¿Se interesa Dios por la humanidad?
¿DEBE importarle al lector la respuesta a esa pregunta? Sí. ¿Por qué? Por este hecho innegable:
En la vida hay cosas que nos conciernen profundamente y que están más allá de nuestro poder de controlar, solucionar o cambiar. Esta verdad puede manifestarse a cualquiera de nosotros con una alarmante rapidez y un efecto trágico. Nos puede dejar seriamente perturbados... si es que no sabemos si Dios realmente se interesa o no.
Cuando una enfermedad fatal afecta a un amigo, a un miembro de su familia, o a uno mismo... ¿a quién se puede recurrir? En esas ocasiones, hasta los más poderosos gobernantes, los hombres más acaudalados, no pueden rescatar por medio de la ayuda médica, su vida o la vida de aquellos a quienes aman.
Los tornados, terremotos, deslizamientos, las inundaciones repentinas... todos éstos pueden azotar sin advertencia previa. En pocos minutos todas las posesiones de una familia pueden desaparecer. Algunos llaman a estos desastres “actos de Dios.” ¿Lo son? ¿No se interesa Dios en aquellos a quienes estos desastres arruinan económicamente, o mutilan o matan físicamente?
En la actualidad millones de personas se enfrentan a la inanición. Un informe reciente dice: “En África, la sequía es una calamidad tan vasta que nuestra maquinaria de estadísticas no puede medirla en todo su significado.” Según el presidente del Banco Mundial, Robert McNamara, ochocientos millones de habitantes de la Tierra sobreviven ahora a razón de aproximadamente 30 centavos de dólar por día. Las personas bien alimentadas y bien vestidas en otra parte quizás no sientan ahora ninguna inquietud en particular. Pero cuando nos alcance el hambre, cuando nuestros propios hijos sufran, la pregunta: “¿se interesa Dios?” rápidamente se puede convertir en algo muy real.
¿Qué hay de la inseguridad que forma una parte tan grande de la vida actual... el crimen, los atracos, los asesinatos, las violaciones y la violencia? Si Dios se interesa, ¿por qué no ha hecho algo acerca del asunto?
Sí, ¿y por qué es que las guerras han ensangrentado las páginas de la historia por miles de años? ¿Por qué es que ahora mismo la tendencia en los asuntos mundiales parece empeorar constantemente, con creciente inestabilidad política, inseguridad económica e inflación, y con señalados fracasos al tratar de enfrentarse a los problemas nacionales y locales en todas partes del mundo?
Hallando la respuesta
¿Ha hallado usted una explicación sólida a estas cosas, una que satisfaga genuinamente su mente y corazón?
Algunas personas dirán que la han hallado. Dicen: “Yo sé que Dios se interesa por mí. Yo le oro y él me responde.” Como prueba de que son bendecidos por Dios, quizás señalen a ciertos éxitos en la vida, como una buena posición económica u otros beneficios.
Pero, ¿qué hay acerca de los muchos millones de personas en otras partes de la Tierra que diariamente se enfrentan a la pobreza y el hambre? ¿Ninguna de estas le ora a Dios? ¿Se hallan todos aquellos por quienes Dios se interesa en los países más ricos e industrializados?
Debido a estas aparentes contradicciones, muchos llegan a la conclusión de que Dios no se interesa. A menudo lo que verdaderamente quieren decir es que dudan de la existencia de Dios. Al ver tantas malas condiciones en la Tierra, no pueden comprender cómo un Dios todopoderoso puede permitir una situación de esa índole. Los jóvenes, al ver tanta hipocresía, corrupción e injusticia, y la evidente futilidad de los sistemas mundiales, también sienten dudas y se preguntan: “¿Realmente existe Dios?”
Algunas personas que afirman creer en Dios dicen que el actual estado de cosas es la voluntad de Dios para la humanidad, que él se propuso que la Tierra fuera un lugar donde la gente sufriera, con la posibilidad de que más tarde gozara de la gloria celestial. Tal idea es difícil de armonizar con la declaración bíblica de que “Dios es amor.” (1 Juan 4:16) Parecería como que la promesa de Dios de que los ‘mansos heredarán la tierra,’ se ha olvidado y que las otras promesas de la Biblia sencillamente fueron palabras sin significado de un libro antiguo pero nada confiable. (Compare con el Salmo 37:11; Mateo 5:5.) Si este mundo plagado de crimen, confuso e inseguro representa la voluntad de Dios, entonces no es necesario continuar ofreciendo la oración para que ‘venga el reino de Dios para que se haga Su voluntad en la tierra,’ puesto que la respuesta ya está aquí. Pero, sinceramente, ¿puede uno creer que eso sea cierto?—Mat. 6:10.
¿Cuál, entonces, es la explicación? Vale la pena saberla, porque la respuesta correcta puede traer paz a la mente y al corazón ahora, y una sólida esperanza para el futuro.