La actividad ministerial de los testigos de Jehová
“SOBRE la tierra angustia de naciones” es una de las cosas que Cristo predijo como parte de la señal que indicaría su segunda presencia y el principio del reino de Dios. Puesto que las personas de buena voluntad han orado por la venida de ese Reino y lo han anhelado, gustosamente reconocen las condiciones actuales del mundo como el cumplimiento de dicha señal. Sin embargo es cosa generalmente conocida que las naciones de la tierra rehusan aceptar esa señal y no quieren el reino de Dios. Ellas abogan por las Naciones Unidas. Creen que esto podrá traerle paz y prosperidad a la familia humana sin la ayuda de Dios; pero eso es imposible. Los testigos de Jehová no creen que la paz se podrá lograr de esa manera. Saben con toda certeza que la única esperanza para el género humano descansa en el reino acerca del cual Cristo habló y predicó por tres años y medio cuando estuvo en la tierra. El viejo sistema de cosas no podrá transmutarse en un nuevo sistema de cosas. Habrá una gran guerra; y ésta tendrá lugar en el gran día de Dios el Todopoderoso, a saber, la batalla del Armagedón. Toda la gente en la tierra está adoptando el modo de vida de este viejo sistema de cosas salvo los testigos de Jehová, quienes reconocen que este sistema tendrá su fin. Entonces el nuevo sistema de cosas que está funcionando bajo Cristo Jesús asumirá pleno dominio. Este nuevo sistema de cosas traerá paz, prosperidad, gozo, felicidad y amor al prójimo y, sobre todo, amor por parte de toda criatura a Jehová Dios. Ese es el sistema de cosas en cuyo interés los testigos de Jehová están trabajando.
Para llevar a cabo la predicación de este mensaje de salvación, los testigos de Jehová usan la Sociedad Watch Tówer Bible and Tract, con su oficina matriz en Brooklyn, Nueva York. Cuando una organización llega a ser grande hay que subdividir el trabajo; y por eso es que la Sociedad tiene 64 sucursales distribuídas por todo el mundo. Estas tienen la responsabilidad de atender los intereses del Reino en los países, estados, islas y otros territorios asignados a ellas. Tiene que haber unidad de acción en una gran organización, y ciertamente esto es verdad de la organización de Jehová. Por eso las sucursales por todo el mundo siguen la misma campaña como modelo. Los testigos de Jehová publican el mensaje del Reino en 100 diferentes idiomas y en todo caso posible ellos presentan en todas partes del mundo la misma literatura a la gente. El plan de acción es muy específico: ir de casa en casa, predicar a la gente dondequiera que tengan la oportunidad y animarla a estudiar su Biblia en su propio hogar y a asistir a las reuniones que los testigos de Jehová celebran para ayudarla a lograr madurez en su adoración a Jehová. Los siervos que tienen a su cargo las congregaciones cuidan, también, de que se mantenga limpia la organización. Así que la gran obra que los testigos de Jehová se esfuerzan por hacer es la de ayudar a los que tienen oídos para oír a entender la Palabra de Dios v vivir de acuerdo con ella.
Terminado el año de servicio, que cierra con el último día de agosto, los siervos encargados de las Sucursales envían a la oficina matriz un informe que abarca la actividad ministerial que se llevó a cabo en su territorio durante ese año. Este año los informes que se recibieron dieron detalles de la obra predicadora que se realizó en 127 países. Partes de estos informes se incluyen en el Anuario de los testigos de Jehová que la Sociedad imprime. Puesto que el Anuario para 1953 se ha publicado sólo en inglés, se han traducido las porciones de su contenido que tratan de la obra de testimonio que se hizo en los países de habla hispana y esto será presentado en una serie en las columnas de esta revista, empezando con este número. Usted observará en estos informes la felicidad de los testigos de Jehová al poder dar de su tiempo y energía para ayudar a otros a conseguir un conocimiento de la Palabra de Dios sin jamás pensar en obtener ganancia. Ellos han experimentado por sí mismos “que hay más felicidad en dar”. Habiendo recibido el mensaje de vida de su Padre celestial como dádiva, ellos quieren dar gratuitamente a otros el conocimiento de que ellos gozan para que éstos también tengan la esperanza de vida eterna. “Cualquiera que oye diga, ‘¡Vengan!’ Y cualquiera que tenga sed venga; que cualquiera que desee tome del agua de la vida gratis.” (Apo. 22:17, NM) Préstele atención a esta invitación y acéptela; entonces usted también podrá aumentar su felicidad por medio de dar este mensaje a otros.
BOLIVIA
Los testigos de Jehová en Bolivia sintieron mucho regocijo al proclamar las buenas nuevas del Reino durante el año pasado. Ellos estuvieron diciendo a los presos salid, y muchos salieron. Usted observará, al leer su informe, que su promedio de 100 publicadores fué el más alto que jamás han tenido. Su promedio para el año previo fué de 68. El número máximo de publicadores fué de 114. Bolivia es un país de revoluciones, pero éstas no perturban a los testigos de Jehová. Ellos solamente siguen adelante predicando. Hay mucho territorio aislado en Bolivia, debido al hecho de que no hay muchos publicadores. Sin embargo, aun este territorio se trabajó por los pocos publicadores de ese país, y el siervo de sucursal nos cuenta algunas experiencias interesantes en este respecto.
“Bastante trabajo se hizo en territorio aislado durante el año, con muy buenos resultados. Durante las vacaciones dos hermanos nativos fueron a testificar a los residentes y trabajadores de una mina de estaño a unas pocas horas en camión desde La Paz, sin que ninguno de los dos supiera que el otro iba para allá. Se llenaron de alegría y sorpresa al encontrarse después que empezaron a trabajar, y entonces trabajaron juntos. Sin embargo, colocaron toda su literatura esa mañana, lo cual fué más pronto de lo que esperaban, y cuando regresaron y contaron su experiencia exhortaron a todos los hermanos a llevar cajas de literatura consigo si llegaran a tener unas vacaciones similares.
“Un misionero de Oruro y otro de Cochabamba hicieron un viaje a través de las selvas de Bolivia en las partes orientales y tuvieron la experiencia de su vida con el jefe de policía de una pequeña población, que después de preguntarles qué hacían allí, ofreció ayudar a distribuir la literatura. Por el resto del día la estación de policía fué el centro de distribución de literatura para la población y muchos que vinieron de las colonias y fincas locales tomaron algo para leer. Un señor se llevó 30 revistas para distribuirlas entre sus vecinos.
“Durante dos domingos consecutivos publicadores de compañía y graduados de Galaad de La Paz visitaron y trabajaron la ciudad de Viacha, a unas ocho o diez millas de distancia de La Paz. Una gran cantidad de libros fué colocada el primer domingo y se hicieron arreglos para dar un discurso público en el cine local el siguiente domingo. Cuando se dió el discurso el cine se llenó con 120 personas, lo cual fué mucho más de lo que esperábamos. Todos nos regocijamos mucho y para las “ovejas” recién interesadas, quienes fueron con nosotros por primera vez, esto fué un verdadero placer.
“En agosto tres misioneros graduados de Galaad de La Paz hicieron un viaje de recreo a las ciudades de Villazón, Tarija, Sucre y Potosí, llevando consigo más de 300 libros y Biblias. En poco tiempo durante el primer día en Villazón los tres colocaron alrededor de 100 libros y tuvieron que pedir que la oficina de la sucursal les enviara más libros a Sucre y Potosí, porque sabían que los necesitarían cuando fueran allí. Ellos gozaron de unas vacaciones muy placenteras, colocando alrededor de 850 libros en los cuatro lugares y enviando una gran cantidad de nombres de personas a las cuales la oficina de la sucursal seguirá atendiendo mediante cartas y copias de la revista La Atalaya.
“Es un verdadero privilegio poder ayudar a las personas de buena voluntad a llegar a conocer acerca de los maravillosos propósitos de Jehová, y luego verlas mostrar su aprecio mediante servicio activo. Sabemos que hay mucho trabajo por hacerse en Bolivia, y con él hay muchas, muchas bendiciones en reserva para los que se dedican diligentemente al servicio de Jehová.”
COLOMBIA
Como decía el texto del año: “Decir a los presos: Salid,” y nuestros hermanos en Colombia están haciendo precisamente eso. El país de Colombia está pasando por tiempos difíciles. Hay muchos sin empleo, los precios de los alimentos andan por las nubes y hay frecuentes disturbios políticos. Hay supresión de libertad personal y especialmente persecución de protestantes. Esto, por supuesto, se debe al hecho de que los católicos han conseguido gran parte en el dominio del gobierno. Pero a pesar de estas condiciones, los testigos de Jehová están avanzando en su obra de decir a los presos: “Salid.” Su informe es muy animador, porque este año tuvieron un promedio de 281 obreros en el campo todos los meses, en comparación con 218 el año anterior, o sea un aumento de 29 por ciento. Su número máximo de publicadores ha ascendido hasta 338, de modo que tienen excelentes perspectivas de aumentar su promedio general para el próximo año. El siervo de sucursal nos da algunos datos muy interesantes acerca del país y de lo que ha sucedido durante los pasados doce meses, lo cual regocijará a los lectores.
“Con gusto anunciamos que durante el año, y a pesar de las condiciones aquí, Jehová ha dado el aumento. Se formaron dos nuevas compañías, 114 nuevos testigos fueron bautizados; y un buen aumento general se ve en las actividades del servicio, incluyendo un aumento de 29 por ciento en el promedio de publicadores. El celo de los publicadores locales se revela por las siguientes experiencias.
“Un hermano, ansioso de participar en el trabajo de territorio aislado, se fué en una barca de río a visitar un pueblo en las márgenes del famoso río Magdalena que nunca antes había sido visitado. Al llegar a este pueblo de 12,000 habitantes, el hermano alegremente predicó desde temprano por la mañana hasta por la tarde con una excelente acogida. Repentinamente un hombre que traía una gran bolsa se le acercó, preguntándole si era uno de los testigos de Jehová. Al recibir respuesta en la afirmativa abrió con orgullo la bolsa y mostró dos de nuestras publicaciones, sucias por el mucho uso. Declaró: ‘He leído estos libros muchas veces y yo sé que ésta es la verdad. Por eso al ir de ciudad en ciudad he estado mostrando estos libros a la gente y anunciándole que los testigos de Jehová pronto los visitarán, ya que éste es el tiempo del fin del mundo y así fué predicho. Le he estado diciendo a la gente que ellos deben recibirlos bien a ustedes y comprar sus libros.’ Él procedió a dar un buen testimonio a todos aquellos que se habían reunido junto a él. Entonces invitó al hermano a comer en la casa donde se quedaba, y allí platicaron y estudiaron hasta después de la medianoche. Al día siguiente este señor interesado en la verdad obtuvo una buena cantidad de literatura para distribuirla y fielmente siguió su camino, esperando, por supuesto, ver a este testigo de nuevo algún día. El testigo entonces regresó a Barranquilla sintiéndose feliz y bien recompensado por su viaje.
“El siervo de la compañía de Bogotá, la capital, escribe esto: Varios meses de estudio en ‘Sea Dios Veraz’ convencieron a una pareja de mediana edad de que ésta es la verdad. Aun cuando la situación económica los obligó a mudarse a una población a sesenta millas de Bogotá, ellos no quisieron irse hasta que les aseguráramos que alguien sería enviado a visitarlos y bautizarlos. Un mes más tarde alquilamos una nueva camioneta Ford y a las 6 horas de un domingo salimos en un viaje de tres horas y media, montaña abajo, desde el frío Bogotá hasta el tropical Tocaima. Al llegar encontramos un cuarto grande lleno de sillas y bancas. Parecía que la pareja no había permanecido inactiva. Entre las personas interesadas con quienes se estableció contacto estuvo un carpintero que prestó tablones largos para las bancas. Sesenta y una personas escucharon el discurso bautismal del siervo de circuito y luego observaron la inmersión de nueve hermanos nuevos en el río veloz a unas cuantas millas de la aldea. La actividad postbautismal incluyó un almuerzo sobre las peñas al lado del río y luego dos horas de predicación de puerta en puerta en la aldea con los ministros recién bautizados a la vanguardia. Desde entonces nuestros hermanos se han mudado de nuevo, esta vez a una ciudad a 200 millas más lejos de Bogotá. Una carta acabada de recibir nos dice que el carpintero interesado necesita literatura para trabajar y que ellos, en el nuevo territorio, esperan ponerse en contacto con la hermana precursora que se halla cerca de allí y comenzar una compañía pequeña. Produce gozo en nuestro corazón ver a los que se dan cuenta de sus responsabilidades y luego hacen algo acerca de ellas.
“Los hermanos colombianos quieren que todo el mundo sepa que ellos no están desanimados por las condiciones locales. Por lo contrario, ellos, también, verdaderamente son optimistas mientras que avanzan en la lucha por la libertad y la madurez. Estamos determinados a continuar trabajando concienzudamente junto a nuestros hermanos durante el año venidero.”