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Examinando las Escrituras diariamente 2018
es18

Septiembre

Sábado 1 de septiembre

Que el aguante tenga completa su obra (Sant. 1:4).

En la Biblia, aguantar significa más que simplemente soportar las pruebas y los problemas. Tiene que ver con nuestra forma de pensar y de sentir, con la manera de reaccionar ante las dificultades. La persona que aguanta es valiente, firme y paciente. Según una obra de consulta, el aguante “es el espíritu que puede sobrellevar las cargas por su esperanza inflamada [o ardiente], no por simple resignación [...]. Es la cualidad que mantiene a un hombre firme contra los elementos. Es la virtud que puede transmutar [o cambiar] en gloria a la desgracia más grande, porque, más allá del dolor, ve la meta”. Lo que motiva a un cristiano a aguantar es el amor (1 Cor. 13:4, 7). Si amamos a Jehová, aguantaremos cualquier cosa que esté de acuerdo con su voluntad (Luc. 22:41, 42). Si amamos a nuestros hermanos, aguantaremos sus imperfecciones (1 Ped. 4:8). Si amamos a nuestro cónyuge, aguantaremos la “tribulación en la carne” que pueden sufrir hasta las parejas felices, y se fortalecerá nuestro matrimonio (1 Cor. 7:28). w16.04 2:3, 4

Domingo 2 de septiembre

Continuaron dedicándose a la enseñanza de los apóstoles y a compartir unos con otros (Hech. 2:42).

La palabra griega que se traduce como “dedicándose” significa esforzarse intensamente para aguantar o perseverar en algo. Para los primeros cristianos no era nada fácil ir a las reuniones. Estaban bajo el dominio del Imperio romano y se enfrentaban a la oposición de los líderes judíos. Pero no se dieron por vencidos. Los siervos de Jehová de nuestros días también demuestran que valoran mucho las reuniones. George Gangas, quien fue miembro del Cuerpo Gobernante por más de 22 años, dijo: “Para mí, el reunirme con los hermanos es uno de los mayores placeres de la vida y una fuente de estímulo”. Y añadió: “Mi pensamiento y deseo más recónditos es asistir a las reuniones”. ¿Siente usted lo mismo por las reuniones? Entonces, haga todo lo posible por asistir siempre a ellas. Así mostrará que se siente como el rey David, quien dijo: “Jehová, he amado la morada de tu casa” (Sal. 26:8). w16.04 3:16-18

Lunes 3 de septiembre

Primero haz las paces con tu hermano (Mat. 5:24).

Imagine que se entera de que un hermano se molestó por algo que usted dijo o hizo. ¿Qué debería hacer? Hable con el hermano. Pero no olvide cuál es su objetivo. No se trata de echarle parte de la culpa a él, sino de que usted admita la suya y hagan las paces. Lo más importante es estar en paz con los hermanos. Veamos el caso de Abrahán y su sobrino Lot. Los dos tenían rebaños, y sus pastores se pelearon, según parece, por las tierras de pasto. Para mantener la paz, Abrahán le dijo a Lot que fuera el primero en escoger dónde vivir con su familia (Gén. 13:1, 2, 5-9). ¡Qué buen ejemplo! Abrahán buscó la paz, no sus propios intereses. ¿Salió perdiendo por ser tan generoso? No, para nada. Justo después de este incidente, Jehová le prometió que recibiría muchas bendiciones (Gén. 13:14-17). Dios nunca permitirá que sus siervos sufran pérdidas permanentes por poner en práctica los consejos de la Biblia y resolver sus diferencias con amor. w16.05 1:11, 12

Martes 4 de septiembre

Sigan percibiendo cuál es la voluntad de Jehová (Efes. 5:17).

Jehová nos da mandatos muy claros por medio de su Palabra. Por ejemplo, prohíbe los pecados sexuales, la idolatría, el robo y la borrachera (1 Cor. 6:9, 10). Por su parte, Jesucristo mandó a sus discípulos que realizaran una tarea difícil, pero emocionante: “Vayan, [...] y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado. Y, ¡miren!, estoy con ustedes todos los días hasta la conclusión del sistema de cosas” (Mat. 28:19, 20). No cabe duda, los mandatos y las leyes de Jehová nos sirven de protección. Obedecerlos contribuye a nuestra autoestima, buena salud y felicidad familiar. Y lo que es más importante, quien sigue con cuidado los mandatos divinos, incluido el de predicar, tiene la aprobación de Dios y recibe sus bendiciones. w16.05 3:1

Miércoles 5 de septiembre

Transfórmense rehaciendo su mente (Rom. 12:2).

Si dejamos que el espíritu santo nos guíe y acudimos a la Biblia para adoptar el punto de vista de Jehová, podremos pensar, hablar y actuar cada vez más como él quiere (Luc. 11:13; Gál. 5:22, 23). Pero, aun entonces, tendremos que ir con cuidado para que nuestras debilidades no nos hagan caer (Prov. 4:23). Si nos parece que progresamos lentamente, recordemos que se requiere tiempo para mejorar. Desarrollar cualidades cristianas es un proceso continuo. Por eso, tenemos que ser pacientes y seguir esforzándonos para que la Biblia continúe produciendo cambios positivos en nuestra personalidad. Al principio, quizás tengamos que obligarnos a hacer lo que es correcto. Pero con el tiempo, seguramente nos será más fácil y natural pensar y comportarnos como a Jehová le agrada, pues nuestros pensamientos y acciones se parecerán cada vez más a los suyos (Sal. 37:31; Prov. 23:12; Gál. 5:16, 17). w16.05 4:14, 16

Jueves 6 de septiembre

Su deleite está en la ley de Jehová, y día y noche lee en su ley en voz baja (Sal. 1:2).

Jehová moldea a sus siervos principalmente por medio de su Palabra, el espíritu santo y la congregación cristiana. La Biblia puede moldearnos, pero debemos leerla con atención, meditar en ella y pedirle a Jehová que nos ayude a poner en práctica sus consejos. El rey David escribió: “Cuando me he acordado de ti sobre mi canapé, durante las vigilias de la noche medito en ti” (Sal. 63:6). En otra ocasión, dijo: “Bendeciré a Jehová, que me ha dado consejos. Realmente, durante las noches mis riñones [o emociones más profundas, según la nota] me han corregido” (Sal. 16:7). David permitió que los consejos de Jehová, aunque fueran difíciles de aceptar, llegaran a lo más hondo de su ser; dejó que moldearan sus pensamientos y sentimientos más profundos (2 Sam. 12:1-13). ¡Qué ejemplo de humildad y sumisión! ¿Meditamos nosotros también en la Palabra de Dios y permitimos que llegue a lo más hondo de nuestro ser? ¿Debemos mejorar en este aspecto? (Sal. 1:3). w16.06 1:11

Viernes 7 de septiembre

No te des prisa en tu espíritu a sentirte ofendido (Ecl. 7:9).

Debemos recordar que a todos nos separan seis mil años de la perfección que existió en Edén. Las personas imperfectas cometen errores. Por eso, no sería bueno esperar demasiado de nuestros hermanos ni permitir que sus fallos nos roben la alegría que sentimos por formar parte del pueblo de Dios en los últimos días. Un error todavía más grave sería permitir que esos fallos nos hicieran tropezar y acabáramos dejando la organización de Jehová. Si eso ocurriera, no solo perderíamos el honor de hacer la voluntad de Dios, sino también la esperanza de vivir en el nuevo mundo que él traerá. Para conservar nuestra alegría y firme esperanza, queremos tener muy presente esta promesa tan animadora de Jehová: “¡Miren!, voy a crear nuevos cielos y una nueva tierra; y las cosas anteriores no serán recordadas, ni subirán al corazón” (Is. 65:17; 2 Ped. 3:13). No permitamos que los errores de los demás nos impidan recibir estas bendiciones. w16.06 4:13, 14

Sábado 8 de septiembre

Jehová nuestro Dios es un solo Jehová (Deut. 6:4).

La expresión “un solo Jehová” transmite la idea de que su propósito es único y siempre actúa en conformidad con él. Jehová no se contradice ni es imprevisible. Todo lo contrario: siempre es fiel, coherente, leal y veraz. Le prometió a Abrahán que sus descendientes heredarían la Tierra Prometida, e hizo grandes milagros para cumplir su palabra. Jehová estaba decidido a cumplir su promesa, aunque la había hecho cuatrocientos treinta años antes (Gén. 12:1, 2, 7; Éx. 12:40, 41). Varios siglos después, cuando Jehová dijo que los israelitas eran sus testigos, declaró: “Yo soy el Mismo. Antes de mí no fue formado Dios alguno, y después de mí continuó sin que lo hubiera”. Para dejar bien claro que su propósito no cambia, añadió: “Todo el tiempo yo soy el Mismo” (Is. 43:10, 13; 44:6; 48:12). Los israelitas tenían un privilegio extraordinario: servir a Jehová, un Dios que siempre es coherente y leal. Nosotros tenemos el mismo privilegio (Mal. 3:6; Sant. 1:17). w16.06 3:6, 7

Domingo 9 de septiembre

Sigan mirando, manténganse despiertos, porque no saben cuándo es el tiempo señalado (Mar. 13:33).

Aunque hoy en día los países no tienen “atalayas”, la mayoría cuenta con patrullas fronterizas y sistemas sofisticados de vigilancia. Así tratan de impedir la entrada de cualquier cosa o persona que pudiera poner en peligro la seguridad del país. Sin embargo, estos “atalayas” solo pueden detectar las amenazas provocadas por personas o por gobiernos humanos. No están al tanto de la existencia del Reino celestial de Dios. Tampoco saben qué actividades lleva a cabo ese gobierno en las manos de Cristo ni el papel que desempeñará en la inminente destrucción de las naciones (Is. 9:6, 7; 56:10; Dan. 2:44). Nosotros, en cambio, estaremos preparados si nos mantenemos espiritualmente alerta, no importa cuándo llegue ese día (Sal. 130:6). Mientras más cerca estemos del fin de este sistema de cosas, más difícil será seguir despiertos. Sería una tragedia que no nos mantuviéramos alerta hasta el final. w16.07 2:2, 9, 10

Lunes 10 de septiembre

La bondad inmerecida de Dios que fue para conmigo no resultó ser en vano (1 Cor. 15:10).

Pablo era consciente de que no se había ganado la misericordia tan grande que Dios le había mostrado. No la merecía, pues había perseguido a los cristianos. Hacia el final de su vida, le escribió a su colaborador Timoteo: “Estoy agradecido a Cristo Jesús nuestro Señor, que me impartió poder, porque me consideró fiel y me asignó a un ministerio” (1 Tim. 1:12-14). ¿En qué consistía este ministerio? Pablo les explicó a los ancianos de Éfeso: “No hago mi alma de valor alguno como preciada para mí, con tal que termine mi carrera y el ministerio que recibí del Señor Jesús, de dar testimonio cabal de las buenas nuevas de la bondad inmerecida de Dios” (Hech. 20:24). Pablo fue un predicador entusiasta y nos dejó un ejemplo excelente. Demostró que no había recibido la bondad inmerecida de Dios “en vano”. w16.07 4:1-3

Martes 11 de septiembre

Mostraré una actitud de espera (Miq. 7:7).

Jehová siempre apoya a sus siervos fieles, aunque a veces permite que esperemos un tiempo hasta recibir un privilegio o hasta que nuestras circunstancias mejoren. Por ejemplo, al patriarca Abrahán le prometió un hijo, pero este tuvo que ejercer fe y tener paciencia (Heb. 6:12-15). Pasaron años antes de que naciera Isaac, pero Abrahán esperó sin desanimarse, y Jehová no lo decepcionó (Gén. 15:3, 4; 21:5). Esperar no es fácil (Prov. 13:12). Si no dejamos de pensar en las cosas que no han salido como deseábamos, acabaremos muy desanimados. Es más sensato aprovechar el tiempo para mejorar en sentido espiritual. Leer y meditar en la Palabra de Dios nos ayuda a adquirir sabiduría, perspicacia, juicio sano, conocimiento y capacidad de pensar. Todos los días tenemos que tomar decisiones sobre las diversiones, el arreglo personal, el dinero y las relaciones con los demás. A Jehová le agradará lo que decidamos si ponemos en práctica lo que hemos aprendido en la Biblia. w16.08 3:9-11

Miércoles 12 de septiembre

Dios es el que está actuando en ustedes (Filip. 2:13).

Jehová ayudó a su pueblo a vencer a los amalequitas y a los etíopes, y les dio fuerzas a Nehemías y a los demás judíos para terminar la reconstrucción de los muros. Dios también nos dará las fuerzas que necesitamos para cumplir con nuestra misión de predicar a pesar de la oposición, de la apatía o de nuestras inquietudes (1 Ped. 5:10). Pero no esperemos que Jehová haga un milagro para ayudarnos. Tenemos que poner de nuestra parte: leamos la Biblia todos los días, estudiemos la información que se analiza en las reuniones y asistamos a ellas todas las semanas, alimentemos nuestra mente y corazón con un estudio personal y en familia, y acudamos siempre a Jehová en oración. No permitamos que otras ocupaciones o metas nos impidan aprovecharnos al máximo de lo que Jehová usa para fortalecernos y animarnos. Si nos parece que hemos aflojado en alguno de estos campos, pidámosle ayuda a Dios. Entonces veremos que su espíritu hace que haya en nosotros “tanto el querer como el actuar”. w16.09 1:12

Jueves 13 de septiembre

A causa de la ocurrencia común de la fornicación, que cada hombre tenga su propia esposa y que cada mujer tenga su propio esposo (1 Cor. 7:2).

El apóstol Pablo recomendó permanecer soltero, pero aun así dijo las palabras citadas arriba. Y añadió: “Si no tienen autodominio, cásense, porque mejor es casarse que estar encendidos de pasión”. Casarse puede ayudar a una persona a no caer en la masturbación o la inmoralidad. Otro factor a tomar en cuenta es la edad. Pablo dijo: “Si alguno piensa que se está portando impropiamente para con su virginidad, si esta ha pasado la flor de la juventud, y esa es la manera como debe efectuarse, que haga lo que quiera; no peca. Que se casen” (1 Cor. 7:9, 36; 1 Tim. 4:1-3). Ahora bien, los jóvenes no deben darse prisa en casarse solo porque sus deseos sexuales sean muy fuertes. Puede que no sean suficientemente maduros para asumir las responsabilidades del matrimonio. w16.08 1:17

Viernes 14 de septiembre

De toda manera nos recomendamos como ministros de Dios (2 Cor. 6:4).

Por lo general, la gente se hace una idea de quiénes somos por “lo que aparece a los ojos” (1 Sam. 16:7). Así que los siervos de Dios no solo pensamos en ponernos lo que nos resulta cómodo y nos gusta. Los principios de la Palabra de Dios deberían impulsarnos a evitar la ropa muy ajustada, reveladora o sexy, es decir, las prendas que dejan ver o resaltan las partes íntimas del cuerpo. Nadie debería sentirse incómodo por la ropa que llevamos ni verse obligado a mirar hacia otro lado. Si nuestra ropa está limpia, es modesta y decente, y vamos bien arreglados, es más probable que las personas nos respeten y se sientan atraídas a Dios. Además, daremos una buena imagen de la organización a la que representamos. Como resultado, puede que algunos estén más dispuestos a escuchar el mensaje de salvación. w16.09 3:5, 6

Sábado 15 de septiembre

Sean razonables, y desplieguen toda apacibilidad para con todos los hombres (Tito 3:2).

No se apresure a concluir que sabe lo que otras personas creen. Algunos dicen creer en la evolución, pero también en que Dios existe. Piensan que Dios creó las diferentes formas de vida mediante la evolución. Otros dicen que creen en ella porque si no fuera verdad no se enseñaría en las escuelas. Y hay quienes han dejado de creer en Dios porque la religión los ha decepcionado. Así que, cuando hable con alguien sobre cómo empezó la vida, por lo general es mejor que antes le haga algunas preguntas para averiguar lo que cree. Si usted es razonable y está dispuesto a escucharlo, puede que él también lo escuche a usted. Si siente que alguien le critica por creer en que Dios hizo las cosas, podría pedirle respetuosamente que explique lo que cree: ¿cómo piensa que comenzó la vida sin un Creador? La primera forma de vida tendría que ser capaz de reproducirse, de hacer copias de sí misma, para subsistir. El químico David Deamer dijo: “Uno se queda maravillado al ver que hasta las formas más simples de vida son muy complejas”. w16.09 4:12, 13

Domingo 16 de septiembre

Rehusaron aceptar la liberación por algún rescate, con el fin de alcanzar una resurrección mejor (Heb. 11:35).

No sabemos con seguridad en quiénes estaba pensando Pablo, pero algunos siervos de Dios, como Nabot y Zacarías, murieron apedreados por obedecer a Dios y hacer su voluntad (1 Rey. 21:3, 15; 2 Crón. 24:20, 21). Daniel y sus compañeros tuvieron la oportunidad de “aceptar la liberación” a cambio de violar su integridad, pero no lo hicieron. Gracias a su fe en el poder de Dios, “taparon bocas de leones” y “detuvieron la fuerza del fuego”, por decirlo así (Heb. 11:33, 34; Dan. 3:16-18, 20, 28; 6:13, 16, 21-23). Por su fe, profetas como Micaya y Jeremías “recibieron su prueba por mofas y [...] prisiones”. Otros, como Elías, “anduvieron vagando por los desiertos áridos y las montañas y en las cuevas y cavernas de la tierra”. Todos aguantaron porque tenían una “expectativa segura de las cosas que se esperan” (Heb. 11:1, 36-38; 1 Rey. 18:13; 22:24-27; Jer. 20:1, 2; 28:10, 11; 32:2). w16.10 3:10, 11

Lunes 17 de septiembre

Consideren con humildad mental que los demás son superiores a ustedes (Filip. 2:3).

Una manera de mostrarles bondad a los extranjeros que vienen por primera vez es recibirlos con cariño en el Salón del Reino. Tal vez hayamos visto que algunos inmigrantes recién llegados son tímidos y no se relacionan con los demás. Quizás se sientan inferiores a personas de otra raza o nacionalidad debido a su clase social o a lo que aprendieron desde niños. Así que deberíamos tomar la iniciativa y mostrarles cariño e interés. Podemos aprender algunos saludos en su lengua materna con la aplicación JW Language, si está en nuestro idioma (Filip. 2:4). ¿Y si nos cuesta hablar con alguien de otra cultura? Podríamos contarle algo de nosotros. Tal vez descubramos en poco tiempo que son más las cosas que nos unen que las que nos separan, sean estas reales o imaginarias, y que cada cultura tiene virtudes y defectos. w16.10 1:13, 14

Martes 18 de septiembre

Hay fornicación entre ustedes, y tal fornicación como ni siquiera la hay entre las naciones (1 Cor. 5:1).

Podemos contribuir a que la congregación permanezca limpia haciendo lo que dice la Palabra de Dios. Veamos lo que ocurrió en Corinto. Pablo se había entregado de lleno a la predicación en aquella ciudad y amaba a sus hermanos, los “santos” de aquel lugar (1 Cor. 1:1, 2). Debió de haber sido muy difícil para él tratar un problema que había en la congregación: se toleraba la inmoralidad sexual. Pablo les indicó a los ancianos que tenían que entregar a aquel hombre a Satanás o, en otras palabras, expulsarlo. Debían quitar la “levadura” para conservar la pureza de la congregación (1 Cor. 5:5-7, 12). Cuando apoyamos la decisión de los ancianos de expulsar a una persona que no se arrepiente, contribuimos a que la congregación se mantenga limpia y quizá motivemos al expulsado a arrepentirse y pedirle perdón a Jehová. w16.11 2:14

Miércoles 19 de septiembre

Si tienen alguna palabra de estímulo para el pueblo, díganla (Hech. 13:15).

Las palabras de ánimo pueden hacer mucho bien. Durante años, Rubén ha tenido que luchar contra el sentimiento de que no sirve para nada. Él cuenta lo que le ocurrió en una ocasión: “Estaba predicando con un anciano, que se dio cuenta de que tenía un mal día. Le conté cómo me sentía, y me escuchó con mucho interés. Me dijo todo lo que estaba haciendo bien. También me recordó que Jesús afirmó que valemos más que muchos gorriones. Pienso con frecuencia en ese texto, y me sigue llegando al corazón. Las palabras de aquel anciano me ayudaron muchísimo” (Mat. 10:31). No debería sorprendernos que la Biblia destaque la necesidad de dar y recibir ánimo constantemente. El apóstol Pablo les escribió a los cristianos hebreos: “Sigan exhortándose [o animándose] los unos a los otros cada día, [...] por temor de que alguno de ustedes se deje endurecer por el poder engañoso del pecado” (Heb. 3: 13). Si un día alguien nos dijo algo que nos hizo sentir mejor, sabemos lo valioso que es el consejo de animarnos unos a otros. w16.11 1:2, 3

Jueves 20 de septiembre

Se levantarán varones y hablarán cosas aviesas para arrastrar a los discípulos tras de sí (Hech. 20:30).

Constantino, emperador pagano de Roma, dio reconocimiento oficial al cristianismo en el año 313. Éste estuvo presente en el Concilio de Nicea. Después del concilio, Constantino ordenó que Arrio fuera desterrado por no estar de acuerdo con la idea de que Jesús era Dios. Años más tarde, siendo emperador Teodosio I (379-395), el Imperio romano adoptó como religión oficial a la Iglesia Católica, nombre que adoptó esta forma contaminada de cristianismo. Los historiadores dicen que la Roma pagana fue “cristianizada” en el siglo cuarto. Pero la verdad es que para entonces el cristianismo apóstata había llegado a formar parte de Babilonia la Grande, igual que las demás religiones paganas del Imperio romano. Es cierto que en aquel tiempo unos pocos cristianos ungidos, a los que Jesús comparó a trigo, se esforzaban por adorar a Dios (Mat. 13:24, 25, 37-39). w16.11 4:8, 9

Viernes 21 de septiembre

Echen sobre Jehová toda su inquietud, porque él se interesa por ustedes (1 Ped. 5:7).

La vida de hoy es muy estresante. Satanás está furioso y “anda en derredor como león rugiente, procurando devorar a alguien” (1 Ped. 5:8; Rev. 12:17). Por tanto, no nos sorprende que hasta los cristianos sintamos a veces algo de ansiedad. Al fin y al cabo, hubo siervos de Dios del pasado, como el rey David, que sintieron mucha inquietud en ocasiones (Sal. 55:2). Recordemos también que el apóstol Pablo experimentó “inquietud por todas las congregaciones” (2 Cor. 11:28). Ahora bien, ¿qué podemos hacer cuando nos agobia la ansiedad? Nuestro Padre, Jehová, ama a sus siervos. Por eso, ayudó a las personas fieles del pasado y nos da hoy los medios para que encontremos alivio de la ansiedad. ¿Cómo lo hacemos? Orando con sinceridad, leyendo la Palabra de Dios y meditando en ella, aprovechando el espíritu santo y hablando de nuestros sentimientos con alguien de confianza. w16.12 3:1, 2

Sábado 22 de septiembre

El fin de aquellas cosas es la muerte (Rom. 6:21).

Cuando llegaron a conocer, amar y servir a Dios, los cristianos dejaron de producir “el fruto que tenían en aquel tiempo”. Tal vez hay quienes hicieron “cosas de las cuales ahora se avergüenzan” y por las que merecían morir (Rom. 6:21). Pero cambiaron. Este fue el caso de muchos cristianos de Corinto. Pablo escribió que habían sido, entre otras cosas, idólatras, adúlteros, homosexuales, ladrones y borrachos. Sin embargo, habían sido “lavados” y “santificados” (1 Cor. 6:9-11). Probablemente, a algunos de la congregación de Roma les pasó lo mismo. Jehová inspiró a Pablo estas palabras: “Tampoco sigan presentando sus miembros [o cuerpos] al pecado como armas de la injusticia, sino preséntense a Dios como aquellos vivos de entre los muertos; también sus miembros a Dios como armas de la justicia” (Rom. 6:13). Pablo estaba seguro de que podían seguir limpios espiritualmente y continuar beneficiándose de la bondad inmerecida de Dios. w16.12 1:13

Domingo 23 de septiembre

Confía en Jehová (Sal. 37:3).

Jehová creó a los seres humanos con habilidades singulares. Nos dio la capacidad de pensar para resolver problemas y hacer planes para el futuro (Prov. 2:11). También la facultad de realizar dichos planes, de luchar por alcanzar nuestras metas (Filip. 2:13). Además, nos creó con la conciencia: un sentido de lo que es correcto e incorrecto. Esta nos ayuda a evitar lo malo y a corregir los errores (Rom. 2:15). En su Palabra, nos recomienda repetidas veces usar nuestras aptitudes para hacer lo bueno. Por ejemplo, en las Escrituras Hebreas leemos: “Los planes del diligente propenden de seguro a ventaja” y “todo lo que tu mano halle que hacer, hazlo con tu mismo poder” (Prov. 21:5; Ecl. 9:10). En las Escrituras Griegas Cristianas se nos dice: “Mientras tengamos tiempo favorable para ello, obremos lo que es bueno para con todos” y “en proporción al don que cada uno haya recibido, úsenlo al ministrarse unos a otros” (Gál. 6:10; 1 Ped. 4:10). Está claro que Jehová quiere que hagamos todo lo que podamos para nuestro beneficio y el de los demás. w17.01 1:1, 2

Lunes 24 de septiembre

Estas cosas siguieron aconteciéndoles como ejemplos, y fueron escritas para amonestación de nosotros a quienes los fines de los sistemas de cosas han llegado (1 Cor. 10:11).

Los descendientes de Adán y Eva heredaron la imperfección y la muerte de sus desobedientes padres. Pero no perdieron el derecho a ejercer la libertad de elección. Podemos verlo claramente por cómo trató Dios con su pueblo, los israelitas. Mediante su siervo Moisés, Jehová les dio a escoger: podían aceptar o rechazar el honor de llegar a ser su propiedad especial (Éx. 19:3-6). ¿Cuál fue su respuesta? Escogieron libremente cumplir con las condiciones para convertirse en el pueblo que llevaría el nombre de Dios y declararon unánimemente: “Todo lo que Jehová ha hablado estamos dispuestos a hacerlo” (Éx. 19:8). Por desgracia, con el tiempo la nación hizo mal uso de su libertad de elección y rompió su promesa. Este ejemplo debe servirnos de advertencia. Demostramos que valoramos el regalo de la libertad de elegir obedeciendo las justas normas de Jehová y manteniéndonos cerca de él. w17.01 2:9

Martes 25 de septiembre

Se modesto al andar con tu Dios (Miq. 6:8).

Un día, Jehová envió a un profeta de Judá a Jeroboán, un rey apóstata de Israel, para entregarle un duro mensaje. El humilde profeta cumplió fielmente con su comisión, y Jehová lo protegió de la violenta reacción de Jeroboán (1 Rey. 13:1-10). De regreso a casa, el profeta se topó con un hombre mayor que él y que vivía en la cercana Betel. Este hombre, que se presentó como un profeta de Jehová, lo engañó para que desobedeciera las estrictas instrucciones que Dios le había dado de no comer pan ni beber agua en Israel y de no volver por donde había ido. A Dios no le gustó que su profeta no le hiciera caso. Más tarde, un león lo encontró por el camino y lo mató (1 Rey. 13:11-24). ¿Por qué dejó de actuar con modestia este profeta y se atrevió a irse con aquel hombre que lo estaba engañando? La Biblia no lo dice. Tal vez se olvidó totalmente de que debía ser modesto al andar con Dios. w17.01 4:1-3

Miércoles 26 de septiembre

Lo he hablado; también lo haré venir. Lo he formado, también lo haré (Is. 46:11).

La primera oración de la Biblia es una declaración sencilla, pero profunda: “En el principio Dios creó los cielos y la tierra” (Gén. 1:1). Conocemos muy poco sobre las muchas cosas que Dios creó, como el espacio, la luz y la gravedad, y tan solo hemos visto una pequeña parte del universo (Ecl. 3:11). Sin embargo, Jehová nos ha revelado su propósito para la Tierra y la humanidad. Quería que este planeta fuera el hogar ideal para el hombre y la mujer, creados a su imagen (Gén. 1:26). Ellos serían sus hijos y él sería su Padre. Como explica el capítulo 3 de Génesis, el propósito de Jehová se encontró con un obstáculo (Gén. 3:1-7). Pero no fue algo insuperable, porque nadie puede impedir que Dios haga lo que se propone (Is. 46:10; 55:11). Así que podemos estar seguros de que el propósito original de Jehová se cumplirá puntualmente. w17.02 1:1, 2

Jueves 27 de septiembre

¿Dónde está Aquel que puso dentro de él Su propio espíritu santo? (Is. 63:11).

Si el espíritu santo es una fuerza invisible, ¿cómo podían ver los israelitas que estaba actuando en Moisés? Gracias a este espíritu, Moisés hizo milagros y le reveló el nombre de Dios al faraón (Éx. 7:1-3). También adquirió bonitas cualidades que lo facultaban para dirigir a los israelitas, como el amor, la apacibilidad y la paciencia. No cabe duda, Jehová había elegido a Moisés para guiar a su pueblo. Más adelante, el espíritu santo les dio poder a otros hombres que Jehová nombró para dirigir a su pueblo. Por ejemplo, “Josué hijo de Nun estaba lleno del espíritu de sabiduría” (Deut. 34:9). El espíritu de Jehová también actuó en Gedeón (Juec. 6:34). Y la Biblia relata: “El espíritu de Jehová empezó a entrar en operación sobre David” (1 Sam. 16:13). Estos hombres confiaron en que el espíritu los ayudaría, y gracias a él realizaron hazañas que no habrían podido lograr con sus propias fuerzas (Jos. 11:16, 17; Juec. 7:7, 22; 1 Sam. 17:37, 50). w17.02 3:3-5

Viernes 28 de septiembre

No que seamos nosotros amos sobre la fe de ustedes, sino que somos colaboradores para su gozo, porque es por su fe que están firmes (2 Cor. 1:24).

Pablo dejó un buen ejemplo sobre cómo respetar el derecho de los hermanos a tomar sus propias decisiones. Hoy, los ancianos tienen que actuar igual que él cuando dan consejos sobre temas de elección personal. Con gusto les muestran a los hermanos lo que enseña la Biblia. Pero tienen cuidado de dejarles tomar sus propias decisiones. Y es lógico, pues cada uno será responsable de sus actos. Esta es una lección importante: está bien que nos interesemos por los demás y les mostremos principios o consejos de la Biblia, pero son ellos los que tienen el derecho y la responsabilidad de decidir por sí mismos. Cuando lo hacen bien, se benefician. Está claro, entonces, que debemos luchar contra cualquier tendencia a pensar que estamos autorizados a tomar decisiones por nuestros hermanos. w17.03 2:11

Sábado 29 de septiembre

Sean obedientes a los que llevan la delantera entre ustedes, y sean sumisos (Heb. 13:17).

El esclavo fiel ha demostrado que tiene una fe excepcional al promover con entusiasmo la predicación de las buenas nuevas del Reino. ¿Es usted una de las “otras ovejas” que apoya a los ungidos en esta obra tan importante? Se sentirá muy feliz cuando su Líder, Jesús, diga: “Al grado que lo hicieron a uno de los más pequeños de estos hermanos míos, a mí me lo hicieron” (Mat. 25:34-40). Jesús no abandonó a sus seguidores cuando regresó al cielo (Mat. 28:20). Sabía muy bien lo mucho que el espíritu santo, los ángeles y la Palabra de Dios lo habían ayudado a dirigir a sus discípulos mientras estuvo en la Tierra. Por eso, le ha dado al esclavo fiel esa misma ayuda. Los miembros de ese esclavo, igual que todos los demás ungidos, “van siguiendo al Cordero no importa adónde vaya” (Rev. 14:4). Cuando seguimos su dirección, en realidad seguimos a Jesús, nuestro Líder, que pronto nos llevará a la vida eterna (Rev. 7:14-17). Y eso es algo que ningún líder humano puede prometer. w17.02 4:17-19

Domingo 30 de septiembre

Haz rodar sobre Jehová tu camino, y fíate de él, y él mismo obrará (Sal. 37:5).

Cuando uno se enfrenta a problemas que parecen insuperables, es fácil ver la necesidad de confiar en Jehová. Pero ¿y si son los pequeños problemas de la vida diaria? ¿Intentamos solucionarlos a nuestra manera, confiando en nuestra propia capacidad? ¿O tratamos de averiguar y poner en práctica los principios bíblicos, demostrando así confianza en la guía de Dios para resolverlos? Puede que a veces nuestra familia se oponga a que asistamos a las reuniones o a una asamblea, y le pidamos a Jehová que nos dirija y nos ayude a entender cuál es la mejor manera de resolver el problema. O imaginemos que perdemos el trabajo y nos cuesta encontrar otro. ¿Le diríamos a quien está pensando en contratarnos que asistiremos todas las semanas a nuestras reuniones? No importa cuál sea el problema, hacemos bien en prestar atención a las palabras del salmista registradas en el texto de hoy. w17.03 4:6

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