29 ELÍAS
“Mi Dios es Jehová”
ELÍAS aparece en la Biblia de la nada, sin ninguna carta de presentación. Los primeros seis reyes de Israel habían sido muy malos, y las cosas iban de mal en peor. El séptimo rey fue Acab, y para Jehová él era el peor de todos. Acab se había casado con Jezabel, una princesa extranjera que hacía cosas terribles. Y, aunque Acab adoraba ídolos, su esposa era mucho peor. Ella promovía un tipo de adoración a Baal muy cruel, que probablemente incluía el sacrificio de niños. Sin embargo, un día Elías se presentó ante Acab. ¿Por qué? Porque Jehová lo había enviado para reprenderlo y anunciarle su castigo.
Imagínese a Elías yendo de camino al palacio. Él tuvo que hacer un largo viaje desde Galaad —una tierra montañosa y accidentada— hasta la ciudad fortificada de Samaria, donde Acab había construido un palacio gigantesco. De hecho, a ese palacio se le llegó a describir como una “casa de marfil”, probablemente por lo lujoso que era (1 Rey. 22:39). Elías iba con su prenda de vestir de pelo y su cinturón ancho de cuero. Pues ahora imagíneselo con esa ropa rudimentaria entrando en ese palacio tan lujoso y presentándose ante el rey para decirle que su dios, Baal, no servía para nada. ¿Cómo habrá reaccionado Acab? ¿Y si Jezabel estuvo allí en ese momento? Seguro que debió ponerse furiosa. En cualquier caso, el profeta dio a entender con valor que aquel dios que supuestamente traía las lluvias les fallaría. Y es que Jehová iba a hacer que llegara una sequía. Esta sequía duraría varios años; solo volvería a llover cuando Elías, el siervo de Jehová, lo anunciara.
¿De dónde sacó Elías el valor para hablar así? En parte, la respuesta está en las primeras palabras de Elías a Acab. Le dijo: “Tan cierto como que vive Jehová, el Dios de Israel, a quien yo sirvo”. La expresión hebrea que se traduce “a quien yo sirvo” literalmente significa “ante quien estoy de pie”. Elías estaba de pie delante de un hombre con poder, un rey. Pero él sabía que en realidad estaba de pie ante alguien muchísimo más importante: Jehová, el Dios a quien servía. Por muy temibles y poderosos que parecieran Acab y Jezabel, en comparación con Jehová, ¡no eran nada! ¡Así es como ven las cosas los valientes!
Elías se enfrentó a un rey y una reina malvados, a una nación rebelde y a sus propios miedos
Elías siguió sirviendo a Jehová con valentía. Por ejemplo, cuando hubo un periodo de hambre y sequía, él obedeció con valor a Jehová al refugiarse en un valle inhóspito. Tuvo que confiar en que un arroyo le daría agua y unos cuervos comida. También demostró valor cuando Jehová lo envió a ayudar a una viuda pobre que tenía mucha fe. Y es que la viuda vivía en Sidón, donde gobernaba el padre de Jezabel y la gente era muy mala. ¡Y cuánta valentía demostró Elías en el monte Carmelo! Allí representó a su Dios al enfrentarse a 450 profetas de Baal para demostrar que Jehová es el único Dios verdadero. Vez tras vez, Elías le hizo honor a su nombre, que significa “mi Dios es Jehová”.
Sin embargo, eso no significa que Elías nunca tuviera miedo. Él “era un hombre que tenía los mismos sentimientos que nosotros” (Sant. 5:17). Después de los milagros que hizo Jehová en el monte Carmelo, Acab se negó a cambiar, y entonces Jezabel ordenó que mataran a Elías. Al enterarse de esto, a Elías le faltó valor y salió huyendo por su vida. Llegó un momento en el que Elías ya no podía más, hasta le dijo a Jehová que se quería morir. Sentía que no servía para nada, y dijo que no era mejor que sus antepasados. ¿Y qué hizo Jehová? Lo escuchó con paciencia. Luego, Elías le contó dos veces a su Dios que se sentía solo y que tenía miedo. Estaba convencido de que todo lo que había hecho había sido en vano. Pero Jehová lo tranquilizó y le confirmó que no estaba solo, que lo valoraba y que seguía siendo útil para él. Además, le buscó un compañero para que lo ayudara, alguien a quien Elías podría capacitar y preparar para seguir con la labor de profeta.
Poco después, Elías fue a buscar a su compañero: Eliseo. Juntos siguieron sirviendo a Jehová y transmitiendo sus mensajes en aquellos días tan oscuros. Eliseo, que era más joven que su compañero, lo ayudó y aprendió mucho de él. Con la ayuda de Jehová, Elías recuperó el valor y no lo perdió en toda su vida.
Lea el relato bíblico
¿Qué diría?
¿De qué maneras demostró valor Elías?
Investigue un poco más
1. ¿Por qué fue muy apropiado que Dios usara cuervos para alimentar a Elías? (it “Cuervo” párr. 5). A
Lior Kislev
Imagen A
2. ¿Qué milagros hizo Elías? (it “Elías” núm. 1 párr. 11).
3. En el enfrentamiento que hubo en el monte Carmelo, Elías ordenó que llenaran una gran zanja con agua. ¿De dónde pudo haber salido toda aquella agua en medio de la sequía? (ba 17 párr. 3). B
Todd Bolen/BiblePlaces.com
Imagen B: Vista del monte Carmelo y del mar Mediterráneo.
4. ¿Qué representaba la prenda oficial de Elías, y por qué se la puso a Eliseo sobre los hombros? (w14 1/2 12 párr. 3).
Piense en las lecciones
Pensando en la manera en la que Jehová trató a Elías, ¿qué podemos hacer para que a los hermanos les sea más fácil abrirse con nosotros cuando estén desanimados? (1 Rey. 19:1-18). C
Imagen C
Elías compartió sus responsabilidades con Eliseo de buena gana. ¿Cómo podemos imitar su actitud al capacitar a otros y delegar tareas?
¿De qué otras maneras puede usted copiar el ejemplo de valor de Elías?
Vea el cuadro completo
¿Qué me enseña este relato sobre Jehová?
¿Cómo se relaciona este relato con el propósito de Jehová y el tema principal de la Biblia?
¿Qué me gustaría preguntarle a Elías cuando resucite?
Para saber más
Vea una representación de cómo Jehová fortaleció a Elías para cumplir su comisión.
Los profetas, un ejemplo de paciencia: Elías (parte 1) (1:19)
¿Qué pueden aprender los jóvenes del valor que demostró Elías en el monte Carmelo?
“Defendió la religión verdadera” (“Actividades para estudiar la Biblia”, sección de jw.org)