Preguntas de los lectores
● La respuesta en la página 351 de La Atalaya del 1 de junio dió a entender a algunos que las relaciones sexuales sin tener hijos son incorrectas. ¿Es ésa la impresión que esta respuesta se propone dar?—H. M., Nueva Jersey.
No, ése no es el punto que se trató de establecer, como muestran las circunstancias que se discuten. La pregunta implicaba la práctica de parejas comprometidas en Escandinavia de tener relaciones sexuales antes del matrimonio, y teniendo eso presente en la respuesta se declaró: “El propósito de esas relaciones sexuales no podría ser el propósito del matrimonio verdadero, a saber, el dar a luz hijos, pues de otra manera deberíamos presenciar que les nacieran hijos a dichas parejas durante su compromiso, especialmente en el caso de compromisos largos, y antes de que se efectúe el acto legal.” Dichas personas no podrían pensar en tener hijos cuando tienen relaciones, como una pareja casada pudiera pensarlo. La pareja comprometida temería la preñez porque traería vergüenza sobre ellos y el rótulo de ilegitimidad sobre su prole. Su temor brota de un sentimiento de culpa, lo que indica que ellos saben que en realidad no tienen el derecho a relaciones sexuales, puesto que no están casados. El que les naciera un niño haría pública esta transgresión.
Las personas casadas correctamente no temerían el tener hijos por dichas razones, aunque pudieran abstenerse de tenerlos por otras razones, y hacer esto con una conciencia limpia. Pudieran abstenerse por consideración a la delicadez de la esposa cuya vida pudiera ponerse en peligro por el parto. Razones económicas pudieran disuadirlas. Algunas parejas pudieran abstenerse de tener hijos ahora para poder permanecer en un puesto o privilegio de servicio que exige mucho de su tiempo. En cuanto a la validez de éstas u otras razones en el caso de parejas individuales no intentamos decidir; es asunto de cada pareja saber sus razones, saber si son de tal validez como para dejarlas con una conciencia limpia, y asumir la responsabilidad por su decisión delante de Jehová Dios. En breve, la posición de la Sociedad Watch Tówer sigue siendo la misma como cuando la expresó hace más de dos años. Para el provecho de los no informados sobre esa respuesta, citamos el primer párrafo de ella:
“No estamos autorizados ni por la ley del país ni por la Palabra de Dios para aconsejar sobre contraceptivos. La responsabilidad por su uso debe descansar con los que deciden de acuerdo con su conciencia que pueden usarlos, y su justo juicio debe descansar con el Dios a quien ellos sirven, y no con nosotros. Si matrimonios en la verdad desean tener hijos o no, es cosa que ellos deben decidir, no nosotros. Cada matrimonio debe considerar sus propias circunstancias y sus propios propósitos en mira, y decidir el asunto y adoptar un curso y luego tomar la responsabilidad ante Dios por tal curso y sus consecuencias. Pero inequívocamente sostenemos que el propósito del matrimonio ante Dios es la producción de hijos, y por esto si cualesquier matrimonios quieren hijos ahora, antes del Armagedón, eso es perfectamente correcto y nadie debe criticarlos por hacerlo así, de tal modo metiéndose en sus asuntos. Tampoco nadie debe ser criticado por no tener hijos, ni debemos entremeternos en cuanto a su razón por no tenerlos. Asuntos maritales privados no les atañen a los entremetidos.”—La Atalaya del 15 de julio de 1951, página 447.
● En esta sección de La Atalaya del 15 de marzo de 1953, se declaró: “El cónyuge fiel no discutiría religión con el apóstata o expulsado y no lo acompañaría a su lugar de asociación religiosa ni participaría en las reuniones con el tal.” ¿Quiere decir eso que si el hombre de la casa es expulsado, pero asiste a las reuniones en el Salón del Reino, los miembros fieles de la familia no pueden viajar con él en el automóvil de la familia cuando él sale para el salón?—0. G., Kansas.
No, ése no era el punto que La Atalaya estaba exponiendo. Dijo que los miembros de la familia ‘no lo acompañarían a su lugar de asociación religiosa ni participarían en las reuniones con el tal’. Puesto que el expulsado ya no es un participante en las reuniones en el Salón del Reino, y puesto que ya no es su lugar legítimo de asociación religiosa, habiendo sido desconectado de la asociación por expulsión, y asiste al Salón del Reino ahora no por invitación o bienvenida sino por su intrusión no deseada, La Atalaya no se estaba refiriendo a venir a las reuniones del Salón del Reino cuando habló de no acompañarle a su lugar de asociación religiosa. Quiso decir que el fiel no acompañaría al expulsado a otro grupo religioso con el cual el expulsado pudiera asociarse y en cuyas reuniones pudiera participar. Está bien que los miembros fieles de la familia viajen con el expulsado en un automóvil con rumbo al Salón del Reino, pero al llegar al salón los fieles no deben sentarse o asociarse con el expulsado, sino volver a unirse a él sólo cuando salgan para casa.