Los jóvenes preguntan...
¿Qué es “ir demasiado lejos”?
“Por favor, ¿podrían advertir a la gente de los peligros de ‘ir demasiado lejos’? [...] Deben mencionarse todos los ‘actos preliminares’, pues son los que conducen a las relaciones sexuales. Mi pregunta es: ¿dónde está el límite?”
ESTA es la cuestión que planteó una joven a una revista para adolescentes, y tal vez tú también te hayas preguntado lo mismo.
Si eres cristiano, seguro que tomas muy en serio las palabras de 1 Tesalonicenses 4:3-6: “Esto es la voluntad de Dios: la santificación de ustedes, que se abstengan de la fornicación; [...] que nadie llegue al punto de perjudicar y abuse de los derechos de su hermano en este asunto, porque Jehová es uno que exige castigo por todas estas cosas”.
Por eso, aunque comprendas que las relaciones sexuales entre cristianos solteros son incorrectas, quizás te preguntes cómo ve Dios que se bese, abrace o acaricie a alguien del sexo opuesto.
¿Son actos propios del desarrollo?
Ante todo, conviene tener en cuenta que la Biblia no condena las expresiones de afecto lícitas y limpias, libres de insinuaciones sexuales. Los cristianos de la antigüedad acostumbraban a exteriorizar el amor que sentían por otros. Normalmente ‘se saludaban unos a otros con beso santo’. (Romanos 16:16; 1 Corintios 16:20.) Incluso cristianos del mismo sexo se besaban y abrazaban. (Compara con Hechos 20:37.)
En algunas culturas, los besos y los abrazos aún se consideran maneras adecuadas de mostrar afecto a otros. Sin embargo, en la actualidad, las manifestaciones de afecto de muchos jóvenes van más allá de lo que se definiría razonablemente como adecuado. Una encuesta efectuada en Estados Unidos reveló que más de las dos terceras partes de los adolescentes entrevistados reconocieron haber participado en caricias de partes íntimas del cuerpo. Muchos empezaron ya a los 14 años. Otra encuesta reveló que el 49% había llegado al orgasmo con ese tipo de caricias.
Algunos justifican tal experimentación sexual diciendo que simplemente forma parte del proceso de desarrollo. Según el libro The Family Handbook of Adolescence (Manual familiar de la adolescencia), “el jugueteo y la experimentación sexuales se han generalizado en casi todos los adolescentes normales”. Algunos incluso lo recomiendan. El libro Growing Into Love (Llegar a amar), de Kathryn Burkhart, afirma: “Como no se llega al coito, se puede disfrutar de las caricias sin ansiedad y son una maravillosa vía de escape para la energía sexual”.
Sin embargo, la pregunta es: ¿qué opina Dios de este tipo de conducta?
¿Adónde lleva un beso?
Durante “la flor de la juventud”, el deseo sexual es muy fuerte. (1 Corintios 7:36.) Por lo tanto, es natural que se tenga curiosidad por saber lo que se siente al besar o tocar a alguien del sexo opuesto. No obstante, el libro The Family Handbook of Adolescence señala: “La madurez sexual precede, a veces por muchos años, a la madurez emocional”. En realidad, muchos jóvenes no se dan verdadera cuenta de que un beso o una caricia pueden despertar intensos sentimientos románticos o impulsos sexuales.
Por lo tanto, debes ser sensato y analizar las consecuencias de actuar de una manera que despierte los impulsos sexuales. Por ejemplo, ¿qué ocurre en el caso de que seas muy joven para casarte? ¿Por qué besar o hacer cualquier otra cosa de una forma que te excite sexualmente? Lo único que conseguirás es frustrarte, pues, como cristiano verdadero, no tienes modo de llevar esas sensaciones hasta su desenlace lógico: las relaciones sexuales. La Biblia deja claro que tales relaciones solo son adecuadas dentro del matrimonio. (1 Corintios 6:18.)
Piensa también en la otra persona, que podría excitarse sexualmente por tu conducta. ¿No sería engañoso, e incluso cruel, besar o acariciar a una persona si no estás en situación de casarte o no la ves seriamente como un posible cónyuge? (Compara con Proverbios 26:18, 19.) La Biblia advierte: “La persona cruel está acarreando extrañamiento a su propio organismo”. (Proverbios 11:17.)
No debería ser ningún secreto para un estudiante de la Biblia que un beso o una caricia románticos pueden despertar fuertes impulsos sexuales. La Biblia dice cómo seduce a un joven una prostituta: “Se ha asido de él y le ha dado un beso”. (Proverbios 7:13.) Tal beso o contacto físico puede desencadenar en el cuerpo una intensa respuesta. Cuanto más se deja llevar la pareja por sus impulsos, más se excita. Francamente, el cuerpo se está preparando para el coito.
Si una pareja está casada, puede satisfacer su pasión de forma placentera y digna. En cambio, cuando una pareja no casada se entrega a jugueteos sexuales que excitan las pasiones, no cabe duda de que habrá problemas. Según una encuesta realizada por la escritora Nancy Van Pelt, muchos jóvenes que habían llegado a las caricias lascivas admitieron con franqueza que sencillamente ‘habían perdido el control’. Es típico el caso de una joven que se vio presionada a ir mucho más allá de lo que jamás había ido. Aunque no llegó a las relaciones sexuales, accedió a las caricias íntimas del joven. Ella reconoce: “Ahora me siento muy mal”. ¿Era realmente malo lo que le permitió hacer al muchacho?
¿Qué es “ir demasiado lejos”?
Algunos jóvenes creen que mientras no lleguen al coito, no han ido demasiado lejos, que lo que hacen no es realmente malo. No obstante, la Biblia dice lo contrario. En Gálatas 5:19-21, el apóstol Pablo escribió: “Las obras de la carne son manifiestas, y son: fornicación, inmundicia, conducta relajada [...]. Los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”.
¿Qué es fornicación? La palabra griega original para fornicación es por·néi·a. Se refiere a actividad sexual que implica el uso de los órganos genitales fuera del vínculo matrimonial. Una muchacha citada en la revista Seventeen permitió que su novio la presionara a realizar coito oral. “Me siento realmente estúpida —explicó—, pues todas mis amigas dicen que lo hacen con su novio y que voy a perderlo si no lo hago.” Los estudios demuestran que una cantidad alarmante de jóvenes ha realizado ese tipo de acto inmoral. Sin embargo, tales actos constituyen por·néi·a y acarrean la desaprobación divina.
El apóstol Pablo también relacionó la fornicación con la “inmundicia”. La palabra griega original, a·ka·thar·sí·a, abarca cualquier tipo de impureza, tanto en el habla como en la conducta. Por supuesto, sería inmundo deslizar las manos bajo la ropa de alguien, quitársela o acariciarle sus partes íntimas, como podrían ser los pechos. La Biblia incluye acariciar los pechos entre los placeres reservados a las parejas casadas. (Proverbios 5:18, 19; compara con Oseas 2:2.)
Sin embargo, algunos jóvenes desobedecen con descaro estas normas divinas. Van demasiado lejos deliberadamente, o buscan con avidez a numerosos compañeros con los que puedan practicar inmundicia sexual. Así se hacen culpables de lo que el apóstol Pablo llamó “conducta relajada”.
Varias autoridades explican que la palabra griega original para “conducta relajada” (a·sél·guei·a) significa ‘actos escandalosos, excesos, insolencia, concupiscencia desenfrenada y desvergüenza’. Los jóvenes que practican conducta relajada son como los paganos de los que habló Pablo, quienes, debido a la “insensibilidad de sus corazones”, llegaron a estar “más allá de todo sentido moral, [y] se entregaron a la conducta relajada para obrar toda clase de inmundicia con avidez”. (Efesios 4:17-19.) Seguro que no querrás que se te considere esta clase de persona.
Te habrás dado cuenta, pues, de que no hay que llegar al coito para haber ido “demasiado lejos” desde el punto de vista de Jehová. Si eres muy joven para casarte, deberías rehuir las caricias y los besos románticos. Y las parejas de novios han de tener cuidado para que sus demostraciones de afecto no lleguen a ser inmundas. Hay que admitir que no es fácil atenerse a las normas bíblicas. Pero Dios dice en Isaías 48:17: “Yo, Jehová, soy tu Dios, Aquel que te enseña para que te beneficies a ti mismo, Aquel que te hace pisar en el camino en que debes andar”. (Lee también Gálatas 5:16.)
[Fotografía en la página 21]
Si no estás casado, la conducta que excita las pasiones puede ser frustrante o llevarte a algo peor