BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • g92 22/1 págs. 3-5
  • El derrumbe moral está muy extendido

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • El derrumbe moral está muy extendido
  • ¡Despertad! 1992
  • Información relacionada
  • Ponen música a las obscenidades
    ¡Despertad! 1991
  • ¿Qué le ha ocurrido a la moralidad?
    ¡Despertad! 1993
  • ¿Están en decadencia los valores?
    ¡Despertad! 2003
  • 7. Inculcar valores
    ¡Despertad! 2018
Ver más
¡Despertad! 1992
g92 22/1 págs. 3-5

El derrumbe moral está muy extendido

Infecta toda faceta de la sociedad

LA SOCIEDAD actual sufre un vacío de valores y se encuentra fragmentada en muchos estilos de vida. Un buen número de personas razona de la siguiente manera: “Todo estilo de vida es una alternativa aceptable. Usted tolere el mío y yo toleraré el suyo. Usted vaya a lo suyo y yo iré a lo mío. Cada cual a lo suyo. Pueden tomarse muchos caminos, y todos son buenos; no hay nada que esté mal. Ya no existe el pecado. Defienda sus derechos. La protesta pacífica no lleva a ningún lado; debe recurrir a la violencia para que le oigan. La violencia es una forma de libertad de expresión. Cada uno puede expresar sus deseos sexuales con quien desee y como desee. La obscenidad es arte. Viva y deje vivir”.

¿O habría que decir más bien: “Muera y deje morir”? Durante las primeras décadas del siglo XX, la gente tenía muy claro qué estaba bien y qué estaba mal, qué era moral y qué era inmoral, qué era honroso y qué era deshonroso, y en la actualidad todavía hay muchas personas que saben hacer esta distinción. Pero en el caso de otras, en los años cincuenta empezó a producirse un cambio que fue acentuándose más y más. Todas las ideas acerca de la virtud, la moralidad, el honor y la ética empezaron a parecer ilógicas, inhumanas e inaceptables. Comenzaron a predominar ideas que ensalzaban al individuo. Existía la opinión de que cada persona debía poner sus propias metas y vivir para ellas. Lo que entonces se consideraba aceptable era la tolerancia, la diversidad y el no juzgar a nadie. En esta nueva filosofía está prohibido prohibir.

Las desastrosas consecuencias de esta filosofía continuaron aumentando hasta que en la década de los ochenta rebasaron los límites de lo tolerable, y todavía siguen incrementándose en los años noventa. A continuación se recopilan unos pocos informes sobre dichas consecuencias, comenzando con un discurso acerca de los valores pronunciado en Nueva York por el vicepresidente de cierta empresa ante un congreso sobre la ética en los negocios:

“Los políticos engañan a sus electores. Los corredores roban a sus clientes. Los ejecutivos de las S&L [Cajas de ahorros y préstamos] hunden sus instituciones y los contribuyentes deben pagar las deudas. Los predicadores y los aspirantes a la presidencia engañan a sus esposas. Los niños copian en los exámenes, y millones de personas destruyen su vida y la de otros con los estragos causados por las drogas y el crimen. [...] El 50% de todos los matrimonios termina en divorcio. El 22% de todos los niños que nacen hoy nace fuera del matrimonio, y una tercera parte de todos los niños vivirá con un padrastro o una madrastra antes de cumplir los dieciocho años. Está claro que la desintegración de la familia se ha generalizado. Si ustedes dan por sentado que los valores deben empezar a moldearse en casa —durante los primeros años de la vida de una persona⁠—, las razones por las que la ética está decayendo son obvias.” (Vital Speeches of the Day [Discursos importantes del día], 1 de septiembre de 1990.)

Los diarios, las revistas, los noticiarios, las películas y los programas de televisión reflejan todos los días la decadencia de los valores tradicionales. El presidente de la Chase Manhattan Corporation dijo en un discurso pronunciado en la universidad de Chicago (E.U.A.):

“No importa que abra primero las páginas de deportes, el informe sobre Washington o la sección de economía, lo que encuentra es lo mismo. Las páginas de deportes están llenas de los últimos escándalos: jugadores sobornados para que deliberadamente no marquen puntos, equipos universitarios sancionados por violar las normas de fichaje de jugadores y deportistas profesionales que toman drogas. Las noticias sobre Washington incluyen juicios por perjurio, procesamiento de jueces federales, tráfico de influencias y el caso más reciente de un legislador sometido a investigación por el House Ethics Committee [un comité creado por la Cámara de Representantes de E.U.A. para supervisar la conducta ética de los legisladores]. Si se dirige a la sección de economía, encontrará casos de uso de información privilegiada y acciones semejantes.” (Vital Speeches of the Day, 1 de agosto de 1990.)

Estas noticias se suceden de una forma tan constante e ininterrumpida, que la gente se ha endurecido. A nadie le escandalizan ya estos escándalos. El orador que acabamos de citar dijo lo siguiente al respecto: “A muchos estadounidenses ya no les indigna enterarse de otro caso más de falta de ética. Ya no se rechaza a los delincuentes convictos, ahora son celebridades. Se les invita a fiestas selectas y escriben best-sellers”.

Ivan Boesky, de la Bolsa de Nueva York, terminó un discurso dirigido a los estudiantes de una escuela de comercio levantando los brazos por encima de la cabeza formando una “V” de victoria al tiempo que decía: “¡Viva la codicia!”. Tiempo después su codicia le condujo a usar información privilegiada, por lo que fue juzgado, declarado culpable, multado y encarcelado. La multa ascendía a 100 millones de dólares (E.U.A.), pero consiguió quedarse con más de 500 millones de dólares. A Michael Milken, otro manipulador de Wall Street, se le impuso una multa de 600 millones de dólares por sus operaciones con bonos basura, pero había conseguido casi esa misma cantidad ¡en un solo año! Se quedó con 1.500 millones de dólares.

La revista Industry Week publicó un artículo cuyo título formulaba la siguiente pregunta: “¿Se triunfa cuando se pasa por alto la ética?”. Un asesor procedente del estado de Utah (E.U.A.) opinaba que la ética profesional había empeorado, y dijo: “Deduzco de mis observaciones que cuanto más éxito tiene un hombre de negocios, menos ética es su conducta”. Un gerente de Michigán (E.U.A.) dijo: “Tenemos unas normas respecto a lo que es ético, pero los mandos intermedios las pasan por alto, razonando: ‘Esto no puede calificarse de poco ético, tan solo es un negocio ingenioso’”. Un supervisor de Miami (E.U.A.) se lamentó: “La ética está perdiendo la batalla rápidamente; lo más importante, cueste lo que cueste, es el lucro”. Otros hombres de negocios fueron más categóricos: “Todo es válido”, dijo uno de ellos. Otro añadió: “Nuestra norma es que si puede hacerlo impunemente, hágalo”.

Los hombres de negocios no son los únicos que contribuyen a la decadencia de las normas morales. El virus que contamina los valores se ha extendido a toda faceta de la sociedad. Demasiados abogados actúan más como picapleitos que como defensores de la ley. Demasiados científicos se rebajan a cometer delitos y fraude para conseguir subvenciones del gobierno. Demasiados médicos se ganan la reputación de estar más interesados en cobrar altos honorarios que en los pacientes, y demasiados de sus pacientes traman maneras de entablar demandas por negligencia.

Las drogas, el crimen y las batallas callejeras entre pandillas han llenado los barrios de violencia. La infidelidad marital arruina a las familias. Los niños pequeños son víctimas de la pornografía infantil y demás abusos sexuales. Las relaciones sexuales entre adolescentes resultan en embarazos no deseados, abortos y bebés abandonados. Los vendedores de drogas invaden los patios de las escuelas. Los escolares llevan navajas y pistolas, y cada vez leen peor. Aunque la mejor manera de contrarrestar esta deficiencia en la lectura sería que los padres les leyeran a sus hijos, los padres suelen estar demasiado ocupados ganándose la vida o demasiado concentrados en hacer realidad sus propias ambiciones.

La industria de la música también contribuye al derrumbe moral, en especial por medio de algunos conjuntos inconformistas del llamado rock duro. Un asesor de cierta empresa declaró: “La música rock resultó ser el medio perfecto para proclamar y diseminar la idea de tener relaciones sexuales ocasionales y sin limitaciones, así como para exaltar el uso de drogas ilegales. La música rock también fue una fuerza poderosa que ayudó a generar desprecio a los padres, a las generaciones de más edad y a las instituciones sociales que se oponían al estilo de vida que practica la inmoralidad sexual y el consumo de drogas”.

Uno de sus objetivos es ofender, horrorizar y atraer la atención de la gente con letras que no son más que una profusión de obscenidades barriobajeras, groseras, soeces, ofensivas y repugnantes que están atestadas de alusiones a brutales abusos sexuales de mujeres. La letra de esas canciones describe de muchas maneras los coitos oral y anal, estimula a practicar el abuso sexual y se recrea en violaciones tan violentas que desgarran los órganos sexuales femeninos. Las groseras obscenidades glorificadas en las letras de esas canciones no tienen límite. Cuando se llevó a los tribunales a cierto conjunto musical acusado de obscenidad, un profesor de la universidad de Duke lo alabó calificando a sus miembros de genios literarios y defendió sus groseras obscenidades diciendo que tenían valor artístico. El jurado concordó y dictaminó que las letras de las canciones no eran obscenidades, sino arte.

Una prueba similar de la decadencia de los valores en la sociedad se observó el año pasado, cuando uno de los discos de larga duración más groseramente obscenos de música rap ‘se vendió tanto (más de un millón) durante las tres primeras semanas de emisión, que saltó al primer puesto. Eso significa que en esos momentos era lo más importante en el mundo de la música’. Además, los nombres que se escogen para estos conjuntos de rock encajan con sus letras: “En la actualidad hay por lo menos trece conjuntos cuyo nombre alude a los genitales masculinos; seis que evocan los genitales femeninos; cuatro, el esperma; ocho, el aborto, y uno, una infección vaginal”. (U.S.News & World Report.)

Un profesor de la universidad de Boston dijo lo siguiente sobre la exposición de fotografías de Mapplethorpe: “La vi en el Instituto de Arte Contemporáneo de Boston. Allí, como en todas partes, las obras estaban clasificadas según secciones, por decirlo así. Las fotografías más ‘explícitas’ eran [...] lo más repulsivamente pornográficas que se pueda imaginar. No sé si expresaban ‘homoeroticismo’, pero eran fotografías de actos que jamás se me hubiese ocurrido que fuesen posibles, y mucho menos placenteros”. La cuestión del carácter obsceno de la exposición se llevó a los tribunales, y un jurado dictaminó que su obscenidad era arte. Pero difícilmente puede calificarse de arte, y, desde luego, no es un arte que fomente la moralidad; al contrario, lo que sí pone de manifiesto es que los artistas y los espectadores están erosionando los valores auténticos.

Necesitamos limitaciones. Necesitamos directrices estabilizadoras. Necesitamos ideales por los que esforzarnos. Necesitamos retornar a la fuente original de los valores auténticos.

[Comentario en la página 4]

A la gente ya no le escandalizan los escándalos

[Comentario en la página 5]

Algunos jurados dictaminan que unas obscenidades indecentes son arte

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir