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¡Despertad! 1970
g70 8/8 págs. 24-26

Enfrentándose a la sinusitis

¿LE DAN a usted dolores de cabeza los días nublados? ¿Padece usted de catarro nasal o “nariz que fluye”? ¿Culpa, quizás, a sus senos nasales por estas condiciones? Si así es, es posible que tenga usted razón, pero, por otra parte, quizás esté equivocado.

De hecho, el Dr. A. P. Seltzer, una autoridad en afecciones de los senos nasales, descubrió que, de mil personas que creían tener sinusitis, solo el 12 por ciento realmente la padecía. Pero sea que padezca de sinusitis o no, la información acerca de ello debe resultar interesante y posiblemente hasta le sea útil.

Exactamente, ¿qué son los senos? Un seno simplemente es “un nicho, cavidad o espacio hueco.” Hay muchos senos en nuestro cuerpo, pero los más notables son los cuatro pares de senos situados cerca de la cavidad nasal o conectados con ella. A éstos se les conoce como senos “paranasales,” y solo son éstos los que consideraremos aquí.

Su ubicación

Los más grandes de éstos son dos senos piramidales, situados a ambos lados de la nariz, en el maxilar superior. Estos senos van desde precisamente sobre las raíces de los dientes superiores hasta las cuencas de los ojos. En el adulto de término medio envuelven un poco más de una pulgada cúbica de espacio.

Más pequeños en tamaño son los senos frontales, que están ubicados en la frente, sobre los ojos. Detrás de estos senos frontales, pero en un nivel inferior, hay un par de senos situados en el hueso etmoides o ‘semejante a cedazo.’ Cada uno de estos senos realmente consta de un laberinto de nichos, desde una cantidad tan pequeña como tres hasta una tan grande como dieciocho. Otro par de senos está situado detrás de los senos del hueso etmoides y sobre un nivel aun más bajo, de hecho, cerca de la base del cráneo.

Sobre estos senos se nos dice que no hay tal cosa como uniformidad de su tamaño, forma y cantidad. Con excepción, quizás, de que por lo general ocupan la misma cantidad de espacio, sea que consten de muchos nichos o compartimientos o solo unos cuantos.

El propósito que tienen

¿Qué propósito tienen todos estos huecos, cavidades, nichos o senos? Aunque hay algunas personas que dudan que tengan algún propósito, así como muchos por mucho tiempo sostuvieron que la glándula timo no tenía ningún propósito, a los que creen en un Creador les parece razonable que tengan una razón para existir como toda otra parte del cuerpo humano.

Entre otras cosas, aligeran el peso de nuestro cráneo. Además, nuestros senos sin duda mejoran la resonancia de nuestra voz, ya que permiten que los huesos del cráneo vibren más fácilmente. Es muy probable que nuestros senos nos ayuden a humedecer el aire que inhalamos así como a calentarlo, pues se necesita buena ventilación en nuestros senos si queremos disfrutar de buena salud. Y no pocos sostienen que nuestros senos ayudan al cuerpo a librarse de desperdicios, como flema o mucosidad.

La sinusitis no tiene síntomas típicos peculiares, de modo que no siempre es fácil decir si uno tiene sinusitis o no. La razón de esto se aclara cuando notamos que por lo general la sinusitis secunda alguna otra condición, muy usualmente el resfriado común o la infección de los canales nasales superiores. En consecuencia, los dolores de cabeza, la fiebre, el mareo, la pérdida del apetito o del sentido del olfato, etc., pueden indicar sinusitis o no.

¿Por qué nuestros senos, o, para decirlo más estrictamente, las membranas de nuestros senos, nos causan dificultad a veces? Debido a descargas excesivas de ellos o debido a cerrarse sus conductos que entran a la nariz o garganta por estar inflamados. Entre las causas más inmediatas están los pólipos que cierran los conductos de salida de los senos o, más a menudo, la inflamación de la nariz, que se puede esparcir a las membranas mucosas de los senos.

La tendencia a la inflamación de las membranas puede heredarse. Por otra parte, condiciones prenatales desfavorables pueden habernos dado un principio malo, así como la falta de alimento apropiado o falta de cuidado paternal amoroso en la niñez temprana. La falta de control de las emociones puede ser una causa incitadora, así como el preocuparse en exceso, las tensiones y las fricciones con las personas con quienes vivimos o trabajamos. La sinusitis también puede ser iniciada por extremos de humedad o temperatura a los cuales no esté uno acostumbrado.

Una clase de sinusitis puede originarse de una condición generalmente debilitada producida por una enfermedad grave o debido a participar en exceso de placeres enervantes. Puede ser producida por alergias, infecciones y hábitos de comer incorrectos, falta de ejercicio y el no descansar ni dormir suficientemente. Todas esas cosas pueden causar sinusitis aguda, que, si no se refrena o se cura, puede resultar en la sinusitis crónica, más terca pero menos pronunciada.

¿Qué se puede hacer?

Como sucede con otros problemas de la salud, la prevención ocupa el primer lugar. Bien se ha declarado: “El dicho ‘Más vale prevenir que lamentar’ es el factor más significativo de la salud.”

Descanse y duerma suficientemente y obtenga bastante aire fresco. Coma alimento sano y no sobrecargue su sistema. Es bueno adoptar algún régimen de ejercicio, especialmente si la ocupación de usted es sedentaria, para que pueda disfrutar de una sensación de bienestar. A menudo los que padecen de sinusitis son muy susceptibles; por eso es posible que necesiten hacer un esfuerzo especial para desarrollar hábitos mentales y emocionales sanos.

Guárdese de tener habitaciones demasiado calientes y secas... mejor que estén cómodamente frescas a que estén lujosamente abrigadas. Elimine el tabaco, si fuma, y disminuya las bebidas alcohólicas si es muy aficionado a ellas.

Entre los remedios que se recomiendan están el beber suficientes líquidos como agua o jugos de fruta... ¡no cerveza ni café! Algunas autoridades recomiendan las compresas calientes, los baños de vapor o sauna y el ponerse una enema para ayudar al cuerpo a eliminar desperdicios. Especialmente los que consideran la sinusitis como esfuerzo de parte del cuerpo por eliminar desperdicios instan a que se disminuyan los alimentos grasosos o muy feculosos y sumamente refinados.

Un doctor naturalista recomienda las cataplasmas de cebolla. (Pique bien las cebollas, colóquelas entre dos pedazos de gasa y átelas alrededor del cuello cuando se acueste.) Otros abogan por inhalar vapor de agua caliente.

El profesionista médico bien puede recomendar alguno de los remedios ya mencionados así como recetar algunos descongestionadores y antihistaminas. Los descongestionadores reducen la hinchazón de las membranas, pero si se administran como gotas o aerosoles, no deben administrarse por más de diez días seguidos. Especialmente se indica precaución en su uso en pacientes que tienen alta presión arterial. En casos más graves quizás el doctor recete antibióticos y aspirina o algo más fuerte para aliviar el dolor. En los casos crónicos quizás algunos aconsejen una operación, pero eso se hacía más en tiempos pasados que ahora.

El quiropráctico, por otra parte, procede según la premisa de que la sinusitis es un caso de hipersensibilidad, que envuelve especialmente al gran simpático. Trata la sinusitis tanto localmente, manipulando las vértebras, donde yacen los nervios que van a dar a la cabeza, como sistemáticamente, tratando de mejorar la salud general del paciente en conjunto. Un número cada vez mayor de quiroprácticos aplican presión a los senos y se interesan en la nutrición cuando tratan la sinusitis.

Hay otros enfoques también. Pero después de todo lo que se dice y se hace no puede menos que recalcarse muy fuertemente que la moderación y el gobierno de uno mismo son básicos. La persona que considera la nutrición sana, el ejercicio adecuado, el descansar y dormir suficientemente y los hábitos mentales y emocionales apropiados practica la medicina preventiva en lo que toca a sus senos.

Parece que casi toda persona descuida más su cuerpo que su auto. No obstante, las leyes de causa y efecto obran tan inexorablemente en el caso de uno como en el caso del otro, y ¡de cuán infinitamente mucho más valor es su cuerpo que su auto! Este principio no solo aplica a la sinusitis, sino a toda otra enfermedad que aflige a la raza humana. Con buena razón ha hecho notar lo siguiente una autoridad sobre la sinusitis: “Lo primero en importancia en este caso como en otros es la salud general de la persona, puesto que la actividad normal de todos los tejidos mucosos depende en gran parte del bienestar del cuerpo en conjunto.”

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