Buenas nuevas de Grecia
DE LA Grecia maltrecha por la guerra y dominada por el clero llegan buenos y malos informes acerca de los testigos de Jehová. Las malas nuevas hablan del sufrimiento terrible que continúa siendo descargado sobre estos cristianos humildes. Las buenas nuevas, por otra parte, relatan cómo el Dios Todopoderoso está no sólo apoyando y sosteniendo a sus testigos en su aflicción, sino también cómo les está dando maravillosas oportunidades para decirles a otros acerca de la bondad amorosa y misericordia compasiva de Jehová hacia los mansos de la tierra, y de su ira fiera y terrible que dentro de poco será desatada sobre todos los opresores inicuos de la humanidad. Este informe de nuevas conmovedoras alegrará y consolará el corazón de todas las personas de todas las naciones que aman y luchan por la libertad y la verdad.
El 12 de abril de 1949, en Atenas, nueve de los testigos de Jehová fueron arrestados cruelmente mientras celebraban una fiesta solemnísima, la cena del Memorial instituída por Cristo la noche en que fué traicionado. Estos hermanos de Cristo fueron sentenciados a muchos meses de cárcel. El año pasado, a pesar del hecho que no había ley marcial ni medidas de emergencia en vigor como excusa para semejante acción inicua, los enemigos de Dios de nuevo la tomaron con los testigos de Jehová. Esta vez el incidente pasó en Seres en Macedonia, donde 35 del pueblo del Señor y 4 personas interesadas de buena voluntad estaban reunidos para el Memorial en obediencia al mandato de Cristo. Todos fueron arrestados, procesados por un tribunal predispuesto, y sentenciados a condenas de 3 a 7 meses de cárcel, y multas de 100,000 a 300,000 dracmas, y un año de libertad bajo palabra.
Le interesará saber en qué basaron su decisión los jueces en ese país tiránico. La traducción en parte de esa sentencia infame, No. 223, dice:
“ . . . es decir, éstos, que pertenecen a la herejía de los testigos de Jehová, pusieron en funcionamiento un hogar de reunión para oración, siendo usado con tal propósito un cuarto en la casa de Juan Duzulikopulos, situada en la calle Megalou Alexandrou 33, que se arregló propiamente para la ocasión, colocando sillas, bancas, una mesa arreglada adecuadamente, donde habían colocado pan sin levadura y otras vasijas de su misa y varios libros de la herejía de los testigos de Jehová, como La Atalaya y cosas parecidas, proscritos por las autoridades, y con la intención de celebrar el Memorial de Cristo (la Pascua) . . . ”
Sin embargo, hay otro lado más claro en esta nube negra de persecución inquisitorial. El proceso duró un día entero y fué concurrido por cerca de 500 personas que oyeron un testimonio tremendo acerca de la obra y fe del pueblo de Jehová. Hasta el tribunal tuvo que deliberar por 2 horas y media con el fin de llegar a una decisión. Comentarios sobre el juicio se publicaron en los periódicos en Seres, Salónica y Atenas. Así que al fin, todo se manifestó para la gloria del nombre de Jehová. En cuanto a la sentencia dada, se apeló a un tribunal más alto en Salónica.
PREDICACIÓN DEL EVANGELIO EN CÁRCELES GRIEGAS
El siervo auxiliar en el grupo de testigos de Jehová de Atenas completó hace poco una condena de 120 días en la cárcel, no porque hubiera cometido delito, sino porque sirve a Dios. En una carta relata las maravillosas experiencias que tuvo durante su cautividad, y de esta carta se toma el resto de este artículo.
“Al principio fuí puesto en una prisión provisional junto con 27 ó 30 prisioneros más, todos los cuales fuimos puestos en una celda destinada para sólo 5 ó 6 personas. Pero era un cuarto relativamente tolerable en cuanto a limpieza y tipo de presos. Casi todos los demás eran comerciantes, oficiales militares, abogados, médicos, profesores, gendarmes y otros profesionistas.
“Se me tuvo 14 días ahí y durante ese tiempo pasaron por la celda 84 diferentes presos. Por la gracia del Señor fué posible efectuar reuniones públicas de dos horas cada noche, tiempo en que se dieron discursos acerca del reino de Jehová mediante Cristo y acerca de las bendiciones de Dios del futuro. Todos oyeron el testimonio que se dió. Hasta el jefe del departamento, su ayudante, y todos los carceleros y gendarmes también oyeron. Después de eso, dos de ellos manifestaron interés excepcional en la verdad y hoy empecé un estudio bíblico de casa con uno de ellos.
“Después, me llevaron a otra prisión en Atenas, y porque no quise negar a Jehová el Dios a quien adoro, como me lo pidió el guardián principal, fuí encerrado con cerca de 73 peligrosos malhechores y fumadores de hachich. [Hachich es un narcótico con el poder entorpecedor del opio.] Estas personas, a pesar de su condición degenerada, estaban bien enteradas de la verdad bíblica, habiendo aprendido considerablemente de otros testigos de Jehová que en tiempos pasados habían estado presos ahí.
“A propósito, creo que es mi deber decirles que en lo que he podido averiguar hasta ahora, la conducta de los testigos de Jehová que han cumplido condenas en ésta y otras prisiones, en las prisiones de las islas Makronesus y Yura, ha contribuído para un gran anuncio del nombre del Señor. Parece que esto se debe a la conducta cristiana de los hermanos, y su prudencia y tacto teocrático durante sus diferentes discusiones. De manera que el terreno estaba preparado adecuadamente al tiempo que llegué, y por eso mis ‘discursos públicos’ fueron apreciados grandemente.
“Sin embargo, varios entre este grupo oyeron por primera vez de la Biblia, acerca de un Dios amoroso y su Reino, acerca de la venidera batalla del Armagedón, y la necesidad imperativa para que se pongan ahora a la diestra de Cristo el Rey. Estos presuntos ‘malhechores y adictos a los narcóticos’ escucharon con entusiasmo, y pidieron que no pasara día o noche sin dárseles un discurso bíblico y una discusión de la Palabra de Dios. A medida que pasó el tiempo, algunos de ellos, llenos de gozo, ¡se les oyó gritando a los carceleros que de allí en adelante eran testigos de Jehová! En verdad, tratarían de dejar de fumar, y dos de ellos en verdad lo consiguieron. Empezaron a estudiar la Biblia, y antes de salir yo, tomaron nota de mi dirección para que cuando salgan de la prisión puedan empezar un estudio bíblico en su propio hogar.
“Mi presencia entre estas personas desafortunadas les dió una oportunidad adicional para oír las buenas nuevas del Reino, y no sólo oír sino fortalecer su esperanza para la vida bajo el dominio del reino de Jehová mediante Cristo.
“Al fin de esos 17 días, fuí llamado ante el director de la prisión, quien muy civil y cortésmente me recomendó que no hablara más y que no hiciera más ‘propaganda’, como se le informó por sus agentes secretos que se hallan generalmente en todos los cuartos de la prisión. Como parte del trato, y como persuasión para que accediera yo a su solicitud, prometió el director cambiarme a otro lado de la prisión, proporcionándome así más libertad y holgura.
“Al contestar a esta oferta, el director me permitió explicar que la mera discusión de mi fe no es ‘propaganda’, y puesto que el hablar, el mero uso de la lengua, no es prohibido, es mi mayor placer hablar acerca de las bendiciones venideras del Creador y su Reino, en vez de chismear y discutir otros temas y cosas. Agregué que los testigos de Jehová no se mezclan en asuntos de política y negocios; que están interesados exclusivamente en conocer a su Creador. De manera que me aproveché de esta oportunidad para explicarle brevemente nuestra fe y la voluntad de Dios como se declara en la Biblia.
“‘¿Pero por qué llama usted a Dios Jehová?’ preguntó él. En respuesta le dije: ‘La contestación puede dársela a usted el inspector religioso de las prisiones, que está aquí presente.’ Con eso me dirigí a este caballero, que contestó sin titubear: ‘El nombre de Dios es Jehová, nos guste o no.’ En verdad, ¡mi gozo fué muy grande, porque el director oyó de la boca de un clérigo ortodoxo que Jehová es el nombre de Dios!
UN “PABLO” MODERNO ENTRE PAGANOS
“Después de saber que Jehová es Dios, el director de la prisión, que al principio fué tan severo, ordenó que me llevaran a un lado mejor, a un cuarto llamado Colonaki (queriendo decir la ‘sección aristocrática’), quizás porque pensó que los que estaban allí no escucharían el mensaje, debido a su posición social en la vida y porque muchos de ellos eran científicos y ateos educados. Sin embargo, los desarrollos fueron totalmente diferentes.
“En la celda contigua a la mía se dió un testimonio extenso a los 12 presos en forma de discursos y discusiones. Reconocieron que los testigos de Jehová son consistentes en su práctica de lo que creen de acuerdo con la Biblia. Saben que las religiones ortodoxas han venido a ser los instrumentos de la política, que son instituciones humanas fundadas en tradiciones, y que sus enseñanzas se oponen a la Biblia.
“Esta celda en la que estaba era bastante diferente de las otras en las que había estado hasta entonces, porque no sólo había más holgura y comodidad, sino que también se me permitía comunicación libre con la multitud de presos en toda la crujía de las 8:30 a.m. a las 6:00 p.m. Así que el Señor me permitió familiarizarme con esta multitud de cerca de 600 personas, algunas de las cuales manifestaron ser ‘ovejas’.
“Una de estas personas mansas era un religioso tan fanático antes de saber la verdad que había comprado todas las publicaciones escritas por un profesor en la Universidad de Atenas contra los testigos. Estas las había donado a la biblioteca de la prisión con la esperanza de que los demás prisioneros no fueran engañados por los que él llamó los ‘testigos de Jehová herejes’. Pero debido a que este hombre era de corazón honrado, como el fariseo Saulo que más tarde vino a ser el apóstol Pablo, así ahora esta persona es un celoso testigo para Jehová.
“Debo contar todavía otra interesante experiencia. Un profesor bien conocido en la Universidad de Atenas publicó una crítica contra los testigos de Jehová en el periódico Estia de Atenas, que contenía esta declaración: ‘Ellos [los testigos de Jehová] tuercen la Biblia y explican el Apocalipsis, que es un libro sellado y cerrado para todos y para siempre.’ Esta publicación produjo bastante alboroto en nuestra celda, y un compañero preso, que es abogado, después de leer la declaración del profesor, me preguntó si tenía yo alguna opinión diferente. Le dije: ‘Primero oiré su propia opinión, pero antes de que hable, lea Apocalipsis 22:10.’ Así que de un ejemplar del Nuevo Testamento publicado por la Hermandad Ortodoxa leyó el texto: ‘No selles los dichos de la profecía de este libro.’ Al punto exclamó: ‘Se ve claramente que el profesor no tiene razón, y estoy atónito por su descaro para insultar públicamente a los testigos de Jehová y torcer la verdad tan ampulosamente.’
“Los otros oyentes en la celda también se apresuraron a leer la publicación del periódico y el versículo aludido del Apocalipsis, y ellos también se sorprendieron por la declaración falsa del profesor. Dándoles más información dije: ‘Si ahora leen Apocalipsis 1:1 donde está escrito, “Revelación de Jesucristo, que Dios le dió, para manifestar a sus siervos,” inmediatamente entenderán que este libro está sellado y cerrado para el profesor porque él no es siervo de Cristo, pero el libro no está cerrado a los siervos de Dios y Cristo, los testigos de Jehová. El mero nombre del libro, Revelación (Apocalipsis), muestra que no estaría cerrado para siempre.’
“Ahora cuántos de esos presos, que mostraron interés en este mensaje de verdad, continuarán y progresarán en su conocimiento de la Biblia, sólo el Señor lo sabe. Jehová Dios conoce a los Suyos, y no permitirá que ninguna de Sus ovejas se pierda. Agradezco al Señor de todo corazón las experiencias benditas que me concedió durante mi encierro. Fuera de tiempo para mí, pero a tiempo para esos presos, traté de aprovecharme de toda oportunidad para predicar la Palabra. Se muestra claramente por estas experiencias que todas estas penalidades, persecuciones y encarcelamientos apilados sobre los testigos de Jehová aquí en Grecia sólo son para probar la gloria y majestad y grandeza de nuestro Dios, ¡el único cuyo nombre es Jehová!”
Bienaventurados sois vosotros cuando os vituperaren y os persiguieren y dijeren de vosotros toda suerte de mal, por mi causa, mintiendo. ¡Regocijaos y llenaos de júbilo; porque grande es vuestro galardón en los cielos!—Mat. 5:11, 12.