Resultados de una revisita muy retardada
La siguiente carta fué publicada en Consolation (ahora Awake!) del 24 de abril de 1946:
“He decidido tomar mi puesto del lado correcto, a favor de Jesucristo y la extensión de Su reino. Siempre fui miembro de la Iglesia Unida, y siempre pensé, como los demás de ellos, que ésa era la senda que Jesús quería que tomáramos, pero desde el primero de agosto he estado leyendo sus libros, y en estos cuatro meses he decidido aceptar este camino.
“¡Mi gente! Ni siquiera sé el nombre del señor que vino a mi puerta. En ese tiempo no me agradaba nada. Estaba cansada, agotada y triste. Soy la madre de cinco hijos y vivo en un lugar retirado y aislado donde hay tanto trabajo que hacer que apenas puedo decidir qué hacer primero.
“Pues bien, cuando el señor vino, obtuve lo equivalente a 50 centavos de esos folletos, tales como Paz—¿Será Duradera? y muchos otros. He estado leyendo éstos todos los domingos, y buscando los textos bíblicos a que llaman la atención, y he encontrado que son verídicos.
“Y ahora quiero más material de lectura y deseo que me digan qué pasos debo dar para ponerme de parte suya. Mientras tanto estoy adjuntando $1.00 para The Watchtower [La Atalaya], y quiero que le comuniquen a ese señor que he leído los libros y ahora estoy lista para vivir para Dios.
“Me recordará como la persona de quien obtuvo la botella de leche. Si yo hubiera sabido que él era discípulo de Jesucristo yo no hubiera recibido ningún dinero por la leche.
“¡Mi gente! Deseo sus oraciones. Estoy completamente sola, salvo que tengo a Cristo de parte mía y con eso sé que nada puede dañarme. Esperaré recibir contestación de ustedes así como recibir The Watchtower, ya que estoy definitivamente interesada. Que Dios los bendiga en su obra, y que reciban muchas almas en pago de su servicio. (De una isla en Bahía Placentia, Terranova)”
Años han pasado desde entonces, y aunque nuestra oficina le escribió a esa señora varias veces nunca recibimos respuesta; estaba en un lugar tan aislado y distante que no volvimos a verla en los años intermedios. Pero yo tenía la revisita a cargo de mi conciencia desde entonces, así que el otro día fuimos en nuestro cochecito a través de las montañas hasta la costa y le pedí prestado un bote a un pescador para remar a través de las aguas dificultosas a la isla retirada—porque ésta era mi visita, y hasta recordé la casa donde la señora me había vendido la leche.
Ella nunca había recibido nuestras cartas ni The Watchtower en 1946, pero a través de los años había orado que el testigo de Jehová regresara algún día. Ahora tenía usted que haberla visto arrodillándose en la luz tenue de la lámpara cerca de mi maletín de literatura en su humilde hogar y sacando los nuevos libros uno por uno. A medida que sacaba cada libro o folleto del maletín prorrumpía con una exclamación de gozo. “Una Biblia con su concordancia—¡exactamente lo que quería!” “¡Al fin The Watchtower!” Fué gozoso el sentarme y dejarla recibir el beneficio completo de cada nuevo descubrimiento.
Ahora nuestra hermana ya no está sola. Aunque a través de esos cinco años predicó y permaneció firme por la verdad, ahora recibe una visita amigable cuatro veces al mes mediante las revistas que ustedes le envían de Brooklyn y ella ha escrito a la sucursal diciendo que nuevamente está muy feliz de tener su fortaleza renovada. Estos, pues, son los resultados extensos del buen trabajo que hacen ahí en Brooklyn, y un ejemplo de lo que está sucediendo en todo el mundo, porque “Jehová conoce a los que le pertenecen”.