¿Quién paga por ello?
◆ “Contaminación del escritorio.” Así la llama un médico. Informando en el Journal of the American Medical Association, del 21 de diciembre de 1970, sobre el diluvio de literatura médica no solicitada que recibía, hizo notar algunos hechos interesantes en cuanto a ella.
En un día recibió nueve de dichas publicaciones; en un mes un total de setenta. Todas tenían tres cosas en común: Contenían publicidad de más de un laboratorio farmacéutico; le fueron enviadas sin que las solicitara y contenían artículos de interés para el médico practicante. Una muestra de tres revistas mostró que contenían 173 páginas de material de lectura y 277 páginas de publicidad. Contando el número de líneas que contenían estas setenta revistas, calculó que se necesitarían cuarenta horas a la semana para leerlas todas en el transcurso de un mes.
Estas revistas se envían semanal o mensualmente a millares si es que no a centenares de millares de médicos. El peso total de las revistas que recibió en un mes alcanzó un total de unos 15 kilos. Calculó que si los 200.000 médicos de los Estados Unidos recibieran esa cantidad cada mes, el total mensual ascendería a unas 3.000 toneladas.
Estas revistas médicas, de manera general, se publican en papel de calidad fina y contienen publicidad médica costosa muy llena de colorido. ¿Quién paga por todo esto? Ni los doctores ni los publicadores sino los pacientes que pagan por las drogas que recetan los doctores; pues toda esta publicidad se agrega al costo de las drogas. Es evidente que la fabricación de drogas es un negocio muy lucrativo.