Feria religiosa
De nuestro corresponsal en Italia
EN FEBRERO de 1995 empezaron a circular noticias referentes a lo que se pensaba que era un milagro moderno: En Civitavecchia, supuestamente se había visto a una estatua de la Virgen llorando sangre. Desde entonces ha habido un peregrinaje de católicos de todo el mundo hasta esta localidad para ver la imagen con sus propios ojos.
No obstante, según el periódico La Repubblica, a muchos católicos les irrita el “ambiente de feria” que reina en el lugar, ahora convertido en atracción turística. Aun a varios teólogos les preocupa el que acuda la gente en masa a venerar a la estatua. Por ejemplo, Luigi Pizzolato, profesor de la Universidad Católica de Milán, critica a la Iglesia por contentarse con una fe “despertada emotivamente”, e indica que el fruto que produce este supuesto milagro está “echado a perder por la superstición”. Otro teólogo, Carlo Molari, nos recuerda que “en el Nuevo Testamento, un tal Simón el Mago utiliza poderes extraordinarios para sus propios fines. Para hacer dinero, diríamos hoy” (Hechos 8:9-24).
Jesús advirtió a sus discípulos que tuvieran cuidado con los que realizaran “grandes señales y prodigios” (Mateo 24:3, 24). Aunque tales señales parezcan auténticas, la fe del cristiano no puede basarse en supuestos milagros (Hebreos 11:1, 6). La fe sólida se obtiene, más bien, adquiriendo conocimiento exacto de la Palabra de Dios y aplicando su consejo (Juan 17:3; Romanos 10:10, 17; 2 Timoteo 3:16). ¿Le gustaría tener esa clase de fe? ¿Por qué no acepta la ayuda de los testigos de Jehová la próxima vez que lo visiten?
[Reconocimiento de la página 31]
AGF/La Verde