El punto de vista bíblico
¿Por qué hay tantas injusticias en la vida?
UN AUTOMÓVIL sin matrícula viene a toda velocidad por la carretera. Su conductor es un joven de 17 años de edad, quien viene embriagado y sin permiso de conducir. De repente, embiste por detrás a otro automóvil que va más despacio, empujándolo unos 70 metros (230 pies) por la carretera, donde finalmente estalla en llamas. En el asiento trasero del segundo automóvil va un padre con su hija de 13 años de edad durmiendo. Ambos mueren casi al instante carbonizados. La madre, que va en el asiento delantero, es rescatada por su hijo del interior del automóvil incendiado, pero sus piernas se han quemado hasta los huesos, y muere unas horas después. El hijo de 21 años de edad, que iba conduciendo, es el único sobreviviente de esta familia.
¿Qué castigo le impusieron al conductor culpable? ¡Trescientas horas de servicio de comunidad, una multa de $3.000, y una fianza por buena conducta durante un período de tres años!
Al enterarse del veredicto, Douglas, el hijo sobreviviente, se quejó diciendo: “Me parece tan erróneo que el gobierno esté dispuesto a gastar millones de dólares en una campaña para evitar que las personas conduzcan bajo la influencia del alcohol y, sin embargo, cuando alguien muere en la carretera no está dispuesto a aplicar la sentencia apropiada”. Este es solo uno de los muchos errores judiciales relacionados con el automovilismo, los cuales se publican regularmente en el periódico Sydney Morning Herald, bajo el sarcástico encabezamiento: “Justicia en las carreteras”.
Tal vez usted también ha sido víctima de las injusticias, sea en los tribunales de justicia, cuando ha ido en busca de vivienda, o en el empleo.
La injusticia es un problema mundial
No importa a dónde usted se dirija, la desigualdad social existe en todas partes. Por ejemplo, ¿por qué tienen tanto alimento las personas de algunos países donde el desperdicio y el comer en exceso son tan comunes, mientras que en otros países hay millones de personas desnutridas o hasta muriéndose de hambre? En julio de 1983, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura presentó un cuadro sombrío de la urgente necesidad de proveer alimento a millones de personas si había de evitarse la inanición real. Sin embargo, la inanición llegó, según lo demuestra lo ocurrido en Etiopía en 1985.
Considere otro ejemplo de injusticia: Algunas personas tienen los medios para vivir en mansiones, mientras que millones de otras personas, debido a su extremada pobreza, se ven obligadas a residir en viviendas muy malas, algunas de las cuales no pasan de simples chabolas. Según la publicación The New Book of World Rankings de 1984, “una cuarta parte de la población del planeta —unos mil millones de seres humanos— vive en pobreza tan abyecta e inhumana que es inconcebible para la mayor parte de las personas que viven en las sociedades del Occidente”.
Pero aun en muchos países donde hay viviendas, la principal tarea doméstica de las mujeres es ir a algún pozo o río para buscar agua, a veces a varios kilómetros de distancia. En cierto país el 99,7% de las viviendas no tienen agua corriente. En otros 5 países el 95% carece de agua, y hay otros 50 países donde el promedio de viviendas que no tienen agua corriente fluctúa entre un 50,6% y un 88,9%.
Estas son algunas de las desigualdades que plagan a la humanidad hoy en día. Pero ¿por qué hay tanta desigualdad? ¿Por qué la permite Dios, y por qué por tanto tiempo? ¿Intervendrá Dios alguna vez en este asunto?
Dios odia la parcialidad
Afortunadamente, al Todopoderoso Dios Jehová se le describe como un Dios que “no es parcial”, como un “Dios de fidelidad, con quien no hay injusticia”. (Hechos 10:34, 35; Deuteronomio 32:4.) Hace miles de años Dios reveló que detesta la parcialidad y la injusticia. ¿Cómo? Por medio de hacer que se escribieran instrucciones en su ley divina que prohibían cualquier tipo de discriminación o injusticia. El mostrar favoritismo a los ricos e influyentes o a los de condición humilde y pobre era una violación de las normas de Dios. La Ley dada a su antigua nación escogida decía: “No deben hacer injusticia en el juicio. No debes tratar con parcialidad al de condición humilde, y no debes preferir la persona de un grande. Con justicia debes juzgar a tu asociado”. (Levítico 19:15.) Hasta se condenaba el maltratar a los animales. (Éxodo 23:3-5; Deuteronomio 22:10; 25:4; Proverbios 12:10.)
Ahora bien, si el Dios Todopoderoso insiste tanto en que el hombre deje de tratar injustamente a su prójimo y aun a la creación animal, ¿no hemos de esperar que Él mismo intervenga en la desenfrenada injusticia que vemos hoy día?
La raíz de las injusticias
La Biblia identifica a Satanás el Diablo, el archienemigo de Dios, como la raíz de la injusticia y la desigualdad. Él fue el primer causante de injusticia al principio de la existencia del hombre. Desde entonces Satanás ha fomentado las injusticias con el propósito de traer más reproche a Jehová y Su justa manera de tratar a Sus criaturas. (Génesis 3:4, 5; Juan 8:44; Revelación 12:9.)
Se predijo que durante el tiempo que la Biblia llama los últimos días de esta civilización injusta, Satanás acarrearía muchos ayes a la gente en todas partes de la Tierra. ¿Por qué? Porque sabe que le queda solo un corto espacio de tiempo. Así que usted no debería sentirse demasiado alarmado al ver que aumentan las injusticias y otras formas de opresión. Más bien, tenga presente que tales acontecimientos son parte de la señal compuesta que indica que se ha acercado el tiempo en el cual este sistema cambiará completamente. (Revelación 12:12; Daniel 12:4; 2 Timoteo 3:1.)
La injusticia será eliminada
La desaparición permanente de la injusticia pudiera parecer una esperanza vana, hasta un sueño. Lo sería, si se dejara que el hombre mismo continuara administrando la ley y el orden. No obstante, ¡el fin permanente de la injusticia ya está a la vista! Siendo que Jehová Dios puede hacerlo, eliminará al causante principal de esta, Satanás el Diablo, junto con el corrupto sistema de cosas que ahora existe controlado por él. (Romanos 16:20; 1 Juan 2:15-17.)
Además, Jesús indicó que “los últimos días” —en los cuales habría injusticia en escala global— durarían solo una generación. (Mateo 24:3, 34.) Eso significa que, durante la vida de algunas personas que estaban vivas en 1914, Dios hará que la justicia impere en toda la Tierra y que la injusticia sea eliminada para siempre. Su justo Rey Jesucristo “no juzgará por la mera apariencia de las cosas a sus ojos, ni censurará simplemente según lo que oigan sus oídos. Y con justicia tiene que juzgar a los de condición humilde”. “Justicia para las naciones es lo que él sacará.” (Isaías 11:3, 4; 42:1.)