¿Visitar a extraños? ¿Para qué?
La revista “The Observer,” de la Iglesia Unida del Canadá, intituló un artículo: “¿Quién, yo? ¿Visitar a extraños?” Sugiere que tanto ministros como legos hagan tales visitas, pero “supóngase que el extranjero sí abre la puerta y lo invita a entrar. Entonces, ¿qué? ¿Qué diría usted?” El artículo advierte contra el hablar de dinero: “Una de las imágenes que la iglesia tiene que borrar es la de que solo visitamos con la mano extendida... y la palma hacia arriba.”
Entre las cosas que se recomendaron para considerarlas estuvieron: “el boletín de la iglesia si tiene en él números telefónicos y fechas de reuniones. La hoja informativa. El informe anual, si es interesante y muestra de qué trata su iglesia.” La recomendación de Jesús a sus discípulos cuando él los envió a “tocar” lo que para ellos equivalía a los “timbres de las puertas” pudiera haber sido útil a los visitantes de la Iglesia Unida: “Por lo tanto vayan y hagan discípulos de gente . . . enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado.”—Mat. 28:19, 20.