Rocas, viento y mujeres
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Corea
“TENEMOS muchas cosas hermosas e interesantes en nuestra isla,” dijo confiadamente el isleño cheju. Una rápida mirada a nuestro alrededor pareció confirmar lo que se nos dijo.
En esta isla, ubicada a solo 150 kilómetros al sur del sudoeste del extremo más austral de la península coreana, rara vez se echa el cerrojo a las puertas y si una familia sale de la casa por un tiempo se coloca un palo cruzado frente a los postes de la entrada, no para mantener fuera a los demás, sino para advertir a los amigos desde lejos que no hay nadie en casa. Las mujeres a menudo trabajan seglarmente, dejando a los hombres en casa para el cuidado de los hijos y del hogar. Las mandarinas florecen junto a plantas semitropicales en la costa austral, sin embargo a solo 18 kilómetros de distancia, en la cima del monte Halla de 2.011 metros de altura, se pueden hallar plantas árticas.
Sí, la isla de Cheju tiene muchos rasgos interesantes, pero, como añadió el isleño con quien estábamos hablando, “hay tres cosas de las que tenemos en gran abundancia... rocas, viento y mujeres.”
“Las tres abundancias”
La isla parece ser una gran roca cubierta por otras muchas más pequeñas de tamaños variados. La mayoría de estas rocas se formaron cuando el monte Halla, en el mismo centro de la isla, era un volcán activo y arrojó grandes guijarros a todos los rincones de la isla. Precisamente al oeste del monte Halla hay un extraordinario valle de rocas con más de 500 rocas puntiagudas que se proyectan hacia arriba.
La segunda abundancia, el viento, está muy en evidencia día y noche. Sopla fuerte y constantemente. “Pero,” explicó una joven de mejillas rosadas, “no tenemos los destructores tifones que plagan a otras islas en esta zona.” Además, nuestro anfitrión coreano nos señala prontamente que las mujeres cheju no usan maquillaje. Las mejillas rosadas son “realmente verdaderas,” enfatizó, “causadas por la buena salud natural y el viento fresco.”
La isla de Cheju también tiene otra abundancia... una desproporcionadamente gran cantidad de habitantes mujeres. Esto es especialmente cierto en el grupo de edad mediana. ¿Por qué?
Hace unos 500 años la isla de Cheju se usó como una isla de exilio para los disidentes e intelectuales que eran indeseables en la tierra firme coreana. Estos hombres eran eruditos que jamás habían trabajado con sus manos, y como nobles rehusaron hacer tareas serviles. Así es que se envió junto con ellos a muchachas esclavas, y desde esa remota época, las mujeres han trabajado seglarmente mientras que los hombres permanecían en el hogar y cuidaban a los hijos. Puesto que las mujeres cheju están siempre afuera trabajando, se les ve más frecuentemente y parecen ser muchas más de lo que en realidad son. Además, cientos de hombres cheju fueron atrozmente matados el 3 de abril de 1948. Muchos de ellos se habían unido a los comunistas de Corea del Norte después que Corea se dividió en dos naciones separadas por las fuerzas americanas y rusas el 15 de agosto de 1945. Más tarde los hombres comunistas de Cheju lucharon contra la policía nacional de Corea del Sur y muchos perdieron su vida, lo cual redujo la población masculina de la isla.
Buceadoras de fama mundial
La isla de Cheju es famosa por sus buceadoras o “mujeres del mar,” como se les llama localmente. Estas mujeres mantienen sus familias por medio de bucear en el fondo del océano en busca de varios artículos comerciables. Esto incluye conchas de orejas marinas, esponjas, veneras, babosas de mar y algas marinas. De vez en cuando hasta vuelven con calamares y pulpos pequeños. Las muchachas buceadoras comienzan su entrenamiento aproximadamente a los quince años de edad y progresan hasta llegar a ser buceadoras expertas en aproximadamente diez años. Aunque descienden a profundidades de hasta 12 metros, solo usan un pequeño par de gafas para el agua... ninguna otra ayuda artificial.
Estas mujeres permanecen bajo el agua hasta por tres minutos de actividad ardua y tienen la asombrosa habilidad de continuar trabajando aun en el tiempo más frío. No es raro ver a turistas en invierno que visitan el expuesto extremo austral de la isla de Cheju tomando fotografías de las muchachas que se zambullen mientras cae una ligera nevada.
Si alguien visita Cheju entre las fechas del 21 de enero al 4 de febrero, inmediatamente recibirá la impresión de que todos se están mudando a otra casa o que están reparando la casa en que viven, ¡todos al mismo tiempo! ¡Y la suposición sería parcialmente correcta! Estos isleños robustos creen en varios “dioses” y espíritus y siempre se cuidan de no desagradar a ninguno de ellos. Creen que estos dioses descansan entre el 21 de enero y el 4 de febrero, y por lo tanto, la gente está libre para mudarse, reparar o hacer añadiduras en ese tiempo sin ofender a un “dios residente.” Esta costumbre se está desvaneciendo rápidamente en las ciudades pero todavía se conserva en la mayoría de las aldeas.
¿Qué hay acerca del idioma? El pueblo cheju habla coreano, pero incluye muchas palabras y frases que definitivamente no pertenecen al coreano moderno. ¿Qué son? El idioma que hablaba la realeza coreana hace más de 500 años. Estos hombres llegaron aquí mientras en Corea todavía se usaba el alfabeto de 28 letras. Ahora en la tierra firme se usa un alfabeto de 24 letras y, como resultado, se han perdido cuatro sonidos distintos. Sin embargo, ¡se conservan intactos en Cheju! Esto le da al habla de los isleños un sonido característico que es singular, siendo más rico que el coreano de tierra firme.
Un paseo a través de una típica aldea cheju tal como Sogwipo en la costa sur de Cheju nos da una clara visión del modo de vivir de los isleños. Al pararnos en el centro de Sogwipo mirando hacia el oeste, vemos calles limpias, amplias con pocos automóviles y muchas vendedoras ambulantes. A lo largo de la calle hay cafés limpios y ordenados cada uno con capacidad para unos diez parroquianos. La comida es picante y deliciosa. Los isleños de Cheju piensan que si uno come su comida y ésta no hace que se les salgan las lágrimas, no tiene suficiente pimienta roja.
A medida que nos alejamos, pasamos por un pozo y se nos recuerda que el transportar el agua es un trabajo de mujer en Cheju, tal como lo son la mayor parte de los otros trabajos pesados que se hacen aquí. Las mujeres se congregan en los pozos y llenan con agua sus grandes vasijas de arcilla, sujetan el recipiente con una correa a la espalda y lo cargan a casa.
Al observar las casas hallamos que tienen una interesante peculiaridad. Las paredes, los cimientos están hechos de piedra y el techo de paja de arroz. Puesto que el viento sopla fuerte, el techo de paja volaría fácilmente, así es que se hace una red de cuerdas que cubre todo el techo y la casa al igual que una gran red de pesca. Esta red se sujeta al suelo todo alrededor o tiene grandes rocas que la sujetan y cuelgan por todos los costados de la casa. Estas redes de pesca nítidas le brindan a la isla una apariencia muy singular y atestiguan del fuerte viento de Cheju.
A medida que la influencia del siglo veinte llega gradualmente a la isla Cheju, especialmente por los muchos turistas extranjeros, se pueden observar muchos cambios que se están llevando a cabo en el paisaje y en las costumbres de la gente. En la capital, ciudad Cheju, donde una vez solo había chozas de techo de paja, ahora hay casas modernas de construcción baja. Cada año miles de visitantes extranjeros pasan su tiempo aquí, disfrutando de la atmósfera apacible, tranquila, y de la amigabilidad de la gente de Cheju. Pero éste no es el único cambio que se está realizando.
Hay también un cambio muy notable en las vidas de muchas personas de Cheju a medida que aprenden acerca de la Biblia y de su esperanza para el futuro. Por ejemplo, nuestro anfitrión coreano nos presentó a un hombre muy digno y bondadoso de aproximadamente 55 años de edad. Estaba bien vestido y tenía la marca de ser un caballero en todo lo que hacía. “Sin embargo,” dijo nuestro anfitrión, “no siempre fue un caballero. ¡Hubo un tiempo en que fue un gran bebedor y el hombre más haragán en toda la isla de Cheju!” “Eso es cierto,” añadió otro isleño. “Acostumbraba venir a mi café y beber vino de arroz hasta que ni siquiera podía caminar. Muchas noches dormía en la acera enfrente de mi café, en el mismo lugar donde había caído al ayudarlo a salir por la puerta.” Este hombre tenía a su esposa trabajando para mantenerlo a él y a su afición a la bebida y se emborrachaba y se recuperaba en un ciclo continuo. Sin embargo, se puso en comunicación con los testigos de Jehová por medio de las revistas La Atalaya y ¡Despertad!, y entonces comenzó un estudio de la Biblia. Ha hecho cambios inmensos en su vida. Ha puesto su vida en armonía con los principios bíblicos y toma la delantera en cuidar de los intereses espirituales de su familia así como de sus necesidades materiales. Además dedica 150 horas al mes a enseñar a otros acerca de la maravillosa esperanza para el futuro que ofrece la Palabra de Dios la Biblia.
Con alguna insistencia de nuestra parte nuestro anfitrión nos contó cómo él llegó a ser testigo de Jehová. Arrastrando sus pies y sonriendo tímidamente mientras recordaba el pasado, comenzó: “Aprendí acerca de la Biblia debido a que era un típico hombre cheju.” “¿Qué quiere decir?” preguntamos nosotros. “Bueno, mi esposa era la que mantenía a nuestra familia. Ella trabajaba todo el día mientras yo permanecía en casa y cuidaba de los niños. Un día, puesto que siempre estaba en casa, los testigos de Jehová vinieron para ofrecer enseñarme la Biblia a mí y a mi familia y, como en realidad no tenía nada que hacer, acepté. Entonces empecé a comprender que lo que los Testigos me estaban enseñando era lógico y verídico, y provenía directamente de la Biblia. Estudié con ahínco y progresé hasta el punto en que supe que yo debería estar proveyendo para mi esposa en vez de que ella me mantuviera a mí. Gradualmente, con la ayuda de las verdades bíblicas, cambié mi modo de vivir. Ahora mi esposa cuida de los niños mientras que yo me gano la vida como un cultivador de frutas agrias y además, como testigo de Jehová, ahora uso la Biblia para enseñar a otros acerca de Dios y de su propósito de que esta Tierra llegue a ser un hermoso paraíso.”
Solo pasamos una semana en esta hermosa isla, sin embargo cuando llegó el tiempo de irnos, hallamos que estos bondadosos, honrados y francos isleños cheju habían tocado las fibras de nuestro corazón y dejado en nosotros una impresión que demoraríamos en olvidar. Las rocas, el viento y las mujeres abundan en gran manera, pero también abundan las personas de corazón honrado que están tratando de agradar a Dios.