Martes 14 de enero

Tengo la intención de recordarles siempre estas cosas (2 Ped. 1:12).

El apóstol Pedro sirvió a Jehová fielmente por muchos años. Acompañó a Jesús durante su ministerio, abrió las puertas a la predicación en otros campos y formó parte del cuerpo gobernante. Hacia el final de su vida, cuando ya sabía que le quedaba poco, recibió otro encargo de parte de Jehová. Entre los años 62 y 64 de nuestra era, Dios lo inspiró para que escribiera dos cartas: los libros bíblicos de 1 y 2 Pedro (2 Ped. 1:13-15). Pedro escribió estas cartas en una época en la que sus hermanos cristianos estaban “angustiados por diversas pruebas” (1 Ped. 1:6). Había hombres malvados que esparcían enseñanzas falsas entre los hermanos y que trataban de corromper la pureza moral de la congregación (2 Ped. 2:1, 2, 14). Los cristianos que vivían en Jerusalén pronto verían “el fin de todas las cosas”, es decir, la destrucción de la ciudad y de su templo a manos de los ejércitos de Roma (1 Ped. 4:7). Sin duda, las cartas de Pedro ayudaron a los cristianos de la época a aguantar las pruebas por las que estaban pasando y a prepararse para las que vendrían. w23.09 41:1, 2

Miércoles 15 de enero

Cristo aprendió lo que es la obediencia por las cosas que sufrió (Heb. 5:8).

Al igual que Jesús, nosotros aprendemos a ser obedientes cuando pasamos por situaciones difíciles. Pensemos en lo que ocurrió al principio de la pandemia del COVID-19. Se nos pidió que dejáramos de reunirnos en los Salones del Reino y que no fuéramos a predicar de casa en casa. ¿Cómo le fue a usted? ¿Se le hizo difícil obedecer? Sea como sea, su obediencia le sirvió de protección, lo mantuvo unido a sus hermanos y alegró a Jehová. Ahora estamos todos más preparados para obedecer cualquier instrucción que nos llegue durante la gran tribulación. Probablemente la obediencia nos salvará la vida (Job 36:11). Sobre todo, decidimos obedecer a Jehová porque lo amamos y queremos agradarle (1 Juan 5:3). Nunca podremos devolverle todo lo que ha hecho por nosotros (Sal. 116:12). Pero hay algo que sí podemos hacer: obedecer a Jehová y a quienes tienen autoridad. Con nuestra obediencia demostramos que somos sabios. Y, cuando somos sabios, alegramos el corazón de Jehová (Prov. 27:11). w23.10 42:18, 19

Jueves 16 de enero

Adoren al que hizo el cielo, la tierra (Apoc. 14:7).

Si un ángel le hablara a usted personalmente, ¿le prestaría atención? Pues resulta que hoy en día hay un ángel hablando “a toda nación, tribu, lengua y pueblo”. ¿Qué es lo que dice? “Teman a Dios y denle gloria, [...] adoren al que hizo el cielo, la tierra, el mar y los manantiales” (Apoc. 14:6, 7). Todos debemos adorar a Jehová; él es el Dios verdadero. Estamos muy agradecidos de poder adorarlo en su gran templo espiritual. ¡Qué gran honor! ¿Qué es exactamente el templo espiritual, y en qué parte de la Biblia se habla de él? El templo espiritual no es un edificio de verdad. Es el sistema que Jehová ha establecido para adorarlo como él quiere, y se basa en el rescate, el sacrificio de Jesús. En el siglo primero, el apóstol Pablo explicó varios detalles de este sistema de adoración. Los encontramos en la carta que les escribió a los cristianos hebreos que vivían en Judea. w23.10 45:1, 2

Viernes 17 de enero

“Ni con una fuerza militar ni con poder, sino con mi espíritu”, dice Jehová (Zac. 4:6).

En el año 522 antes de nuestra era, los enemigos de los judíos lograron que se prohibiera la reconstrucción del templo de Jehová. Pero Zacarías les aseguró a los judíos que Jehová usaría su poderoso espíritu para quitar del camino cualquier obstáculo. En el 520, el rey Darío no solo anuló la prohibición, sino que también les dio dinero a los judíos para que continuaran las obras y les ordenó a las autoridades locales que los apoyaran (Esd. 6:1, 6-10). Jehová les prometió a sus siervos que, si le daban prioridad a la reconstrucción del templo, él estaría con ellos (Ageo 1:8, 13, 14; Zac. 1:3, 16). Con el ánimo que les dieron los profetas, los judíos retomaron las obras del templo en el 520 y en menos de 5 años finalizaron la reconstrucción. A pesar de los problemas, pusieron en primer lugar la voluntad de Dios. Por eso Jehová les dio el apoyo que necesitaban. Como resultado, pudieron adorar a Jehová con alegría (Esd. 6:14-16, 22). w23.11 48:6, 7

Sábado 18 de enero

Siguen de cerca los pasos de la fe que tuvo nuestro padre Abrahán (Rom. 4:12).

Aunque muchas personas han oído hablar de Abrahán, la mayoría no sabe gran cosa sobre él. Pero nosotros lo conocemos muy bien. Por ejemplo, sabemos que la Biblia lo llama “el padre de todos los que tienen fe” (Rom. 4:11). Ahora bien, quizás nos preguntemos si podemos seguir de cerca los pasos de Abrahán y tener una fe tan fuerte como la suya. La respuesta es que sí podemos. Algo que nos ayudará a tener una fe como la de Abrahán es examinar su ejemplo. Él siempre obedeció lo que Dios le mandó: se mudó a una tierra lejana, vivió en tiendas de campaña durante muchos años y estuvo dispuesto a sacrificar a su querido hijo Isaac. Con esas acciones demostró que tenía una fe fuerte. Debido a su fe y a sus obras, Jehová le dio su aprobación y su amistad (Sant. 2:22, 23). Pues bien, Jehová quiere que todos nosotros, incluido usted, tengamos su aprobación y seamos sus amigos. Por eso hizo que tanto Pablo como Santiago escribieran sobre el ejemplo de Abrahán. w23.12 50:1, 2

Domingo 19 de enero

Todos deben ser rápidos para escuchar, pero lentos para hablar (Sant. 1:19).

Si eres una hermana joven, es bueno que aprendas a comunicarte bien con los demás. Esta es una habilidad muy importante para todos los cristianos. El discípulo Santiago nos dio un consejo muy práctico relacionado con esto en el texto de hoy. Escuchar con atención cuando te hablan es una manera de demostrar empatía (1 Ped. 3:8). Si no estás segura de si estás entendiendo lo que alguien te dice o lo que siente, hazle preguntas con respeto. Y luego piensa un momento antes de responder (Prov. 15:28, nota). Pregúntate: “¿Lo que voy a decir es cierto? ¿Es animador? ¿Es respetuoso? ¿Es bondadoso?”. Piensa en hermanas maduras que sepan comunicarse bien con los demás y aprende de ellas (Prov. 31:26). Fíjate en las cosas que dicen y en cómo las dicen. Practica esta habilidad, y a medida que la vayas dominando verás que cada vez te llevas mejor con los otros. w23.12 52:12

Lunes 20 de enero

El que se aísla rechaza toda sabiduría práctica (Prov. 18:1).

En nuestro caso, Jehová puede utilizar a nuestra familia, a nuestros amigos o a los ancianos para sostenernos. Pero es verdad que, cuando nos sentimos muy mal, quizás lo único que queramos es estar solos. Y eso es comprensible. Ahora bien, ¿qué tenemos que hacer para beneficiarnos de la ayuda que nos brinda Jehová? Luchemos contra el impulso de aislarnos. Cuando nos aislamos de los demás, tendemos a concentrarnos demasiado en nosotros mismos y en nuestros problemas. Y eso puede llevarnos a tomar malas decisiones. Claro está, todos necesitamos momentos para estar a solas de vez en cuando, sobre todo cuando sufrimos una tragedia. Pero, si buscáramos estar solos demasiado tiempo, podríamos estar rechazando precisamente el medio que Jehová está usando para sostenernos. Así que aceptemos la ayuda de nuestra familia, nuestros amigos y los ancianos. Veámoslos como lo que son: la ayuda que Jehová nos está enviando para sostenernos (Prov. 17:17; Is. 32:1, 2). w24.01 3:12, 13

Martes 21 de enero

No debe pasar navaja sobre su cabeza (Núm. 6:5).

Por su voto, los nazareos no podían cortarse el pelo. De esa manera demostraban que respetaban totalmente la autoridad de Jehová. Tristemente hubo épocas en la historia de Israel en las que no se valoraba ni se respetaba a los nazareos. En ocasiones, ser diferente era un auténtico reto para ellos y requería mucho valor (Amós 2:12). De la misma manera, cuando obedecemos a Jehová, la gente que nos rodea se da cuenta de que somos diferentes. Hace falta valor para identificarnos como testigos de Jehová en el trabajo o en la escuela. Y, como las actitudes y la conducta de la gente van a ir de mal en peor, es de esperar que sea cada vez más difícil vivir de acuerdo con los principios bíblicos y predicar las buenas noticias del Reino a otras personas (2 Tim. 1:8; 3:13). Sin embargo, debemos recordar que alegramos el corazón de Jehová cuando tenemos el valor de ser diferentes a las personas que no le sirven (Prov. 27:11; Mal. 3:18). w24.02 7:7, 9

Miércoles 22 de enero

Recíbanse con gusto (Rom. 15:7).

Pensemos en la congregación de Roma, que estaba formada por cristianos muy distintos. Algunos eran judíos, que se habían criado siguiendo la Ley de Moisés. Pero también había hermanos de otras naciones, con antecedentes culturales muy distintos. Probablemente, algunos eran esclavos y otros, hombres libres, y es posible que algunos tuvieran esclavos. ¿Qué los ayudaría a superar esas diferencias y quererse cada vez más? El apóstol Pablo les dio este consejo: “Recíbanse con gusto”. ¿Qué quiso decir? La palabra que aquí se traduce “recíbanse con gusto” transmite la idea de recibir a alguien con amabilidad o con hospitalidad, como cuando una persona recibe a alguien en su casa o lo incluye en su círculo de amigos. Por ejemplo, Pablo le dijo a Filemón cómo tenía que recibir a un esclavo que se llamaba Onésimo y que se había fugado de su casa. Le dijo: “Recíbelo amablemente” (Filem. 17). Priscila y Áquila sabían mucho más del cristianismo que Apolos, pero lo recibieron con gusto y se lo llevaron con ellos (Hech. 18:26). Aunque todos estos cristianos eran muy distintos, no dejaron que esas diferencias los dividieran. Al contrario, las superaron y se recibieron con gusto. w23.07 29:13

Jueves 23 de enero

Los votos que le hice a Jehová los cumpliré (Sal. 116:14).

El motivo principal por el que se dedicará a Jehová es porque lo ama. Este amor no es una simple emoción pasajera, sino que ha ido creciendo poco a poco a medida que usted iba aprendiendo sobre Jehová e iba consiguiendo “conocimiento exacto” y “comprensión espiritual” (Col. 1:9). Al estudiar las Escrituras, se ha convencido de que 1) Jehová es real, 2) inspiró la Biblia con su espíritu y 3) tiene una organización y la usa para cumplir su voluntad. Si alguien se va a dedicar a Jehová, se espera que ya conozca las enseñanzas básicas de la Biblia, que esté obedeciendo las normas de Dios y que esté hablando con otras personas sobre sus creencias según le permitan sus circunstancias (Mat. 28:19, 20). Además, siente un amor intenso por Jehová, y desea de todo corazón adorarlo solo a él. ¿Se puede decir eso de usted? w24.03 9:6-8

Viernes 24 de enero

Ellos serán una sola carne (Gén. 2:24).

Abigaíl estaba casada con Nabal, un hombre que según la Biblia era áspero y hacía cosas malas (1 Sam. 25:3). Seguro que era difícil vivir con alguien así. Un día, a Abigaíl se le presentó la oportunidad de escaparse fácilmente de su matrimonio. Resulta que David, el futuro rey de Israel, quería matar a Nabal por haberlos insultado a él y a sus hombres (1 Sam. 25:9-13). Abigaíl pudo haber huido y dejado que David llevara a cabo su plan. Pero en vez de eso convenció a David de que le perdonara la vida a Nabal (1 Sam. 25:23-27). ¿Qué la motivó? Abigaíl amaba a Jehová, y para ella lo que él opinaba sobre el matrimonio era muy importante. Tenía muy claro que a los ojos de Dios el matrimonio es una unión sagrada. Sin duda, su deseo de agradar a Dios la motivó a salvar a su esposo y a todos los de su casa. Para evitar que David matara a Nabal, actuó rápidamente. w24.03 11:9, 10

Sábado 25 de enero

Les daría fuerzas con las palabras de mi boca (Job 16:5).

¿Hay alguien en su congregación que esté intentando simplificar su vida para tener más tiempo para las actividades espirituales? ¿Conoce a algún joven que en clase esté demostrando con valor que es diferente a sus compañeros, a pesar de lo difícil que es? ¿Le viene a la mente alguien que tenga su familia en contra por ser leal a Jehová? Aprovechemos cualquier oportunidad que surja para animarlos y decirles cuánto apreciamos el valor que demuestran y los sacrificios que hacen por Jehová (Filem. 4, 5, 7). Él sabe que de todo corazón deseamos agradarlo y que estamos dispuestos a hacer sacrificios para cumplir con nuestro voto de dedicación. Además, nos honra dándonos la oportunidad de demostrarle lo mucho que lo amamos (Prov. 23:15, 16). Así pues, continuemos sirviendo a Jehová y ofreciéndole de todo corazón lo mejor de nosotros. w24.02 7:14, 16

Domingo 26 de enero

Fue por la tierra haciendo el bien y curando a todos los oprimidos (Hech. 10:38).

Viajemos a finales del año 29. Jesús acaba de iniciar su ministerio. Él y su madre asisten a un banquete de boda en Caná. María al parecer está ayudando a atender a los invitados. Pero se acaba el vino. María va rápidamente adonde su hijo y le dice: “No les queda vino” (Juan 2:1-3). ¿Qué hace Jesús? Convierte el agua en “buen vino” (Juan 2:9, 10). Jesús hizo muchos más milagros durante su ministerio. Usó su poder para ayudar a miles y miles de personas. Por ejemplo, en una ocasión alimentó a 5.000 hombres y en otra a 4.000. Con solo esos dos milagros, es posible que en total alimentara a más de 27.000 personas, si incluimos a las mujeres y los niños que estaban ahí (Mat. 14:15-21; 15:32-38). En ambas ocasiones, Jesús también sanó a quienes estaban enfermos (Mat. 14:14; 15:30, 31). w23.04 15:1, 2

Lunes 27 de enero

Yo, Jehová tu Dios, tengo agarrada tu mano derecha; soy el que te dice: “No tengas miedo. Yo te ayudaré” (Is. 41:13).

Cuando sufrimos una desgracia, habrá días en los que quizás nos sintamos muy débiles en sentido físico y emocional. Al igual que Elías, puede que solo queramos quedarnos acostados y seguir durmiendo (1 Rey. 19:5-7). Tal vez necesitemos ayuda para seguir activos sirviendo a Jehová. En esos momentos, él nos asegura que nos ayudará como vemos en las palabras del texto de hoy. Cuando el rey David se enfrentó a diversas pruebas y enemigos, notó que Jehová estaba a su lado, y por eso le dijo: “Tu mano derecha me sostiene” (Sal. 18:35). Muchas veces Jehová nos sostiene haciendo que otras personas se sientan motivadas a ayudarnos. Por ejemplo, en cierta ocasión David estaba muy desanimado, pero su amigo Jonatán fue a visitarlo para fortalecerlo y animarlo (1 Sam. 23:16, 17). Y, en el caso de Elías, Jehová eligió a Eliseo para que le ofreciera ayuda práctica (1 Rey. 19:16, 21; 2 Rey. 2:2). w24.01 3:10-12

Martes 28 de enero

Jehová es quien da sabiduría; de su boca vienen conocimiento y discernimiento (Prov. 2:6).

Jehová es generoso y nos da muchas cosas buenas. Eso se ve claramente en la mujer del capítulo 9 de Proverbios que representa “la verdadera sabiduría”. Ella lo tiene todo listo: ha preparado bien la carne y el vino, y ha puesto la mesa (Prov. 9:2). Además, según los versículos 4 y 5, “la verdadera sabiduría” les dice a los que les falta sensatez: “Vengan, coman de mi pan”. ¿Por qué deberíamos aceptar la invitación de esta mujer? Porque Jehová quiere proteger a sus hijos y darles sabiduría. No quiere que aprendamos a las malas ni que nos pasemos la vida lamentándonos por errores del pasado. Por eso, “él reserva sabiduría práctica para los que son rectos” (Prov. 2:7). Si tememos a Jehová, desearemos agradarlo y seguir sus sabios consejos. Actuar así nos hace felices (Sant. 1:25). w23.06 28:14, 15

Miércoles 29 de enero

Dios no es injusto y no se olvida de las obras de ustedes (Heb. 6:10).

Aunque no podamos hacer tanto como nos gustaría en el servicio a Jehová, estamos seguros de que nuestro Dios valora todo lo que hacemos por él. ¿Cómo lo sabemos? Por lo que Jehová le dijo al profeta Zacarías. Le encargó que hiciera una corona con el oro y la plata que habían enviado los judíos que se quedaron en Babilonia (Zac. 6:11). Esta “magnífica corona” sería un “recuerdo” de su generosidad (Zac. 6:14, notas). Así que estamos convencidos de que Jehová jamás olvidará el empeño que ponemos al servirle a pesar de las dificultades. Sabemos que en estos últimos días seguiremos sufriendo dificultades y que incluso las cosas se pondrán peor (2 Tim. 3:1, 13). Pero no debemos dejar que la ansiedad nos venza. Recordemos lo que Jehová les dijo a sus siervos en los días de Ageo: “Yo estoy con ustedes [...]. No tengan miedo” (Ageo 2:4, 5). Nosotros también estamos convencidos de que, si nos esforzamos al máximo por hacer su voluntad, Jehová estará con nosotros. w23.11 48:20, 21

Jueves 30 de enero

Soy un hombre pecador (Luc. 5:8).

Dios podría haber hecho que en la Biblia no se incluyeran los defectos del apóstol Pedro, pero quiso que se registraran para enseñarnos valiosas lecciones (2 Tim. 3:16, 17). Cuando analizamos los relatos acerca de Pedro, un hombre que tenía debilidades y sentimientos como los nuestros, vemos que Jehová no espera que seamos perfectos. Lo que él quiere es que perseveremos, que sigamos luchando a pesar de nuestras debilidades. ¿Por qué es necesario que perseveremos? Cuando pensamos que hemos vencido una debilidad, podemos sufrir una recaída. Pero seguimos luchando por superarnos. Todos decimos o hacemos cosas que luego lamentamos. Sin embargo, si no nos rendimos, Jehová nos ayudará a seguir mejorando (1 Ped. 5:10). La compasión que Jesús le mostró a Pedro a pesar de sus errores puede motivarnos a continuar sirviendo a Jehová. w23.09 40:2, 3

Viernes 31 de enero

Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto (Juan 11:21).

De acuerdo con las palabras de Marta que leemos en el texto de hoy, Jesús podía haber curado a Lázaro. Pero él tenía pensado hacer algo mucho más impresionante. Le prometió a Marta: “Tu hermano se levantará”. Además, le dijo: “Yo soy la resurrección y la vida” (Juan 11:23, 25). Así es, Dios le dio a Jesús el poder para devolver la vida. Hasta ese entonces, Jesús ya había resucitado a una niña poco después de su muerte y a un joven, al parecer el mismo día en que murió (Luc. 7:11-15; 8:49-55). Pero ¿podía resucitar a alguien que llevaba cuatro días muerto y que ya había empezado a descomponerse? María, la otra hermana de Lázaro, se acercó a Jesús y le dijo lo mismo que Marta: “Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto” (Juan 11:32). Al ver a María y otras personas llorando, Jesús se entristeció mucho. La compasión que sentía por sus amigos hizo que se le saltaran las lágrimas. Él comprendía lo doloroso que es perder a un ser querido y quería ponerle fin a esa situación que los estaba haciendo sufrir tanto. w23.04 16:12, 13

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