Febrero
Miércoles 1 de febrero
Jehová está cerca de todos los que lo llaman (Sal. 145:18).
Jehová se interesa profundamente en el bienestar de todos sus siervos. Él está cerca de cada uno de nosotros y sabe cuándo nos ha invadido el desánimo (Sal. 145:18, 19). Veamos cómo estuvo pendiente del profeta Elías. Este siervo fiel de Dios vivió en una época complicada en la historia del pueblo de Israel. Poderosos enemigos de Dios perseguían con crueldad a sus siervos y estaban empeñados en asesinar a Elías (1 Rey. 19:1, 2). Elías pensaba que era el único profeta de Jehová que quedaba, y esto lo tenía muy afligido (1 Rey. 19:10). De inmediato, Jehová hizo algo para ayudar a Elías: le envió a un ángel para confirmarle que no estaba solo y que todavía había muchos israelitas fieles (1 Rey. 19:5, 18). Con cariño, Jesús les confirmó a sus discípulos que tendrían una inmensa familia espiritual (Mar. 10:29, 30). Y nuestro Padre celestial, Jehová, promete que les brindará su apoyo a los que le sirven (Sal. 9:10). w21.06 23:3, 4
Jueves 2 de febrero
El que es de Dios escucha las palabras de Dios (Juan 8:47).
Muchas personas tropiezan porque lo que enseñamos de la Biblia deja al descubierto ideas religiosas falsas. Los líderes religiosos le enseñan a la gente que Dios castiga a los malos en el infierno, y de esta manera la tienen bajo su control. Quienes servimos a Jehová, un Dios de amor, denunciamos esta enseñanza falsa. Las religiones también enseñan que el alma es inmortal. Si esto fuera cierto, la resurrección no sería necesaria. Pero nosotros enseñamos que esta no es una creencia bíblica. Por otro lado, a diferencia de muchas religiones que creen en la predestinación, nosotros enseñamos que todos tenemos libertad de elección y podemos decidir si serviremos a Dios. ¿Cómo reaccionan los líderes religiosos? A menudo se ponen furiosos. Si usted ama la verdad, debe aceptar lo que Dios dice (Juan 8:45, 46). A diferencia de lo que hizo Satanás, manténgase fiel a la verdad y jamás traicione sus creencias (Juan 8:44). Dios espera que sus siervos sigan el ejemplo de Jesús, y por eso les dice: “Detesten lo que es malo; apéguense a lo que es bueno” (Rom. 12:9; Heb. 1:9). w21.05 19:10, 11
Viernes 3 de febrero
Opónganse al Diablo y él huirá de ustedes (Sant. 4:7).
¿Y si descubrimos que hemos caído en las trampas del orgullo o la codicia? ¿Hay forma de escapar? Claro que sí, pues el apóstol Pablo dijo que quienes han sido atrapados vivos pueden escapar de la trampa del Diablo (2 Tim. 2:26). Nunca olvidemos que Jehová es más poderoso que Satanás. Si aceptamos su ayuda, podremos escapar de cualquier trampa que nos ponga el Diablo. Por supuesto, en vez de tener que escapar de las trampas de Satanás, es preferible evitarlas desde el principio. Esto solo es posible con la ayuda de Dios. Así que roguémosle a Jehová todos los días que nos ayude a ver si esas actitudes tan desagradables han empezado a influir en nuestra manera de pensar y actuar (Sal. 139:23, 24). Que nunca caigamos en sus redes. Satanás lleva miles de años siendo el cazador. Pero pronto será atado y, con el tiempo, destruido (Apoc. 20:1-3, 10). ¡Cuánto deseamos que llegue ese día! Mientras tanto, sigamos atentos para no caer en sus trampas. Hagamos todo lo posible por evitar que el orgullo o la codicia nos dominen. Estemos resueltos a seguir este consejo: “Opónganse al Diablo y él huirá de ustedes”. w21.06 24:15-17
Sábado 4 de febrero
Ruéguenle al Dueño de la cosecha que mande trabajadores a su cosecha (Mat. 9:38).
Jehová se alegra mucho cuando una persona acepta las enseñanzas de la Biblia y les habla a otros de ellas (Prov. 23:15, 16). De seguro que se siente muy feliz al ver lo que está sucediendo hoy día. Por ejemplo, a pesar de la pandemia que hubo durante el año de servicio 2020, se dirigieron 7.705.765 cursos bíblicos, que ayudaron a 241.994 personas a dedicarle su vida a Jehová y bautizarse. A su vez, estos nuevos discípulos darán clases de la Biblia y harán más discípulos (Luc. 6:40). Sin duda, al participar en esta obra alegramos el corazón de Jehová. Enseñar a alguien a amar a nuestro Padre celestial implica esfuerzo, pero con la ayuda de Jehová podemos participar en la obra de hacer discípulos. ¿Podríamos ponernos la meta de iniciar y dirigir por lo menos un curso? Podemos ofrecerles clases bíblicas a todas las personas con las que hablamos, siempre que sea oportuno. Si lo hacemos, quizás nos sorprenda su respuesta. w21.07 26:14-16
Domingo 5 de febrero
Por amor a la casa de mi Dios, también doy oro y plata de mi propio tesoro para la casa de mi Dios (1 Crón. 29:3).
El rey David donó una enorme cantidad de sus riquezas para apoyar la construcción del templo (1 Crón. 22:11-16). Si usted es mayor y sus fuerzas no le permiten colaborar con nuestros proyectos de construcción, puede seguir apoyándolos con sus donaciones hasta donde le permitan las circunstancias. Y comparta con los más jóvenes la experiencia que ha ganado. El apóstol Pablo también fue un ejemplo de generosidad. Invitó al joven Timoteo a que lo acompañara en sus viajes misioneros y le enseñó sus métodos de predicación y enseñanza (Hech. 16:1-3). La capacitación que Pablo le dio lo ayudó a ser un hábil maestro de las buenas noticias (1 Cor. 4:17). Y Timoteo, a su vez, usó lo que Pablo le había enseñado para capacitar a otros. w21.09 36:14, 15
Lunes 6 de febrero
Hay celos y peleas entre ustedes (1 Cor. 3:3).
¿Qué nos enseñan los ejemplos del discípulo Apolos y el apóstol Pablo? Los dos tenían un enorme conocimiento de las Escrituras y eran maestros muy conocidos e influyentes. Además, ambos habían ayudado a hacer muchos discípulos. Pero ninguno de ellos veía al otro como un rival (Hech. 18:24). De hecho, un tiempo después de que Apolos se fuera de Corinto, Pablo le insistió para que regresara (1 Cor. 16:12). Apolos estaba usando sus habilidades de la mejor manera: para predicar las buenas noticias y fortalecer a sus hermanos. También podemos estar seguros de que Apolos era un hombre humilde. Por ejemplo, nada indica que se ofendiera cuando Áquila y Priscila “le explicaron con mayor exactitud el camino de Dios” (Hech. 18:24-28). El apóstol Pablo estaba muy al tanto de la buena labor que estaba haciendo Apolos. Pero no se sintió amenazado por él. En el consejo que le escribió a la congregación de Corinto, podemos ver que Pablo era humilde, modesto y razonable (1 Cor. 3:4-6). w21.07 28:15-17
Martes 7 de febrero
Muchos llegarán a ser justos (Rom. 5:19).
Como Adán y Eva desobedecieron a Dios por decisión propia, merecían que se les expulsara de la familia de Dios. ¿Y qué pasaría con sus descendientes? Por amor, Jehová hizo lo necesario para adoptar en su familia a quienes fueran obedientes. ¿Cómo? Gracias al sacrificio de su Hijo unigénito (Juan 3:16). Este sacrificio hizo posible que Dios adoptara como hijos a 144.000 seres humanos fieles (Rom. 8:15-17; Apoc. 14:1). Además, hay millones de personas obedientes que están haciendo la voluntad de Dios. Tienen la esperanza de llegar a ser miembros plenos de su familia tras la prueba final que tendrá lugar cuando terminen los 1.000 años (Sal. 25:14; Rom. 8:20, 21). Ya ahora se dirigen a Jehová, su Creador, como “Padre” (Mat. 6:9). Por otra parte, las personas que resuciten también tendrán la oportunidad de aprender lo que Jehová espera de ellas. Quienes decidan obedecerle también llegarán a formar parte de su familia con el tiempo. w21.08 30:10, 11
Miércoles 8 de febrero
Asegúrense de qué cosas son las más importantes (Filip. 1:10).
Al apóstol Pablo se le asignó un ministerio, y lo vio como una de las cosas más importantes de su vida durante décadas. Predicó “públicamente y de casa en casa” (Hech. 20:20). De hecho, aprovechaba cualquier oportunidad para predicar. Por ejemplo, en cierta ocasión en la que esperaba a sus compañeros en Atenas, les habló de las buenas noticias a un grupo de personas importantes, y consiguió algunos buenos resultados (Hech. 17:16, 17, 34). Incluso cuando estuvo bajo arresto domiciliario, les predicó a todos los que tenía a su alcance (Hech. 28:16-24; Filip. 1:13, 14). Pablo sabía aprovechar bien el tiempo. Tenía la costumbre de invitar a otros a predicar con él. Por ejemplo, en su primera gira misional invitó a Juan Marcos, y en la segunda, a Timoteo (Hech. 12:25; 16:1-4). Se esforzó por enseñarles a estos hombres a organizar congregaciones y a ser buenos pastores y hábiles maestros (1 Cor. 4:17). w22.03 14:5, 6
Jueves 9 de febrero
Dios no está muy lejos de cada uno de nosotros (Hech. 17:27).
Algunas personas niegan la existencia de un Creador porque dicen que solo creen en lo que pueden ver. Pero lo cierto es que sí creen en cosas que no pueden ver. Por ejemplo, creen en la gravedad porque tienen pruebas de que es real. La clase de fe que se menciona en la Biblia también se basa en pruebas “de que existen realidades que no se ven” (Heb. 11:1). Claro, para examinar esas pruebas, se necesita dedicar tiempo y esfuerzo, y muchas personas no están dispuestas a hacerlo. Por eso llegan a la conclusión de que Dios no existe. Después de examinar las pruebas, algunos científicos se han convencido de que Dios creó el universo. Al principio, sencillamente daban por hecho que no existe un Creador porque no se habla de la creación en las universidades. Pero luego llegaron a conocer y amar a Jehová. En realidad, todos tenemos que fortalecer nuestra fe en Dios, sin importar la educación que hayamos recibido. w21.08 32:1, 6, 7
Viernes 10 de febrero
Jehová es bueno con todos, y su misericordia se ve en todas sus obras (Sal. 145:9).
Jesús contó la conmovedora parábola del hijo pródigo para enseñar que a Jehová le encanta mostrar misericordia. El hijo de la parábola se fue de su casa y “malgastó su herencia llevando una vida desenfrenada” (Luc. 15:13). Con el tiempo, se arrepintió de la vida inmoral que había llevado, se humilló y regresó a su casa. ¿Cómo reaccionó su padre? Jesús dijo: “Cuando él todavía estaba lejos, su padre alcanzó a verlo y se conmovió profundamente. Corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó con ternura”. En vez de humillarlo, el padre le mostró misericordia, lo perdonó y lo aceptó de nuevo en su familia. El hijo había cometido muchos pecados, pero su padre lo perdonó porque se había arrepentido. El padre misericordioso de la parábola representa a Jehová. Con este conmovedor ejemplo, Jesús enseñó que su Padre desea perdonar a los pecadores que se arrepienten de corazón (Luc. 15:17-24). w21.10 41:4, 6
Sábado 11 de febrero
Dios por primera vez dirigió su atención a las naciones para sacar de entre ellas un pueblo para su nombre (Hech. 15:14).
Hoy día, muchos líderes religiosos han hecho todo lo que está en su mano para esconder el hecho de que Dios tiene nombre. Lo han eliminado de sus traducciones de la Biblia y en algunos casos han prohibido usarlo en sus servicios religiosos. Pero es innegable que los testigos de Jehová son los únicos que le dan al nombre de Dios la honra y el respeto que merece. Ningún otro grupo religioso les da a conocer a tantas personas como nosotros el nombre de Dios. Nos esforzamos al máximo por ser lo que nuestro nombre dice que somos: testigos de Jehová (Is. 43:10-12). Hemos publicado más de 240 millones de ejemplares de la Traducción del Nuevo Mundo, que utiliza el nombre de Jehová en lugares donde otros traductores de la Biblia lo han omitido. Y editamos en más de 1.000 idiomas publicaciones bíblicas que utilizan el nombre de Jehová. w21.10 42:9, 10
Domingo 12 de febrero
Si alguno de tus hermanos se queda pobre en medio de ti, no endurezcas tu corazón ni le cierres tu mano a tu hermano pobre (Deut. 15:7).
Adoramos a Jehová cuando ayudamos a los hermanos que están pasando necesidad. Jehová prometió bendecir a los israelitas que ayudaran a los pobres (Deut. 15:10). Cada vez que ayudamos a un hermano que está pasando necesidad, Jehová lo ve como si le hiciéramos un regalo a él (Prov. 19:17). Por ejemplo, los cristianos de Filipos le enviaron un regalo a Pablo cuando estaba bajo custodia, y él dijo que ese regalo era un sacrificio que Dios aceptaba con agrado (Filip. 4:18). Pensemos en los hermanos de nuestra congregación y preguntémonos: “¿Hay alguien a quien pueda ayudar?”. A Jehová le gusta ver que usamos el tiempo, las energías, las habilidades y los recursos materiales para ayudar a quienes lo necesitan. Para él, eso es parte de nuestra adoración (Sant. 1:27). Adorar a Jehová como a él le agrada requiere que dediquemos tiempo y esfuerzo. Pero eso no es una carga (1 Juan 5:3). ¿Por qué no? Porque lo hacemos por amor a Jehová y a nuestros hermanos. w22.03 13:14, 15
Lunes 13 de febrero
Él hace salir su sol sobre malos y buenos (Mat. 5:45).
Si queremos mostrarles interés y compasión a nuestros hermanos, debemos pensar en los problemas que están enfrentando. Por ejemplo, una hermana quizás tenga un problema grave de salud. Nunca se queja, pero tal vez agradezca un poco de ayuda. ¿Agradecería que la ayudáramos a preparar las comidas o a limpiar la casa? O supongamos que un hermano se ha quedado sin trabajo. Podríamos darle una pequeña ayuda económica, quizás de forma anónima, para ayudarlo hasta que encuentre trabajo. Si queremos ser compasivos, no deberíamos esperar a que nuestros hermanos nos pidan ayuda. Podemos tomar la iniciativa, tal como lo hace Jehová. Todos los días, él hace salir el sol sin necesidad de que se lo pidamos, y su calor beneficia a todo el mundo, no solo a los que son agradecidos. ¿Verdad que Jehová nos demuestra que nos quiere al darnos lo que necesitamos? ¡Qué bueno y generoso es, y cuánto lo amamos por ello! w21.09 38:12, 13
Martes 14 de febrero
Tú, oh, Jehová, eres bueno y estás dispuesto a perdonar; tu amor leal por todos los que te llaman es inmenso (Sal. 86:5).
El amor leal de Dios lo impulsa a perdonar. Cuando Jehová ve que alguien está arrepentido de sus pecados y se esfuerza por cambiar, el amor leal lo impulsa a perdonarlo. En un salmo, David dijo sobre Jehová: “No nos ha tratado de acuerdo con nuestros pecados ni nos ha dado lo que nos merecemos por nuestros errores” (Sal. 103:8-11). David sabía por experiencia propia lo mal que se siente una persona cuando le molesta la conciencia. Pero también aprendió que Jehová está “dispuesto a perdonar”. En el texto de hoy, David destacó qué impulsa a Jehová a perdonar. En efecto, Jehová perdona porque su amor leal por todos los que lo llaman es inmenso. Si cometemos un pecado, es bueno —y hasta saludable— que nos sintamos mal, pues esto puede hacer que nos arrepintamos y que demos los pasos necesarios para corregir nuestros errores. w21.11 44:11, 12
Miércoles 15 de febrero
Padre nuestro que estás en los cielos, que tu nombre sea santificado (Mat. 6:9).
Jehová ama su nombre y desea que todos lo respeten (Is. 42:8). Pero, durante unos 6.000 años, se ha manchado su buen nombre (Sal. 74:10, 18, 23). Todo empezó cuando el Diablo (que significa “calumniador”) acusó a Dios de negarles a Adán y Eva algo que necesitaban (Gén. 3:1-5). Desde entonces, se ha acusado falsamente a Jehová de negarles a los seres humanos lo que de verdad necesitan. A Jesús le preocupaba que se deshonrara cada vez más el nombre de su Padre. Jehová es el único que tiene el derecho a gobernar los cielos y la Tierra, y es el mejor gobernante que existe (Apoc. 4:11). Pero el Diablo ha intentado engañar a los ángeles y a los seres humanos para que piensen que Dios no tiene ese derecho. Pronto, esta cuestión se resolverá de una vez por todas. Quedará demostrado que Jehová es el mejor gobernante y que solo su Reino podrá traer verdadera paz y seguridad a la Tierra. w21.07 27:5, 6
Jueves 16 de febrero
Estaré muy alegre gracias a Jehová, estaré feliz gracias al Dios de mi salvación (Hab. 3:18).
Es natural que el cabeza de familia quiera darles alimento, ropa y un lugar donde vivir a su esposa y a sus hijos. ¿Está usted pasando por problemas económicos? Si es así, son momentos complicados. A pesar de todo, aunque su situación sea muy difícil, puede aprovechar este tiempo para fortalecer su fe. Ore a Jehová, lea las palabras de Jesús registradas en Mateo 6:25-34 y medite en ellas. Piense en ejemplos de nuestros días que demuestran que Jehová cuida de quienes se mantienen ocupados en actividades teocráticas (1 Cor. 15:58). Eso fortalecerá su confianza en que, tal como su Padre celestial ha ayudado a otros en situaciones parecidas, también lo ayudará a usted. Él sabe lo que usted necesita y sabe cómo dárselo. Cuando vea la mano de Jehová en su vida, su fe se fortalecerá y podrá soportar pruebas mayores en el futuro. w21.11 47:3, 6
Viernes 17 de febrero
Si alguno comete un pecado, tenemos un ayudante que está junto al Padre: Jesucristo (1 Juan 2:1).
La enseñanza del rescate ha fortalecido la fe de muchos cristianos. Han seguido predicando a pesar de la oposición y, durante toda su vida, han aguantado diferentes pruebas. Veamos el ejemplo del apóstol Juan. Predicó lealmente la verdad acerca de Cristo y del rescate seguramente por más de 60 años. Tenía casi 100 años de edad cuando el Imperio romano lo consideró tal amenaza que lo exiliaron a la isla de Patmos. ¿Cuál fue su delito? “Hablar acerca de Dios” y “dar testimonio acerca de Jesús” (Apoc. 1:9). ¡Qué ejemplo tan extraordinario de fe y aguante! En los libros bíblicos que escribió, Juan expresa su profundo amor por Jesús y su gratitud por el rescate. En ellos, hace más de 100 referencias al rescate o a sus beneficios (1 Juan 2:2). Está claro que Juan agradecía profundamente el rescate. w21.04 16:9, 10
Sábado 18 de febrero
No maldigas a un sordo ni pongas un obstáculo delante de un ciego (Lev. 19:14).
Jehová quería que sus siervos fueran considerados con quienes tenían limitaciones físicas. Por ejemplo, les dijo a los israelitas que no maldijeran a un sordo, ya fuera amenazándolo o deseándole el mal. ¡Hacer eso sería una gran maldad! Al no oír lo que decían de él, el sordo no podría defenderse. Además, en Levítico 19:14 leemos que Dios le dijo a su pueblo que no pusiera “un obstáculo delante de un ciego”. Una obra de consulta comenta lo siguiente sobre las personas con limitaciones físicas: “En el antiguo Oriente Medio, la gente solía aprovecharse de ellas y maltratarlas”. Puede que alguien pusiera un obstáculo delante de un ciego para hacerle daño o para burlarse de él. ¡Qué crueldad! Con el mandato de Levítico 19:14, Jehová ayudó a su pueblo a ver que debían tratar con compasión a quienes tenían limitaciones. w21.12 49:3, 4
Domingo 19 de febrero
Jacob sintió mucho miedo y angustia (Gén. 32:7).
A Jacob le preocupaba pensar que su hermano todavía le guardaba rencor. Por eso, le oró de corazón a Jehová. Luego le envió a Esaú un regalo generoso (Gén. 32:9-15). Y, por último, cuando por fin se vieron cara a cara, Jacob tomó la iniciativa y honró a Esaú. Se inclinó ante él no una ni dos, sino siete veces. Con humildad y respeto, Jacob hizo las paces con su hermano (Gén. 33:3, 4). Podemos aprender una lección de cómo Jacob se preparó para encontrarse con su hermano y de cómo se dirigió a él. Primero, le pidió a Jehová con humildad que lo ayudara. Después, actuó en armonía con su oración haciendo todo lo que estuvo en su mano para que el encuentro con Esaú fuera lo más agradable posible. Y, cuando por fin habló con él, no se puso a discutir sobre quién tenía la razón. Su objetivo era hacer las paces con su hermano. ¿Podemos imitar su ejemplo? (Mat. 5:23, 24). w21.12 51:11, 12
Lunes 20 de febrero
Dios es más grande que nuestro corazón y lo sabe todo (1 Juan 3:20).
A veces, nuestro corazón imperfecto puede engañarnos y hacernos sentir que no servimos para nada o que no merecemos que nos quieran (1 Juan 3:19). Por eso, tal vez lleguemos a pensar que el sacrificio de Jesús no puede cubrir nuestros pecados. Cuando nos sintamos así, recordemos que “Dios es más grande que nuestro corazón”. Aunque sintamos que nuestro Padre celestial no nos ama ni nos perdona, la realidad es que sí nos ama y sí nos perdona. Tenemos que convencer a nuestro corazón para que lo acepte. Para lograrlo, tenemos que estudiar su Palabra todos los días, orar con frecuencia y pasar tiempo con los hermanos de manera regular. ¿Por qué son tan importantes estas tres cosas? Porque así conoceremos cada vez mejor la hermosa personalidad de Jehová y nos daremos cuenta de lo mucho que nos quiere. Meditar cada día en la Biblia nos ayudará a pensar con más claridad y “rectificar las cosas” en nuestra mente y nuestro corazón (2 Tim. 3:16). w21.04 17:12, 13
Martes 21 de febrero
A Dios clamaré, y él me oirá (Sal. 77:1).
Claro está, si queremos tener una fe fuerte, no basta con que aprendamos cosas. Debemos meditar en lo que estamos aprendiendo. Pensemos en el escritor del Salmo 77. Estaba angustiado porque le parecía que él y los demás israelitas habían perdido la aprobación de Jehová. Se sentía tan preocupado que no podía ni dormir por las noches (versículos 2-8). ¿Qué hizo? Le dijo a Jehová: “Meditaré en todas tus actividades y reflexionaré en tu modo de actuar” (versículo 12). Claro, él conocía de sobra las cosas que Jehová había hecho por su pueblo en el pasado. Pero aun así se preguntaba: “¿Se ha olvidado Dios de concedernos su favor, o será que su furia ha anulado su misericordia?” (versículo 9). El escritor de este salmo reflexionó en los actos de Jehová y en la misericordia y en la compasión que había mostrado en el pasado (versículo 11). Como resultado, quedó convencido de que Jehová no abandonaría a su pueblo (versículo 15). w22.01 5:17, 18
Miércoles 22 de febrero
Para él todos ellos están vivos (Luc. 20:38).
¿Cómo se siente Jehová al pensar en los hombres y las mujeres fieles que han muerto? Está deseando verlos de nuevo (Job 14:15). ¿Podemos imaginar cuánto extraña a su amigo Abrahán? (Sant. 2:23). ¿O a Moisés, a quien le hablaba “cara a cara”? (Éx. 33:11). ¡Y cuánto desea escuchar de nuevo a David y a otros salmistas cantarle sus hermosas alabanzas! (Sal. 104:33). Aunque estos amigos suyos están durmiendo en la muerte, él no los ha olvidado (Is. 49:15). Jehová recuerda cada detalle de su personalidad. Un día, les devolverá la vida y de nuevo aceptará sus sinceras oraciones y se complacerá en su adoración. ¿Verdad que estas ideas nos consuelan a quienes hemos perdido a un ser amado? Cuando surgió la rebelión en el jardín de Edén, Jehová sabía que las cosas se pondrían peor antes de que pudieran solucionarse. Él detesta la maldad, la injusticia y la violencia que vemos hoy. w21.07 27:11, 12
Jueves 23 de febrero
Amemos con hechos y de verdad (1 Juan 3:18).
Cuando amamos de esa manera, también demostramos gratitud por el rescate, ya que Jesús no dio su vida solo por nosotros, sino también por nuestros hermanos. Si él estuvo dispuesto a morir por ellos, es porque los ama mucho (1 Juan 3:16-18). La manera en que los tratamos es un reflejo de nuestro amor por ellos (Efes. 4:29, 31-5:2). Los ayudamos cuando están enfermos o cuando están pasando por duras pruebas, como por ejemplo un desastre natural. Pero ¿cómo debemos reaccionar cuando un hermano hace o dice algo que nos ofende? ¿Tenemos la tendencia a guardar rencor? (Lev. 19:18). Si es así, pongamos en práctica este consejo: “Sigan soportándose unos a otros y perdonándose con generosidad incluso si alguno tiene una razón para quejarse de otro. Jehová los perdonó con generosidad a ustedes, así que hagan ustedes igual” (Col. 3:13). Cada vez que perdonamos a un hermano, le demostramos a nuestro Padre celestial que agradecemos el rescate de verdad. w21.04 16:12, 13
Viernes 24 de febrero
Usen su don para servirse unos a otros (1 Ped. 4:10).
Todo el duro trabajo que hacemos por Jehová y todo el éxito que tal vez tengamos al ayudar a otras personas a llegar al bautismo solo es posible gracias a la bendición de Jehová. Otra lección que aprendemos de los ejemplos de Apolos y el apóstol Pablo es que, cuantas más responsabilidades tengamos en la congregación, más podemos hacer para fomentar la paz y la unidad. Los ancianos y los siervos ministeriales hacen esto cuando basan sus consejos en la Palabra de Dios y no centran la atención en sí mismos, sino en nuestro modelo, Cristo Jesús. ¡Qué agradecidos estamos de tenerlos! (1 Cor. 4:6, 7). Dios nos ha dado a todos talentos o habilidades. Tal vez sintamos que lo que aportamos no es mucho. Pero las pequeñas cosas que hacemos para fomentar la unidad son como las pequeñas puntadas de hilo que mantienen unidas las piezas de una prenda de vestir. Así pues, esforcémonos por borrar de nuestro interior cualquier rastro de espíritu competitivo y hagamos todo lo posible por fomentar la paz y la unidad en la congregación (Efes. 4:3). w21.07 28:18, 19
Sábado 25 de febrero
Tu hermano se levantará (Juan 11:23).
Usted puede estar seguro de que volverá a ver a sus seres queridos que han muerto. Las lágrimas que derramó Jesús al consolar a sus amigos nos enseñan que desea de corazón resucitar a quienes han muerto (Juan 11:35). Usted puede apoyar a quienes están de duelo. Jesús no solo lloró con Marta y María, sino que también las escuchó y les dio palabras de consuelo (Juan 11:25-27). Nosotros podemos hacer lo mismo por quienes han perdido a un ser querido. Dan, un anciano que vive en Australia, dice: “Tras la muerte de mi esposa, necesitaba ayuda. Varios matrimonios se ofrecieron para escucharme a la hora que fuera. Dejaban que me desahogara, y mis lágrimas no los hacían sentirse incómodos. Y, cuando no me sentía con fuerzas, también se ofrecieron a ayudarme a hacer algunas tareas, como lavar el automóvil, ir al supermercado y cocinar. Y a menudo oraban conmigo. Demostraron ser verdaderos amigos y hermanos ‘en tiempos de angustia’” (Prov. 17:17). w22.01 3:8, 9
Domingo 26 de febrero
El que escucha la corrección que da vida tiene su hogar entre los sabios (Prov. 15:31).
Jehová quiere lo mejor para nosotros (Prov. 4:20-22). Cuando él nos da consejos mediante su Palabra, una publicación bíblica o un hermano maduro, nos demuestra que nos ama (Heb. 12:9, 10). Centrémonos en lo que nos dicen, no en cómo nos lo dicen. A veces, pudiera parecernos que la persona que nos dio un consejo no lo hizo de la mejor manera. Claro, el que da un consejo debe esforzarse por darlo de modo que resulte fácil aceptarlo (Gál. 6:1). Pero, si somos nosotros los que recibimos el consejo, debemos centrarnos en el mensaje, incluso si pensamos que no nos lo dieron de la mejor manera. Podríamos preguntarnos: “Aunque no me gusta la manera en la que la persona me dio el consejo, ¿tendrá algo de razón? ¿Puedo pasar por alto sus defectos y beneficiarme de lo que me dijo?”. Sería bueno que encontráramos la manera de aprovechar cualquier consejo que nos den. w22.02 7:13, 14
Lunes 27 de febrero
Los recordatorios de Jehová son confiables, hacen sabio al inexperto (Sal. 19:7).
Jehová sabe que hace falta tiempo y esfuerzo para dejar los malos pensamientos y costumbres (Sal. 103:13, 14). Pero él nos da la sabiduría, las fuerzas y el apoyo que necesitamos para cambiar a través de su Palabra, su espíritu y su organización. Utilice la Biblia para hacerse un buen autoexamen. La Palabra de Dios es como un espejo, así que puede ayudarlo a examinar su manera de pensar, hablar y actuar (Sant. 1:22-25). Y Jehová siempre está listo para darle una mano. Nadie mejor que él para ayudarlo, pues sabe lo que hay en su corazón (Prov. 14:10; 15:11). Por eso, adopte la costumbre de orarle y de estudiar su Palabra todos los días. Convénzase de que las normas de Jehová son las mejores. Todo lo que Jehová nos dice es para nuestro bien. Quienes respetan sus normas mejoran su autoestima y consiguen una vida con sentido y verdadera felicidad (Sal. 19:8-11). w22.03 10:8-10
Martes 28 de febrero
Fíjense bien en sus murallas defensivas. Examinen sus torres fortificadas para que les hablen de esto a las generaciones futuras (Sal. 48:13).
Adoramos a Jehová al construir lugares de adoración y darles mantenimiento. La Biblia dice que el trabajo de hacer el tabernáculo y todos sus objetos fue una “obra santa” (Éx. 36:1, 4). Hoy en día, Jehová también considera que la construcción de Salones del Reino y otras instalaciones teocráticas es servicio sagrado. Algunos hermanos le dedican mucho tiempo a esa labor. Sin duda, agradecemos su valiosa aportación a la obra del Reino. Claro, estos hermanos también sacan tiempo para predicar. Algunos de ellos quizás hasta quieran ser precursores. Los ancianos demuestran que apoyan la construcción al permitir que estos hermanos tan trabajadores sean nombrados precursores si llenan los requisitos para ello. Sea que tengamos experiencia o no en la construcción, todos podemos ayudar a mantener estas instalaciones limpias y en buen estado. w22.03 13:11, 12