“Santos horrores” y “chucherías pías”
● La venta de objetos religiosos a los devotos y piadosos ha llegado a ser un negocio sumamente lucrativo. Hay sujetapapeles de San Cristóbal para su dinero, llaveros y cadenas de San Antonio, “resonadores de rosarios,” cuentas que contienen agua de una supuesta fuente milagrosa, y hasta crucifijos que brillan en la oscuridad. Unas cuantas autoridades católicas han tenido suficiente denuedo como para declararse abiertamente y admitir que la venta de objetos religiosos es una “buena estafa.” Recientemente el arzobispo Ricardo J. Cushing, en un discurso que se difundió por la radio, amonestó con firmeza contra el comprar “santos horrores.” Siguió e incluyó en su lista de “chucherías pías” y “basura pía” tales artículos como “cruces que brillan en la oscuridad, cuadros religiosos con ojos que siguen a uno dondequiera que vaya en el cuarto, agua de una boca de riego bendita, frascos de milagrosos aceites de unción.” El arzobispo añadió: “Es un insulto a la inteligencia de ustedes; es dinero gastado en santos horrores. Estas cosas hacen que la devoción católica se convierta en algo de poca importancia y estimulan la superstición.”—El Standard-Times de New Bedford, Massachusetts, el 23 de marzo ele 1954.