El problema de las hernias
¿SABÍA usted que las hernias están entre las enfermedades más comunes de la humanidad? Es decir, por lo menos en lo que toca a los hombres, pues del 75 al 80 por ciento de ellas se presentan en los varones. Se dice que hasta uno de cada veinte, o el 5 por ciento de los varones, en países como los Estados Unidos y el Canadá, tienen este problema. En la Gran Bretaña del 10 al 15 por ciento de todas las admisiones a los hospitales es por hernias y la proporción es aun más alta en Nigeria.
Aunque es común el referirse a las hernias como rupturas, la profesión médica prefiere el vocablo hernia como el más correcto. Hernia literalmente significa un avanzamiento o protrusión, que es lo que cualquier hernia es. No envuelve necesariamente una ruptura o desgarro de los tejidos; con la mayor frecuencia es una simple distensión o estiramiento de ellos. Esto aplica especialmente a las clases de hernias más comunes en las mujeres. En otras palabras: toda ruptura es una hernia, pero no toda hernia es una ruptura.
En literatura médica de hace miles de años se describen las hernias. En tiempos antiguos y, de hecho, hasta tiempos bastante modernos, las hernias se trataban de una gran variedad de maneras: mágicas, médicas y quirúrgicas, algunas de las cuales eran muy dolorosas. Tomando en cuenta la abundancia de las hernias, será interesante saber de las causas de las hernias, qué se puede hacer para impedirlas, y las diversas maneras de tratarlas.
Causas de las hernias
Hay varias causas de las hernias, así como hay diversas clases de hernias. Hay hernias del cerebro, generalmente causadas por accidentes o tumores, y hay hernias del iris o de los ojos. También hay hernias del cuello, que se encuentran en los músicos que tocan instrumentos de viento que ejercen mucha tensión en los músculos de su cuello mientras tocan.
Por otra parte, hay las que se conocen como hernias “incisionales.” Estas son protrusiones en lugares donde previamente ha habido una operación por alguna causa que no haya sido una hernia. (Una hernia en el lugar donde previamente se hubiera operado para corregir una hernia se llama hernia recurrente.) En la profesión médica hay quienes sostienen que si los cirujanos fuesen más cuidadosos al operar y coser a sus pacientes casi no habría ninguna de estas hernias incisionales; o por lo menos habría muy pocas de ellas, comparativamente.
Por otra parte, una hernia podría fácilmente ser el resultado de un accidente. Si alguien cayera por cierta distancia estando de pie, eso bien podría resultar en una hernia. La forma más común de la hernia, la de la ingle en los hombres, generalmente es el resultado de un esfuerzo excesivo, como cuando alguien se esforzara excesivamente por evacuar el vientre o tratara de levantar algún objeto pesado imprudentemente. A esto se le llama una hernia “inguinal.”
Sin embargo, en todo respecto, las profesiones médicas y semejantes concuerdan en que éstas solo son causas contribuyentes. La causa fundamental según la mayoría de las autoridades es una debilidad heredada o congénita de los músculos abdominales u otros. Esto parece desprenderse del hecho de que las hernias a veces se encuentran mucho en ciertas familias. Así, por ejemplo, el trompetero que padece de una hernia en el cuello sin duda se la ocasionó debido a esforzarse excesivamente mientras tocaba; pero no necesariamente se esforzó más que otros trompeteros que no padecen de esta lesión. Simplemente se trata de que en la estructura de su garganta algunos de los músculos no eran tan fuertes como deberían haber sido.
Prevención
Pero, ¿podría compensarse de alguna manera esta debilidad congénita o heredada, salvo en el caso de los infantes y los niños? ¿O podría ser que en algunos casos, en vez de nacer con esta debilidad, algunos la adquieran por descuidar su salud? Así opinan algunos que sostienen que hábitos de salud imprudentes, como el no hacer suficiente ejercicio, el comer en exceso o el abusar de otros placeres corporales bien podrían ser factores contribuyentes a las hernias. Los que sostienen que el cuidado apropiado del cuerpo bien podría proteger contra por lo menos algunas hernias señalan la manera maravillosa en que está hecho el cuerpo. Así, pues, en el abdomen hay varios conjuntos de músculos que se cruzan unos a otros en diferentes ángulos... realmente diseñados de tal modo que den fuerza máxima a las paredes del abdomen. Estos músculos se conocen como ‘transversales,’ ‘internos oblicuos’ y ‘externos oblicuos.’
En cuanto a fortalecer y mejorar la fuerza normal de los músculos abdominales, hay muchas cosas que uno puede hacer para obtener este resultado. El simplemente cultivar el hábito de la buena postura, el andar, estar de pie y sentarse erguido será una gran ayuda. Y puesto que el exceso de peso, así como un conducto alimentario sobrecargado, resulta en hernias, también se debe practicar la moderación en el alimento y la bebida. Es obvio que una ruptura o hernia se puede producir más fácilmente cuando los músculos están gordos y fofos.
Puesto que las hernias son comunes entre los atletas musculosos, es evidente que no es simplemente cualquier ejercicio el que ayudará a compensar un defecto heredado que pueda resultar en una hernia. Los ejercicios deben ser de los que fortalezcan los músculos del abdomen. Estos incluyen el subir escaleras, el correr al trote, el empujarse desde el piso hacia arriba con los brazos, el montar a caballo y, especialmente, el montar en bicicleta. Todos éstos tienden a fortalecer los músculos del abdomen y contribuyen a la salud general.
Sí, el viejo adagio que dice: más vale prevenir que tener que remediar, se podría aplicar bien al problema de las hernias. El que los cirujanos ejercieran más cuidado sin duda disminuiría notablemente la cantidad de hernias incisionales. Y el aprender a levantar apropiadamente los objetos pesados bien podría impedir que se produjeran muchas otras hernias. En vez de simplemente doblarse y colocar toda la tensión sobre los lomos al tratar de levantar un objeto pesado, uno debe también doblar las rodillas para utilizar los músculos de las piernas. Y también hay el factor de los ejercicios que fortalecen los músculos, no solo de los brazos y de las piernas, sino también del abdomen.
Qué se puede hacer en cuanto a una hernia
Como sucede con el tratamiento de otras enfermedades físicas que ha heredado el hombre, hay muchas diferencias de opinión en cuanto a qué procedimiento sería el mejor. No pocos recurren a utilizar un braguero. El uso de bragueros se remonta a unos cinco siglos o más. Algunas autoridades los recomiendan como medida temporal y para el tratamiento de infantes y niños muy jovencitos, entre quienes hay una buena probabilidad de que la hernia se repare por sí sola. Algunos también recomiendan los bragueros para personas muy ancianas, aunque más lo hacían en tiempos pasados que en la actualidad. Algunos hombres prefieren los bragueros por temer una operación o el gasto que ocasionaría, pero éstos están muy lejos de ser satisfactorios, pues es fatigoso el usarlos (especialmente en clima cálido), rara vez remedian la situación y a veces hasta pueden empeorarla.
Unos cuantos médicos tratan las hernias inyectando ciertas sustancias químicas que causan una fibrosis. Es decir, causan una producción abundante de tejido fibroso que supuestamente cierra la abertura herniaria y así la cura. Algunos dicen que eso tiene ventajas en ciertos casos.
La mayoría de los médicos recomiendan la cirugía. Pero el registro no ha sido del todo lisonjero en cuanto a la profesión quirúrgica en conjunto. Así, pues, el Dr. A. A. Koontz, una autoridad estadounidense sobre el tema, en su libro Hernia (1963), habla acerca de la proporción de los casos que recurren. Según él varía de 10 al 30 por ciento y más, dependiendo de la clase de operación.a Evidentemente no todos los que operan hernias son tan hábiles como deberían serlo. Dice el Dr. Koontz que, aunque la situación mejora, la proporción de casos recurrentes todavía es muy elevada y señala su propia proporción de casos recurrentes, que es de menos de la mitad de uno por ciento. Aconseja a los cirujanos que operan hernias: “Hagan que la operación cuadre con el paciente. No traten de hacer que el paciente cuadre con la operación.”
También el Dr. S. H. Wass, escribiendo en Guy’s Hospital Reports, núm. 3, 1968, dice: “Nuestros resultados son muy incompletos. Max Page (1934), cirujano del Hospital de Santo Tomás, condenó la complacencia y atrajo la atención a los resultados malos de la cirugía rutinaria de hernias. A pesar de un sinnúmero de modificaciones en las técnicas que se han usado para reparar las hernias a través de los pasados treinta años los casos recurrentes todavía son demasiado comunes.”
La cirugía de hernias se remonta al antiguo Oriente. Un cirujano que en tiempos más recientes efectuó un trabajo que sobresalió entre los demás fue A. Paré, del siglo dieciséis, que dijo, según se le citó: “Yo los corto y Dios los sana.” Los métodos de hoy día se basan en todo respecto en los que desarrollaron un cirujano italiano, E. Bassini, y uno estadounidense, W. Halsted, ambos para 1890.
Un innovador más reciente fue el ahora difunto E. E. Shouldice, de Toronto, Canadá, que desarrolló su sistema durante la I Guerra Mundial y cuya clínica continúa especializándose solo en operaciones de hernias. Desarrolló un método para traslapar y reforzar, usando alambre de acero en los adultos y tripas en infantes y niños. Redujo su proporción de casos recurrentes a menos del uno por ciento y se sintió tan confiado en su método que ofreció reparar gratis cualesquier casos recurrentes, tal como lo hace hoy su clínica.
Un cirujano que escribió en West African Medical Journal, en diciembre de 1968, dijo que había efectuado con éxito centenares de operaciones de hernias solo con anestesia local, tal como lo hace la clínica que acabamos de mencionar. Sin duda a causa de esto los pacientes de esta clínica pueden hacer ejercicios el día inmediatamente después de la operación y volver a casa después del tercer día. Indudablemente ayuda a explicar el éxito de este método el que se requiera que los pacientes que tienen exceso de peso reduzcan antes de ser aceptados y que se les pida a los fumadores que fumen menos en las dos semanas antes de la operación.
Algunos recomiendan ejercicio
Hay quienes dicen mucho a favor del mérito de ciertos ejercicios en cuanto a remediar las hernias reducibles en los que no han pasado de la flor de la vida. Las hernias reducibles son las que desaparecen cuando el que las padece se acuesta o con una presión leve. Si no desaparecen en tales condiciones se llaman hernias irreducibles o encarceladas, una condición más grave.b
Los jóvenes saludables cuyas hernias no son muy molestas o graves posiblemente quisieran considerar la vía del ejercicio para su problema. Por supuesto, todos los ejercicios mencionados previamente como el fortalecer los músculos del abdomen serían útiles para reducir una hernia. Pero además hay una serie especial de ejercicios que es indispensable para reducir una hernia, a saber, los ejercicios que fortalecen los músculos de la ingle.
Una gran ayuda en estos ejercicios es una tabla inclinada. Esta es una tabla de aproximadamente un metro y ochenta centímetros de largo y unos 45 centímetros de ancho, con un extremo descansando sobre el piso mientras el otro extremo se mantiene elevado unos treinta centímetros. Este extremo más alto tiene a su alrededor una correa bajo la cual el individuo puede colocar los pies. Con las manos entrelazadas detrás de la cabeza, el individuo se esfuerza por levantarse a la posición de sentado. Luego, estando en la posición de sentado, trata de voltear el cuerpo tanto como pueda a la derecha y luego tanto como pueda a la izquierda, manteniendo durante todo ese tiempo las manos entrelazadas detrás de la cabeza.
Un ejercicio semejante es el de volverse una vez a la derecha a medida que uno se yergue sobre la tabla inclinada luego la siguiente vez a la izquierda. Esos ejercicios de torcimiento fortalecen los músculos de la ingle. Otro ejercicio es acostarse sobre la espalda en el suelo y luego, con los pies levantados, tratar de imitar los movimientos que se hacen cuando se nada. Otro es sentarse en una silla y poner la mano derecha sobre la rodilla izquierda y la mano izquierda sobre la rodilla derecha y oponerse o tratar de separar las rodillas mientras se resista el empuje con las piernas tanto como se pueda. Por supuesto, todos esos ejercicios requieren determinación, pero los que los emplean dan testimonio de su valor.
Puesto que a las hernias se les ha llamado uno de los males más comunes de la humanidad, parece que se debería poder hacer más para impedir tanto el que sucedan como el que recurran. También, los hechos parecen indicar que se debe ejercer cuidado al escoger un cirujano si se considera necesaria una operación. Todo el que tenga este problema, por lo tanto, hará bien en considerar el pro y el contra antes de tomar una decisión sobre qué hacer en cuanto a ello.
[Notas]
a Según otros, la proporción actual de casos recurrentes en los EE. UU. es de 4 por ciento.
b Las más graves de todas son las hernias “estranguladas,” en las que, como su nombre denota, la circulación de la sangre queda estrangulada por una disminución en el tamaño de la abertura por la cual se proyecta la hernia. Esto puede suceder en cualquier ocasión y por lo general requiere cirugía inmediata, pues de otra manera pueden sobrevenir en breve complicaciones, gangrena y hasta la muerte. Debido a este riesgo muchos médicos recomiendan que todas las hernias se reparen inmediatamente; éste es el extremo contrario, pudiera observarse, de recurrir al ejercicio.