La actividad ministerial de los testigos de Jehová
Informe tomado del “Yearbook” para 1957 (en inglés)
CHILE
El país de Chile es una larga faja angosta en el lado del Pacífico de la América del Sur. Hace algunos años la obra estaba concentrada en Santiago y desde allí se extendía a pequeños pueblos cercanos. Pero hoy los testigos de Jehová han llegado a ambos extremos de este país, desde el del norte hasta el del sur, predicando las buenas nuevas. En los dos años pasados la Sociedad ha hecho esfuerzos especiales para distribuir a los cincuenta y siete misioneros por todo el país, con la mira de organizar nuevas congregaciones. Hoy día hay treinta y una congregaciones esparcidas a lo largo de este país costero y la obra está aumentando muy bien. Durante el año pasado la obra se abrió paso en muchas nuevas ciudades y se ha informado un excelente aumento. No sólo los misioneros han llevado la obra de predicación de las buenas nuevas hasta todo rincón del país, sino que los precursores especiales han ayudado en esto, y el ver la gran expansión nos causa alegría. El siervo de sucursal nos hizo un informe muy interesante y se presenta a continuación algo de lo que él relató.
“La actividad misionera de la sociedad del nuevo mundo se está efectuando desde el puerto libre de Arica en el norte árido hasta la muy lejana ciudad más meridional del mundo, Punta Arenas, en el Estrecho de Magallanes, donde los días se alargan hasta diecisiete horas en el verano. Al viajar los 4,210 kilómetros a través de esta faja de tierra de apariencia de cinta con sus 6,000,000 de habitantes uno se da cuenta de algo que tal vez no haya conocido antes: que el área de Chile es mayor que la de cualquier país europeo, con la excepción de Rusia. El trabajar territorio aislado en Chile generalmente significa irse allá a vivir, ya que el viajar es demasiado costoso y la distancia demasiado grande para que los publicadores lo alcancen desde sus propias congregaciones.
“El dejar atrás a amigos a quienes uno ha ayudado a crecer en servicio cristiano desde la infancia espiritual hasta la madurez no siempre le es fácil al misionero; a veces los que se dejan atrás parecen sentirse abandonados cuando llega el momento de despedirse de los que eran sus instructores bíblicos. Pero así como Jesús se apartó de sus once fieles discípulos después de haberlos entrenado bien, del mismo modo hoy día el misionero puede esperar que estos nuevos publicadores del Reino sigan progresando mientras él hace como los apóstoles hicieron y avanza a obras aún mayores que las de antes, con la ayuda de Jehová por medio de su fuerza activa. Aunque el número de publicadores disminuyó en algunas congregaciones cuando se fueron los misioneros, los fieles en cambio mostraron más madurez mejorando sus promedios en la actividad de predicar el Reino. La manera en que han obrado para cuidar de más responsabilidades de congregación se aprecia grandemente. Al llenar los puestos de responsabilidad en las congregaciones, han hecho posible el avance mayor y más rápido de ministros de tiempo cabal a territorios aislados.
“La película ‘La Sociedad del Nuevo Mundo en Acción’ se ha usado extensamente. Para cierta exhibición en una ciudad aislada sólo se invitó a las personas a quienes los siervos de circuito habían visitado, debido a la falta de espacio. ¡Imagínese el caso; casi todas ellas asistieron!: ¡110 personas! Durante nueve días un siervo de circuito volvió a visitar a estas personas. Muchas le hicieron la mismísima pregunta: ‘¿Cuándo vamos a tener nosotros un Salón del Reino como el que vimos en la película?’ ¿Podría usted imaginarse el tomar treinta suscripciones nuevas y treinta y dos renuevos en sólo nueve días? El siervo de circuito lo hizo. Él escribió diciendo que más de cincuenta suscriptores le preguntaron acerca de tener estudios bíblicos en sus hogares. Eso pasó en febrero de 1956 y un grupo misionero ya está viviendo allí para cuidar de estas personas interesadas.
“Lo importante que son el estudio de libro de congregación y la escuela de ministerio se demostró por la experiencia animadora de una joven testigo de Jehová de unos quince años de edad. Durante una discusión de clase en la escuela surgió el tema de los cedros del Líbano y el maestro preguntó si alguien en la clase sabía lo que eran. La hermana fué la única que levantó la mano y cuando se le preguntó ella explicó que los cedros se usaron en la construcción del famoso templo de Salomón en Jerusalén. ‘¿Cómo aprendió usted acerca de eso?’ preguntó el maestro. La joven testigo explicó que se efectuaban estudios de la Biblia en su hogar, y eso hizo que se pusieran a hablar de la Biblia. Tanto fué el interés que se manifestó que se le pidió a la hermana que llevara su Biblia a la escuela el día siguiente para contestar las preguntas que tenía el grupo.
“En su casa esa noche ella se preparó, repasando capítulos del libro ‘Sea Dios veraz’ que tratan de los temas ‘Transmitiendo el registro verdadero’ y ‘Satanás el Diablo.’ El día siguiente ella fué a la escuela bien equipada con una versión católica de la Biblia y también una versión protestante. El maestro estaba enfermo, de modo que hubo clase abierta por una hora, durante la cual la hermana fué bombardeada con las preguntas que le hicieron sus venticuatro compañeras escolares. Fueron tantas las preguntas que ella tuvo que volver con las Biblias el día siguiente. El resultado fué un maravilloso testimonio a todos, y en particular dos compañeras mostraron buen interés. Desde entonces una de ellas hasta ha asistido a algunas de las reuniones del Salón del Reino.”
REPÚBLICA DOMINICANA
Los testigos de Jehová que viven en países donde todavía se disfruta de libertad no pueden comprender a pleno el privilegio que tienen. No se aprecia a fondo el privilegio de ir de casa en casa, de no ser molestado, de no ser seguido por la policía y de no tener los nervios en tensión hasta el límite. Durante un período de varios años los testigos de Jehová vivieron en medio de tiempos difíciles en la República Dominicana, pero esto no los hizo ir más despacio. En 1950 cuando se impuso la proscripción a todos los testigos de Jehová y se les prohibió predicar las buenas nuevas había 217 personas en la verdad. Al principio del año de servicio de 1956 había 469. En la mente de los publicadores de la República Dominicana había poca idea de que la obra aumentaría durante ese año en particular mientras todavía estuviese en vigor la proscripción. Pero cada mes la sucursal vió informes que mostraban aumentos, 481 en noviembre, 506 en diciembre y para junio 563 salían en la obra del servicio en el campo. Sí, todo se hacía calladamente, pero los ministros de Dios estaban llevando a cabo estudios de la Biblia y haciendo la obra de dar el testimonio de casa en casa. Entonces al fin del año, como si fuera en recompensa por servicio fiel, ¡se levantó la proscripción! La mejor manera de contar del gozo y la alegría de corazón es citar el informe del siervo de sucursal.
“Los días quince y dieciséis de agosto eran días de fiesta; entonces el viernes el periódico matutino presentó en dos columnas el anuncio de que la obra de los testigos de Jehová había sido declarada legal y que ellos tendrían libertad completa para funcionar en el país. Era increíble, pero allí estaba. El periódico vespertino presentó la misma declaración, o más bien una resolución que abolía la ley anterior que prohibía la obra. Fué interesante observar la reacción de los hermanos, cómo sacaron el mayor provecho del anuncio. Un hermano sacudió el polvo de su maletín, metió en éste una Biblia y libros y con el periódico en una mano saltó a su bicicleta y recorrió el pequeño pueblo donde él vive, diciendo: ‘¡La obra de los testigos de Jehová está libre, la obra está libre!’ Su esposa salió corriendo por la puerta trasera gritando la misma cosa a los vecinos. El comentario de otro hermano fué: ‘Voy a casa inmediatamente a desenterrar los libros que tengo enterrados debajo del piso de la sala.’ Otro hermano se puso la bolsa para revistas y buscó una revista antigua y comenzó a visitar a los hermanos y a las personas de buena voluntad. Los hermanos comenzaron a visitarse los unos a los otros, abrazándose, gritando y bailando con regocijo. Muchas personas que no estaban asociadas con los testigos de manera alguna también se alegraron al vernos libres otra vez, y vinieron y nos felicitaron.
“Unos cuantos de entre los hermanos más reservados y algunos misioneros sencillamente no pudieron creer el anuncio y quisieron más prueba de que era verdad. Fué como el caso de Tomás, quien dudó de la resurrección de Jesús. Tomás quería más prueba. El Señor no tomó como motivo de queja en contra de Tomás el que éste quisiera palpar el cuerpo de Jesús como prueba, pero él simplemente perdió el gozo de los otros apóstoles que creyeron sin dudar. Esto no quiso decir tampoco que Tomás fuera menos fiel. Pero él perdió el gozo del momento que nunca puede capturarse de nuevo. La mayoría de los que estamos aquí se alegró sin pedir prueba y fué un tiempo que yo no quisiera olvidar nunca.
“Para el fin de la segunda semana después que se levantó la proscripción se habían nombrado siervos, un Salón del Reino estaba funcionando aquí en la capital, y en otras partes los hermanos se estaban reuniendo provisionalmente en patios o en terrados. El segundo domingo después de levantada la proscripción se reunieron 234 hermanos en la capital en tres grupos. Un grupo se reunió en su Salón del Reino, otro que se componía de más de cien personas se reunió en el terrado de una casa de apartamientos y el tercero en el patio trasero del hogar de un hermano. Naturalmente, todo el mundo estaba emocionado y rebosando de gracias a Jehová por habernos libertado de la condición esclavizada en que habíamos estado bajo la proscripción. Nos alegramos de que el gobierno considerara conveniente permitirnos operar con libertad otra vez.
“Cuando se impuso la proscripción a la obra en 1950 teníamos 217 publicadores y un mes más tarde bajamos a 133, pero así como pasó con los israelitas en Egipto, aumentamos después. En 1956 alcanzamos el número máximo de 563 bajo la proscripción y esperamos encontrar a muchas más personas de buena voluntad, ahora que la obra se puede hacer abiertamente. Si los funcionarios siguen con su actitud amistosa hacia la obra, estoy seguro de que el Señor los bendecirá a ellos también con paz y prosperidad en la búsqueda del Reino y sus bendiciones.
“Es tiempo de arremangarnos y poner manos a la obra. Todos los hermanos aquí quieren que los hermanos del resto del mundo sepan que estamos agradecidos al Señor por sus bendiciones y nuestros privilegios y que hombro a hombro con todos ustedes servimos a Jehová.”