El juego es su todo
LA BODA atrajo a centenares de espectadores. Durante la procesión, los observadores cantaron la marcha nupcial. Las palabras que el alcalde usó en la ceremonia variaron algo de lo acostumbrado, y la razón fue obvia a todos los concurrentes. La ocasión no era el casamiento de personas, sino de dos crustáceos conocidos como paguros o ermitaños.
El entero acontecimiento fue idea de los residentes de Ocean City, Nueva Jersey (E.U.A.), como un divertido pasatiempo. Este acontecimiento hace resaltar el hecho de que hoy día hay una creciente obsesión respecto al ocio. Muchos están resueltos a hacer del juego su todo.
En los Estados Unidos hay quienes se refieren a las actividades de las horas de ocio como la industria número uno del país. A pesar de los tremendos aumentos en el costo de la vida, el dinero que se gastó con relación al ocio aumentó de 58.300.000.000 de dólares en 1965 a 160.000.000.000 de dólares en 1977. “Los Estados Unidos están desarrollando una mentalidad orientada hacia el ocio,” comentó una persona a quien el Departamento de Comercio de los EE. UU. encargó un análisis respecto al ocio. “Este auge actual no da señas de menguar.” Se cree que para 1985 los norteamericanos estarán gastando 300.000.000.000 de dólares al año en actividades de recreo.
En busca de nuevos modos de jugar
En los últimos años se ha notado un aumento extraordinario en los modos en que la gente emplea las horas en que no trabaja. Por ejemplo, en los Estados Unidos un grupo ha establecido un “campamento primitivo” en el cual solo se permite usar artículos que se hayan perfeccionado antes de 1820. Los campistas pasan dos semanas en trajes típicos de la época de las guerras de ese país contra los franceses y los amerindios.
Entonces hay la Sociedad para Anacronismos Creadores. Durante las horas de ocio sus miembros se visten y viven a la usanza de la Edad Media. Se dividen en cuatro “reinos” que están subdivididos en zonas más pequeñas como, por ejemplo, baronías y provincias. Tienen entre sus actividades combates en los cuales los participantes visten armadura completa, pero llevan armas embotadas. Se escoge a alguien para que juzgue si el golpe habría lisiado a la víctima o habría sido fatal si se hubiese dado con un arma verdadera.
Otra innovación humorística es la ‘carrera de bañeras.’ En el lago Saranac, Nueva York, los individuos sujetan motores exteriores a unas bañeras y se la pasan cruzando velozmente el lago en una bañera rugiente. Esto se parece a la actividad de un grupo que se llama la Asociación de Carreras “Escarabajos Acuáticos Americanos.” Sin embargo, en vez de usar bañeras para ir con celeridad sobre las olas esta organización emplea automóviles Volkswagen (los llamados “escarabajos”) desechados. Después de quitar al vehículo la parte superior y hacerlo a prueba de agua, sujetan una hélice al árbol motor.
¿Por qué tanto interés en el ocio?
¿Por qué hay tanto interés hoy día en las actividades de las horas de ocio? Algunos dan una respuesta inesperada. “El significado del trabajo ha cambiado,” hace notar el Dr. John W. Churchill, del Departamento de Estudios del Ocio de la Universidad de Maryland. “Creo que tenemos el deseo compulsivo de ser productivos, de lograr, de producir. Creo que es una necesidad muy elemental. Puesto que a muchísimas personas se les hace imposible lograr esto en su empleo, solo en el ocio ven la posibilidad de alcanzar éxito.” El Dr. Churchill ve el énfasis actual en el ocio como “un cambio hacia la productividad,” más bien que un alejarse de ella.
Otra razón del aumento de interés en el ocio hoy día es que muchas personas han dejado de considerar el éxito en términos de ingresos o de posición en la comunidad. Más bien, miden el éxito según el concepto que tienen de sí mismas como resultado de sus extravagantes actividades durante las horas de ocio. No solo tienen el deseo de jugar, sino también de adquirir reconocimiento debido a las atrevidas actividades con que se entretienen.
Otra razón más profunda del mucho interés en el ocio es la reciente explosión de interés en el “yo.” Pero, ¿es incorrecto el que uno se interese en sí mismo? ¿Tiene algo de malo el que uno despliegue esa actitud por medio de divertirse? No necesariamente. El que uno tenga cierta medida de interés en sí mismo y en el recreo sano es provechoso. Pero, como se mostrará en el siguiente artículo, muchas veces asoma el desmán en la búsqueda de diversión.