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  • ¿Estará unido alguna vez el mundo?

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  • ¿Estará unido alguna vez el mundo?
  • ¡Despertad! 1993
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¡Despertad! 1993
g93 22/12 págs. 3-6

¿Estará unido alguna vez el mundo?

‘Odiarás a tu prójimo pareció ser con demasiada frecuencia el lema de 1992.’

A ESTA conclusión llegó la revista Newsweek. Y añadió: “Siempre hemos sido proclives a estas divisiones —vecino contra vecino, raza contra raza, nacionalidad contra nacionalidad—, y los sucesos de este año ponen en duda que algún día consigamos cerrar tales brechas”.

Los asedios, las masacres y las violaciones en la antigua Yugoslavia han acaparado últimamente los titulares de la prensa mundial. Tan solo en Bosnia-Herzegovina han perdido la vida o han desaparecido 150.000 personas y alrededor de 1.500.000 han sido desarraigadas de sus hogares. ¿Dice usted que tragedias como estas jamás sucederían en su comunidad?

José María Mendiluce, funcionario de la ONU, advirtió: “Se puede transformar a la gente sin mucha dificultad en máquinas de odio y muerte. [...] En Occidente se cree que la razón por la que la guerra está haciendo estragos a tres horas de Venecia es solo porque la gente de los Balcanes es esencialmente distinta de otros europeos. Tal suposición es un error muy peligroso”.

Tan pronto como se disolvió la Unión Soviética en 1991, empezó la violencia étnica. En la anterior república soviética de Georgia perecieron unas mil quinientas personas y alrededor de ochenta mil fueron desplazadas. Los enfrentamientos en Moldova produjeron centenares de muertes y miles de personas debieron abandonar sus hogares. Asimismo, se han perdido vidas tanto en los conflictos entre Armenia y Azerbaiyán como en otras de las anteriores repúblicas soviéticas.

En Rusia, la más grande de las ex repúblicas soviéticas, también hay numerosos grupos étnicos que intentan fundar sus propios estados independientes. De ahí que el periódico The European publicase lo siguiente el verano pasado: “La Federación Rusa está en peligro de desintegración. [...] En las últimas semanas, tres regiones han votado para declararse repúblicas [...]. Tres más indicaron la semana pasada que seguirían su ejemplo”.

Si se constituyen países independientes, usted tendrá que enfrentarse con una serie de nombres desconocidos, como Kaliningrado, Tatarstán, Stavropol, Chechenia, Vologda, Sverdlovsk, Bashkortostán, Yakutia y Primorje. ¿No se asemeja esto a lo que ha sucedido en la antigua Yugoslavia, donde se han formado Serbia, Croacia y Eslovenia, y donde puede que aún se creen más países?

Warren Christopher, secretario de Estado de E.U.A., dijo que estaban “emergiendo conflictos étnicos, religiosos y regionales que habían permanecido reprimidos por mucho tiempo”, y preguntó: “Si no encontramos alguna manera de que las diferentes comunidades étnicas puedan vivir juntas en un país, ¿cuántos países tendremos?”. En su opinión, habría miles.

Divisiones por todas partes

¿Cuántos conflictos étnicos, religiosos y regionales cree usted que había a principios de este año? ¿Cuatro, siete, nueve, trece o, quizás, hasta quince? En febrero, The New York Times publicó una lista completa de 48. Puede que la televisión no le ofrezca las imágenes de cadáveres ensangrentados y niños aterrorizados de los 48 conflictos, pero ¿hace eso que la tragedia sea menos real para las víctimas?

Apenas queda un rincón en todo el globo terráqueo donde no exista la posibilidad de una guerra. Liberia, país de África occidental, se ha visto devastado por la violencia étnica. Un líder guerrillero consiguió apoyo de las tribus gio y mano para derrocar al presidente, que pertenecía al grupo krahn. La guerra civil resultante segó la vida de más de veinte mil personas y centenares de miles fueron desplazadas.

En África del Sur, blancos y negros se disputan el control político. Pero los combates no son solo entre negros y blancos, pues tan solo el año pasado tres mil personas murieron a consecuencia de las rencillas entre grupos negros rivales.

En Somalia, unas trescientas mil personas perdieron la vida y un millón quedaron sin hogar cuando la lucha de clanes desencadenó una guerra civil. En Burundi y Ruanda, los choques entre hutus y tutsis han provocado miles de muertes en años recientes.

En cuanto a los combates entre judíos y árabes en Israel, hindúes y musulmanes en la India y protestantes y católicos en Irlanda, parece que no hay tregua. El año pasado, la violencia racial que estalló en Los Ángeles (California, E.U.A.) cobró más de cuarenta vidas. Dondequiera que haya personas de diferentes razas, nacionalidades o religiones viviendo cerca unas de otras, suelen producirse enfrentamientos atroces.

¿Pueden los humanos resolver el problema de los conflictos étnicos?

Esfuerzos conjuntos del hombre

Tome el ejemplo de lo que sucedió con los esfuerzos por mantener la cohesión de la antigua Yugoslavia y la ex Unión Soviética. En un intento por mantener unidos en una sola nación a los diversos grupos étnicos que vivían en el sudeste de Europa, se constituyó el país de Yugoslavia en 1929. La Unión Soviética se creó de forma parecida al juntar a diversos pueblos de distintos orígenes nacionales, religiosos y raciales. Por muchas décadas ambos países ostentaron poderosos gobiernos centrales que mantuvieron unidos a sus respectivos ciudadanos, y en ambos casos parecía que las personas habían aprendido a vivir juntas.

“El mapa étnico de Bosnia previo a la guerra, y de hecho el de toda Yugoslavia, era como la piel de un jaguar —explicó un líder serbio—. Los pueblos estaban mezclados de manera inseparable.” Lo cierto es que alrededor del 15% de los matrimonios yugoslavos estaban formados por individuos de diferentes etnias. En la Unión Soviética se había creado una situación similar de aparente cohesión con la mezcla de diferentes comunidades étnicas.

Por eso hubo gran conmoción cuando, después de muchas décadas de aparente paz, estalló la violencia étnica. Como escribió cierto periodista, la gente ahora “describe lo que era Yugoslavia en términos de raza, religión y nacionalidad”. ¿Por qué se fragmentaron estos países cuando cayeron sus poderosos gobiernos?

Causas

El hombre no odia por naturaleza a los demás grupos étnicos. Como decía cierta canción popular, a la persona se le tiene que ‘inculcar, antes de los seis, siete u ocho años de edad, el odio a toda la gente que sus parientes quieran odiar’. Esta canción hacía alusión a una joven pareja con obvias diferencias raciales. La gente de la anterior Yugoslavia, en cambio, tiene “muy pocas diferencias físicas” entre sí, según Zarka Kovac, profesional en el campo de la salud mental, y, sin embargo, actúan con una violencia totalmente incomprensible. “Mutilan a la persona que acaban de matar a fin de no reconocer en ella a su hermano”, dijo Kovac.

Está claro que semejante odio racial y étnico no es intrínseco a la naturaleza humana. Los propagandistas y los parientes que relatan atrocidades pasadas son los que inculcan el odio en la gente. ¿Quién puede estar detrás de todo ese odio? Un comerciante de Sarajevo que trataba de comprender los horrores de la guerra llegó a esta conclusión: “Después de un año de guerra en Bosnia, creo que Satanás es quien mueve los hilos. Esto es una verdadera locura”.

Aunque muchos no creen en la existencia de Satanás el Diablo, la Biblia indica que existe una persona invisible y sobrehumana que influye de modo extremadamente negativo en la conducta de la humanidad. (Mateo 4:1-11; Juan 12:31.) Si piensa en todo el prejuicio, el odio y la violencia irracionales que existen, quizás concuerde en que la Biblia no exagera cuando dice: “El que es llamado Diablo y Satanás [...] está extraviando a toda la tierra habitada”. (Revelación 12:9; 1 Juan 5:19.)

Un rayo de esperanza

Cuando examinamos los disturbios que han tenido lugar recientemente en el mundo, el sueño de una humanidad unida parece más irrealizable que nunca. Las rivalidades nacionalistas y étnicas amenazan la existencia del hombre como nunca antes. Sin embargo, en medio de esta oscuridad mundial, resplandece un brillante rayo de esperanza. Durante el verano de 1993, representantes de comunidades étnicas que están en guerra demostraron tener un vínculo en común que les ha permitido resolver tales conflictos y trabajar juntos en amor y unidad.

Irónicamente, este vínculo es el mismo factor que tantas veces ha dividido a la humanidad: la religión. La revista Time comentó: “Si se raspa un poco la superficie de cualquier tribualismo o nacionalismo agresivo, se suele encontrar debajo un núcleo religioso [...]. Los odios religiosos tienden a ser despiadados y terminantes”. La revista India Today comentó algo parecido: “La religión ha sido el estandarte bajo el que se han perpetrado los crímenes más horrorosos. [...] Genera una enorme violencia y es una fuerza muy destructiva”.

En efecto, la religión es casi siempre parte del problema, en vez de la solución. No obstante, el grupo religioso antes mencionado —que cuenta con un número considerable de fieles— ha demostrado que la religión puede unir, en lugar de dividir. ¿Quiénes lo componen? ¿Por qué han tenido tanto éxito donde otros han fracasado? Para responder a estas preguntas le invitamos a leer los siguientes artículos. Su lectura podrá darle una nueva perspectiva del futuro de la humanidad.

[Reconocimiento en la página 3]

Tumba en Bosnia. Haley/Sipa Press

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