Octubre
Domingo 1 de octubre
Feliz el que no tropieza por mi causa (Mat. 11:6).
Nuestras enseñanzas y creencias se basan en la Palabra de Dios. Pese a ello, hoy día muchas personas tropiezan porque les parece que nuestra forma de adorar a Dios es demasiado simple y porque lo que enseñamos no encaja con lo que quieren oír. ¿Qué lo ayudará a usted a no tropezar? El apóstol Pablo les dijo a los cristianos de Roma: “La fe sigue al mensaje que se oye, y el mensaje que se oye llega por medio de la palabra acerca de Cristo” (Rom. 10:17). La fe fuerte no se consigue participando en ceremonias religiosas antibíblicas, por muy bonitas o impresionantes que parezcan, sino estudiando las Escrituras. Su fe debe ser sólida y estar basada en conocimiento exacto, porque “sin fe es imposible agradarle a Dios” (Heb. 11:1, 6). Así que, para convencerse de que ha encontrado la verdad, no necesita espectaculares señales del cielo. Un estudio cuidadoso de las enseñanzas bíblicas es suficiente para fortalecer la fe y despejar cualquier duda. w21.05 18:11, 12
Lunes 2 de octubre
Mi situación en realidad ha contribuido a que se difundan las buenas noticias (Filip. 1:12).
El apóstol Pablo enfrentó muchas situaciones difíciles. Necesitó fuerzas sobre todo cuando lo golpearon, lo apedrearon y lo metieron en prisión (2 Cor. 11:23-25). No tuvo problema en admitir que a veces tenía que luchar con sentimientos negativos (Rom. 7:18, 19, 24). Además, le pidió desesperadamente a Dios que le quitara cierta “espina en la carne” que estaba sufriendo (2 Cor. 12:7, 8). Jehová le dio fuerzas a Pablo para que cumpliera su ministerio a pesar de las dificultades. Pensemos en todo lo que logró el apóstol. Por ejemplo, mientras estaba bajo arresto domiciliario en Roma, defendió con entusiasmo las buenas noticias ante los líderes judíos y quizás ante algunos funcionarios del gobierno (Hech. 28:17; Filip. 4:21, 22). También les predicó a la guardia pretoriana y a todos los que lo visitaban (Hech. 28:30, 31; Filip. 1:13). Fue en ese mismo tiempo cuando Dios usó a Pablo para que escribiera ciertas cartas que han beneficiado a los cristianos desde aquella época hasta nuestros días. w21.05 21:4, 5
Martes 3 de octubre
“No vayan más allá de las cosas que están escritas”. Así no se llenarán de orgullo (1 Cor. 4:6).
El orgullo llevó a Uzías, un rey de Judá, a rechazar la corrección y hacer algo para lo que no tenía permiso. Era un hombre muy capaz. De hecho, realizó con éxito campañas militares, obras de construcción y programas de desarrollo agrícola. “El Dios verdadero hizo que le fuera bien” (2 Crón. 26:3-7, 10). Pero la Biblia dice que, “tan pronto como se hizo fuerte, su corazón se hizo arrogante y se buscó su propia ruina”. Jehová había dicho que solo los sacerdotes tenían permiso para ofrecer incienso en el templo. Pero eso mismo fue lo que intentó hacer el orgulloso rey Uzías. Entonces Jehová lo castigó con lepra (2 Crón. 26:16-21). ¿Podríamos nosotros también caer en la trampa del orgullo y cometer un pecado, igual que Uzías? Sí, si nos creyéramos demasiado importantes. Siempre recordemos que todos nuestros talentos y las responsabilidades que tengamos en la congregación vienen de Dios (1 Cor. 4:7). Si somos orgullosos, Jehová no nos usará. w21.06 24:7, 8
Miércoles 4 de octubre
No se alegren porque los espíritus quedan sometidos a ustedes. Más bien, alégrense porque sus nombres han sido escritos en los cielos (Luc. 10:20).
Jesús sabía que sus discípulos no siempre tendrían experiencias espectaculares en el ministerio. De hecho, no sabemos cuántas de esas personas que escucharon a los discípulos llegaron a hacerse cristianas. Los discípulos tenían que sentirse felices no solo porque la gente los escuchara, sino sobre todo por saber que a Jehová le complacían sus esfuerzos. Si no dejamos de predicar, obtendremos vida eterna. Cuando hacemos todo esfuerzo posible por sembrar y cultivar las semillas de la verdad, también sembramos “pensando en el espíritu”, pues dejamos que el espíritu santo actúe libremente en nuestra vida. “Si no nos cansamos”, Jehová promete que nos dará vida eterna, aunque no logremos ayudar a nadie a llegar al bautismo (Gál. 6:7-9). w21.10 43:8, 9
Jueves 5 de octubre
Se conmovió profundamente y se puso a enseñarles muchas cosas (Mar. 6:34).
En cierta ocasión, Jesús y sus discípulos estaban muy cansados después de un día intenso de predicación, así que buscaron un lugar donde descansar. Pero una gran multitud los estaba esperando. Muy conmovido, Jesús empezó a enseñarles “muchas cosas”. Se puso en el lugar de aquellas personas y quería ayudarlas. Sabía que estaban sufriendo mucho y necesitaban esperanza. Hoy día, las personas también necesitan esperanza, aunque por fuera se vean felices. Son como ovejas perdidas y desamparadas, sin un pastor que las guíe. El apóstol Pablo dijo que están sin Dios y no tienen esperanza (Efes. 2:12). Cuando pensamos en las personas del territorio y en su lamentable estado espiritual, el amor y la compasión nos impulsan a ayudarlas. Y lo mejor que podemos hacer por ellas es ofrecerles un curso bíblico. w21.07 26:8
Viernes 6 de octubre
No nos volvamos egocéntricos, envidiándonos unos a otros (Gál. 5:26).
La persona egocéntrica es orgullosa y egoísta. El envidioso no solo desea lo que otra persona tiene, sino que también desea que esa persona no lo tenga. Así pues, tenerle envidia a alguien implica odiarlo. El egocentrismo y la envidia se parecen a las impurezas que ensucian el combustible de un avión. Puede que el avión consiga despegar; pero, si las impurezas taponan los conductos de combustible, tal vez el avión se estrelle. De manera parecida, puede que alguien lleve un tiempo sirviendo a Jehová; pero, si en su interior hay egocentrismo y envidia, terminará estrellándose (Prov. 16:18). Dejará de servir a Jehová, se hará daño a sí mismo y perjudicará a otros. Podemos luchar contra el egocentrismo si seguimos este consejo del apóstol Pablo: “No hagan nada motivados por un espíritu conflictivo o egocéntrico, sino que humildemente piensen que los demás son superiores a ustedes” (Filip. 2:3). w21.07 28:6-8
Sábado 7 de octubre
Las buenas noticias que predicamos no les llegaron solo con palabras, sino también con poder, con espíritu santo y con fuerte convicción (1 Tes. 1:5).
Hay quienes opinan que la religión verdadera debería poder responder todas las preguntas, incluso aquellas que no se responden específicamente en la Biblia. ¿Es realista esperar eso? Veamos el ejemplo del apóstol Pablo. Es cierto que él les dijo a los cristianos “Comprueben todas las cosas”, pero también reconoció que había muchas cosas que él no comprendía (1 Tes. 5:21). Él explicó que “tenemos un conocimiento incompleto” y que “vemos imágenes borrosas en un espejo de metal” (1 Cor. 13:9, 12). Pablo no lo sabía todo, y nosotros tampoco. Pero él comprendía las enseñanzas básicas sobre Jehová, tenía suficiente conocimiento para estar convencido de que tenía la verdad. ¿Cómo podemos fortalecer nuestra convicción de que hemos encontrado la verdad? Una forma es comparando la manera de adorar a Dios que enseñó Jesús con la manera en que lo adoramos los testigos de Jehová hoy día. w21.10 42:2-4
Domingo 8 de octubre
A partir de los 50 años de edad se retirará (Núm. 8:25).
Hermanos mayores, sea que estén en el servicio de tiempo completo o no, pueden hacer mucho para ayudar a otros. ¿Cómo? Adaptándose a sus nuevas circunstancias, poniéndose metas y concentrándose en lo que sí pueden hacer. El rey David deseaba hacer una casa para Jehová. Pero, cuando Jehová le dijo que había decidido que el joven Salomón la construiría, David lo aceptó y le dio todo su apoyo a la obra (1 Crón. 17:4; 22:5). No pensó que él era el más indicado para hacer este trabajo porque Salomón era joven y no tenía experiencia (1 Crón. 29:1). David sabía que el éxito dependía de la bendición de Jehová, no de la edad o la experiencia de los que dirigieran las obras. Como David, los cristianos mayores hoy día se mantienen activos aunque sus responsabilidades cambien. Y saben que Jehová bendecirá a los jóvenes que ahora atienden las tareas que ellos hacían antes. w21.09 36:4, 5, 8
Lunes 9 de octubre
Guiará a los mansos en lo que es correcto, les enseñará a los mansos su camino (Sal. 25:9).
Ponernos objetivos en nuestro servicio a Jehová nos ayuda a mantener el rumbo y el propósito en la vida. Pero estos objetivos deben ajustarse a nuestras capacidades y circunstancias, no a las de los demás. De lo contrario, acabaremos frustrados y desanimados (Luc. 14:28). Cada siervo de Jehová ocupa un lugar especial y valioso en su variada familia. Jehová no nos trajo a él porque fuéramos mejores que otros, sino porque miró en nuestro corazón y vio que éramos mansos y estábamos dispuestos a que nos enseñara y nos moldeara. Podemos estar seguros de que se alegra cuando hacemos todo lo que podemos en su servicio. Nuestro aguante y nuestra fidelidad demuestran que tenemos “un corazón sincero y bueno” (Luc. 8:15). Así que sigamos dándole a Jehová lo mejor de nosotros. Si lo hacemos, tendremos razones para alegrarnos por lo que nosotros mismos hemos hecho (Gál. 6:4). w21.07 29:15, 20
Martes 10 de octubre
Cualquiera que hace volver a un pecador de su mal camino lo salvará (Sant. 5:20).
Cuando sufrimos injusticias, a menudo necesitamos ser pacientes. Por ejemplo, cuando los ancianos se enteran de que alguien de la congregación ha cometido un pecado grave, le piden a Jehová que les dé “la sabiduría de arriba” para que puedan ver la situación como él la ve (Sant. 3:17). Su objetivo es ayudar a la persona que ha pecado a volver “de su mal camino”, si es posible (Sant. 5:19, 20). También quieren hacer todo lo que esté en su mano para proteger a la congregación y para consolar a quienes estén heridos (2 Cor. 1:3, 4). Y, al atender pecados graves, lo primero que deben hacer los ancianos es obtener todos los hechos. Esto toma tiempo. Luego, deben orar, aconsejar con cuidado a la persona usando la Biblia y darle corrección “hasta el grado debido” (Jer. 30:11). No tomarán su decisión de manera apresurada. Cuando los ancianos siguen la guía de Jehová, se logra el mayor beneficio para todos en la congregación. w21.08 31:12, 13
Miércoles 11 de octubre
Adonde tú vayas yo iré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios (Rut 1:16).
Debido a una época de hambre en Israel, Noemí, su esposo y sus dos hijos se fueron a Moab. Allí, su esposo murió. Sus dos hijos se casaron, pero por desgracia también murieron (Rut 1:3-5). Esos golpes de la vida hundieron a Noemí cada vez más en el desánimo. Estaba tan consumida por el dolor que llegó a la conclusión de que Jehová estaba contra ella. Fijémonos en cómo expresó lo que pensaba de Dios: “La mano de Jehová se ha vuelto contra mí, [...] el Todopoderoso ha llenado mi vida de amargura”. También dijo: “Jehová se ha puesto en mi contra. El Todopoderoso me ha causado mucho sufrimiento” (Rut 1:13, nota, 20, 21). Jehová entiende que “a un sabio la opresión puede llevarlo a la locura” (Ecl. 7:7). Hizo que Rut se sintiera impulsada a mostrarle amor leal a Noemí. Con bondad y cariño, ayudó a su suegra a recuperar el equilibrio emocional y espiritual. w21.11 45:9, 10, 13
Jueves 12 de octubre
Pidamos constantemente (Sant. 1:5).
Si ya nos estamos esforzando al máximo en nuestro servicio a Jehová, ¿significa eso que no debemos pensar en cómo aumentarlo? Por supuesto que no. Podemos y debemos ponernos metas que nos ayuden a ser mejores predicadores y maestros, y que nos permitan ayudar a nuestros hermanos. Las alcanzaremos si somos sabios y modestos, y nos centramos en ayudar a los demás en vez de centrarnos en nosotros mismos (Prov. 11:2; Hech. 20:35). ¿Qué metas podríamos ponernos? Pidamos a Jehová que nos ayude a ser realistas y ver lo que podemos hacer en nuestras circunstancias (Prov. 16:3). ¿Podemos fijarnos la meta del precursorado auxiliar o regular, Betel o la construcción? ¿Podemos aprender otro idioma para predicar a más personas o para mudarnos a un lugar donde se necesita ayuda? w21.08 33:14, 15
Viernes 13 de octubre
El amor leal de Jehová dura para siempre (Sal. 136:1).
A Jehová le causa placer el amor leal (Os. 6:6). Mediante el profeta Miqueas, nuestro Dios nos manda que amemos el amor leal (Miq. 6:8, nota). Claro está, para poder hacer eso, antes tenemos que saber qué es esta cualidad. La expresión “amor leal” aparece unas 230 veces en La Biblia. Traducción del Nuevo Mundo. Y ¿qué es el amor leal? El glosario de esta traducción explica: “Se refiere al amor motivado por el compromiso, la integridad, la lealtad y el apego profundo. Casi siempre se relaciona con el amor que Dios siente por los seres humanos, pero también puede referirse al amor que un ser humano le demuestra a otro”. Jehová es el ejemplo supremo de este tipo de amor. Con razón, el rey David se sintió motivado a exclamar: “Oh, Jehová, tu amor leal alcanza los cielos [...]. Oh, Dios, ¡qué valioso es tu amor leal!” (Sal. 36:5, 7). ¿Y nosotros? ¿Valoramos el amor leal de Dios tanto como David? w21.11 44:1, 2, 4
Sábado 14 de octubre
Ustedes deben orar de esta manera: “Padre nuestro que estás en los cielos” (Mat. 6:9).
Jehová tiene una familia de siervos que lo adoran. Entre ellos están Jesús, que es “el primogénito de toda la creación”, y un sinnúmero de ángeles (Col. 1:15; Sal. 103:20). Cuando Jesús estuvo en la Tierra, mostró que los seres humanos fieles pueden ver a Jehová como su Padre. En cierta ocasión en la que hablaba con sus discípulos, se refirió a Jehová como “mi Padre y Padre de ustedes” (Juan 20:17). Además, cuando le dedicamos nuestra vida a Jehová y nos bautizamos, llegamos a pertenecer a una cariñosa familia de hermanos y hermanas (Mar. 10:29, 30). Jehová es un Padre cariñoso, y Jesús quiere que lo veamos como él lo ve: como un padre cariñoso al que podemos hablarle en cualquier momento, no como una persona fría que tiene autoridad sobre nosotros. Al enseñarnos a orar, Jesús empezó con estas palabras: “Padre nuestro”. Jesús pudo haber dicho que nos dirigiéramos a Jehová como “el Todopoderoso”, “el Creador” o “Rey de la eternidad”, que son títulos muy apropiados y se hallan en la Biblia (Gén. 49:25; Is. 40:28; 1 Tim. 1:17). Pero utilizó un término más afectuoso, como “Padre”. w21.09 38:1, 3
Domingo 15 de octubre
Manasés llegó a saber que Jehová es el Dios verdadero (2 Crón. 33:13).
El rey Manasés se negó a hacer caso a las advertencias que Jehová le dio mediante sus profetas. Finalmente, “Jehová hizo que los jefes del ejército del rey de Asiria vinieran contra ellos”, es decir, contra Judá. “Capturaron a Manasés con garfios, lo sujetaron con dos grilletes de cobre y se lo llevaron a Babilonia”. Parece ser que mientras estuvo cautivo allí reflexionó en lo que había hecho. “Estuvo humillándose profundamente delante del Dios de sus antepasados”. Pero hizo algo más: “Le suplicó a Jehová su Dios” y “le siguió orando” (2 Crón. 33:10-12). Con el tiempo, Jehová respondió las oraciones de Manasés. Vio que su corazón había cambiado, y eso se reflejó en sus oraciones. Jehová se sintió conmovido por su ruego y lo devolvió a su reinado. Y Manasés se esforzó al máximo por demostrar que su arrepentimiento era sincero. w21.10 40:10, 11
Lunes 16 de octubre
Mejor son dos que uno solo, porque tienen un mayor beneficio por su duro trabajo (Ecl. 4:9).
Áquila y Priscila tuvieron que dejar el entorno que conocían, encontrar un nuevo lugar donde vivir y montar su negocio de hacer tiendas en otra ciudad. Ya en Corinto, se implicaron en ayudar a la congregación y colaboraron con el apóstol Pablo para fortalecer a los hermanos. Con el tiempo, se mudaron a otras ciudades donde se necesitaba más ayuda para predicar (Hech. 18:18-21; Rom. 16:3-5). ¡Qué vida tan ocupada y feliz debieron de tener! Los matrimonios de nuestros días pueden seguir el ejemplo de Priscila y Áquila poniendo en primer lugar los intereses del Reino. El momento más indicado para hablar de las metas en la vida es durante el noviazgo. Cuando una pareja se pone objetivos definidos en su servicio a Jehová y se esfuerza por alcanzarlos, tiene más oportunidades de ver el espíritu santo en acción (Ecl. 4:12). w21.11 46:11, 12
Martes 17 de octubre
Cada uno de ustedes debe respetar a su madre y a su padre. Yo soy Jehová su Dios (Lev. 19:3).
Está claro que debemos obedecer el mandato divino de honrar a nuestros padres. Recordemos que el mandato de Levítico 19:3 de respetar a los padres viene justo después de las palabras “Tienen que ser santos porque yo, Jehová su Dios, soy santo” (Lev. 19:2). Cada cristiano podría preguntarse: “¿Estoy cumpliendo bien el mandato divino de honrar a mis padres?”. Si vemos que no hemos hecho todo lo que debíamos en el pasado, pongámonos la meta de mejorar. Es cierto que no es posible cambiar el pasado, pero de ahora en adelante podemos esforzarnos por hacer más cosas con nuestros padres y por ellos. Quizás podamos dedicarles más tiempo. ¿Podemos ofrecerles más apoyo material, espiritual o emocional? Si lo hacemos, estaremos obedeciendo el mandato de Levítico 19:3. w21.12 48:10-12
Miércoles 18 de octubre
Dejen de juzgar (Mat. 7:1).
El rey David cayó en errores graves. Por ejemplo, cometió adulterio con Bat-Seba y hasta hizo que mataran a su esposo (2 Sam. 11:2-4, 14, 15, 24). Como resultado, no solo se hizo daño a sí mismo, sino que también perjudicó a su familia, incluidas sus otras esposas (2 Sam. 12:10, 11). En otra ocasión, no mostró confianza plena en Jehová cuando ordenó un censo ilegal del ejército de Israel. ¿Cuál fue el resultado? Que 70.000 israelitas murieron por una epidemia (2 Sam. 24:1-4, 10-15). ¿Juzgaríamos a David y diríamos que no merecía que Dios le mostrara misericordia? Jehová no pensó así. Más bien, se centró en que David había sido fiel toda la vida y en que estaba arrepentido de corazón. Por eso le perdonó sus pecados graves. Sabía que David lo amaba muchísimo y que deseaba hacer lo correcto. ¿Verdad que estamos agradecidos de que Dios se fije en nuestras cosas buenas? (1 Rey. 9:4; 1 Crón. 29:10, 17). w21.12 50:11-13
Jueves 19 de octubre
Al instante volvió a ver, y empezó a seguirlo glorificando a Dios (Luc. 18:43).
Jesús trató con compasión a quienes tenían limitaciones físicas. Recordemos el mensaje que le envió a Juan el Bautista: “Los ciegos ven, los lisiados caminan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos son resucitados”. Y, al ver los milagros de Jesús, “todo el pueblo […] alabó a Dios” (Luc. 7:20-22). Los cristianos imitamos con gusto a Jesús y somos amables, compasivos y pacientes con quienes tienen limitaciones físicas. Claro, Jehová no nos ha dado a nosotros poder para hacer milagros. Pero sí nos ha dado el honor de darles a quienes son ciegos en sentido físico o espiritual una buena noticia: que pronto habrá un paraíso donde la humanidad disfrutará de salud física y espiritual perfectas (Luc. 4:18). Este mensaje ya está haciendo que muchos alaben a Dios. w21.12 49:5
Viernes 20 de octubre
Ustedes han oído del aguante de Job y han visto lo que al final Jehová hizo por él (Sant. 5:11).
Santiago utilizó la Palabra de Dios como autoridad para enseñar. La usó para ayudar a las personas a ver que Jehová siempre recompensa a quienes son leales a él como Job. Santiago enseñó esa lección usando palabras y argumentos sencillos. De esa forma, no centró la atención en sí mismo, sino en Jehová. ¿Cuál es la lección? Enseñemos de forma sencilla y basémonos en la Palabra de Dios. Nuestra meta no debería ser mostrarles a las personas cuánto sabemos, sino mostrarles cuánto sabe Jehová y cuánto se preocupa por ellas (Rom. 11:33). Podemos lograr esa meta si siempre nos basamos en la Biblia. Por ejemplo, en lugar de decirles a nuestros estudiantes qué haríamos nosotros si estuviéramos en su lugar, debemos ayudarlos a ellos a razonar en ejemplos bíblicos y a percibir cómo piensa y siente Jehová. Entonces, lo que los motivará a aplicar lo que aprenden será el deseo de complacer a Jehová y no a nosotros. w22.01 2:9, 10
Sábado 21 de octubre
Ama a tu prójimo como te amas a ti mismo (Lev. 19:18).
Jehová no se limita a decirnos que no les hagamos daño a los demás. Amar a nuestro prójimo como nos amamos a nosotros mismos es esencial para los cristianos que desean agradar a Dios. Veamos cómo Jesús enfatizó la importancia del mandato que se halla en Levítico 19:18. En cierta ocasión, un fariseo le preguntó: “¿Cuál es el mandamiento más importante de la Ley?”. Jesús le contestó que “el primero y el más importante de los mandamientos” es amar a Jehová con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con toda nuestra mente. Y luego citó de Levítico 19:18 al decir: “El segundo, que es parecido, dice: ‘Ama a tu prójimo como te amas a ti mismo’” (Mat. 22:35-40). Hay infinitas maneras de mostrarle amor al prójimo. Una forma de hacerlo es aplicando lo que dice Levítico 19:18: “No te vengues de los hijos de tu pueblo ni les guardes rencor”. w21.12 49:11-13
Domingo 22 de octubre
Al fijarse en la fuerza del viento, le dio miedo. Y, como empezó a hundirse, gritó: “¡Señor, sálvame!” (Mat. 14:30).
Jesús “le extendió la mano” al apóstol Pedro y lo salvó. Fijémonos en que Pedro logró caminar sobre el mar agitado mientras mantuvo la vista fija en Jesús; pero, cuando miró la tormenta, lo invadieron el miedo y las dudas, y empezó a hundirse (Mat. 14:24-31). Lo que le pasó a Pedro nos enseña una lección. Cuando se bajó de la barca y empezó a caminar sobre el agua, no pensó que se distraería y empezaría a hundirse. Su meta era llegar hasta donde estaba Jesús, pero no lo logró porque desvió la mirada hacia la tormenta. Claro, nosotros no podemos caminar sobre el agua, pero sí afrontamos problemas que ponen a prueba nuestra fe. Si perdemos de vista a Jehová y sus promesas, empezaremos a hundirnos en sentido espiritual. Sean cuales sean las tormentas que nos sobrevengan, sigamos centrados en Jehová y en su capacidad de ayudarnos. w21.12 50:6, 7
Lunes 23 de octubre
Yo, por tu gran amor leal, entraré en tu casa (Sal. 5:7).
Orar, estudiar y meditar son parte de nuestra adoración. Cuando oramos, estamos hablando con nuestro Padre celestial, que tanto nos ama. Cuando estudiamos la Biblia, estamos adquiriendo “el conocimiento de Dios”, la persona más sabia del universo (Prov. 2:1-5). Y, cuando meditamos, estamos reflexionando en las hermosas cualidades de Jehová, así como en su maravilloso propósito para nosotros y para toda la humanidad. ¿Acaso puede haber una manera mejor de usar el tiempo? Claro, el tiempo que tenemos es limitado. Por eso, ¿qué nos ayudará a aprovecharlo bien? Si es posible, busquemos un sitio tranquilo. Pensemos en cómo lo hizo Jesús. Cuando comenzó su ministerio en la Tierra, pasó 40 días en el desierto (Luc. 4:1, 2). Allí pudo orar y meditar en la voluntad de su Padre para él. Sin duda, aquello lo preparó para las pruebas que pronto afrontaría. w22.01 5:7, 8
Martes 24 de octubre
Con muchos consejeros se consiguen buenos resultados (Prov. 15:22).
Puede ser que un anciano o cualquier otro hermano maduro nos diga que tenemos que mejorar en algo. Si alguien nos da un consejo basado en la Biblia, demuestra que nos quiere mucho. Por eso, tomémonos en serio su consejo. Siendo realistas, los consejos que más nos cuesta aceptar son los directos, y puede que hasta nos ofendan. ¿Por qué? No tenemos ningún problema en reconocer que somos imperfectos. Pero, cuando alguien nos señala un defecto o un error concreto, puede que nos cueste aceptarlo (Ecl. 7:9). Quizá pongamos excusas, cuestionemos la motivación de la persona que nos dio el consejo o nos ofendamos por la manera en la que nos habló. O hasta es posible que pensemos: “¿Qué derecho tiene a aconsejarme a mí? ¡Él también se equivoca!”. Es más, si no nos gusta el consejo, puede que lo ignoremos o que hablemos con otra persona esperando que nos diga lo que queremos oír. w22.02 7:2-4
Miércoles 25 de octubre
Su fuerza dependerá de que mantengan la calma y demuestren confianza (Is. 30:15).
¿Habrá situaciones en el nuevo mundo que pongan a prueba nuestra confianza en la manera en la que Jehová hace las cosas? Pensemos en lo que pasó poco después de que Jehová liberara a los israelitas de la esclavitud en Egipto. Algunos empezaron a quejarse porque extrañaban los alimentos frescos que tenían allí y despreciaron el maná que él les daba (Núm. 11:4-6; 21:5). ¿Podría pasarnos algo parecido después de la gran tribulación? No sabemos cuánto tendremos que trabajar para limpiar la Tierra y convertirla poco a poco en un paraíso. Es posible que haya mucho que hacer y que al principio la vida no sea muy fácil. ¿Nos quejaremos de lo que Jehová nos dé entonces? Cuanto más agradecidos estemos ahora por lo que Jehová nos da, más probable será que lo estemos en el futuro. w22.02 6:18, 19
Jueves 26 de octubre
Se agarrarán con firmeza de la túnica de un judío y dirán: “Queremos ir con ustedes” (Zac. 8:23).
En la profecía de Zacarías 8:23, las expresiones “un judío” y “ustedes” se refieren al mismo grupo: el resto ungido (Rom. 2:28, 29). Los “10 hombres de todos los idiomas de las naciones” representan a las otras ovejas. Se agarran con firmeza de los ungidos —es decir, se apegan con lealtad a ellos— y se les unen en la adoración pura a Jehová. De manera similar, Jehová ha cumplido la profecía de Ezequiel 37:15-19, 24, 25 haciendo que los ungidos y las otras ovejas trabajen en total unidad. La profecía habla de dos palos. Los que tienen la esperanza de vivir en el cielo son como el palo “para Judá” (la tribu de la que se escogían los reyes de Israel). Y los que esperan vivir en la Tierra son como el palo “de Efraín”. Jehová uniría a ambos grupos para que llegaran a ser “un solo palo”. Esto significa que servirían unidos bajo su único Rey, Cristo Jesús (Juan 10:16). w22.01 4:9, 10
Viernes 27 de octubre
Cuidado con hacer lo que es correcto delante de la gente para que ellos los vean (Mat. 6:1).
Jesús habló de los que daban limosnas a los pobres pero se aseguraban de que otros supieran lo que hacían. Esas aparentes buenas obras no impresionaban a Jehová (Mat. 6:2-4). Solo podemos ser verdaderamente buenos si hacemos cosas buenas pensando en los demás y no por egoísmo. Deberíamos preguntarnos: “¿Puedo decir que no solo sé lo que es correcto, sino que además lo hago? ¿Por qué hago cosas buenas?”. Jehová es un Dios de acción, y su espíritu es una fuerza activa (Gén. 1:2). Esto quiere decir que cada una de las cualidades del fruto del espíritu puede y debe motivarnos a actuar. Por ejemplo, el discípulo Santiago escribió: “La fe sin obras está muerta” (Sant. 2:26). Y lo mismo puede decirse de las demás cualidades que produce el espíritu de Dios. Cada vez que las manifestamos, demostramos que el espíritu de Dios está actuando en nosotros. w22.03 11:14-16
Sábado 28 de octubre
Al igual que el Santo que los llamó, sean santos en toda su conducta (1 Ped. 1:15).
Seguro que los cristianos participamos en diversas actividades espirituales y hacemos muchas buenas obras. Pero el apóstol Pedro destacó una en particular. Antes de animarnos a ser santos en toda nuestra conducta, dijo: “Preparen su mente para actuar” (1 Ped. 1:13). ¿A qué se refería? Él explicó que los hermanos ungidos de Cristo anunciarían por todas partes las excelencias del que los llamó (1 Ped. 2:9). Hoy día, todos los cristianos tenemos el honor de hacer esta importantísima obra, que es la que más beneficia a las personas. Y qué privilegio tan especial tiene el pueblo santo de Dios de predicar y enseñar con regularidad y entusiasmo (Mar. 13:10). Si nos esforzamos por hacerlo, demostraremos que amamos a nuestro Dios y al prójimo, y que queremos ser santos en toda nuestra conducta. w21.12 49:18
Domingo 29 de octubre
Si ustedes le perdonan algo a una persona, yo también se lo perdono (2 Cor. 2:10).
El apóstol Pablo siempre veía a los hermanos de forma positiva. Sabía distinguir entre una mala acción y una mala persona. Les tenía cariño a los hermanos y se centraba en sus buenas cualidades. Si veía que a alguno le costaba hacer lo que estaba bien, daba por hecho que tenía buenas intenciones y que solo necesitaba un poco de ayuda. Veamos cómo ayudó Pablo a dos hermanas de la congregación de Filipos (Filip. 4:1-3). Al parecer, Evodia y Síntique se habían distanciado por algunas diferencias personales. Pablo no las trató con dureza ni fue crítico. Más bien, se centró en sus buenas cualidades y en su excelente historial de fidelidad. Sabía que Jehová las amaba. Como las veía de manera positiva, las animó a hacer las paces. Su manera de ver a los hermanos lo ayudó a mantener la alegría y las buenas amistades que tenía en aquella congregación. w22.03 14:16-18
Lunes 30 de octubre
Jehová está cerca de los que tienen el corazón destrozado; salva a los que están hundidos en el desánimo (Sal. 34:18).
La paz que Jehová nos da calma nuestro corazón y nos ayuda a pensar con claridad. Esto fue lo que sintió una hermana llamada Luz. Ella dice: “A veces me siento sola, y esos sentimientos me hacen pensar que Jehová no me ama. Pero en esos momentos de inmediato le cuento a Jehová cómo me siento. Gracias a la oración, puedo controlar mis emociones”. Como muestra la experiencia de Luz, la oración nos ayuda a sentir paz (Filip. 4:6, 7). Sabemos que, si perdemos a un ser querido, Jehová y Jesús nos apoyarán. Queremos predicar y enseñar con compasión porque ellos son un ejemplo de esta preciosa cualidad. Además, nos consuela saber que Jehová y su querido Hijo comprenden nuestras debilidades y quieren ayudarnos a aguantar. Cuánto deseamos que llegue el día en que Jehová seque toda lágrima de nuestros ojos (Apoc. 21:4). w22.01 3:7, 19, 20
Martes 31 de octubre
Entren por la puerta angosta. Porque ancha es la puerta y espacioso es el camino que lleva a la destrucción, y son muchos los que entran por esa puerta (Mat. 7:13).
Jesús dijo que hay dos puertas y que cada una lleva a un camino diferente, uno “espacioso” y otro “estrecho” (Mat. 7:14). No hay más caminos. Cada uno de nosotros debe decidir por cuál irá. Es la decisión más importante que tomaremos porque de ello depende nuestra vida eterna. El camino “espacioso” es el que muchos eligen porque es fácil ir por él. Por desgracia, muchos deciden quedarse en él siguiendo a la multitud. No se dan cuenta de que es Satanás, el Diablo, quien quiere que vayan por este camino que lleva a la muerte (1 Cor. 6:9, 10; 1 Juan 5:19). A diferencia del camino “espacioso”, el otro camino es “estrecho”, y Jesús dijo que son pocos los que lo encuentran. ¿Por qué? Notemos que, en el siguiente versículo, Jesús nos advirtió que tengamos cuidado con los profetas falsos (Mat. 7:15). w21.12 51:3-5